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Taller Oracion Folleto Completo
Taller Oracion Folleto Completo
LA ORACIÓN
DENTRO
DEL MARCO
DE
LA FE
1. LA FE
Para llegar a comprender lo que es la oración hay un camino: partir de
la comprensión de la fe. Solamente puede uno llegar a comprender y
descubrir la oración, habiendo descubierto lo que es la fe.
Normalmente todos sabemos que entre fe y oración hay una conexión;
pero la conexión es mucho más profunda de lo que puede parecer.
Dios no nos habla, en ese diálogo de la fe, de las cosas que nosotros y
nosotras podemos conocer por otros caminos. Dios nos habla de sí
mismo, de lo que lleva dentro de su corazón, de lo que es la
ilusión de su vida, de lo que son sus proyectos y de lo que son
sus sueños. En muchas ocasiones nosotros y nosotras nos olvidamos
de que Dios es una persona, que tiene algo dentro, lo mismo que
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tenemos cada uno de nosotros y cada una de nosotras; que puede
manifestarlo libremente a quien quiera y cuando quiera. Lo
maravilloso de Dios en
el diálogo de la fe es
¡¡Yo también te
que Dios, de pronto,
amo, Dios!!
como que se desnuda
a sí mismo delante de
la persona, abre su
interior y comienza a
decirle lo que lleva
dentro, en su propio
interior, en su
corazón. Este es el
sentido profundo de
los misterios.
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quiero", y entonces no puede haber más que una respuesta
auténtica: "Señor, yo también te quiero a Ti". La fe es el diálogo
entre dos enamorados. Un diálogo entre Dios que se ha enamorado
de la persona humana, y una palabra que responde a ese cariño de
Dios, que es la palabra de la persona humana que se ha enamorado de
Dios. Por tanto, un o una creyente no es más que una persona
que se ha enamorado de Dios, porque se encontró con un Dios
que, previamente, se había enamorado de ella.
2. LA ORACIÓN
La fe, decimos, es un diálogo existencial entre Dios y la persona,
es ese diálogo de existencia a existencia.
Conforme la fe se hace
más fuerte, mayor es la
exigencia de oración. No
es que se haga más tiempo
de oración, que es muy
distinto, sino que es mayor
la exigencia de oración; y
puede ser que una persona haga poca oración con mucha exigencia de
oración. Conforme la fe es más profunda, la exigencia que tiene uno
por dentro es de encontrarse con El y cuando la fe es débil,
entonces desaparece totalmente la exigencia.
3. SIGNOS DE LA ORACIÓN
Hemos tratado de la importancia de la oración.
Pero, ¿cuáles son las señales de la verdadera
oración? Porque podemos llegar a oraciones
falsas, a entretenimientos piadosos, sin llegar a
una verdadera oración y hay que descubrir cuáles
son las señales de ella.
PRIMERO:
La verdadera oración coloca a la persona continuamente en una
postura de búsqueda de la voluntad de Dios y de la fidelidad a
esa voluntad del Señor. La auténtica oración supone que todos los
días busco lo que Dios quiere, por qué lo
quiere y al mismo tiempo intento
cumplirlo, y eso se queda como la tónica de
toda la vida. Lo típico de una persona
enamorada es saber lo que el otro quiere,
qué es lo que le gusta; es acoplarse a los
gustos del otro y a los deseos y orientaciones
de la otra persona.
SEGUNDO:
La verdadera oración hace que la persona cada día
se sienta más comprometida con la Iglesia. Por
un motivo muy sencillo: la Iglesia es la reunión de
los hombres y las mujeres que creen en Cristo, es
donde Dios se encuentra también presente y ha
puesto su tabernáculo; es el grupo de los hombres y
las mujeres que, enamorados de Dios y
entusiasmados con Dios, quieren transmitir este
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mensaje de cara a un mundo y, lógicamente, cada uno debe sintonizar
con aquellos que tienen los mismos sentimientos. La oración
verdadera nos lleva a la comunidad, porque "en esto se conocerá
que son mis discípulos: si se quieren los unos a los otros". La oración
no es una evasión; es una dinámica para comprometernos, y
entonces vivimos y sentimos y nos comprometemos más con la
Iglesia.
TERCERO:
La oración hace que la persona cada día se
sienta comprometida con el mundo y con
la totalidad de los hombres y de las
mujeres. Termina haciendo de cada cristiano
y cristiana unos verdaderos samaritanos,
que saben exponer incluso su vida, su
tiempo, su dinero, lo que haga falta para
poder ayudar de verdad a la persona que se
encuentra en medio del camino. Aquella
oración que termina reduciéndonos a una
sacristía y a poner unas velas a unos santos,
pero sin llegar a un compromiso real con EL HOMBRE Y LA MUJER QUE
SUFREN, es una falsa oración. Es una oración de entretenimiento...
PARA REFLEXIONAR
1. ¿Qué cosas me llamaron más la
atención de la lectura? ¿Por qué?
