Está en la página 1de 32

Troianalexandrina 8 (2008), pp.

115-146 © FHG
DOI 10.1484/J.TROIA.1.100240

LA EXTRAÑA SINTAXIS VERBAL DEL LIBRO DE


ALEXANDRE

JAVIER RODRIGUEZ MOLINA

Universidad de Valladolid

ABSTRACT

This paper deals with some linguistic problems raised by the


Old Spanish Libro de Alexandre. Since the discovery of the
manuscript P in 1888, scholars have raised questions about the
original dialect it was written in. After summarizing the achievements
of previous research and considering some hotly debated linguistic
issues concerning the two manuscripts, O and P, I shall try to discover
the methodology that could be applied to solving the linguistic enigma
of the Libro de Alexandre’s original dialect. Finally, I shall take a
closer look at the syntax of perfects in the Libro de Alexandre, a
phenomenon which has been scarcely touched upon before. This topic
points to some possible relationships between the language of Eastern
Iberia and the language of the Libro de Alexandre.
Keywords: Spanish language and literature; 400-1499
Medieval period; Libro de Alexandre; treatment of Alexander the
Great; syntax; dialectology; perfects; linguistic reconstruction.

1. Preámbulo

Entre los muchos enigmas que todavía encierra el Libro de Alexandre el


de la lengua del original no es ciertamente el menor, ya que pocos son los textos
medievales que han suscitado tantas controversias lingüísticas. El problema de
la lengua del Alexandre se encuentra indisolublemente ligado al de la autoría de

_______
115
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

la obra, y es asimismo inseparable de las complejas relaciones textuales que los


testimonios conservados guardan entre sí. Como bien dicen Alarcos (1948: 17),
“La determinación del dialecto en que se escribió el original del Libro de
Alexandre es uno de los problemas más complicados de su estudio” y Casas
Rigall (2007: 30), “El dialecto original del Alexandre es, sin duda, la principal
incógnita en su estudio”.

El descubrimiento del manuscrito P en 1888, que presentaba un poso


aragonés muy acusado, puso en entredicho el supuesto leonesismo del original,
que casi se daba por seguro a juzgar por las lecciones del otro códice, el de
Osuna (O), escrito en una variedad leonesa de tipo occidental. Por otra parte, la
aparición de diversos fragmentos nítidamente castellanos espoleó también las
críticas hacia la hipótesis leonesa1. El explicit de P, además, daba alas a la
hipótesis de que Berceo fuera el autor del poema que, de ser cierta, obligaría a
suponer un original lingüístico riojano, del que P sería el reflejo más cercano2.

Aunque nadie sustenta hoy el carácter aragonés del poema, las


divergencias entre los investigadores sobre la variedad lingüística original del

1
Recordemos muy brevemente que las siglas O y P por las que se conocen a los
principales testimonios del Libro de Alexandre corresponden a los manuscritos de Osuna (ms. V-
5-nº 10, BNM, s. XIII-XIV) y París (Ms. Esp. 488, BNP, s. XV). Los fragmentos se conocen por
las siglas Med (Medinaceli, 27 versos en una hoja de pergamino en letra del s. XIV, se conserva
en el Archivo Ducal de Medinaceli “Archivo Histórico, caja 37, documento 50”, B (Bujedo, 9
estrofas y media copiadas por Francisco de Bivar en su obra Marci Maximi Caesaraugustani,
1651) y G (17 estrofas copiadas por Gutierre Díaz de Games en El Victorial). La descripción más
actualizada de los testimonios del Alexandre se encuentra en la introducción de la reciente edición
de Juan Casas Rigall (2007: 73-76). Con todo, la descripción más completa de los testimonios
sigue siendo la de Willis (1934), quien realizó un excelente comentario codicológico de los
manuscritos O y P. Sobre los problemas textuales del Alexandre pueden consultarse con provecho
los excelentes trabajos de Dana A. Nelson (1979, 1993, 1999, 2001). Cito los ejemplos de los
manuscritos del Alexandre a partir de la transcripción paleográfica de Casas Rigall, disponible en
http://web.usc.es/~fejcr/Libro Alexandre html. Empleo siempre la numeración conjunta
acompañada de la sigla del manuscrito correspondiente. Cuando dicha sigla no aparece, debe
entenderse que me refiero al texto crítico de la edición de Casas Rigall (2007).
2
No puedo detenerme en las muy problemáticas atribuciones del texto de los dos
manuscritos (Juan Lorenzo de Astorga en O y Gonzalo de Berceo en P) y en la complicada
referencia cruzada de la estrofa 1548. Para todas estas cuestiones, véase Casas Rigall (2007),
quien resume las soluciones propuestas hasta el momento de cara a la resolución de este enigma,
importante para la caracterización lingüística del texto si en verdad encierra el nombre del autor.
Tanto Tomás Antonio Sánchez en el siglo XVIII como Menéndez Pidal (1906, 1907, 1957: 278)
creyeron que Juan Lorenzo fue el verdadero autor del Alexandre y no un simple copista, pero esta
hipótesis goza hoy de escaso crédito. Tampoco la hipótesis de la autoría de Gonzalo de Berceo
sale muy bien parada (Casas Rigall 2007: 18-22).
_______
116
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

Libro de Alexandre son casi tan acusadas como las que reflejan los testimonios
manuscritos que de esta obra se han conservado3.

Una de las hipótesis que puja con mayor fuerza en la bibliografía desde
el siglo XVIII es la tradicional suposición del carácter leonés del poema,
defendida por valedores tan ilustres como Menéndez Pidal o Corominas, y
recientemente reforzada por la argumentación de García López y Sánchez
Lancis (2005)4. No obstante, es la tesis castellanista de Alarcos (1948) la que
goza de mayor número de adhesiones, quizá porque este autor refutó punto por
punto y con sólidos argumentos tanto el leonesismo originario del poema como
su aragonesismo y, además, trazó el que, sin duda, es el mejor estudio de
conjunto sobre la lengua del texto5. Otra conocida hipótesis defiende un original
riojano para el Libro de Alexandre: la monumental edición de Nelson (1979),
que atribuye el texto a Gonzalo de Berceo, llevaba implícita la hipótesis de un
arquetipo lingüístico riojano, idea que ya había sido puesta en circulación
anteriormente6. Aunque la autoría de Berceo parece hoy descartada, buena parte

3
Véase Casas Rigall (2007: 30-39) para un rápido repaso a los principales problemas
lingüísticos que presenta la reconstrucción crítica del dialecto original del Alexandre. Parece
haber acuerdo sobre la atribución de los aragonesismos más marcados del ms. P al copista del
manuscrito (o a los copistas de esta rama) y no al autor. Morel-Fatio supuso que los rasgos
lingüísticos del manuscrito de París permiten localizarlo en la franja oriental de Aragón, en el
lindero con Cataluña (véase Menéndez Pidal 1907: 548).
4
Tanto el primer editor del poema, Tomás Antonio Sánchez en 1782, como la primera
monografía filológica moderna dedicada al dialecto leonés (Gessner 1867) no dudaban del
carácter leones del Libro de Alexandre. Por su parte, Menéndez Pidal (1906, 1907, 1957: 278,
2005: 495-497) defendió siempre la existencia de un original leonés para el Libro de Alexandre,
en consonancia con la hipótesis de que Juan Lorenzo era el autor del texto y de que el manuscrito
O es una copia castellanizada de un original leonés escrito por el citado Juan Lorenzo.
5
Para Alarcos el castellano es la base lingüística originaria del Libro de Alexandre,
mientras que los rasgos leoneses y aragoneses de O y P, respectivamente, han de atribuirse a la
labor deturpadora de los copistas medievales que trasladaron a su propio dialecto las soluciones
originarias, con la consiguiente alteración de la lengua del texto. El castellanismo del poema ya
había sido apuntado por otros investigadores en el pasado, como Morel-Fatio, Baist, Cornu,
Chenery, Müller o Moll, pero es sin duda Alarcos quien expone con mayor profundidad y
maestría esta hipótesis, que es la que domina actualmente entre los editores e historiadores de la
lengua. En efecto, al castellanismo del poema defendido por Alarcos se han sumado, con
diferentes grados de adhesión, Lapesa (1981: 203), Marcos Marín (1987: 63), Cañas Murillo
(1988), Girón (2002) y Casas Rigall (2007).
6
Como es sabido, Nelson se ha mostrado siempre favorable a la hipótesis de un original
nororiental, posiblemente riojano (1972, 1979), idea apuntada anteriormente por Baist (1897),
Müller (1910) y Dutton (1960, 1964) y a la que también se adhirió Willis (1983). No obstante,
hay que señalar que la hipótesis dialectal de Nelson se basa más en su convencimiento de la
autoría de Berceo que en el cotejo sistemático de rasgos lingüísticos que permitan adscribir sin
lugar a dudas la lengua del arquetipo al dialecto riojano. De hecho, los estudios lingüísticos de
Alarcos (1948), Gorog (1970), Echenique (1978, 1981: 126-127), Montero Cartelle (1989) y
_______
117
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

