Identificacion Adn

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8-8-2013

UNIVERSIDAD
INDENTIFICACION POR ADN
XOCHICALCO

STEPHANIE A. CHAVEZ FIGUEROA | CRIMINALISTICA 3RO ‘’A’’


El ADN es el compuesto más importante del ser vivo, pues es la sustancia bioquímica

encargada de transmitir las características genéticas y de regular la vida de las diferentes

especies.

La medicina, precisamente a través de la Medicina Legal y Forense, juega un papel primordial en este
proceso, ya que muchas veces el médico ayuda a determinar la identidad de una persona, mediante
correlación de datos antropométricos y otros de variada naturaleza al momento de la autopsia,
plasmándola en documentos médico legales de importancia, como el certificado médico de defunción o
documento equivalente en cada país; en ausencia de identificación adecuada, no se puede expedir el
certificado médico de defunción, y habría de procederse a la realización de la autopsia judicial
procedente.

En el ámbito del derecho penal, los delitos tipificados como de mayor gravedad (violación, otros ataques
contra la libertad sexual, homicidio, asesinato) suelen dejar en la escena o escenas del crimen, indicios
biológicos que permiten un estudio adecuado de los mismos, con el objeto de tratar de responder a dos
de las más típicas preguntas de la investigación criminal: qué personas estaban implicadas y cómo
pudieron ocurrir los hechos.

Los indicios biológicos criminales, o sea, aquellos restos encontrados en la escena del crimen que
proceden de órganos y tejidos del ser humano (en mínimos casos de animales o plantas), en los cuales
hay células y de los cuales podemos en consecuencia obtener ADN, están presentes en la mayoría de los
casos de violación y homicidio. Es muy raro que se produzcan los hechos anteriores sin que exista una
cierta violencia o la posibilidad de intercambio de células entre la víctima y el agresor, o entre alguno de
ellos y el medio.

Siendo en crímenes especialmente graves tan frecuentes los indicios biológicos, no cabe duda de que la
adecuada búsqueda, detección, recolección, almacenamiento, envío y custodia de los mismos y de sus
resultados, constituyen una pieza básica en el procedimiento criminal y en la resolución de los casos que
en cualquier momento se produzcan.

El análisis con ADN con fines de identificación ha alcanzado un grado de desarrollo enorme, y es prueba
usada y aceptada universalmente tanto en el ámbito de la investigación biológica de la paternidad o
maternidad (campo civil) como en la resolución de casos criminales (campo penal).
Criminalística

Desde siempre el delito ha venido acompañado de la necesidad de investigarlo, de aclararlo, de buscar y


de castigar al culpable. Se puede definir criminalística como la ciencia aplicada que estudia
científicamente los indicios y las evidencias con el objeto de convertirlos en pruebas para permitir la
identificación de las víctimas y de los delincuentes y esclarecer las circunstancias de un presunto delito.

Muestras dubitadas e indubitadas

Las muestras con las que se trabaja en criminalística se pueden clasificar en dos tipos:

Muestras dubitadas o evidencias: son restos biológicos de procedencia desconocida, es decir, no se sabe
a quién pertenecen (por ejemplo las muestras recogidas en la escena del delito o de un cadáver sin
identificar).

Los tipos de muestras dubitadas más frecuentemente analizadas por técnicas genético moleculares son:
sangre (habitualmente en forma de mancha), semen (lavados vaginales o manchas sobre prendas de la
víctima), saliva (colillas de cigarrillo, chicles, sobres y sellos), pelos, uñas, tejidos blandos, restos óseos y
dentarios (estos últimos relacionados fundamentalmente con la identificación de cadáveres).

Muestras indubitadas o de referencia: son restos biológicos de procedencia conocida, es decir, se sabe a
quién pertenecen (por ejemplo la sangre tomada de un cadáver identificado, o las muestras tomadas a
familiares de un desaparecido). El tipo de muestras indubitadas más habituales son sangre y saliva
(frotis bucal).

Para la genética forense, son de interés los denominados indicios biológicos que son los que contiene
ADN, y por ello se definen como “toda sustancia líquida o sólida que provenga directamente del cuerpo
humano o que haya estado en contacto con el mismo, y en cuya superficie o interior pueda haber restos
de células”.

Algunos ejemplos de indicios biológicos obtenidos en la escena del crimen son: sangre, semen, pelos,
saliva, tejidos blandos, huesos y dientes, orinas, heces, sudor, etc. En cuanto a los indicios no biológicos,
algunos ejemplos son: fibras y tejidos, restos de pólvora y material de disparos, restos de tierra,
semillas, plantas y hierbas, tinta pintura, madera, material de engrase, etc.
Análisis de muestras biológicas

