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TOTALIDAD *
A. PérezEstébez
Universidad de Maracaibo
VenezueJa
I. INTRODUCCIÓN
67
...,
1"
- - -
Georg Lukács y la categoría de totalidad 71
cendente, llámese ésta Ideas, Dios o Uno. Nuestro mundo
sensible o puro devenir se cierra y se completa en un trans-
mundo perfecto que es.
Trascendente e inmanente, ser y devenir, Platón y Herá-
dito, dos arquetipos de concebir una totalidad. El cristia-
nismo, a partir de Agustín y del Pseudo-Dionisio buscarán
la perfección y la totalidad en una transvida que se iden-
tificará con la intuición de la divinidad eterna, infinita e
inmutable. Hegel -ya lo hemos visto-, y con él Marx,
seguirán las huellas de Heráclito y rastrearán el Infinito,
el Logos, la Idea en este mundo, en la sociedad de los
hombres, en la historia.
dCuál es la totalidad que Lukács abrazará: la estable,
esencial y trascendente de Platón o más bien la resbaladiza
e inmanente de Heráclito? He ahí el objetivo de este
trabajo; objetivo que definiremos en la medida en que el
mismo Lukács lo vaya haciendo en el curso y transcurso
de algunas de sus obras y de su vida.
- -
I
1"
72 Georg Lukács y la categoría de totalidad
turbaran este ambiente de intimidad. En este mundo ce-
rrado y cómodo nace la epopeya. Escuchemos a Lukács:
"Tal es la edad de la epopeya. No es la ausencia de dolor
o seguridad del ser lo que revista a hombres y hechos de
contornos alegres, sino esta perfecta conformidad de lo~
actos a las exigencias interiores del alma". 6 La primera
característica de este mundo helénico es "la perfecta con-
I formidad de los actos (humanos) a las exigencias interiores
I
del alma". Los hombres no palpan todavía el desgarre
I interior, la soledad ante el mundo. Son hombres de una
I
II sola pieza sin dobleces o duplicidades subjetivas; sus accio-
nes responden perfectamente a los imperativos del espíritu.
En este mundo griego, ser y deber-ser se identifican, axio-
logía y ontología son una misma realidad. Los dioses se
presentan a los hombres como próximos o prójimos y cono-
cidos. Por esto concluye Lukács cCsery destino, aventura y
acabamiento, existencia y esencia son nociones idénticas". 7
Los héroes de la epopeya homérica, de Aquiles a Ulises,
pasando por Agamenón y Menelao, Héctor y Andrómaca?
son la hechura consumada de su propio destino, la perfecta
actualización de su esencia. Ellos no conocen la quebradura
interna de no-poder-ser lo que se-debe-ser, la angustia del
no poder realizarse, el latigazo del sentirse frustrado; ellos
se realizan completamente y su vida es exactamente lo
que debía ser. Los héroes conocen la alegría del deber
siempre perfectamente cumplido. Nacen, aman, odian, matan
y mueren sin remordimientos en los repliegues de su alma.
y esto porque su alma no posee repliegues ni transfondos
oscuros; su alma es tersa y transparente como las aguas
del mar de Corinto o los cielos del Parnaso o del Pentélico.
El universo de la epopeya griega es un cosmos, un
mundo ordenado y hermoso, limitado y cercano, en el cual
el hombre no puede sentirse solo. El griego no sabe de
amenazas insidiosas, ni de enigmas inquietantes; c, él conoce
--- - --
Georg Lukács y la categoría de totalidad 73
fonnas, pero no caos". 8 Este cosmos puede tener sombras
y oscuridades, pero solamente en una proporción tal que
contribuyan a equilibrar la totalidad; como en un cuadro,
las sombras y las oscuridades del mundo helénico se hallan
siempre limitadas y coadyuvan al equilibrio total, y a
hacer destacar las formas. Es un universo, por tanto, homo-
géneo y circular; en él no pueden darse ni acciones insos-
pechadas ,ni trampas imprevisibles; todo sucede y deviene
dentro de los carriles del destino más perfecto y más impla-
cable. Y nadie tiene ni puede tener la menor intención de
romper ese círculo o de remontar la corriente de las parcas.
