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BARROCO EN ESPAÑA

Muchas veces se ha señalado la decadencia del estilo barroco en España, con respecto a otros
países. La falta de interés de las capas prolijeadas de la sociedad española hacia el arte de la música.

Se sabe que la música española se mantiene vigente en Europa occidental desde los cantos de
liturgia mozárabe medieval hasta el Renacimiento, que marca el inicio del ciclo de oro en España,
en la literatura, plástica y sobre todo en la música de los grandes polifonistas del siglo XVI. En el
siglo XVII la música sigue tan importante como la plástica de Velázquez (1599-1660), Alonso Cano
(1601-1667), Maurillo (1617-1682); la obra poética, dramática y literaria de Góngora (1561-1627).
Lope de Vega (1562-1635), Tirso de Molina (1648), Calderón de la Barca (1600-1681). El músico y
el artista siempre mantuvieron estrechas relaciones humanas y artísticas.

En 1621 Felipe IV sube al trono, con tan solo 16 años, en ese entonces la afición por la música se
conserva en la corte. Las capillas de música eran debidamente atendidas por parte de la nobleza y
la aristocracia.

La monodia, la polifonía con bajo continuo, llegaron a España en el siglo XVII, pero no fue adaptado
de forma inmediata. En la primera mitad de siglo se prefiero mantener la polifonía entre Victoria y
Palestrina, comúnmente en composiciones de misa y otro tipo de música religiosa. En la cantata y
la oratoria se cultivó en la segunda mitad de siglo. En la música religiosa vocal-instrumental llega a
la monumentalidad policoral. El trabajo contrapuntístico podía ser a ocho, diez, doce voces con bajo
continuo.

Los instrumentos que más figuraban junto a las voces en las iglesias españolas eran: bajo,
sacabuche, chirimía, vihuela de arco, arpa, corneta, violines y otros instrumentos unido al órgano,
que refuerzan el bajo continuo y doblan las voces, o las sustituyen cono se hacía en el siglo XVI.
También se practicaba música fuera de las iglesias como los villancicos, madrigales, canciones,
sonetos, cantar de sala, tonos divinos, tonos humanos, tonadas, chansonettas, letras, letrillas;
también había formas específicas instrumentales como tientos, tocatas, pasacalles, chaconas, folías
y otras danzas.

Varios estudiosos españoles han asegurado que casi toda la música instrumental del siglo XVII y
XVII se ha perdido, tanto la de cámara como la de orquesta, sin embargo se ha podido conservar
mucha música religiosa. Existen documentos que demuestran que muchos compositores españoles
de la época, gozaron de un alto prestigio no solo en España. Algunos de estos documentos fueron
escritos en Venecia, en el año de 1638, del Primer libro de canzoni, fantasie et correnti da suonare
ad una, due, tre cuartro col basso continuo, de fray Bartolomé de Selma.
El joven rey Felipe IV sintió predilección por las representaciones y entretenimientos teatrales. Los
cuatro de empezar, generalmente a cuatro voces, que hacían la función que tiene la obertura en la
ópera, para el inicio de una representación, que era cantado por mujeres con vestido de corte. En
los intermedios de las representaciones teatrales también se hacía música. En el primer intermedio
era común escenificar un entremés cantado y bailado.

Para finalizar a manera de fin de fiesta, se escenificaba una mojiganga, que era “una especie de
mascarada burlesca acompañada por flauta, castañuelas y tambor”.

La járaca era también una manera de intermedio que no tenía lugar fijo en la interpretación., se
interpretaba más o menos a voluntad. De carácter picaresco, que describía las peripecias de una
personaje ruin. Más tarde se llamó járacada entremesada que combinaba el diálogo con la danza.
En 1629 se escenifico aquellas representaciones teatrales, de mano de Lope de Vega, que puso la
música en su totalidad. Su título fue La Selva sin amor. Esta fue la primera ópera escrita y
representada en España.

En 1660 se cantó una ópera de un solo acto, cuyo libreto fue escrito por Calderón de la Barca,
representada en el Palacio del Buen Retiro de Madrid: La púrpura de la rosa, de la cual no se
conserva la partitura, ni se conoce al autor. El mismo Calderón fue el autor del libreto de otra opera
pero esta vez fue escrita en tres actos: Celos aún del aire matan, con música de Juan Hidalgo.

El manuscrito contiene coros y números concentrados en las partes monódicas, solo se traza un
esbozo de bajo continuo y del acompañamiento instrumental.

