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de los
PersonajesBíblicos
Titulo: Psicología de los Personajes Bíblicos
Autor: Mario R. Pereyra
Marzo de 2012
ISBN: 978-607-8001-03-3
Queda hecho el depósito legal
IMPRESO EN MÉXICO
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el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
Contenido
Presentación ............................................................................ 7
Introducción 9
............................................................................
samaritana .................................................................. 21
83
Una decisión que se convierte en destino:
Excelentes
El completo desarrollo humano......................................... 173
Presentación
afirmarnos en las virtudes. Para lograrlo, nos resulta muy útil vernos en
el espejo que nos ofrece la vida de los distinguidos personajes de las
historias bíblicas.
En este marco, el aporte de un especialista en este campo resulta de
mucho valor. Los rasgos psicológicos forman caracteres deseables o
indeseables. No pocos análisis psicológicos que presenta el autor nos
van a dar sorpresas.
La madre de la sabiduría es la reiteración. Las biografías presentadas
son, para muchos lectores, historias conocidas. Pero la repetición, fija
mejor los modelos de vida.
La trasmisión de valores es una necesidad primaria, tanto en la educación
familiar como en la vida escolar.
Esperamos que padres, maestros y alumnos se beneficien por igual con la
lectura cuidadosa de la presente obra.
Introducción
“El relato bíblico de la vida de hombres y mujeres de la antigüedad
presenta una gama tan variada de situaciones diversas que cada uno
puede identificarse con algún personaje allí descrito.
Será sabio quien saque del estudio de ese relato
aquello que guiará, enriquecerá y salvaguardará su propia vida.
Tomará valor de aquellos que triunfaron, y es de esperar que
evitará los sinsabores de aquellos que hicieron decisiones erróneas”.
Fideicomisarios de los escritos de Elena de White
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Introducción 11
Vidas Contrastantes
1.EL CONTRASTE COMO MÉTODO
( 13 )
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Vidas Contrastantes 15
La crisis de la desconfianza
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16 Psicología de los Personajes Bíblicos
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18 Psicología de los Personajes Bíblicos
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“Busca a tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario”.
Antonio Machado
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y engañarlos con sus tretas y talento para fingir. Los engaños tienen por
finalidad reforzar la ilusión de que él es una persona poderosa. En
conclusión, podemos definir al impostor como un estilo defectuoso de
desarrollo humano, un enfermo de la ambición, como la inmadurez
encubierta por los velos del orgullo y la codicia. Es la falsa pretensión
de supremacía, la hipocresía avara movida por los orgullos infantiles.
Un trastorno de la identidad con repercusiones sociales lamentables.
Hacia un destino imperdonable
“El Salvador leyó el corazón de Judas;
conoció los abismos de iniquidad en los cuales éste se hundiría,
a menos que fuese librado por la gracia de Dios”.
Elena G. de White (1975, 262)
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Vidas Contrastantes 41
El precio de la ambición
“El amor infinito no podía hacer más para que Judas se arrepintiera
y para salvarlo de que diera ese paso fatal.
Si ese acto de su Maestro, que se humilló para lavar los pies
al peor de los pecadores, no le quebrantó el corazón,
¿qué más podía hacerse?” Elena G. de White (5CBA,
1113)
Fidelidad e integridad
“Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos
para la vida y la devoción, al hacernos conocer a Aquel que nos
llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas”. 2 Pedro
1:3
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El Pedro maduro
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La edad de la sabiduría
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52 Psicología de los Personajes Bíblicos
para cubrir la falta, que es necesario seguir pagando, sabiendo que nada
será suficiente? ¿Así habrá sido la experiencia del apóstol?
El segundo secreto íntimo fue que Pedro vivió sabiendo que iba a
morir como mártir, ya que Jesús se lo había anunciado (Juan 21:18,19).
Durante 30 años estuvo esperando ser sacrificado. Cada vez que era
apresado o amenazado por sus enemigos se preguntaría si había llegado
el fin, si ese sería el último día de su existencia. Seguramente decenas
de veces pensó en su muerte, en si soportaría la tortura, de qué manera
sería inmolado, imaginándose los distintos tipos de ejecución que
existían en esos tiempos, llegando a la conclusión que el mejor sería la
crucifixión igual que su Señor. Pero no se atrevía a morir de esa manera,
se sentía indigno de sufrir la misma muerte que Jesucristo, así que lo
haría cabeza abajo, porque él era un hijo de esta tierra, a diferencia del
Hijo de Dios, que murió mirando a su Padre celestial. Quizás, de tanto
pensar, ya esperaba con ansiedad ese momento, la prueba final de su
vida, cuando al fin pagaría la culpa de su traición.
La Providencia permitió que Pedro acabase su ministerio en Roma,
donde el emperador Nerón lo capturó y colocó en prisión. En dos
ocasiones los ángeles lo habían sacado de la cárcel milagrosamente
(Hech.5:19; 12:7-10), pero esta vez no vinieron los mensajeros divinos
a liberarlo, porque ahora sí estaba preparado. Allí, en la metrópoli del
mundo, daría su postrer testimonio por Cristo. Cuando fue llevado a la
ejecución, se sintió feliz de dar su vida por su Maestro, ya que esa
muerte la había experimentado decenas de veces antes. Así que, de
acuerdo a lo planificado, pidió un último favor, suplicó a sus verdugos
que lo crucificaran cabeza abajo. Se le concedió su deseo, y así fue
sacrificado el gran apóstol, derramando su sangre sobre la tierra, para
fecundar una copiosa cosecha de santos y mártires que seguirían su
ejemplo; mientras languidecía y quedaba inerte, progresivamente la
figura de Pedro adquiría la forma de un gigantesco monumento que, a
lo largo de los siglos, se ha constituido en guía y paradigma de una
existencia cristiana consumada.
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Capítulo 2
Cuadro 2
Sinopsis del desarrollo psicosocial, según Erik Erikson (1959; 1964;
1968)
Eventos
Modalidade s importante
Relaciones
Etapas y edades Tareas críticas significativa s relacionales s Virtud
1. Bebé (hasta
los 18 meses) Confianza básica contra madre recibir y
2.
“Deambulador ” Autonomía retener y control de
(18 meses a los madre y
2 años) contra soltar los voluntad vergüenza padre esfínteres
3. Infancia (3 a 5
Iniciativa familia hacer y indepen- contra culpa básica como
años)
sí dencia propósito
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56 Psicología de los Personajes Bíblicos
4. Edad escolar
Laboriosidad hacer contra infe- escuela y cosas destreza
(6 a 12 años)
rioridad vecindario junto con escuela
otros
Generativida preocupa
7. Adulto medio
d contra procrear y paternida -
(35 a los estancamient trabajo
cuidar d ción por
65 años) o otros
8. Tercera edad Integridad contra aceptació
(65 en
desesperación humanida
adelante) enfrentar n
d sabidurí
el no ser de la a
propia
vida
En este capítulo, consideraremos tres ejemplos; José, Sansón y
Pablo, que ilustran cómo la conciencia de la crisis impactó sobre ellos y
cómo, a través de ellas, lograron cimentarse en la nueva realidad, para
descubrir las disposiciones y componentes del éxito. Se ha dicho que
“Las crisis, cuando no matan, enseñan”. Ahora, bien, ¿qué enseñan las
crisis de los personajes bíblicos? El primer caso, trata de una crisis de
adolescencia, que múltiples autores la califican como el paradigma de
las crisis, el prototipo del crecimiento o del desarrollo humano. “La
palabra ‘adolescencia’, en el origen latino, no se relaciona con ‘adolecer’
sino con ‘crecer’. Crecer es superar lo anterior para ir hacia lo que aún
no ha sido, lo que se proyecta y, por tanto, implica conflicto, crisis,
constituidos por la confluencia contradictoria de factores distintos que
coexisten y que, por otra parte, pretenden excluirse” (Barylko,
2001,146). Veremos cómo este fenómeno ocurrió en la vida del hijo de
Jacob y Raquel, José.
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El segundo caso, la historia del juez Sansón, se trata de una crisis
accidental, aunque de alguna manera previsible, ya que fue gestándose
progresivamente a través de un estilo de vida destinado al fracaso. La
crisis aparece aquí como un tribunal que examina e interpela la
existencia, para abrir los ojos del alma a nuevas alternativas que
redescubran el sentido y la misión de la vida. El último ejemplo de
crisis, la experiencia de San Pablo, no es el resultado del desarrollo
vital, ni de accidentes autogenerados sino del surgimiento de una nueva
visión, la adopción de un nuevo arquetipo vital, que se presenta a través
de un llamado de la divinidad. Cuando una perspectiva se vuelve
minusválida, por su parcelamiento y repliegue, es hora de forjarse un
nuevo destino. La crisis denuncia y anuncia; en este caso, cómo un
estilo de vida “esclerotizado” sucumbe para convertirse en el centro de
convergencia de las irradiaciones del cambio.
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El “complejo de Caín”
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― ¿Qué quieres decir? ―preguntaron los demás hermanos con
curiosidad.
― A qué José será crédulo, pero no tonto, menos loco. Para mí éste
es demasiado “vivo”, y con esta historia del sueño planea conquistar del
todo al viejo.
― ¿Cómo?
― ¡Claro! ¿No se dan cuenta? El viejo cree en todas esas
supersticiones, en la profecía de la descendencia y toda esa basura. El
muchacho es sagaz. Quiere hacerle pensar que él es el personaje de la
profecía, entonces todo lo que diga y haga estará bien. ― ¿Será posible?
― Sí, pienso que con todo esto alguna cosa le va a sacar a nuestro
padre.
― No estoy de acuerdo ―protestó Rubén―. A mí me parece que el
muchacho es sincero e íntegro, mucho mejor que nosotros. ¿Acaso no
puede ser un profeta?
― No te confundas. Es un oportunista.
A los pocos días, las sospechas maliciosas de Simeón parecieron
confirmarse. El padre gastó mucho dinero en un soberbio traje que le
regaló a José. La envidia y los celos de los hermanos sobrepasaron el
límite. ― ¡Esto es intolerable! ¡No puede ser! ¡Fíjense cuánto dinero
gastó en él!
― ¿Vieron? ¿Qué les dije? ―agregó Simeón. Era como yo les
decía, ¿o no? Los sueños están dando resultado. Aun me temo que den
mucho más... ― ¿Qué quieres decir, Simeón? ―preguntaron intrigados
los otros. ― Sospecho que esto no va a terminar aquí. El muchacho va
a continuar sacando tajadas cada vez mayores. Hoy es el traje, mañana
serán animales, después vendrá el campo y probablemente consiga
quedarse con todos los bienes del viejo.
― ¡No, eso no es justo! Nosotros somos los mayores y, además, los
que trabajamos. El campo y los animales nos pertenecen. ― No le
permitiremos que nos robe ―respondió enfadado Dan. ― Esperen. No
piensen locuras ―trató de calmarlos Rubén―, son simples
suposiciones mal intencionadas de Simeón. José es un buen muchacho,
no creo que le interese en lo más mínimo el dinero.
― ¿Suposiciones? ¿Lo del traje es una suposición? ¿También te
engañó a ti? ¡Cuídate de José que es un artista!
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― Es que papá lo quiere mucho porque es hijo de su amada Raquel,
además quiso recompensarlo por su lealtad y fidelidad a Dios, cosa que
a nosotros nos falta bastante.
La discusión acaloró los ánimos y dividió a los hermanos. La mayor
parte del grupo se inclinó por la idea de Simeón y Dan. El enojo y
resentimiento hacia José se había tornado en odio. En la familia, se vivía
un clima de enorme tensión, cuando ocurrió el trágico desenlace.
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sería necesario matarlo, simplemente lo quitarían de en medio y, de
paso, obtendrían cierto beneficio.
Abruptamente cambió la suerte de José. Todavía aturdido por los
golpes y las fuertes emociones vividas no alcanzó a comprender todo lo
que estaba pasando. La cruel realidad lo sorprendió casi desnudo, los
hermanos le habían despojado de sus ropas, encadenado a una fila de
hombres harapientos, bajo la mirada severa de un vigilante armado de
un látigo pronto a castigarlo sin piedad. En un instante, lo había perdido
todo: su padre, el cariño de su hermano menor, su familia, su casa. Se
veía encaminándose hacia un lugar desconocido, teniendo como única
perspectiva un futuro ominoso, ser un esclavo. Todos sus sueños se
desmoronaron de pronto. Abrumado por la angustia lloró
desconsoladamente. Con los ojos velados por las lágrimas, levantó su
cabeza y mirando a lo lejos reconoció las colinas donde estaba su casa,
donde su amado padre estaría esperándolo, a quien no vería nunca más.
¡Cómo sufriría entonces!, pensó, ese intenso dolor podría ocasionarle
la muerte. Una nueva descarga de lágrimas oscureció su visión.
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con Narciso? ¿Por qué ese mítico personaje ha sido consagrado como
el símbolo del hombre contemporáneo?
Según la leyenda, Narciso era un joven muy hermoso y vanidoso
que desdeñó los amores de la ninfa Eco y de Aminías. Esta última,
herida en su orgullo, lo maldijo deseándole que nunca pudiera poseer el
objeto de su amor. Ese ruego se cumplió. Un día, cuando Narciso se
inclinó en una cisterna para beber, vio su rostro reflejado en el agua y
se enamoró de él. Quedó prendado de sí mismo y de continuo retornaba
a la fuente para contemplarse. Así fue languideciendo hasta morir. Otra
versión afirma que, al contemplarse en el agua, quiso abrazar su propia
imagen, ahogándose en el intento. En ese sitio, narra la leyenda, brotó
una nueva flor que lleva el nombre de su desdichado creador, Narciso.
Desde Freud (1967), el narcisismo se incorporó al vocabulario de la
psicología para designar el amor a la imagen de sí mismo y la etapa del
desarrollo cuando el niño hace de su propio yo el objeto primordial del
amor. A partir de esas ideas, se han producido un sinfín de estudios
sobre el tema que describen el perfil distintivo de la personalidad
narcisista. Según el manual de diagnósticos de los trastornos mentales
DSM-IV (1994; ver cuadro), los narcisistas son arrogantes, engreídos,
fantasiosos, amadores de sí mismos, sobrevaloran sus logros, sienten
una profunda necesidad de ser admirados constantemente y esperan un
trato preferencial permanente. Están convencidos de merecer mucho
más de lo que reciben. Se preocupan por su apariencia y se esfuerzan
por mantenerse jóvenes. Son insensibles a las necesidades y problemas
de los demás. Manifiestan poca tolerancia a las críticas, ya que
responden a ellas con furia, encono y humillación. En resumen, son
agrandados, envidiosos, orgullosos, hipersensibles y viven
obsesionados por las fantasías de éxito, poder y belleza. Otro hecho que
llama la atención es que este tipo de personas se encuentra con más
frecuencia en el sexo masculino. Según E.Rojas (1992), el narcisista de
nuestros días es el “ser humano centrado en sí mismo, en su
personalidad y en su cuerpo, con un individualismo atroz, desprovisto
de valores morales y sociales y, además, desinteresado por cualquier
cuestión trascendente”.
Cuadro 4
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Características de la personalidad narcisista
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Cuando las Crisis Construyen el Camino del Éxito 69
El “Narciso” bíblico
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72 Psicología de los Personajes Bíblicos
Sansón fue el Schwarzenegger o el Stallone del pasado. Si hubiera
vivido hoy, sería un Hércules de la pantalla. Más que un heroísmo
épico, protagonizó un rol estético. Es una historia que se inicia con los
mejores augurios y termina en una catástrofe, como el mito de Narciso.
Aparentemente tiene un sentido decadente, sin embargo, el último acto
de la vida de Sansón fue el verdaderamente válido, el que exhibió su fe,
el más heroico de su accidentada existencia, cuando logró cambiar el
destino fatal de su naturaleza hedonista. Así lo certifica Elena de White
(1913, 527) al afirmar que: “En el sufrimiento y la humillación, como
juguete de los filisteos, Sansón aprendió a conocer mejor su propia
debilidad que nunca antes, y sus padecimientos lo llevaron al
arrepentimiento”. Recién allí descubrió a Dios. Hasta ese momento
vivió al margen de la grandeza o utilizando a Dios a su servicio
(Jue.15:18), pero en la crisis percibió su misión y descubrió la
dimensión trascendente de su existencia sustentada por la fe.
El afán de progreso
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74 Psicología de los Personajes Bíblicos
inteligente, temperamental, dedicada a su casa y a la educación de su
hijo.
El niño fue creciendo en ese ambiente distinguido, de familia
acomodada, gozando de una atención privilegiada. Los psicólogos
diríamos que fue mimado en exceso, sobreestimado o sobreprotegido.
Lamentablemente, la etapa de la infancia de nuestro héroe se pierde
entre las nieblas del tiempo. Los biógrafos guardan silencio. Estamos
instalados en la encrucijada de obviar el período decisivo del desarrollo
o aceptar el desafío de intentar descubrir las leyes ocultas de su vida.
¿Acaso su infancia fue muy diferente de las que encontramos cada día
en la vida cotidiana? ¿Varían tanto con los siglos las profundidades,
sinuosidades, los altibajos y repliegues de la geografía de la existencia?
Quizás sea presumir demasiado decir, como aquel antiguo poeta, “nada
de lo humano me es ajeno”; pero es cierto que todo lo humano tiene ese
calor de intimidad, esas reverberaciones de las cosas personales, ese
sentido familiar que inmediatamente intuimos como perteneciente a
nuestra naturaleza. La verdad es que nos esforzamos en imaginar las
escenas familiares de la infancia del personaje de nuestra historia.
Decíamos que vivió en un ambiente rodeado de afecto y atenciones,
al amparo de los mejores cuidados de sus progenitores. Por supuesto,
los primeros problemas los encontró cuando tuvo que salir del claustro
familiar y entrar en la escuela. Si bien fue a una especie de escuela
privada, donde el dinero promueve privilegios, sabemos que los niños
de todos los tiempos y lugares son traviesos por naturaleza, y aun
pueden llegar a ser crueles a la hora de “gastar una broma” a un
compañero. Es posible que una escena propia del colegio de aquellos
días pudo haber sido como la siguiente. ― ¡Judío enano! ―le gritó un
chico. ― ¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma, insolente?
―respondió furioso lanzándose contra su agresor verbal.
Los otros chicos del colegio observaron la escena y enseguida se
agruparon en torno a los combatientes. ― ¿Qué pasa enanito?
― ¡Atrevido! ¡No sabes quién soy yo! ¿Acaso no sabes quién es mi
padre? ¡Te voy hacer tragar esas palabras! ―vocifera lleno de rabia.
― ¿Tu viejo? Es un enano igual que tú.
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Cuando las Crisis Construyen el Camino del Éxito 75
Eso sí que no lo soportó y se abalanzó furiosamente sobre el ofensor.
Algunos de los compañeros lo estimularon a pelear y otros se agruparon
del lado de los burladores. “¡Arriba el enano! ¡Qué bravo es!
¡Dale duro! ¡Rómpele la cara!”.
Entonces llegaron las autoridades de la escuela. Los dos chicos
fueron llevados a la dirección y sancionados. Ese día, nuestro pequeño
héroe llegó temprano a casa. La madre, luego de enterarse de lo
sucedido, le habló con cariño y firmeza. Pero las palabras que más le
llegaron al chico fueron las del padre.
― Saúl, hijo mío, no hagas caso de los insultos. ¡Mírame a mí!
Por primera vez en su corta vida, el niño se dio cuenta de que,
efectivamente, su padre era un hombre pequeño de estatura. Siempre lo
había tenido en tan alta estima, que jamás había observado ese detalle.
También comprendió que su compañero tenía razón con respecto a su
persona. Era más bajo que los demás chicos de su edad. Pero el padre
le estaba hablando en otro sentido.
― Observa cómo me respeta la gente y cuán importe soy en la
ciudad. ¿Sabes cómo llegué a conseguir tal popularidad? Fue porque
nunca tomé en cuenta los insultos. Siempre seguí adelante, con la ayuda
de Dios, a la meta que me había propuesto. Una persona no vale por su
estatura sino por lo que lleva dentro. Vale por su fe en Dios, por su
inteligencia, su dedicación al estudio, por su constancia en seguir la
vocación a la cual Dios le llama. Siempre habrá gente malvada, cruel,
impía, hereje, despiadada, tendremos que lidiar con ellos. Pero tú tienes
cosas más importantes que hacer. Llegar a ser una persona correcta,
cumplir con lo que Dios manda, estudiar y triunfar. Un hijo de la tribu
de Benjamín debe ser una persona íntegra, perfecta, sin ningún
reproche.
Desde entonces, Saúl se dedicó con ahínco al estudio. Puso todo su
empeño e inteligencia en los libros y en actuar correctamente.