Todo es orden, forma, mundo platónico-aristotélico, per-
fección consumada y satisfacción de saberse realizado con
justeza. La infancia es la edad de la compañía; el niño,
aun durmiendo, se cree acompañado y protegido por sus
padres e incluso el hecho de recibir un castigo es producto
de la protección general que lo rodea. De manera semejante,
el griego se siente siempre acompañado. El destino no
deja jamás de guarecerlo bajo sus alas, y todo, incluso la
muerte, llega como algo esperado, sin violencias ni estri-
dencias, porque está dentro de lo planificado. La soledad
llega con la juventud, con la necesidad de elegir y con la
duda que la libertad conlleva. El mundo ya no está orde-
nado; yo debo iInprimirle forma, yo debo hacer mi vida,
dando por seguro que difícilmente podré realizarme a per-
fección. Este es nuestro mundo, abierto, con posibilidades
infinitas e inmensidad es ilimitadas, sin horizontes a la vista,
en donde cada hombre se ve en la obligación de arar su
propio sendero, aún a sabiendas de que será torcido e
imperfecto. Nadie puede buscar ayuda ni darla. Este
hombre de nuestro mundo -nacido a partir del renaci-
miento- es esencialmente solitario en medio de un uni-
verso amenazante. El cuadro del mundo griego es, por el
contrario, acogedor, con horizontes definidos; las distancias
apenas existen y por eso el hombre duerme confiado y
acompañado.
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Georg Lukács y la categoría de totalidad 75
y lo grave, apunta Lukács, es que "rota esta unidad,
no hay lugar para ninguna totalidad espontánea del ser". 10
Rota la unidad homogénea del orbe medieval, jamás podrá
rehacerse de nuevo. Al correr de los siglos la soledad del
hombre, y con ella la inseguridad existencial, aumentarán
en la proporción en que se vaya ocultando la divinidad
y la trascendencia. Las sombras en la tarde se alargan más
y más a medida que el sol se acerca al horizonte; de igual
manera la soledad angustiosa del hombre se estira a me-
dida que la trascendencia de la divinidad se esconde en
el horizonte con la decidida voluntad de no aparecer jamás.
"La estética es nuevamente metafísica por primera vez, pero
también por última~'. 11El mundo griego, perfecto y acaba-
do, queda para Lukács en los albores de la civilización
como una Idea platónica, como un recuerdo imposible
de hacerse de nuevo realidad. El mundo "arrancado de su
paradojal anclaje en el más allá actualmente presente, está,
de ahora en adelante, librado a la inmanencia de su propio
sentido~~12El hombre jmás podrá ver claro, pues su vida,
sin asidero de la trascendencia cercana, se ha vuelto oscu-
ridad tenebrosa. La epopeya desaparece también con la
seguridad humana y dará paso, dice Lukács, a la novela
en la que la existencia no volverá a ser esencia realizada,
en la que el mundo es una totalidad quebrada y en la que
el héroe gustará el amargor del fracaso; Aquiles y Ulises
darán paso al generoso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
El pensamiento de Lukács en este libro es marcada-
mente idealista. La nostalgia de un mundo griego perdido
y el dolor de una totalidad rota asaltan al escritor en
todos los recodos de la obra. Marx todavía no ha logrado
cautivado, y él como hombre moderno se siente solo, angus-
tiosamente solo. La única forma organizadora y unificadora
de nuestras vidas cree atisbada en el tiempo. La tempo-
ralidad "suprime el carácter accidental de las vivencias y
el carácter aislado de los acontecimientos" para ser el hilo
10 Ibíd.
11 Lukács (G.), Teoría de la novela, P. 37.
12 o. c., p. 99.
1111,
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B. Totalidad en ~~Historiay conciencia de clase"
II '
I
I
Entre el año 1916 en que aparece Teoría de la novela
y el 1923 en que publica Historia y conciencia de clase, su
(. vida da un vuelco definitivo. En 1918 se inscribe en el Par-
tido Comunista Húngaro y en 1919 es nombrado ministro
de la Cultura en el gobierno revolucionario de Bela Kun.
I! /,
Perseguido por los blanquistas y exilado en Austria y
Alemania, aprovecha las horas de soledad para repensar
el marxismo, que definitivamente había abrazado. En 1916
lo dejamos buscando y añorando la totalidad perdida para
siempre jamás en el medievo, y en 1918 lo hallamos anclado
,
I
en una nueva totalidad. La totalidad del mundo griego y
I I medieval aparece de nuevo en el horizonte con Hegel y
III
! I
y de clases. El hombre se siente nuevamente acompañado
e incorporado a un pueblo o a una clase, y de esta manera
I se siente otra vez partícipe y guiado de la mano de h
divinidad, de la Idea, del Espíritu. Pero detengámonos a
analizar la categoría de totalidad tal como aparece el)
Historia y conciencia de clase.
