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Testamento

Artículo principal: Testamento de Pío XII

Su testamento fue publicado inmediatamente después de su muerte.

Controversias sobre su pontificado

Véase también: Nazismo y religión

En lo referente al análisis historiográfico acerca de la conducta del papa Pío XII durante la
Segunda Guerra Mundial y en lo concerniente al pueblo judío y la Shoá, se pueden reconocer
tres períodos claramente distintos: una primera etapa, que va desde 1945 hasta 1963, en la
cual la comunidad internacional tenía una imagen positiva del papel de Pacelli respecto a su
intervención en favor del pueblo judío; una segunda etapa, que se extiende desde 1963 hasta
entrado el siglo XXI, en la que predomina una visión de Pacelli como aliado de los nazis, una
tesis abonada por Rolf Hochhuth, Daniel Goldhagen, John Cornwell, Sergio Minerbi y otros; y
una tercera etapa, en la que historiadores como Martin Gilbert, Ronald J. Rychlak y David Dalin
vuelven a presentar una imagen positiva del pontífice.

Durante los años posteriores al final del conflicto, la opinión acerca del papel que jugó Pío XII
durante la guerra era por demás favorable y laudatoria. Se pueden citar las opiniones —ya
expuestas en las secciones anteriores de este mismo artículo— de Isaac Herzog, Giuseppe
Nathan, Leo Kubowitzki, Golda Meir, Dwight D. Eisenhower, Eugenio Zolli y Albert Einstein,
entre otros.

Einstein dijo:40

Siendo un amante de la libertad, cuando llegó la revolución a Alemania miré con confianza a
las universidades sabiendo que siempre se habían vanagloriado de su devoción por la causa de
la verdad. Pero las universidades fueron acalladas. Entonces miré a los grandes editores de
periódicos que en ardientes editoriales proclamaban su amor por la libertad. Pero también
ellos, como las universidades, fueron reducidos al silencio, ahogados a la vuelta de pocas
semanas. Sólo la Iglesia permaneció de pie y firme para hacer frente a las campañas de Hitler
para suprimir la verdad. Antes no había sentido ningún interés personal en la Iglesia, pero
ahora siento por ella un gran afecto y admiración, porque sólo la Iglesia ha tenido la valentía y
la obstinación de sostener la verdad intelectual y la libertad moral. Debo confesar que lo que
antes despreciaba ahora lo alabo incondicionalmente.

Time, 23 de diciembre de 1940

El agradecimiento a Pío XII de la comunidad judía de Roma quedó inmortalizado en una placa
que se puede ver en el Museo Histórico de la Liberación de Roma.41

El editorial del New York Times en 25 de diciembre de 1942 decía: "La voz de Pío XII es la única
voz en el silencio y oscuridad que envuelve a Europa esta Navidad... Él es el único gobernante
que queda del continente de Europa que se atreve a hablar en voz alta".42
Peter Gumpel repite lo dicho por la colaboradora de Pío XII, Sor Pascalina Lehnert acerca de lo
que ella escuchó decir al cardenal Pacelli sobre Hitler:

Este hombre está completamente exaltado; todo lo que dice y escribe lleva la marca de su
egocentrismo; este hombre es capaz de pisotear cadáveres y eliminar todo lo que le sea un
obstáculo. No llego a comprender cómo hay tantas personas en Alemania que no lo entienden
y no saben sacar conclusiones de lo que dice o escribe. ¿Quién de éstos al menos se ha leído su
espeluznante Mein Kampf?43

Gumpel revela que Pío XII realizó varios exorcismos a distancia a Hitler. Sor Pascalina Lehnert,
declaró bajo juramento:44

... el cardenal alemán Michael von Faulhaber y otros obispos estaban persuadidos de que
Hitler estaba endemoniado, así que alertaron al Santo Padre, y éste, cuando se empezó la
guerra, no sólo hizo oraciones, sino que recurrió al exorcismo sobre Hitler en su Capilla
privada, presentes nosotras, las religiosas.

