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APRENDIZAJE Y DESARROLLO EN LA

ADOLESCENCIA

UNIDAD 1. QUÉ ES LA ADOLESCENCIA. PUBERTAD,


DESARROLLO FÍSICO Y PROBLEMAS RELACIONADOS.

1.- Qué es la Adolescencia. Conceptos


2.- Pubertad y desarrollo físico
3.- Implicaciones psicológicas
4.- Problemas relacionados
4.1.- Obesidad
4.2.- Anorexia nerviosa
4.3.- Bulimia nerviosa
4.4.- Consumo de drogas y ciberadicciones

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1.-¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?- CONCEPTOS
La adolescencia es la etapa de transición de la infancia a la adultez en la vida del
ser humano; la palabra proviene del latín “adolencens” que significa la condición o el
proceso de crecimiento “que crece”.
La adolescencia comprende un periodo de tiempo impreciso, y su duración ha ido
aumentando en los últimos años debido al comienzo más precoz de la pubertad y a la
prolongación del periodo de formación escolar y profesional. La OMS considera
adolescencia entre los 10 y 19 años y juventud al periodo entre los 19 y 25 años de
edad. La SAHM (Sociedad Americana de Salud y Medicina de la Adolescencia) la sitúa
entre los 10-21 años. Distinguiendo 3 fases que se solapan entre sí: adolescencia inicial
(10-14 años), media (15-17 años) y tardía (18-21 años).

El desarrollo en una persona es físico, psicológico y social, se presenta a lo largo de


toda la vida del ser humano, sin embargo, en la etapa de la adolescencia los cambios son
muy significativos, ya que deja de ser niño o niña para convertirse en una persona
adulta, con todas sus implicaciones.

Sin embargo, la adolescencia no siempre se ha entendido tal y como la conocemos hoy


en día. Actualmente las personas adolescentes se caracterizan por permanecer en el
sistema escolar o en otro contexto de aprendizaje, dependiendo económicamente y
viviendo con la familia. Además, éste es el momento en el que se produce la transición
de un sistema de apego centrado principalmente en la familia a un sistema de apego
centrado en el grupo de iguales, y posteriormente centrado en una pareja.
Otra de las características más relevantes de la adolescencia actual es la tener sus
propias modas, hábitos y un modo peculiar de expresarse y comportarse. Unido a esto,
las personas adolescentes tienen preocupaciones que difieren de las que tenían en la
infancia y de las preocupaciones de los adultos (Palacios y Oliva, 2008).
De este modo, estas características propias de la adolescencia occidental del
siglo XX y XXI no siempre han existido. Hasta aproximadamente finales del siglo XIX,
los niños se incorporaban al mundo laboral entre los 7-8 años. Generalmente, eran muy
escasos las personas adolescentes que podían estudiar. Además, los pocos centros de
aprendizaje existentes no diferenciaban alumnadoa por edad, tal y como se hace hoy en
día, y el tiempo de escolarización era muy inferior (pocos alumnos o alumnas
estudiaban por encima de la edad de 10-12 años). Así, la adolescencia no se consideraba
un estadio diferenciado de la adultez.
Uno de los hitos más importantes que marcaron este cambio de concepción de la
adolescencia fue la revolución industrial que conllevó cambios sociales y económicos.
Así, los sociólogos sostienen que «la invención o descubrimiento de la adolescencia fue,
en gran medida, una respuesta a los cambios sociales que se produjeron en la segunda
mitad del siglo XIX y comienzos del XX, cuyo principal objetivo consistió en prolongar
los años de la infancia.

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Con la industrialización empezó a hacerse importante la capacitación, la
formación, el estudio, y aunque los hijos e hijas de los obreros y obreras siguieron
incorporándose al mundo del trabajo a edades muy tempranas, los hijos e hijas de las
clases medias y altas tendieron a permanecer en las escuelas, que aumentaron en
número. Al final, los hijos e hijas de los obreros y obreras también se fueron uniendo a
este estilo de vida conforme avanzaba el siglo y se fue introduciendo en diversos países
occidentales el concepto de escolaridad obligatoria, que se ha ido alargando hasta
nuestros días hasta llegar en la actualidad en la mayoría de países hasta los 16 años.
Estos hechos han contribuido a que la incorporación de las personas
adolescentes al estatus adulto (a la adquisición de roles adultos) se haya retrasado
notablemente, permaneciendo muchos años en el sistema educativo, debido en parte
también a la falta de oportunidades laborales.