INTIMIDAD
Jesús en su vida dio ejemplo de
hambre orante: a solas, en
lugares apartados, en una gran
intimidad con su Padre (Marcos 1,35). Así enseña a hacerlo: entrando
en el aposento y cerrando la puerta (Mateo 6,6).
IDENTIDAD DE GRUPO
Sus discípulos, una vez formados como grupo,
experimentaron la necesidad de pedirle que les
enseñara a orar (Lucas 11, 24), como otros
maestros lo hacían, constituyendo así la
identidad del grupo. Es allí donde Jesús —con
sus propias palabras— ha dejado su oración por
excelencia, el Padrenuestro, como una respuesta a la petición de los
amigos y seguidores: “Ustedes pues, oren así” (Mateo 6,9).
PADRE NUESTRO
Ahora bien, la oración que Jesús nos enseña
es una oración fundamentalmente de
petición. El Padrenuestro está estructurado
en torno a “peticiones”. Eso sí, a peticiones
de cosas fundamentales; no tiene nada
que ver con peticiones de cosas banales
(Mateo 6,7). Las peticiones que él enseña a
pedir tienen que ver y giran en torno al Reino de Dios. Es ese proyecto
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de Dios, que implica fraternidad, igualdad, respeto a la vida, a la
tierra, solidaridad, justicia, misericordia y paz alegre como remate, lo
que establece el horizonte de los peticiones del Padrenuestro en la
actualidad. No comprender esto significa caer en la tentación del niño,
que no ha internalizado el principio de realidad: de querer pedir y
obtener todo lo que se le antoje, de forma mágica y sin esfuerzo de
parte suya.
VERDADERA ALABANZA
La oración cristiana, por tanto, es una
oración de petición que se orienta a la
praxis del Reino. Está centrada en el
Reino y es pragmática —nos lanza a
hacer cosas— siempre en el horizonte
de la colectividad. Es esta oración la
que se convierte en verdadera
alabanza. Lo que más agrada a Dios es su proyecto: la realización de
esto es lo que lo alaba a cabalidad, más que aplausos y expresiones
vacías de gracias, o peticiones que obvian la realidad y la
responsabilidad personal en la construcción del Reino.
FIDELIDAD A RUAH
Muchas veces no se sabe qué es lo que se tiene
que pedir. Ahí es donde más acude Ruah para
ayudar a saber qué pedir, como dice San Pablo
(Romanos 8,26-27). Es precisamente la petición
y la concatenación de peticiones lo que hace ir
siendo fieles a la Espíritu. Dónde dejó el Señor
en la oración, el fruto que dio en la oración
anterior, es lo que indica lo que se debe seguir
pidiendo. Aquí es donde se establece,
propiamente, el ser fiel a seguir a Ruah.
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PARA REFLEXIONAR
¿Cuáles son mis peticiones? ¿Supero al Dios de la
infancia, al que pido “tonterías”? ¿Detrás de mis
peticiones está lo del Reino o es algo “muy personal”?
DESIERTO Y SILENCIO
Es importante caer en la cuenta de que el tipo de oración por
excelencia de Jesús se hace en la intimidad, en la soledad (aposento,
monte, noche, desierto) y en el silencio
—sin desconocer que a veces también
oraba con sus discípulos—. Esto significa
que el ambiente prolongado de
desierto y de silencio es c ondición
para que se dé la oración. Sin
embargo, esto no lleva a caer en el
individualismo, porque el centro de la
oración es el Reino y las peticiones son
en colectivo, partiendo del
reconocimiento de un Padre-Madre
común.
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sólo a una acción con Su persona como si sólo esto fuera necesario o
importante: el hermano y la hermana son importantes,
independientemente de si se ha visto o no el rostro de Jesús,
como se deduce de la escena del Juicio de las naciones (Mateo
25,31ss).
PARA REFLEXIONAR
¿Cuál es mi propia dedicación a la oración?
¿Cuánto tiempo le doy? ¿En qué clima?
¿Cómo integro dinámicamente Eucaristía,
oración personal, liturgia y trabajo?
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Es decir, la presencia del Señor va a utilizar lo que es cada uno o
cada una —en sus cosas buenas y en sus cosas no tan buenas— para
comunicar una sola cosa: el dinamismo de sus deseos que
pueden entrar en diálogo libre con los deseos hondos propios.
Estos deseos de Dios tienen que ver con lo que hemos denominado
“los cuatro pedestales de la MESA DEL BANQUETE DEL REINO”. Poder
captar esto y atinar a diferenciarlo es lo que llamamos
discernimiento. Es precisamente darse cuenta de que se está
moviendo en sus cuatro pedestales, lo que nos asegura que lo que se
vive internamente excede la propia creación. Juntamente con el
verificar que los movimientos e invitaciones que se provocan superan
nuestra capacidad de respuesta o la contradice, muchas veces. La
oración del Espíritu es realmente imprevisible, y debemos estar
dispuestos a todo, sobre todo para aquello que no esperamos. Esto
nos enseña a no pret ender dirigir nuestra oración sino a dejarnos
guiar por Dios y por su Espíritu como Él quiere y cuando quiere. Es
decir, la oración es embajada de Dios en nosotros y nosotras.