La categoría de totalidad se presenta a Lukács como
la distinción más radical y profunda que separa la expli-
cación burguesa de la explicación marxista, "el punto de
vista de la totalidad, la categoría de la totalidad, la domi-
nación del todo sobre las partes constituye la esencia del
método que Marx pidió prestado a Heger'. 13 Opuesta a la
dominación del todo sobre las partes, la filosofía burguesa-
empirista defiende la dominación de las partes aisladas y
artificialmente disecadas; y el todo no es más que una
suma mecánica de las partes que lo integran. El método
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Georg Lukács y la categoría de totalidad 77
mecanicista es el polo opuesto del método hegeliano-
marxista que Lukács defiende. Las partes deben conside-
rarse como lo que son, como momentos del todo, que se enra-
cinan y cobran vida sólo en función de la totalidad. Y
esta totalidad -a la manera de la de Heráclito- no hace
desaparecer sus momentos, sino que justamente ella existe
en sus momentos y por sus momentos. El hecho particular
deja de serlo para transformarse en momento de paso hacia
la totalidad. 14 No son, por tanto, los motivos económicos
los que distinguen en última instancia la explicación bur-
guesa de la marxista, no; es la categoría de la totalidad,
el considerar "el proceso histórico como unidad de pensa-
miento y de historia, el conocimiento de la sociedad como
totalidad». 15 Esta categoría mental de la totalidad responde
a una realidad concreta. La historia es eso: una totalidad
que encierra y supone distintos momentos. Y estos mo-
mentos, para bien conocerlos deberemos injertarlos en el
proceso real de la totalidad histórica. Separarlos, aislarlos
es disecarlos y darles muerte.
El método hegeliano-marxista es dialéctico, es decir,
la totalidad se realiza a través de momentos contrarios.
La contradicción inten1a, la lucha y oposición de los mo-
mentos permiten precisamente el paso a la totalidad. Y
estas contradicciones son reales. Marx las descubre en la
sociedad capitalista, representadas en la lucha de clases.
Toda sociedad se halla escindida, y en concreto la sociedad
capitalista, en la que vivió Marx, estaJ:>adividida en clases
opuestas: una opresora o capitalista y otra oprimida o
proletaria. El motor de la sociedad capitalista, como tota-
lidad, es la lucha de clases, y, por tanto, lo único que
puede penetrar esa totalidad y modificarla es una clase,
en concreto, el proletariado. Jamás un individuo desar-
ticulado y aislado puede inHuir en la sociedad como tota-
lidad, "sólo un sujeto que sea a la vez una totalidad
puede hacerlo..., sólo la clase puede, con su acción, penetrar
la realidad social y transformarla en su totalidad". 16 Sin,
14 Lukács (G.), Histoire et conscience de classe, p. 212.
15 o. c., p. 48.
16 o. c., p. 60.
78 Georg Lukács y la categoría de totalidad
la clase, el hombre reducido a mónada con las ventanas
cerradas, no puede asumir ante el mundo y la sociedad
otra actitud que "la contemplación puramente especulativa
y fatalista". El mundo y la sociedad, según esta concepción
individualista, recogida por la mayoría de las ciencias par-
ticulares, gira de acuerdo a unas leyes eternas e inmutables
ante las cuales el hombre siente el estupor de la impotencia
y de la fataJidad. Sólo la clase del proletariado, sujeto
que es a su vez totalidad, es capaz de penetrar y modificar
la totalidad social. Lukács ha estado siempre en contra
del hombre solitario, del Robinson Crusoe, de la inseguridad
existencial y a la vez en contra de la contemplación pura,
a la manera cartesiana o kantiana. En Teoría de la novela
evocaba la seguridad del hombre helénico y medieval y
!1
11
I
--
Georg Lukács y la categoría de totalidad 79
arrollo de la sociedad como totalidad". 17 El objeto último
de toda ciencia es «el conocimiento de la totalidad del
proceso histórico'''. 18 Toda expresión incluso literaria y cientí-
fica viene a ser en última instancia la expresión de una
totalidad social. La filosofía, arrinconada y despreciada por
una corriente positivista, renace en Lukács, como la ciencia
de la totalidad en la que todas las demás deben injertarse.
La filosofía como sabiduría o ciencia universal, de la que
había hablado en el medievo Roger Bacon y más tarde
Renato Descartes, se encarna nuevamente en la dialéctica
histórico-hegeliana retornada por Georg Lukács.
Hemos visto que la visión de la totalidad es esencial
al método dialéctico histórico. Pero esta totalidad no es
una totalidad circular a semejanza de la de Heráclito.