El estudio de la adolescencia ha sido entendido desde diferentes perspectivas y


modelos teóricos.
Por un lado, encontramos a los que han definido la etapa adolescente como una
etapa de inestabilidad y fuertes dificultades emocionales, frente a la concepción de la
adolescencia como un periodo tranquilo y feliz sin especiales dificultades. A la primera
concepción de la adolescencia como momento tortuoso contribuyeron algunos estudios
publicados a principios del siglo XX con muestras clínicas que difundieron una imagen
irreal generalizada de este período evolutivo.
Estudios más recientes desde la psicología y la antropología, concluyen a partir de
resultados obtenidos en diferentes contextos y culturas, que la adolescencia, si bien es
un período de cambios y los cambios suelen asociarse al estrés, es una etapa que la
mayoría de personas resuelven con un ajuste psicosocial adecuado.
Las grandes preocupaciones de esta etapa acontecen de modo secuencial así, en los
primeros años la mayor preocupación se centra en los cambios físicos y la imagen
corporal, en años posteriores el foco se centra en las primeras relaciones de pareja, y
unos años más tarde en la elección de carrera profesional o desempeño futuro.

2.- PUBERTAD Y DESARROLLO FÍSICO

Desde los inicios de la humanidad, los niños y niñas han crecido para convertirse en
personas adultas capaces de reproducirse. La misma experiencia ocurre con todas las
personas jóvenes de todos los sitios del mundo en la actualidad. La pubertad en todas
partes señala el fin de la niñez y el comienzo de la vida adulta.
La pubertad se refiere al periodo de crecimiento físico rápido y maduración que pone
fin a la niñez y produce por último una persona con el tamaño, las proporciones y la
potencia sexual de un adulto.
Las fuerzas de la pubertad son desencadenadas por una cascada de hormonas que
disparan los signos externos de la vida adulta emergente.
Aunque la edad de inicio de la pubertad varía sustancialmente, la secuencia suele ser la
misma.
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A partir de 10-11 años se produce un crecimiento rápido que afecta a distintas partes del
cuerpo y que llega a cambiar, en poco tiempo, el aspecto del individuo, de tal forma que
puede decirse que en el período entre los 11 y los 16 años, aproximadamente, los
individuos crecen en mayor medida que en años anteriores y posteriores exceptuando la
primera infancia. Es lo que con frecuencia se llama el «estirón» de la adolescencia. De
igual manera, puede afirmarse que el cerebro se encuentra ya prácticamente en su estado
adulto. Este aumento del crecimiento general se debe a un gran desarrollo del esqueleto,
de los músculos y de los órganos respiratorios, que producen una amplia y rápida
mejora en la capacidad atlética de las personas adolescentes. La mayoría de los
principales músculos del cuerpo, así como los brazos y las piernas, también sufren un
crecimiento muy rápido en estos años.
Se denomina estirón adolescente al aumento repentino y desigual, en cierto
modo imprevisible de todas las partes del cuerpo. Los cambios se producen tanto en
longitud como en volumen. Cambian las proporciones y las formas del siguiente modo:

Resumen de cambios físicos durante la pubertad


• Aumento de la longitud y la densidad de los huesos: desde los dedos hasta el torso.
• Se gana peso por acumulación de grasa: el aumento de peso en una chica normal es de 17 kg y de
24 cm de altura entre los 10 y los 14 años. Los chicos pueden ganar 19 kg. y 25 cm entre los 12 y
los 16 años.
• Aumento de la estatura: En los chicos: crecimiento de 6-7 cms/año. Tendencia a proporciones
angulosas. En las chicas: crecimiento de 5–6 cms/año. Tendencia a proporciones redondeadas.
• Cambio en la morfología del cuerpo. Se transforma de forma poco sincrónica, los brazos pies y
manos crecen mucho antes que la anchura de la espalda. Desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios.
• Crecimiento de la cabeza y partes del rostro. Cambios en la cara: orejas, labios y nariz se hacen
más grandes en relación con el tamaño global de la cara.
• Pulmones y corazón aumentan de peso y capacidad.

En lo que se refiere a las diferencias sexuales, es preciso destacar que el llamado


estirón comienza uno o dos años antes en las chicas que en los chicos, si bien en las
primeras el crecimiento rápido se detendrá antes, alrededor de los 14-15 años, mientras
que en los chicos continuará hasta los 16-17 años.
En cualquier caso, es importante insistir en que las edades que se ofrecen son
siempre aproximadas, ya que existe una amplia variabilidad individual que puede llegar
a producir intensas diferencias, incluso de uno o dos años, en cuanto al comienzo del
«estirón». La tabla siguiente ofrece la edad promedio de algunos cambios físicos de la
pubertad.