PARA REFLEXIONAR
¿He tenido alguna vez la experiencia de sentir en la
oración que Dios me lleva por caminos en que
nunca hubiera pensado? ¿Cuánto me ha constado
darme cuenta que en mi vida de oración Dios es quien manda? ¿Busco
momentos claves que me ayudan a percatarme de ello?
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PRIMER DERROTERO:
A LAS OBRAS
DE JUSTICIA SOLIDARIA
(MATEO 25,31SS)
SEGUNDO DERROTERO:
A LA ALEGRE MISERICORDIA
(LUCAS 6,36)
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apuesta infinita de Dios con la humanidad. El texto clave para
entender el mandato de Jesús en Lucas 6,36 es precisamente la
parábola del Hijo Pródigo, o mejor dicho, la parábola del Padre
misericordioso (Lucas 15,11-32)
TERCER DERROTERO:
A LA INCOMPRENSIÓN
Y LA PERSECUCIÓN
(MARCOS 8,34)
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se habla de “la cruz” que tenemos que portar con nuestras
enfermedades o con las personas con las que convivimos. Eso puede
ser molesto —porque entraña asumir las sombras de la condición
humana— pero no es la cruz. Cruz es lo que nos ganamos por ser
fieles a la predicación y construcción del Reino, pero que lleva a
la Vida.
CUARTO DERROTERO:
AL AMOR A SÍ MISMO
(MATEO 19,19)
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semejanza de Dios, somos criaturas. ¡Cristo habita por la fe en
nuestros corazones! No podemos odiarnos. La consecuencia es que
si algo viene de Dios y nos lleva a su Reino, tendrá que
convertirnos también en solidarios con nuestras debilidades,
nuestras hambres, nuestras inseguridades, nuestras prisiones
que nos sofocan. Más aún, la misericordia del Padre la tenemos
que ejercitar con nosotros mismos: apostando por nosotros,
teniendo esperanza en nuestra posibilidad de cambio, estando a gusto
con nosotros mismos, pudiendo dar testimonio de las obras que Dios
hace en nosotros, como María: “¡salta de gozo mi corazón en Dios que
me salva… En adelante me van a llamar dichosa!”.
Para reflexionar
Lee cuidadosamente los textos que te presentamos
en este folleto y, en cada texto, subraya lo que más
te ha llamado la atención. Luego responde las
siguientes preguntas:
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ABRAHAM
Yahvé dijo a Abram: «Deja tu país, a
los de tu raza y a la familia de tu padre,
y anda a la tierra que yo te mostraré.
Haré de ti una gran nación y te
bendeciré; voy a engrandecer tu
nombre, y tú serás una bendición.
Bendeciré a quienes te bendigan y
maldeciré a quienes te maldigan. En ti
serán bendecidas todas las razas de la
tierra.»
MOISÉS
Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su
suegro, sacerdote de Madián. Una vez
llevó las ovejas muy lejos en el desierto
y llegó al cerro de Horeb, esto es, el
Cerro de Dios. Entonces fue cuando el
Ángel de Yahvé se presentó a él, como
una llama ardiente en medio de una
zarza. Moisés estuvo observando: la
zarza ardía, pero no se consumía. Y se dijo: «Voy a dar una vuelta
para mirar esta cosa tan extraordinaria: ¿por qué la zarza no se
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consume?»
MARÍA DE
NAZARET
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado
por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una joven virgen que estaba
comprometida en matrimonio con un
hombre llamado José, de la familia de
David. La virgen se llamaba María.
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pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado
Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado
David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no
terminará jamás.»
Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una
ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y
saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre.
Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú
eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he
merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu
saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa
tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»
(Lucas 1, 26-46)
JESÚS
Un día fue bautizado también Jesús entre el
pueblo que venía a recibir el bautismo. Y
mientras estaba en oración, se abrieron los
cielos: el Espíritu Santo bajó sobre él y se
manifestó exteriormente en forma de paloma, y
del cielo vino una voz: «Tú eres mi Hijo, hoy te
he dado a la vida.» (Lucas 3, 21-22)
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manda a esta piedra que se convierta en pan.» .Jesús le contestó:
«Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan.»
Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después
de resucitar de entre los muertos.
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Insistió Jesús por tercera vez: «Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me
quieres?» Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por
tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo, tú
sabes que te quiero.» Entonces Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.»
Pedro miró atrás y vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el
que en la cena se había inclinado sobre su pecho y le había
preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?» Al verlo,
Pedro preguntó a Jesús: «¿Y qué va a ser de éste?» Jesús le contestó:
«Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa?
Tú sígueme.» (Juan 21 4-22).
PABLO
Saulo no desistía de su rabia, proyectando
violencias y muerte contra los discípulos del
Señor. Se presentó al sumo sacerdote y le
pidió poderes escritos para las sinagogas
de Damasco, pues quería detener a
cuantos seguidores del Camino encontrara,
hombres y mujeres, y llevarlos presos a
Jerusalén.
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rezando, pues acaba de tener una visión en que un
varón llamado Ananías entraba y le imponía las
manos para que recobrara la vista.»
