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EL HOMBRE EN UN MUNDO EN CRISIS

Ernesto Rage Atala. Centro de formación en psicoterapia orientada al sentido.2001oterapia

¿QUÉ ENTENDEMOS POR UN MUNDO EN CRISIS?

Estamos viviendo en un mundo de violencia, zozobra e inseguridad, en donde existen amenazas de todo
tipo y muy poco respeto por la dignidad del hombre. Concretamente, en la actualidad se está
desarrollando una guerra injusta, en la que ha habido muchas muertes y millares de personas se han
quedado sin hogar. Resuenan muchas voces pidiendo el fin de las hostilidades y la llegada de una paz
duradera. Aunque desafortunadamente parecen ser voces que claman en el desierto.

Ciertamente no hay sólo un tipo de crisis, sino que existe una multitud de ellas; de aquí la imposibilidad de
señalar el meollo de la crisis. Hay crisis sociales que nos hacen ver la tremenda injusticia de nuestro
mundo. Existen, asimismo, fuertes crisis de valores, en donde estos, que un día fueron muy claros, en la
actualidad nos presentan una gran confusión. Por otro lado vemos la gran cantidad de hogares destruidos,
en donde los antiguos valores han dejado de ser importantes y los nuevos todavía no se los conoce
adecuadamente. El ser humano sabe muchas veces lo que debe hacer, pero no lo que realmente quiere.
Vive experimentando nuevos caminos, pero sin saber exactamente hacia donde va. Existen un tipo de
pseudo valores disfrazados: detrás de una aparente democracia existe una dictadura que busca manipular
los medios de comunicación para imponer sus “valores”… y podría seguir enumerando ejemplos que nos
deben hacer pensar por dónde debemos caminar para acercarnos a la búsqueda del verdadero “sentido o
sentidos de vida” del ser humano del tercer milenio.

En el momento de estar trabajando estas líneas, me preguntaba con sinceridad qué clase de crisis está
viviendo nuestro mundo. Existe una gran violencia entre algunas naciones que amenaza con extenderse.
La sensación general entre las naciones es de angustia y temor ante esta situación de violencia.

La realidad de la violencia que parece escapar a todo intento de conceptualización y catalogación. La


violencia es un fenómeno tan extendido en la naturaleza, en la sociedad y en la historia, que los filósofos,
psicólogos y sociólogos no han podido entenderse a la hora de tratar de analizarla y definirla (R. Bosc.).

Podríamos preguntarnos, como le hizo Viktor Frankl en vida, ¿de dónde brota la violencia? O dicho de otro
modo: ¿Qué es lo que hace posible en el hombre la existencia de la violencia? Un intento de respuesta es
la presencia de la agresividad en el ser humano. Si la violencia recorre nuestra historia, es porque la
agresividad que subyace a la violencia está inscrita en el corazón del hombre. Por oro lado, se puede decir
que aunque la agresividad tiene muchas otras formas de expresión, la violencia es una de las
privilegiadas.

CRECIMIENTO A TRAVÉS DE LAS CRISIS

EL SUFRIMIENTO HUMANO

En esta ocasión me ha tocado hablar acerca de un mundo en crisis en nuestros días, pero enfocándolo
desde un aspecto humanista y psicológico, con algunos elementos religiosos. Creo que uno de los
aspectos más graves de este tema es el problema de las crisis personales en un mundo cambiante, en
donde se han perdido muchos valores tradicionales y no han quedado otros en su lugar. Estamos viviendo
en un mundo en el que no sabemos lo que realmente queremos, quizá tenemos una idea de lo que
debemos hacer, pero tampoco nos permite sentirnos plenos.
Existen muchas amenazas de diferente tipo: guerras, crisis económicas, pérdidas del sentido de vida
como personas, como grupo, como naciones y con fuertes peligros a nivel mundial. El verdadero y sano
uso de la razón ha quedado a un lado. Todo aquello que en el pasado nos daba luz, paz y tranquilidad ha
quedado a un lado; muchos de los grandes valores religiosos, morales, sociales, familiares y personales…
han quedado en la penumbra. Las crisis nos han alcanzado en su vorágine y hemos perdido nuestra
brújula hacia el sano crecimiento.

Sufrir es soportar el mal moral o físico, el dolor, la enfermedad, la angustia, la tristeza, la contrariedad, las
privaciones, las ofensas y todo cuanto pueda desagradar o distorsionar la vida del ser humano.