Figuras importantes del siglo XVII


Juan Hidalgo fue un gran músico, destacado arpista y como compositor de tonos humanos y tonos
divinos. También escribió ópera, y música de teatro, entre la cuales se incluyen las obras de
Calderón, como las comedias Ni amor se libra amor (1662) y Hado y diviso de Leonido y de Marfisa
(1680), así también la comedia de Juan Vélez, Los celos hacen estrellas.

Calderón de la Barca era colaborador del Teatro El Pardo, entre las obras que se basaban en asuntos
mitológicos están El jardín de la Faleria (1648) en dos actos; El golfo de las sirenas (1657) en un
acto; precedido por una loa a manera de prólogo, para finalizar con una mojiganga como “fin de
fiesta”.

En 1657 Calderón escribió otra obra con el nombre de El laurel de Apolo, que surge como un género
lirico-teatral de la zarzuela, la que se ha mantenido como expresión típica español de teatro musical.
En Cuba se adoptó la zarzuela a las características nacionales, la cual tomo el nombre de zarzuela
cubana. A finales del siglo XIX, Ignacio Cervantes escribió zarzuelas cubanas La saltimbanquis y El
submarino Peral.
Muchos compositores españoles escribieron para aquel teatro, pero su mérito principal era mantener
vigente la música española. La lista de compositores llego a extenderse a más de cien, aparte de
su desempeño en la música teatral, desempeñaban puestos en capillas de música donde alternaban
la responsabilidad de escribir y dirigir música religiosa y laica según la tradición, incorporando el
bajo continuo en sus composiciones.

La guitarra seguía siendo uno de los instrumentos preferidos por el pueblo español en el siglo XVII
y abundaron los métodos editado por maestros como Luis Briseño (siglo XVII) quien publico uno en
parís en 1627; el portugués Nicolás Daoizi de Velazco (ca. 1590-1659), publico en Nápoles en 1645;
el de aragonés Gaspar Sanz (1640-1710), publicado en Zaragoza en 1674; y el de Lucas Ruiz de
Ribayas (siglo XVII), publicado en Madrid en 1677.

Gaspar Sanz fue el guitarrista español más importante del siglo XVII. Poseedor de una vasta cultura,
era graduado de teología y filosofía en la universidad de Salamanca. Su método de guitarra
contribuye a la superación del mundo de la vihuela renacentista a favor de la técnica guitarrística.

Otro instrumento muy cultivado fue el órgano. Las múltiples catedrales y grandes iglesias de la
península, tenían sus correspondientes organistas, que gozaban de gran consideración.

El valenciano Juan B. I. Cabanilles (1644-1712), es considerado como uno de los organistas


eminentes de la segunda mitad del siglo XVII, y su obra de compositor muestra la evolución en la
técnica del instrumento en la España de este siglo.
Fue organista de la catedral de Valencia por 47 años, escribió un gran número de obras para este
instrumento.

Tientos, pasacalles, tocatas, folias, pases, versos, gallardas, y otras danzas, formaban parte de su
repertorio como creador. A pesar de todo esto su arte organístico es menos desarrollado que los
maestros alemanes, pero que conserva un estilo que caracteriza por la manera de presentar los
materiales temáticos, sin desvirtuar su mensaje original con desarrollos complejos, sino
presentándolos con un nuevo colorido por el cambio de tonalidad y transportándolo a diversas
tesituras.

El siglo XVII en España


Al morir Felipe IV, le sucede su hijo Carlos II que contaba con 4 años de edad. Su reinado fue un
periodo inestable para España, el cual marca el final de la dinastía de los Habsburgos, que termina
con su muerte en 1700.

Con Felipe V (1683-1746), nieto de Luis XIV, comienza la en España la dinastía borbónica. En 1703
llega a España la primera compañía de ópera italiana. Pero en el año de 1737 fue el periodo de
mayor apogeo, cuando aparece en la escena española el cantante Europeo: el castrado Carlo Broschi
(1705-1782) conocido artísticamente como Farinelli.

Felipe V escucho a Farinelli, quien quedó maravillado a escucharlo, por lo cual le ofreció riquezas
incondicionales si se quedaba en España al servicio de su Alteza Real. Farinelli aceptó, convirtiéndose
en unos de los más poderosos representantes de la corte española. En el año de 1759, cuando
Carlos III sube al trono de España, Farinelli se retira a Bolonia, con fabulosos honorarios que recibió
en España.

