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Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin.

En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

Capítulo 8

La sociedad aldeana temprana en el Período Formativo del


sur de la cuenca del Lago Titicaca

MATTHEW S. BANDY

210
INTRODUCCIÓN

El sur de la cuenca del Lago Titicaca (Figura 8.1) es mejor conocido como el corazón del estado
Tiwanaku (Kolata 1993; Stanish 2003). Las investigaciones en el área han estado hasta hace muy
poco tiempo predominantemente orientadas hacia temas como la formación, expansión y colapso
del estado. El Período Formativo –un intervalo de dos mil años de vida en aldeas sedentarias
agrícolas- ha sido considerado principalmente como un antecedente en la emergencia de Tiwanaku.
Sólo recientemente los arqueólogos han seguido el camino de los proyectos pioneros de principios y
mediados del siglo XX (Bennett 1936; Browman 1978, 1986; Kidder 1956; Portugal Ortiz 1992), y
comenzaron a dedicar recursos considerables a la investigación de la historia cultural y la dinámica
social y económica del Período Formativo en sí mismo (Bandy 2001, 2004; Hastorf 2003; Hastorf
ed. 1999; Hastorf et al. 2001; Janusek 2011, 2003; Lémuz 2001; Lémuz y Paz 2001). Estos
esfuerzos han comenzado recientemente a dar sus frutos (ver Janusek 2004 para una revisión
reciente), con el resultado de que hoy día es un gran momento en el estudio del Formativo de la
cuenca del Titicaca.
Desde 1992 el Proyecto Arqueológico Taraco (PAT), actualmente dirigido por mí (Bandy) y
Christine Hastorf, ha estado investigando intensamente las culturas del Período Formativo
Temprano y Medio de la cuenca del Titicaca (Bandy 2000, 2004; Hastorf 2003; Hastorf ed. 1999;
Hastorf et al. 2001; ver Figura 8.2). El trabajo del PAT se ha enfocado en la Península de Taraco,
una lengua de tierra se que proyecta dentro del lago Wiñaymarka, el poco profundo brazo sur del
lago Titicaca (Figura 8.3). La Península de Taraco fue una de las muchas áreas con una alta
densidad poblacional en el Período Formativo Temprano y Medio del sur de la cuenca del Titicaca.
Estuvo densamente habitada por muchos siglos antes de que el adyacente valle de Tiwanaku o la
cuenca de Katari estuvieran ocupados por una población residente significativa. Al respecto, el sur
de la cuenca del Titicaca es un caso típico en cuanto a las secuencias de aldeas tempranas en todo el
mundo. En muchos de esos casos, la población en las fases tempranas casi no está distribuida, y en
cambio se concentra en apretados conjuntos con alta densidad poblacional separados por vastas
extensiones de tierra muy levemente poblada. En este sentido, la Península de Taraco puede ser
pensada de manera comparable a otros centros de población aldeanos tempranos, tales como el Etla,
brazo del Valle de Oaxaca
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
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(Blanton et al. 1982; Kowalewski et al. 1989), o la Península de Ixtapalapa en la cuenca de México
(Blanton 1972; Parsons 1976; Parsons et al. 1983).
El PAT ha completado una prospección total a pie de la península, dirigida por el autor, la
cual identificó un número de grandes aldeas del Formativo Temprano y Medio (Bandy 2001).
Además, el PAT ha excavado durante cinco temporadas en la aldea de Chiripa (ver Bandy 1999a;
Hastorf ed 1999; Hastorf et al. 2001) y por una temporada en Kala Uyuni (Bandy 2001:101; estas
excavaciones están todavía sin publicar). Asimismo, Robin Beck, en estrecha coordinación con el
PAT, ha excavado en la pequeña aldea formativa de Alto Pukara (Beck 2004). Esta combinación de
datos del patrón de asentamiento con excavaciones orientadas a problemáticas de sitio, nos ha
permitido ampliar considerablemente nuestra comprensión de la secuencia del Período Formativo
en el sur de la cuenca del Titicaca. Los datos y las interpretaciones que presento aquí se basan
principalmente en los resultados de estas investigaciones.
Como resultado de esta serie de investigaciones recientes, nuestra comprensión de la cuenca
del Titicaca en el Período Formativo tiene cada vez más matices y es más sofisticada. A medida que
se dispone de datos adecuados sobre la organización, la economía, el ritual y el asentamiento de la
sociedad del Período Formativo es posible por primera vez hacer comparaciones significativas con
otras secuencias de aldeas tempranas mejor documentadas, y colocar el Período Formativo de la
cuenca del Titicaca en un contexto comparativo entre culturas. Así, estamos ahora en condiciones de
hacer una contribución positiva al conocimiento antropológico de la sociedad aldeana temprana.

LA SOCIEDAD ALDEANA TEMPRANA

Julian Steward hace mucho tiempo sostuvo que el objetivo principal de una antropología evolutiva
debe ser “formular las condiciones que determinan los fenómenos de ocurrencia limitada” (Steward
1955: 8). Él hizo hincapié en que las regularidades interculturales son evidentes en los registros
arqueológicos y etnológicos e identificó dos tipos de regularidades. “En algunos casos, hay
constelaciones de fenómenos que recurren repetidamente debido a que ciertos fenómenos
presuponen otros. El nexo entre ellos es funcional...Estas regularidades son sincrónicas. En otros
casos, hay una sucesión de constelaciones similares que se siguen unas a otras en forma regular y
predeterminada debido a leyes de desarrollo. Estas regularidades de desarrollo son diacrónicas y
requieren formulaciones procesuales” (Steward 1955: 4).
La sociedad aldeana temprana como concepto analítico implica regularidades de ambos
tipos. Es, de hecho, una constelación de diversas regularidades sincrónicas y diacrónicas que
caracterizan laxamente a las sociedades aldeanas autónomas en muchos tiempos y lugares. En este
sentido, entonces, es un término taxonómico muy general, comparable al de “banda patrilineal” del
propio Steward (1955: 122-142) y tal vez a “jefatura” o “Estado” –pero esta comparación sólo
puede hacerse si “jefatura” y “Estado” se entienden de manera similar a las constelaciones de
regularidades sincrónicas y diacrónicas, más que como “etapas” evolutivas universales.
Richard Wilshusen ha señalado que “ha habido muy poco trabajo orientado al problema de
las aldeas pre-estatales o formativas, y sólo un puñado de estudios sobre este tipo
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de aldeas como fenómenos evolutivos distintivos” (Wilshusen 1991: 22). Como consecuencia, las
regularidades sincrónicas y diacrónicas que deberían definir a las aldeas tempranas como categoría
analítica no han sido bien definidas. Sin embargo, me gustaría llamar la atención sobre cuatro
regularidades diacrónicas que creo que son características de numerosas secuencias aldeanas
tempranas en todo el mundo, muchas de las cuales están particularmente bien ilustradas por los
datos de la cuenca del Titicaca. Estas son: 1) la formación de aldeas, 2) la fisión de las aldeas, 3) el
crecimiento de un sistema de aldeas estables, y 4) la formación de una organización política multi-
comunitaria.
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En lo que resta de este artículo, voy a utilizar estos procesos interculturalmente recurrentes
para estructurar mi explicación de la evolución social en el Formativo del sur de la cuenca del
Titicaca. El período de las aldeas tempranas en la cuenca del Titicaca fue inaugurado con la
formación de las aldeas agrícolas sedentarias en 1500 antes de Cristo. Este sistema aldeano pasó por
un período de fisión e inestabilidad, y un período posterior de estabilidad y crecimiento de las
aldeas. Por último, el período aldeano temprano terminó con la formación de una organización
política multi-comunitaria alrededor del 250 a.C. En este punto, las aldeas anteriormente
independientes perdieron su autonomía y se incorporaron a un sistema político-económico regional.