Sabemos que en la vida del hombre no todo es felicidad, sino que el sufrimiento ocupa un lugar muy
importante, es algo con lo que el hombre se encuentra inesperada e inevitablemente. Llega a ser, por lo
menos en algún tiempo, una forma de vivir y no algo accidental.

El sufrimiento es una crisis que exige en el hombre haber ahondado en el significado, valor y sentido de su
vida. Hay ciertas cosas que la persona sólo ve con lágrimas en sus ojos. En otras ocasiones se imponen
cuando no se han querido aceptar pacíficamente. Por esto el sufrimiento tiene una función pedagógica,
porque anuncia y crea una insatisfacción y una esperanza que nos lleva al crecimiento.

¿ QUÉ ES CRECIMIENTO ?

1) Es el dinamismo que empuja nuestra existencia en todas las formas que adopta: motivaciones,
finalidades… ya que en ella todo tiende a crecer y a alcanzar un óptimo desarrollo.

a) Se busca actualizar el potencial que cada uno trae consigo.


b) Se realiza el sentido inmediato de la existencia.
c) Se procura el desarrollo interno de la conciencia, como consecuencia de la plenitud que trae el cumplir
un deseo, un sentido. Esta plenitud es irreversible y permanece, ya que es la total actualización del
potencial.
2) El potencial está constituido sustancialmente por tres cualidades básicas que construyen la complejidad
de nuestra vida anímica:

1ª La energía: se derivan de ésta los diversos procesos energéticos, como la voluntad, el impulso de vivir,
la capacidad combativa…

2ª La inteligencia: son los modos de conocimiento: la reflexión, el juicio, la intuición…

3ª La afectividad: son la gama de sensaciones y sentimientos: placer-displacer, afectivo-psicológicos,


como la amistad, el afecto, la tristeza, amor-odio. En el aspecto espiritual: sentimiento de belleza, de
armonía de adoración, de misticismo…

3) En la medida que logramos actualizar nuestra vida concreta este potencial, vivimos eficazmente en el
exterior y con plenitud en el interior. Nuestra vida es proceso a través del cual cada uno es el creador de
su propia plenitud. En la medida en que se realiza lo anterior, es la medida del propio crecimiento vital u
pleno. Nosotros somos los únicos responsables de lo que vivimos.

4) El arte de la felicidad se puede sintetizar en los siguientes apartados:

a) La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor, ni de lo que pasa dentro de nosotros. La
felicidad se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida.

b) La felicidad es un asunto de valentía… es tan fácil sentirse deprimido y desesperado.

c) La felicidad es un estado de la mente. No seremos felices en tanto no decidamos serlo.


d) La felicidad no consiste en hacer siempre lo que queremos; pero sí en querer lo que hagamos.

e) La felicidad nace de poner nuestros corazones en nuestro trabajo y de hacerlo con alegría y
entusiasmo.

f) La felicidad no tiene recetas. Cada quien cocina con el sazón de su propia meditación.

g) La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.

Para pensar correctamente (ética del pensamiento), Aristóteles se refirió al potencial que todo ser humano
trae desde el nacimiento, y señaló la responsabilidad de actualizarlo; esto es, “convertir la potencia en
acto”. Las palabras son la riqueza que cada persona trae dentro de sí; pero actualizarla significa ponerla
en práctica. Se suele hablar de tres etapas en la educación del conocimiento: el sentido de la verdad, el
sentido de la fe y el sentido de la vida/misión.

1) El sentido de la verdad: renuncia y desprendimiento, es la verdad. La renuncia a nuestro sueños, a las


expectativas y juicios previos. Cuando estamos tan llenos de la “verdad”, no podemos aprender más, ya
no hay espacio.

a) La verdad es un punto de partida que se da en el entendimiento como una medida de higiene espiritual.

b) En un segundo momento, es la que enseña al pensamiento el camino a seguir, como decía el oráculo
de Delfos: “Conócete a ti mismo”, esto es, conocer la verdad de nuestra vida. El conocimiento de sí mismo
es positivo, tiene un sentido dinámico, y por eso lo llamamos fe.

c) Aunque se ha dicho que la verdad es el comienzo de la sabiduría y de la libertad, esto no es categórico,


porque una vez empezado ya no necesitamos repetir. Sócrates decía “yo sólo sé que no sé nada”. De aquí
que la búsqueda del conocimiento debe partir de cero, como si no supiera nada.