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Edad promedio de algunos cambios físicos de la pubertad
CHICAS CHICOS
Edad Margen Edad Margen
promedio habitual promedio habitual

Inicio desarrollo pecho 10 1/2 9-13 111/2 10-14


femenino/genitales masculinos
Inicio vello púbico 10 1/2 9-14 12 10-15

Máxima velocidad crecimiento en altura 12 10-14 14 121/2 - 151/2


Menarquía/primera eyaculación 121/2 101/2 -151/2 131/2 12-16
Vello púbico de adulto 141/2 14-15 151/2 14-17
Pecho/genitales de adulto 141/2 10-16 15 13-161/2

Los cambios físicos se producen por un disparo en la producción de hormonas


del crecimiento y de hormonas sexuales, y contribuyen en el desarrollo de los caracteres
sexuales primarios y secundarios. Los caracteres sexuales primarios hacen referencia al
desarrollo y madurez del sistema reproductor de chicos y chicas: pene, testículos,
próstata… en ellos; y ovarios, útero, vagina… en ellas. Los caracteres sexuales
secundarios son los signos fisiológicos de la maduración sexual: vello, voz,
ensanchamiento de hombros en chicos y de caderas en chicas, aumento del pecho en las
chicas…
El signo claro de madurez sexual es la espermaquia en los chicos y la menarquia
en las chicas. El resto de cambios conllevan que los chicos se hagan “más grandes en
general” por el notable desarrollo muscular, y que las chicas se ensanchen por
acumulación de más grasa que ellos, preparando al organismo para la maternidad. Estos
cambios conllevan consecuencias psicológicas relevantes en algunos casos, como la
insatisfacción con la propia imagen corporal, como seguiremos analizando a
continuación.

3. -IMPLICACIONES PSICOLÓGICAS

Los cambios físicos pueden tener un importante impacto psicológico que afecte
a la forma de pensar, de sentir y de actuar. Las consecuencias psicológicas y
comportamentales derivadas de los cambios hormonales en la pubertad pueden ser:
- Directas, como la influencia de las hormonas sexuales sobre el deseo y la
actividad sexual, sobre la agresividad o sobre la inestabilidad emocional e irritabilidad.
- Indirectas, muchos de los efectos psicológicos de la pubertad parecen estar
mediados en mayor parte por factores sociales y psicológicos (por ejemplo, autoestima,
comunicación familiar, aceptación en el grupo de iguales…).

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A continuación, se presentan algunas de las repercusiones psicológicas asociadas
a los cambios físicos:

a) Se produce un aumento de la toma de conciencia y del interés por los aspectos


relacionados con el propio cuerpo, favorecidos, probablemente, por el desarrollo
cognitivo que tiene lugar en estas edades.
b) La mayoría de las personas adolescentes, al comienzo de esta etapa, se
encuentran más interesadas por su apariencia física que por cualquier otro
aspecto de sí mismas.
c) Por regla general, las chicas muestran mayor insatisfacción por su aspecto físico
que los chicos.
d) Existe una clara relación entre el atractivo físico y la aceptación social, y
viceversa. Es decir, a las personas adolescentes con un buen grado de aceptación
social sus compañeros y compañeras les atribuyen una buena dosis de atractivo
físico.

Los estereotipos de belleza de cada cultura hacen sentirse a los adolescentes y a


las adolescentes cómodos o incómoda según su grado de ajuste. En los chicos
predomina la necesidad de parecerse a un prototipo “atlético” (por ejemplo, gran
desarrollo escapular), y en las chicas predomina el prototipo de “modelo de pasarela”
(“cintura de avispa”). Por ello, el hecho de que la pubertad acontezca antes o después de
la media también genera un efecto añadido al examen del propio cuerpo, El ritmo del
crecimiento del adolescente marcará no sólo la visión que éste tiene sobre sí mismo,
sino que además, su entorno más inmediato actuará en consonancia con el desarrollo
físico del chico. Estamos hablando de la denominada pubertad precoz y pubertad tardía.
La pubertad precoz hace referencia al desarrollo físico por debajo de la media, a
edades más tempranas. En las chicas, el desarrollo precoz no es bien recibido por
cuestiones como el miedo a llamar la atención, miedo a crecer demasiado, miedo a
engordar más de la cuenta, miedo a la menarquía o primeras menstruaciones. Ellas
tienden a esconder o disimular las manifestaciones que considera “defectos”. Este
desarrollo “más rápido de lo que tocaba” produce graves consecuencias en algunas
chicas, en las que se observa un estado emocional más negativo, más trastornos de
alimentación, consumo de sustancias y relaciones sexuales precoces. En cambio, en
ellas el desarrollo o maduración tardía no suele dar esos problemas.
En los chicos, el desarrollo precoz suele ser bien recibido, puesto que el
incremento de fuerza, de capacidad atlética y superioridad física antes que los
compañeros, tiene buena consideración social entre los iguales. Sin embargo, entraña el
peligro de que el adolescente pueda verse presionado a exigencias físicas que no se
correspondan con su madurez psicológica, en ocasiones se relaciones con adolescentes
más mayores y se exponen a situaciones de riesgo. El desarrollo tardío en los chicos, en
cambio, les hace sentir más incómodos e inseguros, pues se van quedando “pequeños” a
ojos de los demás.