El escritor católico Ronald J. Rychlak dice que, después de la guerra, las agencias de
inteligencia soviéticas desprestigiaron intencionadamente a Pío XII como parte de una guerra
encubierta contra la Iglesia.45

El acontecimiento que dio origen a la imagen controvertida del papa respecto a su relación con
el nazismo fue la publicación de la obra de teatro El vicario del alemán Rolf Hochhuth en 1962.
La obra se basó en documentación fraguada y provista por la KGB, que se proponía minar la
autoridad del Vaticano.46 A esta teoría adhiere el historiador británico sir Martin Gilbert,
biógrafo oficial de Winston Churchill y experto en historia del pueblo judío.47

El filósofo Bernard-Henri Lévy recuerda que Hochhuth "es también un conocido negacionista,
condenado varias veces como tal", y recordó una entrevista suya, publicada en un semanario
alemán de extrema derecha, "en la que defendía a David Irving, que niega la existencia de las
cámaras de gas".48

En su libro The Pontiff in Winter (2005), John Cornwell tiene una mirada más piadosa sobre
Pacelli y su silencio, diciendo que el papa no tenía mucho margen de acción bajo la dictadura
de Mussolini y la posterior ocupación nazi, aunque sigue señalando que Pío XII no habló al
concluir la guerra.49

La posición del Estado de Israel se puede sintetizar en lo escrito en el monumento del Yad
Vashem:

Cuando fue elegido Papa en 1939, archivó una carta contra el racismo y el antisemitismo que
su predecesor había preparado. Aún tras la llegada al Vaticano de informes sobre el asesinato
de judíos, el Papa no llevó a cabo ninguna protesta ni verbal ni por escrito. En diciembre de
1942, se abstuvo de firmar una declaración de los Aliados que condenaba la exterminación de
Judíos. Cuando los judíos fueron deportados de Roma a Aushwitz, el Papa tampoco intervino.
El Papa mantuvo su posición neutral durante la Guerra, con la excepción de algunas
apelaciones a los dignatarios de Hungría y Eslovaquia al final de la guerra. Su silencio y la falta
de una guía obligaron a los hombres de la Iglesia en toda Europa a decidir por su propia cuenta
como reaccionar.

Las acusaciones del Estado de Israel contra Pío XII se pueden resumir en las siguientes
cuestiones:

su intervención en la firma del Reichskonkordat

su decisión de no promulgar la encíclica Humani generis unitas

el no haber hecho una protesta pública del Holocausto

la falta de apoyo para proteger a los judíos romanos durante la "razzia" de octubre de 1943

la neutralidad de la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial

El rabino David G. Dalin —profesor de historia y ciencias políticas en la católica Universidad


Ave María— dice que Cornwell tiene razón en decir que Hitler tenía un "clérigo favorito" pero
que este no era el papa sino el gran muftí de Jerusalén, el antisemita Hajj Amin al-Husseini.50

Según el historiador Michael Hesemann, Pío XII arregló el éxodo de cerca de 200 000 judíos
alemanes tres semanas antes de la Kristallnacht.51

El historiador judío Saul Friedländer, destaca la aversión que el papa Pacelli tenía por el
nazismo y recalca su decisiva colaboración en la redacción de la encíclica Mit brennender
Sorge.52

Ya en 1939 Joseph Roth, famoso novelista y periodista austriaco judío y activo militante
comunista, dijo:53

... las bestias pre-apocalípticas (nazis) que ahora dominan en la política ya presagian los
verdaderos motivos por los cuales persiguen a la Iglesia. Él (Pío XII) es el único que los daña
verdaderamente. Lo que es más, los que no temían a un Papa, le temen a este. Y no se limitan
a presagiarlo, sino que ya saben por qué.

Joseph Roth

El diplomático Israelí Pinchas Lapide calculó que Pío XII fue personalmente responsable por
salvar al menos 700 000 judíos.54

Durante la II Guerra Mundial, las acciones de Pío XII y sus asistentes del Vaticano (incluyendo al
futuro Pablo VI) no solo ayudaron a salvar a casi 800 mil judíos sino que también él mismo y en
persona asistió a muchos de ellos en Roma, según afirma un experto historiador judío, Gary
Krupp55, respaldando las conclusiones del historiador judío y diplomático israelí, Pinchas
Lapide. Krupp y su esposa Meredith son fundadores de la Pave the Way Foundation iniciada en
2002 para "identificar y eliminar los obstáculos no teológicos entre las religiones". En 2006
líderes católicos y judíos le solicitaron investigar el "escollo" de la reputación del Papa Pío XII
durante la guerra. Pave the Way cuenta con unas 46 mil páginas de documentación histórica
que sostienen estas afirmaciones.

