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ADOLESCENCIA
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1.-¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?- CONCEPTOS
La adolescencia es la etapa de transición de la infancia a la adultez en la vida del
ser humano; la palabra proviene del latín “adolencens” que significa la condición o el
proceso de crecimiento “que crece”.
La adolescencia comprende un periodo de tiempo impreciso, y su duración ha ido
aumentando en los últimos años debido al comienzo más precoz de la pubertad y a la
prolongación del periodo de formación escolar y profesional. La OMS considera
adolescencia entre los 10 y 19 años y juventud al periodo entre los 19 y 25 años de
edad. La SAHM (Sociedad Americana de Salud y Medicina de la Adolescencia) la sitúa
entre los 10-21 años. Distinguiendo 3 fases que se solapan entre sí: adolescencia inicial
(10-14 años), media (15-17 años) y tardía (18-21 años).
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Con la industrialización empezó a hacerse importante la capacitación, la
formación, el estudio, y aunque los hijos e hijas de los obreros y obreras siguieron
incorporándose al mundo del trabajo a edades muy tempranas, los hijos e hijas de las
clases medias y altas tendieron a permanecer en las escuelas, que aumentaron en
número. Al final, los hijos e hijas de los obreros y obreras también se fueron uniendo a
este estilo de vida conforme avanzaba el siglo y se fue introduciendo en diversos países
occidentales el concepto de escolaridad obligatoria, que se ha ido alargando hasta
nuestros días hasta llegar en la actualidad en la mayoría de países hasta los 16 años.
Estos hechos han contribuido a que la incorporación de las personas
adolescentes al estatus adulto (a la adquisición de roles adultos) se haya retrasado
notablemente, permaneciendo muchos años en el sistema educativo, debido en parte
también a la falta de oportunidades laborales.
Desde los inicios de la humanidad, los niños y niñas han crecido para convertirse en
personas adultas capaces de reproducirse. La misma experiencia ocurre con todas las
personas jóvenes de todos los sitios del mundo en la actualidad. La pubertad en todas
partes señala el fin de la niñez y el comienzo de la vida adulta.
La pubertad se refiere al periodo de crecimiento físico rápido y maduración que pone
fin a la niñez y produce por último una persona con el tamaño, las proporciones y la
potencia sexual de un adulto.
Las fuerzas de la pubertad son desencadenadas por una cascada de hormonas que
disparan los signos externos de la vida adulta emergente.
Aunque la edad de inicio de la pubertad varía sustancialmente, la secuencia suele ser la
misma.
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A partir de 10-11 años se produce un crecimiento rápido que afecta a distintas partes del
cuerpo y que llega a cambiar, en poco tiempo, el aspecto del individuo, de tal forma que
puede decirse que en el período entre los 11 y los 16 años, aproximadamente, los
individuos crecen en mayor medida que en años anteriores y posteriores exceptuando la
primera infancia. Es lo que con frecuencia se llama el «estirón» de la adolescencia. De
igual manera, puede afirmarse que el cerebro se encuentra ya prácticamente en su estado
adulto. Este aumento del crecimiento general se debe a un gran desarrollo del esqueleto,
de los músculos y de los órganos respiratorios, que producen una amplia y rápida
mejora en la capacidad atlética de las personas adolescentes. La mayoría de los
principales músculos del cuerpo, así como los brazos y las piernas, también sufren un
crecimiento muy rápido en estos años.
Se denomina estirón adolescente al aumento repentino y desigual, en cierto
modo imprevisible de todas las partes del cuerpo. Los cambios se producen tanto en
longitud como en volumen. Cambian las proporciones y las formas del siguiente modo:
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Edad promedio de algunos cambios físicos de la pubertad
CHICAS CHICOS
Edad Margen Edad Margen
promedio habitual promedio habitual
3. -IMPLICACIONES PSICOLÓGICAS
Los cambios físicos pueden tener un importante impacto psicológico que afecte
a la forma de pensar, de sentir y de actuar. Las consecuencias psicológicas y
comportamentales derivadas de los cambios hormonales en la pubertad pueden ser:
- Directas, como la influencia de las hormonas sexuales sobre el deseo y la
actividad sexual, sobre la agresividad o sobre la inestabilidad emocional e irritabilidad.