FORMACIÓN ALDEANA

Alrededor del año 1500 a.C. se produjo un cambio importante en los modos de vida de la gente de
la cuenca del Titicaca. Browman señala “la adopción de nuevas tecnologías, tales como la cerámica,
el desarrollo de nuevas técnicas arquitectónicas y la creciente dependencia de una amplia gama de
plantas domesticadas” (Browman 1984: 119). Nos referimos a ese momento temprano de la
agricultura, de uso de cerámica y de gente habitando en aldeas como Período Formativo
Temprano. Esta línea divisoria cultural y económica, que se produjo localmente alrededor de 1500
a.C., marca la aparición de la sociedad aldeana temprana en la Península de Taraco.
Lamentablemente, tenemos muy poca evidencia que pueda ser usada directamente para
abordar el problema de la formación aldeana en el sur de la cuenca del Titicaca. No sabemos
prácticamente nada acerca de la economía o la sociedad del Período Arcaico en los alrededores del
lago Wiñaymarka. Parece que ha existido una ocupación no detectable de la Península de Taraco
antes de la aparición de las aldeas agrícolas que usaron cerámica en el Período Formativo
Temprano. En las exploraciones del PAT en la Península de Taraco no se halló ni un solo desecho de
talla precerámico, y no se recuperó ni una sola punta de estilo arcaico. Aunque esto contrasta
fuertemente con los informes sobre la intensa ocupación del período Arcaico en otras partes de la
cuenca (Aldenderfer y Barreto 2002), es consistente con el hecho de que Albarracín-Jordán y
Mathews (1990: 51-53) encontraron sólo dos puntas aisladas del Arcaico en sus estudios en el valle
de Tiwanaku. Aunque pude encontrar un pequeño número de puntas del Período Arcaico en mi
análisis del material lítico de las excavaciones del PAT en Chiripa, éstas estaban muy erosionadas y
se encontraron en niveles del Período Formativo. Parece que han sido recogidas como curiosidades
por los habitantes del sitio en el Período Formativo, quienes recogieron trilobites fósiles de las
colinas circundantes. En suma, no hay evidencia de una presencia humana que pueda estudiarse
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en la Península de Taraco (de hecho, en el corazón Tiwanaku) durante el período Arcaico.
Hay muchas razones para explicar el por qué de este caso. Primero, la columna vertebral de
la Península de Taraco está compuesta por la Formación Taraco, un depósito suelto y pobremente
seleccionado de origen fluvial. Las colinas de la península están cubiertas de nódulos de cuarcita y
sílex, y toda la zona constituyó una amplia cantera durante todo el período prehistórico. En otras
palabras, la península entera es un área de dispersión de baja densidad de desechos de talla. Esto
podría tener el efecto de oscurecer las efímeras concentraciones líticas del Período Arcaico, que
podrían ser identificables en un contexto geológico diferente. Sin embargo, la geología local no
puede explicar la casi nula presencia de las puntas de proyectil del Período Arcaico.
En segundo lugar, los geólogos han demostrado (Abbott et al. 1997a, 1997b) que el
pequeño lago (Wiñaymarka) estaba completamente seco antes de 1500 a.C. En el Período Arcaico
entonces, la península habría sido considerablemente más fría y menos hospitalaria para la
agricultura que en la actualidad, careciendo de los efectos de mejoramiento del clima producidos
por el lago. Además, la zona del lago ahora cubierta de agua, habría sido una inmensa pampa o
pastizal. Siendo que el pastoreo parece haber sido el principal foco de la economía en el Arcaico
tardío o terminal (Aldenderfer y Barreto 2002), podría ser que los habitantes de la zona vivieran en
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estas pampas, tal vez cerca de los pequeños y meandrosos ríos, como fue el caso en el Valle de
Ilave. Si esto fuera así, entonces los restos de sus asentamientos y campamentos hoy estarían
inundados por el lago Wiñaymarka, pudiendo interpretárselos como arqueológicamente invisibles.
Aunque es imposible evaluar esta hipótesis en la actualidad, es posible imaginar lo que
podría haber ocurrido cuando el lago se levantó bruscamente a niveles casi modernos alrededor de
1500 a.C. Podemos postular un paisaje poblado por pequeños grupos de pastores practicando una
modalidad extensiva de agricultura de tubérculos y pastoreo en las pampas de lo que hoy es el lago
Wiñaymarka. El aumento en el nivel del lago, que parece haber sido relativamente abrupto, habría
generado: 1) la eliminación de una vasta extensión de las tierras de pastoreo, 2) la disponibilidad de
los ricos recursos lacustres, como el pescado y las aves del lago, y 3) la creación de un clima más
favorable a la producción agrícola como consecuencia de los efectos térmicos del lago. Todos estos
cambios habrían alentado el desarrollo de una economía pesquera y agrícola más sedentaria,
disminuyendo la capacidad de la región para una economía fundamentalmente pastoril, y llevándola
a una economía mixta lacustre y agro-pastoril. Suponiendo que las áreas de pastoreo adyacentes
estuvieran ya pobladas –limitándose así la posibilidad de la migración hacia fuera- esto habría
constituido un fuerte incentivo para que las poblaciones locales intensificaran su pesca y sus
actividades agrícolas. Además, considerando que la Península de Taraco es justamente una
península, los grupos de pastores que habitan en toda la pampa circundante se habrían visto
forzados, en lo que se convirtió en una estrecha lengua de tierra con muy escaso potencial de
pastoreo. Es el tipo de situación que podríamos imaginar como resultado de poblaciones
relativamente densas (en relación con el resto de la cuenca del Titicaca) y un cambio económico
marcado desde el pastoreo hacia la agricultura y la pesca y recolección lacustre.
Probar este modelo es, por supuesto, imposible ya que los sitios de este período Arcaico
terminal –si es que existen- están aparentemente sumergidos. Sin embargo, es irresistible ya que
explica de otra manera algunos hechos arqueológicos anómalos. En primer lugar, explica
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la falta de cualquier evidencia de una ocupación del período Arcaico en la Península de Taraco. En
el escenario descrito anteriormente prácticamente todas esas pruebas estarían hoy sumergidas. En
segundo lugar, se explica el carácter de la ocupación del Formativo Temprano de la península, que
es mucho más denso y concentrado de lo que podríamos esperar de una colonización inicial de una
región.
En cualquier caso, los habitantes de la Península de Taraco vivieron en aldeas sedentarias
bien establecidas desde el inicio del Periodo Formativo Temprano. Las Figuras 8.3a y 8.3b muestran
el patrón de asentamiento de las fases Chiripa Temprano y Medio, las dos fases del Formativo
Temprano en la cronología local de la Península de Taraco. Las aldeas de Chiripa Temprano
alcanzaron hasta 3.5 has. de superficie, con una población estimada de unas 186 personas. Las
aldeas crecieron a un tamaño algo mayor en la fase Chiripa Medio, con el sitio de Sonaji (T-271),
llegando a 5 has. de superficie, con una población estimada de 277 habitantes. El promedio para la
población de los sitios de Chiripa Temprano se estima en 77, y la cifra para la fase Chiripa Medio es
casi exactamente la mismo, 76. Esto representa probablemente un promedio de más de 10 hogares
por aldea. A primera vista, esto no es un gran número, pero en comparación con otras áreas de la
cuenca del Titicaca en este período de tiempo, es muy alta.
El Período Pasiri, en el área de Juli-Pomata puede servir de ejemplo. La cerámica Pasiri es
algo similar a la cerámica Chiripa Temprano y parecen ser diagnóstica de sitios del Formativo
Temprano en el sudoeste de la cuenca del Titicaca (Stanish et al. 1997: 40). Los sitios Pasiri tienen
en promedio 0.8 has. (Stanish et al. 1997: 51). Tratados de la misma manera que los datos de la
Península de Taraco, se obtiene una estimación promedio de la población de 32 habitantes. Los
sitios del Formativo Temprano en la Península de Taraco, por lo tanto, son en promedio más del
doble del tamaño que los del área de Juli-Pomata.
Por otra parte, la ocupación del Formativo Temprano es mucho más densa en la Península
de Taraco que en Juli-Pomata. Se encontraron diez sitios Pasiri en las exploraciones de Juli-Pomata
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Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