Saulo se mostraba cada vez más fuerte cuando demostraba que Jesús
era el Mesías, y refutaba todas las objeciones de los judíos de
Damasco.
SAN
FRANCISCO
DE ASÍS
Creer en ti no significa
saberse el credo,
sino pasar haciendo el bien.
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Ser cristiano significa
hacerlo todo nuevo.
SAN IGNACIO
DE LOYOLA
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me lo disteis,
a vos, Señor, lo torno.
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Todo es vuestro.
Disponed a toda vuestra voluntad.
Dadme vuestro amor y gracia,
que esto me basta.
CHARLES
DE FAUCOULD
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Te confío mi vida.
Te la doy.
Condúceme.
Envíame aquel Espíritu que movía a Jesús.
Me pongo en tus manos, enteramente, sin reservas,
con una confianza absoluta porque tú eres...
MI PADRE.
EJERCICIO
TRABAJO PERSONAL:
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con el personaje?
4. ¿Qué dice el texto de mí? ¿Qué dice de mi relación de amor con
Dios? ¿A qué me invita?
5. ¿Qué cosas tienen en común todos los textos presentados?
Enuméralas.
TRABAJO EN GRUPO:
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DISCERNIR…
Queremos presentarte en esta ocasión lo que es el
discernimiento.
En la vida hay que discernir muchas veces, sobre todo cuando no está claro lo
que se tiene que hacer. Es indudable que ante un semáforo en rojo, en horas
punta, no se atraviesa una calle. Pero no todo en la vida es tan evidente. Ahí es
donde, a nivel humano, se tiene que discernir. Se analiza qué es lo que tengo
que hacer según mi conciencia; hay momentos en que no hay más brújula que
la propia conciencia.
Pero su voz, también en este caso, es para llevar a cabo esas insinuaciones
suyas que tienen mucho que ver con mis deseos. Ahí se hace posible la danza
de deseos.
Vas a descubrir cómo “la herida” te lleva a una falsa imagen de Dios; “el
manantial”, en cambio, te abre al Dios de Jesús.
EL DISCERNIMIENTO:
LA OSADÍA DE “DEJARSE
LEVAR”
Como se irá mostrando a lo largo de este proceso de
formación espiritual, discernir es simplemente "DEJARSE
LLEVAR" por el Señor. Sin embargo este "dejarse llevar",
si se analiza bien, ES UNA OSADÍA.
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En este sentido se reproduce la experiencia de aquel primer Ignacio de Loyola,
rudo aún en los meses que siguieron a su conversión, quien era llevado por donde
no sabía... "Ignacio seguía el Espíritu, no se le adelantaba. Y de ese modo era
conducido con suavidad a donde no sabía".
Discernir es estar
No se trata de escoger con la mirada
entre el bien y el mal, sino puesta en Cristo
Jesús que muere y
optar siempre por el resucita y que me
medio más eficaz. llama a colaborar
con su tarea, pero
dentro de su propia lógica: la muerte que trae la vida.
Por eso, discernir es acercarme siempre a la tercera
manera de humildad (en su momento hablaremos de
ella), sin poder alcanzarla tal vez nunca, pero impulsado
ya por la fuerza por donde el Señor ya me está llevando.
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El discernimiento es claramente un proceso personal, pero que no tiene validez si
no es contrastado por alguien con "autoridad eclesiástica".
Reflexiono y me reviso
para sacar
mayor provecho:
¿ME LLAMA LA ATENCIÓN ESTE TEMA?
¿SI ME PREGUNTARAN SABRÍA SEÑALAR MIS DESEOS MÁS
HONDOS, LOS CONOZCO, LOS VALORO?
¿HE SENTIDO ALGUNA VEZ QUE NO SÉ QUÉ DECISIÓN
TOMAR, QUÉ ES LO QUE DEBO HACER?
¿HE EXPERIMENTADO A VECES INTERÉS EN SABER QUÉ
SERÁ LO QUE DIOS QUIERE DE MÍ?
¿SE ME ANTOJA CONOCER CÓMO PODER VALORAR SI ALGO
VIENE DE DIOS O YO DIGO QUE ES DE DIOS Y SÓLO SON
INVENTOS MÍOS O DE LA GENTE?
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LOS ACTORES
DEL DISCERNIMIENTO
BUEN ESPÍRITU – MAL ESPÍRITU – YO
"Dejarse llevar" decíamos que era
una osadía. Para dejarse llevar es
preciso reconocer el Espíritu.
"Dejarse llevar" no ocurre en una
atmósfera de tranquilidad y quietud.
Más bien, en un clima de conflicto y
movimientos contradictorios en la
intimidad personal. Hay diversos
impulsos, opuestos a menudo. El
Señor y "el espíritu de este mundo"
batallan por nuestra libertad...
Cada uno tiene su intencionalidad, es decir, barre para su casa. Cada uno me
invita, prometiéndome vida y felicidad. Estos personajes se manifiestan en
impulsos. Yo respondo, reacciono.
