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Universidad de Chile

Facultad de Ciencias Sociales


Dpto. Antropología
Metodologías Cualitativas I
Prof. Dra. Paulina Osorio
Prof. Dra. María Sol Anigstein
Ayudante: Bárbara Contreras

Feria libre del Parque Los Reyes: Espacio de intercambios e interculturalidades.


Santiago de Chile.

Integrantes
Romina Ahumada B. y Cristóbal H. Huerta

3030 palabras
Palabras: feria libre, identidad, comunidad, multiculturalismo, intercultural.

I. Antecedentes
La feria ha existido históricamente como un espacio de intercambios económicos, sociales y
culturales donde la gente se reúne, interactúa y comunica. Podemos identificar en ese sentido
distintos tipos de ferias que a lo largo de la historia y de nuestra vida ocupan un lugar cotidiano
en el espacio público. Hablamos de ferias establecidas que tienen lugar una o dos veces a la
semana en una calle, plaza o vereda determinada y que pueden ser de distinta índole, frutas y
verduras más comúnmente, pero también de ropas usadas, antigüedades, etc. Los objetos o
productos que se intercambian o compran en las ferias puede ser tan variado que pueden
atribuirse a factores históricos, contextuales y económicos, pero siempre con una fuerza que
las obliga a seguir circulando, más en línea de lo que Mauss plantea hace ya varias décadas.
Actualmente Mariana Busso (2011) esquematiza la feria como un espacio histórico de
intercambios que no ha sido ampliamente estudiado, constituyendo un fenómeno relativamente
nuevo para nuestra región y que, además de la gran trascendencia económica, las ferias
constituyen en cada espacio del mundo un carácter particular. Esta demarcación de la autora
nos permite situar a las ferias en Chile como un evento que presenta sus propias características
en consecuencia del contexto donde se produce, es decir, emergiendo como un espacio de
relaciones sociales y culturales. Al mismo tiempo la feria representa, siguiendo a Busso, seis
variables que nos ayudan a limitar los márgenes de este trabajo, estos son, los aspectos “físico-
estructurales” referidos al emplazamiento urbano que ocupa la feria, los tipos de puestos, la
frecuencia y los horarios en que se realiza; el aspecto “político” que releva los conflictos que
se deben causalmente a la feria y a los actores que están en disputa; el aspecto “legal-
institucional” que enmarca a la feria dentro de la jurisdicción local o municipal, es decir, si
cuenta con permisos, si los productos comercializados son legales, etc.; asimismo el aspecto
“comercial” se centra en los objetos de consumo que podemos encontrar en la feria, su origen,
valor de mercado y relación laboral existente entre los vendedores y otros trabajadores. Los
últimos dos aspectos son los que a nuestro parecer contribuyen a centrar el presente estudio en
marco de las relaciones sociales y culturales que podemos percibir a primera instancia en la
feria, estos son: el aspecto “sociodemográfico” que identifica los tipos de personas que
interactúan en ella, donde podemos encontrar categorías asociadas a la clase social, género,
edades, procedencia y nacionalidad. En este punto intuimos la posibilidad de discutir la
categoría de “grupo étnico” para la profundización del tema ligado a un espacio que tiene lugar,
primero que nada, en la vía pública y segundo por la visibilidad de las representaciones que
hacen referencia a individuos y/o colectivos que expresan prácticas culturales distintas, como
por ejemplo la nacionalidad. Finalmente, el aspecto “ideológico-cultural” hace hincapié en los
códigos, rituales y pautas culturales intervinientes, lo cual consideramos útil aproximándonos
más a un nivel de análisis (Op, cit. pp. 114).