Cuando llegó a la adolescencia, dos fuertes motivaciones agitaban
su corazón. Tenía una persistente preocupación secreta por su estatura
y una fuerte vocación religiosa. En algún lugar, a escondidas, se paraba
contra la pared y trazaba una línea a la altura de su cabeza, para
comprobar asiduamente su crecimiento. Los resultados eran
desalentadores. Por otro lado, cada vez más estudiaba la Biblia y los
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76 Psicología de los Personajes Bíblicos
escritos sagrados de la tradición religiosa judía, la Torá, la Mishná y los
otros libros. A medida que su mente fresca, receptiva y aguda captaba
las enseñanzas, se esforzaba en ponerlas en práctica. En este aspecto,
los resultados fueron altamente satisfactorios. Toda la comunidad judía
lo elogiaba y los dirigentes de la sinagoga le manifestaban palabras de
estímulo y encomio. Veían en el joven Saúl un valor especial.
Ponderaban su facilidad de palabra, el conocimiento que demostraba de
las Escrituras, su prodigiosa memoria, la agilidad mental y su capacidad
de razonamiento para encontrar argumentos. Se sabía los 613
mandamientos judíos de memoria. Recitaba sin dificultad parte de la
Torá y la Mishná. Además, era un lector obsesionado de los filósofos y
poetas griegos y romanos. Su aguda inteligencia captaba con facilidad
los razonamientos y aun descubría las falacias de los escritores paganos.
Evocaba rápidamente las ideas y argumentos leídos, y su verbosidad
fluida y elocuente desarrollaba con destreza y lucidez las ideas en las
exposiciones o debates.
Muy pronto se convirtió en el apologeta de la sinagoga.
Frecuentemente, los judíos eran atacados por sus ideas y creencias
religiosas. Saúl o Saulo, como lo llamaban en latín la gente del pueblo
(los que no eran judíos), con toda facilidad encontraba argumentos para
rebatirlos, e incluso ponerlos en ridículo. Además, el muchacho era
impetuoso, resuelto y de espíritu combativo. Le encantaba discutir,
impugnar a los herejes, rebatir a los gentiles y amonestar a los
irreligiosos. En estas confrontaciones Saúl salía airoso. Los judíos,
especialmente el grupo de dirigentes de la sinagoga, los fariseos,
estaban encantados de tener un defensor tan lúcido y agudo. Estos éxitos
gratificaban el orgullo de nuestro joven héroe, reforzaban su dedicación
al estudio y estimulaban un cierto aire de importancia en el
cumplimiento y defensa de la ortodoxia. Cada vez fue convirtiéndose
en fanático y dogmático en la observancia de las normas religiosas. Fue
un celoso guardián de la pureza del judaísmo. Reprendía a quienes se
acomodaban a la impostura, no hacía concesiones a los débiles, era de
disciplina férrea y extremadamente duro con el transgresor.
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Cuando las Crisis Construyen el Camino del Éxito 77
Ya fuese porque su actitud intolerante empezó a molestar a la gente
de influencia, ya porque su pequeña figura soberbia y arrogante caía
mal a otros, o porque realmente reconocían su brillante talento, el hecho
fue que le aconsejaron que continuase los estudios en la capital.
― En Jerusalén vas a poder lograr una capacitación más completa
y excelente ―le dijeron, alabando sus capacidades para hacer una
exitosa carrera.
En esos días, la escuela que dirigía Gamaliel era el centro más
importante de estudios teológicos del judaísmo. Así que le propusieron
que ingresara en esa prestigiosa universidad. El proyecto entusiasmó a
Saúl. Sus padres lo apoyaron y proporcionaron los recursos para el viaje
y la manutención. Fue así como nuestro joven héroe llegó a la ciudad
sagrada cargado de ilusiones y afanoso de perfección. Recorrió
emocionado las estrechas callejuelas repasando la historia y
descubriendo las huellas de sus antepasados. Con reverente unción
entró en el templo y presenció absorto el sacrificio de la tarde, por
primera vez vivió una de las experiencias más impactantes de su vida.
Se inscribió en la escuela de Gamaliel y se consagró a la tarea de
estudiar con todo fervor. Rápidamente sobresalió, no sólo por su baja
estatura, sino por su notable capacidad para el aprendizaje. El mismo
Gamaliel se interesó en él y llegó a ser su maestro privado. Continuó en
la ruta del éxito cosechando aplausos y expresiones de encomio. La vida
le sonreía. Progresivamente fue distinguido con posiciones de privilegio
y autoridad. Todo ese estímulo e innumerables gratificaciones lo
motivaban más al estudio, a ser más estricto en el cumplimiento de la
ley, y a buscar con ansias renovadas la cúspide del poder.
Es lamentable que también en este punto los biógrafos de nuestro
personaje sean tan reticentes en proporcionar información.
Prácticamente nos dejan en las sombras y obligados a descubrir por
nosotros mismos, datos que nos permitan reconstruir la historia de esta
etapa de su vida tan significativa. ¿Qué ocurrió entre los 25 y los
primeros años de la década de los 30? Si bien, reiteramos, no existe
información confirmada, tenemos algunas razones para pensar que la
historia podría ser como la vamos a contar. Es un intento de llenar los
vacíos de las crónicas con las hebras que la lógica de la vida teje en
todos los tiempos y lugares.
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78 Psicología de los Personajes Bíblicos
Quizás fue el mismo Gamaliel, o uno de los ancianos venerables del
templo o del Sanedrín o alguno de sus condiscípulos, que un día le dijo:
― Saulo, tienes casi todo para llegar a ser uno de nuestros gobernantes,
para ocupar un lugar en el Sanedrín: inteligencia, conocimiento, moral
intachable, elocuencia extraordinaria, sólo te falta una cosa para ser un
gran líder.
― ¿Qué cosa me falta? ―preguntó Saulo con inusitado interés.
― Una mujer.
― ¿Cómo? ―dijo con asombro y desconcierto.
― ¿No sabes, acaso, que si no eres casado no puedes entrar en el
Sanedrín? Saulo necesitas una mujer. Tienes que casarte, muchacho.
Es probable que Saulo jamás se había detenido a pensar en la idea
de casarse ni en mirar a las chicas con intereses serios. Desde la
adolescencia todas sus energías fueron canalizadas al estudio y el
cumplimiento estricto de las normas religiosas. Así que, no fue raro que
el consejo lo sorprendiera y produjera cierto molestar. No sabemos
exactamente qué sucedió, pero quizás la hija de un fariseo importante
fue propuesta como candidata para el matrimonio y, de alguna manera,
se hicieron los arreglos para que se celebrase la boda. Así, pues, nuestro
héroe, un tanto obligado por las circunstancias y su poderosa voluntad
de poder, ingresó al gremio feliz de los casados.
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Cuando las Crisis Construyen el Camino del Éxito 79
esposo la superaba grandemente en todo lo que conocía. La agobiaba
con sus exigencias de ser exacta, disciplinada, estricta con todas las
reglas. Contaba los pasos que daba el sábado para no transgredir la
norma. La obligaba a no prender fuego ni hacer ningún esfuerzo mayor
que el autorizado. Vigilaba sus palabras para que no pronunciara
ninguna expresión inconveniente. Le exigía que recitase de memoria las
Escrituras. Permanentemente le reclamaba perfección y prontitud en las
tareas del hogar, en su comportamiento personal y en su devoción
religiosa. Por suerte, Saulo estaba poco tiempo en casa. La mayor parte
del día lo ocupaba en el templo o en el estudio. Finalmente, había
ingresado al Sanedrín, dedicando más tiempo a la política y a las tareas
del gobierno. Su esposa languidecía en la soledad bajo el peso agobiante
del deber ineludible.
¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Cómo se produjo el cruel desenlace? No
lo sabemos con exactitud. Quizás fue el cansancio de esa vida dura,
rígida, sin espacios para las luces del amor y la comprensión. Quizás
una siniestra enfermedad empezó a consumir sus energías juveniles. Es
posible que un accidente, provocado o imprevisto, cercenó su vida. Lo
cierto fue que un hecho triste y dramático precipitó a Saulo en la viudez
prematura. Muchas veces se lo habían advertido. Hasta algún amigo
había sido severo con él amonestándolo a que prestase más atención a
su esposa y la tratase con más consideración. Ocupado, más bien,
absorto en sus tareas no había llegado a captar que había alguien en casa
esperándolo. Además, había entendido que Dios le pidió, como un
nuevo Moisés, que guiase a su esposa por el camino de la obediencia.
El rigor en su trato siempre lo había entendido como benéfico para la
educación de ella.
Tarde descubrió que había estado equivocado. Se daba cuenta que
le había hecho la vida insoportable. Se sentía un tirano, un déspota, una
criatura abominable. Pero era demasiado tarde. Comprendió que ella
había sido bondadosa, servicial, siempre dispuesta y atenta a sus
necesidades. Jamás había reaccionado con aspereza. Cuando él le
gritaba sus errores, bajaba la cabeza y sollozando le decía que la
próxima vez lo haría mejor. Rasgó sus ropas de dolor, se tiró de los
cabellos, lloró de rabia consigo mismo. Estaba desesperado. La tragedia
se desplomó sobre él como un rayo fulminante. Hasta ahora la vida le
Mario Pereyra
80 Psicología de los Personajes Bíblicos
había sonreído. Siempre había estado absolutamente convencido de que
estaba haciendo lo mejor. Que era el mejor en todo, el más justo, el más
perfecto, el más santo. Ahora se veía como un gusano vil y despreciable.
Se sentía un criminal. ¿Cómo pudo suceder esto? Su mente era un
torbellino.
Perdió el apetito. No podía dormir. Vivía pensando. Empezó a dudar de
todo. Tenía arranques de llanto y angustia. Por momentos le invadía una
crisis de ira y rabia y rompía todo lo que encontraba a su paso.
Los miembros del Sanedrín vinieron compungidos, con aire
solemne y respetuoso, a presentarle sus condolencias. Todos los
fariseos de Jerusalén desfilaron por su casa. La mayoría actuaba con
formalidad y sobriedad en sus palabras. Por primera vez, Saulo
descubrió la hipocresía que había en todos esos gestos y palabras vacías.
Se veía como Job en las profundidades del dolor ante los amigos
insensibles y condenadores. Aunque nadie se lo dijo, Saulo pudo leer
en los rostros de los sacerdotes que se preguntaban qué pecado habría
cometido para que Dios lo castigase con la muerte de su esposa. Se
encerró en su casa y durante semanas no salió. Los amigos más íntimos
procuraban consolarlo y tranquilizarlo. Quizás alguno de ellos le traía
las noticias de los sucesos de la ciudad, más para entretenerlo que para
involucrarlo. Se trataba de la secta de los seguidores de Jesús, de cómo
aumentaban sus adeptos a pesar de los esfuerzos de los sacerdotes por
detenerlos. Aun los saduceos, sus enemigos, cuestionaban esa doctrina.
Un extraño interés se despertó en Saulo sobre el tema, olvidando por
momentos la muerte de su esposa. Entonces los amigos fueron más
explícitos, y le contaron que dos de ellos, Pedro y Juan, habían sido
detenidos e interrogados, quienes respondieron en forma insolente a los
ancianos y continuado con su campaña proselitista. Saulo se indignó.
Se comentaba que ellos eran los culpables de la extraña muerte de un
matrimonio (Ananías y Safira) ocurrida en el lugar donde se reunía el
grupo. El Sanedrín estaba dividido en relación a las medidas que debían
adoptar. Pero, como tantas otras veces, había prevalecido la palabra de
Gamaliel, de dejar que el tiempo se encargase de mostrar quién tenía
razón. También hablaron de otro seguidor, Felipe, que fue necesario
echarlo de la ciudad para que no molestase.
Universidad de Montemorelos
Cuando las Crisis Construyen el Camino del Éxito 81
― Pero el problema más grande lo tenemos con otro de sus líderes,
llamado Esteban.
― ¿Qué ha hecho? ―preguntó Saulo.
― No sabemos muy bien, pero es un hereje que insiste en predicar
esas doctrinas falsas y perniciosas de Jesús de Nazaret. Aun ha tenido
la osadía de enfrentar a nuestros ancianos y acusarlos de la muerte de
su maestro, Jesús de Galilea. Tiene mucha facilidad de palabra y ha
puesto en aprieto a los miembros del Sanedrín. Tus colegas han pedido
que, por favor, vayas a defender la causa del judaísmo que está siendo
atacando por esta gente. El Sanedrín ha convocado a varios eruditos de
Jerusalén y de otras localidades para una confrontación. Saulo se olvidó
de su dolor, movido por el orgullo farisaico ofendido y por su pasión
por la polémica. No dudó un minuto en acudir.
La historia dice que Saulo participó activamente en el juicio, pero
nadie pudo rebatir “la clara y serena sabiduría de Esteban”. La voz del
diácono, inspirada por el Espíritu Santo, resonaba en la sala del concilio.
“Con palabras que cautivaron al auditorio, procedió a repasar la historia
del pueblo escogido de Dios, demostrando gran conocimiento de la
dispensación judaica y de su interpretación espiritual manifestada por
Cristo... Evidenció su lealtad para con Dios y la fe judaica, aunque
demostrando que la ley en que confiaban los judíos para su salvación
no había podido salvar a Israel de la idolatría”. El conceptuoso y sereno
discurso de Esteban de pronto se interrumpió para dirigir a los jueces
un violento reproche de amonestación: “Duros de cerviz, e
incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu
Santo: como vuestros padres, así también vosotros...” (Hech.7:51) La
respuesta no se hizo esperar. Furiosos arremetieron contra él, lo sacaron
fuera del recinto, lo arrastraron por las calles hasta los extremos de la
ciudad y allí lo apedrearon. Saulo también fue arrastrado por la ira
colectiva, y si bien no se atrevió a tirar piedras, apoyó el acto justiciero.
Sin embargo, cuando volvió a su casa, surgieron las dudas. Las
escenas impresionantes que había vivido no se iban de su mente.
Recordaba las palabras de Esteban, la falta de argumentos de los
sacerdotes, el gesto sereno del mártir durante el juicio y aun durante su
apedreamiento. Por momentos, la conciencia culpable le recordaba a su
esposa, asociándola de alguna manera con Esteban. Le molestaba estos
Mario Pereyra
82 Psicología de los Personajes Bíblicos
recuerdos. Luchó contra ellos. Se impuso la idea de que Esteban era un
impostor y que fue necesario su ajusticiamiento. Toda la rabia que
sentía hacia sí mismo, empezó a dirigirla hacia esos seres perversos que
destruyen la paz del pueblo y esparcen ideas herejes. La voz de la crisis
Cualidades femeninas
1. EL CARÁCTER FEMENINO EN LA BIBLIA
( 81 )
La defensa de la colmena
Mario Pereyra
88 Psicología de los Personajes Bíblicos
Débora, la “abeja”, aparece para defender su colmena y liberar al pueblo
del despotismo y la injusticia.
Elena de White, hace una gráfica descripción de aquellos tiempos
penosos: “Los israelitas, habiéndose separado de Dios por la idolatría,
fueron cruelmente oprimidos por los enemigos. La propiedad y aun las
vidas de la gente estaban en constante peligro. Por ello las aldeas y las
viviendas solitarias habían sido abandonadas, y la población se
concentraba en las ciudades amuralladas. Los caminos principales
estaban vacíos, y la gente iba de un lugar a otro por solitarios caminos
secundarios. En los lugares de donde sacaban agua, muchos eran
asaltados y aun asesinados y, para mayor angustia, los israelitas estaban
desarmados. Entre cuarenta mil hombres no había una espada ni una
lanza” (White, 1995, 261).
En su tarea de jueza y consejera, Débora ejercía sus funciones
políticas y psicológicas al aire libre, bajo una palmera conocida con su
propio su nombre (4:5), quizás debido a otra homónima del pasado (ver
Gén.35:8). Allí atendía todo tipo de consultas que traían para su sabio
criterio y decisión. Una de las demandas más frecuentes, prácticamente
un clamor generalizado, era la condición de opresión y sumisión a la
que estaba sometida el pueblo. Sufrían todo tipo de atropello y carencias
bajo el dominio enemigo. Fue cuando Débora entendió que la situación
era insostenible y que se requería una acción inmediata y enérgica.
Pronto recibe de Dios la seguridad del triunfo y la estrategia para
alcanzarlo. Convoca al hombre con mejores aptitudes para organizar un
ejército y enfrentar al enemigo. Barac, el “relámpago” (DBA, 142), fue
el designado.
Le da las instrucciones de cómo proceder (4:6) y la convicción que
Dios le daría el triunfo, más allá de la supuesta superioridad bélica del
enemigo. “Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no
fueres conmigo, no iré” (4:8). En tiempos donde la superioridad
masculina era incuestionable y la mujer desempeñaba roles secundarios,
esas palabras de quien ejercía la comandancia general de las fuerzas
armadas, constituyó un reconocimiento de un valor excepcional. “Debe
de haber sido extraordinario para que en su tiempo, y rompiendo todas
las ataduras de la cultura, Barac fuera a suplicarle que le acompañara a
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 89
la guerra”, dice Núñez (2003, 159). “Señal que Dios no discrimina a la
hora de utilizar a las personas”.
Seguramente Barac conocía lo mal preparado que estaba el pueblo
para la guerra, la actitud tímida y desertora de mucha gente, además de
la gran reputación y popularidad que tenía Débora, producto de varios
años de trabajo efectivo y exitoso ayudando a resolver los difíciles
problemas de la gente. Todo el mundo sabía que la palabra de la jueza
era confiable y segura; lo que ella decía, era incuestionable e infalible,
como un cheque al portador, una profecía que jamás fallaba. Su
personalidad imponente y respetable era el alma del pueblo de Israel, la
única persona capaz de sostener el ánimo de los hebreos y la portavoz
reconocida de la voluntad de Dios; un poder superior a los 900 carros
de guerra de Sísara.
El despertar de la abeja
Mario Pereyra
90 Psicología de los Personajes Bíblicos
en una aventura sumamente riesgosa, considerando las diferencias entre
ambos contendientes. Humanamente hablando, era una misión
imposible, sólo la fe en el Todopoderoso podía hacer creer en el éxito.
Como mencionamos anteriormente, el cuerpo más poderoso del
ejército de Sísara era la caballería, integrada por una unidad de 900
carros herrados (Jue.4:3), especie de brigada motorizada acorazada. Era
un cuerpo invencible y decisivo en las batallas de aquellos tiempos, ya
que los combates eran cuerpo a cuerpo, siendo decididos por la
infantería. Esos carros estaban armados con cuchillas semejantes a
guadañas, fijadas en los ejes, para que al pasar entre la formación
enemiga los segara como a trigo. Por otra parte, los israelitas, bajo la
hegemonía cananea, estaban desarmados. Combatían con utensilios de
madera, herramientas recicladas o armas fabricadas a última hora. Por
su parte, Sísara tenía bajo su mando soldados profesionales, de
experiencia en el combate, a diferencia de los israelitas, que en su
mayoría eran agricultores, que sólo poseían el entusiasmo y la fuerza
natural. Prácticamente era un suicidio declararle la guerra a los
cananeos. Sin embargo, diez mil hombres se alistaron y salieron a
combatir al ejército de Sísara. ¿Cómo se atrevieron a tanto? ¿Qué los
animó a realizar esa acción descabellada? Fue Débora, la profetisa, esa
mujer temperamental y osada, cuya influencia y carisma irresistibles,
animada por su profunda convicción de triunfo y de la intervención
divina, envió a esos hombres a la batalla.
Las amenazas de la confrontación oscurecían el horizonte como una
tormenta violenta que se aproximaba. Barac juntó a sus diez mil
hombres y se dirigió al monte Tabor. Sísara, inmediatamente reunió su
poderoso ejército, con el cual esperaba rodear a los hebreos para
destruirlos con facilidad. Los israelitas miraron asombrados a las
numerosas legiones que se extendían en la planicie, fuertemente
pertrechadas con todos los instrumentos bélicos. “Los israelitas se
habían ubicado en una posición ventajosa en las montañas, esperando
la oportunidad favorable para el ataque. Alentado por la seguridad que
le dio Débora de que en ese día obtendrían una victoria significativa,
Barac condujo a su ejército hacia la abierta planicie y atacó audazmente
al enemigo. El Dios de los ejércitos luchó a favor de Israel, y ni la
capacidad bélica, ni la superioridad numérica, ni el equipo que poseían
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 91
pudieron resistir el ataque. Las huestes de Sísara fueron presas del
pánico. Sólo Dios pudo haber derrotado al enemigo, y la victoria sólo
podía adjudicarse a El” (White, 1985, 321).
Parece que sobrevino una fuerte tormenta, con truenos y
relámpagos, que llenaron de temor a los cananeos; y aún mas, ante el
avance del otro “relámpago” que los atacaba. La lluvia intensa y
persistente inundó los campos y desbordó el arroyo Cisón (5:20,21), que
lanzó sus aguas sobre la planicie, empantanando e inmovilizando los
carros de guerra. En esas condiciones, los soldados cananeos
atemorizados, fueron fácil presa del ataque violento de los israelitas. Al
observar el desastre y la derrota, Sísara escapó corriendo entre los cerros
en dirección a tierras seguras, hacia el norte, alrededor de 50 kilométros,
donde vivía Héber ceneo, quien había firmado un tratado de paz con el
rey Jabín (4:17). Al llegar a la casa, encontró a la esposa de Héber, Jael,
quien le brindó albergue y le dio a beber leche. Agotado por el esfuerzo
y sintiéndose seguro, Sísara se durmió profundamente. Al darse cuenta
Jael de quién se trataba, al verlo dormido, “venció su repugnancia
natural ante un acto tal y lo mató atravesándole un clavo por las sienes
y clavándolo en tierra. Cuando Barac pasó por allí persiguiendo a sus
enemigos, Jael lo invitó a entrar y viera a sus pies al vanaglorioso
capitán muerto por la mano de una mujer” (2CBA, 998).