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La no aceptación del cuerpo puede conllevar problemas físicos más graves que
tienen que ver con el control de la ingesta de alimentos y la necesidad de saciar el
apetito, con el objeto de conseguir una imagen corporal más acorde a lo deseado y
esperado en función del estereotipo de belleza considerado. Entran aquí en juego los
denominados trastornos de la alimentación y el consumo de drogas, aspectos que se
tratan en el epígrafe siguiente.

4.- PROBLEMAS RELACIONADOS

-CON LA ALIMENTACIÓN-
La buena nutrición es un aspecto de vital importancia desde el nacimiento y la
infancia, para crear hábitos alimentarios saludables que se prolonguen durante todo la
vida. En esta labor la familia tiene una relevancia primordial.
Actualmente los especialistas y expertos en nutrición siguen una guía que os
presentamos, para crear comidas saludables y equilibradas El Plato para Comer
Saludable, creado por expertos en nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard
y de los editores en Publicaciones de Salud de Harvard. Conocido como el “Plato de
Harvard”.

“Derechos de autor © 2011 Universidad de Harvard. Para más información sobre El Plato para Comer Saludable, por
favor visite la Fuente de Nutrición, Departamento de Nutrición, Escuela de Salud Pública de
Harvard, http://www.thenutritionsource.org y Publicaciones de Salud de Harvard, health.harvard.edu.”

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Aunque tanto los chicos y chicas como sus familias normalmente conocen estos
hábitos saludables, no siempre los siguen. Existen múltiples condicionantes al
seguimiento de los mismos.
A esto se añade, como venimos comentando, que los sorprendentes cambios
físicos producidos durante la adolescencia tienen repercusiones psicológicas
importantes a las que es necesario atender, y que se pueden relacionar directamente con
los hábitos alimentarios. En esta etapa les preocupa su apariencia física más que en
ningún otro momento evolutivo y en mayor medida que cualquier otro aspecto de su
persona. A veces rechazan su aspecto físico, lo que puede llevarles a problemas
alimentarios, como la anorexia o la bulimia nerviosa. En algunos casos el rechazo
deriva de problemas previos de sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, el cerebro adolescente tiene en desarrollo muy activo la corteza
prefrontal, cuyas principales funciones son la organización de la conducta, el
autocontrol, la regulación de las emociones y del juicio. Esta parte del cerebro está en
pleno desarrollo, por lo que el adolescente regula las emociones y el pensamiento de
modo diferente al adulto. Digamos que la red socioemocional tiene una actividad más
activa en el cerebro adolescente que la red neuronal cognitiva. Estos cambios cerebrales
ayudan a explicar la tendencia de los adolescentes a mostrar arrebatos emocionales y
conductas de riesgo como el consumo y abuso de sustancias.
A continuación, se describen algunos de los trastornos y las conductas
relacionadas con el desarrollo físico de los adolescentes. En concreto, la obesidad, la
anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el consumo de sustancias. Es necesario señalar
que estos trastornos y conductas no son consecuencia única de los cambios físicos en la
adolescencia estando implicados otros factores, sobre todo de índole social (presión del
grupo, ideal de belleza en la cultura de pertenencia, etc.).

4.1.- Obesidad
La obesidad es el trastorno nutricional más frecuente durante la infancia y
adolescencia y su prevalencia ha ido aumentando progresivamente en el curso de los
últimos años. La obesidad se define como una acumulación del tejido adiposo como
consecuencia de una ingesta calórica mayor que el gasto de calorías. Un chico y una
chica adolescentes promedio necesitan alrededor de 2.800 y 2.200 calorías por día
respectivamente. Sin embargo, muchos adolescentes consumen más calorías de las que
gastan, acumulando por ende un exceso de grasa en su organismo.
La obesidad puede medirse de diversas formas, si bien el índice más utilizado es
el Índice de Masa Corporal (IMC), el cual se obtiene al dividir el peso por la talla al
cuadrado (kg/h2). El sobrepeso se corresponde con un índice de masa corporal superior
a 25, y la obesidad con un IMC superior a 30.

