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¿Qué es la Declinación magnética?

La declinación magnética es el ángulo formado entre la meridiana geográfica (o norte geográfico) y


la meridiana magnética (o norte magnético). Cuando ese ángulo se presenta al oeste del norte
geográfico, se habla de declinación oeste y en el caso opuesto se habla de declinación este.

Dado el carácter dinámico del campo magnético terrestre, la declinación también es cambiante, y
para un mismo lugar la declinación medida en una fecha es distinta a la medida en otra fecha
distinta, pese a tratarse del mismo punto de la superficie terrestre. Esta variación se mide en una
tasa anual, que establece en qué magnitud angular la declinación variará y en qué sentido será el
giro (hacia el este o el oeste).

¿Significa esto que el norte no es un único norte? ¿Significa que existen varios tipos de norte? En
efecto, existen varios tipos de norte, según el criterio elegido para su establecimiento.

Tipos de Norte y declinación Magnética

En cualquier punto de la superficie terrestre si sostenemos una brújula nos dará una dirección de la
orientación de su norte. Ese norte es el norte magnético y está determinado por el campo magnético
terrestre que hace que la aguja imantada o el limbo imantado que contiene la brújula se alineen con
él. Sin embargo, el norte magnético no coincide con el norte verdadero (también llamado norte
geográfico), que es el punto donde el eje de rotación sobre el que gira la tierra intercepta la
superficie terrestre. Como hemos dicho anteriormente, esa diferencia angular entre norte geográfico
y norte magnético es lo que conocemos como declinación magnética. Pero esto no es todo. Como la
declinación magnética es cambiante en el tiempo, el norte magnético es distinto para cada fecha y
varía históricamente. Eso implica que para un mismo punto, tenemos múltiples nortes magnéticos en
función de la fecha de medición elegida. Por eso es muy importante que cuando hablamos de
declinación magnética o de mapas magnéticos conozcamos muy bien la fecha de referencia de la
medición o mediciones.

Junto al norte magnético y el norte geográfico, tenemos también otro tipo de norte: el norte de
cuadrícula, que se corresponde con la dirección del eje de ordenadas del sistema de coordenadas
empleado por el mapa que estemos utilizando. Generalmente este norte de cuadrícula no coincide
con el norte geográfico, y a la diferencia de magnitud angular entre ambos nortes la conocemos
como convergencia de cuadrícula o convergencia de meridianos. Técnicamente podemos definir la
convergencia de cuadrícula como el ángulo formado en un punto por la transformada del meridiano
que pasa por él (y que apunta al norte geográfico), con el norte de cuadrícula. Dicha convergencia es
distinta para cada punto de la superficie terrestre y para cada proyección, por lo que para su cálculo
empleamos las fórmulas del sistema cartográfico de representación que estemos utilizando.

En resumen, tenemos tres tipos de norte para un mismo lugar, y uno de ellos es cambiante en el
tiempo (el norte magnético):

A la declinación magnética se la suele denominar con la letra griega delta, a la convergencia de


cuadrícula con la letra omega (o con la theta), y a la diferencia entre el norte magnético y la
convergencia de cuadrícula se la suele denominar delta prima.

¿Por qué es importante conocer la Declinación Magnética?

En general, el campo magnético terrestre es objeto de estudio primordial para la disciplina de la


geofísica, pero también es importante en la disciplina geográfica puesto que permite orientar
correctamente la brújula, uno de los intrumentos de medida geográfica más antiguos. Si conocemos
cuál es la declinación magnética, con una brújula podemos saber también dónde está la dirección del
norte geográfico, el cual es estático y no varía con el tiempo. Por lo tanto, una primera aplicación es
dotar de estabilidad cronológica a las mediciones realizadas con brújula.