La feria en su dimensión espacial figura como un recorrido de tránsito, donde la gente es atraída
por los sitios en que se establecen los productos, o sea, los puestos y los paños. Browne (2012)
en su tesis propone a la feria en su valor patrimonial como una forma de participar en la realidad
reuniendo a la gente asociada a una comunidad de carácter abierto. En otras palabras, el
concepto de patrimonio nos permite dar anclaje a un sujeto, distinguir vínculos y adscripciones,
pero esta identidad homogénea y consensuada no representa a la comunidad, sino que la feria
se abre como el espacio donde la comunidad se experimenta. Aquí el reconocimiento opera
como principio y sustento para los hechos del intercambio, pues, para que ocurra una compra
por ejemplo se debe necesariamente interactuar con el otro. Esto, en conclusión, de la autora,
constituye a la feria como un lugar con sentido, donde lo mismo que la define es lo que la
protege, es decir, el intercambio.

Sin embargo, no es sólo el intercambio el foco desde el cual se centran los estudios de la feria.
Con un enfoque claramente marxista Chávez (2009) aporta conceptualmente al tratar el tema
de las ferias callejeras en la zona sur de Buenos Aires, Argentina. Desde el trabajo en una feria
de más de veinticinco cuadras, Chávez parte del hecho de que son las personas, hombres y
mujeres, las que dan forma social al espacio urbano donde se desarrolla la feria, lugar que, más
allá del intercambio, condensa las condiciones socio-estructurales de un espacio sin
vinculación a los ámbitos formales modernos. Entre estos emerge el trabajo informal, del cual
también nos habla Busso aludiendo a que la feria significa la congregación de actividades
comerciales de bajo capital que muchas veces depende de la propia iniciativa, siendo un
“trabajo libre” de carácter independiente y “cuentapropista” (2011; 107). En esa línea la
dimensión política que propone Busso se entrecruza con la ejemplificación de conflicto que
desarrolla Chávez en el momento de la llegada a la feria, donde el establecimiento de los
puestos y la ocupación del espacio puede dar para discusiones entre los mismos feriantes o con
algún posible encuentro en la compra de un producto. En esto, el autor puntualiza en que la
confianza es un elemento central en la feria dado el carácter informal de la compra, pues está
muchas veces es depositada en el sentido común, de valores o hasta en la naturaleza de este
tipo de espacio. Estamos hablando del inminente carácter popular que tienen las ferias y la
denotación de una clase social que hace uso de un evento donde confluyen múltiples
“racionalidades culturales” (Chávez, 2009; 306).

La feria libre en la cual nos enfocaremos toma forma en el parque urbano llamado Parque los
Reyes, ubicado en la comuna de Santiago Centro de la Región Metropolitana. El primer
acercamiento a esta feria libre nos permite reconocerla como un espacio que se levanta al
margen de los espacios establecidos de consumo urbano como son los malls o los
supermercados. Esto no desestima que la feria se realice por la movilización de un grupo
organizado que sirve de representante legal, digamos, ante la municipalidad, sus autoridades y
por qué no, frente a los vecinos. Debemos tener en cuenta además que la feria toma un espacio
por un tiempo determinado, los días domingo desde las 11 hrs del día hasta las 19 hrs de la
tarde aproximadamente, y que esto resulta en implicancias que limitan en gran medida el
trabajo de campo. No obstante, continúa siendo atractivo estudiar fenómenos que se realizan al
margen de lo establecido, ya que las posibilidades de hallar prácticas y objetos fuera del marco
capitalista actual se amplían a la hora que se establecen lógicas propias de mercado u
intercambio como lo son el regateo, por ejemplo.

La experiencia nos lleva a reflexionar sobre los alcances organizacionales de la feria en cuanto
figura como un espacio de autogestión y colaboración, ya que, así como en el reconocido
Parque de Los Reyes de Santiago, este tipo de ferias se da o puede darse en otras localidades
de Chile. Lo que nos parece relevante y viene a complejizar el abordaje de esta feria en
particular es su localización tanto geográfica como culturalmente, pues el contexto de estar
inmerso en la Región Metropolitana deviene en el hecho de que son variadas las gentes que la
recorren. Es frente este escenario transitorio que nos preguntamos sobre cuáles elementos nos
permiten sostener que la feria del Parque de Los Reyes es un espacio de interculturalidad.
Nuestra proposición viene en el acto de adjudicar a la feria en un espacio público donde
confluyen múltiples culturas y construyéndose desde allí se relaciones interculturales entre los
individuos que participan de ella.