2) El sentido de la fe: (en la búsqueda de la fe el interrogatorio es el instrumento). La segunda parte del


“conócete a ti mismo” es la fe. Es el reconocer que nada sabemos y por estar vacíos podemos aspirar a
saberlo todo. Este movimiento ascendente de conquista espiritual, queda expresado en el reto de
conocernos a nosotros mismos. Es hacer consciente nuestro potencial humano, por eso mismo
necesitamos un sentido. Fe no es credulidad. Es un conocimiento positivo y dinámico. Es la manera que
tiene el futuro de hacerse presente. Desde el punto de vista existencial, la fe es la única fuente de todo
progreso.

Dice Víctor Frankl: “… la fe tiene una extraordinaria importancia psicoterapéutica y psicohigiénica. Esta es
una fe creadora que hace al hombre más fuerte, como una fe auténtica fe nacida de la fortaleza interior…
Para quien así se fortalece, no existe nada carente de sentido, ya que para él nada acaece en vano. Todo
tiene una finalidad, todo tiene un sentido, siempre hay un para qué.

Ningún pensamiento grandioso perece, aunque no llegue a ser conocido, ya que la historia interior de la
vida de cada hombre, aun en todo su dramatismo y dolor, no pasará nunca en vano. Lo vivido por cada
uno forma parte de sí, le engrandece, es siempre y a pesar de todo una realización creadora
incomparablemente , mayor que cualquier gran obra literaria conocida que se pueda haber escrito.

3) La vocación y el sentido de vida: Tener ante nosotros una misión y encontrar la vocación dará sentido a
nuestra vida. Dice Nietzsche: Quien tiene un por qué vivir, siempre encontrará un cómo. Frankl señala que
la conciencia de una misión posee un valor, y afirma que nada ayuda tanto al hombre a vencer y soportar
las dificultades objetivas y penalidades subjetivas, como la conciencia de tener una misión que cumplir. La
vocación debe reunir las siguientes características:
1ª Ser completamente personal y exclusiva, ya que somos seres únicos e irrepetibles. En ella debe
cumplirse nuestra unicidad.

2ª Satisfacer plenamente todas las aspiraciones del sujeto, ya que sólo así seremos creativos.

3ª Acrecentar en proporciones ilimitadas el rendimiento natural de nuestras facultades (potencialidad,


riqueza interior…) hasta sus últimas consecuencias.

4ª La misión es siempre un deber moral específico. El carácter específico de la misión/vocación es doble.


La misión/vocación no sólo cambia de unos individuos a otros por el carácter peculiar insustituible de cada
uno, sino cambia también en el tiempo y de hora en hora.

Cada situación tiene un carácter particular, singular e irrepetible, como decía aquella famosa frase de
Heráclito: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”. No son las mismas aguas, ni es el mismo momento,
ni nosotros somos los mismos. Si no nos diferenciamos no existimos.

¿QUÉ ES LA CRISIS?

Existen varios vocablos que pretenden definirla. Uno de ellos es el vocablo chino Li K’AN, que quiere decir
“antes de la consumación”, y sus dos caracteres significan “peligro y oportunidad” , esto significa ir del
caos al orden, a un nuevo devenir, a cambio de carácter.

El término griego krineinn significa decidir, y sus derivaciones nos indican que la crisis es, a la vez que
decisión, discernimiento, así como un punto decisivo para mejorar o cambiar. Crisis en sentido originario
es juicio. Es elección en general, terminación de un acontecer en un sentido o en otro.

La crisis resuelve una situación y al mismo tiempo designa el ingreso a una situación nueva que plantea
sus propios problemas.

1) Se pueden anticipar ciertas valoraciones cuando se especifica el tipo general de la crisis; v.gr., una
crisis de crecimiento de un organismo o sistema es beneficiosa; pero una crisis de senectud, es, en cierto
sentido, perniciosa.

2) La característica común a toda crisis es su carácter súbito y, en general, acelerado. La crisis nunca
ofrece un aspecto gradual normal; parece ser lo contrario a la permanencia y estabilidad.

3) Entre las múltiples manifestaciones de las crisis, nos fijaremos en la individual-familiar. Esta designa
una situación en la cual la realidad humana emerge de una etapa normal (o supuestamente normal) para
ingresar a una fase acelerada de la existencia. En virtud de las crisis, se abre una especie de abismo entre
un pasado que ya no se considera vigente y un futuro que todavía no está constituido.

Por lo general, la crisis humana, personal y familiar se refiere a la creencias y, por lo tanto, el ingreso en la
fase crítica equivale a la penetración en un ámbito en el que reinan el caos, la desorientación, la
desconfianza y la desesperación.