Pero existe otra aplicación más importante aún. Muchas de las mediciones que se realizaron en la
antigüedad y que son base de documentos con validez jurídica actual, tales como deslindes
municipales, deslindes de montes comunales, deslindes de propiedades, etc. fueron realizadas
utilizando una brújula para medir ángulos y una cuerda o cinta para medir distancias. Para
determinar tales deslindes hay que utilizar esos documentos, que todavía tienen validez, y
adaptarnos a las condiciones de medida originales, utilizando la brújula como sistema de medida. En
esos casos, es preciso declinarla para corregir las diferencias observadas con el norte geográfico. En
otros casos, estos documentos históricos ni siquiera fueron realizados con brújula declinada, sino
que sus observaciones son directamente con respecto al norte magnético de su fecha (rumbos) y por
lo tanto necesitamos conocer en estos casos la declinación magnética del momento en que se
realizaron las medidas.

¿Cómo se puede conocer el valor de la Declinación Magnética?

Existen dos formas principales de conocer el valor de la declinación magnética:

* Mediante la aplicación de alguno de los modelos matemáticos que existen y que permiten
extrapolar coeficientes de medida para cualquier punto de la superficie terrestre y estimar el valor de
los distintos parámetros del campo magnético tanto para el futuro como para el pasado.

* Por el procedimiento empírico de declinar una brújula que luego veremos.

En cuanto a los modelos matemáticos que existen, un ejemplo de aplicación de uno de ellos es la
calculadora de declinación que existe arriba de esta página. Se usan fundamentalmente dos tipos de
modelos: el modelo WMM (World Magnetic Model) del United States Geological Survey y British
Geological Survey, que fue publicado en Enero de 2000 y que será revisado dentro de muy poco, y el
IGRF (International Geomagnetic Reference Field) de la Asociación Internacional de Geomagnetismo
y Aeronomía, que se revisa cada cinco años y que va por su versión décima. Este segundo modelo
(el IGRF) es el empleado por la aplicación de arriba de esta página para estimar los valores de
declinación magnética. Dado el carácter de constante cambio del campo magnético terrestre, es
necesario mantenerle permanentemente observado para poder determinar su dinámica, así como
revisar los modelos periódicamente para ajustar en la medida de lo posible su exactitud.

Otra de las formas en que podemos conocer la declinación magnética es mediante el procedimiento
descrito por Ferrer y Piña en Instrumentos Topográficos (Ferrer Torio, R.; Piña Paton, B:
Instrumentos Topográficos. ETS Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de
Cantabria, 1991). Haciendo estación con la brújula en un punto de coordenadas conocidas (que
podemos obtener con GPS) y visando hacia varios puntos con coordenadas también conocidas,
extraemos en primer lugar el ángulo formado por el norte de cuadrícula con cada visual a los
distintos vértices:

Para una proyección que en sus transformadas dé lugar a un sistema de coordenadas de


representación ortogonal (como el sistema de coordenadas UTM), este ángulo se saca de la forma:
Siendo Xe, Ye las coordenadas del
punto de estación del que queremos calcular la declinación, y Xv, Yv las cordenadas del vértice
visado también de coordenadas conocidas. Realizamos esta operación con todos los vértices de que
dispongamos, obteniendo una serie como la siguiente:

Siendo Xo, Yo las coordenadas del punto de estación (lo que antes
llamábamos Xe, Ye) y la serie X1, Y1; X2, Y2; ... ; Xn, Yn los pares de coordenadas de los
vértices de coordenadas conocidas hacia los que visamos.

Estos ángulos los podemos considerar como una aproximación al acimut o ángulo formado con el
norte geográfico, aunque no son tal. La diferencia entre el norte de cuadrícula y el norte geográfico
suele ser muy pequeña, pero si queremos tener el acimut verdadero deberíamos calcular la
convergencia de cuadrícula en el punto considerado y restársela o sumársela, según proceda, a los
ángulos obtenidos anteriormente. Supongamos que pasamos por alto la convergencia de cuadrícula,
y prosigamos con el cálculo de la declinación magnética.

