Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cualquiera que sea la manera en que estás contigo, estás con los otros.
Permite que ello sea una sentencia básica. Si te odias a ti mismo odiarás a
otros; y te han enseñado a odiarte. Nunca alguien te ha dicho, ámate a ti
mismo. La misma idea parece absurda: amarse uno mismo? La misma idea no
tiene sentido; amarse uno mismo? Siempre pensamos que para amar uno
necesita a alguien más. Pero si no lo aprendes contigo no podrás practicarlo
con otros.
Como puedes amar a otros? Tan lleno de odio, adonde vas a encontrar amor?
Entonces solo finges, solo demuestras que estás enamorado. En lo profundo tú
no estás enamorado de nadie; no puedes estarlo. Esas pretensiones son buenas
durante algunos días, luego el color desaparece, entonces la realidad se
impone.
Parece que todas estas poesías son solo compensaciones. Porque no podemos
amar, tenemos de alguna manera que creer por medio de la poesía, el canto,
que amamos. Lo que hace falta en la vida lo ponemos en poesía. Lo que
seguimos perdiéndonos en la vida, lo ponemos en la película, en la novela. El
amor está absolutamente ausente, porque el primer paso no se ha dado aún.
El primer paso es: Acéptate como eres; suelta todos los deberías. No lleves
ningún debería en tu corazón! Tú no debes ser alguien diferente; no se espera
que hagas algo que no te pertenece. Solo has de ser tú mismo. Relájate y solo
se tú mismo. Se respetuoso con tu individualidad, y ten el valor de plasmar tu
propia firma. No sigas copiando las firmas de otros.
En esa inocencia sentirás compasión y amor por ti. Te sentirás tan feliz
contigo mismo que incluso si Dios viene y golpea a tu puerta y dice: Te gustaría
convertirte en alguien diferente?, tú dirás: Te has vuelto loco? Soy perfecto!
Gracias, pero nunca intentes algo similar; soy perfecto como soy”.
Cuando puedes decir a Dios: Soy perfecto como soy, soy feliz como soy, a esto
le llamamos en Oriente shraddha, confianza; entonces te has aceptado a ti
mismo y al aceptarte a ti mismo has aceptado a tu creador. Negándote a ti
mismo niegas a tu creador.
Si vas a ver una pintura de Picasso y dices: “Esto está mal y eso está mal, y
este color debería haber sido de esta manera”, estás negando a Picasso.
Cuando dices: Yo debería ser así, estás intentando perfeccionar a Dios. Estás
diciendo: Metiste la pata; yo debería haber sido así, y tú me has hecho así?.
Estas intentando perfeccionar a Dios. No es posible. Tu lucha es inútil; estás
condenado al fracaso.
Y cuanto más fallas, más odias. Cuanto más fallas, te sientes mas condenado.
Cuanto más fallas, te sientes más impotente. Y de este odio, impotencia, como
puede surgir la compasión? La compasión surge cuando estás perfectamente
asentado en tu ser. Tú dices: Sí, así es como soy. No tienes ideales que
satisfacer. Y de inmediato la satisfacción empieza a suceder!
Solo ve el punto! Solo se tú mismo y recuerda que no puedes ser nada más,
cualquier cosa que hagas. Todo esfuerzo es vano. Solo tienes que ser tú
mismo.
Existen solamente dos caminos. Uno es: rechazando, tú puedes seguir siendo
el mismo; condenando, tú puedes seguir siendo el mismo; o: aceptando,
entregándote, gozando, deleitándote, tú puedes ser el mismo. Tu actitud
puede ser diferente, pero tú vas a seguir siendo como eres, la persona
que eres. Una vez que aceptas, surge la compasión. Y entonces comienzas
a aceptar a otros!
Lo has observado: es muy difícil vivir con un santo, muy difícil. Puedes vivir
con un pecador; no puedes vivir con un santo porque un santo te condenará
continuamente: por sus gestos, por sus ojos, la manera en que te mirará, la
manera en que te hablará. Un santo nunca habla contigo; te habla a ti. El nunca
te mira solamente; él tiene siempre algunos ideales en sus ojos, nublando el
panorama. Nunca te ve. Él tiene algo a lo lejos y sigue comparándote con ello…
y, por supuesto, siempre te quedas corto. Su misma mirada te hace un
pecador. Es muy difícil vivir con un santo… porque él no se acepta a sí mismo,
como puede aceptarte? Él tiene muchas cosas consigo. Notas discordantes de
las cuales siente que tiene que ir más allá. Por supuesto, él ve las mismas cosas
magnificadas en ti.