Clasificación según el IMC

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La obesidad es una enfermedad multifactorial y compleja, tiene múltiples
factores predisponentes como los genéticos, metabólicos, fisiológicos, psicológicos,
sociales y culturales. La prevalencia de obesidad en la adolescencia está
experimentando un gran aumento en los últimos tiempos, llegándose a considerar según
la OMS como la epidemia del siglo XXI. Las consecuencias más graves de la obesidad
en el adolescente aparecen en la edad adulta (de cada 3 niños o niñas obesas, uno o una
seguirá siéndolo en la etapa adulta) debido a la grave comorbilidad asociada (diabetes,
enfermedad cardiovascular, cáncer, etc.).
No podemos olvidar que la obesidad está también asociada con un aumento en el
riesgo de problemas emocionales. Aunque las personas adolescentes son obesas por las
mismas razones que los niños y niñas más pequeñas, las consecuencias psicológicas
son especialmente graves debido a la importancia dada a la imagen corporal en esta
época de la vida. Cuando tienen problemas de peso tienden a tener una autoestima
mucho más baja. La depresión, la ansiedad y el desorden obsesivo compulsivo también
pueden acompañar a esta patología. Socialmente suelen estar aislados y tienen menos
amigos que los no obesos, estableciéndose un círculo vicioso entre depresión y pérdida
de la autoestima con problemas de integración social.
El tratamiento ha de ser dirigido no solo hacia la niña o el niño, sino también, y
de una forma conjunta, hacia el medio en el cual desarrolla su actividad: la familia y el
colegio.
Ha de contemplar 3 aspectos: reeducación nutricional del niño y de su familia,
soporte psicológico e incremento de la actividad física.

4.2.- Anorexia Nerviosa


Debido al incremento normal de grasa corporal durante la pubertad, muchos
chicos y chicas adolescentes se sienten insatisfechos con su aspecto físico, pudiendo dar
lugar a esfuerzos excesivos en disminuir el peso. La preocupación excesiva por el peso
y la imagen corporal puede dar lugar a la anorexia. Las características esenciales de la
anorexia nerviosa consisten en el rechazo a mantener un peso corporal mínimo normal,
en un miedo intenso a ganar peso y una alteración significativa de la percepción de la
forma o tamaño del cuerpo. En la siguiente tabla se presentan otros datos de interés.

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Algunos datos epidemiológicos de la Anorexia Nerviosa
● Afecta a mujeres entre 10-30 años mayoritariamente.
● Edad de inicio más frecuente: 13-18 años.
● Cada vez más casos de inicio prepuberal.
● Aumento general en las últimas 2 décadas.
● Chicos 10% del total de casos
● Prevalencia países occidentales: 1% con desarrollo de enfermedad completa.
● Más casos parciales, que cumplen alguno de los criterios diagnósticos.
● Prevalencia 4 veces mayor en grupos de riesgo: gimnastas, modelos…
● Afectación hermanas: 6-7%

La siguiente tabla presenta los criterios para el diagnóstico de anorexia nerviosa


según el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), el manual de
consulta más utilizado en psicología y psiquiatría para el diagnóstico de trastornos
psicológicos:

Criterios diagnósticos para la Anorexia Nerviosa (DSM-5)


A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal
significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física. Peso
significativamente bajo se define como un peso que es inferior al mínimo normal o, en niños y
adolescentes, inferior al mínimo esperado.
B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere en el aumento de
peso, incluso con un peso significativamente bajo.
C. Alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución, influencia impropia
del peso o la constitución corporal en la autoevaluación, o falta persistente de reconocimiento de la
gravedad del peso corporal bajo actual.

La gravedad mínima se basa, en los adultos, en el índice de masa corporal (IMC) o, en niños y
adolescentes, en el percentil del IMC. Los límites siguientes derivan de las categorías de la Organización
Mundial de la Salud para la delgadez en adultos; para niños y adolescentes, se utilizarán los percentiles de
IMC correspondientes. La gravedad puede aumentar para reflejar los síntomas clínicos, el grado de
discapacidad funcional y la necesidad de supervisión.
Leve: IMC ≥ 17 kg/m2
Moderado: IMC 16–16,99 kg/m2
Grave: IMC 15–15,99 kg/m2
Extremo: IMC < 15 kg/m2

El cuadro clínico que suelen presentar las personas afectas de anorexia nerviosa
puede incluir algunos de estos aspectos:
✓ Sensación de hambre rígidamente controlada
✓ Sensación de saciedad ante una ingesta mínima de alimento
✓ Pueden aparecer episodios de descontrol bulímico
✓ Amenorrea por disminución de estrógenos
✓ Hiperactividad en el terreno académico, laboral o físico
✓ Irritabilidad. Paso de un cuadro ansioso a depresivo.
✓ Problemas cardiovasculares, gastrointestinales, renales, endocrinos…

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✓ Sobreestimación la anchura de sus propios cuerpos (alteración de la
percepción de la imagen corporal.)