(Stanish et al. 1997: 40). El proyecto de Stanish prospectó de forma intensiva aproximadamente 300
kilómetros cuadrados. La densidad de población del Formativo Temprano en el área de Juli-Pomata
puede por lo tanto estimarse en aproximadamente 1.1/km 2. El mismo cálculo para los datos de la
Península de Taraco en Chiripa temprano (88,3 kilómetros cuadrados prospectados) produce una
cifra de 7.8/km2.
Es evidente, entonces, que la Península de Taraco fue excepcional desde el comienzo de su
historia ocupación. Ninguna otra área de la cuenca del Titicaca tiene poblaciones del Formativo
Temprano con esta densidad o aldeas formativas tempranas de este tamaño. Este Formativo
Temprano excepcional establece claramente las bases para el proceso de desarrollo
precoz /continuing precocity/ de las aldeas de la Península de Taraco durante los períodos
Formativo Temprano y Medio.
El grado en que estos primeros pobladores se entregaron a la agricultura, sin embargo, no
está claro. Un estudio reciente realizado por María Bruno y William Whitehead (Bruno y Whitehead
2003) ha demostrado que evidencias claras de modificación morfológica de la quinua (aumento de
tamaño de la semilla y reducción del espesor de la testa), que podrían ser interpretadas como
evidencia de intensificación del cultivo y del manejo del ciclo reproductivo de las plantas, no
aparecen hasta el Período Formativo Medio (y véase el capítulo de Whitehead en este
volumen). Del mismo modo, hasta el Formativo Medio no aparecen implementos agrícolas de
piedra en el registro arqueológico de la Península de Taraco. Los pobladores aldeanos del Formativo
Temprano, entonces, pueden haber dependido principalmente del forrajeo lacustre
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para su subsistencia, complementado con una agricultura de baja intensidad de una variedad de
cultivos y un pastoreo a pequeña escala.

FISIÓN DE ALDEAS

Las aldeas del Formativo Temprano en la Península de Taraco pueden haber sido grandes
/substantial/ y sedentarias, y dependientes al menos en parte, de la agricultura, pero no eran
totalmente estables. Un estudio detallado de los patrones de asentamiento del Formativo Temprano
muestra que los pueblos en este momento se mantuvieron estables sólo hasta que llegaron a un
determinado umbral máximo de población. Al llegar a este tamaño, las aldeas se fisionaban,
dividiéndose en dos o más comunidades hijas. He publicado un argumento detallado que describe
este escenario en otro lugar (Bandy 2004), y consideraré el asunto brevemente aquí.
Las Figuras 8.4a-c no son mapas de patrones de asentamiento. Más bien son mapas de
densidad de población. El área de estudio se ha dividido en cuadrados de 0.25 km 2 (500 m. de
lado). Se suman los valores del índice de población de todos los sectores arqueológicos que caen
dentro de cada cuadrado para un período de tiempo determinado. Este índice de población sumada
se representa por el eje z. Así, los picos más altos representan mayor densidad de población.
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
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Una inspección visual de la figura 8.4a revela dos picos en la densidad de población en la
península para la fase Chiripa Temprano. Estos corresponden a los sitios de Chiaramaya (T-3; ver
Figura 8.3a) y Cerro Choncaya (T-2). En la fase Chiripa Medio, sin embargo (Figura 8.4b) estos dos
sitios ya no son los loci de mayor densidad de población en la península. Cerro Choncaya ha sido
abandonado, y Chiaramaya se ha reducido drásticamente en tamaño. Tres nuevos sitios han pasado
a primer plano: Chiripa (T-1; véase la figura 8.3b), Janko Kala (T-394) y Sonaji (T-271).
La Figura 8.4d representa gráficamente los cambios espaciales de la población que se
produjeron en la fase Chiripa Medio. El cálculo fue producido restando la suma de los índices de
población de Chiripa Temprano de un determinado bloque de 0.25 kilómetros cuadrados, de la suma
de Chiripa Medio para el mismo bloque. Esencialmente, se produce restando la Figura 8.4a de la
Figura 8.4b. Por consiguiente, el eje vertical representa la cantidad estimada en la que el índice
acumulativo de la población del bloque aumentó o disminuyó durante la fase Chiripa Medio. Un
pico elevado indica un aumento en la población en un bloque, mientras que un área hundida
representa una disminución. Una superficie plana indica que no hay cambio.
La Figura 8.4d muestra que sólo tres localidades experimentaron descensos de la población
en la fase Chiripa Medio. Estas localidades son los dos sitios de Cerro Choncaya y Chiaramaya
(mencionados anteriormente), junto con el sitio de Sunaj Pata (T-268), ubicado muy cerca de Cerro
Choncaya. Al mismo tiempo, sin embargo, fueron fundados una serie de nuevos sitios, que
experimentaron un crecimiento muy rápido. Entre ellos estaban Chiripa Pata (T-4), Sonaji (T-271),
Kumi Kipa (T-272), Kala Uyuni/Achachi Coa Kkollu (T-232/T-225), Alto Pukara (T-430) y
Quiswaran (T-303).
Una observación cuidadosa de las tasas de crecimiento de todos estos pueblos me ha
llevado a interpretar estos datos como evidencia de varios casos de fisión de aldeas (Figura 8.5a, ver
Bandy 2004 para una explicación detallada). Alrededor de 1000 a.C., cerca del límite entre las fases
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Chiripa Temprano y Medio, el sitio de Cerro Choncaya se fisionó, dividiéndose en dos grupos. El
primero de ellos se trasladó hacia el este, con la fundación de la localidad de Kala Uyuni y su
pequeño vecino, Achachi Coa Kkollu. El otro se movió hacia el oeste, combinándose con la antigua
población de Sunaj Pata para fundar el pueblo de Sonaji. Al mismo tiempo, el sitio de Chiaramaya
se fisionó en tres grupos. Uno de ellos se mantuvo en el lugar original de la aldea, mientras que los
otros dos se movieron hacia el este, pasando /jumping/ más allá del sitio de Chiripa para fundar
Chiripa Pata y Alto Pukara.
Un evento similar tuvo lugar cerca del 800 a.C., cerca de la unión entre las fases Chiripa
Medio y Tardío. La Figura 8.4e muestra que en este momento el sitio de Sonaji fue abandonado, y
los sitios de Cerro Choncaya y Sunaj Pata reocupados simultáneamente. En conjunto, la tasa de
crecimiento de estos tres sitios fue de 0.11% anual, casi exactamente el mismo promedio que la fase
Chiripa Tardío. Considero que esto es una fuerte evidencia de que el sitio de Sonaji se divide en el
comienzo de la fase Chiripa Tardío, lo que resulta en la reocupación de Sunaj Pata y Cerro
Choncaya (Figura 8.5b). Esto es particularmente interesante ya que Sonaji se formó originalmente
por la fusión de la población de Sunaj Pata con una facción producto de la fisión de Cerro Choncaya
en el 1000 a.C. Parece probable que la distinción entre estas dos comunidades fundadoras se haya
mantenido durante el período de sus dos siglos de co-residencia en
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Sonaji, y fue el “plano de clivaje” social a lo largo del cual la aldea se fisionó en el inicio de la fase
Chiripa Tardío.
Es muy significativo que en estos tres eventos de fisión reconstruidos las aldeas fisionadas
fueron las más grandes de sus respectivas fases. Cerro Choncaya y Chiaramaya fueron las dos
mayores aldeas de la fase Chiripa Temprano, mientras Sonaji fue la más grande de la fase Chiripa
Medio. Este hecho sugiere que las aldeas durante estas fases crecían hasta un determinado tamaño y
luego se fisionaban. Esto a su vez sugiere que esta fisión era el resultado de tensiones sociales
relacionadas con la escala de las aldeas del Formativo Temprano. Careciendo de mecanismos
sociales o instituciones que actuaran en la resolución de conflictos o en la integración de
comunidades más grandes, las aldeas del Formativo Temprano se fisionaron al superar un valor
umbral de población. Los datos sugieren que en la Península de Taraco este umbral aumenta a
través del tiempo, desde aproximadamente 170 aldeas en la fase Chiripa Temprano, a más de 250 al
final de la fase Chiripa Medio.
Este aumento en el umbral de fisión de las aldeas probablemente se debe a dos factores. En
primer lugar, la fase Chiripa Tardío fue una época de aumento de la circunscripción social, en la que
el paisaje de la Península de Taraco se completó. Ahora había poca tierra desocupada disponible
para la fundación de nuevos pueblos. Si las aldeas se fisionaban continuamente las comunidades
hijas se verían obligadas a apropiarse de la tierra de un pueblo ya establecido (una tarea de enormes
proporciones para un pueblo fraccionado, recién formado, con una pequeña población) o trasladarse
a zonas cada vez más distantes y marginales. Esto quiere decir que la fisión comenzó a ser cada vez
menos un medio deseable para resolver conflictos y disputas intracomunitarios. En segundo lugar,
el comienzo de la fase Chiripa Tardío fue testigo del surgimiento de una tradición religiosa
regional. Este fenómeno, denominado tradición religiosa Yaya-Mama (Chávez 1988) tuvo el efecto,
según he argumentado (Bandy 2004), de establecer un marco social para la producción de autoridad
y para la generación de solidaridad comunitaria. El desarrollo de la tradición religiosa Yaya-Mama
coincidió con el cese de la fisión de las aldeas, e inauguró un largo intervalo de crecimiento
continuo de las aldeas y el establecimiento de un sistema de importantes aldeas estables en la
Península de Taraco.