II. Objetivos

Objetivo general: Identificar cuáles elementos nos permiten hablar de la feria del Parque de
Los Reyes como un espacio intercultural.
Objetivos específicos:
1.- Ilustrar la feria del Parque de Los Reyes como un espacio de autogestión.
2.- Analizar cómo se construyen las relaciones culturales en la feria.
3.- Reflexionar en torno al método etnográfico y sus alcances para comprender el trabajo de
campo en nuestra sociedad actual y en la feria libre en particular.

III. Marco Teórico


Nuestro marco teórico se desarrollará en torno a ciertos conceptos y autores que nos permitan
comprender y aclarar nuestra problemática, es por esto por lo que en primer lugar nos
introduciremos en el concepto de la feria libre desde distintos autores para poder esclarecer
todas sus posibles aristas. Tomaremos a Gabriel Salazar (2003) debido a la perspectiva histórica
sobre el tema, en donde se identifica un punto de “resurrección” de las ferias libres en Chile y
principalmente en Santiago a comienzos del siglo XX, la feria como tal experimenta a lo largo
del tiempo transformaciones de tipo legal e institucional debido a que al no formar parte del
comercio convencional se le intenta, en varios momentos de la historia, supervisar a través de
los municipios o simplemente eliminar. La lectura de Salazar responde un poco a la pregunta
sobre los límites que son impuestos a las ferias libres por parte de la autoridad, ya que múltiples
son los casos en Santiago, Parque Almagro, Parque Los Presidentes, Parque Forestal, en que
han dejado de realizarse a causa del reclamo de los vecinos. Esto por causas que también son
razonables, es debido al carácter transitorio que tienen las ferias en el espacio que consigo se
dejan elementos como desechos, causan una conglomeración importante durante su
realización, es decir, afecta la cotidianidad del espacio, además de posibles incidentes dados al
consumo de alcohol y otras drogas, en general.

Sin embargo, lo que prevalece al pasar el tiempo es el carácter urbano y de espacio público que
tiene, en donde revendedores alzan sus puestos en un permanente tráfico, flujo y encuentro
libre entre ciudadanos. Salazar define la feria libre, por tanto, como un espacio de soberanía
popular que tiene un impacto cultural, social, moral y legal más que económico.

Comprendemos también que la ciudad corresponde a un espacio en disputa en que múltiples


redes y actores están sustentándose en función de sus intereses, de ello se desprende la
permanente cristalización de nuevas experiencias en torno a la ciudad como es la feria, que
van mutando y transformándose a través del tiempo. Por lo mismo, definir la ciudad como un
escenario en constante transformación, reconociendo su carácter plástico y maleable , es que
nos situamos desde una perspectiva crítica de cómo tratar la ciudad y sus actuales procesos de
cambio en los que se ven insertos las ferias libres. En ese sentido reconocemos el actual proceso
de urbanización como una crisis del espacio público, en donde, siguiendo a Borja (2012)
actualmente habitamos un modelo de urbanización producto de los intereses característicos del
actual capitalismo globalizado, pero donde sin embargo se levantan estas formas
autoorganizativas que reúnen a la gente en torno a un mismo espacio y actividad.

Por otro lado Mariana Busso plantea seis distintos aspectos de la feria libre para entenderla en
su complejidad y como dijimos anteriormente ocuparemos principalmente dos de estos para
aplicar en el desarrollo de esta investigación y en el caso particular de la Feria libre del Parque
los Reyes, en primer lugar ocuparemos el aspecto sociodemográfico en la medida en que
tenemos en cuenta que los asistentes a esta feria varían en un rango etario desde niños a
ancianos y su diversidad en cuanto a individuos migrantes es muy rica, lo que no parece extraño
debido que la ubicación del parque que se encuentra en un foco de barrios que albergan familias
peruanas, venezolana, colombianas, entre otras. Por otro lado, ocuparemos el aspecto
ideológico-cultural, ya que al recibir individuos de distintas culturas se dan en el parque y en
la feria dinámicas, juegos, y reuniones de diversa índole cultural. Y en menor medida los
aspectos físico-estructural y político haciendo hincapié en la periodicidad en que se ha
desarrollado esta feria dentro de un espacio particular y los posibles problemas que enfrenta al
ser una actividad autogestionada.
Margarita Browne (2012), por su parte se inclina por describir a las ferias libres como un
patrimonio, en tanto que son significadas por los habitantes del barrio en donde ocurren
produciéndose una relación entre ellos y la feria.