de los argumentos de Nelson son aprovechables de cara a la reconstrucción


lingüística del arquetipo y, en consonancia, son muchos los críticos que aceptan
la existencia de un original centro-oriental, quizá riojano, sin que
necesariamente coincidan con Nelson en atribuir la autoría de la obra a Berceo
(Alarcos 1981, Willis 1983, Casas Rigall 2007)7.

En su artículo-reseña a la edición de Nelson, Willis planteaba


concisamente algunas de las preguntas claves para afrontar la solución al
enigma lingüístico que presentan los diversos testimonios del Libro de
Alexandre:

The endless controversies can, as a first step, be reduced to three questions


posed in linguistic terms. Was the language of the archetype Leonese? Was it a
form of Castilian that included some (or many) traits of Eastern Spanish? Or
was it standard Central Spanish […] The difficulty lies in establishing criteria
with which to identify with some assurance the dialect of the lost original
(Willis 1983: 65)

La última frase de esta jugosa cita apunta directamente al nudo gordiano


de los estudios lingüísticos sobre el Libro de Alexandre: ¿qué criterios y qué

Greenia (1989a) han puesto sobre la mesa objeciones de peso para sustentar la autoría de Berceo
y el vernaculismo riojano del texto, ya que existen notables diferencias lingüísticas entre los
poemas del monje de San Millán y el Libro de Alexandre. Con otros argumentos, no estrictamente
lingüísticos, también Rico (1985: 136), Cañas Murillo (1988: 20-21), Franchini (1997), Uría
(2000) y García López y Sánchez Lancis (2005: 30, nota 8) han criticado la hipótesis de Nelson.
7
No obstante, como digo, creo que debe reconsiderarse seriamente la necesidad de
desligar la hipótesis lingüística riojana de la atribución de la obra a Gonzalo de Berceo, pues no
necesariamente han de correr parejas. Esta idea fue ya sugerida por Greenia (1989b: 63-64):
“Nelson may be wrong about his hypothesis about the author and still have the more logically
configured text. Whoever wrote the Alexandre was a contemporary of Berceo. He has to be
credited with being at least a co-funder of the school of poetry of which Berceo is now considered
the most accomplished exponent […] Given that these poets are likely to have had in common,
Nelson’s premise that the language of Berceo and of the Alexandre poet should have been very
close in linguistic detail doesn’t sound so very far off base”) y anteriormente por Alarcos (1981:
17-18): “En efecto, la rigurosa depuración de los textos conservados permite –con los recursos de
la versificación y del análisis interno– reconstruir el estado original del Libro en lo referente a su
lengua, y ésta, sin duda, resulta muy próxima a la de las obras devotas de Berceo. Pero, claro es,
esta semejanza lingüística no indica una sola autoría. Todos los coetáneos y coterráneos del autor
del Alexandre y de Berceo habrían mostrado un estado de lengua análogo. En suma, estos tres
factores –maduración del estilo, diversidad de asuntos, comunidad de lengua– no prueban nada.
Berceo pudo ser el autor del Alexandre, pero también pudo no serlo […] En resumen, la única
prueba de que el Alexandre sea de Berceo es la estrofa final, tal como la transmite P, siempre que
tengamos la necesaria fe para considerarla auténtica. Concluimos, pues, manteniendo nuestra
incertidumbre: el Alexandre pudo escribirlo Berceo, pero también pudo escribirlo otro
contemporáneo”.
_______
118
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

método permiten identificar con suficiente margen de confianza los rasgos


lingüísticos del arquetipo? ¿cómo deslindar los rasgos lingüísticos introducidos
en la transmisión manuscrita de los originales? Si bien no carecemos de trabajos
específicos dedicados al estudio de la lengua del Libro, juzgo que la crítica
alejandrina está ayuna de una guía metodológica que permita afrontar la difícil
tarea de remontarse al arquetipo lingüístico del Libro de Alexandre a partir de
los testimonios conservados. Hasta la fecha, el puntal más sólido para llevar a
cabo esta reconstrucción han sido, a mi juicio, los trabajos de Alarcos (1948) y
Nelson (1979) que, aunque muy meritorios, presentan algunas limitaciones y
lagunas que la crítica actual debería superar y colmar.

Queda lejos de mi alcance el articular aquí y ahora los principios de una


guía de este tipo, pero sí que me gustaría, al hilo del análisis de un fenómeno
sintáctico hasta ahora no estudiado en relación con el Libro de Alexandre (la
sintaxis de los tiempos compuestos), esbozar algunos principios metodológicos
que puedan ser de utilidad para abordar la reconstrucción lingüística del original
desde nuevas perspectivas. Y qué mejor marco para hacerlo que el que
proporciona este seminario y la reciente aparición de la cuidada edición de Juan
Casas Rigall.

Así, este trabajo se constituye como una “defensa del método” que
pretende incorporar a las herramientas tradicionales de la reconstrucción
filológica algunos de los últimos avances en crítica textual y dialectología
histórica, con el objeto de mostrar cómo el estudio de fenómenos sintácticos
diatópicamente localizados puede ser una valiosa herramienta para la
indagación lingüística sobre textos problemáticos, caso del Libro de Alexandre.

La aplicación de nuevas premisas metodológicas al estudio de los


tiempos compuestos en los manuscritos del texto alejandrino me permitirá
afianzar la hipótesis de que Berceo no pudo escribir el Alexandre, me llevará a
presentar nuevos argumentos a favor de la existencia de un original lingüístico
centro-oriental y, por último, me conducirá al rechazo de la hipótesis leonesa
defendida por Menéndez Pidal, Corominas y García López y Sánchez Lancis.

_______
119
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

2. La reconstrucción lingüística del Alexandre: cuestiones de


método

2.1 Reconstrucción lingüística y crítica textual

No puede decirse que las investigaciones lingüísticas sobre el Libro de


Alexandre hayan sido ajenas o insensibles a los avances de la crítica textual,
pues desde fecha temprana los críticos fueron conscientes de que los
manuscritos conservados distaban mucho entre sí y respecto del original8. Por
ello, en el estudio lingüístico del Alexandre se ha practicado con mayor
regularidad y acierto que en otras tradiciones textuales la distinción entre texto
y testimonio, principio básico de la crítica textual.

En general, los autores más proclives a la reconstrucción de un


arquetipo lingüístico centro-oriental apoyan sus pesquisas en el testimonio de P,
mientras que los partidarios de un original leonés apuntan a las lecciones de O
como las más cercanas al original. Sin embargo, las vicisitudes materiales y la
historia de cada manuscrito han propiciado el uso del ms. P como fuente de
datos lingüísticos, dada su mayor preeminencia textual, y han sido causa de que
casi todas las ediciones sigan el testimonio de P como texto base9.

