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OLLANTAY- DRAMA INCA

GUION

PERSONAJES

Pachacutec- Inca
Cusi Ccoyllur- princesa, hija de Pachacutec
Tupac Yupanqui- Principe hijo de Pachacutec
INTRODUCCIÓN
La obra Ollantay se ha posicionado como uno de los grandes clásicos del teatro peruano
a lo largo del tiempo. Siendo representado en muchas ocasiones y manteniendo latente el
pasado incaico que baña las venas del Perú. Siendo hallado por primera vez en el siglo
XVIII, es una obra que se enmarca, por su texto y estructura, al teatro español, a pesar de
que la trama aborde un pasaje en la historia del imperio Inca. Bienvenidos a Cultura de
Ocio, hoy presentaremos la obra: OLLANTAY.
RESUMEN
El drama “Ollantay” cuenta la desventura amorosa entre Cusi Coyllur, princesa inca hija
de Pachacutec, y Ollanta, guerrero de gran fama y valor. Su amor se verá lastimado por
la enorme brecha social que existe entre ambos, ya que era inaudito para el Inca que un
plebeyo pudiera contraer nupcias con una de sus hijas. Ollanta, quien había participado
en muchas guerras y había conseguido el favoritismo del Inca, decide, después de
pensarlo mucho, de vivir intranquilo por el deseo que siente hacia Cusi Coyllur y de
haberle confesado sus deseos a Piqui Chaqui, su criado, y a Huillca huma, viejo sacerdote,
hacerle frente al Inca y pedirle su consentimiento para cortejar y formar una familia con
CUsy Coyllur. El inca, encolerizado por el tamaño de tremenda afrenta, lo expulsa de su
presencia y decide reprenderlo por tal insinuación, además, priva a su hija de la libertad,
encerrándola en un calabozo y MANTENIENDOLA alejada de Ollanta, de quien estaba
perdidamente enamorada. Con el alma partida por la furia y la impotencia, Ollanta decide
organizar una rebelión en contra del Inca y aliarse con el pueblo del Anti Suyu, quien está
liderado por el general Orcco Huarancca. Recibe la bienvenida clamorosa del pueblo anti
y la bendición del anciano Ancco-Allu- Auqui. Pasan cerca de diez intensos años, donde
se llevan a cabo muchas batallas y vanos intentos del inca Pachacutec por apresar a
Ollantay. Ha enviado a su general, Rumi Ñahui, para que lo aprese, pero la sagacidad de
Ollantay es más grande y siempre consigue burlarlo. En todo ese tiempo ha crecido entre
los palacios del inca la pequeña Ima Sumac, niña de gran belleza, e hija de Ollanta y Cusi
Couyllur, es custodiada por su nodriza Pitu Salla, quien debe cuidar por ella y enseñarle
todo lo necesario para que pueda valerse por sí sola. La niña, en una de las tantas noches
que pasaba en el palacio, escuchó el llanto desconsolado que crecía en el campo. Llena
de curiosidad deseaba saber quién era la persona que sufría tanto y cuál era el motivo de
su desdicha. Le pregunta a Pitu Salla, y ella, con el mayor sigilo posible, decide enseñarle
el lugar. Descubriendo de esta forma la prisión de Cusi Couyllur, la madre de Ima Sumac
y amante de Ollanta.. Madre e hija se alegran después de encontrarse e Ima Sumac le
promete que pronto la sacará de ahí.
El Inca Pachacutec había muerto después de diez años de rebelión y deja como heredero
a Túpac Yupanqui, quien desea apresar a Ollanta para que su gobierno futuro no sea vea
enturbiado. Es así que solicita a Rumi Ñahui que haga todo lo posible por recuperar el
dominio del Anti-Suyu y de derrotar a Ollanta. De esta forma, Rumi Ñahui piensa en una
estrategia y se acerca a la fortaleza que había construido Ollanta, pidiendo ayuda y
haciéndose pasar por una víctima del gobierno tiránico y abusador del Inca Túpac
Yupanqui. Ollanta se había nombrado Inca de ese lugar y es así que ambos organizan la