Esto quiere decir que en mi vida no estoy solo yo con mis compulsiones,
mecanismos de defensa, modos de comportarme..., sino que también soy
tentado. Hay algo o alguien que intencionalmente me trabaja. Mi libertad,
abierta a la fe, lucha entre la libertad de Dios que me libera y la aparente
libertad del mal que me esclaviza. Me siento atraído por los dos polos.
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Jesús experimentó la tentación:
del facilitar las cosas, del poder,
del aparentar. Ahí está también
presente en mi vida, es algo
que me viene de afuera. Tengo
que ir aprendiendo a distinguir
qué es producto de mi falta de
madurez personal y qué es mal
espíritu. El mal espíritu se va a
aprovechar de mi inmadurez
personal. La moción me va a llevar a Dios y su Reino. La treta va a tratar por
todos los medios de impedir esa experiencia.
El agente bueno
El agente del mal (con su “caballo de Troya”)
Mi yo con sus compulsiones, heridas, mecanismos de defensa, pero,
en medio de todo, con su libertad. Mi pocito: dos o tres gotitas, en
medio de una barca toda herida, agujereada, con grandes mamparas
para disimular, con grandes montajes para defender las dos o tres
cositas que tiene.
LA CONSOLACIÓN Y LA DESOLACIÓN:
Todas estas invitaciones vienen vehiculadas,
empaquetadas, tienen el ropaje de la consolación y
desolación. Dios y el mal espíritu siempre obran de
contrario modo. De ordinario la moción se me da en
consolación. De ordinario la treta se me da en
desolación. De ordinario Dios nos va a hablar
acariciándonos, el MAL ESPÍRITU nos va a hablar
molestándonos.
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Ahora bien, la consolación SE PUEDE DAR A DOS NIVELES:
Decíamos antes que existen OTROS ROPAJES O ENVOLTURAS CON QUE SE NOS DA LA
MOCIÓN Y LA TRETA.
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Y el TIEMPO DE SEQUEDAD: umbral, paso previo, a la
desolación; tiempo de desgaste, de desproporción entre lo que
Dios le pide y lo que uno puede.
CRITERIOS DE DISCERNIMIENTO:
LA MESA DEL BANQUETE DEL REINO.
Como ya lo hemos dicho, la
regla básica del discernimiento
se puede desdoblar en dos
proposiciones básicas:
Aquí se hace énfasis en decir que es “una mesa de banquete”. Una mesa que
tiene cuatro pedestales donde se sostiene. Una mesa que es una estructura.
Esto quiere decir que estos “pedestales” son los quicios fundamentales para
que surja ese Reino, y que no pueden darse de una manera desintegrada sino
como un todo coherente y estructurado.
Toda moción de Dios tiene que llevarnos a esta realidad manifestada en este
texto de Mateo o por lo menos a no negar este tipo de compromiso y misión.
Con todo, tener como criterio únicamente este horcón de las obras de justicia
solidaria no es signo inequívoco de que esto sea de Dios. Pueden realizarse
estas obras, por otro tipo de motivos: por compulsividad, por compensaciones,
por deseo de ganar cariño, por cualquier mecanismo de defensa. Por eso es
importante que este criterio vaya armónicamente enlazado con los otros
pedestales de la mesa.
Sentirse cristianamente movido a algo por el Espíritu de Jesús, es, por tanto,
según Jesús:
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es no guardar resentimiento por los destrozos de los bienes
otorgados, sino todo lo contrario, estar siempre esperando el regreso
en lontananza;
es no dejar que se expresen las culpas y los pecados; es tapar la
boca para recibir con cariño de madre y padre juntos, con un cariño
ciego;
es un abrazo largo y profundo; es experimentar perderse en la
seguridad de Dios acogedor.
La misericordia, con todo, no es algo áspero y serio: está revestida toda ella de
fiesta y de felicidad. Todo lo que proviene de Dios debe estar impregnado de
esa misericordia alegre. Si una moción es suya me debe llevar a la alegre
misericordia para con los demás. La misericordia, como derrotero, nos lleva
a la capacidad de entrar en el proceso del perdón. Es la misericordia la que nos
lleva a comportamientos como la del Buen Samaritano (Lucas 10, 30-35), quien
más allá de planteos ideológicos, religiosos, étnicos, ayuda al necesitado.
Pero fijarse sólo en el derrotero hacia la misericordia podría no ser difícil para
algunas personas con la compulsividad del servicio, de la entrega interesada de
su cariño a los demás. Estas personas -como veremos en el cuarto pedestal- no
se tienen a sí mismas misericordia.
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CUARTO DERROTERO: AL AMOR DE SÍ MISMOS (Mateo 19, 19)
Una de las cosas más difíciles en los procesos psicológicos es poderse dar el
perdón a uno mismo. Es de los caminos más costosos porque allí las heridas y
los traumas saltan a la luz; porque allí la culpabilidad innata se pone de
manifiesto. Encima, tanto que nos han hablado de “negarnos a nosotros
mismos”... El proceso de auto-reconciliación debe trabajarse a nivel psicológico,
pero también a nivel espiritual. Hay una frase de Juan (1 Juan 3, 20): “Si les
condena la conciencia, Dios es más grande que su propia conciencia”. Y cuando
Jesús nos habla de, “negarnos”, nos está invitando a negar todo lo que
llevamos de “hombre viejo”: negar nuestras compulsiones, nuestras reacciones
desproporcionadas, nuestra culpabilidad imparable. Hay que desterrar todo lo
que nos produce muerte en nosotros mismos y produce muerte en los demás.