Los fenómenos lingüísticos a los que con mayor frecuencia se ha


recurrido para establecer el fondo dialectal del original, confrontar los
manuscritos entre sí y tratar de datar el texto han sido, por este orden, fonético-
fonológicos, morfológicos, léxicos y, por último, sintácticos. La impresión
general es que cada investigador ha tratado de llevar el agua a su molino y, así,

8
Gracias a esta toma de conciencia disponemos desde hace tiempo de transcripciones
completas de todos los testimonios y de “ediciones críticas” (Alarcos 1948 del fragmento de la
guerra de Troya, Nelson 1979 y Casas Rigall 2007 del texto completo) también desde fecha muy
temprana, pues en 1948 poco se había trabajado aún en la edición de textos medievales de
acuerdo con los principios de la crítica textual: mérito es de Alarcos el haber intentado, antes que
nadie, editar un fragmento del texto de acuerdo con estos principios.
9
Nada hay que objetar, desde un punto de vista textual, a esta manera de proceder:
ciertamente, P presenta el texto más completo o melior en términos ecdóticos, y también el más
extenso. Pero, y es necesario insistir en ello, esta preeminencia textual de P sobre no O no se
traduce necesariamente en una preeminencia lingüística o en una mayor cercanía de las soluciones
lingüísticas de P al arquetipo. La suposición de García López y Sánchez Lancis (2005: 31) de que
“[…] las formas presumiblemente autoriales tanto léxicas como sintácticas, se han conservado por
igual en ambos manuscritos en una forma que cuantitativamente se acerca sospechosamente al
50% o muy en sus aledaños […]”, basada en última instancia en los recuentos de Nelson (1979)
debe ser comprobada mediante un estudio lingüístico en profundidad de ambos manuscritos que,
por un lado, cuente con una teoría de la transmisión textual que lo respalde y, por otro, compare
sistemáticamente las soluciones lingüísticas de O y P con otros manuscritos anteriores a 1250.
_______
120
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

se recurre al ms. O cuando se quiere refrendar el carácter leonés del original, y


al ms. P cuando se busca lo contrario, esto es, refutar la hipótesis leonesa (y
viceversa). De este modo, cada investigador suele tomar como punto de
referencia un solo testimonio, pero rara vez se confrontan ambos manuscritos
para establecer un punto de partida, al menos en los estudios lingüísticos (no en
las ediciones, claro).

Este método de proceder plantea, a mi juicio, una serie de deficiencias


que restan valor probatorio a la argumentación; deficiencias que podrían
subsanarse o minimizarse si se adoptara otro planteamiento. En particular,
considero que tres son los procedimientos principales a los que puede recurrir el
investigador para afianzar sus hipótesis acerca del arquetipo lingüístico del
Libro de Alexandre.

En primer lugar este debe poseer un conocimiento claro de las


posibilidades de reconstrucción lingüística que ofrece la crítica textual, de
cuáles son los fenómenos lingüísticos que se alteran con mayor frecuencia en el
proceso de copia y de cómo operan estas transformaciones. Por otra parte,
considero imprescindible la colación de los testimonios, requisito
imprescindible para todo estudio serio sobre la lengua del texto. Ante un
fenómeno dado, el lingüista debería saber reconstruir, en la medida de lo
posible, el itinerario probable seguido por ambos manuscritos y tratar de
dilucidar qué testimonio, en conjunto, parece estar lingüísticamente más cerca
del original. De nuevo, un conocimiento amplio de cómo opera la transmisión
manuscrita de textos medievales es imprescindible.

Por ello, juzgo que cualquier argumentación lingüística sobre el Libro


de Alexandre saldría reforzada si se basara en el principio de a contrario codice:
si somos capaces de demostrar que un fenómeno X presente en el ms. O es
incompatible con la hipótesis leonesa o viceversa, ciertamente esta constatación
gozará de un mayor valor probatorio que la comprobación opuesta. Esto es, dar
por buena la hipótesis un original centro oriental a partir de las lecciones de P o,
por el contrario, reconstruir un original leonés a partir de las soluciones
lingüísticas de O es una interpretación partidista de los rasgos de los
manuscritos, ya que de este modo siempre toparemos con la explicación que
más nos convenga. Por el contrario, el método que propugno no parte de
ninguna hipótesis lingüística preconcebida. Así, si como ha declarado
sagazmente Francisco Rico “la crítica textual pretende llegar a la verdad por el
error”, la reconstrucción lingüística del Libro de Alexandre debería ser capaz de
llegar al leonesismo del original a través de las soluciones lingüísticas que

_______
121
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

refleja el manuscrito de París y viceversa; ser capaz de conjeturar la existencia


de un arquetipo centro-oriental a partir de las lecciones de O10.

Por lo tanto, el método más seguro para identificar los rasgos dialectales
del original me parece la conjunción del método reconstructivo tradicional,
basado en las coincidencias de amplio espectro entre O y P, unido a la búsqueda
de rasgos leoneses en P y orientales en O. La suma de las coincidencia de O y P
con el resultado de la diferencia entre los rasgos lingüísticos occidentales de P y
orientales de O determinará, para un fenómeno dado, la proporción relativa de
dialectalismo que podemos postular para el original e inclinará la balanza
lingüística hacia una zona u otra de la geografía peninsular. Si a este resultado
incorporamos nuestro conocimiento de la tradición manuscrita privativa de cada
rama y las propias referencias internas del texto, creo que estaremos en
condiciones de identificar con un margen de precisión bastante fiable la lengua
del original.

2.2 Transmisión manuscrita y modificación lingüística

Aunque la crítica textual no ha desarrollado todavía una teoría que


permita calcular la distancia lingüística entre el original y los testimonios
conservados (Fernández-Ordóñez 2001, Sánchez-Prieto 2006: 141), un aspecto
de la transmisión manuscrita es seguro: generalmente, aquellos fenómenos que
muestran inestabilidad diacrónica y dan lugar a cambios lingüísticos son
también los más proclives a verse sometidos a transformación a lo largo del
proceso de copia11. Gracias a las investigaciones de Sánchez-Prieto (1998),
Fernández-Ordóñez (2002) y Montejo (2005) es posible establecer la siguiente
jerarquía de fenómenos lingüísticos en función de la probabilidad de que se
vean alterados en el proceso de copia12:

VARIACIÓN TEXTUAL > DISCURSIVA > MORFOSINTÁCTICA > FONÉTICO-FONOLÓGICA

10
También puede darse el caso de que tanto uno como otro manuscrito muestren rasgos
lingüísticos no necesariamente leoneses o aragoneses, hecho que solo seremos capaces de
entrever una vez nos hayamos despojado de las lentes desenfocadas de las hipótesis dialectales
preconcebidas.
11
Transformación que no tiene por qué ser necesariamente lineal, sino que puede ser
multidireccional, en función del dialecto del copista, la cronología de la copia o las preferencias
normativas de la mano que transcribe un manuscrito.
12
Aclarar la distinción entre variantes textuales y variantes lingüísticas y el
establecimiento de una tipología de las segundas es mérito de Sánchez-Prieto (1998).
Posteriormente, Fernández-Ordóñez (2002) completó esta tipología y definió un nuevo tipo de
variación, la variación discursiva.
_______
122
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

Según los cómputos de Montejo (2005) sobre la variación lingüística en


la tradición textual derivada de la Estoria de España de Alfonso X, la variación
fonético-fonológica copa un 52% de las transformaciones que se producen en el
proceso de copia, la morfosintáctica el 23% y la discursiva el 18%. El 7%
restante corresponde a variantes textuales y errores de copia13. Llamativamente,
la variación fonético-fonológica supone el mayor porcentaje en todos los
manuscritos analizados por Montejo, duplica a los otros dos tipos de variación
e, incluso, suma más que la variación morfosintáctica y discursiva juntas.

Estos datos revisten un enorme interés, pues apuntan a que para


caracterizar lingüísticamente el original de un texto conservado en testimonios
múltiples de los cuales ninguno es el original (caso del Libro de Alexandre) es
preferible concentrarse en los rasgos morfosintácticos y discursivos de los
manuscritos, pues son los que potencialmente habrán sufrido menos remociones
y modificaciones en el curso de la transmisión textual.

Pero el camino seguido por la crítica alejandrina ha sido justamente el


contrario, ya que la mayoría de las discusiones sobre la adscripción lingüística
del original se han fundado sobre la fonética y la grafía, precisamente donde se
ubican aquellos fenómenos más proclives a la modificación lingüística en el
proceso de copia, de acuerdo con los datos de Montejo (2005)14. Y, dentro de la
variación morfosintáctica, este mismo autor señala que es la morfología verbal
la que más sufre, lo cual resulta relevante para el caso del Alexandre, habida
cuenta de que dos de los fenómenos esgrimidos por los defensores de la tesis
leonesa atañen al verbo: me refiero a los infinitivos en –er y a los perfectos en –
ioron15.

