Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Etnografía
Introducción
La señora Sonia nos contó sobre un suceso que le tocó vivenciar y que resultó ser muy
significativo para su vida.
Habló acerca de una inundación que ocurrió hace muchos años atrás en Valparaíso en el
Cerro Cordillera producto de un temporal, menciona que se encontraba con su hija y con una
compañera de colegio de esta última, que aún nadie había ido a buscar. Es por esto que
decidió llevársela, la lluvia era muy intensa y le preocupaba dejar a la pequeña sola. Nos
contó que prefirió ir ella misma a dejarla su casa pero que al llegar no había nadie en el lugar.
Pese a que esperó por mucho tiempo no habían respuestas y para cuando al fin llegó un
familiar a la casa, las calles estaban completamente inseguras e inundadas.
El problema es que cuando retornó a su hogar, quedó “atrapada” con el agua hasta las
rodillas por mucho tiempo mientras el agua de la lluvia corría como un río por las calles.
Quedó inmovilizada producto del miedo a avanzar y resbalar cayendo calle abajo.
Esperó y “suplicó al cielo” que apareciera alguien, hasta que se encontró con un caballero,
“un choro del puerto”, según dijo, que logró divisar moviéndose valientemente por la calle.
Fue él quién la ayudó a cruzar hacia un lugar donde podría pasar locomoción, luego de
haberse quedado empapada e impotente por largo tiempo. A pesar de éste insistirle en que
“bajara al plan” porque en el cerro no iba a encontrar ayuda, Sonia insistió en que no podía
irse a ninguna otra parte que su casa. Le agradeció y le insistió al hombre en que “se fuera
para su casa no más” porque andaba desabrigado y se iba a resfriar.
Posterior a eso, el caballero la dejó en la esquina de una vereda y, debido al agua, la
locomoción era nula, ya que posiblemente se encontraba desviada.
Se estaba haciendo oscuro, la desesperación que sintió, nos contó, fue muy grande puesto
que tenía a su hija en la casa sola, cosa que fue necesaria para poder venir a dejar a su
compañerita sin exponerla, y ante lo que, nos aseguró, no se arrepentía.
Después de angustiosos minutos, logró ver a lo lejos a una mujer, y de un momento a otro
apareció un auto que bajaba a duras penas. Sin haberse puesto de acuerdo con ella, pero de
manera cómplice, hicieron parar el auto que pasaba, corriendo a duras penas para quedar en
frente del vehículo y evitar que este bajara ignorándolas. Dice que de milagro ninguna se
cayó.
Finalmente, cuando se subieron al auto, se dieron cuenta de que vivían en lugares muy
cercanos dentro del mismo cerro. Ambas fueron llevadas sin problema, así llegando cerca de
sus respectivos hogares a salvo.
Cuenta que, “gracias a Dios” cuando llegó a su casa, estaba la luz cortada, pero su hija no
se encontraba sola. Coincidentemente, su hermano había pasado a su casa al no haber podido
irse a la suya, debido a la lluvia y la inundación que lo dejaron sin locomoción. Para su
tranquilidad, ambos se encontraban tomando once. (comunicación personal, 31 de enero de
2019).
Esta historia resulta muy significativa para ella, la angustia que sintió fue mayor, y el
hacerse cargo de las niñas en un contexto que le jugaba en contra es algo que aún recuerda.
De alguna manera, según dijo, comprendió que existen circunstancias en las que hay cosas
que “si no haces tú, no las hace nadie”. (Sonia, comunicación personal, 31 de enero de 2019)
Destaca la gratitud que sintió por la gente que se le presentó en el camino, y suponemos que
el pensar que hay quienes están completamente solos y que no exista la persona que los ayude
es algo que le conmovió profundamente.
Quisimos preguntar respecto al motivo específico por el cual decidió unirse al Comedor
421, sin embargo, a pesar de habernos confiado una historia sumamente personal, cabe
destacar que esto sucedió en un contexto en el cual nos encontrábamos casi la totalidad del
grupo de trabajo en un contexto de “once”, estando presentes los miembros más antiguos con
quienes ella ha compartido y gracias a quienes se debió haber sentido en confianza.