- Indirectas, muchos de los efectos psicológicos de la pubertad parecen estar
mediados en mayor parte por factores sociales y psicológicos (por ejemplo, autoestima,
comunicación familiar, aceptación en el grupo de iguales…).
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A continuación, se presentan algunas de las repercusiones psicológicas asociadas
a los cambios físicos:
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La no aceptación del cuerpo puede conllevar problemas físicos más graves que
tienen que ver con el control de la ingesta de alimentos y la necesidad de saciar el
apetito, con el objeto de conseguir una imagen corporal más acorde a lo deseado y
esperado en función del estereotipo de belleza considerado. Entran aquí en juego los
denominados trastornos de la alimentación y el consumo de drogas, aspectos que se
tratan en el epígrafe siguiente.
-CON LA ALIMENTACIÓN-
La buena nutrición es un aspecto de vital importancia desde el nacimiento y la
infancia, para crear hábitos alimentarios saludables que se prolonguen durante todo la
vida. En esta labor la familia tiene una relevancia primordial.
Actualmente los especialistas y expertos en nutrición siguen una guía que os
presentamos, para crear comidas saludables y equilibradas El Plato para Comer
Saludable, creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard
y de los editores en Publicaciones de Salud de Harvard. Conocido como el “Plato de
Harvard”.
“Derechos de autor © 2011 Universidad de Harvard. Para más información sobre El Plato para Comer Saludable, por
favor visite la Fuente de Nutrición, Departamento de Nutrición, Escuela de Salud Pública de
Harvard, http://www.thenutritionsource.org y Publicaciones de Salud de Harvard, health.harvard.edu.”
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Aunque tanto los chicos y chicas como sus familias normalmente conocen estos
hábitos saludables, no siempre los siguen. Existen múltiples condicionantes al
seguimiento de los mismos.
A esto se añade, como venimos comentando, que los sorprendentes cambios
físicos producidos durante la adolescencia tienen repercusiones psicológicas
importantes a las que es necesario atender, y que se pueden relacionar directamente con
los hábitos alimentarios. En esta etapa les preocupa su apariencia física más que en
ningún otro momento evolutivo y en mayor medida que cualquier otro aspecto de su
persona. A veces rechazan su aspecto físico, lo que puede llevarles a problemas
alimentarios, como la anorexia o la bulimia nerviosa. En algunos casos el rechazo
deriva de problemas previos de sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, el cerebro adolescente tiene en desarrollo muy activo la corteza
prefrontal, cuyas principales funciones son la organización de la conducta, el
autocontrol, la regulación de las emociones y del juicio. Esta parte del cerebro está en
pleno desarrollo, por lo que el adolescente regula las emociones y el pensamiento de
modo diferente al adulto. Digamos que la red socioemocional tiene una actividad más
activa en el cerebro adolescente que la red neuronal cognitiva. Estos cambios cerebrales
ayudan a explicar la tendencia de los adolescentes a mostrar arrebatos emocionales y
conductas de riesgo como el consumo y abuso de sustancias.
A continuación, se describen algunos de los trastornos y las conductas
relacionadas con el desarrollo físico de los adolescentes. En concreto, la obesidad, la
anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el consumo de sustancias. Es necesario señalar
que estos trastornos y conductas no son consecuencia única de los cambios físicos en la
adolescencia estando implicados otros factores, sobre todo de índole social (presión del
grupo, ideal de belleza en la cultura de pertenencia, etc.).
4.1.- Obesidad
La obesidad es el trastorno nutricional más frecuente durante la infancia y
adolescencia y su prevalencia ha ido aumentando progresivamente en el curso de los
últimos años. La obesidad se define como una acumulación del tejido adiposo como
consecuencia de una ingesta calórica mayor que el gasto de calorías. Un chico y una
chica adolescentes promedio necesitan alrededor de 2.800 y 2.200 calorías por día
respectivamente. Sin embargo, muchos adolescentes consumen más calorías de las que
gastan, acumulando por ende un exceso de grasa en su organismo.