La dulzura de la victoria
“¡Bendita entre las mujeres, Jael (la mujer de Héber ceneo),
entre las mujeres que habitan en tiendas, bendita sea!”
Jueces 5:24 (BJ)
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 93
La historia de Débora contiene una serie de mensajes y enseñanzas
que es necesario rescatar. En primer lugar, el valor y dignidad de la
figura femenina con sus aptitudes y habilidades para intervenir en el
momento adecuado con determinación y eficacia. Dios siempre escucha
a sus hijos cuando se arrepienten y se comprometen a cambiar. También
trasmite los valores del rechazo a toda forma de tiranía y despotismo;
lucha por la justicia, más allá de las consecuencias e impedimentos; la
importancia de la decisión valiente para enfrentar la opresión; los
pecados de la cobardía, y mantener la esperanza, aun en las situaciones
más sombrías y nefastas, porque Dios siempre está dispuesto a conceder
la victoria a la noble causa del bien.
3. UNA DECISIÓN QUE SE CONVIERTE EN DESTINO: RUT, LA
MOABITA
“Y Rut oyó, en las lejanías de sí misma, la voz que llamaba a los gentiles.
E hizo su voto perpetuo de maternidad predestinada.
Y abrió el claustro de su vida en flor, el de todas sus potencias y sentidos,
al Esperado, al Santo de Israel”.
Juan Zorrilla de San Martín
Decisión y compromiso
“El Libro de Rut, gruta de divino azul, dice Zorrilla (200-201), está
cubierta de plantas a la entrada; se penetra en él entre árboles atentos,
separando con las manos las ramas que nos tocan la cara; oyendo voces
de vidas ignotas que vienen de las lejanías; sintiendo palpitaciones de
sangre melodiosa, que circula en las arterias de los follajes; se siente en
seguida la dilatada frescura del otro lado, del otro viento. Es un libro de
encanto..., reclama el recogimiento y la paz del alma pura para ser
respirado”. Ciertamente, Rut es un libro único y peculiar. Respira los
aires de los campos grávidos, cubiertos de espigas, llenos de sol y
gratitud, pero además, tiene el calor de una intimidad doméstica, suave
y tierna. Es un libro fresco, luminoso y encantador. No cuenta la historia
ostentosa de los poderosos y reyes, sino de dramas y alegrías propias de
la gente de pueblo y sencilla. Los expertos distinguen este libro como
una de las joyas más valiosas de la literatura hebrea; los historiadores lo
Mario Pereyra
94 Psicología de los Personajes Bíblicos
prefieren porque describe, como ninguno, las costumbres de esa
sociedad de la antigüedad, todos lo admiramos por la vida de aquella
notable mujer, humilde y grande, cuyos gestos sublimes le dieron un
lugar singular en la posteridad. Podríamos glosar la historia en estos
términos.
Aconteció que una devastadora sequía azotó aquella tierra. Los
trigos y cebadas desfallecían y el campo estaba exhausto. Un vecino de
Belén de Judá, llamado Elimelec, perdió su cosecha y en su indigencia
decidió emigrar a otro lugar. Hombre educado con fuertes convicciones
religiosas, ya que su nombre significa “mi Dios es rey” (2CBA, 430),
seguramente entendió que Dios tenía algún destino mejor en otro país.
Así que, se dirigió a la tierra de los moabitas con su mujer, Noemí, y
sus dos hijos endebles, Quelión, que significa “languidez”, y Mahlón,
“enfermizo”. Pero he aquí que murió Elimelec y Noemí, su viuda, con
sus dos hijos, quedaron en aquella tierra de gentiles. Ambos se casaron
con mujeres moabitas; la esposa de Quelión se llamaba Orfa, una joven
atractiva por su bella cabellera (su nombre significa “ricamente
adornado con cabello”; 2CBA, 430), y Rut, esposa de Mahlón,
simpática y sociable. Pero también murieron los dos hijos de Elimelec.
Y Noemí, ya anciana, quedó sin marido y sin hijos, junto a sus nueras
jóvenes viudas que no llegaron a ser madres.
Pasó el tiempo, y un día Noemí, después de diez años de exilio, oyó
decir que el Señor había visitado a su pueblo para darles de comer.
Entonces, decidió volver. Habiéndose levantado, tomó el camino de
Belén por el vado del Jordán, en compañía de sus dos nueras. “Las tres
viudas pasaban por las colinas, como tres blancos misterios caminantes”
(Zorrilla, 207). Poco después, la anciana se detuvo, y dijo a sus nueras:
“Idos a casa de vuestra madre, hijas mías. Que Jehová haga misericordia
con vosotras, como la hicisteis vosotras con los difuntos y conmigo. Y
las besó”. Ellas se pusieron a llorar y dijeron: “No, contigo iremos a tu
pueblo”. Noemí insistió que regresaran con los suyos, tratando de
explicarles la realidad. Nada tenía que ofrecerles. “Volveos, hijas mías,
e idos”, les repitió. Finalmente, Orfa besó a su suegra y se volvió a su
casa en Moab. Pero Rut quedó abrazada del cuello de su suegra. “Mira,
dijo la anciana, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vete
con ella”. Entonces Rut dio el paso decisivo, aquel que marcó su destino
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 95
y la proyectó en la historia de la salvación; un acto supremo de lealtad
que exhibe la esencia de su personalidad. Dijo:
Mario Pereyra
96 Psicología de los Personajes Bíblicos
por su amor y lealtad. Al parecer, la figura grácil y frágil de la joven,
cargada de la desoladora belleza del desamparo, despertó un
sentimiento de protección y cariño especial en Booz, que sintió el
impulso de abrazarla y rodearla de calor: “Que tu recompensa sea plena
de parte de Jehová, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a
refugiarte” (v.12). El diálogo de las palabras y miradas continuó durante
el almuerzo, conservando la dama su humilde recato y candor. Booz
ordenó dejar caer algunas espigas adicionales entre las gavillas para que
ella pudiera recogerlas y hacer más fructífero su trabajo. Y cuando la
tarde cayó aquel día, Rut volvió al sencillo hogar de Noemí, cargada
con una cosecha abundante de alimentos.
Noemí intuyó rápidamente que la simpatía del hombre podía
convertirse en amor y llegar al matrimonio. Quizás oyendo la voz de
Dios que anunciaba profecías, trazó un plan para apremiar a Booz a
tomar una decisión y concretar el casamiento. Le explicó a su nuera su
idea, mostrando un notable conocimiento de la psicología masculina.
Rut lo ejecutó con gran habilidad. Luego que “Booz hubo comido y
bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir... Entonces ella
vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó” (3:7). A la
medianoche, Booz se sobresaltó al descubrir la íntima calidez de una
dama acostada a sus pies. Probablemente una súbita turbulencia interior
lo sacudió, produciéndole un estremecimiento que le recorrió toda la
espalda, despertando un deseo que iba dispersándose por la sangre, al
ritmo acelerado de su corazón, para dar lugar a vagos apetitos carnales,
que caldearon la imaginación y enternecieron la voluntad.
“Dijo: ‘¿Quién eres tú?’, y ella respondió: ‘Soy tu sierva. Extiende
sobre tu sierva el borde de tu manto, porque tienes derecho de rescate’”
(9; BJ). Con ese gesto le estaba pidiendo que fuera su “goel” o
“redentor”. Dos normas disponían los deberes del “goel”, una de tipo
económico y otra social. La primera era el deber de rescatar los bienes
de un pariente evitando la venta o el traspaso de sus tierras (Lv.25:2325,
47-49). La segunda, era la costumbre del levirato, a través de la cual una
viuda debía casarse con el hermano o el pariente más cercano del marido
para darle descendencia al difunto. Cuando el cuñado se negaba a
casarse con la viuda, en un acto público, le quitaba la sandalia y le
escupía la cara pronunciando palabras infamantes (Dt.25:5-10). En
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 97
consecuencia, la actitud de Rut, de acostarse junto a los pies descalzos
de Booz, no parece responder a un simbolismo sexual (si se interpreta
“los pies” como el sexo), sino a los rituales del levirato. Es como decirle,
“vas a ponerte la sandalia, casándote conmigo o yo tomaré tu sandalia
en señal de repudio”. Fue un acto osado e intrépido de la moabita (Booz
podría haberla acusado de acoso sexual), que impresionó vivamente al
hombre, quien admirado, exclamó: “Bendita seas de Jehová, hija mía;
has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca
de los jóvenes, sean pobres o ricos” (3:10).
La historia narra que había un pariente más cercano a Rut, que al ser
confrontado con sus deberes del levirato, dejó el camino libre para que
Booz asumiera formalmente los privilegios y deberes que
correspondían al heredero legal de Elimelec, casándose con Rut
(4:610). La premura y el entusiasmo con los cuales realizó estos trámites
revelan cuánto había quedado prendado de ese acto nocturno de sutil
eroticidad, vivido en el secreto compartido de una cierta clandestinidad.
Así, la extranjera se unió al pueblo de Dios, adquiriendo la ciudadanía
judía. Pero su adhesión tuvo una proyección impensada y grandiosa. De
esa unión nació Obed, el abuelo de David y uno de los progenitores de
Cristo (13,21,22). De esta manera, Rut se transformó en madre del gran
rey y fue honrada con la más grande bendición que podía aspirar una
mujer de Israel, integrar la genealogía de Jesucristo, el Salvador del
mundo (Mt.1:5).
Mario Pereyra
98 Psicología de los Personajes Bíblicos
su cosecha. Sus enseñanzas no se pueden contar, se dan sencillamente
para que cada uno realice su propia siega y recolección.
Hay tan sólo dos libros en el canon bíblico que tienen nombres de
mujer, Ester y Rut, en contraste con otros 37 que llevan nombres
masculinos. Ester fue una reina que gobernó en el más grande de los
imperios antiguos, fuera del imperio romano, y realizó la proeza de
salvar a su pueblo de la destrucción. Ester fue una prócer única.
Legítimamente, ocupó el lugar más alto del podio histórico femenino.
Pero, en segundo lugar está Rut. ¿Por qué una humilde extranjera viuda,
tuvo un privilegio semejante? ¿Qué tuvo de particular su vida para
componer el otro libro bíblico femenino? Es cierto, escribió una
hermosa historia de amor, de un lirismo idílico único, que parece tener
la magia de los cuentos de hadas. ¿Es eso suficiente? Probablemente no;
hay muchos relatos sentimentales que apenas trascienden. Entonces, ¿la
intención es mostrar que Dios no hace acepción de personas?
Ciertamente, esa es una lección notable que encierra el libro. Si el
pueblo de Israel, y todos en general, hubiese tenido en cuenta ese
principio, cuán distinta hubiera sido la historia de la humanidad.
¿Hay algo más? Sí, por cierto. Los nombres propios hebreos tienen
mucho significado. Éstos pasan inadvertidos para el lector común, toda
vez que los traductores transliteran los nombres sin expresar su sentido
original. Si bien Rut era moabita, no hebrea, su nombre parece haber
tenido un significado especial. No se sabe con certeza su etimología,
aunque algunos creen que está relacionado con el verbo ra’ah,
“asociarse con”, y significaría, “amiga”, o “amistad”. Esa es una de las
notas del libro, y probablemente, la característica relevante de su
personalidad. Es posible que el lánguido Mahlón se haya sentido atraído
por la simpatía cálida y jovial de Rut. Las personas sociables y
comunicativas tienen la capacidad de sonreír y atraer a otros por su trato
agradable y fino. Hacen sentir bien a quienes se les acercan, porque
tienen esa actitud acogedora, comprensiva y afable. Por eso, todos
buscan a los simpáticos. Así parece haber acontecido con Rut, que tuvo
la virtud de hacerse querer y ser aceptada por todos, incluso por nosotros
que vivimos 3.300 años después.
Dice el Comentario Bíblico Adventista: “El libro de Rut no nos da
la historia de un amor romántico, sino del amor reverente de una viuda
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 99
joven por la madre de su esposo difunto. El amor que se revela en el
carácter de Rut es del tipo más puro, abnegado y extraordinario”
(2CBA, 423). No parece ser sólo el amor de Rut hacia su suegra lo que
la hizo quedarse con ella, sino la fe de Noemí, según se desprende de
sus propias palabras: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”.
“En ninguna literatura puede encontrarse una afirmación más sublime
de amor y consagración” (2CBA, 432). Ni los ruegos de Noemí, ni el
ejemplo de Orfa, alteraron la determinación de Rut de echar su suerte
con Noemí y con el Dios de Israel. Esa decisión tuvo un carácter más
acentuado y terminante, en contraste con la de su concuñada, Orfa.
Según los comentarios de la Biblia de Jerusalén (pág.297), Orfa
significa “la que vuelve la espalda”. Precisamente, en la encrucijada, la
decisión de retorno de Orfa es un símbolo de marcha atrás y temor al
futuro, de la incapacidad para enfrentar la aventura del porvenir. Pero
la decisión de Rut, de avanzar hacia adelante, es un signo de audacia y
coraje, de fe en el mañana y de compromiso, el paso resuelto de alguien
que se atreve a lanzarse hacia los horizontes del futuro movida por la
fuerza de la esperanza.
La otra decisión clave en la vida de Rut, que definió su destino, fue
cuando jugó su prestigio y buen nombre en la intrépida propuesta de
matrimonio que le hizo a Booz. Su conducta, aunque correcta y
honorable, corría el riesgo de ser mal interpretada, lo cual hubiera sido
fatal. Sin embargo, Booz comprendió la verdadera motivación y bondad
de la dama, al sentirse tocado por su piel encantadora. ¡Con qué
facilidad un simple toque de mujer puede anonadar y deslumbrar a un
hombre, haciendo de la supuesta voz del deber el llamamiento de la
pasión! La pasión, del modo en que aquí se la propone, es la energía que
decide el rumbo de una vida, el soplo poderoso que la impulsa a cumplir
su parábola temporal. Emocionado Booz, reconoció ese gesto de afecto
femenino y se sintió honrado de ser objeto del amor de Rut. El encanto
sorprendente de la primavera brilló en la intimidad de aquel suave rostro
juvenil, y Booz descifró la profecía de nuevas cosechas en aquella
espiga en flor. A pesar de las ráfagas de los siglos, que han asolado la
faz de la tierra, todavía no se ha perdido la virtud femenina de
estremecer a los hombres con los arrebatos del encanto erótico.
Mario Pereyra
100 Psicología de los Personajes Bíblicos
4. HACIA UN DESTINO HEROICO: LA REINA ESTER
Es la historia prodigiosa de la mujer más hermosa del pasado,
que tuvo el singular privilegio de unir la belleza física con la moral y espiritual.
Un relato verídico de un lirismo peculiar,
que conserva la magia legendaria de los cuentos de hadas.
¿Estética o ética?
“Ya que lo que seduce no tiene que ver con la belleza o la fealdad en sí,
Mario Pereyra
102 Psicología de los Personajes Bíblicos
o sea con un discurso de valores y de moral, sino con aquello que deja al sujeto
perplejo, sin palabras, fuera del discurso. ... no apunta a un sentido sino que
rescata el efecto fascinante de lo que está más allá del sentido”. Adriana Zambrini
Afirman Odina y Halevi (1998, 91): “Toda fama tiene que transitar
por el territorio de la apariencia y de la moda, permitiendo que dicho
territorio, y toda su exquisita creación y recreación de aparentes
distinciones superficiales, se convierta en el necesario vehículo de lujo
para transportar toda la fascinante y vacua estética, vacía de ética que
define el mundo de la actual notoriedad”. En otros términos, los autores
sugieren que existe una oposición entre los valores estéticos y los éticos.
Es la idea que una dama que se dedica a cultivar su figura, a enaltecer
sus cualidades físicas y a transitar por las pasarelas profudamente
iluminadas del exhibicionismo y la fama, muy probablemente, en algún
lugar de ese recorrido, tendrá que claudicar a los valores morales
superiores, suponiéndose que haya tenido la oportunidad para
desarrollar una moralidad sana y digna.
Sabido es que el mundo del espectáculo se caracteriza por el
despliegue de frivolidad y banalidad. Se vive bajo el destello efímero
de las luces de la popularidad, de la fiesta, de la ostentación, el
histrionismo seductor y la apariencia cautivante. Ese estilo de vida,
dedicado exclusivamente a rendir culto al cuerpo, entre perfumes,
cosméticos y dietas, por lo general, lleva al abandono del espíritu y de
los valores. Muchas mujeres se corrompen bajo las presiones de la
pasión o las tentaciones del dinero, pero es probable que la mayoría
sucumba a las fantasías del exhibicionismo, víctima de la trivialidad, de
la vida fácil y hedonista. Por eso es frecuente observar en las revistas
del mundo del espectáculo o en los medios televisivos, esos rostros
bonitos, de mejillas arreboladas, sonrisas un tanto bobaliconas, que
reflejan una singular pobreza de espíritu y una personalidad
notoriamente vacía y decadente. Es que “la importancia del talento o del
mérito tiende a ser la mínima allí donde la estrategia de la industria de
la imagen es lo esencial”, aseveran los expertos (Odina et al., 1998, 96).
Ese no fue el caso de Ester. La historia bíblica describe que tuvo una
educación fuertemente religiosa y desarrolló valores morales profundos,
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 103
que supo conservar cuando tuvo que entrar al mundo del lujo, la
fastuosidad y el acentuado cuidado de la imagen corporal. Ester transitó
por las pasarelas perfumadas del exhibicionismo sin perder la belleza
interior; no permitió que su imaginación se perdiera en las vanidades
fugaces de la gloria. No sedujo al rey, sino lo conquistó. Quizás fue la
seriedad de su carácter, su mirada inteligente o esa belleza humilde de
“mirto”, lo que atrajo al rey y despertó su admiración y amor. El rey
estaba acostumbrado a los efectos de la fascinación y podía distinguir
entre lo que era pura apariencia y los valores auténticos que embellecen
a una persona. Cabe destacar que, aun después de ser galardonada con
el máximo título, Ester continuó practicando con devoción su fe en Dios,
la lealtad filial y los elevados principios morales que la caracterizaron.
Por eso, cuando llegó la hora de afrontar la crisis, supo lo que debía
hacer, con inteligencia, valor y eficacia. La hora de la heroína
“¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
Ester 4:14
Universidad de Montemorelos
Cualidades Femeninas 105
El rostro de afrodita
“Detrás de cada mujer se erguía, austero, sagrado, lleno de misterio,
el rostro de Afrodita”.
Nikos Kazantzakis
Mario Pereyra
108 Psicología de los Personajes Bíblicos
Universidad de Montemorelos
Capítulo 4
Cualidades masculinas
1. EL CARÁCTER MASCULINO EN LA BIBLIA
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño.
Pero cuando llegué a ser hombre, dejé lo que era de niño”.
San Pablo (1 Cor.13:11)
( 105 )
Universidad de Montemorelos
bíblico. En este último, la singularidad se va dibujando, en el contexto
de la trascendencia, en el vínculo de la relación con los otros seres
humanos que pueden responder al plan divino o al objetivo del enemigo,
que es desviar y destruir (como veremos en el próximo capítulo). En el
humanismo, el desarrollo se logra por sí mismo, gracias a las propias
fuerzas, movido
112
Cualidades Femeninas
por consignas como “tú puedes”, pero solo, sin necesidad de nadie más.
En la Biblia, el hombre alcanza la cumbre de sus logros gracias a Dios,
por la intervención del Omnipotente. El humanismo proclama: “No digas
cuán grande es tu problema, di a tu problema cuán grande eres tú”; en
cambio, el cristianismo predica: “Sabemos que a los que aman a Dios
todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados” (Rom. 8: 28). El énfasis está puesto en Dios, en
contraste con el humanismo, que hace del hombre el centro exclusivo de
toda realización.
La imagen tradicional del hombre se ha construido sobre el ideal
heroico de la virilidad, del hombre fuerte, aguerrido y valiente. El héroe
clásico, por ejemplo, Aquiles, Agamenón, Patroclo y Ulises, exalta los
valores del arrojo y la bravura, protagonizando episodios legendarios.
Son la cristalización de los sueños de gloria y poder, que parece
liberarnos de la condición humana. Por eso los héroes son semidioses,
están más allá de la realidad del ser normal. Muy diferentes son los
héroes bíblicos, jamás escapan a la naturaleza de nuestra especie, son
seres sujetos a las mismas pasiones y debilidades que cualquier mortal
(Sant.5:17); si se destacan, es por su confianza en Dios, no por competir
con los dioses. El héroe clásico llega a crecer tanto que excita el celo de
los dioses, como Prometeo o Sísifo, entonces son alcanzados por la
tragedia, padeciendo en forma fulminante el abatimiento. El Dios bíblico
jamás se siente celoso por los logros humanos, sino por su desobediencia,
por la perversidad del corazón y el pecado que desea que abandonen.