EL CRECIMIENTO DE LAS ALDEAS ESTABLES

El último caso documentado de fisión de una aldea en la península de Taraco se ubica alrededor del
año 800 antes de Cristo. Esta fue la fisión de Sonaji (T-271), descrita anteriormente. A partir de
entonces, los pueblos existentes continuaron creciendo a lo largo del Formativo Medio sin fisión o
reubicación. Este hecho parece indicar que para principios del Formativo Medio se estaban
desarrollando mecanismos/instituciones/prácticas para hacer frente a las tensiones y presiones que
surgían en las grandes aldeas permanentes (Carneiro 1987; Johnson 1982). Este desarrollo
representa un importante hito evolutivo.
Es importante reconocer que no hay nada de necesario o inevitable en el cese de la fisión de
las aldeas. En muchas secuencias arqueológicas de aldeas tempranas, la fisión de las aldeas
aparentemente continúa para siempre, por lo menos hasta que se acaba la autonomía local
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por la conquista de un poder extranjero. Tal fue aparentemente el caso de la cultura Wankarani en la
zona de La Jolla (McAndrews 2001).
La tradición religiosa Yaya-Mama ha sido definida por Karen Chávez (1988) por la
aparición más o menos simultánea en toda la cuenca del Titicaca de las siguientes características: 1)
la forma arquitectónica del patio hundido, a veces asociada con recintos más o menos elaborados de
habitaciones por encima del suelo, 2) la aparición de cuencos de cerámica hiperboloides con base en
pedestal para exponer al fuego, o incensarios, 3) la aparición de “trompetas” cerámicas, 4) el
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desarrollo de un estilo de escultura en piedra abarcando toda la cuenca (Figura 8.7). A estos yo
añadiría una quinta característica: la aparición de un conjunto de cuencos decorados. Todos estos
elementos comparten una fuerte asociación espacial, por lo menos dentro de los sitios de Chiripa
Tardío. Es decir, la escultura en piedra, los incensarios, las trompetas y la cerámica decorada, todos
parecen estar fuertemente asociados con estructuras hundidas, y en gran medida están ausentes en
contextos de basura doméstica. Esto apoya firmemente la interpretación de Chávez acerca de que
todos estos elementos comprenden un conjunto integrado de artefactos y espacios ceremoniales,
todos empleados en la promulgación de rituales públicos.
La primera indicación que tenemos del desarrollo de este complejo de artículos rituales
aparece en la fase Chiripa Medio. En ese momento vemos la introducción de cerámica decorada
para servir, hasta ahora ausente, y la construcción de los primeros rasgos de arquitectura pública,
ejemplificados por la estructura Choquehuanca en Chiripa. La cerámica y las estructuras de Chiripa
Medio fueron probablemente el producto de una experimentación temprana, que no era del todo
satisfactoria, como muestra la continuidad en la fisión de las aldeas durante el principio de la fase
Chiripa Tardío. A principios del Formativo Medio, sin embargo, el complejo desarrollo del
ceremonial público y sus formas ideológicas asociadas cristalizaron y durarían más de 500 años,
aunque con continuas modificaciones y ajustes.
El desarrollo interno de la tradición religiosa Yaya-Mama está evidenciado por un aumento
gradual y continuo en la elaboración y la escala de la arquitectura pública en la Península de Taraco
durante las fases de Chiripa Medio y Tardío. Nuestra comprensión de este proceso se deriva
principalmente de la obra del PAT y otros en Chiripa, y por esta razón, la siguiente discusión se
refiere principalmente a la secuencia arquitectónica Chiripa. Una versión algo diferente de esta
secuencia ha sido previamente presentada por Hastorf (2003).

FASES Y ESTRUCTURAS CHIRIPA

Chiripa Medio: La Estructura Choquehuanca

Durante la fase Chiripa Medio –y, probablemente, a principios de la fase- fue construido un patio
hundido en el área del sitio al que nos referimos como Santiago (Figura 8.6a). Este patio, que
llamamos la estructura Choquehuanca, atravesó el relleno de Chiripa Temprano y Medio. Sus
paredes estaban cubiertas de adoquines en bruto, y enlucidas con arcilla amarilla (Dean y Kojan
1999). Tenía un piso preparado de arcilla. En el plano, la estructura trapezoidal es más ancha en el
sur que en el norte. Tiene unos 14 × 14 m. (Hastorf et al. 2001), y un nicho poco profundo en la
pared este (Dean
222
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

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y Kojan 1999: figs. 10-11). Cabe destacar que este es el primer ejemplo de arquitectura corporativa
conocido en la cuenca del Titicaca y anticipa dos mil años más la construcción de los patios
hundidos.
La estructura Choquehuanca probablemente refleja una temprana experimentación con
ceremonialismo y ritual público en el contexto de comunidades en expansión, conflictos
intragrupales en aumento y un incremento en los costos de la fisión y relocalización comunitaria. Al
momento en que fue construida, también apareció la primera cerámica decorada de servicio, en la
forma de los muy raros cuencos Chiripa Rojo sobre Crema Media (Hastorf et al 2001; Steadman
1999). Sin embargo, el conjunto completo de la tradición religiosa Yaya-Mama no se cristalizó hasta
el comienzo de la fase Chiripa Tardío, varios siglos más tarde.