Esta totalidad, por histórica y hegeliana, es a su vez dia-
léctica y dinámica. La totalidad o realidad social "está
ahí, se produce y se reproduce ella misma"', es decir, se
halla en una continua realización.19 Recordemos que la
totalidad de Hegel, como esta de Lukács, es una totalidad
que avanza en espirales englobantes y en círculos concén-
tricos: cada círculo o época histórica encierra en sí, supe-
rándolo al círculo o época anterior. La totalidad de Lukács,
al igual que la de Hegel, no es la totalidad del revenir
heraclitiano, sino la totalidad del auténtico y eterno devenir.
Si en 1916 describíamos a Lukács como el buscador
angustiado de una totalidad perdida, en 1923 había ya
encontrado una totalidad, no ciertamente la helénica o
medieval añorada en Teoría de la novela, sino otra totalidad
sembrada de contradicciones, luchas y revoluciones. En
ella el descanso es imposible y Lukács lo sabe. Por eso
hace profesión de luchador revolucionario, que quiere decir
que la lucha tiene un sentido de masa y de clase. Lukács
desde siempre tiene terror a la soledad, y ahora con más
razón, en medio de la lucha; deben luchar no los individuos,
sino las clases y los pueblos.
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80 Georg Lukács y la categoría de totalidad
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c. La totalidad en sus obras posteriores
A partir de 1918, con ligeras variantes accidentales,
Lukács hace su pensamiento inmerso en la totalidad hege-
liano-marxista. Por los años 30 escribe La novela histórica.
Novelas objetivas y realistas las de Walter Scott, intentan
reproducir la totalidad histórico-social de una época. El
héroe o personaje principal es un pretexto para describir
la historia como movida por el pueblo. El protagonista,
más que un individuo, es la vida misma en una época y
un momento limitados. Producto de las tendencias sociales
en el seno de una crisis histórica, el "individuo mundial-
mente histórico" es el representante de una de las múltiples
clases en lucha. El protagonista es un elemento particular
y fortuito en sí mismo, pero necesario dentro del engranaje
de la totalidad histórica. En realidad toda su teoría estética
en torno a la novela histórica y objetiva no es más que
I la aplicación a un campo determinado del general enten-
I
dimiento de la historia como unidad y totalidad que se
I
hace en y con los momentos particulares. Siguiendo su
I ancestral terror y temblor de la soledad humana, se opone
i
I
al hombre agustiniano que se realiza hacia y desde dentro,
,
I al héroe dotado de una psicología fuerte y complicada a
partir de la cual pueda explicarse su actividad; no gusta
del genio o del héroe con una vida interior intensa en la
que bullen y se originan los grandes motivos del quehacer
exterior. El hombre de Lukács se hace desde afuera, es
producto de la historia y de una época encuadrada en unas
coordenadas muy concretas; sin vida interior, su vida más
que suya pertenece al pueblo o a la clase que representa.
Es el medio histórico el que hace los hombres, hasta el
punto que toda encrucijada histórica produce necesaria-
mente su caudillo o guía. El hombre de Lukács más que
un "individuo", indiviso y distinto de los demás, es 11'-'
momento dentro de un proceso necesario y dinámico. Y
como momento existe tan sólo en y por la totalidad socia]
e histórica de una época. La totalidad a su vez no se
realiza sino en y por sus momentos. La misma relación
heraclitiano-hegeliana del todo y la parte la encontramos
--
Georg Lukács y la categoría de totalidad 81
otra vez repetida entre el hombre particular y la historia.
Producto necesario de la historia, ésta necesita a su vez del
individuo particular para poder realizarse y desarrollarse.
He ahí, pues, que La n(jf)ela histórica describe la tota-
lidad como "una fase de la evolución histórica de la sociedad
humana". 20 Esta fase está constituida por la "vida social
del hombre (costumbres, instituciones, hábitos, usos...) en
su interacción continua con la naturaleza que lo rodea. 21
Así entendida la totalidad, se mueve y se desarrolla a
través de la radical contradicción interna de las clases
sociales. Clases sociales que necesariamente encuentran Sl'
representante o jefe en cada momento crucia!.
