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Las Batallas de La Corresponsalía de Guerra
Las Batallas de La Corresponsalía de Guerra
e trata, me temo, de una profesión en vía muer- Parte de la prensa cumplió con su cometido, verifi-
publicitarios de Hollywood que a los principios del pe- la diversidad informativas, pero también minaron su au-
riodismo. toridad, al demostrar la relatividad de los puntos de vis-
ta y de los marcos de interpretación. “¿En qué nos dife-
El declive de la corresponsalía de guerra renciamos de la CNN?”, nos confesó en 2003 el director
de Al Yazira, Wadah Khanfar. “La CNN enseña el misil dis-
ste depauperamiento de la corresponsalía de gue- parado desde un buque americano. Nosotros enseñamos
evolución hacia las guerras caóticas, en las que ya no fun- La corresponsalía de guerra no solo la determinan los
cionan las reglas de seguridad tradicionales. riesgos sobre el terreno y las políticas de censura de los
Las amenazas que pesan sobre la prensa se han acre- gobiernos. Todo conflicto va también acompañado del
centado, en especial en los países donde ha habido una in- estallido de las pasiones y de los sesgos. Ya hace mucho
tervención armada occidental. En Afganistán, Irak, Siria, que grupos de vigilancia mediática partidistas arremeten
se han multiplicado los secuestros de periodistas. La bru- con virulencia contra los periodistas que no siguen la “lí-
talidad del grupo Estado Islámico marcó un antes y un des- nea correcta”. Con sus acusaciones, pretenden desestabi-
pués: la decapitación de reporteros americanos y japone- lizar a la prensa, generar confusión, enturbiarlo todo pa-
ses convirtió inmensas regiones en zonas prohibidas. La ra desacreditar la información molesta. Las redes sociales
guerra de Siria, antes incluso de esos actos de barbarie, ya han dotado de una envergadura inédita al fenómeno de
era una pesadilla para el periodismo. Para adentrarse en los “perros de presa”. Los medios que no gustan son el
las zonas gubernamentales, había que batallar por un vi- blanco de un verdadero vapuleo, particularmente en Twit-
sado, con el riesgo de ser considerado próximo al régimen. ter, que a la larga puede conducir a la autocensura.
También había que aceptar a unos “escoltas” omnipre- Finalmente, los periodistas han cedido una parte im-
sentes, puntillosos y suspicaces. Para acceder a las zonas portante de su espacio profesional. Investigadores de or-
rebeldes, había que jugar a cara o cruz, elegir a un grupo ganizaciones no gubernamentales o de centros de estu-
de entre la nebulosa rebelde, confiar en fixers. A pesar de dios suelen disponer de más medios y tiempo para indagar
todo, hay corresponsales que han logrado informar, lo más en conflictos armados. Los miembros del E-Team (equi-
fielmente posible. No obstante, los “periodistas ciudada- po de emergencia) de Human Rights Watch o de Amnis-
nos” y –con muchos más problemas– miembros de gru- tía Internacional llegan a menudo a los frentes antes que
pos guerrilleros son principalmente quienes han ido sus- los periodistas “tradicionales”, se quedan más tiempo y
tituyendo a los enviados especiales, grabando y difundiendo sacan a la luz los dosieres negros. Los analistas del Inter-
imágenes de enfrentamientos, bombardeos y atrocidades. national Crisis Group y otros think tanks explican el con-
El periodismo de guerra se ha adentrado, por tanto, en texto de la guerra, por medio de sus informes y en sitios
otro mundo, más pasivo, alejado del frente, dependiente web muy mediáticos, pero también cada vez más como
de informaciones ni tan siquiera generadas por él, infor- invitados de las páginas editoriales de los periódicos y de
maciones sobre un lugar “que yo jamás he pisado”, escri- los programas de actualidad.
be Alessandria Masi, directora del sitio web especializado Estas constataciones no tienen por qué concluir en
Syria Deeply (Beirut), en Attacks on the Press 2017. “Tengo el comentario desilusionado de John Simpson. El de-
con frecuencia una pesadilla, un día me despierto y des- clive, relativo, de la corresponsalía de guerra no es una
cubro que todo aquello de lo que hemos informado como fatalidad. Aquí y allá, hay redactores que afrontan los
un hecho no es verdad. Es irracional, porque hay hechos retos de la seguridad, reforzando los programas de for-
innegables, pero cuesta saber lo que realmente ocurre”. mación y los proyectos de cooperación, como RISC (Re-
Ahí es donde intervienen los fact-checkers y los descodifi- porters Instructed in Saving Colleagues) o el Warzone
cadores de vídeos manipulados, donde intervienen pe- Freelance Project. Mal que les pese a los media bashers,
riodistas expertos que se afanan por recomponer el rom- la prensa sigue también dando excelentes ejemplos de
pecabezas de la información y dotarlo de sentido, a partir corresponsalía de guerra. Así, se desarrollan nuevas for-
de propagandas cruzadas y de imágenes clandestinas. Don- mas de periodismo, más basadas en la colaboración en-
de intervienen también los free lance… tre los medios y con otros “hacedores de la información”.
El periodismo interpretativo recobra su lugar, porque,
Inseguridad, censura, competencia hoy más que nunca, las sociedades necesitan informa-
ción que les ayude a navegar en un mundo “ilegible”,
a inseguridad se ha convertido en una de las princi- fragmentado, interconectado, complicado.