Chiripa Tardío 1: La estructura Llusco

Hacia el comienzo de la fase Chiripa Tardío la estructura Choquehuanca fue abandonada y rellenada
gradualmente con un basural del Chiripa Tardío (Hastorf et al. 2001). En este momento otra
estructura de patio hundido fue construida en el área de Llusco (Hastorf et al 2001; Paz Soria
1999). Esta estructura mide aproximadamente 13 × 11 m. Las paredes, como las de la estructura
Choquehuanca, estaban hechas de adoquines aluviales en bruto con mortero de barro. La estructura
tenía un piso preparado
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

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de arcilla blanca compacta, y un canal de drenaje subterráneo que se encontró en el esquina
noroeste, primer ejemplo de una función de drenaje asociada a una construcción corporativa en la
cuenca del Titicaca. Fue abandonada aproximadamente hacia el 600 antes de Cristo. No hay
indicios de estructuras superficiales asociadas, aunque seguramente fueron destruidas por el arado
moderno. Los artefactos asociados a esta estructura incluyen trompetas, vasijas decoradas para
servir, y cuencos para exponer al fuego con base en pedestal, lo que indica que para ese momento
había emergido la expresión material completa de tradición religiosa Yaya-Mama. Sin embargo, la
estructura en sí misma no es más elaborada que la estructura Choquehuanca anterior.

Chiripa Tardío 1: El nivel Casa Inferior

La tercera fase de arquitectura pública en Chiripa es la que Kidder llama el Nivel Casa Inferior
(Kidder 1956, para una discusión detallada de las excavaciones pre-PAT en Chiripa ver Bandy
1999a). Antes de las excavaciones del PAT en 1996, esta fase fue conocida sólo a través de las
excavaciones de Kidder en 1955, y del arqueólogo pionero boliviano, Gregorio Cordero
Miranda. Ellos –o mejor dicho, William Coe, que fue quien realmente excavó- descubrieron los
restos de dos estructuras de piedra debajo de la ubicación de las Casas Superiores 2 y 3 de Bennett,
en la esquina noroeste del montículo. Los detalles de esta excavación nunca se han publicado
correctamente, aunque las estructuras parecen haber sido construidas de piedras aluviales, al igual
que las Casas Superiores. En 1996 las excavaciones del PAT, en un nivel estratigráficamente por
debajo del Nivel Casa Superior, localicé los restos de al menos tres estructuras del Nivel Casa
Inferior. Estas tres estructuras (ver Bandy 1999b) fueron construidas principalmente de adobe –
habiéndose encontrado tanto ladrillos como tapia, o adobe amasado- y se superponen una sobre
otra. Las paredes de una de estas estructuras estaban cubiertas con un ligero baño de arcilla roja, y
los hallazgos de pequeños trozos de yeso rojo en otros pisos sugieren que también este fue el caso
con las otras estructuras.
Estas tres estructuras del Nivel Casa Inferior fueron construidas una sobre la otra, siendo
destruida la parte superior de la estructura existente para dar paso a las paredes de la nueva. Los
escombros resultantes se utilizaron para crear una plataforma para la construcción de la nueva
estructura. Al parecer, el abandono de una sola planta y la construcción de otra fueron acompañados
por una práctica ritual específica. En primer lugar, una fina capa de relleno –generalmente de basura
o de otro tipo de depósitos culturales, en un caso de arena estéril- fue colocada sobre el viejo
piso. En la parte superior de este nivel de relleno, se realizó un incendio. Existen evidencias de
fuego en la parte superior de los niveles de relleno que cubren al menos seis de los ocho pisos en la
secuencia. Por el momento, interpretamos estos eventos de incendio como elementos de una
práctica ritual estandarizada asociada con el cierre o con “matar” al piso antiguo, para la
construcción o la apertura de otro. Inmediatamente después del fin de este “ritual de la quema” se
construía un nuevo piso con arcilla amarilla limpia. El piso se colocaba inmediatamente en la parte
superior del depósito de cenizas resultante del episodio de quema. Este ciclo se repitió al menos
ocho veces en la secuencia de las estructuras, y parecería indicar un uso ritual a largo plazo del área
del montículo, mucho antes de la construcción del Nivel Casa Superior.
La más temprana de estas tres estructuras se construyó aproximadamente en el año 600
a.C., y la última fue abandonada aproximadamente en el 400 a.C. (Bandy 1999b). Esto está
225
basado en una serie de siete fechados radiocarbónicos tomados de la secuencia del Nivel Casa
Inferior (informado en Whitehead 1999). Parece, entonces, que las estructuras del Nivel Casa
Inferior fueron ocupadas durante unos doscientos años. Teniendo en cuenta esto, y el hecho de que
hay ocho pisos en la secuencia, se puede sugerir que la propuesta de “quema ritual” (la sustitución
de un piso, y a veces, una estructura entera por otra) se llevó a cabo en intervalos de
aproximadamente 25 años. La correspondencia de esta cifra con la longitud de las generaciones
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

humanas parece ser más que una mera coincidencia, y propongo, aunque no puedo demostrarlo, que
la reconstrucción de estas estructuras con funciones especiales se asoció con un relevo generacional,
tal vez con la muerte de un líder y el nombramiento de otro. Debe tenerse en cuenta que los rangos
de error de las fechas en cuestión hacen imposible tener total confianza en este escenario. Sigue
siendo, sin embargo, una posibilidad intrigante. Puesto que hay varias Casas Inferiores,
probablemente dispuestas en un recinto en torno a un patio hundido, como sugiere Browman (1978:
808), esto podría a su vez implicar que cada estructura se asoció con un linaje o grupo de
parentesco, y que el “ritual de la quema” se llevó a cabo en el momento de la muerte de un líder o
un anciano de un linaje. Como ya he señalado, esta interpretación es totalmente especulativa. Sin
embargo, es interesante en términos de los desarrollos posteriores en el sitio.

Chiripa Tardío 1: Alto Pukara

Sostuve antes que la pequeña aldea del Chiripa Medio y Tardío de Alto Pukara (T-430) fue resultado
de la fisión de Chiaramaya en el 1000 antes de Cristo. El sitio comprende una serie de terrazas bajas
que se levantan desde la planicie lacustre hasta justo debajo de la ruta actual. Robin Beck (2004)
excavó en Alto Pukara porque en la parte más alta de estas terrazas parecía haber en superficie un
patio hundido. En lugar de un patio hundido, sin embargo, Beck encontró los restos de dos cámaras
de piedra bastante elaboradas, construidas sobre una plataforma baja. Estas cámaras no eran
claramente domésticas en su función, y resultaron ser más o menos contemporáneas con la
estructura Llusco y las estructuras del Nivel Casa Inferior en Chiripa (es decir, entre 800 y 400
antes de Cristo).
A partir de la obra de Levi-Strauss y otros, Beck ha argumentado persuasivamente que estas
estructuras pueden ser interpretadas como las manifestaciones físicas de la vida social de “casas” –
grupos corporativos de tenencia de la tierra integrados por una descendencia y prácticas rituales
compartidas. Su interpretación es totalmente compatible con mi propia interpretación de las
estructuras del Nivel Casa Inferior, y destaca que los mecanismos de integración social que
permitieron el crecimiento de aldeas grandes y estables en la fase Chiripa Tardío eran de naturaleza
no sólo cultural y ceremonial, sino también social. Es decir, las aldeas más grandes fueron más
probablemente caracterizadas por estructuras sociales más intrincadas (Carneiro 1987),
involucrando a múltiples grupos corporativos relacionados de manera jerárquica.