También en el texto bíblico aparece el espíritu guerrero, como en el
ejemplo de Josué, pero no para exaltar el poder de la masculinidad, sino
para destacar la importancia de la fidelidad y la obediencia. La capacidad
para vencer al rival es más un atributo de Dios que de las aptitudes
humanas. El héroe bíblico es quien se vence a sí mismo, alguien que
derrota al enemigo que todos llevamos dentro; es quien vence la
adversidad con la ayuda de Dios, quien triunfa en la guerra. Además, en
la Biblia no sólo los héroes son especiales, también lo son aquellos que
se apartan del modelo, los antihéroes, como el caso del profeta rebelde,
Mario Pereyra
Cualidades Masculinas 113
Jonás. Un hombre insólito y un tanto exótico, que a pesar de su carácter
malhumorado y esquivo, conquista el interés de Dios, realizando
proezas. La óptica del asombro no es ajena a las Escrituras en materia de
personas y circunstancias inéditas.
En el desarrollo humano la presencia de un mentor puede cumplir un
rol decisivo. La personalidad está enraizada en una historia, en un mundo
de valores, en una narración en que muchas veces el sentido está en el
contexto del mundo personal, en la encrucijada de las trayectorias
argumentales o la imbricación de los destinos. Así es el caso de la
conmovedora historia de Timoteo y su consejero, Pablo, que tratamos
más adelante. En definitiva, lo que sobresale en los relatos que nos
proponemos estudiar en este capítulo es la importancia del “otro”, el
“alter”, la dimensión distintiva de la alteridad. Para ser uno mismo se
necesita de los otros, ya sea por medio de la oposición (cuando el otro
asume el rol de enemigo) o del diálogo. El otro es cuestionamiento o
complemento, guía o conducente o muchas cosas más, pero siempre
alguien indispensable para definirme como persona y lograr el pleno
desarrollo propio. Por eso, el pensamiento bíblico no es un
individualismo intransigente, sino un personalismo social, que privilegia
el diálogo y la reciprocidad, además de la solidaridad y el compromiso
genuino.
Mario Pereyra
114 Psicología de los Personajes Bíblicos
nobleza de carácter. Se constituyó en el protagonista principal de una
etapa crucial y única, estampando el sello de su personalidad aguerrida
en la historia sagrada. El propósito de esta sección es valorizar algunos
de los rasgos de su carácter y vocación.
Es sugestivo que la primera mención de Josué en el relato bíblico
ocurra en ocasión del primer episodio bélico que tuvieron que afrontar
los israelitas (Éx. 17: 8-16). “Vinieron los amalecitas y atacaron a Israel
en Refidim” (vers. 8). En la emergencia, Moisés no dudó, recurrió a la
persona más capaz para asumir el liderazgo militar. No fue necesario
hacer una convocatoria pública ni tomar exámenes de evaluación de
habilidades para ocupar ese cargo. Josué era la figura reconocida por sus
atributos guerreros. Así, en el mismo acto, se hizo la designación y el
mandato. “Moisés dijo a Josué: Elígete algunos hombres, y sal mañana
a combatir contra Amalec” (vers. 9). Esa primera guerra, no sólo puso a
prueba las destrezas militares de Josué y le dio experiencia en el
combate, lo más importante fue que le enseñó un principio que aplicó a
lo largo de toda su carrera castrense: el orden y las atribuciones de los
mandos.
El relato describe que mientras nuestro héroe combatía en el campo
de batalla, Moisés y sus asesores inmediatos, desde un monte cercano,
intercedían ante Dios con las manos en alto. Mientras Moisés tenía sus
manos alzadas, el ejército de Israel prevalecía; en cambio, cuando
cansado las bajaba, el enemigo triunfaba. Fue necesario sostener los
brazos de Moisés durante horas para alcanzar la victoria definitiva. Allí,
Josué comprendió cuál era su posición y cuál su función. Debía combatir
en el frente, pero el resultado dependía de las estrategias del general
Moisés, su jefe, y especialmente de la voluntad soberana del mando
supremo, que ejercía el mismo Dios, “Jehová de los ejércitos”, el
comandante supremo de las tropas.
Desde esa ocasión, Josué fue designado para ejercer el cargo, que hoy
llamaríamos, de ministro de guerra (Éx. 24:13; 33:11) y comandante de
las fuerzas armadas, además de encargado de la seguridad personal de
Moisés (Núm. 11: 28, 29). Su vocación marcial y sus aptitudes guerreras
fueron los rasgos característicos y forjadores de su personalidad, que lo
distinguieron en su singularidad. Hay varios episodios que lo describen
con claridad pero, probablemente, el más gráfico sea aquél cuando
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 115
descendía del monte con Moisés, después de una prolongada
permanencia en la cima, donde el gran líder estuvo dialogando
extensamente con Dios. Durante el descenso, escucharon los estruendos
de un gran alboroto y gritos del pueblo. Josué interpretó inmediatamente
esos ruidos, exclamando excitado: “Alarido de pelea hay en el
campamento” (Éx. 32:17). Moisés le corrigió en seguida, diciendo: no
son gritos de pelea, “voz de cantar oigo yo” (vers. 18). Efectivamente, el
pueblo cantaba y bailaba en torno al becerro de oro que habían erigido
como nuevo dios. Fue la mente militar de Josué lo que le hizo pensar en
guerra.
Debido a su carácter valiente y resuelto, Josué fue elegido para
cumplir la misión de explorar la tierra donde se establecería el pueblo,
junto con otros once príncipes, representantes de las otras tribus
(Núm.13). La orden fue: “observad la tierra cómo es, y el pueblo que la
habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada,
si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son
campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o
estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país”
(vs.18-20). Cuando regresaron, diez de los espías informaron: “Nosotros
llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche
y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra
es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas...” (vs.27,28). Se
espaciaron en destacar el poderío de los pueblos que habitaban la tierra,
su raza de gigantes ante los cuales ellos parecían como “langostas” (33).
Sólo Caleb y Josué contradijeron el informe pesimista y temeroso.
Imbuidos de coraje y confianza en el éxito prometido de la conquista,
fueron los únicos capaces de apoyar la empresa de la conquista (Núm.
13: 30; 14: 6-9), ya que los otros diez espías sugirieron abortar la
expedición (13: 27-33). El comportamiento temeroso y cohibido de esos
hombres fue castigado severamente. Ninguno de ellos tuvieron el
privilegio de entrar en la tierra prometida, sólo lo hicieron los dos
valientes (14: 38; 26: 65), que enfrentaron la adversidad y la oposición.
La historia bíblica los honra diciendo: “fueron perfectos en pos del
Eterno” (32: 12, VVR).
Otro elemento importante es el nombre de nuestro héroe.
Originariamente se llamaba Oseas (Núm. 13:8), pero Moisés le cambió
Mario Pereyra
116 Psicología de los Personajes Bíblicos
el nombre (vers. 16), quizás con el propósito de afianzar sus
convicciones religiosas, pero en esa alteración le dio una proyección
profética insospechada. Esto se aclara al comprender el significado de
ambos nombres. Hoshea u Oseas significa “salvador” o “salvación”; en
cambio, Yehoshua o Josué, quiere decir, “salvación de (o por) Jehová”.
Es como si Moisés le hubiera dicho “Tú te llamas “Salvación”, pero de
ahora en adelante te llamarás “Salvación de Jehová”, ya que de Él
proviene la salvación”. Es posible que Moisés haya visto necesaria esa
modificación para prepararlo para el liderazgo, a fin de que el futuro
conquistador no se atribuyera las victorias de sus éxitos militares, sino
que reconociese que ellos provienen de Dios. En los tiempos del NT, el
nombre Yeshúa, al transliterarse al griego, se convirtió en “Jesús”,
haciendo del líder castrense israelita un antecesor de Jesús Cristo, el gran
“Salvador” de la humanidad.
La conquista de la promesa
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 117
los ejércitos de Israel en su entrada triunfal en la tierra prometida.
Durante la estada en el desierto, había actuado como primer ministro de
Moisés, y por su fidelidad serena y humilde, su perseverancia cuando
otros flaqueaban, su firmeza para sostener la verdad en medio del
peligro, había dado evidencias de su capacidad para suceder a Moisés
aun antes de ser llamado a ese puesto por la voz de Dios” (1985ª, 516).
La historia de Josué continúa en el libro que lleva su nombre. Allí se
ratifica y amplía la información contenida en el Pentateuco acerca de su
personalidad. El libro se inicia con expresiones muy significativas:
“Después de la muerte de Moisés, siervo del Eterno, el Señor dijo a Josué
hijo de Nun, ayudante de Moisés” (Jos.1:1). Es la definición de la cadena
de mando, la designación de las autoridades con sus correspondientes
jerarquías. En primer lugar está el Eterno o el Señor, sigue Moisés, el
“siervo” de Dios y en el tercer nivel, está el mismo Josué, llamado el
“ayudante”. Luego continúa narrando el libro acerca del mandato
recibido directamente del Comandante General de las fuerzas: entrar en
la tierra que debían conquistar (vers. 2-5). Esa orden viene acompañada
de consignas de ánimo y estímulo, para promover el coraje y la valentía
(6-9). Cuatro veces se repite, en forma imperativa, la fórmula: “Sé
valiente y firme” (1:6, 7, 9, 18). Parece el estribillo de un canto épico,
como esas tonadas marciales que cantan los guerreros para estimularse a
la lucha, con la música rítmica de los tamboriles y trompetas. El primer
capítulo del libro de Josué se complementa con una serie de órdenes (1:
10, 11, 13, 14, 18), donde se enfatiza la importancia de la obediencia
(17,18), cualidades características de la vida militar.
El libro de Josué es muy diferente de los libros de Moisés, es de
género épico, es el elogio de las gloriosas hazañas del Conquistador bajo
la bandera de “Jehová de los ejércitos”. Contiene las crónicas de las
guerras de la conquista (caps. 1-12), el reporte de las batallas (caps. 6, 8,
10, 11), el reparto de la tierra (caps. 13-21), el inventario de los triunfos
(cap. 12) y el fin de la jefatura de su autor (caps. 22-24). Se caracteriza
por la acción y la descripción de las estrategias de las batallas, el festejo
de las victorias (caps. 6, 8, 10, 11) y aun las causas de los fracasos (7).
Describe cuadros emocionantes de las proezas realizadas en la lucha por
hacer realidad la promesa de Dios, como el milagroso cruce del río
Jordán (3:1-4:24) y la portentosa toma de la amurallada ciudad de Jericó
Mario Pereyra
118 Psicología de los Personajes Bíblicos
(6:1-21). Hasta la naturaleza aparece combatiendo a favor de las huestes
que comanda nuestro héroe (10:12-14), en medio de los alaridos de
guerra, las resonancias intensas de los regimientos en acción, con las
banderas desplegadas al viento y las espadas que abren surcos de sangre.
Una historia de heroísmo que se extiende a lo largo y ancho de la tierra
que van poseyendo a filo de espada, sobre ciudades y pueblos que
sucumben ante el avance de las huestes israelitas lideradas por Josué.
Luego viene la paz y la distribución de las tierras entre las tribus
(13:119:51).
Ni la narración de los libros de Moisés ni el del propio Josué
describen las características físicas del héroe. Lo vemos en acción pero
no retratado. Lo imaginamos de complexión fuerte y recia, corpulento,
alto de estatura. Lo que se deduce de su libro son aspectos de su carácter
y personalidad. Ciertamente no fue un dechado de intelectualidad, un
teórico de las ciencias y el arte, legislador y jurista como Moisés. Sus
virtudes son pragmáticas, como estratega militar. Puntual en cumplir y
hacer cumplir las órdenes, administrador ordenado y estricto, como se
puede apreciar en su inventario de las conquistas y la repartición
equitativa de las tierras entre las tribus. No tomaba las cosas con
negligencia o favoritismo. Fue justo. Quizá no fue compasivo y
benévolo, pero tampoco cruel y autoritario, aunque tuvo que actuar con
dureza y aun con fiereza, porque así lo demandaban las reglas castrenses
y los tiempos azotados por confrontaciones bélicas. Lo relevante de su
carácter fue que jamás se doblegó o cedió a la cobardía, siempre
manifestó una indomable fuerza de voluntad y un gran espíritu de lucha.
Otro rasgo señalado de Josué fue su nobleza y altruismo. Un gesto
que lo retrata con exactitud lo vemos en ocasión de la distribución de las
tierras entre las tribus de Israel. Cuando todos hubieron recibido su parte,
recién entonces Josué planteó su derecho. De acuerdo a lo convenido
mientras aún vivía Moisés, él debía recibir una herencia especial; sin
embargo, no reclamó una provincia grande, sino una sola ciudad.
Entonces, le dieron la ciudad que pidió. La crónica informa: “y él
reedificó la ciudad, y habitó en ella” (19:49,50). El nombre que llevó esa
ciudad es altamente significativo, Tim-nath sera, “la parte que sobra”.
Ese hecho atestiguó para siempre el “espíritu desinteresado del vencedor
que, en vez de ser el primero en apropiarse del botín de la victoria,
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 119
postergó su derecho hasta que los más humildes de su pueblo habían
recibido su parte” (White, 1985ª, 551). Modelo de lealtad
“La vida es un combate, que a los débiles abate,
que a los fuertes y a los bravos sólo quiere exaltar”.
Mario Pereyra
120 Psicología de los Personajes Bíblicos
etc.). El contraste está en cuando Moisés recibe la voz de Dios, suele
responder, dialogar e incluso discutir con el ser divino (ver Éx. 3: 114:17;
6:30). Por el contrario, Josué jamás respondió palabra alguna a lo que
Dios ordenó. Su respuesta fue siempre de cumplimiento estricto, de
obediencia total y plena. Aun ante las órdenes más insólitas y
extravagantes, como fue el plan de batalla para conquistar Jericó (6: 25),
Josué obedeció sin objeciones ni comentarios. Tenía muy claro que su
misión era cumplir la voluntad del “Jefe del ejército de Yahvéh”, más
allá de cualquier idea u opinión personal. Ese es un rasgo distintivo de
un buen soldado.
Otro episodio relevante de la vida de Josué fue cuando los signos de
la vejez le anunciaron que se aproximaba el fin y debía deponer su
liderazgo. ¿Qué ocurriría con las nuevas generaciones? ¿Seguirían leales
a Dios como él lo había sido? Entonces, como lo había hecho Moisés,
antes de morir, reunió al pueblo en asamblea para confrontarlos con su
compromiso religioso y fidelidad. “Después de exponer la bondad de
Dios hacia Israel, los invitó en el nombre de Jehová a que decidieran a
quién querían servir. El culto de los ídolos seguía practicándose hasta
cierto punto, en secreto, y Josué trató ahora de inducirlos a hacer una
decisión que desterrara este pecado de Israel... Josué deseaba lograr que
sirvieran a Dios, no por la fuerza, sino voluntariamente” (White, 1985ª,
561). Concluyó su elocuente discurso con un pronunciamiento
contundente y ejemplar de fidelidad incondicional: “Escogeos hoy a
quién sirváis... Que yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos.24: 15).
Elena de White, sigue comentando: “El mismo santo celo que inspiraba
el corazón del jefe se comunicó al pueblo, sus exhortaciones le
arrancaron esta respuesta espontánea: ‘Nunca tal acontezca, que dejemos
a Jehová por servir a otros dioses...’ Josué trató de hacer que sus oyentes
pesaran muy bien sus palabras, y que desistieran de hacer votos para
cuyo cumplimiento no estaban preparados. Con profundo fervor
repitieron esta declaración: ‘No, antes a Jehová serviremos’.
Consintiendo solemnemente en atestiguar contra sí mismos que habían
escogido a Jehová, una vez más reiteraron su promesa de lealtad: ‘A
Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos’” (Ídem, 562).
Al estudiar la concepción bíblica del desenvolvimiento humano,
encontramos que la historia de Josué, el soldado de la fe, proyecta un
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 121
modelo de desarrollo rescatable aún hoy, 2.500 años después de los
acontecimientos. Fue un hombre elegido para enfrentar la crisis y actuar
en una etapa muy peligrosa, cuando los tambores llamaban a la guerra.
Seguramente Josué hubiera pasado desapercibido en tiempos de paz, ya
que era un guerrero, un hombre diseñado para el combate. En esas
circunstancias, cuando soplaron los vendavales del conflicto, apareció su
figura en el escenario histórico para ostentar un estilo de conducción y
de existencia colosal. Creció bajo la sombra del gran patriarca Moisés,
que fue su mentor y modelo, aplicando el aprendizaje de liderazgo con
espíritu obediente y disciplinado. No fue un hombre de letras ni un
estadista brillante como su jefe, tampoco tuvo la educación superior de
Moisés, pero todo lo que tuvo y aprendió lo puso a disposición del
cumplimiento de la misión asignada, haciéndolo con esmero,
responsabilidad y eficacia.
Se destacó por su valentía, su espíritu audaz y enérgico. Cuando los
diez espías daban su informe pesimista, ardió de ira por la actitud
pusilánime de sus compañeros, proponiendo ir a combatir con la
seguridad de la victoria. Cuarenta años después, cuando le tocó asumir
la conducción del ejército, continuó mostrando ese mismo espíritu
emprendedor y combativo, ocupando los primeros lugares en la batalla.
Pero, entre todas las cosas, lo más relevante fue su consagración a Dios
y la disposición a obedecer la palabra y los mandatos del Altísimo. La
única batalla que perdió en su vida fue debido a la desobediencia de Acán
(cap.7), una lección dura de admitir, que fue resuelta con vigor y decisión
(7:25,26). En conclusión, se trata de un hombre de perfiles claros y
definidos, no hay en él nada de ambigüedades y dudas, con una
conciencia clara de su misión y objetivos.
Toda vida humana tiene un vértice de lucha. Vivir es luchar.
Continuamente tenemos que bregar contra diversos enemigos en las
contiendas comunes del diario vivir. Nada de lo que realmente vale se
alcanza sin esfuerzo y sin fatigante trabajo. Todos tenemos que luchar
contra el confort que anestesia, contra las tentaciones y debilidades que
nos acosan. Hay que combatir para sostener el afán de superación y no
renunciar al deber y los imperativos del destino. En estos días, en que la
figura militar ha perdido crédito y goza de tan mala reputación, nos
parece importante rescatar de la historia sagrada un modelo de soldado
Mario Pereyra
122 Psicología de los Personajes Bíblicos
que permite reivindicar el ejercicio activo de las virtudes castrenses, que
se constituye en inspiración aun en tiempos de paz, como expresión de
patriotismo, disciplina, orden, voluntad para luchar contra las muchas
manifestaciones del mal y mantener una lealtad indeclinable a Dios.
3. UN PROFETA REBELDE: JONÁS
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 123
temperamento caprichoso, obstinado y desobediente le trajo no pocas
dificultades. Pero es un hombre transparente; no es un calculador o
especulador, ni ambivalente. Precisamente, el nombre hebreo Jonás,
yoná, significa paloma, probablemente por esa característica de
transparencia (¿o será por su espíritu volátil y un tanto huidizo?).
Lo primero que impresiona del profeta es su expresividad, la
disposición extrovertida de su carácter y el manifestar abiertamente sus
pesares, enojos o amarguras, así como su entusiasmo y alegrías. Esa
facilidad para expresar y trasmitir las emociones y sus pensamientos, fue
seguramente uno de los factores de éxito de su predicación. La gente
advertía la sinceridad y la fuerza enfática de sus palabras, el carácter
volcánico de sus sentimientos. Así son los temperamentos primarios y
emotivos, frente a un estímulo reaccionan inmediatamente, a veces en
forma explosiva y desordenada, pero sin anteponer dudas ni encubrir
emociones o actitudes. Es todo lo contrario a las personas formales, de
“cuello duro” y rígidas; Jonás es espontáneo y diáfano, no esconde ni la
iracundia malhumorada (ver 4:1), ni su angustia y desesperación (2:2-9).
Además, él era un hombre de acción, práctico, emprendedor, no vacila
en tomar una decisión y ejecutarla en forma inmediata. Cuando recibió
la orden divina de amonestar a los ninivitas, enseguida fue al puerto para
alejarse lo más posible (1:2,3). Estando en el barco, en medio de la
tempestad, al descubrir que el desastre ocurriría por su culpa, en un acto
heroico, sin titubear, ofreció la solución de su sacrificio (1:12).
Posteriormente, fuera de la ciudad, aparece indignado, pidiendo
irreflexivamente la muerte (4:3).
De acuerdo a la clasificación de las personalidades desarrollada por
Heymans-Le Senne, los caracteres primarios, emotivos y activos se
denominan “coléricos”. Son personas muy sensibles, de reacciones
vigorosas y rápidas. Pueden llegar a ser cálidos, cordiales, serviciales,
como rápidos en inflamarse en arrebatos de ira, aunque fácilmente se
sosiegan y piden disculpas o buscan la reconciliación. Las evidencias del
libro nos mueven a situar al profeta entre ese tipo de personalidad.