Dios quiere la vida: “No niegues la obra de tus manos”.
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LA ORACION
La oración consiste en ponerme en presencia de Dios con las manos y
el corazón abiertos. Hay muchas cosas en mi vida a las que yo me
aferro y tengo como agarradas con el puño: mis propiedades, por
supuesto, pero también mis cosas inmateriales, mi trabajo, mi
situación, mis amigos, mis ideas, mis principios, mi imagen. Si
abriera el puño se quedarían allí de todas maneras; no se caería
nada a pesar de tener las manos abiertas. Pues bien eso es la
oración.
Y yo responderé:
- ¡CLARO!
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I. LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA
« LECTIO DIVINA »
1. CONSIDERACIONES GENERALES.
Por la LECTIO DIVINA procuramos alcanzar lo que dice la
Biblia: La palabra está muy cerca de ti: en tu boa y en
tu corazón, para que la pongas en práctica
(Deuteronomio 30,14). En la boca, por la LECTURA; en el
corazón, por la meditación y por la oración; en la práctica,
por la contemplación.
1. La unidad de la Escritura.
La Biblia es una gran unidad, donde cada libro, cada frase, tiene su lugar
y su función para revelarnos el proyecto de Dios. Sus diferentes partes
son como los ladrillos de una gran pared: juntos forman el diseño del
proyecto de Dios.
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“hoy”. El lector, estando en grupo o en comunidad, encontrará amplia
comprensión e interpretación de la Palabra de Dios.
Contemplando la Palabra
leída a partir de nuestra vida,
el Espíritu Santo nos empuja
hacia el “compromiso” y
entrega mayor como
servidores de un Reino Nuevo
en Jesucristo.
a. Leer y releer, de nuevo cada vez, hasta conocer bien lo que está
escrito;
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palabras, tanto las nuestras como las de la Biblia, se dirigen en primer
lugar a la razón, que puede captar las ideas.
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máximo de atención, respeto, amistad, entrega, silencio y escucha. Los dos,
tanto el pueblo como la Biblia, no se defienden cuando son agredidos o
manipulados, pero los dos terminan venciendo al agresor por el cansancio.
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el texto y para llevarlo al interior del horizonte de nuestra vida y realidad, tanto
personal como social. El texto, que no fue escrito para nosotros, debe también
hablar para nosotros. Dentro de la dinámica de la LECTIO DIVINA, la MEDITACIÓN
ocupa un lugar central.
En la Biblia, quien nos dirige la palabra es Dios y él lo hace con mucho amor.
Una palabra de amor despierta fuerza, libera energías, recrea la persona.
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Meditando la Palabra de Dios, el corazón humano se dilata hasta adquirir la
dimensión del propio Dios que pronuncia la Palabra. Aquí aparece la dimensión
mística de la LECTIO DIVINA.
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rebeldía o de imprecación, como fue la respuesta de Job, de Jeremías o de
tantos salmos.
San Agustín decía que, a través de la LECTURA de la Biblia, Dios nos devuelve la
mirada de la CONTEMPLACIÓN y nos ayuda a descifrar el mundo y a
transformarlo, para que sea, nuevamente, una revelación de Dios, una
teofanía. La CONTEMPLACIÓN, entendida así, es lo contrario de la actitud de quien
se retira del mundo para poder contemplar a Dios.
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La CONTEMPLACIÓN, como resultado de la LECTIO DIVINA, es la actitud de quien
escudriña en el interior de los hechos, para descubrir y saborear en ellos la
presencia activa y creativa de la Palabra de Dios y, además, para
comprometerse con el proceso de transformación que esta Palabra está
provocando dentro de la Historial.
La LECTIO DIVINA coloca colirio, abre los ojos a los ciegos y hace distinguir. Quita
el velo y ayuda a descubrir y a desarrollar el proyecto de Dios en la historia que
hoy vivimos; a percibir cómo Cristo, centro de todo, nos hace pasar de nuestro
antiguo testamento a un nuevo testamento. Hace descubrir el sentido de las
cosas, nos hace comprometer con el Reino.
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II. LA CONTEMPLACIÓN IGNACIANA
El segundo método que queremos proponerte es
el de la CONTEMPLACIÓN IGNACIANA. Este método
posibilita una mayor implicación del cuerpo
porque es una invitación a pedir ser incluidos en
la escena. Toda experiencia de oración es
gratuita, pero en la contemplación se
experimenta muchísimo más la dimensión de
don que tiene la oración, pues no es uno mismo
quien hace contemplación, sino que recibe como
regalo, como gracia esta posibilidad.