Chiripa Tardío 2: el Nivel Casa Superior

Tras el abandono definitivo de las estructuras superiores del Nivel Casa Inferior, una gruesa capa de
relleno intencional se colocó sobre sus restos, creando una plataforma de tierra más o menos
nivelada. Este es el primer ejemplo de una verdadera arquitectura de plataforma en
226
el sitio. Cabe señalar, sin embargo, que no hubo verdaderos “montículos” en la Península de Taraco
hasta el Período Formativo Tardío. El montículo de Chiripa del Formativo Medio era más bien una
terraza monumental. Es decir, se trataba de una gran terraza, más o menos nivelada, cuyo lado en
pendiente ascendente estaba a nivel del suelo. Sin embargo, como la terraza se encuentra en una
pendiente, y dado que la estructura era de aproximadamente 30 m. de norte a sur, el lado pendiente
abajo de la terraza probablemente se elevaba de 2.5 a 3 m. por encima de la superficie del terreno
natural. Browman reconoció que el nivel de plataforma de Casa Superior se encuentra en una
terraza y no en un verdadero montículo, afirmando que “se colocó el templo en el centro de un
montículo más grande… El montículo más grande mide 50 m. de lado; tres lados en pendiente se
cubrieron y revistieron con una pared de piedra de hasta 3 m. de altura” (Browman 1981: 414). Esta
fue una estructura imponente vista desde ladera abajo, y tendría escalones o una escalera para subir
a la pared frontal. Por otra parte, estas estructuras fueron construidas para ser vistas desde pendiente
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

abajo. En todos los casos bien conservados, la terraza se encuentra en la parte más alta del lugar,
con la mayor parte de las áreas habitacionales ubicadas pendiente abajo.
En la parte superior de esta terraza monumental fueron construidas las estructuras del Nivel
Casa Superior. Esto con seguridad se llevó a cabo relativamente pronto después del abandono de las
estructuras del Nivel Casa Inferior, o en algún momento alrededor del año 400 antes de Cristo. Los
complejos del Nivel Casa Superior fueron descubiertos por primera vez por Bennett, quien excavó
las Casas 1 y 2 (Bennett 1936; ver Figura 8.6b para lugares de excavación en el montículo de
Chiripa). Otras casas fueron posteriormente excavadas por Portugal Zamora (Portugal Zamora
1940; Portugal Ortiz 1992) y por Kidder (1956). Las casas excavadas por Bennett han demostrado
ser representativas de todas las Casas Superiores descubiertas hasta ahora; parecen ser altamente
estandarizadas.
Las Casas Superiores son estructuras rectangulares de cantos redondeados con mortero de
barro. La planta de las estructuras es única, y se puede apreciar en la figura 8.6b. Las estructuras son
de pared doble, con un espacio de depósito vacío entre las paredes interior y exterior. Los depósitos
fueron divididos por una serie de muros cortos conectando las paredes interior y exterior de las
estructuras. El acceso a estos depósitos fue a través de ventanas o nichos elaborados, decorados con
yeso moldeado con motivos escalonados /step-fret/ en sus esquinas superiores. Las casas estaban
enlucidas en rojo y amarillo, al igual que las estructuras de Casa Inferior, y fueron casi con toda
seguridad techadas con cañas de totora. Al parecer, al menos una parte del patio encerrado por la
estructuras también fue recubierta de arcilla de color. Debajo de los pisos de al menos algunas de las
estructuras se encontraron numerosos enterramientos humanos (13 en el caso de la Casa 2 [Bennett
1936: 432-433], pero ninguno en la Casa 1), acompañados con frecuencia por artículos valiosos
incluyendo objetos de oro y cobre. También excepcionalmente, las Casas Superiores parecen haber
estado equipadas con puertas corredizas. A un lado de la entrada principal de cada estructura hay
una ranura estrecha y profunda que habría contenido un panel empotrado, probablemente de madera
y cañas o de tela. Estos paneles podrían haberse empujado desde las ranuras para cerrar las entradas.
El número de casas en el complejo Casa Superior ha sido objeto de cierta
controversia. Bennett estima inicialmente que había 14 (Bennett 1936); Kidder estima 15 (Kidder
1956) y Browman (1978) llegó incluso a 16. Hoy día es posible decir con bastante certeza que el
número de Bennett era de hecho correcto, y
227
el recinto estaba formado por 14 estructuras con aberturas hacia el norte y hacia el sur (Bandy 2001:
129-131).
Quiero hacer hincapié en que, como se muestra en la figura 8.6b, la planta del complejo
Casa Superior toma la forma de un trapecio abierto hacia el sur. No es, después de todo, un recinto
rectangular. Esto es de particular interés, ya que la estructura Choquehuanca también es trapezoidal
(Dean y Kojan 1999: fig. 10), y la estructura Llusco puede serlo, así como dos patios hundidos
excavados recientemente por el PAT en el sitio de Kala Uyuni. La disposición trapezoidal de las
Casas Superiores fue interpretada correctamente por Karen Chávez (1988: fig. 3), aunque esta
autora no remarca nada más sobre ella. También es interesante el hecho de que el tardío Recinto 2
de Pukara sea también una planta trapezoidal (Chávez 1988: fig. 9), y también lo es la existencia de
otro punto de semejanza entre los recintos de Pukara Kalasasaya y los patios hundidos de la cultura
Chiripa más temprana, sobre todo el complejo del Nivel Casa Superior.
El trabajo y el cuidado invertidos en la construcción de la plataforma, las 14 estructuras, y
probablemente el patio hundido en el centro del recinto (Browman 1978) representan una
elaboración importante de un espacio arquitectónico público, por encima y más allá de cualquier
precedente del Nivel Casa Inferior, y un incremento apreciable en el trabajo invertido en este tipo de
actividad.
La forma y la función de las estructuras del Nivel Casa Superior han sido consideradas más
sistemáticamente por Karen Chávez (1988). Ella sostiene que el hecho de que los depósitos/
alacenas /bins/ en las estructuras absorban cerca de la mitad del potencial de superficie interior
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

indica un inusual foco en el almacenamiento, en oposición a la habitación, mientras que las


decoraciones muy ornamentadas y la construcción elaborada, junto a esculturas “ceremoniales” y
asociaciones iconográficas, sugieren un uso no doméstico. Estoy completamente de acuerdo con
ella en estos puntos, y añadiría que su razonamiento ha sido confirmado por las altas frecuencias de
cerámica decorada asociada con estructuras de montículos relacionadas con el contenido cotidiano
de basureros domésticos contemporáneos. Ha quedado claro que la interpretación original de
Bennett del complejo como una aldea circular –una posición posteriormente repetida por Kidder y
Browman (Browman 1981: 414; Kidder 1956)- es insostenible. Las Casas Superiores de hecho no
son casas. Chávez sugiere en cambio que el complejo Casa Superior como un todo representa un
“complejo templo-almacenamiento” (Chávez, 1988: 25).
Estoy de acuerdo con la evaluación de Chávez, y añadiría a sus observaciones que el
carácter arquitectónico redundante del complejo Casa Superior (múltiples estructuras casi idénticas,
dispuestas simétricamente) parece sugerir que las estructuras y las actividades que se llevaban a
cabo en y alrededor de ellas representan una estructura social segmentaria. Esto es, cada estructura
estaría asociada con un linaje, grupo familiar u otro tipo de segmento social de la aldea –una “casa
social” en la terminología de Beck. Si este es de hecho el caso, entonces es interesante observar que
mientras que las Casas Superiores en sí son todas básicamente idénticas, difieren en el número y en
la riqueza de sus entierros asociados. Los entierros de las Casas superiores fueron excavados por
Bennett (Bennett 1936), por Portugal Zamora (Portugal Ortiz 1992), y posiblemente por Kidder y
Cordero Miranda en la Casa 5 (Layman y Mohr 1965: tabla 10.1). Así, algunas estructuras tienen
más entierros que otras, y algunas no tienen ninguno en absoluto. Los entierros de algunas
estructuras contienen más ítems de riqueza que los entierros de
228
otras estructuras. Si las estructuras estuvieron efectivamente asociadas con diferentes linajes, grupos
corporativos, o “casas”, entonces esto parecía indicar que los líderes y sus grupos habrían
comenzado a diferenciarse, con cierto mando y más riqueza, trabajo, prestigio y autoridad que otros.