Por último, utilizaremos el concepto de espacio según Henri Lefebvre en Rivke Jaffe y Anouk
de Koning (2015), el cual argumenta que este es una producción social que a la vez interviene
en cómo las personas piensan y actúan y que frecuentemente se produce en función de los
intereses de los sectores poderosos.

IV. Metodología
Partiendo desde la problemática que plantea Guba y Lincoln (2012) acerca de las controversias
en torno al método, añadimos al pensamiento de Geertz de que ya no podemos, como
antropólogos, buscar reglas o abstracciones aplicables universalmente. El trabajo de campo nos
ha demostrado la insuficiencia de las preconcepciones sobre el sujeto en el lugar de estudio, lo
que muchas veces nos presiona a hacer calzar nuestras estimaciones con el fin de obtener los
resultados que queremos. Entendemos pues, que la metodología es parte de hacer válida una
investigación con la finalidad de producir un conocimiento respecto un tema. Actualmente, en
tiempos de globalización, las problemáticas sociales impregnan los espacios complicando la
tarea de distinguir y centrarnos en los eventos con los que vamos a trabajar sobre todo cuando
abordamos problemas de carácter urbano.

En primera instancia la tendencia a saturar conceptualmente la investigación es parte de la


discusión a la hora de organizar un estudio y más de llevar a cabo el trabajo de campo. En ese
sentido ha sido un trabajo constante identificar e ir superando la óptica naturalista y/o
positivista respecto al objeto de estudio y el medio donde está inmerso, ya que, si bien en los
espacios académicos ocurre un enriquecimiento de las perspectivas de estudio, conocimiento
sobre otros paradigmas, uso de otras metodologías, no valen de nada si no se llevan a la
práctica. Esto es un peso que nos deriva a los comienzos de la historia de la disciplina con los
denominados “antropólogos de escritorio”, quienes practicaban una forma de análisis que de
una u otra manera resultaban en una explicaciones generalizadoras y universales, inclinadas
por el exotismo y de un claro interés colonial. Lo que podemos rescatar en nuestra iniciación
en la investigación cualitativa desde un paradigma naturalista es como dice Erlandson (1973;
79. En Valles, 1999) “planear ser flexible” teniendo en consideración a la feria como “una
realidad en movimiento” (La Pradelle, 1996; 60. En Busso, 2011).

En el intento por hacer de la antropología una ciencia dura Guba y Lincoln (1985) han rescatado
el valor de los métodos cualitativos al poder llegar más fácilmente a las personas como un
instrumento de investigación. La importancia del posicionamiento para la investigación va a
ser una cuestión fundamental en el momento de la producción de los resultados, pues hoy en
día no podemos concebirnos como agentes externos que llegan a un lugar ajeno a pretender
conocer más sobre los nativos que los propios nativos.

Los alcances llevados por Ingold (2017) sobre el método y específicamente sobre el trabajo
etnográfico nos constriñen a contribuir en un “compromiso ontológico” con la comunidad en
cuestión, en otras palabras, ser conscientes que nuestro trabajo implica entablar relaciones con
personas que sienten, poseen categorías propias y en mayor medida que son seres como
nosotros. Ingold significa la etnografía literalmente como “escribir sobre las personas” y la
diferencia en tanto de la observación participante en que esta última es una práctica de
correspondencia, no una práctica de descripción.