2°. PONERSE EN LA PRESENCIA CON DIOS: Emplear todos los canales donde se
reconoce que Él se mueve para cada uno: visual, auditivo, sensible.
Tratar de involucrar los tres canales.
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I. NUESTRO PAN DE CADA DÍA…
1. APRENDIENDO DEL EPISODIO DE UN TAL JESÚS.
En varias ocasiones el evangelio se refiere a la
costumbre de Jesús de rezar en el silencio de la noche
(Lucas 5,16). Jesús cumpliría, con toda probabilidad,
con las oraciones tradicionales en su pueblo: Al
amanecer, al atardecer, antes de las comidas, en la
sinagoga los sábados, etc. Pero no se limitaba a “lo
mandado”. Hablaba con Dios de forma personal, al
margen de las leyes litúrgicas, cuando sentía esa
necesidad, cuando tenía un problema, cuando debía de tomar una decisión. No
rezó por obligación sino porque vivía una relación con Dios que le impulsaba a
hablar con él como se habla con un padre.
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Reino que viene, hacia la justicia de Dios en el día final del ajuste de cuentas,
hacia el pan definitivo que saciará todas las hambres. En ese momento sólo Dios y
su perdón podrán salvar a los hombres. Perdonarnos unos a otros es adelantar ese
día. Repartir el pan también. Toda la oración pide que llegue pronto el reino de la
igualdad, de la justicia, de la libertad, el Reino de Dios. Repetir una y otra vez el
Padrenuestro sin profundizar en estas actitudes, falsea el mensaje de Jesús, tan
opuesto a las oraciones rutinarias, dichas con la boca y no con el corazón.
2. ¿SABÍA USTED…?
...Que el Padre nuestro era, en primer lugar, oración
que no se entregaba ni enseñaba a todos. Rezarla constituía
un privilegio que sólo se otorgaba a los ya bautizados. Era lo
último que se enseñaba a los catecúmenos, en la misma
víspera de su bautismo. Era como la máxima y más preciada
joya de la fe.
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dijéramos: “Tegucigalpa es la capital de Honduras”. Lo decimos con el
mismo tono de voz, con la misma rutina con que se enuncian las verdades
que nos enseñan en la escuela, con la misma
irresponsabilidad con la misma convicción. Decimos: “Dios
es mi padre” y no experimentamos emoción alguna. Ni
ternura, ni agradecimiento, ni alegría, ni orgullo. Y, bien
miradas las cosas, habría razón sobrada para morir, en ese
momento, de ternura, de agradecimiento, de alegría, y
también de terror, de orgullo, y también de vergüenza.
...Que sucede con el padre nuestro como con la casa donde nacimos: que
de tanto verla no la hemos visto nunca. Es parte de nuestra retina, de
nuestra sangre. Ya no nos dice nada. Como una moneda que, de tan usada,
ha perdido completamente su relieve. El rostro que representaba es ya una
superficie lisa imposible de adivinar.
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Así es como el padrenuestro no separa lo que Dios ha unido: la causa de Dios y la
causa del hombre son, después de la encarnación, una única causa. Separarlas es
mutilar a las dos. Olvidar a Dios por los problemas de la tierra, es ofender a Dios y
quitar su último sentido a los problemas de esa misma tierra por la que decimos
preocuparnos. Y creer que adoramos a Dios, dejando de lado el combate cotidiano
de este mundo, sería adorar a otro ídolo que poco tiene que ver con el Dios
verdadero, y conseguir, de paso, que algunos se olviden de ese Dios auténtico a
quien nuestra falsa piedad convertiría en alienador y antimundano.
Ante un mundo que sufre, son muchos los que no encuentran otra respuesta que
la blasfemia contra el Dios que lo hizo. Otros apuestan por teorías filosóficas o
económicas con las que esperan cambiarlo. Los más, se entregan a una pasiva
resignación unida a un hedonismo dispuesto a gozar avaramente de las pocas
alegrías que parecen quedarnos. La respuesta de Jesús es la oración unida a la
lucha cotidiana.
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Valdrá la pena acercarnos a su respuesta, palabra por palabra…
(d) Rechaza a oración de los que, para entrar en el reino de los cielos,
dicen “Señor, Señor”, pero no hacen la voluntad del Padre que
está en los cielos. Rechaza la oración desprendida de la vida, que se
vuelve, con ello, vana y verdaderamente alienante.
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PASOS PARA LA ORACIÓN.
1. PREPARACIÓN A LA ORACIÓN
- En qué LUGAR voy a orar (capilla, jardín, cuarto u otro lugar). Que sea un
lugar recogido para la oración, sin cambiarlo durante el tiempo establecido
para la oración.
- Decidir qué POSTURA voy a tomar en este tiempo de oración que más me
ayude al recogimiento. Normalmente evitar orar caminando. La persona
reza no sólo con su mente, sino también con todo su ser, también con su
cuerpo. ¡Es toda la persona que reza! Así como el interior puede configurar
lo exterior, así también lo exterior, la postura, puede ayudar a lo interior.