Por los mismos años 30, el Nacional-Sindicalismo alemán
echa también mano de la idea de totalidad. Spann, uno de
sus más destacados teóricos, habla de la sociedad como
totalidad. Pero la diferencia de la totalidad lukacsiana la
señalará el propio Lukács, al decimos "que la totalidad
(de Spann) significa supremacía absoluta del orden y de
la jerarquía, lo que quiere decir que la totalidad excluye
la causalidad y más todavía la evolución. Esta sociedad
no sabe existir sino inmutable. La sociedad fascista es
eterna". 22 En donde hay exceso de orden y de jerarquía
difícilmente puede haber evolución, y al no haberla, la
sociedad se torna estática, inmutable y eterna. Eterna y
esencial en franca contradicción con la totalidad lukacsiana
que, como queda dicho, es dinámica, histórica e inmanente.
Las sociedades fuertemente jerárquicas -la Iglesia cató-
lica, por ejemplo- desarrollan una idea totalidad platónica
con los ingredientes de esencialidad y de eternidad. A
medida que la jerarquía y el orden se ablandan, las socie-
dades se sumergen con mayor facilidad en el remolino
de la historia y de la evolución, hasta llegar al extremo
opuesto del anarquismo, totalmente sin orden y sin jerar-
quía, y por tanto sin posibilidad de una sociedad consti-
6
82 Georg Lukács y la categoría de totalidad
tuida. A la totalidad de Spann, Lukács llama ~~ caricatura
fascista" de la totalidad. El pensamiento burgués moderno
-para Lukács- en torno a la sociedad pendula de la
totalidad fascista, eterna y estática, a la falta absoluta de
totalidad, al liberalismo, al hombre solitario perdido en
un mundo caótico a la manera de Jaspers y el existencia-
lismo. La primera totalidad estática y esencial es imposible
continuar manteniéndola hoy, en este mundo cambiante e
histórico; por otra parte, ya conocemos el temor atávico
de Lukács a la soledad existencial del hombre. La totalidad
hegeliano-marxista es la gran solución; la totalidad diná-
I li mica en continuo desarrollo. "La filosofía, al decir de Lenin,
es un círculo cuya circunferencia está hecha de círculos";
en realidad ésta fue la concepción de Hegel para expre-
sarnos que toda totalidad es relativa y abierta hacia otras
totalidades más englobantes, pero igualmente abiertas y
relativas.
I 111. CONCLUSIÓN
I
I
I
I .
- - -- -
84 Georg Lukács y la categoría de totalidad
heim- como entidad metafísica. 23 Además de estas dos
dimensiones, Lukács atribuye una tercera sumamente im-
portante -dejada ex profeso de lado en este trabajo-
y que podríamos denominar cCtotalidad humana". Consiste
en considerar al hombre como un CCtodo",como un indi-
viduo completo e independiente en contra del hombre
unilateral, dividido y manco, surgido del cientificismo y
la tecnología liberales. Como tantas otras ideas, Lukács
hereda esta totalidad humana de Hegel, quien -al decir
de Roy Pascal- la entendía cccomo el pleno cumplimiento
de la vida y como la característica esencial del arte". 24
Por supuesto, la realización de este hombre total, cabal
e independiente puede lograrse tan sólo dentro de una
totalidad social englobante, es decir, dentro de una sociedad
sin clases; en nuestra sociedad capitalista y clasista, frag-
mentada por intereses contrapuestos y dominada por la
axiología del dinero, ese hombre total y auténtico es incon-
cebible. "La meta del humanismo proletario es el hombre
111 ,
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en su totalidad, la restauración de la existencia humana
I
en su totalidad en la vida real, la verdadera abolición
I I
práctica de la mutilante fragmentación de nuestra existencia
I 1
causada por la sociedad de clases". 25
La categoría de la "totalidad" es, por todo lo expuesto,
I I el concepto matriz de todo el pensar lukacsiano. La lucha
de clases, los aspectos económicos derivan, según Lukács,
I I de esta primera categoría. En contra de la concepción
¡I "11
1
economicista y cientificista del marxismo, Lukács levanta
I
su concepción historicista, humanista y hegeliana.
I
I
I
I
23 Mannheim (K.), Ideología y utopía, Madrid, 1958, pp. 335-336.
No estamos de acuerdo con Ríu (F.) al intentar negar esta "entidad
ontoIógico-metafísica". Toda metafísica es "metaempírica", en el sen-
!I tido dicho de no inmediatamente empírico, pero no necesariamente es
dogmática. La idea de mediación es en Lukács inherente a la de
totalidad y es por eso que podemos considerarIa metafísica. Ríu (F.),
Historia y totalidad, Caracas, 1968, pp. 22-23.
24 Parkinson (G. H. R.), Georg Lukács: el hombre, su obra, sus
ideas (trad. castellana de Carda Borrón), Barcelona-México, 1973.
p. 177.
25 o. e., P. 180.