En la segunda mitad del siglo, los músicos italianos ocuparan prácticamente los puestos más
representativos e influyentes en la música. Lo que ocasiono que los músicos españoles, al verse
ignorados en su propio país, alzaran su voz de protesta y sostuvieron luchas inalcanzables para tener
el derecho a vivir de su arte. La respuesta de los compositores españoles fue el negarse a escribir
óperas “italianizadas”. Pero los propios intérpretes les pidieron que aceptaran el estilo extranjero.
Así fue como los dramaturgos españoles aceptaron colaborar con los compositores italianos.

Algunos compositores decidieron viajar a Italia para aprender el arte operístico que se encontraba
en boga; muchos de ellos llegaron a tener fama fuera de España. Así fue el caso de Domingo
Terralledas (1713-1751), quien triunfo en Nápoles, Roma y Florencia, cuyas partituras se han
encontrado en bibliotecas de Viena, Londres y otros países europeos. En la primera mitad del siglo
XVIII, el barroco español acusa de la decadencia de la música nacional, que afecta directamente a
la música religiosa. Muy pocos compositores se dedicaron a escribir operas españolas para
contrarrestar la influencia italiana, pero no lograron tener el éxito esperado. Dos formas de la música
vocal-instrumental que mantuvieron la dignidad artística nacional, fueron el villancico y la canción
para voz y clave.

El villancico, con sus textos alusivos a la festividad católica navideña, y la canción para voz y clave,
que era tratado por los compositores nacionales con el estilo homófono barroco con sus ampliaciones
armónicas, y su alusión al bel canto italiano.

Figuras importantes del siglo XVIII en España


Domenico Scarlatti (1685-1757). Fue un italiano nacido en Nápoles, y como tal se supone que
inició sus estudios en Italia, pero dedico a España su periodo de madurez como creador y maestro,
y por la significación directa que tuvo al incorporar en sus obras la música españolas.

Era un gran ejecutante del órgano y del clavicémbalo, compositor y maestro, que vivió
cronológicamente en el periodo barroco. En Venecia Domenico conoció a Georg Friedrich Handel
(1685-1759) y comenzó entre los dos una amistad que duraría para siempre.

En 1709 Scarlatti entro al servicio de la ex reina de Polonia María Casimira (1641-1716), con motivo
de su encargo, Domenico compuso óperas para el teatro privado de la reina. Desde que Scarlatti
pasó a la corte de Portugal se dedicó a cumplir funciones de maestro de la princesa, por ese motivo
comenzó a escribir sus essercizi (ejercicios) para el desarrollo técnico de su alumna. Treinta obras
escritas bajo ese nombre se publicaron por primera vez en Londres en 1738. Los ocho años que
permaneció en Portugal los dedicó a formar una escuela de compositores y clavecinistas
portugueses. En sus experiencias con discípulos como José Antonio Carlos Seixas (1709-1742), el
más destacado de sus alumnos, que llego a ser conocido como “el Sacarlatti portugués”.

Antonio Soler (1729-1783). Surgió por la generación espontánea en un ambiente mediocre


musicalmente, y cristalizado por Scarlatti. Se ha sabido que su formación musical inicio desde niño.
A los 6 años cantaba en la Escolanía de Monserrat y se destacó como estudiante. En 1752 se ordenó
como sacerdote. En el monasterio de El Escorial como organista, maestro de coro y compositor;
mantuvo ese cargo como músico el resto de su vida.

Antonio Soler era quien escribía la música que acompañaba las representaciones didácticas, autos
sacramentales, música para dramas, comedias, entremeses, sainetes, loas, etc. Para órgano dejo
música escrita con fines religiosos, también seis conciertos para dos órganos, quintetos para dos
violines, viola, violoncello y clave obligado, sonatas para clavicémbalo. Soler, como Scarlatti, son
músicos vigentes en el repertorio pianístico actual. En el ambiente artístico español es indispensable
el lenguaje expresivo de estos compositores, por sus ritmos, giros melodías y sonoridad resultante.

Hoy España, gracias a labor preocupado de investigadores que se dieron a la tarea de investigar y
cientos de manuscritos y partituras impresas halladas en archivos españoles y extranjeros, a pesar
de la cantidad innumerable de documentos perdidos a causa de desastre naturales, ha sido
rectificado la apreciación que se tenía sobre la música que se producida en la península durante este
periodo.

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