FORMACIÓN DE ENTIDADES POLÍTICAS MULTI-COMUNITARIAS

Una de las principales regularidades en ciertas secuencias evolutivas prehistóricas en todo el


mundo, sobre todo en aquellas secuencias que culminan en la formación del Estado y de la
emergencia de civilizaciones divididas en clases, es la formación de organizaciones/entidades
políticas multi-comunitarias. La “entidad política multi-comunitaria” es un término que utilizo en
lugar de “cacicazgo simple”, “sociedad de rango”, u otros /staples/ de las interpretaciones
arqueológicas. Yo prefiero “entidad política multi-comunitaria” por varias razones. Lo más
importante es que el término mantiene una neutralidad significativa en cuanto a la naturaleza
precisa del sistema político en discusión. Sostengo que hay muchos tipos de organizaciones
políticas que pueden permitir una integración política y económica regional. Algunos de éstos
pueden conllevar la aparición de una clase gobernante hereditaria, mientras que otros pueden
mantener un alto grado de igualdad política. A menudo somos incapaces de distinguir los puntos
más finos de la organización política en las sociedades prehistóricas. El término “entidad política
multi-comunitaria” centra la atención en un hecho de suma importancia: que ha surgido un sistema
político que incluye más de una sola aldea, sin invocar falsamente paralelos etnográficos exactos.
Por lo tanto, la formación de una entidad política multi-comunitaria es el proceso
multicultural recurrente que define el final de la sociedad aldeana temprana en muchas secuencias
regionales, aunque por supuesto no se da en todas las secuencias de aldeas tempranas. Típicamente,
la formación de entidades políticas multi-comunitarias supondrá la aparición de un centro político
en un sistema regional preexistente de aldeas grandes y estables en interacción, como el que existió
durante el Formativo Medio en la Península de Taraco. Exactamente este proceso tuvo lugar durante
el Período Formativo Tardío en la cuenca del Titicaca. Antes de considerar este proceso con más
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

detalle, sin embargo, es necesario prescindir de la noción de “entidad política Chiripa”. Esta entidad
nunca ha existido, y sin embargo ha tenido un lugar muy importante en la literatura arqueológica de
la cuenca del Titicaca.

La “entidad política Chiripa”

Cuando se consideran en términos de su arquitectura corporativa o en términos de su tamaño y


población, no hay un sitio que se destaque claramente del resto durante el Formativo Medio. En la
fase Chiripa Tardío hubo cuatro pueblos principales en la península de Taraco, todos en el rango de
tamaño de 7 has. Estos fueron Chiripa, Yanapata, Janko Kala y Kala Uyuni. Al menos tres de estos
sitios tenían complejos de arquitectura pública de escala más o menos comparable. Ningún sitio, y
desde luego tampoco Chiripa, puede ser identificado como un “centro” o “capital”. Esto contradice
directamente la suposición común en la literatura de que –debido a su arquitectura pública
supuestamente elaborada- Chiripa fue de alguna manera algo excepcional para su época, un centro
ceremonial
229
o un locus del poder supremo de los jefes. Por ejemplo, Mathews en su estudio del valle medio de
Tiwanaku, señaló que los sitios del Formativo Medio no estaban distribuidos al azar, sino que se
agrupaban. Él escribe,

…los sitios Chiripa asociados no parecen ser asentamientos al azar, sino más bien sugieren un mayor grado de
organización de los asentamientos, posiblemente dirigidos por el liderazgo administrativo de Chiripa mismo.
La naturaleza exacta de su control es poco clara…Dada la manifestación en Chiripa de la más temprana
arquitectura pública en la región, sin embargo….un escenario de control directo contiguo del valle de
Tiwanaku por parte de la organización política Chiripa no está fuera de los límites de la posibilidad (Mathews
1992: 68).

Stanish llega a una conclusión similar:

Yo sostengo que la construcción de esta importante arquitectura corporativa [el complejo Casa Superior] está
correlacionada con el desarrollo de un cacicazgo complejo en Chiripa (Stanish et al. 1997: 115).

Browman ve Chiripa como un centro similar en esencia /in principle/ a Pukara y Tiwanaku:

Pukara dominó el área al norte del lago Titicaca… mientras que, primero Chiripa, y más tarde Tiwanaku
dominaron la zona inmediatamente al sur del lago (Browman 1981: 413).

Lo que ha quedado claro en la reciente investigación en la Península de Taraco es que


existió un número de otros sitios muy similares a Chiripa durante la fase Chiripa Tardío, y que
Chiripa no era de ninguna manera el único que tenía arquitectura pública elaborada. La
preservación de la arquitectura del Formativo Medio en Chiripa es excepcional –debido a que fue
enterrada y protegida por un episodio posterior de construcción de un montículo, pero a partir de la
evidencia actual parece que la arquitectura en sí no era particularmente inusual en el contexto de las
aldeas contemporáneas de Península de Taraco. Chiripa fue una –no la primera- de muchas. Chiripa
no fue el centro de una organización política en el Formativo Medio, ni en ningún otro período. En
cambio, fue una aldea en un sistema regional de aldeas autónomas. Cuando Chiripa entró en un
sistema político más complejo, como sucedió a principios del Período Formativo Tardío, lo hizo
como aldea subordinada, no como un centro. Nunca existió una entidad política Chiripa. Si este
trabajo lograra realizar un único aporte, quisiera que sea la eliminación de la idea de la organización
política Chiripa de la literatura arqueológica andina.

La entidad política de Península de Taraco


Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

El patrón de asentamiento general del período Formativo Tardío 1 (la fase Tiwanaku I) pone en
evidencia una notable continuidad con el patrón del Formativo Medio (compárense las Figuras 8.8a
y 8.3c). Sin embargo, los patrones de crecimiento de los asentamientos y el movimiento de la
población fueron totalmente distintos. Una verdadera jerarquía de tres niveles surgió en la Península
de Taraco por primera vez a principios del Formativo Tardío 1. Esto fue el resultado del hecho de
que Kala Uyuni (T-232/T-225), una de las cuatro principales aldeas del Formativo Medio, creció
más del doble de tamaño, a un población estimada de 901, de un número estimado de 361 en el
Formativo Medio. A lo largo de todo el periodo Formativo Tardío 1, esto sucede a una tasa de
crecimiento anual promedio
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Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

de 0.17%, más del doble de la tasa de crecimiento de la población de referencia para el período
Formativo Tardío 1. De hecho, sin embargo, la mayor parte de este crecimiento probablemente tuvo
lugar en un período mucho más corto a una tasa más dramática. Al mismo tiempo, los otros viejos
centros del Formativo Medio se redujeron ligeramente en tamaño. Chiripa (T-1), por ejemplo, se
redujo de una población estimada de 445 en el Formativo Medio, a 343 en el Formativo Tardío 1,
con una tasa de crecimiento de la población de aproximadamente -0.04% anual. Este es el primer
período en la historia de ocupación del sitio en el que perdió más que ganó población. Janko Kala se
contrajo a una tasa comparable, al igual que muchos de los sitios del Formativo Medio más
pequeños en la Península de Taraco.
Este patrón se puede apreciar en la figura 8.9a. Kala Uyuni es evidente ya como un gran
pico en el lado sur de la península, más de dos veces el tamaño de cualquier concentración
poblacional contemporánea de la zona. La Figura 8.9c presenta los cambios en la densidad de
población en el periodo Formativo Tardío 1, y muestra claramente el crecimiento anómalo de Kala
Uyuni, y la disminución concomitante de la otras viejas aldeas del Formativo Medio. Interpreto esto
como una indicación de que la totalidad de la Península de Taraco fue agrupada en un única forma
de gobierno que abarcó tal vez 100 kilómetros cuadrados, con un valor para el índice de población
total en alrededor de 5000. Tentativamente he localizado el límite oriental de este sistema de
gobierno entre los sitios de Chiripa (T-1) y Chiripa Pata (T-4) en el lado norte de la península (ver
Figura 8.8a). Los sitios al Oeste de esta línea perdieron población en el Formativo Tardío 1,
mientras que los sitios al este de esta línea crecieron con normalidad. Interpreto esta diferencia
como una indicación de subyugación por parte de Kala Uyuni de los sitios que se contrajeron, y de
independencia para los sitios que crecieron normalmente.