- Tener claro cuánto TIEMPO voy a dedicar a este ejercicio de oración, para
ser fiel a ese tiempo establecido (30 minutos... 45 minutos... 1 hora...).
"No es bueno ni alargarlo ni acortarlo". Si tuviere dificultad en mantenerme
en el tiempo estipulado, quedarse un minuto más del tiempo previsto, y no
abreviarlo. Es un tiempo consagrado a Dios.
- CALMARSE. Puede ser oyendo los sonidos que vienen de lejos o de cerca
por algún tiempo, tomando conciencia de lo que se siente en cada parte
del cuerpo, mirando durante un tiempo a un punto fijo, etc. Ayudará,
quizás, hacer algún ejercicio de relajación. Sentir cómo el Padre me mira,
me ama... La tensión, la angustia, son señales de que la persona cuenta
más con su esfuerzo que con la presencia de Dios. Preséntese pobremente
ante Dios para que El haga con usted su obra. ¡Ábrase humildemente a la
gracia!
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2. DESARROLLO DE LA ORACIÓN
Pautas que pueden ayudar, sin olvidar que la "ESPÍRITU SOPLA Y LLEVA POR DONDE
EL QUIERE".
GRACIA A PEDIR. Pedir la luz y la acción del Espíritu Santo para "entrar"
en el asunto de la oración y alcanzar lo que se pretende. Cada oración
(ejercicio) va en búsqueda de alguna gracia que se necesita y de algún
fruto que se quiere alcanzar. De ahí que la petición hay que hacerla de
acuerdo al fruto que se pretende. Fruto que yo en alguna manera he
podido preparar, pero también me sobrepasa...
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distraído y reconocerlo. Asumir la distracción, recogerla y como si
fuera un objeto apartarla suavemente, y volver a la oración.
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Es también bastante interesante la confrontación entre lo que se estaba
pidiendo y lo que se recibió. No hay que olvidar que la oración es Embajada,
que allí pasa lo que Dios quiere que pase, con la certeza y la confianza de
nuestra parte de que, si lo dejamos actuar, Él siempre hace que sane nuestra
herida, se potencie nuestro manantial, y nos sintamos invitados(as) a la tarea
de comprometernos con la historia. Es también el momento de hacerse
consciente y dócil al modo como Dios quiere llevarnos.
La pregunta es:
¿QUÉ HA OCURRIDO?
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UN ESQUEMA QUE PUEDE AYUDAR A HACER EL EXAMEN.
2. Texto: _________________
3. Diagrama:
Consolación C
Tranquilo TT
Desolación D
4. Petición: ______________________________________________
d. ¿Cómo respondo?
d. ¿Cómo respondo?
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INTRODUCCIÓN
Algo que debemos tener muy claro es que la
espiritualidad de una persona se forja (se forma) a
partir de las propias experiencias que tiene a lo largo
de su vida —especialmente en su infancia— y que
crean en ella un modo particular de ser y de actuar frente al mundo
y frente a las personas. Esto, además, hace posible realmente la
experiencia religiosa; pero también puede colaborar para que la
imagen de Dios se distorsione y se reduzca a la expresión de una
necesidad producto de aquellas experiencias vividas en la infancia.
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experiencias infantiles) pueden provocar imágenes falsas —
o ídolos— de Dios.
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que es alguien que puede comerciarse. Por eso la
relación con ese dios se torna mercantilista: “te hago
para que me des”...
6. EL DIOS DE JESÚS.
Todas estas imágenes falsas de Dios exigen que, si
estamos discerniendo, es decir, si estamos
buscando y hallando la voluntad de Dios, lo
primero que tenemos que hacer es descubrir si
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estamos hablando o no se está hablando del Dios que Jesús nos
reveló; si es el Dios —¡ahora sí, siempre con mayúscula!— que se
parece a Aquél con el que Jesús mantuvo su relación filial:
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7. EL DIOS DE JESÚS ES EL DIOS PASCUAL,
que nos enseña algo radicalmente nuevo: que
si el grano de trigo no muere no da fruto (Jn
12,23–24). Da sentido al saber entregarse hasta
el fondo: la muerte que genera vida (Jn 12,25–
26).
¿A quién busco?
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS SÁDICO ES EL DIOS
DEL AMOR INCONDICIONAL
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS NEGOCIANTE, EXITOSO ES EL DIOS
DE LA GRATUIDAD
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS PERSONALISTA E INTIMISTA ES EL DIOS
DEL REINO
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS MANIPULABLE, ABARCABLE ES EL DIOS
QUE SE EXPERIMENTA
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS JUEZ IMPLACABLE ES EL DIOS
DE LA LIBERTAD Y LA CONFIANZA
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS SENSUALISTA ES EL DIOS
PASCUAL
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS TODOPODEROSO ES ELDIOS ENCARNADO,
EL DIOS “EN-TIERRADO”
EL DIOS DE JESÚS
EL DIOS DE LA FALSA CONCILIACIÓN
ES EL DIOS
Y DE LA FALSA PAZ
DE LA ESPERANZA
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Para meditación y reflexión personal
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