Desde que nacemos nuestro primer referente es la familia, de ese vínculo
familiar-afectivo aprendemos ciertos valores y normas básicas, dando así nacimiento a nuestro esquema de referencia o línea de la realidad. Pero la familia esta sumergida en una sociedad -que esta dominada por una ideología o micro ideologías- que a su vez esta por debajo de un poder -en este caso un Estado-. El psiquiatra suizo nacionalizado argentino Enrique Pichón-Rivière, dice que de todo este proceso nace un concepto al que el llama ‘’subjetividad’’, que consiste en una relación de productor-producido –productor como sociedad y producido como sujeto- donde el modo propio de ver el mundo esta acondicionado por toda la información que de forma infatigable recibimos por una sociedad o cultura desde que somos apenas unos fetos. Ya desde nuestra infancia se nos enseña que es bueno, que es malo, en que se debe de creer y en que no se debe creer, como se debe amar y desear, como se debe pensar y actuar -principios fundamentales de nuestra subjetividad-, formando un individuo con una estructura que esta abierta al mundo y que esta estructurándose según el ritmo de su propia subjetividad -siempre teniendo en frente sin opción de elegir una sociedad o cultura -. Pero también existe los tramas vinculares que se presentan en nuestra línea de la realidad siendo factores único a la hora de estimular nuestra subjetividad, ya que gracias a este podemos poner en otro(s) objeto(s) nuestra libido permitiendo la generación de estímulos -Introversión- que hace posible tener esa estructura sensible, afectiva, ideativa y de acción permitiendo la identificación y la unión con el objeto deseado. Esto genera vivencias ricas para nuestro Yo dándole grandes oportunidades de reflexionar acerca de su esquema referencial ya sea para cambiar o simplemente para corroborar algo que ya se sabía o se sentía. Pero el problema es que no depende solo de nuestro Yo la capacidad de cambiar el esquema referencial, ya que la mayoría de los procesos anímicos son inconscientes y es desde ahí que se ofrecen las mayores resistencias ante toda novedad, verdades científicas, ideas nuevas etc. Por el miedo al cambio. El sistema psíquico ya tiene tan arraigada el estilo de vida de la sociedad que ve en lo rutinario -hábitos- la protección ideal contra todo conflicto que nos ponga a prueba, en otras palabras; la angustia de pensar por si mismo. La ideología de una sociedad, secta, partido etc. Es ideal para el refugio que ofrece las barreras más potentes contra el cambio, ya que la ideología no admite ninguna verdad demostrable más que la propia; impone su verdad y la revela con una alegría que da cuenta de soluciones a cualquier tipo de problema ahorrándonos el dilema de pensar por cabeza propia. A la ideología no le conviene ir por el sendero de la lógica y la demostración, todo lo contrario; todo lo lleva al contexto de la democracia, puesto que son solo la mayoría los que tienen la razón, independiente si la minoría tenían argumentos demostrables que prueben lo contrario. Es imposible para un sujeto no nacer en una trama vincular cultural -también particular- que lo afecte subjetivamente, ya que la cultura exige un estilo de vida que se ha llevado por años por una sociedad que ha acobijado a sus progenitores y por tanto obliga al sujeto a la adaptación de un sistema de vida ya establecido. Pero si el sujeto no esta de acuerdo con su esquema referencial no quiere decir 2
que no se pueda adaptar a la sociedad; todo lo contrario, puede adaptarse de
maravilla y tener a la vez un sentido critico y propio que dude hasta de las verdades ya reveladas y le permita a su subjetividad la posibilidad de transcender y reconocer que la línea de la realidad no debe de ser solo pasiva, sino también que puede ser de acción y que su modo de percibir las cosas no son la única forma de realidad que demuestra una verdad invariable si no que este sometida a todo tipo de cambio lógico demostrable para tener el problema magno y divertido de actuar y pensar por uno mismo.