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ABBY

Era una tarde de verano, y tres pequeños jugaban en el patio de su casa, cuando
de pronto sienten el llanto inconsolable de un perrito de la casa de al lado, los
niños se preguntan ¿cómo sucede esto si los vecinos se fueron de esta casa hace
ya unos días? Curiosos ingresan por una tabla suelta de la reja que separa ambas
casas, se encuentran con la triste imagen de un grupo de perritos abandonados.
Los niños enfrentan un gran problema como ayudarlos si en casa siempre han
dicho sus padres que no se aceptan mascotas, bueno no hay mucho que pensar,
lo primero es socorrer a estas pequeñas criaturas. Katy, se apresura a tomarlos en
sus brazos y llevarlos a casa, sus hermanos la siguen sin dudar, no tienen que
caminar mucho, cuando se encuentran con la figura de sus padre, quien los
observa con más seriedad de lo acostumbrado y el ceño muy fruncido, pero antes
de decir palabra alguna, Katy con su voz temblorosa y ojitos lagrimosos, procede a
contar lo que les había pasado, frente a la imagen contemplada, su padre los
sorprende con una actitud comprensiva y cariñosa, permitiendo en casa a los
pobrecitos cachorros, pero sólo mientras les encuentren un hogar.

Pasan las semanas y los niños se turnan para alimentarlos, mantenerlos limpios y
calientes, cada día están más fuertes y han encontrado un hogar para los dos
perritos, ahora solo falta encontrar que adopten a la cachorra. Como cada día de
domingo mientras desayunan juntos se percatan de la ausencia de la cachorrita,
los niños la buscan, pero no la encuentran, asustados acuden a sus padres por
ayuda y aunque todos buscan sin parar a la traviesa perrita, no aparece y fue en
ese momento que observaron un hoyo en el jardín, en la esquina de la reja, justo
detrás de una de las plantas favoritas de mamá, se había escapado, los niños
lloran desconsolados y abrazados a sus padres, estos los consuelan, haciendo
planes para intentar encontrarla.

Una hora más tarde cubren el barrio con afiches anunciando la desaparición de la
pequeña perrita, pasan las horas y regresan a casa, cansados, inapetentes y con
el alma muy triste, nunca se sintió la casa tan silenciosa, pese a que por instantes
se escuchaba el llanto inconsolable de los niños. Pasan los días y cada vez que
timbra el teléfono o alguien llama a la puerta, es un salto en los corazoncitos de
los pequeños que esperan recibir noticias de la pequeña cachorra. Ha transcurrido
una semana sin novedad, ya es de noche y los niños se encuentran dormidos, lo
más probable agotados de tanto llorar. El padre ya está listo para dormir, cuando
repica su celular, fue extraño recibir una llamada a las dos de la mañana pero
decide contestar, la mamá lo observa, lo ve responder y caminar en dirección a la
pieza de los niños, cariñosamente los despierta para decirles que ya no tienen que
estar más tristes, porque la pequeña cachorra ya había sido encontrada y estaba
en camino, los niños al escuchar tan esperada noticia, estaban muy felices y
agradecidos de Dios, corrieron a la ventana principal y con la mirada fija hacia la
calle, esperaban el tan esperado reencuentro, se asoman las luces brillantes de
los focos de un automóvil y al mismo tiempo que sus corazoncitos parecen salir de
sus pechos por la fuerza con las que late, sus ojos observan un enorme hombre
salir de él, con una cajita en sus manos las que recibe el papá y trae consigo
caminando hacia ellos, es entonces que los niños pueden observar a la pequeña
traviesa que duerme profundamente, se abrazan entre ellos y no la quieren
despertar, están agradecidos, calmados, felices, pero se dan cuenta que aunque
la han recuperado, no les pertenece, recuerdan que los últimos días antes de que
se perdiera la cachorra, su papá estaba furioso con ella, porque encontró sus
pantuflas favoritas mordisqueadas, y antes de eso el huerto recién sembrado todo
escarbado, además siempre les dijo que no quiere mascotas en casa, está claro
quedarse con la perrita no sería posible. Sorpresivamente el papá coge a la perrita
de la caja, la toma en sus brazos, se sienta en el viejo sillón, invita a los niños a
acercarse y les dice: Niños no es fácil buscar a alguien sin nombre, si les parece
bien creo que a su cachorra, le quedaría muy lindo el nombre abby, los niños casi
sin respirar, repasaron en sus mentes las palabras, su cachorra, y gritando a coro,
le responden a papá, abby es el nombre más lindo, te amamos papá.

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