Posteriormente, únicamente compartimos instancias muy breves fuera del contexto de las
labores que nos correspondía realizar.
Ante esto, y considerando que no se dieron nuevas oportunidades de poder hablar más
profundamente con ella, pudimos desprender que probablemente esta fue una de las
instancias que contribuyeron a que la señora Sonia haya decidido formar parte de esta
organización, aunque naturalmente existe la gran posibilidad de que hayan otras que
desconocemos.
Creemos que su historia personal dentro del mismo espacio territorial (Valparaíso), en
conjunto con su participación religiosa dan sentido al trabajo voluntario que Sonia desempeña
al menos dos veces a la semana.
La sensación de que nos deja y que pretendemos plasmar en este trabajo, es que su
trayectoria de vida, de alguna forma la ha llevado hasta el lugar “mental” o de consciencia
desde el cual aporta a la sociedad con su contribución en el comedor solidario, ya que como
mencionan Cornejo, Mendoza & Rojas (2008) “en ciencias sociales, la utilización del relato
de vida ha mostrado importantes desarrollos, permitiendo articular significados subjetivos de
experiencias y prácticas sociales.”
Conclusiones
A modo de conclusión de este trabajo, resulta necesario señalar que existieron grandes
expectativas respecto a la información que esperábamos adquirir a partir de los relatos de lxs
voluntarixs. Sin embargo, a pesar de que no pudimos entablar conversaciones muy largas ni
tan fuera del contexto de trabajo debido a la formalidad entre nosotras como observadoras y
lxs voluntarixs del grupo en los encuentros, la fluida relación entre ellxs mismxs permitió que
pudiésemos aprender un poco sobre cada unx, especialmente de Sonia, quien al parecer no se
sintió incomodada de referirse a su historia de vida en nuestra presencia, hecho que nos honra
y ante lo cual nos sentimos agradecidas.
Sin duda su relato permitió hacernos una idea de la manera en que su operar como actora
social responde a elementos presentes en su personalidad que se han manifestado a lo largo
de su transcurso vital, muy posiblemente siendo el evento relatado uno de tantos momentos
cruciales que han forjado su carácter. Las constantes referencias religiosas hacen que su
participación en una organización predominantemente católica cobre un sentido lógico, al
igual que el haber vivido hace años en los cerros de Valparaíso concuerda con su
colaboración al bienestar de las personas más desfavorecidas del sector.
Creemos sin embargo, que la inquietud que sentíamos al comienzo de esta investigación
aún no está completamente satisfecha, puesto que hubiese sido interesante el poder haber
conocido en mayor profundidad las motivaciones y la percepción del trabajo realizado por la
señora Sonia, su visión del mundo y sus ideales, al igual que del resto del equipo de
voluntarixs.
Creemos que el haber podido lograr mayor cercanía y fluidez en la comunicación con la
organización y sus miembros hubiese sido una experiencia aún más enriquecedora de lo que
ya fue, habiendo podido así dar paso a encuentros más coloquiales y proclives para el
diálogo. Es por esto que esperamos volver a participar de instancias similares con el Comedor
421 o con alguna otra agrupación, con la esperanza de ahondar más en los relatos de las
personas que nos resultaron de gran interés debido a la admiración que despertaron en
nosotras, como en este caso resultó ser la extraordinaria mujer de delantal verde con blanco:
Sonia.
Anexos
Cornejo, Marcela, Mendoza, Francisca, & Rojas, Rodrigo C. (2008). La Investigación con
Relatos de Vida: Pistas y Opciones del Diseño Metodológico. Psykhe (Santiago), 17(1), 29-
39.
Montero, Maritza (2006) Hacer para transformar. El método en la psicología comunitaria.
Editorial Paidós. Buenos Aires.