13
Montejo (2005: 234) establece una horquilla de mínimos y máximos para cada tipo de
variación considerada en su conjunto: la variación textual se mueve entre el 4% y el 11%, la
discursiva oscila entre el 9% y el 32%, la morfosintáctica bascula entre el 16% y el 32% y, por
último, la fonética-fonológica alterna entre el 23% y el 58% si no se contabiliza la agrupación
gráfica por fonética sintáctica y entre el 35% y el 63% si se computa este último fenómeno.
14
La mayor parte de los rasgos lingüísticos de los manuscritos O y P objeto de disputa
son de tipo fonético-fonológico, así, en O la falta de diptongación de o tónica, la epéntesis de la
vocal intertónica en formas nominales y futuros sincopados, la pérdida de la –d- intervocálica o la
síncopa nominal. Las principales objeciones de Alarcos (1948) a la tesis leonesa atañen
igualmente a fenómenos gráficos o fonéticos en su mayoría, y también en razones de este tipo
basan García López y Sánchez-Lancis (2005: 39-41) su defensa de un original occidental
(diptongación, alternancia gráfica —con posible repercusión fonética― l-/ll-, palatalización L-,
reducción –mb- > -m-, etc.). Sobre la diptongación en los testimonios del Alexandre véase Alarcos
(1948), Nelson (1979), García López y Sánchez-Lancis (2005), Casas Rigall (2007).
15
Sobre los infinitivos en –er y los perfectos en –ioron véase Alarcos (1948), Nelson
(1972a, 1972b, 1979, 1980), García López y Sánchez-Lancis (2005), Casas Rigall (2007).
_______
123
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

Así, puede considerarse que, dentro de los fenómenos morfosintácticos,


la interpolación de los pronombres átonos, los diminutivos en –ina y los
plurales femeninos en –es del ms. O constituyen los rasgos lingüísticos más
relevantes para el debate sobre la adscripción lingüística del original, pues
supuestamente son fenómenos más resistentes a ser modificados en el proceso
de copia que la morfología verbal de infinitivos, futuros y pretéritos. Con todo,
los dos primeros fenómenos no son exclusivos de las variedades occidentales,
sino que se documentan también en Castilla y, en cuanto a los plurales
femeninos en –es (rima anómala de santas y tantas con elefantes y diantes en la
estrofa 287), existen argumentos fundados para sospechar de su carácter
leonés16.

En conclusión, el estudio de la morfosintaxis (en sentido amplio, aquí se


deben incluir en un estudio lingüístico también los fenómenos de variación
discursiva) es la vía más segura para reconstruir el original lingüístico del Libro
de Alexandre, pues es este el ámbito de la gramática menos sujeto a
transformación lingüística en el proceso de copia. Por ello, los intentos de
defender un original occidental u occidentalizante para el Alexandre que, como
el estudio de García López y Sánchez Lancis (2005) se fundan en fenómenos
fonéticos y argumentos métricos me parecen sospechosos, habida cuenta de que
se centran en fenómenos altamente susceptibles de ser transformados en el
proceso de copia y para los que, usualmente, resulta imposible predecir la
direccionalidad del cambio. Y ello por no mencionar las enormes dificultades
que supone calibrar la interpretación fonética de ciertas grafías o la relación
entre oralidad y escritura17.

16
En efecto, Alarcos (1948) encontró casos de diminutivos en –ina en documentación
castellana. Que la interpolación no puede considerarse un fenómeno exclusivamente occidental,
sino panibérico (si bien decrece de este a oeste y es raro antes de 1250) ha sido suficientemente
probado por Ramsden (1963) y Castillo Lluch (1996: 296-323, 1998: 414-416), quien matiza
muchas de las ideas de Chenery (1905), de las que dependen en exceso las consideraciones
lingüísticas sobre la interpolación en el Libro de Alexandre. Discrepo de la afirmación de García
López y Sánchez Lancis (2005: 43) de que “La existencia de interpolación es, en efecto, una
característica muy fuerte a favor de un tinte occidental en la lengua del arquetipo”, ya que este
fenómeno que se puede encontrar en el Poema de mio Cid y en los poemas de Berceo (Castillo
Lluch 1996). Para los plurales femeninos en –es véase ahora Casas Rigall (2007: 31, 37 y notas a
las cuadernas 287, 444, 1512 y 1595).
17
Aspectos magníficamente comentados por Sánchez-Prieto (2004, 2006) que no
encuentro adecuadamente reflejados en el artículo de García López y Sánchez Lancis (2005). Por
ejemplo, estos autores consideran occidentalismos y casos de palatalización las formas llado
(755a), llinage (340c), llaga (1067b y 2253b) y allongada en O, entre otros, frente a las lecciones
lado, linage, plaga y alongados de P y juzgan que, en conjunto “[…] la misma lógica
lachmaniana […] juega contra las formas leonesas […]”, observaciones que precisan ser
matizadas: a) en la primera mitad del siglo XIII, época de composición del Alexandre, era
_______
124
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

Sin embargo, en el caso de algunos fenómenos gramaticales, creo


posible detectar una cierta trayectoria a la que se encuentran sujetas las
modificaciones lingüísticas o, en otras palabras, supongo que determinados
fenómenos se alteran de manera sistemática y más o menos regular en el
proceso de copia. Tal es el caso de la auxiliaridad verbal en los tiempos
compuestos, fenómeno para el que la trayectoria del cambio tal y como la he
estudiado en otro lugar (Rodríguez Molina 2006) indica que las copias más
tardías sustituyen con cierta frecuencia es ido por ha ido, pero el fenómeno
inverso no se documenta18. Por ello, juzgo que en los ejemplos (1a-g) la lección
de O debe considerarse como la más antigua, mientras que colijo que en estos
casos la rama representada por P es fruto de la modificación lingüística de su
modelo.

(1) a. mas por esso se Dario non ouiesse quedado (Alex 1679c O)
Î mas por eso σi Dario non se oujese callado (P)
b. dezie a las yentes que souiessen quedadas (Alex 430c O) Î
disieles a las gentes que se oujesen quedadas (Alex P)
c. cuemo se fuessen todos uenidos a perdon (Alex 224d O) Î
commo sy oujesen todos venjdos a perdon (P)
d. Fu el Rey uenido çerca de la çiudat (Alex 2533a O) Î Auje
el Rey venjdo çerca de la çibdat (P)
e. Furon luego con el tantos bonos passados (Alex 2039a O) Î
Ovo luego con el tantos buenos pasados (P)
f. Ante que fuesse el braço al cuerpo deçendido (Alex 1040a O)

frecuente que las grafías simples y dobles tuvieran el mismo valor fonético, de modo que las
lecciones de O, si son heredadas del arquetipo, pueden no representar una palatalización (Torrens
2002); b) en casos como estos hay que tener en cuenta la noción de tradición gráfica, de modo que
no se puede equiparar automáticamente la grafía ll- con una pronunciación palatal; c) el método
lachmaniano no sirve para discriminar entre variantes de lengua, y mucho menos entre variantes
gráficas, a no ser que estas tengan al mismo tiempo valor textual (sobre la imprescindible
distinción variantes gráficas / lingüísticas / textuales véase Sánchez-Prieto 1998 y Fernández-
Ordóñez 2002). Observaciones similares suscita el análisis de la diptongación que efectúan García
López y Sánchez Lancis (2005: 43-53), pues no computa con precisión las diferencias existentes
entre los diptongos actuales y los medievales (Marcos Marín 1997 realiza un magnífico
tratamiento a propósito de esta cuestión en el Poema de mio Cid. Igualmente, muchas de las
observaciones sobre los diptongos en el Auto de los Reyes Magos efectuadas por Sánchez-Prieto
2003 son también aplicables al Alexandre) y equipara, muy discutiblemente en mi opinión, la
grafía o con la ausencia de diptongación. No puedo detenerme más en estas cuestiones, que
ciertamente demandan un artículo propio.
18
Véanse las notas correspondientes y el aparato crítico de Nelson (1979) y Casas
Rigall (2007) a estas estrofas y confróntese sus lecciones en el texto crítico, que juzgo totalmente
correctas, con las de editores como Cañas Murillo (1988) o Marcos Marín (1987), quienes no
adoptan un criterio coherente y yerran, a mi entender, al menos en los versos 1679c y 430c.
_______
125
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

Î Ante que oujes braço al cuerpo destendido (P)


g. El su grant coraçon non era abaxado (Alex 1042b O) Î El su
buen coraçon non auje abaxado (P)

Estos ejemplos constituyen un pequeño aporte a la hipótesis de que, en


términos globales, el manuscrito O, despojado de las innovaciones y
modificaciones lingüísticas introducidas en el curso de la transmisión, refleja
mejor que P las soluciones lingüísticas del original del Libro de Alexandre, lo
cual no implica, como luego explicaré, el leonesismo del original.