En general, la mayoría tiene un curso evolutivo favorable, sobre todo si se les da


un tratamiento en régimen de internamiento en hospital, pero aun así existe una
mortalidad del 5% aproximadamente a causa de inanición (forma más extrema de
malnutrición), a lo que hay que sumar la tasa de suicidios.

4.3.- Bulimia Nerviosa


Se trata de un trastorno de la conducta alimentaria en el cual la persona ingiere
alimentos en exceso y luego se purga induciendo el vómito o ingiriendo laxantes de
manera indebida. La siguiente tabla presenta los criterios para el diagnóstico según el
DSM-5:

Criterios diagnósticos para la Bulimia Nerviosa (DSM-5)


A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos
siguientes:
1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera de dos horas), de una
cantidad de alimentos que es claramente superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un
período similar en circunstancias parecidas.
2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej., sensación de que no se
puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere o la cantidad de lo que se ingiere).
B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de peso, como el
vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el
ejercicio excesivo.
C. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al
menos una vez a la semana durante tres meses.

La gravedad mínima se basa en la frecuencia de comportamientos compensatorios inapropiados:


Leve: Un promedio de 1–3 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Moderado: Un promedio de 4–7 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Grave: Un promedio de 8–13 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Extremo: Un promedio de 14 episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.

La bulimia nerviosa se inicia generalmente al final de la adolescencia o al


principio de la edad adulta (en la década de los 20) y afecta entre el 1-3% de la
población, siendo más frecuente entre ciertas profesiones y grupos en los que hay una
mayor autoconciencia del cuerpo y valoración de los ideales de belleza. Tiene mayor
presencia en culturas occidentales y en ámbitos urbanos. El pronóstico de esta
enfermedad es favorable en la mayoría de casos, y aunque no se dispone de una tasa de
mortalidad fiable, se estima que es inferior a la tasa representada por la anorexia, pero
superior a la de la media poblacional por las múltiples complicaciones médicas que
conlleva (por ejemplo, graves alteraciones en el aparato digestivo, disminución de la
densidad mineral ósea, amenorrea, trastornos endocrinos…).

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Los individuos con bulimia nerviosa se encuentran normalmente dentro del
margen de peso considerado normal. Algunas investigaciones sugieren que, antes de
presentar el trastorno, los sujetos tienen más probabilidad de mostrar sobrepeso que la
gente sana (IMC > 25). La frecuencia de síntomas depresivos y de ansiedad es alta, así
como el cuadro de baja autoestima. Se ha observado dependencia y abuso de sustancias
(alcohol y estimulantes) en al menos un tercio de los sujetos, con el fin de intentar
controlar el apetito y el peso.

4.4.- Consumo de drogas


Durante la adolescencia se producen cambios cerebrales que afectan a los
procesos cognitivos y comportamentales. La corteza prefrontal, estructura encargada de
determinados procesos cognitivos, experimenta un importante desarrollo a partir de la
pubertad que no culmina hasta los primeros años de la adultez temprana. Otros cambios
afectan al circuito mesolímbico, relacionado con la motivación y la búsqueda de
recompensas. Como consecuencia de esas modificaciones, durante los primeros años de
la adolescencia se produce un cierto desequilibrio entre ambos circuitos cerebrales, el
cognitivo y el emocional, que puede generar cierta vulnerabilidad y justificar el
aumento de la impulsividad y las conductas de asunción de riesgos durante la
adolescencia (Oliva, 2007).
La conducta de asunción de riesgos más estudiada ha sido el consumo de drogas
durante esta etapa de la vida. El aumento de consumo de drogas entre la adolescencia
suele ir acompañado por una reducción de la percepción de sus peligros. ¿Cuáles son los
factores de riesgo para que un adolescente abuse de las drogas? Algunos son los
siguientes:
1. Poco control sobre los impulsos y tendencia a buscar actividades excitantes
antes que a evitar el daño.
2. Influencias familiares (prácticas de crianza incoherentes o deficientes,
conflicto familiar, etc.).
3. Problemas de comportamiento tempranos y persistentes.
4. Fracaso académico.
5. Rechazo de los pares.
6. Relación con consumidores de drogas.
7. Asociación del consumo con el ocio.
8. Actitud negativa hacia la autoridad.