Sangre: se puede encontrar bien en estado líquido o en forma de mancha. La sangre líquida bien
conservada no ofrece ningún tipo de problema, pero es frecuente que al laboratorio llegue sangre
putrefacta bien porque se ha estropeado durante el transporte o bien porque pertenece a un cadáver
en el cual se ha iniciado la descomposición. Para evitar el primer problema es conveniente realizar una
mancha sobre una gasa antes de proceder al transporte de la muestra y para el segundo hay que tratar
de buscar otra muestra para el análisis, bien sea un tejido blando, uñas, o un resto óseo, dependiendo
del estado de conservación del cuerpo. Por el contrario, la sangre en forma de mancha se conserva más
fácilmente y puede analizarse tras varios años si las condiciones de secado fueron adecuadas. Quizás las
manchas sobre cueros, maderas tratadas, restos vegetales y tierras sean de las más críticas pues estos
materiales tienen diferentes grados de absorción y en ellos se encuentran presentes gran cantidad de
inhibidores de la PCR como los taninos, que impiden que la reacción funcione. Para detectar muestras
de sangre en la escena de una agresión, se utilizan una serie de métodos como: colorimetría (detección
mediante oxidasas), cristalografía, quimioluminiscencia (mediante luminol), inmunocromatografía, etc.

Saliva: estas muestras no suelen presentar problemas en la analítica de ADN. Suelen llegar al laboratorio
en forma de mancha, sobre filtros de cigarrillo, sellos, chicles o prendas o bien en otros soportes como
vasos, botellas o huesos de fruta. Se detectan mediante alfa-amilasa.

Esperma: se recoge en los casos de agresiones sexuales. El principal problema es que además de los
espermatozoides del agresor se suele encontrar las células del epitelio vaginal de la víctima. Por ello, a la
hora de analizar estas muestras aparece una mezcla de perfiles genéticos, pero como el perfil genético
de la víctima si lo conocemos podemos determinar cuál es el del agresor.

Pelos: estas muestras requieren un análisis microscópico previo a la analítica molecular con el fin de
determinar el tipo de análisis que es posible en ellos (estudios de ADN nuclear o de ADN mitocondrial)
además de otras características importantes. Con el análisis microscópico se determinan, entre otros, los
siguientes puntos:

- Si se trata de pelos de origen animal o humano.

- Si se trata de pelos completos (con bulbo) o de fragmentos de pelos (sin bulbo). En el caso de
fragmentos de pelos los estudios a realizar son los de ADN mitocondrial como veremos en el siguiente
apartado. En el caso de los pelos con bulbo se puede determinar en qué fase vital se encuentra éste. En
los pelos con bulbo telogénico (en fase de caída) se suele realizar análisis de ADN mitocondrial y en los
pelos con raíz anagénica (en fase de crecimiento) se puede realizar un análisis de ADN nuclear.

Tejidos: las muestras suelen estar relacionadas sobre todo con la identificación de cadáveres en los que
han comenzado los procesos de putrefacción. Los mejores resultados se obtienen con músculo
esquelético tomado de las zonas que se estén más preservadas de la putrefacción.

Huesos y dientes: estas muestras se obtienen de los cadáveres ya esqueletizados y son las más
problemáticas en cuanto a identificación genética. Los huesos largos (fémur o húmero) y los molares
(muelas) son las muestras que ofrecen mejores resultados. La extracción de ADN a partir de este tipo de
restos es más larga y costosa que en los casos anteriores.

Exclusión e inclusión

Una vez que se ha estudiado todo lo anterior y se han obtenidos los resultados de ADN de las muestras y
se tienen supuestos sospechosos, hay que decidir si el sospechoso es el verdadero autor del crimen o sin
embargo se ha inculpado a la persona equivocada. Para ello se definen dos conceptos: Exclusión e
inclusión.

En las muestras tomadas del supuesto criminal como en las muestras recogidas en la escena del crimen
se han analizado una serie de loci polimórficos, los mismos en los dos casos:

Si al analizar los loci de ambos, tanto en la muestra problema como en el sospechoso aparecen los
mimos alelos, se habla de inclusión, pero esta inclusión nunca es del 100% ya que se está trabajando con
probabilidades. Estas probabilidades hacen referencia a las frecuencias de los alelos en la población. Así,
para obtener este valor hay que multiplicar la frecuencia de que los dos alelos del locus 1 se den en la
población, por la frecuencia de que los alelos del locus 2 se encuentren en la población, y así
sucesivamente hasta multiplicar todas las frecuencias de los loci polimórficos analizados. Este valor será
un número muy pequeño, por lo que para dar el resultado final se hace una conversión. Por convenio,
está establecido que si tras hacer la conversión se obtiene una probabilidad del 99.73% y todos los
alelos de todos los loci coinciden, se estará en lo cierto con una probabilidad altísima si se inculpa al
presunto sospechoso como verdadero sospechoso.

Si por el contrario, al analizar los loci de ambos, hay algún alelo en el que la muestra problema y
sospechoso no coinciden, aunque sólo sea uno, se habla de exclusión, y en este caso sí es del 100%, es
decir, que se tiene certeza absoluta cuando se rechaza al supuesto sospechoso como verdadero autor y
por tanto hay que seguir buscando al verdadero sospechoso.

Ejemplo:
Se puede concluir diciendo que hay una probabilidad cercana al 100% de que el sospechoso 1 sea el
verdadero autor del crimen, ya que todos los alelos de todos los loci coinciden y se puede afirmar que el
sospechoso 2 queda excluido con una certeza del 100% como sospechoso, ya que hay de los de los
alelos que no coinciden con los de la víctima.