El siguiente paso sería realizar las mediciones con brújula de los rumbos de cada visual, es decir,
mirar con la brújula qué diferencia angular con respecto al norte magnético presenta la alineación
del punto de observación con el vértice 1, con el vértice 2, etc. de la forma:
Estos rumbos, a los que llamaremos R1, R2, R3, etc. los sacamos mirando apuntando con cierta
precisión la brújula a cada alineación. Hay que tener en cuenta que para este tipo de trabajos se
utilizan brújulas profesionales dotadas de anteojo, mira y frecuentemente de un armazón con
soporte que permite realizar un estacionamiento rudimentario del apartato. No se pueden utilizar
para estos trabajos brújulas de excursionismo. Una vez obtenidos los rumbos, ya podemos extraer la
declinación, con la siguiente composición:

Otros aspectos interesantes del Campo Magnético Terrestre

Aunque con menor aplicación en el campo de la Geografía, aparte de la declinación magnética


existen otros parámetros del campo magnético terrestre que merecen mención. Así, el campo
magnético se caracteriza mediante siete parámetros: declinación, inclinación, intensidad horizontal,
intensidad vertical, componente X de la intensidad horizontal, componente Y de la intensidad
horizontal e intensidad total. Sus características han venido cambiando constantemente. En las
zonas geológicas de acreción, como las dorsales oceánicas, la formación de nuevas rocas es
permanente a la vez que en las zonas de subducción los materiales pasan a fundirse e incorporarse
al manto terrestre. Esta rotación de materiales que da lugar a la tectónica de placas ha permitido
que algunos tipos de rocas volcánicas cuando se enfrían por debajo de 700° centígrados guarden en
su interior información sobre el campo magnético terrestre. Los basaltos, en sus diversos tipos, son
los materiales que mayor información paleomagnética aportan sobre la dirección de la polaridad del
campo magnético, su intensidad y otra información esencial.

A partir de ellos y de otra información paleomagnética sabemos que el campo magnético es


sumamente cambiante y que incluso han ocurrido muchas veces cambios totales de polaridad, en los
cuales los polos positivo y negativo del gran imán que forma la tierra se han alternado sus
posiciones respectivas. Es una certeza que una nueva inversión de polaridad se producirá, lo que no
se puede predecir es cuándo. Tenemos información geológica que certifica que el patrón temporal de
inversiones no es constante. A juzgar por los últimos datos de la serie, parece el ritmo más acertado
podría tener una cadencia de 200.000 a 500.000 años, pero hace unos 780.000 años que no ocurre
una inversión total y ciertamente la serie es demasiado irregular como para pensar en un patrón
regular.

Algunos científicos piensan que pronto se producirá un cambio de polaridad que llevará a un
enrrarecimiento del campo magnético terrestre que durará probablemente uno o varios milenios
hasta que concluya el intercambio de polos. Ello está justificado por el debilitamiento constante del
campo magnético que se viene produciendo desde que tenemos observaciones geomagnéticas. Se
supone que durante el tiempo que dura la inversión de polaridad, el debilitamiento del campo será
manifiesto, con una intensidad aproximada de un décimo de la actual y un modelo magnético
constituido por varios polos positivos y varios negativos, pero parece haber acuerdo entre la
comunidad científica de que este debilitamiento y desorden geomagnético no supondrá ningún
problema serio para la vida en la tierra. Quizá algunas especies de aves migratorias sufran alguna
desorientación, y en nosotros mismos quizá aumenten en un porcentaje muy bajo el número de
cánceres de piel. Sin embargo, la atmósfera es nuestra verdadera protección de las agresiones del
espacio, equivalente a tener encima una capa de hormigón de 3 ó 3.5 m de grosor. De hecho, todos
los días se producen auroras boreales en distintos lugares de la tierra, que no son sino la
manifestación de la "debilidad" del campo magnético en las zonas polares, por donde es más fácil
penetrar a las partículas de alta energía del sol y reaccionar con la alta atmósfera produciendo las
imágenes que todos tenemos en mente.

El papel del campo magnético terrestre, sin embargo, es fundamental en un contexto cronológico
amplio: su capacidad para desviar la mayor parte de las partículas de alta energía del viento solar
protege a la propia atmósfera, colaborando a la conservación de la misma. Desde el punto de vista
tecnológico, la mayor parte de nuestros satélites quedarían inutilizados en poco tiempo sin la
protección extra que les aporta la magnetosfera.

Fuente: archivo PDF

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