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ELEMENTOS PARA LA CONSIDERACIÓN DE LA DIMENSIÓN ÉTICO-POLÍTICA EN LA

VALORACIÓN Y USO DE LA BIODIVERSIDAD

En la actualidad, la relación entre la sociedad y la naturaleza es un aspecto que genera


controversia y debate en los diferentes escenarios políticos, académicos y cotidianos, entre otros,
debido a las múltiples problemáticas resultantes entre el ser humano y las interacciones que este
desarrolló en el entorno. Este tema es objeto de estudio y análisis dado que se busca integrar y
asociar estos dos componentes fundamentales para el desarrollo social y la preservación del
ambiente, por lo tanto son objeto de reflexión y deben abordarse de forma detallada desde un
contexto científico e histórico.

Se considera importante iniciar textualmente con un párrafo del nativo norteamericano Luther
Oso Erguido “somos de la tierra y la tierra está en nosotros. Amamos a los pájaros y animales
terrestres que crecieron con nosotros en esta tierra. Bebieron de la misma agua y respiraron el
mismo aire. Somos de una misma naturaleza. Por creerlo, había en nuestro corazón una gran paz y
una voluntad de ser bondadosos con todas las criaturas vivas que crecían” y a partir de ello hacer
una reflexión alrededor de si verdaderamente visualizamos nuestra existencia de dicha manera o
como se dice coloquialmente, nos consideramos el centro del universo.

Con el pasar de los años el ser humano se ha considerado superior que todas las especies
existentes, ya sea por las capacidades fisiológicas o intelectuales que posee o por el hecho de estar
en la cúspide de una pirámide de vida, es importante hacer una retrospectiva y un análisis que a
través de la historia refleja la realidad de esa superioridad, esto guiado a que sin duda alguna no
somos tan superiores como lo consideramos.

Con base en este planteamiento podemos iniciar con la definición de diversidad biológica o
biodiversidad siendo esta “la variedad de formas de la vida y un complejo jerárquico de nivel de
organización de la vida” (Francisco Gonzáles y Mauricio Galindo), pudiéndose distinguir la
diversidad genética de especies que es la variedad de genes de cada especie y de ecosistemas que
comprende la variedad de hábitats y de procesos ecológicos, al hablar de esto y sin ir más allá
estos términos acompañados por más elementos se pueden agrupar y definir como una estructura
llamada paisaje y su desarrollo se produce dentro de toda la naturaleza.
Desde el punto de vista científico la riqueza en las formas de vida son resultado de millones de
años de evolución y el aumento de la diversidad biológica ocurre cuando a través de nuevas
variaciones genéticas aparece una nueva especie o un nuevo ecosistema y cuando declina la
variedad genética una especie se extingue o se pierde un ecosistema, es decir, que es un proceso
que data de cientos de millones de años y que se da de forma natural manteniendo en equilibrio
la vida, pero este proceso que era únicamente natural se ha visto afectado de manera súbita por
el comportamiento humano que ha llevado a distintas especies al punto máximo de extinción o a
forzado a cambiar los comportamientos naturales de otras especies que deben convivir cerca a las
poblaciones humanas.

En especies distintas al ser humano, la no satisfacción de una necesidad pone en riesgo su


existencia en cambio para nosotros no es así, dado que no todas las necesidades marcan nuestra
existencia, es decir, que aunque no haya satisfacción de ciertas necesidades ellas no amenazarán
que podamos vivir, dicho esto no quiere decir que sean más o menos importantes las distintas
formas de vida, pero sí que hay formas de vida más débiles que otras, no por esto suponiendo que
el hombre sea más fuerte y superior, sino que al contrario debe proveer para mantener las demás
especies, dado que la diversidad biológica ha sido clasificada como un requisito para que la
especie humana y la vida en general sigan existiendo.

Con el paso de los años la concepción que como humanos poseemos de la naturaleza ha cambiado
radicalmente en los años 10.000 a.C. la concepción de naturaleza era sagrada, luego entre 1700 y
1950 tomamos un concepción tecnológica- científica y de esa fecha a la actualidad la naturaleza no
es más que una concepción sistémica, sostenible y local. Hoy por hoy La naturaleza ha sido objeto
de uso, apropiación y explotación para el ser humano y para la sociedad y esto ha impactado de
manera negativa en las condiciones de los recursos naturales necesarios para la vida.

El valor de la naturaleza como proveedora de recursos para el sostenimiento de la vida humana es


parte integral de todos los regímenes económicos a través de los cuales se ha organizado la
existencia del hombre, aun cuando la actividad económica de las sociedades estaba reducida a la
mera producción de auto-sostenimiento, con un intercambio nulo o reducido, los frutos de la
tierra y los animales eran el origen de la cadena de producción.