Entre los más destacados admiradores del Papa se encuentra quien era el principal rabino de
Roma, Israel Zoller, quien dedicó todo un capítulo de sus memorias a ensalzar su obra de
misericordia con los judíos. Zoller se convirtió y fue bautizado en Roma por el Obispo Luigi
Traglia el 13 de febrero de 1945. Su esposa y su hija fueron bautizadas un año después.

Muchos otros testimonios y pruebas de la obra de Pío XII en defensa de los judíos y en su
resistencia a las políticas nazis pueden encontrarse en la obra del Rabí David G. Dalin56. El Rabí
David Dalin dice que el título de Justos entre las Naciones debería ser conferido a Pío XII, ya
que salvó a más judíos que Oskar Schindler.57

En contra de la teoría de que Pío XII era antisemita, el historiador judío Elliot Hershberg, señala
que "quien examina la gran cantidad de documentos, testimonios, evidencias probadas y
demostrables, debe necesariamente concluir que el papa Pío XII fue un afectuoso y solidario
amigo del pueblo judío... Como judío conozco bien el antisemitismo, y no existe ni rastro de
prejuicio antijudío en la vida de Eugenio Pacelli".58

El rabino Eric Silver también asevera que Pío XII no era antisemita y agrega que: "Quien afirme
lo contrario evidentemente no se ha preocupado nunca de verificar las propias tesis
confrontando las fuentes directas, estudiando los documentos en los archivos libremente
consultables en Roma".

Dan Kurzman sostiene que Hitler pensó en secuestrar e incluso asesinar a Pío XII en 1944, pero
que desistió por temor al posible levantamiento de los italianos. Kurzman también menciona
que Pío XII participó en 1939 en un frustrado intento de derrocamiento de Hitler.59

En cuanto al silencio de Pío XII, el sacerdote católico Peter Gumpel —postulador de la causa de
beatificación de Pío XII—60 señala que una denuncia pública de la Shoá por parte del papa no
habría salvado una sola vida sino incrementar la persecución contra el pueblo judío, tal como
sucedió en Holanda en 1942, cuando el arzobispo de Utrecht, Johannes de Jong, denunció
públicamente la persecución contra los judíos; los nazis capturaron y deportaron a todos los
judíos conversos al catolicismo, tal como sucedió con Edith Stein.61 En 1968 Robert Kempner,
fiscal General Adjunto de los Estados Unidos de América en los juicios de Núremberg, sostuvo
que la decisión de Pío XII de no hacer una denuncia pública fue acertada, ya que no hubiese
salvado ni una sola vida.62 Bernard-Henri Lévy dice: “Hay que precisar que antes de optar por
la acción clandestina, antes de abrir, sin decirlo, sus conventos a los judíos romanos
perseguidos por los sicarios fascistas, el silencioso Pío XII pronunció unos discursos
radiofónicos (por ejemplo, los de las Navidades de 1941 y 1942) que después de su muerte le
valdrían el homenaje de Golda Meir”.48 El historiador Paolo Mieli cita a Kempner: "Cualquier
declaración propagandista de toma de posición por la Iglesia contra el gobierno de Hitler no
solo hubiese sido un suicidio premeditado, sino que hubiese acelerado el asesinato de un
número mucho mayor de judíos y sacerdotes".63 El rabino en Jefe de Dinamarca, Marcus
Melchior dijo: «Si el Papa hubiera hablado, Hitler habría masacrado a muchos más de los seis
millones de judíos y quizá a 10 millones de católicos».64 El miembro de la resistencia alemana
Josef Müller le aconsejó a Pío XII que se abstuviera de hacer declaraciones públicas contra el
régimen nazi, que solo se refiriese de manera general y que dejara que la jerarquía católica
alemana se encargase de realizar las condenas contra el régimen nazi;6566 según Müller,
cualquier condena pública hecha por el papa habría dificultado grandemente el accionar de la
resistencia alemana.67

Franz Josef Müller, último miembro con vida de la Rosa Blanca opinaba acerca de que Pío XII
no hubiese hecho una declaración pública denunciando el Holocausto: "Mire, hasta yo aún hoy
me pregunto: ¿habría podido hacer algo más? En Alemania entonces había también muchos
católicos cuya vida estaba en peligro. Párrocos y obispos, el mismo Papa dijeron palabras
iluminadoras; ¿pero cómo habrían podido oponerse más al poder, sabiendo que los católicos
habrían pagado las consecuencias de ello? Escuchando los radio-mensajes del Papa, nosotros
captábamos entre líneas sus indicaciones".68