2.3. Reconstrucción lingüística y dialectología histórica

La comparación sistemática de las soluciones lingüísticas de los


testimonios del Libro de Alexandre con otros textos coetáneos y, sobre todo,
con documentación notarial localizada en el tiempo y en el espacio constituye, a
mi juicio, la otra piedra de toque para la reconstrucción lingüística del original.
Ciertamente, tampoco faltan estudios contrastivos entre el Alexandre y otros
textos primitivos (especialmente con los poemas de Berceo) y, a diferencia de lo
que ha sucedido con otras obras, no puede reprocharse a los editores y
estudiosos que no hayan confrontado las soluciones lingüísticas de los
manuscritos O y P con documentación notarial. No obstante, creo que sobre la
metodología empleada para determinar la adscripción dialectal del Alexandre
queda mucho que decir todavía.

Sobre el Libro de Alexandre se afirma con excesiva ligereza que tal o


cual manuscrito es “leonés”, “aragonés” o “castellano”, sin que muchas veces
quede constancia de a qué variedad lingüística se alude cuando se emplean estas
etiquetas. En su Historia de la Lengua Menéndez Pidal arrostra un problema al
que pocos han prestado atención, pero del que él era ya consciente desde su
temprana reseña a la edición del Libro de Alexandre de Morel-Fatio19:

La crítica de los textos, atenta sólo a cada caso que estudia, sin abarcar la
evolución general de la literatura, se empeña en afirmar el origen castellano del
Alexandre, del Apolonio, o de tal obra de los primeros tiempos teñida de
dialectalismo, cuando la realidad es que en todo el siglo XII y primera mitad
del XIII no encontramos ningún manuscrito castellano de obra literaria; todos
los que conservamos de ese tiempo tienen algún carácter dialectal (Menéndez
Pidal 2005: 495)

19
Donde ya se sorprende ante el hecho de que ninguno de los dos manuscritos del
Alexandre esté escrito en “lenguaje puro castellano” (Menéndez Pidal 1907: 550).
_______
126
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

A continuación, Pidal señala en nota que el Alexandre está escrito en un


“leonés castellanizado” y advierte de los peligros que entraña achacar los
dialectalismos de los manuscritos al cómodo recurso de faltas de copista20.
Aunque discrepo de la atribución lingüística del texto que defiende Menéndez
Pidal, por las razones que luego se verán, coincido con él en la precisión
(importantísima) acerca del dialectalismo del original, que conduce
necesariamente al rechazo de la mayoría de las castellanizaciones ideológicas
posteriores del arquetipo, fundadas sobre la castellanización lingüística de los
manuscritos21.

La observación de Menéndez Pidal que acabo de transmitir debería


hacer reflexionar a los críticos sobre el grado de dialectalismo que están
dispuestos a admitir en la reconstrucción lingüística del original y, sobre todo,
debería servir para considerar con mayor detenimiento la espinosa cuestión del
dialectalismo del texto. Claro es que esta reflexión debería articularse dentro de
un marco más amplio, el de la Dialectología histórica peninsular, sobre el que
desgraciadamente no sabemos mucho.

Uno de los aspectos más problemáticos de la dialectología tradicional


radica en que esta se limita, por lo general, a una descripción categórica de los

20
No sin parte de razón, presenta una objeción de peso a la tesis de Alarcos, pues
utilizando un argumento a contrario sensu, se podría considerar que los rasgos castellanos de los
manuscritos O y P son también ‘faltas de copista’, en el sentido de que no es inverosímil suponer
que los amanuenses de estos manuscritos alteraran la lengua dialectal del original acomodándola a
las soluciones vigentes en Castilla y Aragón a principios del siglo XIV (O) y mediados del siglo
XV (P).
21
También García López y Sánchez Lancis (2005: 32) se han percatado de este
problema: “Hablamos por lo general de leonés, de aragonés, o incluso de riojano en el caso de
Berceo, aplicando tal denominación a las obras literarias de principios del siglo XIII de una forma
excesivamente mecánica, como si tal leonés o aragonés fuera el de los copistas del cuatrocientos o
el de un Torres Villarroel. Pero es necesario recordar que con anterioridad a las primeras décadas
de la centuria no existe una lengua literaria romance, a excepción, en todo caso, de una tradición
oral fijada en la práctica de una literatura épica cuyo funcionamiento mediante variantes es ajeno
a la literatura culta de la cuaderna vía. Es mucho suponer, por tanto, que Gonzalo de Berceo
tuviera perfecta conciencia de estar escribiendo en riojano o en alguna variante oriental del
castellano. La falta de fijación literaria de las formas romances a principios del siglo XIII es un
hecho indiscutible al que no siempre le concedemos la importancia definitoria que en sí tiene”.
Quizá mejor que hablar de dialectalismo habría que afirmar el carácter no castellano del
Alexandre, por cuanto el término dialecto es un concepto relacional y, en este sentido, ni el leonés
ni el aragonés eran dialectos del castellano en la Edad Media. Y si por dialectal se entiende que
estas variedades eran dialectos del latín, el mismo carácter dialectal revestía el castellano. Por otra
parte, el dialectalismo del texto debería ponerse en relación con fenómenos lingüísticos concretos
y no aplicarse tan a la ligera al texto en su totalidad, habida cuenta de que no conocemos con
precisión cuál era el panorama dialectal peninsular en la primera mitad del siglo XIII.
_______
127
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

fenómenos lingüísticos y funda la existencia de áreas dialectales en la presencia


o ausencia de un rasgo o fenómeno (diptongación / no diptongación, F- > h-/ F-
> Ø, etc.). Sin embargo, tanto la dialectología de corte sociolingüístico como la
teoría del cambio lingüístico han probado suficientemente que la variación
dialectal es una cuestión de grado altamente sensible a la frecuencia de uso22.
Por ello, cualquier intento de establecer isoglosas o áreas lingüísticas apelando
únicamente a la presencia o ausencia de un determinado fenómeno está
condenado al fracaso y corre el riesgo de llegar a conclusiones incompletas.
Antes bien, es en la variación en los patrones de uso de los fenómenos
lingüísticos donde se encuentra el verdadero ser de la dialectología y, en este
sentido, los rasgos dialectales deberían computarse como frecuencias
estadísticas y no como afirmaciones categóricas.

Sin necesidad de invocar el testimonio de otros textos, la literatura


lingüística sobre el Libro de Alexandre ofrece una buena muestra de las
deficiencias que encierra el método tradicional. Muchos de los rasgos
lingüísticos privativos de O que la crítica anterior había juzgado como
leonesismos fueron localizados por Alarcos y Nelson en documentación
castellana de la época y, viceversa, algunas de las soluciones lingüísticas de P
afloran también en documentos leoneses y castellanos23. Así las cosas, parece
sensato suponer que la mera presencia / ausencia de un rasgo lingüístico no
debería ser suficiente para fundar en ella la adscripción dialectal del arquetipo24.