4) Las crisis se caracterizan por un colapso en la capacidad para resolver problemas. Sabemos que es
característico de la vida humana a querer vivir orientada y confiadamente. De aquí que tan pronto se
presenta una crisis se busque una solución rápida para salir de ella. En algunas ocasiones es provisional,
cuando se va del fanatismo a la ironía. Otras veces es definitiva, cuando se logra sustituir las creencias
perdidas por otras.

Se puede decir que la crisis y el intento de resolverla son simultáneos. Sin embargo, dentro de los
caracteres comunes se dan múltiples diferencias en las crisis.
* Algunas son, por así decirlo, más normales, por lo cotidiano de ellas.
* Otras son más típicas, para las cuales hay soluciones prefabricadas.
* Otras más, son de carácter único y exigen un verdadero esfuerzo de invención y creación para salir de
ellas.
* Algunas son efímeras y otras permanentes.
* Unas son parciales y otras por lo menos relativamente totales.

5) Se ha dicho en ocasiones que el ser humano es constitutivamente crítico. esto quiere decir que los
hombres viven personal e históricamente en un estado de inseguridad ontológica (perteneciente al ser) y
siempre en cambio. Por esta razón se puede entender que el hombre siempre es un problema para sí
mismo. Desde este punto de vista no se podría decir que hay crisis, porque entonces todo periodo sería la
particular modulación de una crisis permanente. En otras palabras, de crisis en crisis cambiamos y de
crisis en crisis crecemos. Pero para crecer con la crisis hay que trabajar, de lo contrario, podemos salir
disminuidos de cada una de ellas. Tenemos que aprender a asimilar las pérdidas que nos produzcan las
crisis. Entre las crisis necesitamos un período de paz y reposo para asimilar la experiencia. De otro modo
se puede caer en una crisis crónica.

Ante la incapacidad de la persona en crisis para resolverla, es necesario una ayuda exterior. Esta se
puede definir como “intervención en crisis” , que consiste en auxiliar a la persona a afrontar un suceso
traumático para debilitar los efectos del trauma, estigmas emocionales, daño psíquico para que se
incremente la posibilidad de crecimiento al desarrollar nuevas habilidades, perspectivas de vida y mejores
opciones. El proceso tiene dos fases:

1ª Intervención de primer orden o primera ayuda psicológica: esta ayuda necesita ser brindada de
inmediato por aquellos que tuvieron el primer contacto con la víctima. Son procedimientos que toman poco
tiempo, minutos u horas, y generalmente suelen ser proporcionados por asistentes comunitarios.

2ª Intervención de segundo orden: es el principio primordial de la terapia a personas en crisis. Esta


intervención está dirigida a facilitar la resolución psicológica de la misma, lo cual toma más tiempo:
semanas o meses. Es proporcionada por terapeutas y consejeros con conocimientos específicos y
técnicas de evaluación y tratamiento.

Como ya se comentó anteriormente, las crisis son para crecer, y el sufrimiento es parte de la crisis. El
sufrimiento exige una mística una forma de ser tratado y vivido, y no tanto una explicación. Más aún, no
exige una respuesta de orden racional. Aunque el hombre exprese su dolor con una pregunta, en realidad
lo que necesita es una actitud para afrontarlo y no una respuesta. En realidad no le interesa el diagnóstico,
sino liberarse de un mal o sentirse con fuerzas para poder soportarlo.

Una de las características de las actuales generaciones es no querer aceptar que uno de los signos de los
tiempos actuales es que tenemos que aceptar que e n el mundo existe mucho dolor y que no estamos
preparados para enfrentarlo con una actitud logoterapéutica, esto es, buscarle el sentido aquí y ahora,
siguiendo aquella frase de Frankl: vivir es sufrir, pero sobrevivir es encontrarle un sentido al sufrimiento.

El sufrimiento tiene un valor educativo como el de una corrección paterna o fraterna. Más aún, puede
llegar a ser una forma de entrar en comunión con los hombres, a pesar de que el hombre sufra solo. Así,
vemos en el A.T. de que el sufrimiento es una revelación para los profetas. Moisés y los profetas son
figuras de Jesús, el siervo doliente de Yahvéh. Jesús sufre y deja a Dios ser Dios y al hombre ser hombre.,
pero con su fidelidad, , su obediencia y su aceptación da sentido al sufrimiento, ya que él no suprimió el
sufrimiento, pero consuela a los que sufren. De hecho hace una bienaventuranza cuando se sufre por Él y
por el Evangelio.
ALGUNAS IDEAS SOBRE EL SENTIDO DE LA VIDA