Otro rasgo relevante del libro y de su héroe es el comportamiento
inestable, con variaciones significativas. Todos los acontecimientos son
rápidos y extremos. La orden es ir hacia el oriente, pero se dirige hacia
el occidente. Desde las crestas elevadas de las olas tormentosas se
Mario Pereyra
124 Psicología de los Personajes Bíblicos
“hunde hasta el fondo del abismo” (2:3), en las entrañas silenciosas y
apacibles del gran pez. De la angustia de muerte de esa experiencia
descomunal e insólita, de pronto se traslada a la euforia exuberante de la
predicación. Posteriormente, del enojo por el presumible
arrepentimiento de Dios, siente el regocijo gracias a la sombra
refrescante de la calabacera; pero ésta rápidamente se seca,
provocándole irritación y gran disgusto.
Esta característica de pasar abruptamente de un polo a otro del
humor, Ernst Kretschmer (2003) la denominó “ciclotimia”. Se trata de
cambios bruscos no progresivos, no son evoluciones sino revoluciones,
cambios drásticos del ánimo. Un descubrimiento importante con
respecto a los ciclotímicos, o los casos más graves, denominados
“bipolares” o maníaco-depresivos, fue el haber encontrado ciertas
correlaciones estadísticas con determinados tipos de constituciones
físicas. Los estudios de Kretschmer plantean que esa forma de
personalidad, por lo general, se daba en un tipo que llamó pícnico. Se
trata de personas de baja estatura y rechonchas, achaparradas, con el
tronco relativamente largo y las piernas cortas, de hombros y pechos
redondeados y manos y pies cortos. Posteriormente, otro investigador,
Sheldon, agregó que en ellos predominan la redondez y la blandura, con
relativo desarrollo de las vísceras digestivas. ¿Fue Jonás una persona de
tipo pícnico? No hay en el registro bíblico información al respecto, que
afirme o niegue tal hipótesis. La base para sostenerla, además de los
estudios estadísticos compatibles con los rasgos caracterológicos, puede
encontrarse en dos referencias del relato que armonizan o concilian bien
con la posibilidad de que Jonás haya sido de pequeña estatura: el haber
entrado en el vientre del pez y el resguardarse debajo de la calabacera
que creció en un día.
Siguiendo el patrón que “el mensaje es el mensajero”, es significativo
el hecho de que todo el texto está articulado por diferentes entramados,
uno de los cuales es la estructura verticalista. Así, por ejemplo, el libro
se inicia con la palabra de Dios que le pide “levántate” (1:2), a lo cual
Jonás responde “levantándose”, para “bajar” a Jope (1:3). Cuando se
desata la tormenta, encuentran que Jonás “había bajado al fondo del
barco” (1:5), por lo cual el jefe le pide: “¡Levántate!” (1:6). En ese
contexto, desde las alturas de las olas encrespadas, es lanzado al fondo
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 125
del mar, donde es tragado por el gran pez. Allí, desde las profundidades
de los abismos, a los cuales reconoce Jonás cuando dice “descendí” (2:7),
eleva su oración a Dios, que está en las alturas de los cielos. La lógica de
la verticalidad continúa en los resultados de la predicación del profeta,
que “desde el mayor al menor” (3:5), desde el rey hasta el último de los
ninivitas se arrepienten, es decir, desde el extremo más alto al más bajo
de la escala social. Igual ocurre con la calabacera que creció hacia arriba
rápidamente, para luego secarse y descender marchita a la tierra. Así,
pues, el relato atraviesa por fuerzas ascendentes y descendentes, movido
por una dinámica orientada a la verticalidad. Dentro de esa lógica es
coherente haber descendido de la cresta de la ola a las profundidades de
la mar y, de allí, volver a subir para retornar a tierra.
La lógica de la verticalidad es una característica distintiva de las
personas de poco tamaño, de acuerdo a los estudios de Alfred Adler
(1953; Bascher, 1959), fundador de la escuela del individuo. Adler
explicó que un eje decisivo en la dinámica interior de las personas
bajitas, es el “sentimiento de inferioridad” que impulsa la tendencia a la
superioridad, como un mecanismo que procura contrarrestarlo. Así, la
conciencia de la disminución física mueve la búsqueda de diferentes
procedimientos para ascender, desde pararse con la punta de los pies (o
usar tacos altos, en el caso de las damas), hasta buscar sobresalir gritando
o hablando fuerte, o procurando el éxito en todas las actividades que
emprenden, e incluso interesarse en subir a lugares altos (como hizo
Zaqueo, Lc.19:1-10) y como, presumiblemente, hizo Jonás al ubicarse
en un lugar desde donde podía divisar la ciudad (4:5).
El temor de Jehová
“El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus
mandamientos; porque esto es el todo del hombre”.
Salomón (Ecl.12:13)
Mario Pereyra
126 Psicología de los Personajes Bíblicos
reacciones emocionales en el profeta. En esta sección, consideraremos el
primer caso, más adelante abordaremos la disposición del autor hacia el
Eterno. Así, por ejemplo, en medio de la tormenta del mar embravecido,
los marineros experimentaron dos tipos de temores: el miedo a naufragar
y el temor de Jehová. ¿Qué diferencias hay entre ambos? Con respecto
al primero, registra el relato que “los marineros tuvieron miedo y cada
uno clamaba a su dios” (1:5). En relación al segundo, cuando Jonás se
identifica como hebreo y “temeroso” del Dios creador (vers.9), expresa
el relato que los marineros “temieron sobremanera” porque descubrieron
“que huía de la presencia de Jehová” (vers.10). Más adelante, después
que echaron a Jonás al mar y se hubo aquietado el furor de las aguas,
nuevamente la tripulación del barco fue sobrecogido por el temor. Así
dice el texto: “temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y
ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos” (vers.16). ¿Cómo
podríamos explicar estas diferencias?
El miedo es la sensación de peligro producida ante una amenaza
posible o determinada, en este caso, el riesgo del naufragio. El miedo
mueve a buscar rápidamente la manera de neutralizar el peligro. Al ver
que humanamente no había escapatoria, la búsqueda se dirige en pos de
la ayuda divina. Es interesante que el miedo de los marineros los lleva a
clamar cada uno a su dios. Puesto que eran personas de diferentes
nacionalidades, cada uno se refugia en sus respectivas creencias, aunque
todos coinciden en el mismo tipo de religiosidad: buscar aplacar la furia
de los dioses por medio de sacrificios. Al no dar resultado los
procedimientos religiosos, buscan otras causas y maneras, y descubren,
entonces a Jonás. Allí, los marineros se enfrentan, quizás por primera
vez en la vida, a la realidad de un Dios todopoderoso, artífice y
gobernante de todo lo existente. Ante esa comprensión emerge el
sentimiento intensísimo del temor de Dios.
Epicteto comenta que el sentido de lo trascendente surge al
“percatarse de la propia debilidad e impotencia” (Jaspers, 1965, 16). Se
trata de un sentimiento de insuficiencia, de comprensión de la propia
nulidad e incapacidad para enfrentar la grandiosidad de lo divino o sus
manifestaciones extraordinarias en la naturaleza. Es sentirse “polvo y
ceniza”, de acuerdo a la experiencia de Abrahán (Gn.18:27). Es la
sensación de estar perdido, como gritó Isaías (Is.6:5), al descubrir su
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 127
propia pecaminosidad en contraste con la perfección incomparable del
Creador. Todas las teofanías o visiones de Dios están llenas de ese estado
de profunda turbación y conmoción humana.
El temor de Dios incluye otro componente importante, la
estremecedora autopercepción pecaminosa que despierta el
conocimiento de la majestad todopoderosa de Dios. Es la impresión
repentina de encontrarse allí, con toda la desnudez de la constitución
originaria, enfrentado a la grandiosidad cósmica del Eterno. “El hombre
se hunde y derrite en su propia nada ―dice Rudolf Otto (1965, 35)―,
en su pequeñez, cuanto más clara y pura se le aparece la grandeza de
Dios”. Éste es el elemento de poder, o de potencia o mejor aún, de
omnipotencia. Probablemente sea éste el “aspecto más señalado del
sentimiento religioso”, la esencia misma de lo que la Biblia llama el
“temor a Dios”, comenta Otto (Ídem, 28). Por cierto, este temor de
carácter sobrenatural, se diferencia del miedo natural surgido de un
peligro real que amenaza nuestra integridad o seguridad. El “temor a
Dios” es el “modo de encontrarse ante el Altísimo”, explica Van Der
Leeuw (1964, 446), la vivencia humana ante lo extraordinario y
maravilloso.
Otro rasgo esencial del temor a Dios (del verbo yārē´), es la reacción
humana al percibir el prodigio de la manifestación divina, la inmediata
quietud del mar. En contraste con las ideas religiosas que tenían
anteriormente los marineros que clamaban a sus dioses para
apaciguarlos, ahora al descubrir al Dios creador de la naturaleza, ofrecen
sus sacrificios y votos. Es un sentimiento posterior de reconocimiento y
adoración. No se trata de una religión instrumental o manipuladora que
busca un servicio del dios, como era la creencia popular, sino la
constatación de un poder superior, ante el cual se manifiesta reverencia
y culto. El miedo mueve la religión del auxilio ante el peligro, el temor
promueve la devoción solemne al Dios omnipotente. El miedo es
dominado por un sentimiento de culpabilidad y condenación, la pavorosa
sensación del castigo de los dioses por algún incumplimiento de los
deberes (como indagaban los marineros entre todos los tripulantes); el
temor de Dios es la conciencia del poder divino, que ve el amor de un
Dios salvador, en la belleza de su poder y santidad.
Mario Pereyra
128 Psicología de los Personajes Bíblicos
El “complejo de Jonás”
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 129
vientre, y deje de comportarse como los chiquillos que ante las
dificultades se guarecen en el regazo de la madre?
La historia hace pensar que Dios le mostró a Jonás lo espantoso y
repulsivo que es estar dentro de un vientre, como un método de
enseñanza para cambiar esa tendencia a la huida y a la búsqueda del
sueño como refugio. Eludir las responsabilidades y deberes puede que
ofrezca cierta tranquilidad pasajera, pero impide el desarrollo de las
aptitudes y el crecimiento de la personalidad. Esa es una enseñanza
reiterada en la Biblia. Aquel hombre de la parábola bíblica que guardó el
talento sin hacerlo producir, recibió una severa censura y fue lanzado al
“lloro y crujir de dientes” (Mt.25:26-30). Igualmente, Jonás es lanzado a
la angustia y al abandono, entre los desechos putrefactos del estómago
para que “vuelva en sí” (como el “hijo pródigo”, Lc.15:17) y enfrente la
vida. El Señor Jesucristo también exhortó a recordar a la mujer de Lot
(Lc.17:32), ejemplo memorable de la actitud a quedar amarrado al
pasado, renunciando a enfrentar las vicisitudes del porvenir. En otra
ocasión, Cristo declaró: “Ninguno que poniendo su mano en el arado
mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lc.9:62). La idoneidad
para el Cielo consiste en poner la mira en las cosas de arriba y en aquellas
otras que se abren a los horizontes del futuro, es decir, ejercitar la
vocación de la esperanza.
Franz Kafka (1998, 82) ha dicho: “Los escondrijos son innumerables,
la salvación sólo una”. Esa verdad la reconoció Jonás en el vientre del
pez. Esos tres días y sus correspondientes noches sin poder dormir
(hacerlo, le hubiera significado ahogarse), fueron el tiempo que
necesitaba para reflexionar, pensar en sí mismo, en sus actitudes y para
acercarse a Dios como nunca antes lo había hecho. Hasta entonces, había
vivido durmiendo o huyendo para no pensar; ahora estuvo obligado a
permanecer consciente y, por lo tanto, meditar. ¿Cuáles fueron las
reflexiones de Jonás en el vientre del pez? ¿Qué oración elevó a Dios?
La oración desde el abismo describe dramáticamente la vivencia
angustiosa de estar arrojado “en lo más hondo del corazón de la mar”
(2:4), donde nacen las montañas y la tierra echa sus “cerrojos”, con el
agua hasta la garganta (2:6), entre las algas que flotaban en los líquidos
estomacales del pez. Por momentos experimenta la esperanza de “volver
a contemplar tu santo templo” (2:5) y, en otros instantes, le invade el
Mario Pereyra
130 Psicología de los Personajes Bíblicos
pesimismo sintiéndose desfallecer, deplorando que jamás podrá vencer
esos cerrojos de muerte. Luego de describir su estado, reconoce dos
cosas fundamentales: 1) “los que siguen vanidades ilusorias, su
misericordia abandonan” (2:8); y 2) “la salvación es de Jehová” (2:9). Es
como reconocer que su actitud fue una ilusión, una insensatez, al privarse
de gozar las misericordias de Dios, siendo la más importante la
salvación.
Jonás pensaba que la salvación estaba en los escondrijos, introducirse
en los vientres, eludir las responsabilidades, en dejar a quienes estaban
condenados a su propia suerte, en ocuparse de sí mismo. Necesitó setenta
y dos horas de reflexión para cambiar de pensamiento y comprender que
la “salvación es de Jehová”, a partir de la gracia infinita de Dios. Cuando
llegó a esa conclusión, entonces “Jehová mandó al pez, y vomitó a Jonás
en tierra” (2:10), encontrando la salvación en la seguridad de la tierra
firme, más allá de los vaivenes peligrosos de las aguas. Ahora sí, estaba
en condiciones de llevar el mensaje de salvación a los ninivitas.
La ira de Jonás
“Pero esto desagradó en extremo a Jonás, y se enojó...
Ahora, pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida:
Porque mejor me es la muerte que la vida”.
Jonás 4:1,3
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 131
ciudad, buscó un sitio estratégico en las afueras de Nínive, desde el cual
pudiese observar el espectáculo de la consumación de la catástrofe.
Podemos imaginarnos la figura pequeña y hosca del profeta, sentado en
la cima del monte frente a la ciudad, mirando con desprecio las casas y
edificios intactos que se extendían por toda la inmensidad del valle, y
levantando hacia el cielo su rostro enrojecido por la ira, para reclamarle
a Dios, con gestos expresivos de sus manos, el descenso del fuego
destructor que abatiera la ciudad impía, como ocurriera con Sodoma y
Gomorra. Para su disgusto, la única respuesta que obtiene es la sonrisa
del firmamento celeste, esplendoroso y cálido, dilatándose en la infinita
vastedad del espacio que, abrazándolo dulcemente con su luz y color, le
habla de belleza y amor.
Viéndolo el Señor tan frustrado e indignado decide dialogar con él.
En esa conversación Dios hace preguntas reflexivas (4:4,9,11), emplea
una pedagogía gráfica (vers.6,8) y, finalmente, trasmite las ideas de su
misericordia perdonadora. Parece que todos los intentos de Dios por
aplacar y hacer razonar a Jonás fracasan. Aunque el diálogo queda
inconcluso, desconociéndose la última respuesta del profeta, el texto lo
muestra persistiendo en el gesto hosco, en la actitud contestataria y en la
expresión arrogante de fastidio con obstinación pertinaz. ¿Cuál es la
razón de tanta persistencia y tenacidad?
“La blanda respuesta calma la ira”, dijo Salomón. Dios utiliza ese
recurso apaciguador pero sin éxito. Entonces le pregunta por las causas
de su cólera. “¿Tienes razón de enfurecerte tanto?” (4:4). ¿Qué buscaba
Dios con esa pregunta? Es posible que Jonás hiciese catarsis, es decir,
expulsara su malestar expresando sus emociones a través de las palabras.
Cuando se puede exteriorizar los sentimientos en forma verbal, es
posible aliviar el dolor y el apasionamiento de la memoria, desactivando
el detonador de los conflictos. Pero este recurso también fracasa, Jonás
no responde. Lo más asombroso es que adopta una actitud irrespetuosa
y grosera, se da media vuelta y se va a otro lugar dejando a Dios con la
palabra en la boca. ¡Qué descortesía! ¡Cuán grande es la paciencia de
Dios! Pero, ¿por qué tanto enojo?
Es evidente que el profeta tiene un temperamento impetuoso y
violento (¿será por ese motivo que no tuvo familia? ¿Sería Dios el único
Mario Pereyra
132 Psicología de los Personajes Bíblicos
capaz de soportarlo?); pero hay motivos que él considera genuinos para
explotar con tal indignación. Lo expresa en estos términos: “¡Ah,
Yahvéh! ¿no es esto lo que yo decía cuando estaba todavía en mi tierra?
Fue por eso que me apresuré a huir a Tarsis. Por que bien sabía yo que
tú eres un Dios clemente y misericordioso, tardo en airarte y rico en
amor, que se arrepiente del mal” (4:2). Ahora parece claro que su actitud
huidiza y evasiva, se debe al hecho de no querer la frustración por causa
del arrepentimiento de Dios. Encuentra que Dios es blando, que no
cumple con lo prometido. Jonás no está enojado con los ninivitas
arrepentidos, ni incluso por su reputación descalificada al no destruirse
la ciudad malvada, está enojado con Dios. A él no le importa morir, como
lo demostró en la tormenta y lo suplicó en el clímax de su furor, mucho
menos puede importarle lo que la gente diga de él. Su ira no es fruto de
su orgullo herido, lo que no admite es la inconsistencia de Dios, su
actitud floja, la debilidad a la hora de aplicar los juicios.
Jonás simboliza la justicia estricta, mejor dicho, la actitud justiciera
que entiende el perdón como flaqueza, y a Dios como excesivamente
condescendiente. Si la ley condena a muerte al transgresor de mano
alzada, entonces, apliquemos la ley, duela a quien le duela. ¿Para qué
tener una ley que no se cumple? Lo que es justo es justo, y la injusticia
hay que castigarla. Jonás es un ministro de la condenación, un guardián
de la ley. Quiere a un Dios tronando y lanzando rayos como en el Sinaí,
quiere que caigan las plagas y los truenos del Apocalipsis y terminemos
por fin con este mundo pervertido y malvado. ¿Si continuamos
aplazando el fin con gestos benignos no es acaso alentar la continuidad
del mal? ¿De qué vale tanta benevolencia? ¿Hasta cuándo continuaremos
con bondades que lo único que hacen es alimentar nuevos males? ¿Para
qué más segundas oportunidades? Jonás parece razonar de este modo,
“terminemos con el tiempo de gracia, destruyamos el mal y avancemos
de una vez hacia el nuevo mundo; si seguimos con actos de misericordia,
yo prefiero morir; acá mismo me bajo del barco, por favor, Señor,
llévame al descanso y busca algún otro para ese ministerio de prórrogas
y postergaciones”. Es un razonamiento que necesita comprender algunas
cosas que Dios tuvo que enseñarle a su profeta. ¿Cuáles?
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 133
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras
en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo,
a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”.
Hebreos 1:1
Mario Pereyra
134 Psicología de los Personajes Bíblicos
Jonás es la excepción a esta regla. El profeta rebelde cruza las fronteras
geográficas de su pueblo y se aventura por el mundo mediterráneo y,
posteriormente, por las tierras de los asirios, constituyéndose en un
adelantado de la evangelización del mundo, un antecesor del apóstol
Pablo. Pero mientras el apóstol de los gentiles predicaba a “Cristo
crucificado” (1 Cor.2:1-5), el profeta de los gentiles predicaba, contra su
voluntad, el mensaje de un Dios salvador por medio del perdón.
Jonás dio dos sermones en el ministerio que nos describe su libro,
uno en el mar, otro en tierra. Uno en medio de una violenta tormenta
marítima, el otro entre los rugidos de la amenaza de la destrucción de
Nínive. Uno fue en medio de la cuenca del Mediterráneo, donde vivía
gran parte de la población del mundo antiguo, el otro en la capital del
imperio terrenal más importante y poblado de ese momento histórico.
Ambos fueron realizados bajo la coacción de las circunstancias y los dos
tuvieron un éxito inesperado y prodigioso, una difusión incalculable. La
predicación de la tormenta convirtió a toda la tripulación del barco, que
terminó “ofreciendo sacrificios a Jehová”, y haciendo votos (1:15). La
predicación de Nínive alcanzó a todos los habitantes que “se convirtieron
de su mal camino” y se arrepintieron (3:8-10), haciendo ayuno,
cubriéndose de cilicio y sentándose en cenizas (3:6). La noticia de la
conversión de los marineros, probablemente, corrió por todos los puertos
del Mediterráneo que eran alcanzados por la nave, donde la historia de
la tormenta apaciguada por el profeta de Dios lanzado al mar se convirtió
en leyenda y comentario popular. Igualmente, la conversión de Nínive
se difundió por todo el vasto imperio asirio y sus adyacencias que,
seguramente, experimentaron la dulcificación de la dominación y una
ráfaga de tolerancia. Dos sermones que conmovieron al mundo, pero
¿cuál fue el tema de esas predicaciones? El sermón de la tormenta fue la
salvación que proviene a partir del sacrificio; tendrían que lanzarlo al
mar o sacrificar al profeta para salvarse. Por otro lado, la predicación en
Nínive, fue reprobatoria y condenatoria: “¡Dentro de cuarenta días
Nínive será destruida!”, no buscaba la reparación del mal sino la
destrucción. Sin embargo, los ninivitas entendieron el sermón como un
llamado al cambio, al arrepentimiento, una lección del perdón a pesar del
predicador.