22
La relación entre el cambio lingüístico, la variación y la frecuencia de uso es uno de
los temas que más interés han despertado entre los lingüistas en los últimos años (Bybee y Hopper
2001).
23
Tanto Alarcos (1948, 1981) como Nelson (1972a, 1972b, 1979, 1980) han puesto de
relieve las dificultades lingüísticas que entraña la defensa de un original leonés para el Libro de
Alexandre, porque muchos de los rasgos lingüísticos de O (falta de diptongación de o tónica,
epéntesis de la vocal intertónica en formas nominales y futuros sincopados, pérdida de la –d-
intervocálica, plurales femeninos en –es, síncopa nominal, infinitivos en –er, perfectos en –ioron,
interpolación de los pronombres átonos, diminutivos en –ina, etc.) en algunos casos alteran
gravemente el metro o la rima (mientras que las soluciones lingüísticas de P son mucho más
respetuosas con la métrica) y, en otros casos, coinciden con soluciones lingüísticas castellanas o
que estuvieron vigentes en Castilla en la época primitiva, como es el caso de la interpolación y los
diminutivos en –ina (Alarcos 1948: 25-30) o algunos infinitivos en –er (Nelson 1972a). En el más
completo y sistemático análisis lingüístico del manuscrito O hasta la fecha, Bishop (1977: 8) llega
a las mismas conclusiones que Alarcos y Nelsón: “O is a Leonese version of a Castilian poem;
therefore one might expect Castilian forms to be predominant. This is, indeed, largely the case”.
24
El Poema de Mio Cid muestra un caso parecido: autores como Ubieto o Pattison
defendieron la localización geográfica del arquetipo cidiano en tierras aragonesas basándose en la
presencia de ciertos vocablos o soluciones lingüísticas aragonesas en el códice de Vivar. Sin
embargo, en un prodigioso artículo, Lapesa (1980) fue capaz de documentar todos estos
fenómenos en documentos castellanos y puso en tela de juicio el supuesto aragonesismo del
arquetipo cidiano.
_______
128
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

Antes bien, lo que haría falta sería cuantificar un fenómeno lingüístico dado en
ambos manuscritos y contrastar el resultado obtenido con las frecuencias que
muestran otros textos para ese mismo fenómeno y, crucialmente, con las
frecuencias obtenidas en un corpus de documentos notariales del siglo XIII
diatópicamente localizados. Solo así estaremos en condiciones, en verdad, de
asegurar y describir con cierto margen de fiabilidad el grado de dialectalismo
(o, mejor, de rasgos no castellanos) que suponemos presente en el original del
Libro de Alexandre.

Existen dos problemas, y no pequeños, para poder poner en práctica el


programa de trabajo que acabo de esbozar. El primero y más urgente atañe a la
inexistencia de un *Atlas Lingüístico del español medieval, herramienta que
sería sumamente útil para dilucidar muchos de los problemas de autoría y
lengua que planean sobre buena parte de los textos medievales hispánicos. El
segundo problema radica en la escasez de textos coetáneos fiables con los que
comparar el Libro de Alexandre, porque pocos son los textos anteriores al
reinado de Alfonso X de los que se conservan testimonios originales o copias
cercanas al original, y raro es el texto anterior a 1252 que no presenta serios
problemas textuales o no es anónimo. Y, lo que es más grave aún, apenas
existen textos leoneses con los que comparar el Libro de Alexandre,
comparación tanto más necesaria cuanto existen autores que defienden el
carácter leonés del original.

Los estudios con perspectiva o vocación dialectal que hasta el momento


se han realizado sobre el Libro de Alexandre, aún cuando no se ajusten del todo
a las premisas metodológicas que considero deseables sí que han permitido
llegar a algunas conclusiones interesantes. Entre las conjeturas que me parecen
mejor argumentadas se encuentra la presencia de fondo léxico de innegable
sabor oriental común a los dos manuscritos O y P, aspecto primeramente
señalado por Alarcos (1948) y sobre el que ha llamado la atención
recientemente Casas Rigall (2007). Otra hipótesis que considero sólidamente
probada es el rechazo a la autoría de Berceo, pues la comparación de las obras
del poeta riojano con el Libro de Alexandre no abona precisamente esta idea
(véase nota 6).

Por último, los estudios de Alarcos (1948), Nelson (1979) y Casas


Rigall (2007) aportan suficientes datos como para sostener que la variedad
lingüística original del Libro de Alexandre no era el castellano25. Aunque

25
Bien entendido que estos autores suponen que el original del Alexandre no
concordaba con la variedad lingüística de la Castilla primitiva o con la variedad lingüística
_______
129
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

aborda solo de pasada la situación lingüística del Libro de Alexandre, del


trabajo de Echenique (1978) sobre el leísmo se puede extraer una reflexión de
cierto interés, ya que esta autora señala que el Alexandre presenta un grado de
leísmo bastante bajo en relación con otros textos castellanos del siglo XIII,
hecho que ella interpreta como un indicio del carácter no castellano del poema
alejandrino.

[…] el Libro de Alexandre se compuso hacia la primera mitad -avanzada- del


siglo XIII, pero en una zona geográfica donde la propagación del leísmo no fue
grande, es decir, en una zona no leísta pero en la que se había producido ya la
sustitución del acusativo por el dativo en las construcciones estudiadas. En este
sentido, las tesis del dialectalismo leonés o aragonés de origen nos parecerían
más oportunas (Echenique 1978: 158-159)

Esta cita de Echenique, a la que se pueden sumar las consideraciones de


autores como García López y Sánchez Lancis (2005) o Casas Rigall (2007)
invita a reconsiderar la caracterización lingüística del Alexandre como un texto
castellano, opinión que es la que ha prevalecido en la bibliografía en la segunda
mitad del siglo XX (Alarcos 1948, Lapesa 1981: 203, Marcos Marín 1987: 63,
Cañas Murillo 1988, Girón 2002: 23).

En conclusión, las aportaciones hechas desde la Dialectología histórica


a la reconstrucción lingüística del Libro de Alexandre permiten sostener, a mi
modo de ver, el carácter no castellano de este texto (por dilucidar queda cuál sea
la variedad lingüística en la que se escribió), rechazar la hipótesis de la autoría
de Berceo y, aunque esta es una cuestión debatida, apuntan más bien a la
localización geográfica del texto en el oriente peninsular.

2.4. Reconstrucción lingüística y referencias internas y externas del


texto

Por último, queda por ver en qué medida las referencias internas del
texto permiten apoyar una determinada reconstrucción lingüística. La cuestión
no es fácil, una vez que carecemos de manuscritos originales, desconocemos el
nombre del autor y, además, los dos manuscritos proporcionan información
contradictoria (Lorente / Gonzalo en la estrofa 1548).

En el que me parece el estudio mejor argumentado hasta la fecha y que


concede menos margen a la interpretación, Alarcos (1948: 54-57) supuso, a

castellana que reflejan otros textos romances del siglo XIII, como las obras alfonsíes. Alarcos
(1948), por ejemplo, habla de la existencia de una capa lingüística precastellana en el Alexandre.
_______
130
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

partir de las referencias internas del poema, que el poeta debía de ser clérigo y
natural de la zona comprendida entre el sureste de Burgos y los confines
orientales de la provincia de Soria, hipótesis seguida por Cañas Murillo (1988:
22-23)26. Arizaleta (2008) retoma y reelabora esta hipótesis, con argumentos
ciertamente interesantes.

Otras hipótesis merecen, a mi juicio, menor crédito, pues presentan una


argumentación más débil. La autoría de Juan Lorenzo de Astorga ha sido
prácticamente abandonada por la crítica, tampoco la atribución a Berceo pasa
por su mejor momento e igualmente criticable es la hipótesis de la autoría
conjunta vinculada al entorno de la catedral de Palencia defendida, entre otros,
por Uría (1986: 15-20, 1987, 2000: 194), Nelson (1993, 1999, 2001), Franchini
(1997) y Hilty (1997: 818-819)27.

