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El ajedrez es uno de los juegos más fascinantes de la historia.

Desconozco la
totalidad de sus orígenes, pero su legado es extremadamente benéfico para la
humanidad. Los beneficios que trae este juego en la personalidad de quienes lo
jugamos son impresionantes. Ayuda a controlar el temperamento, mejora la
memoria, acondiciona el pensamiento para resolver problemas, ayuda a visualizar
múltiples soluciones en distintas situaciones de problema, mejora el sentido del
humor, crea hábitos de estudio que pueden trasladarse a otras asignaturas,
configura un carácter tenaz, fuerte, maduro capaz de afrontar cualquier situación de
vida, además de eso podemos tener la mayoría de estos beneficios:
En una partida perdida no todo está perdido si aprendemos de los errores cometidos
y no los volvemos a cometer. Las partidas se anotan para poder estudiar los errores
y corregirlos en partidas futuras. (Igual que en la vida se estudia para aprender). “Si
tocas una pieza debes jugarla obligatoriamente” Esta regla del ajedrez enseña que
sólo se debe jugar una pieza si ya hemos pensado que jugarla es lo mejor. Es como
en la vida, las decisiones, planes y pensamientos deben preceder a la acción.
Cuando en la vida se actúa de otra forma, es decir, de manera impulsiva, por lo
general nos arrepentimos. Los peones son los elementos más humildes y débiles,
pero cuando se coronan pueden convertirse en la dama, el elemento más poderoso
del tablero. En la vida es igual, las personas humildes pueden obtener en la vida los
mayores méritos y volverse las más poderosas, si estudian y se perfeccionan como
los peones que avanzan a la octava horizontal para coronarse. El caballo es la pieza
mágica del ajedrez. En las posiciones más complicadas, el salto de un caballo,
puede destrozar la posición enemiga y darnos la victoria. En la vida es igual, si no
utilizamos el pensamiento creativo (la astucia), no logramos resolver los problemas
más complicados de nuestras vidas y salir exitosos. El Rey es el elemento más
importante del tablero, pero es tan débil, indefenso e inútil que sin la ayuda de las
demás piezas y especialmente de la Dama, no puede ganar la partida. Los
problemas son para un ajedrecista, oportunidades de crecimiento. Los ajedrecistas
resolvemos tantos problemas, que aprendemos a lidiar con los problemas de la vida
y somos capaces de ayudar a otras personas a resolver sus problemas. El
ajedrecista no es antisocial, su ética es tan elevada que en realidad es una persona
que escoge y dosifica sus encuentros sociales. Su aislamiento social no es arbitrario,
comparando lo con un matemático al igual que este, responde a la necesidad de
entrenarse y ocuparse sólo en cosas relevantes y que le llenen.
La dama es la pieza más potente del tablero. La dama representa en nuestras vidas
a nuestro cerebro y a nuestro pensamiento. Tiene tanto poder, que cuando se pierde
la dama en una partida, por lo general se pierde la partida. Por eso son sumamente
bellos los problemas de ajedrez donde se sacrifica la dama para poder ganar la
partida. De ahí varias expresiones populares que dicen cosas como: “Cuando la de
abajo se para la de arriba no piensa” que se refiere a dejarse llevar por lo lívido en
lugar de por el pensamiento, o ésta: “Tiene los gustos por las patas” que se refiere
a las personas que no analizan sus gustos y siempre escogen lo peor, o esta: “La
cabeza del país está cada vez más corrupta” que se refiere a los excesos en los que
incurren los políticos por poner sus intereses, antes que sus pensamientos en el
bien común. (Profesor de ciencias Ricardo Herrera García).

Rafael Enrique Beltran Baena.

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