La conflictividad expuesta, entre naturaleza y sociedad, deriva principalmente del modelo cultural
de dominación impuesto por Occidente e instaurado en la modernidad; sus efectos han impactado
lo científico, lo tecnológico y el conocimiento disciplinar de las ciencias, reafirmando la dualidad
ser humano-naturaleza e incorporándose en el sistema político y ético de la sociedad.

Ello implica plantear diversos caminos que permitan enfrentar la crisis social y planetaria que ha
resultado de esta conflictividad y de las desarmonías entre las poblaciones y el medio ambiente,
por lo que se requieren muchas preguntas pero también respuestas, ya que a pesar de que existe
un reconocimiento social y político de la naturaleza, falta mucho para lograr un consenso capaz de
responder a los actuales riesgos ecológicos, sociales y de la vida misma.

A partir de la descripción de la crisis socio ecológica actual, se muestra la necesidad de seis


transformaciones claves de una sociedad futura:

a. Pasar de una visión antropocéntrica del mundo que comprende solo los intereses y valores
humanos a una visión solidaria entre el mundo natural y el mundo humano, que comprende los
intereses y valores del resto de los seres vivos que comparten la biosfera con nosotros, lo que
significa orientarse hacia una solidaridad antropocósmica y una justicia interespecífica.

b. Pasar de una sociedad dividida y territorialista, aunada por una globalización económica y
financiera asimétrica e injusta, a una sociedad no territorialista, que aspira a una sociedad global
aunada en una conciencia planetaria que lucha por la igualdad y por la justicia global.

c. Pasar de una sociedad que solo comprende los intereses presentes a una sociedad planetaria
que comprende los intereses de los seres humanos futuros, esto es, orientada hacia una justicia
intergeneracional basada en el principio de responsabilidad por las generaciones futuras.

d. Pasar de una economía productivista, desarraigada de la Tierra, abstracta e inmaterialista —en


cuanto separada de la biosfera— y materialista —en cuanto abusa de los recursos naturales
mediante ritmos de producción y consumo desenfrenados—, a una economía que se inserta como
un subsistema dentro del ecosistema físico, global y finito que es la biosfera, lo que significa pasar
de una economía capitalista y productivista a una economía ecológica.

e. Pasar de sociedades insostenibles, depredadoras del medio y profundamente desiguales en lo


social, a sociedades ecológicamente sostenibles más justas e igualitarias.

f. Pasar de una ciudadanía global para unos pocos a una ciudadanía ecológica, de la Tierra,
consciente y activa desde su lugar de compartir una única Tierra para una humanidad actual y
futura.
Todas estas estrategias tienen como objetivo prioritario generar un cambio de consciencia
ambiental para que se empiece así a valorar el espacio donde el hombre se desarrolla, y por este
simple hecho se encuentra en la responsabilidad absoluta de frenar o disminuir al máximo el
deterioro que es producto de una reacción en cadena que a su vez es consecuencia de siglos y
siglos de inconsciencia e irresponsabilidad ambiental. Como ciudadanos es preciso apersonarse de
esta situación y empezar un trabajo continuo donde cada cual aporte su granito de arena,
empezando desde el hogar inculcando a sus familiares más cercanos consciencia ambiental, amor
por el planeta y propagándola a los amigos, colegas, vecinos y otros ciudadanos, de esta manera
se puede plantear de un cambio globalizado de manera sistemática.

Integrando la sociedad y la naturaleza desde forma armónica, esto significa por un lado y de gran
medida tener en cuenta realmente el valor del respeto a toda forma de vida y ubicar al ser
humano como especie dominante dotada de capacidades que le permiten sobrevivir de manera
responsable y garantizar las mejores condiciones posibles para las demás especies co-existentes
en el planeta. Por otra parte, hace un llamado al equilibrio social como antesala a la calidad de
vida y mejores opciones de desarrollo. Concluyendo esta idea facilita la identificación de
obstáculos y potencialidades a tener en cuenta por la ciencia y los líderes políticos mundiales,
posibilitando la gestión y la colaboración internacional para la solución de la crisis que afronta el
planeta, en el contexto de nuevas perspectivas ambientales, económicas, sociales, políticas y
culturales que garanticen la construcción de la paz no sólo entre los pueblos sino con el entorno
en general, como una respuesta de los seres humanos a los desafíos resultantes de su interacción
con el medio ambiente.

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