26
En las estrofas 2 y 1824a el poeta se presenta a sí mismo como clérigo: “somos los
simples clérigos errados e viciosos”. Alarcos (1948: 54) se funda en la alusión a los montes
Cogolla y Moncayo (estrofa 2580), en Logroño y Soria, respectivamente, entre las cinco
maravillas geográficas de España y en las particularidades lingüísticas comunes a los dos
manuscritos O y P para sustentar tal suposición. Apunta, además, que el hecho de que una copia
del Alexandre se custodiara antiguamente en el burgalense monasterio de Bugedo, del que hoy
conservamos solo un fragmento, puede interpretarse como un indicio de la posible localización
geográfica del autor. No obstante, como señala Willis (1983: 70-71), la referencia a San Millán de
la Cogolla no implica necesariamente la vinculación geográfica del autor a la Rioja, porque este
monasterio era un centro monástico muy importante para el imaginario castellano y San Millán
era, junto a Santiago, uno de los patronos de Castilla: “The internal evidence points to the
monastery of San Millán as the querencia of the Alexandre poet”. Casas Rigall (2007: 25) añade
un dato más a favor de la tesis alarquiana: en el inventario de las uvas de su tiempo, el poeta
menciona las calagrañas (estrofa 2130a O, P trae mengranas) y las tempraniellas (estrofa 2191b),
ambas originarias de La Rioja (véase también Alarcos 1948: 43-44). Menéndez Pidal (1976a: 388,
nota 2) registra la voz milgrana en Berceo (VSD 657, 675 y MNS 4) y señala que en la Rioja y
Navarra se usan milgrana y mingrana (en lugar de granada) y adscribe una procedencia oriental a
esta forma (en catalán se dice magrana, magraneta). Con todo, la referencia a las uvas no está
exenta de problemas textuales y de interpretación (véase Martínez Álvarez 1988).
27
Críticas bien fundamentadas a estas hipótesis pueden leerse en Alarcos (1948),
Arizaleta (1999: 264-265, 2000 y 2008) y Casas Rigall (2007). Ciertamente, los argumentos que
ligan el Alexandre al entorno de la universidad de Palencia son endebles y poco consistentes, ya
que pasan por asumir principalmente que Berceo colaboró en la redacción del Alexandre, que
estudió en Palencia y que el Libro de Alexandre fue un trabajo de grupo. Ninguna de estas
hipótesis ha sido suficientemente probadas y, de acuerdo con gran parte de la crítica, no pasan de
ser meras conjeturas escasamente argumentadas. Las comparaciones lingüísticas, ideológicas y de
técnica compositiva entre los poemas de Berceo y el Libro de Alexandre o no abonan la tesis de la
atribución del Alexandre a Berceo (Gorog 1970, Echenique 1978, Alarcos 1981, Greenia 1989a) o
no proporcionan elementos de juicio suficientes para sustentar con un mínimo de garantías tal
suposición (Montero 1989), pese a los denodados intentos de Nelson (1979) por demostrar lo
contrario. Por otra parte, no es seguro que Berceo hubiera estudiado en Palencia ni que el
Alexandre hubiera sido redactado en el entorno del studium palentino, como quiere Uría
(Arizaleta 1999, 2000). No deja de resultar llamativo que en las estrofas (2580-81) el poeta cite
_______
131
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

Desde un punto de vista externo al texto del Alexandre, es preciso


mencionar que la hipótesis leonesa tiene el inconveniente de que obliga a
postular que el Libro de Alexandre, el primer y más brillante ejemplar de la
cuaderna vía, es un testimonio lingüísticamente aislado en el panorama
peninsular de la primera mitad del siglo XIII. Así, no dejaría de resultar
sorprendente que el Alexandre fuera el único testimonio conservado de la
literatura leonesa, pues salvo la traducción del Fuero Juzgo encargada por
Fernando III, no existe ningún otro texto escrito en romance leonés en la
primera mitad del siglo XIII. Por el contrario, el corpus textual de la literatura
primitiva apunta hacia un área geográfica bien determinada: el oriente
peninsular y la frontera entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón: así el
Poema de mio Cid, la Fazienda de Ultramar, el Liber regum, el Roncesvalles, la
Razón de amor y los poemas de Berceo28. Aunque no es ni mucho menos un
argumento en sí mismo, creo que teniendo en cuenta el contexto de producción
literaria peninsular en la primera mitad del siglo XIII resulta más sensato
vincular la composición del Alexandre a la misma zona geográfica donde se
ubican la mayoría de los textos primitivos que no suponer que el poema
alejandrino es al mismo tiempo el inaugurador de la literatura leonesa y su canto
del cisne (Arizaleta 2008).

En conclusión, las referencias internas del texto apoyan una vez más,
según creo y a tenor de lo dicho en este apartado, la vinculación del Libro de
Alexandre al oriente peninsular, por dos razones fundamentales: a) en el texto
no hay referencias concretas a la geografía del reino de León, pero sí se
mencionan, en cambio, San Millán, los montes Moncayo y Cogolla, Burgos,
Pamplona y Soria (esta última dudosa, Sevilla en O / Soria en P, 2581; véase
Casas Rigall 2007: 704); b) parece sensato descartar tanto la autoría de Berceo
como la de Juan Lorenzo de Astorga.

varios puntos y ciudades importantes de la geografía peninsular y europea de su tiempo y que


entre ellos no figuren las dos únicas universidades existentes en los reinos de Castilla y León en el
primer cuarto del siglo XIII: Salamanca y Palencia.
28
La misma procedencia puede defenderse, con mayores cautelas, para el Libro de
Apolonio y la Vida de Santa María Egipciaca. Los testimonios conservados de las traducciones
bíblicas (el códice I.I.6) y la literatura sapiencial (Poridat, Bocados de Oro, Libro de los Buenos
Proverbios, etc. ) no permiten afinar tanto pero, en cualquier caso, reflejan una modalidad
lingüística castellana sin tintes occidentales (de Oña procede la Disputa del alma y el cuerpo). En
cuanto al Auto de los Reyes Magos, se ha vinculado tradicionalmente a Toledo.
_______
132
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

3. La sintaxis de los tiempos compuestos en el Alexandre

En esta segunda parte del artículo pretendo explorar someramente la


aplicación de las directrices metodológicas que he expuesto en los apartados
anteriores al estudio de un fenómeno lingüístico concreto: la sintaxis de los
tiempos compuestos en el Libro de Alexandre. El objetivo de este estudio es
mostrar que el sistema lingüístico que presentan los manuscritos del Libro en
relación con este fenómeno casa mejor con un origen oriental del texto y
aconseja rechazar la hipótesis de la tesis leonesa, por cuanto presenta acusadas
diferencias con los textos y documentos leoneses coetáneos.

3.l. Los tiempos compuestos en el Alexandre. Análisis de fenómenos


particulares

El sistema de tiempos compuestos que reflejan los manuscritos del


Alexandre se corresponde con el propio del iberorromance medieval, ya que
tanto en O como en P se documentan los fenómenos sintácticos más
característicos de los tiempos compuestos medievales: (a) doble sistema de
auxiliaridad: haber para los verbos transitivos e intransitivos inergativos, ser
para los inacusativos (2); (b) concordancia entre el participio y el objeto directo
(3); (c) orden variable de los constituyentes o anteposición del participio (4); (d)
interpolación de elementos entre auxiliar y participio (5)29.

(2) a. tornaron a la casa: onde auien exido (Alex 2331d O)


Touos Alexandre: por mal escarnido / porque lle era Poro: de
b.
las manos exido (Alex 1933b O)

(3) a. togedesme la tierra: que m auedes ganada (Alex 1674c O)


b. veo que los agueros: auedes oluidados (Alex 684b O)
c. las sierras nos han presas: tornada non auremos (Alex 846c O)

Si uentura auemos: en poco lo tenemos / los maores negoçios:


(4) a.
passado los auemos (Alex 685b O)
luego que assomo: la luz del aluorada / dixo a su marido: que
b.
noche auie passada (Alex 326d O)

29
La sintaxis de los tiempos compuestos en iberorromance medieval ha sido objeto de
diversas publicaciones, cuyo conocimiento es aconsejable para comprender en profundidad los
apartados que siguen a continuación. Sin ánimo de exhaustividad, y por limitarme a las más
recientes, véase Moscoso Mato (2000), García Martín (2001), Rodríguez Molina (2004) y Romani
(2006).
_______
133
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

El rey de los griegos: es muy fiero exido / omnes bestias:


c.
serpientes todo lo a uençido (Alex 2276b O)
d. por Dario nen por Poro: que uençidos auemos (Alex 2127c O)

(5) a. Por lealtat auedes: grant lazerio leuado (Alex 1496a O)


b. Tanto auia el rey: echado grant pauor (Alex 222a O)
c. Qvando ouo el rey: el pitafio catado (Alex 309a O)

3.2. Selección y confección del corpus

Para paliar la ausencia de un *Atlas Lingüístico del español medieval he


confeccionado un corpus de documentos notariales del siglo XIII localizados en
el tiempo y en el espacio, con el objetivo de contrastar los datos del Libro de
Alexandre relativos a los tiempos compuestos con los datos que arroja el
despojo del corpus, clasificados por frecuencia y zonas geográficas.