En este caso, son las bandas del sospechoso 1 las que coinciden con las bandas de la muestra analizada.
Se pueden descartar por tanto al sospechoso 2 y 3 ya que hay algunas bandas que no coinciden con las
de la muestra.

Identificación de restos cadavéricos

La identificación de los restos cadavéricos procedentes de los accidentes de tráfico, grandes catástrofes,
personas desaparecidas, etc., constituye un tipo de análisis muy solicitado en genética forense.

Cuando se produce la aparición de un cadáver o restos cadavéricos cuya identidad se sospecha pero no
se pueda establecer con total seguridad por métodos tradicionales (antropológicos, odontológicos, etc.),
se puede recurrir a un estudio genético como complemento ó como única vía posible de identificación.

Los cadáveres de los que no haya sospechas sobre quién se trata deben ser igualmente analizados y sus
perfiles genéticos deben ser almacenados en una base de datos anónima que permita su comparación
con muestras de referencia de personas que tengan familiares desaparecidos.

Como consecuencia de la gran variedad de situaciones con las que nos podemos encontrar, vamos a
tratar de ordenar ó clasificar los casos que pueden ser resueltos primero en función del tipo de muestra
que debemos analizar y segundo en función del tipo de caso.

- Atendiendo al estado de conservación de la muestra, los casos más típicos son:

Restos cadavéricos en buen estado de conservación. la recogida de muestras se realiza inmediatamente


después de la muerte, las muestras más adecuadas son sangre y/o músculo. En los casos en los que se
producen víctimas carbonizadas, el ADN es muy estable a las altas temperaturas a las que se ve
sometido y en general es posible obtener ADN de alta calidad.
Restos cadavéricos con un avanzado estado de putrefacción ó esqueletizados. Se trata de restos en los
que la toma de muestras se realiza después de un periodo de tiempo largo tras la muerte, en este caso
las muestras más adecuadas son piezas dentales ó huesos largos. Son los casos que entrañan mayor
dificultad en cuanto a la obtención y el análisis del ADN.

Restos cadavéricos embalsamados. Normalmente son los casos que entrañan la mayor dificultad puesto
que lo más común es que la conservación del cadáver se realice mediante formol ó derivados y está
demostrado que el formol produce grandes modificaciones de los ácidos nucleicos.

Restos cadavéricos momificados. En ciertos cadáveres se producen fenómenos naturales de


momificación como consecuencia de la rápida evaporación del agua del cuerpo, con lo que se detiene el
desarrollo de microorganismos y por tanto la putrefacción y por tanto el material genético de los tejidos
blandos momificados se preserva en condiciones que permiten su análisis, que en condiciones
habituales no sería posible debido a los procesos destructivos del cadáver.

Catástrofes masivas

La muerte de un elevado número de personas en un mismo evento puntual es lo que se denomina “gran
catástrofe”. El objetivo primordial en éstas es el de “identificar correctamente lo antes posible a las
víctimas”. Esto no siempre es fácil, porque las presiones de los medios de comunicación, de los
familiares, de las autoridades, inducen a los profesionales a cometer errores.

Desde una perspectiva forense, centrados ya en las víctimas, se pueden clasificar las catástrofes en dos
tipos:

Catástrofe cerrada: aquélla en la que se conoce el número exacto o muy aproximado de víctimas. Ej.:
accidentes de aviación, autobús, tren, etc. En estos casos incluso se sabe los nombres de las víctimas.

Catástrofe abierta: aquélla en la que no se sabe el número de víctimas a priori. Ej.: las catástrofes
naturales, incendios en edificios o los famosos atentados del 11-S (Nueva York) y el 11-M (Madrid).

Los métodos de identificación de ADN disponibles en una gran catástrofe son:

Patología forense: el examen externo e interno del cadáver en la autopsia (cicatrices, tatuajes, prendas
de vestir, lesiones internas y prótesis). Inconvenientes: la lentitud y que sólo sirve para cuerpos enteros
y no muy dañados.

Huellas dactilares: se pueden obtener por medio de la denomina necrodactilar, útil en las catástrofes
cerradas. Es rápida, fiable y económica.
Odontología forense: es de alta fiabilidad, relativamente económica pero a veces limitada por la falta de
material de referencia y por la lentitud derivada de la necesidad de comparar todas las muestras una a
una.

Antropología forense: es económica y fiable pero a veces resulta muy lenta.

Genética forense: basada en el análisis de ADN. Ventajas: resulta útil en casi todos los casos, puede
utilizarse todo tipo de fragmentos, es muy fiable y sus costes son cada día menores. Inconvenientes: hay
casos en los que no funciona, a veces faltan laboratorios especializados, es relativamente lento, y los
precios aunque disminuyen son relativamente elevados.

Bibliografia

http://es.wikipedia.org/wiki/Huella_gen%C3%A9tica

http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1724/27.pdf

http://www.monografias.com/trabajos58/identificacion-criminales-adn/identificacion-criminales-
adn2.shtml

http://manuelcarballal.blogspot.mx/2007/12/criminalstica-aplicada-la-identificacin.html

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