El alcohol, el cannabis y el tabaco son las tres drogas más populares en la


adolescencia, y generalmente se les denomina drogas de entrada, porque su consumo
en ocasiones puede conducir al de otras sustancias como la cocaína. La última Encuesta
sobre el uso de drogas en enseñanzas secundarias en España, llevada a cabo por la
Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad, entre los años 2016/2017, con muestra de adolescentes
de entre 14-18 años, informa de que el consumo en los últimos 12 meses de diferentes
sustancias psicoactivas fue el siguiente:
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- 75,6 % alcohol
- 34,7 % tabaco
- 26,3 % cannabis
- 11,6% hipnosedantes
- 3,1 % nuevas sustancias
- 2,5 % cocaína
- 1,6 % éxtasis
- 1,2 % anfetaminas
- 1,0 % metanfetamina
- 1,0 % alucinógenos…
Mínimos históricos por primera vez en la Encuesta Estudes, que refleja el
consumo de drogas entre la población adolescente española (entre 14 y 18 años) y que
el Ministerio de Sanidad publica cada dos años. Los últimos datos, señalan que, por
primera vez, la edad media de inicio al consumo de alcohol y tabaco se retrasa hasta los
14 años.
En general, se ha observado una disminución considerable de la situación de
consumo respecto a años anteriores. Como podemos observar en la imagen siguiente:

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Otros aspectos de interés que refleja esta encuesta son los siguientes:

En lo referente al tabaco, el porcentaje de jóvenes que lo consumen a diario ha


descendido hasta su porcentaje más bajo desde que se realiza la encuesta, un 8,8 por
ciento. Cabe destacar que en 2004 este porcentaje superaba el 24 por ciento.

El cigarrillo electrónico cobra protagonismo entre los jóvenes. La prevalencia de


su consumo (alguna vez en la vida) pasa de un 17 por ciento en la encuesta publicada en
2016 a un 20,1 por ciento con los últimos datos de 2016-2017.

Además, la encuesta señala que desciende el consumo de alcohol en todos los


indicadores temporales y en los patrones de consumo de riesgo. También bajan los
patrones de consumo de mayor riesgo (atracón y borracheras).

Con respecto al cannabis, aumenta el consumo en los últimos 12 meses, aunque


disminuye levemente el consumo reciente (últimos 30 días).

Las drogas consumidas por un mayor porcentaje de estudiantes siguen siendo el


alcohol (75,6 por ciento), seguido del tabaco (34,7 por ciento) y del cannabis (primera
droga ilegal, con un 26,3 por ciento). En cuarto lugar aparecen los hipnosedantes (con y
sin receta), que se sitúan en un 11,6 por ciento.

En cuanto a la cocaína, el consumo realizado en el último mes (cuando se realizó


la encuesta) alcanza mínimos históricos del 1 por ciento, un porcentaje que hace 15 años
alcanzó el 3,8 por ciento.

Por otro lado, repunta el porcentaje de estudiantes de 14 a 18 años que ha probado


éxtasis, anfetaminas o metanfetaminas: “Las prevalencias son bajas, pero hay que
estar atentos”, señala el Plan Nacional sobre Drogas.

Las nuevas tecnologías son protagonistas, tal y como ha dejado claro la última
Estrategia de Adicciones, presentada por el ministerio: se incrementa el uso compulsivo
de internet hasta el 21 por ciento, un 4,6 por ciento más que en la anterior edición de
Estudes, hecha pública en febrero de 2016.

Además, se reduce el porcentaje de estudiantes que juega dinero en internet: del


9,8 por ciento en 2016 baja al actual 6,4 por ciento.

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-ACLARANDO CONCEPTOS-
Cuando las drogas producen adicción biológica, su presencia se vuelve tan común
que el cuerpo es incapaz de funcionar en su ausencia. De hecho, cada vez se necesita
más dosis para alcanzar el mismo efecto que antes se conseguía con una dosis menor
(efecto denominado tolerancia). Las drogas también producen adicción psicológica, la
denominada dependencia, que termina instaurándose cuando el consumo pasa a ser un
abuso (consumo de gran cantidad de droga y de modo frecuente). Aunque no es fácil
determinar si un o una adolescente tiene un problema de abuso de drogas, existen
algunas señales que pueden alertar y que tienen que ver con la identificación con la
cultura de las drogas, signos de deterioro físico, cambios en el desempeño escolar y
cambios de conducta. A continuación se recogen las principales.