Con ese fin, para esta investigación nos proponemos el uso de la etnografía y la observación
participante en los lineamientos que sostiene Rosana Guber (2011). La autora cuestiona la
neutralidad con la que se formulan los relatos etnográficos en la producción de un texto y la
forma en que el etnógrafo interviene como una tercera persona fuera del espacio mismo de
producción. La necesidad de posicionamiento nos impulsa a una intervención activa en el
trabajo de campo, haciéndonos un actor presente y situado en el tiempo, en especial para este
tipo de etnografías de carácter experimental. Cabe recalcar también que ambos investigadores
hemos sido parte de la actividad de la feria del Parque los Reyes en reiteradas ocasiones lo que
nos ha permitido rescatar las problemáticas que aquí vemos así como los rasgos y dinámicas
culturales que se han construido desde sus inicios, por lo tanto la propuesta es mantener la
consideración sobre las nociones locales para concebir el campo etnográfico y, en ese sentido,
intentar hablar sobre lo que nos iguala, experiencias comunes que son dadas y se viven
igualmente en la feria.

El método de recaudación de información consistirá en la observación participante, según


Taylor y Bogdan (1984) esta consiste en el método de investigación en que existe una
interacción entre el investigador, los informantes y el contexto de estos, es decir implica el
acceso al escenario de investigación. En nuestro caso la observación también será estructurada
ya que tenemos claridad sobre las conductas y fenómenos que se quieren observar y cómo las
categorizamos. También se harán entrevistas tanto a la persona que organiza la página de la
plataforma de Facebook, la que da los avisos y la información sobre la feria, como a los mismos
feriantes y familias que asisten a la feria de forma recreacional, en el caso del administrador se
recurrirá a una entrevista semi dirigida con posibilidad de diálogo y en el caso de los feriantes
y familias se tendrá la posibilidad de hacer entrevistas dirigidas y entrevistas libres con el fin
de darle importancia al contexto y focalizar la entrevista a los principios de Merton y Kendall
(1946) de no dirección, especificidad, amplitud, profundidad y contexto personal (2002: 21).

Con respecto a la ética y al consentimiento informado y al ser los mismos feriantes y familias
que acuden al parque los entrevistados se les dará a conocer con anticipación a la entrevista
formal el tipo de investigación que estamos realizando y su finalidad, sin descartar la
posibilidad de que la observación participante y las conversaciones fortuitas serán otra forma
de recaudar experiencia y conocimiento.

V. Carta Gantt
VI. Bibliografía

Borja, Jordi. (2012). Espacio público y derecho a la ciudad. Viento sur 116.

Browne Ciampi. (2012). La comunidad realizada: Las ferias libres de Santiago como lugares
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Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.

Busso, Mariana. (2011). Las ferias comerciales: también un espacio de trabajo y socialización.
Aportes para su estudio. Núcleo Básico de Revistas Científicas Argentinas del CONICET.
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Chávez Molina, Eduardo. (2009). Aportes conceptuales sobre las prácticas sociales en la feria
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8, N° 24, 2009, p. 293 - 309.

Erlandson, D. A.; Harris, E.L; Skipper, B.L y Allen, S. D. (1993): Doing naturalistic inquiri,
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Guba, E.; Lincoln, Y. (2012). Controversias paradigmáticas, contradicciones y controversias


emergentes. En Denzin, N.; Lincoln, Y. Manual de Investigación Cualitativa Vol. II.
Paradigmas y Perspectiva En Disputa. GEDISA.

Guber, R. (2011). La etnografía. Método. Campo y reflexividad. Buenos Aires: Siglo XXI
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Ingold, Tim. (2017). ¡Suficiente con la etnografía!. Revista Colombiana de Antropología, vol.
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Lefebvre, Henri en Rivke Jaffe y Anouk de Koning (2015). Introducing urban anthropology.
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Merton y Kendall. (1946). “The focused interview”, American Journal of Sociology, vol 51,
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Reflexión metodológica y práctica profesional. Ed. Síntesis. Madrid, España.

Salazar, Gabriel. (2003). Ferias libres: Espacio residual de soberanía ciudadana. Colecciones
Intervenciones en la Ciudad. Ediciones Sur. Santiago, Chile.

Taylor, S.J y Bodgan, R. (1984). La observación participante en el campo. Introducción a los


métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. Paidós Ibérica, Barcelona.

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