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CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS PLAGUICIDAS

PRINCIPIOS PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LOS LMR DE PLAGUICIDAS


SEGÚN LA REUNIÓN CONJUNTA FAO/OMS SOBRE RESIDUOS DE
PLAGUICIDAS (JMPR)

Enedina Lucas Viñuela


Consultora Internacional de la FAO

Por plaguicida se entiende cualquier sustancia destinada a prevenir, destruir, atraer, repeler
o combatir cualquier plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas o de los
animales, las especies no deseadas de plantas o animales que causan perjuicio o que
interfieren de cualquier otra forma en la producción, elaboración, almacenamiento,
transporte o comercialización de alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales,
o que puedan administrase a los animales para combatir ectoparásitos.

Casi todos los países en desarrollo y en muchos países en transición hay enormes
acumulaciones de desechos de plaguicidas tóxicos, que constituyen un grave problema.
Más de medio millón de toneladas de plaguicidas viejos y sin utilizar, prohibidos o
vencidos, ponen en peligro el medio ambiente y la salud de millones de personas en esos
países. Los vertederos de desechos contienen algunos de los insecticidas más peligrosos,
entre ellos: aldrín, clordano, DDT, dieldrín, endrín y heptacloro, prohibidos en la mayor
parte de los países.

Su uso se masificó a partir de la segunda guerra mundial y está estrechamente vinculado


con los cambios introducidos en los modelos de producción y cultivo que duplicaron la
productividad de la agricultura respecto al resto de la economía. Los plaguicidas por sí
solos son responsables de al menos el 30% de ese aumento de producción.

Presentan composiciones muy variables (orgánicos e inorgánicos). Entre los orgánicos se


encuentran: los derivados halogenados, compuestos organofosforados, carbamatos,
derivados de la urea y tiourea y compuestos heterocíclicos. Inorgánicos como insecticidas
fluorados, insecticidas arsenicales, fungicidas inorgánicos.

Simultáneamente con el aumento del uso de plaguicidas, crecieron los accidentes y


enfermedades asociadas. Según datos de la OMS, anualmente se intoxican dos millones de
personas por exposición directa o indirecta a plaguicidas. De ese total, las 3/4 partes de
afectados pertenecen a los países subdesarrollados, donde únicamente se utiliza el 25% de
la producción mundial de plaguicidas.

El uso adecuado de los plaguicidas requiere considerar las buenas prácticas agrícolas (BPA)
y el manejo integrado de plagas (MIP), conceptos definidos en el código internacional de
conducta para la distribución y utilización de plaguicidas, que permiten disminuir el riesgo
para la salud humana y el ambiente.
Los efectos toxicológicos dependen del plaguicida, la dosis, la vía y el tiempo de
exposición. Los efectos agudos (vómitos, diarrea, aborto, cefalea, somnolencia,
convulsiones, coma, muerte) están asociados a accidentes donde una única dosis alta es
suficiente para provocar los efectos que se manifiestan tempranamente.

Los efectos crónicos (cánceres, leucemia, necrosis de hígado, malformaciones congénitas,


neuropatías periféricas, a veces solo malestar general, cefaleas persistentes, dolores vagos)
se deben a exposiciones repetidas y los síntomas o signos aparecen luego de un largo
tiempo (hasta años) de contacto con el pesticida, dificultando su detección.

Residuo de plaguicida: corresponde a cualquier sustancia especificada presente en


alimentos, productos agrícolas o alimentos para animales como consecuencia del uso de un
plaguicida. El término incluye cualquier derivado de un plaguicida, como productos de
conversión, metabolitos y productos de reacción y las impurezas consideradas de
importancia toxicológica. Incluye tanto los residuos de procedencias desconocidas o
inevitables (por ejemplo, ambientales), como los derivados de usos conocidos de la
sustancia química.

No basta que un alimentos no contenga plaguicidas en altas concentraciones capaces de


causar intoxicaciones (agudas), sino que no deben excederse los límites máximos para
residuos de plaguicidas (LMR), es decir, la concentración máxima de residuos de un
plaguicida (expresada en mg/kg), recomendada por la Comisión del Codex Alimentarius,
para que se permita legalmente su uso en la superficie o la parte interna de productos
alimenticios para consumo humano y de piensos. Se basa en datos de las buenas prácticas
agrícolas (BPA) y tienen por objeto lograr que los alimentos derivados de productos
básicos que se ajustan a los LMR sean toxicológicamente aceptables.

Los LMR del Codex, que se destinan principalmente a productos que circulan en el
comercio internacional, se obtienen basándose en estimaciones hechas por la JMPR,
después de:

• la evaluación toxicológica del plaguicida y su residuo; y


• el examen de datos de residuos obtenidos por ensayos supervisados, en particular
usos que se ajustan a las buenas prácticas agrícolas nacionales.

En el examen se incluyen datos de ensayos supervisados realizados a la concentración de


uso más elevada recomendada, autorizada o registrada en el país. Para tener en cuenta las
variaciones introducidas en los requisitos nacionales de control de plagas, en los LMR del
Codex se consideran los niveles más elevados observados en tales ensayos supervisados,
que se estima representan las prácticas efectivas de control de plagas.

La aceptabilidad de los LMR del Codex se establece comparando la IDA con la dosis de
ingestión diaria estimada, determinados mediante estudios de ingestión adecuados, como
son los estudios de dieta total. Los LMR varían de un producto alimentario a otro, de un
plaguicida a otro y de un país a otro.
La revisión de las diversas estimaciones y determinaciones, tanto a nivel nacional como
internacional, de las ingestas de residuos a través de la alimentación, teniendo en cuenta la
IDA, indica que los alimentos que se ajustan a los LMR del Codex son inocuos para el
consumo humano.

Las autoridades sanitarias de los países son responsables de vigilar que los alimentos
ofrecidos en el mercado no excedan esos límites de seguridad dados por los LMR, a través
de programas de control y vigilancia de los residuos en los alimentos, que comprenden la
toma de muestras y el análisis.

Dicho control se concreta si se cuenta con metodologías analíticas que puedan identificar y
cuantificar los residuos de plaguicidas en un determinado alimento, productos agrícola o
alimento para animales, con un grado aceptable de certeza, lo que requiere contar con
laboratorios de alta complejidad, analistas capacitados y sistemas de aseguramiento de la
calidad que incluya la validación de los métodos utilizados.

Referencia

1. Conferencia “Progresos realizados en la revisión del código internacional de conducta


para la distribución y utilización de plaguicidas”. 31° periodo de sesiones. Roma, 2001.

2. Directrices sobre las buenas prácticas en el análisis de residuos de plaguicidas.


Documento FAO /XOT 8, 1993.

3. Report JECFA/JMPR informal harmonization meeting. Roma, 1999.

4. Informe del proyecto de residuos químicos del INPPAZ. OPS/OMS.

5. Report of the 2001 JMPR FAO/WHO meeting of experts.

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