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 135
Joann Davidson alude a la figura de un predicador que, observando
las hormigas cruzar la calle sabiendo que serán aplastadas por los
vehículos, les grita: “¡Cuidado, hormigas! ¡Salgan del camino!” Una
actitud ridícula, porque las hormigas jamás responderán a ese mensaje,
se necesita convertirse en hormiga y hablar su propio idioma para
desviarla del camino de la destrucción. Por eso, “Jesús llegó a ser uno de
nosotros con el fin de comunicarse mejor con nosotros y, por supuesto,
para redimirnos del sendero de la destrucción” (4). La pregunta es: en el
libro de Jonás, ¿Dios se revela de acuerdo a la personalidad del profeta?
¿Se trata de un Dios que se adapta a las modalidades y características de
Jonás? Para decirlo en términos más comprensivos, siguiendo la
ilustración citada, ¿un Dios a la medida de la “hormiga” que es Jonás?
Si es así, habría que entender que Dios es mucho más que lo revelado en
este libro, y que ese conocimiento nos llega en la medida que nosotros
también entramos o compartimos las dimensiones “hormiguísticas” de
la personalidad del protagonista.
Para clarificar esta cuestión, es necesario recordar algunas
características de la personalidad de Jonás. Decíamos que es un
personaje de carácter expresivo, emotivo y auténtico. Tiene un
temperamento caprichoso, obstinado y desobediente, pero es
transparente; no es un calculador, manipulador o especulador, ni de
doble cara. Precisamente, el nombre hebreo Jonás, yoná, significa
paloma, quizá por esa característica de pureza. Otro aspecto que llama la
atención es su expresividad, la disposición extrovertida de su carácter y
el manifestar abiertamente sus pesares, enojos o amarguras, como su
entusiasmo y sus alegrías. Esto es típico de los temperamentos primarios,
emotivos y activos, que Heymans-Le Senne los denomina “coléricos”.
Son personas muy sensibles, de reacciones vigorosas y rápidas. Pueden
llegar a ser cálidos, cordiales, serviciales, como rápidos en inflamarse en
arrebatos de ira, aunque fácilmente se les pasa y pronto piden disculpas
o buscan la reconciliación.
Otro rasgo relevante de nuestro héroe es el comportamiento
cambiante, con variaciones extremas. Todos los acontecimientos del
libro son rápidos y drásticos. Esta característica de pasar abruptamente
de un polo al otro del humor, Ernst Kretschmer la denominó
“ciclotimia”. Se trata de cambios bruscos no progresivos, no son
Mario Pereyra
136 Psicología de los Personajes Bíblicos
evoluciones sino revoluciones, cambios muy marcados del ánimo. Un
descubrimiento importante con respecto a los ciclotímicos, fue el haber
encontrado ciertas correlaciones estadísticas con un determinado tipo de
constitución física, llamado “pícnico”. Se trata de personas de baja
estatura y rechonchas, con el tronco relativamente largo y las piernas
cortas, de hombros y pechos redondeados y manos y pies cortos.
El hecho relevante en todo este estudio caracterológico es el punto
central que el libro pone de manifiesto, la actitud tan firme y contundente
de Jonás de castigar a los ninivitas. Por un lado, el profeta es
intensamente emotivo y cambiante, va de un extremo a otro con mucha
facilidad, sin embargo, es rígidamente inmutable en su afán de hacer
justicia. ¿Cómo se entiende esta contradicción? Lo inestable de su
personalidad no armoniza con la intransigencia en cambiar su inflexible
postura justiciera. Siendo que él se arrepintió, tendría que entender el
arrepentimiento de los asirios, y habiendo sido perdonado primero
tendría que comprender el perdón de Dios para los ninivitas. ¿Por qué no
puede aceptarlo? La prédica de Jonás fue de carácter reprobatorio y
condenatorio: “¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!”, no
buscaba la reparación del mal, sino la destrucción. No reconoce lugar
para el cambio y el perdón. Por otra parte, la obsecuencia de su idea
justiciera fue tan resistente que Dios fracasó en un primer intento de
convencerlo con argumentos y tuvo que recurrir al método pedagógico
de la calabacera. Aun termina el libro sin que tengamos noticia, de si
finalmente Dios logró ablandar la dureza de su corazón. Reiteramos,
¿cómo se interpreta este contraste entre su actitud y su personalidad?
En realidad, no es un hecho extraño en la psicología humana estas
contradicciones entre la personalidad y la conducta, diríamos que son
hechos muy frecuentes. Estos fenómenos se rigen por la dinámica
reactiva del funcionamiento mental, donde las debilidades, falencias o
dificultades que palpitan en la intimidad del ser promueven, a nivel de la
conciencia, un refuerzo compensatorio, de modo tal, que se convierten
en comportamientos contrarios. A esos mecanismos mentales se
denomina “formación reactiva”. Así, por ejemplo, una persona que no
sabía hablar como Demóstenes, llegó a ser el más famoso orador en la
Grecia antigua, o un individuo como Tartufo (en la obra de Moliere), que
se presentaba como un gran moralista, en su fuero íntimo era un
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 137
pervertido, un Don Juan, que se sentía el más grande conquistador y
seductor de las mujeres; en realidad, tenía un problema de impotencia
sexual. De este modo, la conducta constituye una reacción opuesta que
intenta negar los problemas íntimos. Siguiendo esta línea de ideas,
podríamos interpretar que era la inestabilidad y variabilidad del carácter
de Jonás (y quizás un sentido no confesado de injusticia) lo que promovía
esa actitud de aferrarse rígidamente a la ley, símbolo de lo firme y
permanente. En su conducta justiciera, buscaba algo firme en qué basarse
para compensar su inestable fragilidad de carácter.
Dentro de este contexto personal, ¿cómo se revela Dios? Quien se
caracteriza por su inmutabilidad y permanencia en sus propósitos y
palabra, en este libro se manifiesta como un ser cambiante, que se
arrepiente de su decisión. ¿Cómo se explica este hecho insólito?
Precisamente, era esa la revelación de Dios que necesitaba comprender
Jonás (como quizás también nosotros). Es la enseñanza que se puede
cambiar por impulsividad e inestabilidad, pero también se puede variar
movido por un espíritu de misericordia y perdón. Hay un tipo de cambio
de conducta inadecuado que es propia de las personalidades inestables y
fluctuantes (como Jonás), pero hay otra forma de cambio de pensamiento
y de acción correcta y deseable, que es resultado del principio del amor.
La revelación de Dios a Jonás es una enseñanza y una terapia a la vez,
porque instruye cómo canalizar sanamente las fuerzas anímicas, para que
éstas no sean movidas por los impulsos de negación y reacción, sino por
una voluntad santificada dominada por la fuerza del perdón.
Mario Pereyra
138 Psicología de los Personajes Bíblicos
contribuye a perfilar un personaje inolvidable. En la búsqueda del
sentido individual, la influencia y trascendencia de personas
significativas puede llegar a ser decisiva. Cuando se entrecruzan
trayectorias de vidas que tienen la fuerza de proporcionar confianza e
imprimir sentidos, las resonancias son más intensas, y el mundo que se
vivía como inestable y con bordes borrosos, adquiere precisión y
claridad. La realidad de los valores trascendentes convocan las fuerzas
de la integración propia. Afirma Julián Marías que “La vida humana
tiene carácter dramático, porque no es una serie de actos o hechos, sino
que acontece en la forma de que algo acontece a alguien”. Así, pues,
“alguien” dejó de ser anónimo para perfilar su personalidad y adquirir
notoriedad en las páginas de la Escritura, cuando aconteció un encuentro
clave que cambió su existencia.
Ocurrió en la ciudad de Listra, en Galacia, en la zona central de Asia
Menor. Allí llegaron Pablo y Bernabé en el primer siglo de nuestra era,
predicando las enseñanzas cristianas (ver Hech.14:6-20). Los habitantes
de esa ciudad romana tuvieron una increíble actitud ambivalente ante los
predicadores. Al principio, al ver el milagro de curación de un lisiado,
los endiosaron al grado de colocarlos en los altares mayores de sus
creencias; pero luego, al rechazar tal distinción, los listrenses, inducidos
por unos judíos que perseguían a los líderes cristianos, apedrearon a
Pablo despiadadamente hasta dejarlo casi muerto. Sin embargo, Pablo,
reaccionó, se levantó, y sin titubear regresó a la ciudad para continuar
predicando. Ese notable acto de coraje y temperamento bravío
(vers.19,20), impresionó vivamente a todos los habitantes de la ciudad
y, especialmente, a un joven, dulce y tierno, que a partir de ese momento
encontró en Pablo un ejemplo de padre, que dio forma a su vocación y
modelo de vida.
Ese joven se llamaba Timoteo. En aquellos días era un adolescente
piadoso y bueno, como declara su nombre derivado del griego:
“Timótheos”, que significa “alguien que reverencia, honra o teme a Dios”
(DBA, 1160). El nombre fue puesto por su padre griego, quien
probablemente era un hombre devoto, pero ejerció poca influencia en la
vida de su hijo, ya que su educación estuvo a cargo de su madre Eunice
y su abuela Loida, ambas judías (2 Ti.1:5; Hech.16:1). Timoteo fue
instruido en las enseñanzas bíblicas, en un ambiente piadoso y de
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 139
consagración a los ideales sagrados (2 Ti.3:15). Comenta Elena de White
(1977, 166,167) al respecto: “La fe de su madre y de su abuela en los
oráculos sagrados era para él un constante recuerdo de la bendición que
acarrea el hacer la voluntad de Dios. La Palabra de Dios era la regla por
la cual esas dos piadosas mujeres habían guiado a Timoteo. El poder
espiritual de las lecciones que había recibido de ellas conservó puro su
lenguaje y evitó que le contaminaran las malas influencias que le
rodeaban. Así, las que le instruyeron en el hogar habían cooperado con
Dios en prepararlo para llevar responsabilidades”.
Como los valores religiosos y morales del hogar eran diferentes de
las creencias supersticiosas del medio, basadas en el misticismo y la
mitología grecorromana, Timoteo creció distanciado de sus compañeros.
Por otra parte, siendo así que la figura del padre era pobre y distante, su
formación estuvo dominada exclusivamente por las mujeres de la casa.
El padre intervino al nacer, al darle nombre, y luego en el octavo día,
impidiendo que fuera circuncidado, según la costumbre judía (Lev.12:3).
Después, no existe más registro de la influencia paterna. ¿Habrá muerto
joven? Es posible (Holzner, 169). Lo cierto fue que Timoteo se
desarrolló en ese ambiente femenino y espiritual, que constituía su madre
y su abuela. Tal influencia le permitió desarrollar una personalidad
afable, receptiva y bondosa, pero un tanto frágil, tímida (2 Ti.1:7) y
cohibida (2 Ti.1:8).
Debido a su carácter débil y tierno, fue tremendamente impresionado
por la acción intrépida de Pablo, de sobreponerse a la lapidación. Nos
imaginamos ese acontecimiento cuando Timoteo escuchó admirado la
predicación del apóstol, sintiendo en sus palabras la poderosa vibración
de las verdades que había escuchado desde pequeño. Observó el grupo
que empezó a abuchear al predicador, en creciente oposición. Vio cómo
la hostilidad crecía y la gente tomaba piedras para lanzarlas con
violencia. Pablo continuaba hablando con voz fuerte, haciéndose oír por
encima del griterío y la rechifla, hasta que una piedra lo acalló. Timoteo,
pálido de terror, sintió deseos de huir, pero algo lo detuvo, observando
cómo los hombres tomaban el cuerpo inerte del apóstol y lo arrastraban
fuera de la ciudad. En la distancia, divisó cómo atravesaban las puertas
de la ciudad y lanzaban el cuerpo inerte del hombre. Cuando se fueron,
se acercó, todavía temeroso, para contemplar más de cerca a ese hombre
Mario Pereyra
140 Psicología de los Personajes Bíblicos
valeroso, que había enfrentado a la turba. De ponto, observa que el
hombre se mueve, lentamente comienza a quitarse el polvo, se limpia las
heridas sangrantes, y haciendo un gran esfuerzo se levanta. Timoteo no
lo puede creer, con sus mejillas enrojecidas y sus ojos abiertos en un
gesto de sorpresa, presencia asombrado cómo el pequeño hombre se
endereza, con firmeza y decisión, sin darle importancia a las heridas y
golpes, y emprende el camino en dirección a la ciudad. Timoteo pensó:
¿Qué está haciendo?¡Está volviendo a la ciudad! ¡Está loco! ¡Lo van a
matar nuevamente! Quiso gritarle que no regresara, pero el hombre no
veía ni escuchaba nada, sólo avanzaba hacia el mismo lugar donde lo
habían apedreado. Al llegar allí, se subió al estrado y continuó
predicando. Algunos de la turba se habían ido, otros miraban atónitos,
como si vieran una aparición sobrenatural, haciendo que un temor
reverencial se apoderara de todos, y decidieron escucharlo en silencio.
Ese episodio memorable decidió el destino de Timoteo, quien decidió
consagrar su vida y pasión a la causa que encarnaba Pablo. Se acercó al
apóstol con expresión afectuosa, de admiración sumisa, para ofrecerse
como su discípulo. El apóstol, al principio, se resistió a aceptarlo por
no verlo competente para la obra. Notó su actitud incómoda y apocada,
la delicadeza de sus gestos y su carácter blando para realizar una tarea
tan recia y dura, como era la predicación del evangelio en aquellos
tiempos de oposición y persecuciones. Recientemente había
experimentado la frustración de la deserción de Marcos, que no soportó
los rigores de los viajes y los peligros (Hech.15:36-41), no queriendo
repetir el chasco con este muchachito delicado y enfermizo (1Ti.5:23).
Sin embargo, la actitud persistente que manifestaba Timoteo, que estaba
embelesado, y lo seguía a todas partes, lo convenció de darle una
oportunidad. Le dio una serie de instrucciones de cómo debía proceder
en el trabajo dentro de la iglesia de su ciudad y del grupo que había
formado en Iconio.
Cuando el apóstol regresó a Listra en su segundo viaje misionero,
alrededor del año 49 dC, Timoteo era un creyente cristiano junto con su
familia (Hch.16:1), que había cumplido estrictamente todas las
indicaciones que le había dejado Pablo, siendo reconocido y valorado
por las iglesias de Listra y de Iconio (que distaba unos 32 kms.;
Hech.16:2). Se había convertido en un líder, siguiendo con entusiasmo
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 141
las enseñanzas recibidas. Entonces sí, decide integrarlo a su equipo
evangelístico. Pablo realizó la ordenación al ministerio, imponiéndole
las manos al joven, con Silas y la asamblea de los ancianos, ante “muchos
testigos” (1 Tim.6:12). Para no despertar críticas ni oposición de los
judíos, Pablo decidió circuncidarlo. Lo que no había hecho con Tito,
porque era de origen pagano, hizo con Timoteo debido a su formación
hebrea.
La función paterna
“Las observaciones clínicas psicoanalíticas me han mostrado,
una y otra vez, que el verdadero triunfador en la vida
es aquel que fue el más amado y preferido por el padre”.
Jamil Abuchaem
Mario Pereyra
142 Psicología de los Personajes Bíblicos
impulso, sino con reflexión y serenidad, preguntando a cada paso: ¿Es
éste el camino del Señor?” Pablo encontró en él “uno que podía ser
amoldado y modelado como un templo para la morada de la divina
Presencia” (Íbid).
Timoteo acompañó a su líder a Corinto, Éfeso, Jerusalén y Roma,
participando en múltiples misiones (1Ts.3:1,2; Hech.18:1,5; 19:21,22;
1Cor.4:17; 16:10). Fue su secretario infatigable. Por su parte, su mentor
se consagró con ahínco a formar y capacitar a su joven discípulo. Dos
epístolas son destinadas a Timoteo, la única persona a quien distingue
con esa doble expresión de reconocimiento. Esas cartas registran el
testimonio de cuidado y responsabilidad en el ejercicio de la función
paterna. “El apóstol Pablo exhortaba a Timoteo a la diligencia y al
esmero en su ministerio ―declara Elena de White (1956, t2, 234)―, y
le instaba a meditar en las cosas puras y excelentes, para que su
aprovechamiento fuese manifiesto a todos”. Particularmente, enfatiza la
práctica de la reflexión, el no actuar impulsivamente, con la finalidad de
obtener los mejores resultados. Repite frecuentemente el adjetivo griego
sofron, sobriedad, modestia o templanza (1Ti.2:9,15; 3:2; 2Ti.1:7). El
dominio propio significa superar el egoísmo y la impulsividad,
subordinar los deseos personales a bienes más amplios, hacer frente a las
frustraciones con valor y buen ánimo.
Conociendo la sensibilidad impresionable, que llegaba fácilmente a
las lágrimas (2Ti.1:4), Pablo lo insta a ser combativo (1 Ti.1:18), a
luchar, esforzarse y perseverar (1Ti.4:16; 6:11,12), a no ser blando en las
circunstancias que requieran actuar con firmeza (2Ti.2:1). También le
advierte que no sea ingenuo ni se deje engañar por los embaucadores
(1Ti.4:2), las mujeres que aparentan ser lo que no son (1Ti.5:3,16), los
“cuentos de viejas” (1Ti.4:7, BJ), los charlatanes y discutidores
(1Ti.6:4), especialmente los que toman la religión como negocio (6:5).
Lo instruye en la organización y manejo de la iglesia (1Ti.5). En el
proceso formativo, Timoteo va adquiriendo responsabilidades mayores
hasta ser consagrado pastor, asumiendo la conducción de la iglesia de
Éfeso.
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 143
“También debes saber que en los tiempos últimos vendrán días difíciles”.
San Pablo
Mario Pereyra
144 Psicología de los Personajes Bíblicos
siempre tienen que enfrentar para no caer en el abismo del fracaso. Son
como imágenes calcadas, semejantes a las que se obtienen
superponiendo figuras trasparentes, de la silueta del peligro juvenil. Los
rasgos que se desprenden de la lúcida descripción de Pablo constituyen
los eslabones críticos de la aventura humana, los bordes del precipicio o
los puntos cruciales del examen de conciencia a superar, para no ingresar
en un régimen de dispersión. Ellos son:
a) hedonismo; es el riesgo de convertirse en grandes amadores de
los placeres;
b) narcisismo; el peligro de convertirse en seres orgullosos,
vanidosos y “amadores de sí mismos” (vers.2, VVR);
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Cualidades Masculinas 145
guardia contra ese tipo de individuos peligrosos, debido a que no son
confiables sino “traidores”. El estar prevenido contra el engaño es un
medio de evitar los efectos perniciosos del mal y dirigir el desarrollo
personal y de la comunidad por las vertientes de la voluntad de Dios. La
misma precaución hizo Jesucristo cuando dijo: “Estad en vela, pues,
orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que
está por venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre”
(Lc.21:36).
La última voluntad del padre
Mario Pereyra
146 Psicología de los Personajes Bíblicos
escenas de los tiempos finales, únicas entre las descripciones
escatológicas del libro sagrado. Más allá de los consejos y profecías, el
apóstol manifiesta dramáticamente su estado de abandono y soledad
(1:15; 4:11,14) y la ansiedad por la presencia de Timoteo, que pueda
llegar antes que sea demasiado tarde. Por eso, le ruega encarecidamente:
“Apresúrate a venir a mí cuanto antes” (4:9). Agregando un pedido
conmovedor, “tráeme el abrigo que dejé en Troas” (4:13), un capote para
cubrirse del frío invierno que se avecinaba.
No hay registros que informen si Timoteo llegó a tiempo para
consolar a su padre espiritual. La historia narra que, finalmente, Nerón
dio la orden de ajusticiar al apóstol, que por ser ciudadano romano no
fue torturado, sino decapitado. La pluma clarividente de Elena de Whirte
(1977, 406) describe sus últimos momentos en estos términos
conmovedores: “El apóstol fue conducido secretamente al lugar de
ejecución. A pocos se les permitió presenciarla, porque alarmados sus
perseguidores por la amplitud de su influencia, temieron que el
espectáculo de su muerte ganara más conversos al cristianismo. Pero aun
los empedernidos soldados que le escoltaban, al escuchar sus últimas
palabras, asombráronse de ver la placidez y hasta el gozo de la víctima
en presencia de la muerte. Para algunos de los presentes fue sabor de
vida para vida el contemplar su martirio, su espíritu de perdón para con
los verdugos y su inquebrantable confianza en Cristo hasta el último
momento. Varios de ellos aceptaron al Salvador predicado por Pablo, y
no tardaron en sellar intrépidamente su fe con su sangre”. Aun en su
último aliento continuó ejerciendo su función de padre, ganando hijos
para la patria celestial.
Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, desde la
soledad de un desierto o desde la muchedumbre de una gran ciudad.
Cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado
y el futuro pierden importancia, y solo existe ese momento de certeza de
estar juntos, bajo el mismo sol. Pablo y Timoteo no fueron la excepción,
constituyeron la regla. “Tierno instante supremo el del encuentro”, dice
el poeta, “aposenta en el alma los consuelos”. ¿Tuvo Pablo el consuelo
de estrechar en sus brazos a su hijo amado antes de sorber la copa aciaga
del martirio? ¿Dios le habrá dado esa última alegría? ¿Es posible pensar
que Dios haya sido tan insensible de no satisfacer la última voluntad de
Universidad de Montemorelos
Cualidades Masculinas 147
su siervo fiel? Esa actitud serena, y un tanto satisfecha del mártir,
mientras enfrentaba a sus verdugos en el momento de verter
generosamente su sangre, parece decirnos que su deseo se había
cumplido, que la despedida del hijo se había llevado a cabo, y que ya
estaba listo para el sacrificio.
Mario Pereyra
Vidas Frustradas 149
Capítulo 5
Vidas frustradas
1. LA PERDICIÓN COMO DESTINO
“Entrad por la puerta estrecha;
porque ancha es la puerta,y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta,y angosto el camino que lleva a la
vida, y pocos son los que la
hallan” . Jesucristo (Mat. 7: 13,
14.).
Mario Pereyra
“Porque a los que conoció de antemano, los destinó también desde
el principio a reproducir la imagen de su Hijo... Y a los que desde el
( 143 )
principio destinó, también los llamó y a los que llamó, también los puso
en camino de salvación; y aquellos a quienes puso en camino de
salvación, les comunicó su gloria” (Rom.8:29,30).
Sin embargo, no todos serán salvos, ya que algunos, “los soberbios
y todos los que hacen maldad” (Mal.4:1,3), resucitarán para
destrucción (Ap.20:14,15) o condenación (Jn.5:29), en contraste con
aquellos que resucitarán para salvación eterna (Ap.20:6). ¿Por qué hay
personas que se pierden? Porque en el ejercicio de su voluntad y
libertad eligieron desviarse del camino trazado por Dios para la
salvación. Ya que hay “camino que al hombre parece derecho; empero
su fin son caminos de muerte” (Prov.14:12). Por eso, es necesario
fiarse en Dios “de todo corazón”, reconocerlo en todos los caminos, “y
él enderezará tus veredas” (Prov.3:5,6). Es claro, pues, que hay tan sólo
dos caminos: el de la vida y el de la muerte. Cada individuo debe hacer
su propia elección, y de ésta depende su destino eterno (Sal.119:30).
Por lo tanto, hay personas que transitan por el “camino estrecho” y
derecho logrando consumar exitosamente el objetivo supremo de
alcanzar el ideal de la salvación; en cambio, hay otros que no lo
consiguen. La Biblia abunda en dramas existenciales, y presenta
historias de hombres que despliegan su vida como modelo de un
desarrollo logrado, historias satisfactorias de vidas triunfantes, como
por ejemplo, Abraham, Jacob, Moisés, pero también aborda otras
historias que son clamores nacidos del fracaso. En este capítulo,
consideraremos estos últimos casos, los destinos de perdición, las vidas
frustradas.
La libertad nos fue dada para moldear la vida y modificar el destino.
El propio fin de la existencia aparece en las Escrituras como una
laboriosa arquitectura edificada sobre la decisión tenaz de permanecer
Vidas Frustradas 151
firmes en la enseñanza o de renunciar a ella. Así, pues, hay quienes
maduran y enfilan su destino hacia la gloria o hacia el deshonor,
afirmando la vocación hacia la perfección o haciendo que el destino
tome un sesgo de desgracia. Elena de White (1995a, 46) lo expresa en
términos más claros y concluyentes: “La decadencia y la muerte
Mario Pereyra
152 Psicología de los Personajes Bíblicos
“Satanás está trabajando con mucho poder en los hijos de desobediencia y por
medio de ellos, para exaltar la traición y la apostasía en lugar de la verdad y
lealtad”.
Elena de White
Mario Pereyra
154 Psicología de los Personajes Bíblicos
Cuadro 5
Lista de los hijos de Jacob según Génesis y Apocalipsis
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Vidas Frustradas 155
El veredicto pérfido
“Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la
senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia
atrás al jinete”. Israel (Gén.49:17)
Mario Pereyra
156 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Vidas Frustradas 157
Mario Pereyra
158 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Vidas Frustradas 159
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Vidas Frustradas 161
con tantos recuerdos penosos pudo al fin descansar en paz. Las alegrías
e inocencias del niño, hicieron olvidar a José los malos momentos
vividos. Es la gracia bienhechora del perdón que, como un bálsamo,
suaviza y perfuma la vida.
No tenemos mucha información de la vida de Manasés, con
seguridad no porque fuese oprobiosa, sino porque vivió bajo la luz de
su padre. El testimonio de las Escrituras narra el momento cuando José
llevó a sus hijos, Manasés y su hermano Efraín, junto al lecho de su
padre moribundo Jacob, y el patriarca tomó a ambos niños como hijos
suyos (Gn.48:5). Allí se procede a la designación de un lugar
privilegiado en el podio de la posteridad. La historia confirma ese lugar
de privilegio que ocupó, gracias a la fidelidad de José, que recibió doble
herencia.
Uno de los proverbios del sabio Salomón declara: “De más estima
es el buen nombre que las muchas riquezas” (Prov.22:1). Ciertamente,
el nombre de Manasés es hermoso y de valioso contenido. Contrasta
notablemente con el de Dan, relacionado con el juicio perverso y la
traición, ya que Manasés es quien alivia y restaura. Es un nombre que
promueve los valores de la vida sobre los sentimientos alterados del
enojo y el rencor. Privilegia el alivio de la conciencia sobrecargada por
los males del pasado y la sonrisa del perdón. Es un mensaje que estimula
las cosas buenas presentes y la esperanza del futuro. Nombre que estará
sobre una de las puertas de la ciudad celestial, como símbolo del perdón
que posibilita el ingreso a la eternidad. Si Dan es símbolo de la
“serpiente antigua” (Ap.12:9; 20:2), quien envenenó de pecaminosidad
al mundo, Manasés es símbolo de Jesucristo que, gracias al perdón,
ofreció el antídoto para contrarrestar el mal del pecado.
Enfatizamos que en la Biblia, el nombre de una persona, no es una
simple expresión bonita o una mera palabra para identificar a una
persona, sino significa lo que esa persona es, su carácter, su naturaleza.
Los nombres de los hijos de Israel tienen un valor simbólico, ya que
están inscritos en las doce puertas de la Jerusalén celestial
(Apoc.21:12,14), y representan las doce formas de entrar en la eternidad
(por alguna de esas puertas ingresarán los redimidos a la ciudad eterna),
que en última instancia son diferentes manifestaciones del nombre de
Mario Pereyra
162 Psicología de los Personajes Bíblicos
Cuadro 6
Comparación de los nombres y significados de los 12 hijos de Israel
12 HIJOS O TRIBUS DE ISRAEL
SEGÚN GÉNESIS 29:31-30:24;
12 TRIBUS
35:1626
SEGÚN APOCALIPSIS 7:4-8
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Vidas Frustradas 163
LA PERSONALIDAD PASIVO-AGRESIVA
¿Qué tipo de personalidad desarrolló Dan? Aunque la información
que poseemos es insuficiente, nos parece que puede ubicarse entre los
individuos resentidos, opositores, que contrarían y juzgan con
demasiada facilidad en forma negativa a los demás. Este patrón de
comportamiento se ubica en los trastornos de la personalidad como
pasivo-agresivo (ver cuadro 7). Se trata de una actitud generalizada, que
se da en el trabajo como en las relaciones sociales, caracterizada por la
resistencia a cumplir con las responsabilidades, con aplazamientos,
descuidos, obstinación e ineficiencia intencionada. Las personas que
presentan estos comportamientos suelen quejarse, echándole la culpa a
los demás de todo lo malo que les sucede, diciendo que no son queridos,
que nadie los comprende y que son despreciados por los otros. “Se
muestran huraños, irritables, impacientes, cínicos, escépticos, siempre
dados a discutir y a llevar la contraria. También se muestran envidiosos
y resentidos hacia los compañeros de trabajo que triunfan o están bien
considerados por los altos cargos, y suelen quejarse abiertamente de su
mala fortuna” (DSM-IV, 750). Son pesimistas con respecto al futuro y
carecen de esperanzas. Hacen comentarios del tipo «no vale la pena ser
bueno» y «las cosas buenas no duran para siempre». Estas personas
tienen doble cara, dos actitudes opuestas: “o bien lanzan amenazas
hostiles hacia quienes consideran el origen de sus problemas, o bien
intentan apaciguar los ánimos de estas personas pidiéndoles excusas o
asegurándoles que en el futuro trabajarán mejor” (Ibíd).
En conclusión, Dan perdió la gloria de ocupar un lugar privilegiado
en la excelsa grandiosidad de los justos, porque arruinó su vida con la
práctica de la perversidad. Su figura encarna la triste historia de alguien
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164 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Vidas Frustradas 165
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166 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Vidas Frustradas 167
La permisividad nefasta
¿Por qué Acab fue catalogado como el más malvado de los reyes?
¿Qué contribuyó a ostentar ese deplorable título? Procurando dar una
explicación, el cronista del libro de los Reyes realiza este breve pero
significativo comentario: “No sólo consideró cosa ligera andar en los
pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, sino que tomó por esposa a Jezabel,
hija de Etbaal, rey de los sidonios, y sirvió a Baal y lo adoró” (16:31).
Dos poderosas razones pesan para evaluarlo como el peor de los reyes:
la influencia fatídica de la idolotría de Jeroboam y el hecho de casarse
con una mujer pagana, sacerdotisa del dios Baal y la diosa Astarté. Al
analizar en detalle el texto, encontramos que la influencia negativa de
Jeroboam no fue algo exclusivo de Acab, ya que también lo padecieron
reyes anteriores como Baasa (1 Rey.15:34), Zimri (1 Rey.16:19) y su
mismo padre, Omri (vers.27). Por lo tanto, hay que concluir que la
primera razón no fue la determinante, sino la segunda, su casamiento
con Jezabel.
La concubina de Acab llegó al gobierno de Israel bajo el programa
de política exterior de aquellos tiempos, que refrendaban los acuerdos
internacionales con casamientos. El padre de Jezabel fue Ittobaal o
Etbaal (en hebreo), un sacerdote de la diosa Astarté que llegó al poder
en la ciudad de Tiro, en Fenicia, por medio de un golpe de estado,
aproximadamente al mismo tiempo cuando Omri, el padre de Acab,
conquistaba el trono de Israel, también gracias a una sublevación (1
Rey.16:16-21). De modo que, estando ambos dictadores unidos en sus
procedimientos políticos, deciden cimentar su unión con una alianza de
familia (BJ, 388). Ahora bien, si Jezabel fue impuesta a Acab por un
acuerdo entre su padre y el suegro, ¿por qué fue la causa de su ruina?
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168 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Vidas Frustradas 169
debió entender, junto con todo el pueblo, que se trataba del castigo de
Dios contra las enseñanzas erróneas. Durante todo ese tiempo, los
sacerdotes y profetas fenicios intentaron “producir la lluvia haciéndose
tajos con cuchillos” (Ídem, 209) de manera infructuosa. Otra evidencia
que demostraba la inoperancia y falsedad de las enseñanzas paganas.
Sin embargo, Acab ignoró los llamados de la razón y del mismo Dios,
y continuó bajo el influjo perverso de su perniciosa mujer.
Psicología de la cobardía
“La indecisión es también cobardía, cobardía de la voluntad”.
Carl Spitteler
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170 Psicología de los Personajes Bíblicos
LA PERSONALIDAD DEPENDIENTE
¿Qué tipo de personalidad mostró Acab? ¿Cómo podría
caracterizarse? De acuerdo al Manual de Diagnóstico de Enfermedades
Mentales de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana, conocido como
DSM-IV, el caso de Acab puede incluirse entre las personalidades
dependientes (ver cuadro 8). Los estudios de psicopatología han hecho
una autopsia minuciosa y detallada de este tipo de personalidad,
descifrando las claves de su comportamiento desde dentro de sí mismos
Mario Pereyra
172 Psicología de los Personajes Bíblicos
Cuadro 8
Características de la personalidad dependiente (DSM-IV)
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Vidas Frustradas 173
La celebración fatídica
“En torno del poseso ruge siempre un viento peligroso de
tempestad, y sobre él se cierne un cielo siniestro,
tormentoso, trágico y fatal”.
Stefan Zweig
“Aquella zorra”
“Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera
demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día
termino mi obra”. Jesucristo (Lc.13:32)
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Vidas Frustradas 179
sería que el zorro lo había calculado todo con frialdad? Así actúan los
zorros, con premeditación y alevosía.
Pero Antipas también era “zorro” en otro sentido, como el animal
depredador, que atrapa a sus víctimas en forma despiadada y cruel. El
zorro es un animal cazador, ágil e inteligente, sanguinario y destructivo.
Es interesante notar que la palabra “zorro” en hebreo es Shû´âl, que
también significa “chacal”, pertenece a la misma familia de los cánidos
(perros) y se caracteriza por su hocico puntiagudo y alargado, y por
vagar por el desierto (lsa. 13:22; 34:13; 43:20; Jer. 9:11; 10:22; 49:33;
50:39; 51:37;Lm. 4:3) solo o en manadas, y alimentarse de cadáveres.
Antipas era más que zorro, era un chacal. Un personaje siniestro,
terriblemente peligroso, ya que no mataba movido por impulsos como
su padre, sino a sangre fría y premeditadamente. Como lo dice su
nombre, era la “imagen de su padre”, pero mejorada y perfeccionada en
los gajes del mal. Claro que el zorro se encontró con la “horma de su
zapato”. Apareció otro zorro más hábil que él, que lo despojó,
arrebatándole sus posesiones y cargo, influyendo fuertemente sobre el
emperador que lo desterrara como un proscripto a las Galias, tierras
inhóspitas en aquellos días. Este personajes fue su sobrino, el rey
Herodes Agripa, aquel que en una ocasión le dijo cínicamente a Pablo,
“por poco me persuades a ser cristiano” (Hech.26:28), otro espécimen
temible de la familia de los zorros.
LA PERSONALIDAD DISOCIAL
¿Cómo podría clasificarse la personalidad de Herodes Antipas? De
acuerdo a lo expuesto, sus características se ajustan a los trastornos de
personalidad disocial (ver cuadro 9). Se trata de un patrón de
comportamiento persistente y repetitivo, orientado a violar los derechos
básicos de los otros y desconocer las normas sociales. Los
comportamientos típicos de estos individuos son los actos agresivos,
que causan daño físico o amenaza a otras personas o animales, los actos
no directamente agresivos que busca causar pérdidas o daños y otras
conductas antisociales, como son los fraudes, robos y violaciones
graves. También se denominan a estas personas psicópatas o sociópatas,
Mario Pereyra
180 Psicología de los Personajes Bíblicos
Mario Pereyra
Capítulo 6
Vidas excelentes
1. EL COMPLETO DESARROLLO HUMANO
“Él ha establecido que su gracia esté disponible para todos los hombres
de todas las nacionalidades y condiciones de vida de todos los tiempos.
Pero la fe es la que se apropia de ella (Ef. 4:7; Tit. 2:11”.
Diccionario bíblico adventista
( 173 )
Universidad de Montemorelos
Vidas Excelentes 187
decía: “Que todo siga igual, que lo diferente desaparezca, que quede
solo lo bueno, lo igual a mí, a mí que no soy diferente de nadie, aunque
no soy nadie”.
Los personajes bíblicos, tan alejados de estas constelaciones
fantasiosas, habitan un universo lúcido, con clara conciencia de la
unidad fundamental de su ser, con sentido, individualidad y
mancomunidad social, con clara definición del destino y la misión en el
mundo. Especialmente los personajes que alcanzaron niveles de
excelencia se presentan como ejemplares no mutilados de la humanidad,
en la que ninguna noble facultad del espíritu queda obliterada y donde
las virtudes aparecen potencialidades. Seres desarrollados en todo lo
posible, no solo en un aspecto, sino en toda la plenitud de su ser,
alcanzando la oportunidad bienaventurada de la salvación. Es imposible
negar que, en ese camino del desarrollo humano, uno de los factores
decisivos en el proceso de perfección fueron las experiencias cumbres,
las teofanías, los encuentros con el ser divino, ya sea en forma de voces,
visiones, sueños o presencias, por medio de las cuales recibieron
llamados, revelaciones, mandatos o prescripciones, pero siempre,
constituyendo momentos cruciales en la personalidad y en la definición
del destino.
El camino hacia el cielo no es una autopista pavimentada con una
única dirección. Al contrario, el camino de la vida es “estrecho” y
dificultoso, como asegura el Señor Jesucristo (Mt.7:13,14), y cada uno
debe descubrir la vía correcta y segura para avanzar por ella. Se requiere
reconocer los principios naturales esculpidos en nuestro corazón sobre
la base del programa de salvación divino. El poeta español, Antonio
Machado, ha popularizado esos versos tan hermosos que dicen
“caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, “caminante, no
hay camino, sino estelas en el mar”. En otra de sus coplas, agrega: “todo
el que camina anda, como Jesús sobre el mar”, aludiendo a la historia
del Evangelio cuando Pedro caminó sobre el mar. La trayectoria de la
salvación fue y será siempre una caminata de fe. Pedro descubrió, en
medio de las olas encrespadas del mar, “que el hombre solamente puede
caminar seguro cuando pierde toda confianza en sí mismo y la deposita
en el Salvador” (White, 1985, 337).
Mario Pereyra
188 Psicología de los Personajes Bíblicos
“Tengo piedad sólo de aquel que despierta en la gran noche patriarcal, creyéndose
al abrigo bajo las estrellas de Dios y que de pronto siente el
deseo del viaje”.
Antoine de Saint-Exupéry
En el santuario de la vida
“El que entra en la esfera de la fe ―decía Paul Tillich (1973)―
penetra en el santuario de la vida”. La fe en Dios es un espacio sagrado,
vasto, sublime, infinito, la esfera de la excelencia, donde se construyen
las mejores realizaciones humanas y se promueve el más alto nivel de
las virtudes. La fe es apertura a Dios, convicción, seguridad, encuentro
con el otro y con lo divino. La fe abre las ventanas a la alegría, despierta
las auroras del porvenir y concede el bendito sentimiento de la presencia
celestial. La fe es confianza, comunicación de amor y un crédito
solidario de ánimo y confort. Es el lugar donde irrumpen las apariciones
sobrecogedoras del Omnipotente que llevan al hombre a las vivencias
cumbres de su vida. Por lo tanto, la fe religiosa es posibilitadora de un
crecimiento enriquecedor de la experiencia que conquista grados
superiores del desenvolvimiento humano.
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Vidas Excelentes 189
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190 Psicología de los Personajes Bíblicos
El itinerario de la fe
“Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham”.
San Pablo
Mario Pereyra
192 Psicología de los Personajes Bíblicos
Mario Pereyra
196 Psicología de los Personajes Bíblicos
La experiencia cumbre
“Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de
Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te
diré”.
Dios a Abraham (Gn.22:2)
que crecer, y yo menguar” (Jn.3:30); del mismo modo, Dios debe crecer
en la consideración del hijo y el padre debe negarse a sí mismo,
“correrse del lugar” que le asigna la idealización del hijo, para ser
ocupado por Dios, quien es el único que merece la alabanza y adoración.
Esta tarea de llevar los hijos a Dios, suele constituirse en una “prueba”
para muchos padres. Si bien esta etapa es importante en el crecimiento,
no es lo extremo, la que enseña el texto bíblico. ¿Será un
cuestionamiento de la paternidad, la condena por no haber sabido
cumplir con la función asignada? Esa es otra interpretación que hace el
filósofo Kierkegaard (Ídem, 15,16). La expresa haciendo una nueva
lectura del texto.
“Era muy de mañana; Abraham se levantó, dio un beso a Sara, la
madre joven, y Sara dio un beso a Isaac, su delicia, su eterna alegría.
Y Abraham, sobre su asno, cabalgó pensativo; meditaba sobre Agar
y sobre su hijo, a quienes abandonó en el desierto. Trepó por la
montaña de Moriah y extrajo el cuchillo. Cuando Abraham, sobre su
asno, se halló solo en Moriah, la tarde era apacible; se arrojó de cara
contra la tierra y pidió perdón a Dios por su pecado, perdón por haber
querido sacrificar a Isaac, por haber olvidado su deber de padre hacia
su hijo. Tomó de nuevo, con más frecuencia, el camino solitario,
pero no halló reposo. No podía concebir como pecado haber querido
sacrificar su más preciado bien, aquél por quien hubiera dado su vida
más de una vez, a Dios; y si era un pecado, si no había amado a Isaac
hasta ese punto, no podía comprender entonces cómo podía ser
perdonado; porque ¿hay pecado más terrible?”
