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PROLOGO.

Un libro de estética, con principio y fin, es una especie de contradicción.

El abate Terrasson dice, en verdad, que si se mide la magnitud de un libro no por


el número de páginas, sino por el tiempo que se necesita para comprenderlo,

PROLOGO

El espíritu de un libro debe mostrarse desde su prólogo. Este prólogo divide al


libro en dos partes: lo que se presenta, más todo lo que no se ha escrito, siendo
precisamente esta última parte la verdaderamente importante.

En donde sea que la lectura parezca cobrar predominio, la otra parte, al acecho en
segundo plano, poco a poco se va afirmando desde los distintos intersticios que
entrelazan la serie de proposiciones que conforman el texto. Es por consiguiente un
manual. Cada una de las proposiciones están encabezadas por los números enteros 1,
2, 3, 4, 5, 6 y 7. Estos números indican áreas de especialización. A continuación
una nueva numeración da cuenta puntual de las proposiciones de la serie. De todas
las proposiciones. Por último, un tercer tipo de numeración indica el nivel de
argumentación, inversamente proporcional al peso de la proposición correspondiente
dentro del sistema proposicional. Estos decimales de crescendos contrastan con el
del resto de las proposiciones in crescendos de la serie. El socavamiento mutuo de
lo que el discurso proposicional intenta conseguir, imbuye al texto de un sentido
cuya ambivalencia que no se resuelve al exponerse, sino que está destinado a hacer
que los intersticios aclaren, sin sombra de duda, la esperanza en la supervivencia
del propósito experimental del libro. Este es el sentido de la última proposición
(7), la única que no presenta subdivisiones y la única demostrable, dotar de
verosimilitud a nuestra especulación estética.

"Don Quijote es el creador de Cervantes".


"√2 es un número racional".
"x es y".

Cada una de estas oraciones tiene forma, y además la misma forma. La primera y la
segunda tienen tanto forma como contenido, en cambio la tercera solo tiene forma.
Primera y segunda son proposiciones, es decir, pueden ser tachadas de falsas o
verdaderas. En este caso la primera es verdadera y la segunda es falsa.
Estrictamente hablando, la tercera no es una proposición. Al no hablar de nada
concreto, no es ni falsa ni verdadera, pero tiene forma de proposición. A este tipo
de oraciones -o formas- se les ha dado el nombre de funciones proposicionales, pues
si en la forma "x es y" sustituimos las variables "x" e "y" por términos de
significado concreto, podemos obtener proposiciones. Es evidente que algunas
sustituciones de "x" e "y" convierten a la función proposicional en algo que no
tiene mucho sentido, dichos significados no se considerarán inadmisibles: Un
teorema es una proposición cuya verdad se demuestra. Un conjunto de teoremas es
probado al derivarse de unas pocas proposiciones, tan evidentes, que no requieren
demostración alguna para reconocer su existencia. Este tipo de proposiciones son
conocen como axiomas. Un sistema axiomático sería entonces un cuerpo teórico sobre
el cual descansan proposiciones que se utilizan, mediante deducciones, para
demostrar teoremas: Euclides axiomatizó la geometría con su "Los elementos".
Mendeléyev la química con su Tabla periódica de los elementos. Este es un ensayo en
torno a la posible axiomatización de la estética y al problema de la autonomía de
su campo y ámbito, definido por el uso –y comparación- desde disciplinas que han
tenido al arte como funciones para sus propias crisis epistemológicas.

Nada de lo que se va a decir será forzosamente tal como nosotros creemos, sino que
hemos tratado en todo momento a la significación de los materiales y a la
materialidad de los significados, para el modo de tales disciplinas, que tiene a lo
artístico como objeto de estudio, según los cuales, resulta siempre evidente el
momento actual, contemporaneidad gracias a la cual podemos afirmar sin rubor, que
el fin más elevado para una obra de arte es no ser descubierta por una
investigación empírica.

Allariz. Dic 2019

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