El padre Pierre Blet recuerda que Pío XII una vez se decidió a escribir una declaración
condenando las atrocidades cometidas por los nazis en Polonia. En agosto de 1943 Pío XII
envió al padre Quirino Paganuzzi a Polonia para que entregase la protesta en las manos del
Arzobispo de Cracovia, el príncipe Adam Sapieha para que fuese publicada. Ni bien monseñor
Sapieha leyó la carta la quemó, aduciendo que: "esta es una valiente declaración... pero si este
escrito cae en las manos de los Nazis, nosotros, los polacos, lo pagaremos con una masacre
masiva".69

El empresario e investigador de la vida de Pacelli, Gary Krupp, sostiene que Pío XII llegó hasta
rescatar personalmente a algunos judíos romanos, oculto como fraile franciscano, cuando
recorría las calles de Roma durante la ocupación nazi.7071

En cuanto a la Razia de Roma del 16 de octubre de 1943, los historiadores difieren acerca del
involucramiento de Pío XII en el salvataje de la población judía de la ciudad; de los cerca de
8.000 judíos romanos que habitaban la ciudad, 7000 lograron escapar. Según Susan Zuccotti y
otros, Pío XII no hizo nada al respecto y el salvataje fue el producto de esfuerzos aislados,
valientes y desesperados y de sacerdotes, monjes y laicos como el fraile capuchino Père Marie-
Benoît; según el historiador Martin Gilbert, Pío XII fue quien alertó durante las primeras horas
de la madrugada acerca de la redada lo que permitió la fuga hacia lugares seguros de cerca de
7000 personas.47
Según el historiador estadounidense Mark Riebling, cuando los alemanes invadieron Roma en
septiembre de 1943, se discutió entre los más altos jerarcas nazis de tomar la Ciudad del
Vaticano con comandos de paracaidistas y secuestrar a Pío XII, llevarlo a Alemania, en donde
Heinrich Himmler tenía planeada la ejecución pública del papa Pío XII para la inauguración de
un nuevo estadio de fútbol.72

En 1999 se creó la Comisión judeo-católica de historiadores un grupo mixto de historiadores


judíos y católicos cuyo objeto era examinar el papel de la Iglesia durante el Holocausto. La
comisión fue suspendida en 2001 tras el surgimiento de importantes desacuerdos,
principalmente por la imposibilidad de acceder a la documentación en poder del Vaticano. El
diálogo fue reiniciado en 2010 gracias a los esfuerzos de la Fundación Pave the Way.707374

En 2012 se encontraron en los archivos de Yad Vashem documentos que atestiguan la


disposición favorable de Pacelli en lo concerniente a la creación de un Estado judío en
Palestina después de la entrevista que tuvo con el militante sionista Nahum Sokolow en 1917.
En el mismo año, Pacelli como nuncio apostólico en Baviera, pidió al gobierno alemán que
protegiese a los judíos de Palestina de las represalias de los turcos, y en 1926 le pidió al
gobierno alemán que apoyara la creación de un Estado judío en Palestina.75

Martin Gilbert sostuvo (en 2008) que el análisis final acerca de la actitud de Pío XII acerca de
los judíos sólo se podrá realizar cuando se abriesen los archivos secretos del Vaticano del
período de su pontificado al escrutinio de los investigadores, cosa que se esperaba que
ocurriera en 2013.76 pero que hasta mitad de 2016 no ocurrió. No obstante, Gilbert hizo
algunas observaciones en cuanto a las críticas que ciertos investigadores hicieron a la
actuación de Pío XII con respecto al pueblo judío y que se hallan plasmadas en el memorial de
Yad Vashem:

Pío XII no firmó y nunca podría haber firmado la declaración conjunta de los Aliados de 1942
respecto a la persecución de los judíos europeos precisamente porque era una declaración de
los Aliados y el Vaticano no formaba parte de esa entente político-militar y que la crítica la
realizó sólo siete días después en el mensaje de Navidad de 1942.47

El mensaje radial de Navidad de 1942 nunca mencionó expresamente que los judíos fueran
perseguidos por los nazis, pero sus destinatarios comprendieron la crítica que el mensaje

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