Este es otro momento importante en la vivencia del padre y en la
experiencia de la fe, cuando asaltan las dudas y la culpa se cierne sobre
la conciencia. En la apacible soledad de la “tarde” de la vida, cuando el
hijo se ha ido y el padre “medita” en el pasado, emerge la inquietud,
¿habré abandonado a mi hijo “en el desierto” de la insensibilidad?
¿Acaso no lo sacrifiqué tantas veces en pro de mis propios intereses?
¿Lo amé lo suficiente? ¿Habré cometido el terrible pecado de no haber
sido un buen padre? La fe también descubre sus errores y debilidades,
pero no sucumbe en la prueba sino se fortalece en ella. La fe vuelve a
Dios por medio de la oración que busca el perdón y retorna al hombre
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Vidas Excelentes 199
Mario Pereyra
200 Psicología de los Personajes Bíblicos
(Fil. 4:18).
El relato de Elena de White, exhibe la expresión más elevada de la
fe, la etapa final de madurez, que ha superado los desniveles de la duda.
Es cuando la confianza absoluta en Dios alcanza el nivel de la
dependencia incondicional. Es la fe que mueve las montañas, de quien
cree más allá de toda razón, superando las fronteras de la vida y de la
muerte. La lectura que hace Elena de White, interpretando el texto
bíblico, trata de la voluntad humana, unida por la fe del creyente,
avanzando hacia el destino dispuesto por Dios. Es la fe como símbolo
de unión; como expresión de provisión y gracia. Esa figura representa a
la divinidad y trasmite el mensaje eterno de la salvación del hombre.
Pero la experiencia cumbre de Abraham tiene connotaciones que
trascienden su vida personal y la de todo padre humano, es un vislumbre
de la propia vida del Padre Eterno, al realizar el sacrificio de entregar a
su Hijo para salvar el hombre de la perdición del pecado. Dios dio su
Hijo a una muerte de agonía y vergüenza. Los ángeles que vieron la
humillación y los dolores del alma del Hijo de Dios, no podían
interceder, como en el caso de Isaac. No hubo ninguna voz que exclamó:
ʻ¡Basta!ʼ Para salvar a la humanidad perdida, el Rey de gloria dio su
vida sin ninguna salida de último momento. ¿Qué otra prueba más fuerte
de la misericordia infinita y del amor de Dios se podría dar? La fe, en
esa instancia suprema, es conocer a Dios, identificarse con él en el
desprendimiento de la entrega. Una fe que obra por amor, purificando
el alma; “que da paz al corazón, y que conduce por la senda de la
abnegación y el sacrificio” (White).
Herederos de la promesa
“... éstos son hijos de Abraham y, por lo tanto, depositarios de las
bendiciones y la gracia de la justicia, como herederos de la promesa del
Espíritu”. San Pablo (Gal. 3:7,14)
La ruta de la fe tiene su inicio a partir de la decisión de aceptar la
Palabra, con el coraje de “no mirar hacia atrás”, respondiendo al llamado
del destino señalado por Dios. Entonces se abre el camino que puede
tener sus desniveles, pero es por naturaleza una vía de ascensos, como
los senderos de las montañas, de ahí sus escollos, atolladeros y agobios.
Es más fácil transitar por el llano, pero las llanuras carecen de las
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202 Psicología de los Personajes Bíblicos
visiones de las alturas. Esa trayectoria puede tener caídas, como ocurrió
con Abraham cuando “bajó” a Egipto, o cuando cedió a la tentación de
querer por sí mismo hacer cumplir la promesa a través de Eliezer
(Gn.15:2) o Agar (16:2-4). Pero cuando la voluntad persiste en creer se
reconquista la senda. El itinerario no está exento de conflictos, tanto de
afuera como de adentro; problemas sociales, familiares, conyugales,
pérdidas, angustias, frustraciones, incomprensiones, sacrificios, pero la
fe es la ruta de la promesa y de su cumplimiento. Avanza de la
esterilidad a la procreación, va creciendo en fecundidad y realizaciones,
penetra en los misterios de la existencia, profundiza la intimidad de Dios
y se proyecta hacia los extensos y exuberantes horizontes de este mundo
y los espacios infinitos de la eternidad.
La amenaza que pendía sobre el hijo no representó para Abraham
una desvirtuación o aniquilación de las promesas, dejó la explicación y
sentido de lo absurdo en manos de Aquél en quien confiaba y creía. En
eso consiste la naturaleza de la fe. De esa manera lo ha visto y descrito
Pablo. Explica el apóstol que Abraham “es nuestro padre delante de
Dios, en quien creyó”. “Esperando contra toda esperanza creyó, y así
vino a ser padre de muchos pueblos... Ante la promesa de Dios no
titubeó ni desconfió, sino que fue fortalecido por la fe y dio gloria a
Dios, y quedó plenamente convencido de que poderoso es Dios para
realizar también lo que una vez prometió. Por eso, precisamente, se le
tomó en cuenta como justicia” (Rm.4:17-22). Esta fe de Abraham lleva
el signo del “no obstante”, del “pese a lo cual”, de creer “a pesar de”,
contra toda evidencia o apariencia; está más allá del pasado, de lo
presente y lo porvenir, se aferra a Dios y todo lo espera de Él. Una fe
que madura en la adversidad y en el sacrificio.
Abraham Maslow, el psicólogo norteamericano humanista, ha
estudiado lo que llamó las “experiencias cumbre” (“Peak Experiences”),
como los momentos de mayor plenitud de la vida humana personal. Son
“momentos de gloria cuando un problema se resuelve, cuando
súbitamente, ve las cosas a través del microscopio de manera muy
diferente o como las había visto antes; por los momentos de revelación,
de iluminación, de insight, de comprensión, de éxtasis” (1994, 175).
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204 Psicología de los Personajes Bíblicos
“Vete de tu tierra,
Ruptura o Resolución y
de tu parentela y
1 Voz Acatamiento corte con el
de la casa de tu audacia
pasado
padre...”
“...haré tu Promesa
2 Voz descendencia como el Edificó altar de porvenir Esperanza
polvo de la tierra”. fecundo
“Y creyó a Jehová, y
le fue contado por Pacto y
3 Visión justicia... En aquel Diálogo sacrificio de Confianza
día hizo Jehová un adoración
pacto con Abram”.
“No te llamarás
más Abram, sino
que tu nombre será
4 Abraham, pues
padre de Instrucción
muchedumbre de de Dios y
Conversación
pueblos te he señal del
Presencia constituido”. con preguntas pacto Obediencia
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Vidas Excelentes 205
Torturado de guerra
El libro del profeta Daniel se inicia con escenas bélicas de intensa
acción y violencia. Como una película de guerra, presenta los sucesos
dramáticos de la capitulación y destrucción de la ciudad de Jerusalén
invadida por los ejércitos babilónicos. La historia se ubica a fines del
siglo VII a.C., específicamente en el año 605 a.C., durante el reinado de
Joacim, quien favorecía la política de los egipcios, enemigos acérrimos
del poder mesopotámico. Lamentablemente para los intereses judíos,
Nabucodonosor, emperador babilónico, derrotó completamente a los
egipcios en las batallas de Carquemis y Hamat, después, movilizó sus
ejércitos victoriosos hacia Judea, para aplastar la rebeldía de Jerusalén
y castigar el desafío a la hegemonía babilónica.
En esas circunstancias, acontecen las escenas del sitio de la capital
judía, su claudicación, la irrupción de los soldados en la ciudad, su
intrusión violenta en las casas, el saqueo, las violaciones y la
profanación del templo, donde preservaban los tesoros sagrados. La bota
del invasor fue devastadora. Arrebataron los bienes privados, el tesoro
público y las riquezas del templo. El despojo fue total. Otra expresión
brutal de humillación y castigo fue arrancarles a las familias sus hijos
mejor dotados, los jóvenes más inteligentes y educados, que constituían
el futuro promisorio de la nación. Así, fueron llevados cautivos un
número importante de adolescentes y jóvenes brillantes. Quizás lo más
terrible fue someter a esos jóvenes a un tratamiento inhumano y
escalofriante, una cirugía maquiavélica para quebrar la resistencia moral
e impedir su reproducción: la castración.
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Deben
controlarse el
¿Qué comer y qué no apetito y el tipo Temperan-
1 Alimentación Pubertad
comer? de cia
alimentación
Reconocer que
¿Quién conoce el Dios es el único
2 Futuro Adolescencia Confianza
futuro? que conoce el
porvenir
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220 Psicología de los Personajes Bíblicos
3
Sólo Dios es el
¿A quién debe
Adoración Joven adulto único digno de Fidelidad
adorarse?
ser adorado
Evitar la
Evaluación ¿A quién glorificar, a Adultez jactancia y
4 Humildad
de los logros uno mismo o a Dios? media atribuir la
gloria a Dios
Adultez Cultivar la
¿Obedecer a Dios o a
6 Obediencia práctica diaria Perseverancia
los hombres? tardía de la oración
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Vidas Excelentes 223
respondiendo: “El Hijo del hombre no ha venido para perder las almas
de los hombres, sino para salvarlas” (Luc.9:54-56.). En otra ocasión,
reprimió egoístamente a un exorcista que actuaba en nombre de Jesús
pero sin seguirlo. Jesús puso en evidencia sus celos: “No se lo prohibáis
―dijo―; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre que
luego pueda decir mal de mí” (Mr.9:39). Otro evento significativo fue
cuando, secundados por su madre, probablemente Salomé, hermana de
María, madre de Jesús (5CBA, 453), buscó lugares de privilegio en el
reino que Jesús implantaría (Mt.20:20; Mr.10:35). El
Maestro explicó: “En el reino de Dios no se obtiene un puesto por medio
del favoritismo. No se gana ni es otorgado por medio de una gracia
arbitraria. Es el resultado del carácter. La cruz y el trono son los
símbolos de una condición alcanzada, los símbolos de la conquista
propia por medio de la gracia de nuestro Señor Jesucristo” (1977, 433).
A pesar de su temperamento violento, espíritu vengativo y
ambicioso, Juan era sincero y tenía condiciones especiales que lo
predisponían para el cambio. Poseía una naturaleza contemplativa,
receptiva y sumisa. Había empezado a descubrir la ternura y tolerancia
de Jesús y sus lecciones de humildad y paciencia. En toda oportunidad
posible se situaba junto al Maestro (Jn.13:23), aun en los momentos
críticos (Jn.18:15,16; 19:26,27). La confianza, la admiración que sentía
hacia su héroe, y especialmente el amor (Jn.21:20), fueron el conducto
a través del cual aprendió a imitar a Jesús. “A medida que entregaba su
vida a la influencia del Salvador, el amor y la gracia divinos lo fueron
transformando” (5CBA, 870).
El hecho distintivo de esta primera etapa es que todas las referencias
a Juan aparecen después de mencionar a su hermano Santiago (también
llamado Jacobo) y más adelante, sigue después de Pedro. Así, por
ejemplo, en el llamamiento, el texto presenta esta fórmula: “Santiago,
hijo de Zebedeo y Juan su hermano” (Mt.4:21; Mr.1:19). De la misma
forma registra la lista de los doce apóstoles (Mt.10:2; Mr.3:17; Lc.6:14).
Cuando fueron a la casa de Pedro (Mr.1:29) y de Jairo (Mr.5:37;
Lc.8:51) lo hicieron en ese orden, Santiago adelante y después Juan.
Igual ocurrió el día de la pesca milagrosa (Lc.5:10), al subir el Monte
de la Transfiguración (Mt.17:1; Mr.9:2; Lc.9:29 sigue a Pedro) o al ir al
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224 Psicología de los Personajes Bíblicos
El silencio de la tribulación
“Para que a través del despojamiento y el silencio se sienta otra
vez, de modo directo, la voz de Dios o de la verdad, el roce
sublime de la belleza, la calma de una conducta santa, el
misterioso llamado del héroe”.
Víctor Massuh
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“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”
(Jn.17:15). Y aquellas otras palabras del Maestro: “En el mundo tendréis
tribulación; pero tened buen ánimo; yo he vencido al mundo”
(Jn.16:33). Fue un tiempo para consolidar y profundizar la disposición
contemplativa y reflexiva.
Afirma con certeza Ernesto Sábato (2000, 64): “Las tres grandes
religiones de Occidente nacieron del desierto, esa especie de metáfora
de la nada en la que el infinito se conjuga con la finitud del hombre”. El
filósofo judío Levinas, también veía en el desierto la verdadera fuente
del espíritu, capaz de sustituir el suelo con la letra. El apóstol Juan es
hijo del desierto, allí conquistó el terreno invisible de su alma, descubrió
quién realmente era, pudo saber el profundo significado del amor al
prójimo. Fue en la soledad, el desarraigo y la aflicción donde apostó a
seguir las huellas de su Maestro con una nueva y sólida comprensión.
Repasó cada incidente y cada palabra escuchada de boca de Jesucristo,
desató los nudos de los signos no comprendidos, sacó a la luz los
contornos de nuevos significados. Juan acuñó en el mármol de sus
recuerdos la historia con un cincel perdurable. Entonces, los silencios
empezaron a sostener las voces reveladoras de las buenas nuevas de la
salvación, reproduciendo un nuevo canto de ¡Aleluya!, un himno de
alabanza al Cordero inmolado, el único “digno de tomar el poder, las
riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”
(Ap.5:12).
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Vidas Excelentes 227
distingue como el discípulo del amor, a través de las tres cartas que
escribió en las cuales derrocha dulzura, lucidez y resolución. Aunque
habla mucho del amor, no vacila en poner de manifiesto el verdadero
carácter de esa clase de personas que pretenden ser santificadas y seguir
transgrediendo la ley de Dios. “El que dice: Yo le conozco, y no guarda
sus mandamientos, el tal es mentiroso” (1Jn.2:4,5). Khalil Gibran (1975,
156) decía de Jesús, palabras que podrían aplicarse a los escritos de
Juan: “sé que les hablaba de amor porque había melodía en su voz, y sé
que hablaba de poder, porque había ejércitos en sus ademanes”. Su voz
de amor acaricia y reprende, enternece y conmueve.
Sabemos que el “amado, afectuoso Juan estuvo en el exilio en la
solitaria isla de Patmos”, “allí Jesús se encontró con él. . . Le fue
permitido mirar el trono de Dios y contemplar a los redimidos de ropas
blancas que habían venido de gran tribulación y que habían lavado y
blanqueado sus ropas en la sangre del Cordero” (White, carta 10, 1879).
Las ansias de trascendencia fueron gratificadas plenamente por parte de
Dios, al confiarle la revelación más prodigiosa que un ser humano jamás
haya contemplado desde los tiempos del Antiguo Testamento,
juntamente con Daniel. El Apocalipsis pregona las condiciones de
nuestra era, hace una descripción feroz de un mundo encaminado a la
destrucción, sobre el cual caen implacablemente las últimas plagas, con
sus secuelas de “tormento y llanto” y fuego consumidor. El llamado
“hijo del trueno”, ahora observa los truenos gigantescamente mayores
de Dios. Aquel adolescente que quería lanzar fuego sobre los impíos
samaritanos como un nuevo Elías, ahora anciano, observa horrorizado,
el descenso de los fuegos en raudales infinitos, no sobre una pequeña
comarca, sino sobre todo el mundo, un cuadro verdaderamente pavoroso
de conflagración terrestre. Su sed de justicia que quería castigar el
rechazo a Cristo, ahora es saciada por la visión terrorífica del juicio
universal de los impíos que sufren el castigo eterno del “vino del furor
y de la ira del Dios Todopoderoso”, al ser lanzados al “lago de fuego
que arde con azufre” (19:15,20). Sus pasiones juveniles se convierten
ahora en una pesadilla insoportable.
Pero el Apocalipsis también muestra otro Juan, el que cruzó el
desierto de la tribulación, reproduciendo llamados angustiosos de amor
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228 Psicología de los Personajes Bíblicos
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Capítulo 7
El desarrollo humano
según la Biblia
1. TEORÍAS PSICOLÓGICAS DE LA PERSONALIDAD
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234 Psicología de los Personajes Bíblicos
Factor III (Responsabilidad): Comprende el grado de organización,
persistencia y control de la conducta dirigida a metas concretas. Se
distinguen las siguientes facetas:
1) Competencia: se trata del sentimiento personal de capacidad, la
autoestima;
2) Orden: tendencia a la limpieza, al orden y a mostrar un
comportamiento organizado;
3) Sentido del deber: se adhieren a principios éticos y al cumplimiento
escrupuloso de las obligaciones;
4) Necesidad y motivación por logros: se refiere a altos niveles de
aspiración;
5) Autodisciplina: habilidad para empezar tareas y llevarlas a cabo; 6)
Deliberación: tendencia a pensar cuidadosamente antes de actuar.
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236 Psicología de los Personajes Bíblicos
seguramente desconocidas por los escritores bíblicos. Tampoco aluden,
como es lógico, a otras teorías que se acuñaron posteriormente. De
modo que no se puede conocer el pensamiento bíblico a través de
teorías externas, sino penetrando en su propio entramado expresivo,
donde se desarrollan las ideas y circunstancias que otorgan sentido a los
hechos. ¿Cómo funciona el pensamiento bíblico? ¿Cuáles son los
criterios o esquemas organizadores de las funciones y aplicaciones de
los episodios y los protagonistas? Entre los comentaristas bíblicos, por
ejemplo, predomina el criterio de tratar los sucesos buscando las
“aplicaciones prácticas”, esto es, extrayendo las “lecciones espirituales
o morales” que puedan ennoblecer y elevar la conducta religiosa del
feligrés. Así, por ejemplo, se apela a la “integridad” moral de José, al
vencer la seducción de la mujer de Potifar, o la “fidelidad” de Daniel,
que continuó orando con las ventanas abiertas, aun contra la ley que
impedía hacerlo. Ciertamente, hay episodios que el autor bíblico
enfatiza para resaltar la enseñanza moral, pero muchísimas veces la
narración se atiene a los hechos sin esforzarse en realzar valores o
distinguir lecciones espirituales.
Los protagonistas del escenario bíblico no son fácilmente
susceptibles de ser esquematizados en cuadros o clasificaciones, como
hacen los entomólogos con los insectos, que encuentran tantos tipos
diferentes ―800.000 han encontrado hasta el momento―, para
descubrir un universo riquísimo e infinito. La investigación psicológica
ha descubierto que resulta más fácil encasillar la patología que la salud.
El deterioro que causa la enfermedad simplifica y torna rígida la
exuberante riqueza de la vida. Así, por ejemplo, no es difícil descubrir
un trastorno de personalidad dependiente en el rey Acab o un trastorno
disocial en Herodes Antipas, pero ¿cómo clasificar a José, Daniel o
Juan? ¿Qué tipo de personalidad han desarrollado? Solamente podemos
caracterizarlos en función de algún rasgo relevante, y hablar de Josué
el militar, el sabio Daniel, Juan el apóstol del amor, pecando de
esquemáticos. Sin embargo, se puede pensar la “teoría bíblica” de la
personalidad y el desarrollo humano, no en función de una tipología,
sino de criterios o componentes a los cuales recurren constantemente
los escritores bíblicos, para entender implícitamente cómo se construye,
desenvuelve y perfila un diseño propio de personalidad.
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El Desarrollo Humano Según La Biblia 237
Componentes para una teoría bíblica de la personalidad
(2) singularidad
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El Desarrollo Humano Según La Biblia 241
(5) Significado del nombre propio
Dice Martín Buber: “Me imagino que no esperan que les bosqueje
la personalidad de los líderes bíblicos. Esto sería una empresa imposible
de realizar, porque la Biblia no se ocupa de personalidades ni de
individuos, y por eso no se puede hacer este tipo de descripción. La
Biblia pinta otra cosa, particularmente describe a las personas en
situación. No se preocupa de la diferencia entre éstas; lo fundamental
es la diferencia entre las situaciones en que la persona, la criatura, la
persona designada, pasa o fracasa el examen”.
Es cierto que el hombre aparece en situación ―como dice Buber―,
pero no se trata de cualquier situación o circunstancia, sino aquellas que
son decisivas, que permiten conocer al personaje y su destino. El relato
bíblico es económico, de algunos personajes apenas presenta cuatro o
cinco situaciones de vida, como es el caso de Sansón, pero son claves
Universidad de Montemorelos
El Desarrollo Humano Según La Biblia 245
para descubrir los momentos relevantes de su existencia. Por ejemplo,
en Génesis se relata que Sara le pide a su esposo Abraham que expulse
a Agar e Ismael de su casa. Obviamente, esa reacción es la culminación
de las hostilidades que venían padeciendo Sara e Isaac de parte de la
concubina y su hijo. Cuando la situación llegó a un estado intolerable,
Sara hace el reclamo (Gn.21:9-11). También los silencios son
significativos, tanto o más que las palabras. Por ejemplo, cuando
Moisés desobedeció al golpear la piedra (Núm.20:10,11), hay un
notable cambio en el foco de la narración. Moisés y el pueblo de Israel,
que hasta ese momento habían sido los protagonistas del relato,
desaparecen de la acción por varios capítulos, centrándose el interés del
relato en sucesos externos, como los ardides de Balac y Balaam
(Num.22-24).
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246 Psicología de los Personajes Bíblicos
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