Señales de alerta para un posible consumo de sustancias


• Disponer de revistas relacionadas con las drogas o consignas en la ropa
• Conversaciones y chistes centrados en las drogas
• Hostilidad al discutir sobre las drogas
• Colección de latas de cerveza
• Fallos de memoria, lapsos de atención cortos, dificultad para concentrarse
• Mala coordinación física, habla arrastrada o incoherente
• Ojos inyectados en sangre, pupilas dilatadas.
• Marcada disminución en las calificaciones; tareas incompletas
• Mayor ausentismo o tardanza
• Deshonestidad frecuente (mentir, robar, hacer trampa)
• Cambios de amigos; se muestran evasivos al hablar de los nuevos
• Posesión de grandes cantidades de dinero
• Ira, hostilidad, irritabilidad y hermetismo creciente e inapropiado
• Menor motivación, energía, autodisciplina y autoestima
• Disminución en el interés en actividades extracurriculares y pasatiempos.

Algunos de los problemas o riesgos derivados del abuso de drogas en la


adolescencia son:
➢ Intoxicación etílica aguda o embriaguez. A mayor cantidad de alcohol ingerido,
mayor descoordinación motora, agresividad y episodios de pérdida de
conocimiento. La intoxicación etílica grave puede desembocar en coma,
llegando incluso a provocar la muerte.
➢ Problemas escolares. El consumo repercute directamente en el rendimiento
escolar.
➢ Sexo no planificado. Las relaciones sexuales entre adolescentes a menudo tienen
lugar durante el fin de semana, igual que el consumo de drogas. Aunque los y las
adolescentes disponen de información sobre los métodos para prevenir las
enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados, la embriaguez
puede actuar como una barrera que dificulta la puesta en práctica de las
conductas de salud.
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➢ Accidentes de tráfico. El riesgo de padecer un accidente aumenta por la pérdida
de reflejos, la desinhibición, la sensación de control, la euforia y los déficits
perceptivos ocasionados por las drogas.
➢ Problemas legales. Entre la personas adolescentes consumidoras existe mayor
probabilidad de realizar actividades predelictivas. Otras conductas antisociales
asociadas a las drogas y al fin de semana son la conducción de vehículos sin
carné, el daño deliberado a bienes públicos, el robo de artículos y las peleas
físicas.
➢ Problemas afectivos. Varios estudios han puesto de manifiesto la relación entre
abuso de alcohol y suicidio.

Según los últimos datos publicados en la última Encuesta realizada sobre uso de
drogas en Enseñanzas Secundarias en España, ESTUDES, publicada por el MSSI en
2018, Cuando se abordan las posibles medidas que pueden ser efectivas para resolver el
problema de las drogas, prácticamente la totalidad del alumnado coincide en otorgar
importancia a la educación en las escuelas (96,4%) y al tratamiento voluntario a
consumidores y consumidoras (95,2%).
Otras medidas que también son muy populares entre el alumnado son el control
policial y aduanero (93,2%), el tratamiento obligatorio a los consumidores (91,6%) y las
campañas publicitarias (91,3%).
Por el contrario, las medidas que despiertan menos confianza para resolver el
problema de las drogas son las relativas a la legalización (55,1% para el cannabis y
38,0% para todas las drogas).
Por último, es interesante destacar que cuando se pregunta al alumnado
adolescente por las medidas de mayor eficacia para, según su punto de vista, resolver el
problema del consumo de drogas, según los datos recogidos en 2016 por el Ministerio
de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, dichas medidas incluyen, en primer lugar la
“Educación en las escuelas”, señalada por el 97% de las personas encuestadas y en de
entre 14-18 años. A continuación destacan el tratamiento voluntario de los
consumidores (96%), el control policial y aduanero (93%), las campañas publicitarias
(92%), o leyes más estrictas para las drogas (88%), entre otras. La legalización del
cannabis o la legalización de todas las drogas, representan la opinión del 60% y 40%
respectivamente del alumnado de secundaria español.

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Referencias de interés
Berger, K. (2007). La adolescencia: el desarrollo biosocial. En K. Berger (Ed.),
Psicología del desarrollo: Infancia y adolescencia. Madrid: Panamérica.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2015). Encuesta sobre alcohol y
drogas en España. Madrid.
Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2016). Encuesta sobre el uso de
drogas en enseñanzas secundarias. Madrid.
Palacios, J. y Oliva, A. (2008). La adolescencia y su significado evolutivo. En J.
Palacios, A. Marchesi, y C. Coll (comps.) Desarrollo psicológico y educación.
Vol. I: Psicología evolutiva (pp. 433-450). Madrid: Alianza editorial.
Papalia, D., Wenkdos, S., y Dustin, R. (2004). Desarrollo humano. México: McGraw-
Hill.
Sánchez-Planell, L. y Prats, M. (2006). Trastornos de la conducta alimentaria. En J.
Vallejo, Introducción a la psicopatología y a la psiquiatría (pp. 295-319).
Barcelona: Elsevier.
Santrock, J. W. (2006). Psicología del desarrollo. El ciclo vital. Madrid: McGraw-Hill.

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