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LA MUJER SOLA

(Una mujer habla por teléfono con su mejor amiga)

¿Hola? ¿Eres tú? ¿Tienes tiempo? Te cuento. Verás, no me llamó. Tú sabes


que a mí me da igual. Pero si me dice que está por mí, tendría que
demostrarme que de verdad está por mí. Y tú sabes que cuando me enamoro
me gusta que se sientan libres conmigo, porque yo también soy muy
independiente, ¡pero es que no me llama! Si le intereso, tendrá que mojarse el
culo. Lo que te quiero decir, es que a mí me gusta que sean libres; tú sabes
exactamente cómo soy yo. Pero lo que no puedo evitar es que me entristezca
que, libremente, haya elegido pasar el fin de semana sin mí. Eso es tristeza, no
reproche. Tristeza. Porque él es muy libre de hacer lo que quiera, muy libre, y
eso a mí me encanta; ya sabes como soy. Con lo que a mí me gusta
enamorarme de la gente libre. Pero lo que me jode es que si está enamorado
de mí, como dice, ¿por qué sale sólo? ¿Además, adónde fue el otro día?, ¿y
con quién? ¿Sabes qué pasa?, que una cosa es la libertad y otra muy distinta
es que si yo me enamoro de alguien y tengo una noche libre, lo que me
apetece es ver a esa persona, no salir por ahí sin ella. Por muy segura de mí
misma que esté, que lo estoy, él me hace desconfiar. Pero se acabó, y peor
para él, ¿eh? ¡Peor para él! Yo no voy a llamarlo más. Fíjate cómo soy que
hasta he tachado de mi agenda su teléfono. Yo como diga que no, es que no.
Tú ya me conoces. Por que las hay que se quedan colgadas de este tipo de
hijos de puta, pero yo no.

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