La obesidad puede medirse de diversas formas, si bien el índice más utilizado es
el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual se obtiene al dividir el peso por la talla al
cuadrado (kg/h2). El sobrepeso se corresponde con un índice de masa corporal superior
a 25, y la obesidad con un IMC superior a 30.
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La obesidad es una enfermedad multifactorial y compleja, tiene múltiples
factores predisponentes como los genéticos, metabólicos, fisiológicos, psicológicos,
sociales y culturales. La prevalencia de obesidad en la adolescencia está
experimentando un gran aumento en los últimos tiempos, llegándose a considerar según
la OMS como la epidemia del siglo XXI. Las consecuencias más graves de la obesidad
en el adolescente aparecen en la edad adulta (de cada 3 niños o niñas obesas, uno o una
seguirá siéndolo en la etapa adulta) debido a la grave comorbilidad asociada (diabetes,
enfermedad cardiovascular, cáncer, etc.).
No podemos olvidar que la obesidad está también asociada con un aumento en el
riesgo de problemas emocionales. Aunque las personas adolescentes son obesas por las
mismas razones que los niños y niñas más pequeñas, las consecuencias psicológicas
son especialmente graves debido a la importancia dada a la imagen corporal en esta
época de la vida. Cuando tienen problemas de peso tienden a tener una autoestima
mucho más baja. La depresión, la ansiedad y el desorden obsesivo compulsivo también
pueden acompañar a esta patología. Socialmente suelen estar aislados y tienen menos
amigos que los no obesos, estableciéndose un círculo vicioso entre depresión y pérdida
de la autoestima con problemas de integración social.
El tratamiento ha de ser dirigido no solo hacia la niña o el niño, sino también, y
de una forma conjunta, hacia el medio en el cual desarrolla su actividad: la familia y el
colegio.
Ha de contemplar 3 aspectos: reeducación nutricional del niño y de su familia,
soporte psicológico e incremento de la actividad física.
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Algunos datos epidemiológicos de la Anorexia Nerviosa
● Afecta a mujeres entre 10-30 años mayoritariamente.
● Edad de inicio más frecuente: 13-18 años.
● Cada vez más casos de inicio prepuberal.
● Aumento general en las últimas 2 décadas.
● Chicos 10% del total de casos
● Prevalencia países occidentales: 1% con desarrollo de enfermedad completa.
● Más casos parciales, que cumplen alguno de los criterios diagnósticos.
● Prevalencia 4 veces mayor en grupos de riesgo: gimnastas, modelos…
● Afectación hermanas: 6-7%
La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa corporal (IMC) o, en niños y
adolescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan de las categorías de la Organización
Mundial de la Salud para la delgadez en adultos; para niños y adolescentes, se utilizarán los percentiles de
IMC correspondientes. La gravedad puede aumentar para reflejar los síntomas clínicos, el grado de
discapacidad funcional y la necesidad de supervisión.
Leve: IMC ≥ 17 kg/m2
Moderado: IMC 16–16,99 kg/m2
Grave: IMC 15–15,99 kg/m2
Extremo: IMC < 15 kg/m2
El cuadro clínico que suelen presentar las personas afectas de anorexia nerviosa
puede incluir algunos de estos aspectos:
✓ Sensación de hambre rígidamente controlada
✓ Sensación de saciedad ante una ingesta mínima de alimento
✓ Pueden aparecer episodios de descontrol bulímico
✓ Amenorrea por disminución de estrógenos
✓ Hiperactividad en el terreno académico, laboral o físico
✓ Irritabilidad. Paso de un cuadro ansioso a depresivo.
✓ Problemas cardiovasculares, gastrointestinales, renales, endocrinos…
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✓ Sobreestimación la anchura de sus propios cuerpos (alteración de la
percepción de la imagen corporal.)
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Los individuos con bulimia nerviosa se encuentran normalmente dentro del
margen de peso considerado normal. Algunas investigaciones sugieren que, antes de
presentar el trastorno, los sujetos tienen más probabilidad de mostrar sobrepeso que la
gente sana (IMC > 25). La frecuencia de síntomas depresivos y de ansiedad es alta, así
como el cuadro de baja autoestima. Se ha observado dependencia y abuso de sustancias
(alcohol y estimulantes) en al menos un tercio de los sujetos, con el fin de intentar
controlar el apetito y el peso.