celebración al sol y, por consejo de Rumi, Ollanta aplaza la fiesta tres días. Todo esto
para tener éxito en su emboscada, ya que un grupo numeroso de soldados, que lo
acompañaron hasta la fortaleza, esperaban el momento en el que estuvieran totalmente
adormecidos por la fiesta para atacar. Ollanta, Orcco huarancca y Ancco allu son
derrotados, apresados y llevados a presencia del inca Túpac Yupanqui para así recibir su
castigo por traición. El inca, después de encararlos por los crímenes que habían realizado,
manda a matarlos, para vengar toda la sangre que habían derramado. Y ya, en el último
momento, decide perdonarlos, dando muestra de su enorme bondad y de su corazón
compasivo. Además, otorgó el poder del Anti Suyu a Orcco Huaranca y deja a Ollanta en
el poder del Cuzco, para que cumpla las funciones del Inca. De pronto, la pequeña Ima
Sumac llega para interrumpir al inca y, haciéndose paso entre gritos, solicita ayuda para
salvar a su madre, quien vive encerrada y cuya salud peligra gravemente. Túpac Yupanqui
y Ollanta se muestran preocupados y deciden ir para salvar a la mujer. Ya en el lugar el
Inca se entera de que su padre, Pachacutec, había mandado a encarcelar a su hermana
Cusi Coyllur, confinándola en esa prisión durante casi diez años. Seguidamente Ollanta
también la reconoce, a pesar de que dudaba y creía firmemente que estaba muerta. El
reecuentro de la familia entera está marcado por la emoción y la esperanza de tener por
fin un futuro prometedor.
CRÍTICA
Para poder entender a cabalidad el drama Ollantay, hay que tener en cuenta el contexto
histórico en el que apareció. El pasado del pueblo peruano se funde entre las costumbres
de incas y españales, entre coquistados y conquistadores. Por tal razón, es importante
conocer la enorme labor evangelizadora que realizó la iglesia católica en el virreinato
peruano. Siendo uno de los más llamativos el llamado “teatro misionero”, el cual, a través
de representaciones, tenían por objetivo facilitar a la población indígena el acercamiento
a la religión católica. Ollantay carece de un autor reconocido, siendo considerado
anonimo. A pesar de ello se tienen datos de que su primera versión es de 1768 y estuvo a
cargo del padre Antonio Valdez. Esta hipótesis es defendida por Raul Porras Barrenechea.
Ya en un primero momento el Inca Garcilaso, con una maestría narrativa, había
incorporado la historia inca a la literatura nacional, creando un refugio en sus letras para
todos aquellos desposeídos de sus orígenes por la conquista. Esta nostalgia por el pasado,
libre de injusticias y abusos, irá creciendo hasta desembocar de forma estrepitosa en las
rebeliones que marcaron el siglo XVIII y que buscaron instaurar la utopía andina, la cual
consiste en enfatizar la armonía del orden prehispánico, un retorno del pasado y una visión
profetica con la llegada de una nueva restauración. Es en esta nostalgia que se enmarca el
valor de Ollantay, ya que su historia trae de vuelta un pasado anhelado, y remarca las
viejas tradiciones incas. El valor más grande de la obra es la JUSTICIA, ya que con su
final incluso nos demuestra la armonía del perdón y la indulgencia y de cómo ellas son
preferibles en todo gobierno, realizando una comparación crítica entre el gobierno de los
Incas y la monarquía española.
Ollantay es una gran obra que toda persona debería leer o apreciar por lo menos una vez
en su vida, y llenarse de su mensaje cargado de reflexiones sobre el poder y las
responsabilidades, sobre la justicia y sobre un pasado que no debemos olvidar.

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