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Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
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Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

Este escenario se complica un poco, sin embargo, por los acontecimientos que tuvieron lugar en el
extremo occidental de la Península de Taraco en ese momento. La figura 8.9c muestra claramente
que no sólo Kala Uyuni experimentó un crecimiento durante el período Formativo Tardío 1, sino
que también lo hicieron un grupo de sitios en la punta de la península. Este grupo de sitios incluye
Sonaji (T-271), Kumi Kipa (T-272) y Kollin Pata (T-322). Colectivamente, estos sitios son
conocidos como el grupo de Santa Rosa, ya que todos están cerca de la moderna ciudad con ese
nombre ¿Cuál era entonces la relación entre Kala Uyuni y el grupo de Santa Rosa, que parecen
haber experimentado un crecimiento fenomenal durante el Formativo Tardío 1?
Yo creo que podemos entender a Kala Uyuni y al grupo de Santa Rosa como la
representación de capitales secuenciales de una sola entidad política. Esta interpretación está
apoyada por la consideración de las historias de ocupación de todos los lugares en cuestión. Kala
Uyuni, por ejemplo, tiene una larga historia de ocupación que se remonta hasta la Fase Chiripa
Medio. La fase Formativo Tardío 1, sin embargo, es la última en la que fue una de las principales
aldeas. En la fase Formativo Tardío 2 siguiente, Kala Uyuni se reduce a un nivel muy pequeño. El
sitio cubre no más de 1.5 hectáreas, con una población estimada de alrededor de 70 personas. Los
sitios del grupo Santa Rosa, sin embargo, no tienen ninguna ocupación durante el Formativo Medio.
Sus enormes ocupaciones en el Formativo Tardío 1 aparecen literalmente de la nada, y luego
persisten en fases posteriores. Todos los sitios de ese grupo Santa Rosa continúan siendo los
principales sitios en el período Formativo Tardío 2 (figuras 8.9b, d) y en el Horizonte Medio. Por lo
tanto, es totalmente plausible la hipótesis de que en algún momento al final de la fase Formativo
Tardío 1 el sitio Kala Uyuni fuera en gran parte abandonado y la gran mayoría de su población se
trasladara a los nuevos sitios del grupo Santa Rosa. Estos sitios se convirtieron colectivamente en la
nueva capital de la entidad política antes centrada en Kala Uyuni. Dado que esta organización
política parece haber tenido dos capitales secuenciales, y no se identifica con un solo sitio central en
toda su historia, he decidido llamarla la Entidad Política de Península de Taraco.
La aparición de la Entidad Política de Península de Taraco parece haber coincidido con el
surgimiento de organizaciones políticas multi-comunitarias en toda la cuenca del Titicaca. Más o
menos al mismo tiempo el sitio de Tiwanaku fue ocupado por primera vez de manera importante, y
pasó a ser la capital de su propia entidad política epónima, para dominar eventualmente la totalidad
de la cuenca del Titicaca y los Andes Centro-Sur. Durante el período Formativo Tardío 1, sin
embargo, la entidad política Tiwanaku fue probablemente similar a, o menor que, la entidad política
de Península de Taraco, y las dos fueron probables competidores. Otras entidades políticas
surgieron casi al mismo tiempo en las áreas sur y norte de Ccapia (centradas en los sitios de
Kanamarka/Lakaya y Ccakachipata, respectivamente), y en el Alto Valle de Tiwanaku (centrada en
Kallamarka, probablemente).

CONCLUSIÓN

La Península de Taraco de la cuenca sur del Titicaca presenta una importante secuencia de aldeas
tempranas en términos de evolución social. Esta secuencia comienza con la establecimiento de un
sistema de aldeas autónomas, sedentarias, y al menos en parte agrícolas, alrededor de 1500
a.C. Siguió un período de unos 700 años en el que
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estas aldeas crecieron hasta un determinado tamaño y luego se fisionaron, probablemente debido al
aumento en los conflictos internos. Estas aldeas eran muy simples, sin evidencias de actividad ritual
pública formalizada, competencia institucionalizada por status, o estructura social compleja. El
umbral de fisión de las aldeas en este periodo parece haber estado en el rango de las 170 personas.
Alrededor de 1000 a.C. la fisión de las aldeas se hizo más difícil debido a la mayor circunscripción
social de las aldeas de la Península de Taraco. Es en este momento que vemos la primera experi-
mentación con la actividad ritual formal y el ceremonialismo público, en la forma de la estructura
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

Choquehuanca en Chiripa. Este patio hundido, construido alrededor del año 1000 antes de Cristo, es
el primer ejemplo conocido de esta forma arquitectónica pública por excelencia de la cuenca del
Titicaca. Mientras que al menos un evento más de fisión de aldeas se conoce que se produjo
después de la construcción de la estructura Choquehuanca, el umbral de fisión de las aldeas parece
haber aumentado a más de 250 personas.
En el 800 a.C. ocurren dos cosas a la vez. En primer lugar, surge una tradición formal de
religión y de ceremonialismo público, extendiéndose por toda la cuenca del Titicaca. Esta es la
tradición religiosa Yaya-Mama, un conjunto complejo e integrado de rituales y prácticas con
parafernalia material asociada, que surgió de la experimentación temprana documentada en
Chiripa. En segundo lugar, los pueblos de la Península de Taraco dejaron de fisionarse y comenzó
un periodo de crecimiento ininterrumpido que continuó por más de 500 años. Durante estos cinco
siglos del Período Formativo Medio, las aldeas de la Península de Taraco crecieron hasta alcanzar
tamaños que habrían sido inimaginables antes de la aparición de la Tradición Religiosa Yaya-
Mama. Argumenté que la secuencia de la Península de Taraco constituye una poderosa evidencia
para la función integradora de la actividad ritual pública y su capacidad para reducir, resolver o
redirigir los conflictos dentro de la aldea. La Tradición Religiosa Yaya-Mama puede, por lo tanto,
ser considerada como un tipo de tecnología social que permitió el establecimiento de un sistema de
grandes aldeas estables en el periodo Formativo Medio.
El período de las aldeas tempranas finalmente llegó a su fin a partir de la formación de una
entidad política multi-comunitaria en la Península de Taraco alrededor del 250 a.C. La formación de
esta organización política se evidencia en el rápido crecimiento del sitio de Kala Uyuni, y en la
contracción simultánea de las otras aldeas antiguas de la península. La formación de esta entidad
política, y de otros centros políticos contemporáneos en Tiwanaku, en las áreas norte y sur de
Ccapia, y tal vez en el Alto Valle de Tiwanaku, inauguró un largo período de siglos de consolidación
política, con un aumento de la interacción y el intercambio regional, que culminó en la formación
del Estado Tiwanaku en algún momento del siglo cuarto o quinto AD. Para entonces, sin embargo,
la autonomía de las aldeas de la antigua península de Taraco había sido ya largamente olvidada.
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.
Bandy, Matthew S. 2006 Early Village Society in the Formative Period in the Southern Lake Titicaca Basin. En:
Andean Archaeology III. North and South, W. Isbell y H. Silverman (eds.), pp. 210-236, Springer, Nueva York.
Traducción: Federico Wynveldt. Para uso interno de la Cátedra Arqueología Americana II, FCNyM, UNLP.

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