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Otros aspectos de interés que refleja esta encuesta son los siguientes:
Las nuevas tecnologías son protagonistas, tal y como ha dejado claro la última
Estrategia de Adicciones, presentada por el ministerio: se incrementa el uso compulsivo
de internet hasta el 21 por ciento, un 4,6 por ciento más que en la anterior edición de
Estudes, hecha pública en febrero de 2016.
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-ACLARANDO CONCEPTOS-
Cuando las drogas producen adicción biológica, su presencia se vuelve tan común
que el cuerpo es incapaz de funcionar en su ausencia. De hecho, cada vez se necesita
más dosis para alcanzar el mismo efecto que antes se conseguía con una dosis menor
(efecto denominado tolerancia). Las drogas también producen adicción psicológica, la
denominada dependencia, que termina instaurándose cuando el consumo pasa a ser un
abuso (consumo de gran cantidad de droga y de modo frecuente). Aunque no es fácil
determinar si un o una adolescente tiene un problema de abuso de drogas, existen
algunas señales que pueden alertar y que tienen que ver con la identificación con la
cultura de las drogas, signos de deterioro físico, cambios en el desempeño escolar y
cambios de conducta. A continuación se recogen las principales.
Según los últimos datos publicados en la última Encuesta realizada sobre uso de
drogas en Enseñanzas Secundarias en España, ESTUDES, publicada por el MSSI en
2018, Cuando se abordan las posibles medidas que pueden ser efectivas para resolver el
problema de las drogas, prácticamente la totalidad del alumnado coincide en otorgar
importancia a la educación en las escuelas (96,4%) y al tratamiento voluntario a
consumidores y consumidoras (95,2%).
Otras medidas que también son muy populares entre el alumnado son el control
policial y aduanero (93,2%), el tratamiento obligatorio a los consumidores (91,6%) y las
campañas publicitarias (91,3%).
Por el contrario, las medidas que despiertan menos confianza para resolver el
problema de las drogas son las relativas a la legalización (55,1% para el cannabis y
38,0% para todas las drogas).
Por último, es interesante destacar que cuando se pregunta al alumnado
adolescente por las medidas de mayor eficacia para, según su punto de vista, resolver el
problema del consumo de drogas, según los datos recogidos en 2016 por el Ministerio
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, dichas medidas incluyen, en primer lugar la
“Educación en las escuelas”, señalada por el 97% de las personas encuestadas y en de
entre 14-18 años. A continuación destacan el tratamiento voluntario de los
consumidores (96%), el control policial y aduanero (93%), las campañas publicitarias
(92%), o leyes más estrictas para las drogas (88%), entre otras. La legalización del
cannabis o la legalización de todas las drogas, representan la opinión del 60% y 40%
respectivamente del alumnado de secundaria español.
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Referencias de interés
Berger, K. (2007). La adolescencia: el desarrollo biosocial. En K. Berger (Ed.),
Psicología del desarrollo: Infancia y adolescencia. Madrid: Panamérica.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2015). Encuesta sobre alcohol y
drogas en España. Madrid.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2016). Encuesta sobre el uso de
drogas en enseñanzas secundarias. Madrid.
Palacios, J. y Oliva, A. (2008). La adolescencia y su significado evolutivo. En J.
Palacios, A. Marchesi, y C. Coll (comps.) Desarrollo psicológico y educación.
Vol. I: Psicología evolutiva (pp. 433-450). Madrid: Alianza editorial.
Papalia, D., Wenkdos, S., y Dustin, R. (2004). Desarrollo humano. México: McGraw-
Hill.
Sánchez-Planell, L. y Prats, M. (2006). Trastornos de la conducta alimentaria. En J.
Vallejo, Introducción a la psicopatología y a la psiquiatría (pp. 295-319).
Barcelona: Elsevier.
Santrock, J. W. (2006). Psicología del desarrollo. El ciclo vital. Madrid: McGraw-Hill.
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