El hombre no se puede resignar a que todo en su vida termine con la muerte. "Un organismo no ama a
otro organismo, sino que es un YO el que ama a un TÚ. Por esta razón, el amor puede sobrevivir al
envejecimiento y a la muerte misma. Si el amante trasciende la corporeidad del ser amado, trasciende
también su mortalidad. Al hablar de su espiritualidad, la persona se está revelando hacia algo más allá que
la corporalidad y sensibilidad. Sólo conocemos la existencia espiritual, en cuanto unida al cuerpo y al alma,
ya que no podemos saber lo que está más allá del cuerpo, del espacio y del tiempo. La pérdida de su
mortalidad psicofísica gana la inmortalidad espiritual, que es lo que lo diferencia de los demás seres vivos.
El hombre es un ser histórico y como tal no "ES", sino que "DEVIENE, ACONTECE". Está completo
cuando cambia su vida".

Siempre existe la posibilidad de encontrar el sentido, ya que éste se encuentra en la vida misma, en la
existencia como una tarea, en la vivencia de un ideal, etc. No obstante, el hombre no es capaz de conocer
el sentido absoluto, la totalidad, porque el absoluto para él es inalcanzable, y rebasa su capacidad de
comprensión. No es posible para el ser humano conocer el supersentido, sólo es posible creer en él, tener
fe. Esta fe en un supersentido es ya un sentido.

Buscar el sentido es lo mismo que sentir. De aquí la dificultad que tiene la existencia para encontrar el
sentido y el fundamento de su propio ser.

Sólo se puede entender al hombre desde Dios. Sin embargo, el hombre únicamente puede encontrar el
acceso a Dios partiendo de sí mismo. Para enseñar el camino hacia Dios, se hace desde lo emocional.
Tenemos una nostalgia (necesidad) dentro de nosotros que se refiere a Dios. La sed demuestra la
existencia del agua. La fe comienza cuando debemos elegir, decidirnos por una de las posibilidades.

Dios es impensable, sólo podemos creer en EL y amarlo. Nunca podemos resolver lo superior en lo
inferior, sino superar lo inferior en lo superior.

Por otro lado, siendo el espíritu humano de índole personal, concluimos que es también el espíritu divino al
cual nos referimos con un tú, ya que el amor siempre es a una persona. La oración es un acto humano
que hace presente a Dios como un tú.

Lo religioso se puede desvanecer en lo indefinido, por lo que necesita una forma simbólica que lo limite: la
tradición confesional. Empero, muchas veces existe el peligro de la pérdida del contenido religioso. Así,
por ejemplo, la sangre sin venas se derrama; pero las venas sin sangre se esclerotizan.

La patodicea se pregunta que sentido tiene el sufrimiento. La teodicea, a su vez, se pregunta por qué Dios
lo permite. Es necesario recordar en lo referente al supersentido, que no es posible aplicar los criterios
humanos para juzgar a Dios con mentalidad pragmática. Así, dice Frankl, si yo le digo algo a un perro con
el dedo, éste no va a mirar hacia ése algo, sino hacia el dedo levantado. Lo mismo le sucede al hombre
ante el sufrimiento.

LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO

Víctor Frankl, en su obra "La psicoterapia al alcance de todos" (1986), dice: "Si la felicidad radica en
entender que no es tanto lo que yo puedo esperar de la vida, sino lo que la vida está esperando de mí" ,
estaremos entrando en el proceso de la búsqueda de sentido.

Todos los días los seres humanos nos preguntamos ¿cuál es la razón de mi existir? pero son muy pocos
los que inician el proceso de búsqueda continua, y menos aún los que creen haberlo encontrado. El
sentido de vida está mucho mas allá de todas las fronteras construidas por el hombre mismo, ya que lejos
de encontrarse fácilmente, es menester construirse a sí mismo para poder darle forma a lo que
comúnmente conocemos como YO.

Frankl habla del significado de la palabra “esperanza", ya que un sentido que no se concibe sin acción se
habrá quedado pendiente. El sentido de la vida está ligado con la acción, por eso la tarea del hombre será
la BÚSQUEDA.

BIBLIOGRAFÍA

Buber, M. (1997), Yo-tú. Nueva Visón: Buenos Aires-

Frankl, V. (2002), Psicoanálisis y existencialismo. F.C.E: México.

Frankl, V., (1995), El hombre en busca de sentido. Herder: Barcelona.

García de Alba, J.M. (1994), El valor de tu vida. Edit. Iteso: Guadalajara, México.

González, E. (1995), Crecimiento a partir de las crisis. Un enfoque logoterapéutico. Editorial Cóatl: México.

Navarrete, R., (2007), El crecimiento personal. Edit. San Pablo: España:

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