El corpus consta de un total de 1403 documentos extraídos de


colecciones documentales publicadas. Los criterios para incluir un documento
este corpus fueron que este estuviera fechado, fuera original (de acuerdo con los
editores) y presentara lugar de redacción, o bien fuera posible deducir este con
un alto grado de fiabilidad. Dado que el número de documentos notariales
anteriores a 1250 que cumplen los requisitos propuestos es muy escaso, decidí
ampliar el corpus hasta 1312, puesto que la escasez de documentos antes de esta
fecha impedía obtener conclusiones fiables. Estos 1403 documentos se han
distribuido en 14 zonas geográficas, de acuerdo con criterios históricos
(reconquista y repoblación del territorio), criterios lingüísticos de carácter
general (me he apoyado en las clasificaciones tradicionales de Staaf, Menéndez
Pidal y Lapesa) y criterios lingüísticos particulares derivados de la propia
coherencia interna de los datos30.

30
Confeccioné este corpus para utilizarlo en mi tesis doctoral (Rodríguez Molina en
preparación), en cuyos anexos figuran detalladamente los datos de cada documento y la nómina
completa de colecciones documentales de las que extraje los documentos. Dado que esta
información ocupa más de cien páginas, no me es posible reproducirla aquí. Cada zona cuenta,
como mínimo, con 50 documentos. La desigual distribución del número de documentos en cada
zona se debe a una contingencia histórica y editorial, ya que se han conservado más documentos
de unas zonas que de otras y los editores de colecciones documentales han privilegiado unos
fondos documentales sobre otros. Las catorce zonas en las que he distribuido la documentación
son las siguientes: (1) Galicia; (2) Asturias; (3) Castilla del norte; (4) Navarra; (5) Alto Aragón;
(6) León; (7) Tierra de Campos; (8) Burgos; (9) Valle del Ebro; (10) Extremadura leonesa; (11)
Extremadura castellana; (12) Cuenca y Guadalajara; (13) Bajo Aragón; (14) Toledo.
_______
134
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

En cuanto al corpus de textos literarios, lo integran doce textos


redactados entre finales del siglo XII y mediados del XIII, esto es,
rigurosamente contemporáneos del Libro de Alexandre. La posibilidad de
comparar los manuscritos del Alexandre con textos del oriente peninsular está
más al alcance de la mano que en el caso de los textos occidentales, pues
afortunadamente existen varios textos disponibles del siglo XIII con los que
efectuar esta comparación. Entre ellos descuellan las obras de Berceo, que son y
han sido un puntal en la valoración y reconstrucción lingüística del original del
Libro de Alexandre, el Poema de mio Cid (que debe manejarse con las
precauciones pertinentes por conservarse en una copia tardía) y la Fazienda de
Ultramar (que presenta el inconveniente de ser un texto en prosa, hecho que
dificulta la comparación).

Para tratar de solventar la ausencia de textos leoneses que sirvan como


punto de comparación, decidí contrastar el ms. O del Alexandre y el ms. E del
Poema de Alfonso XI. Aunque escrito más de un siglo después, este texto tiene
la ventaja de estar en verso y ser también un poema narrativo, lo cual facilita la
comparación y, fundamentalmente, de haber sido escrito casi con toda
seguridad en una variedad leonesa de tipo occidental. Con la prudencia que
aconseja el intermedio de un siglo entre la redacción de uno y otro poema, creo
que el Poema de Alfonso XI es el testimonio ajeno a la tradición del propio
Libro de Alexandre que mayores garantías ofrecería para apoyar o rechazar la
hipótesis de un arquetipo leonesizante común a O y a P. Los manuscritos
utilizados para computar los datos de cada texto, así como la distribución de los
documentos por zonas figuran en los anexos al final del artículo.

3.3 Metodología

El método de trabajo sobre el que se funda este estudio descansa en la


comparación de una serie de fenómenos del ms. O del Libro de Alexandre en el
ámbito de los tiempos compuestos con los mismos fenómenos en otros textos
coetáneos. A continuación, los datos obtenidos se contrastarán con la
información dialectal que muestran la distribución geográfica de esos mismos
fenómenos en el continuum lingüístico del centro-norte peninsular, a partir del
corpus utilizado, con el objeto de tratar de proyectar los datos del Alexandre en
el mapa geográfico de la Península Ibérica en el siglo XIII.

_______
135
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

3.4. Interpolación y anteposición del participio

En las siguiente tabla se muestran las frecuencias absolutas de


anteposición del participio al auxiliar (como en los ejemplos 4a, 4e) y de
interpolación de elementos entre el auxiliar y el participio (como en los
ejemplos 5a, 5b, 5c) en mi corpus de documentos notariales. Listo el número de
ejemplos de interpolación localizados y el porcentaje de interpolación por
número de documentos.

ZONA ANTEPOSICIÓN ANTEPOSICIÓN INTERPOLACIÓN INTERPOLACIÓN Nº


% % DOCS
Galicia 0% 0 1% 2 80
Asturias 0% 0 5% 4 82
Castilla
0% 0 0.7 % 1 143
norte
Navarra 9% 5 11 % 6 53
Alto Aragón 7% 8 12 % 14 117
León 0% 0 0,7 % 1 136
Tierra de
0% 0 3% 5 143
Campos
Burgos 0% 0 3% 5 157
Valle del
4% 5 4% 5 116
Ebro
Extremadura
0% 0 0% 0 82
leonesa
Extremadura
0% 0 3% 3 120
castellana
Cuenca y
3% 2 2% 1 61
Guadalajara
Bajo Aragón 9% 5 11 % 6 54
Toledo 0% 0 0% 0 59

Confrontemos ahora estos datos con los que arroja el análisis del corpus
de textos literarios:

OBRA ANTEPOSICIÓN ANTEPOSICIÓN INTERPOLACIÓN INTERPOLACIÓN Nº


% % TC
PMC 31 % 54 19 % 33 176
DAC 0% 0 0% 0 0
ARM 18 % 2 36 % 4 11
LR 0% 0 0% 0 13
FAZ 0% 0 18 % 8 44
RA 25 % 1 25 % 1 4
VSM 6% 4 50 % 34 68
VSD 8% 6 48 % 37 77
MNS 4% 5 40 % 45 112

_______
136
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

POR 14 % 1 14 % 1 7
LBP 5% 1 5% 1 18
LAC 4% 7 11 % 20 181
ALEX 2% 10 53 % 232 437
ALF XI 8% 3 18 % 7 39

La distribución de la anteposición en el corpus de documentos


notariales muestra a las claras que este es un fenómeno diatópicamente
marcado, ya que solo se localiza en el oriente peninsular: los únicos ejemplos
que he localizado se encuentran en Navarra, Aragón, el Valle del Ebro y el
oriente de Castilla (Cuenca y Guadalajara)31. Los textos literarios permiten
concluir que la anteposición es tanto más frecuente cuanto más antiguos son los
textos (los porcentajes más elevados se encuentran en el PMC, la RA y el
ARM) y, en relación con el Libro de Alexandre, la comparación muestra
resultados muy similares para este texto y el resto de las obras coetáneas32.

De mayor interés resulta el análisis de la interpolación, puesto que el


Libro de Alexandre es el texto que mayores porcentajes de interpolación
presenta. Y no puedo dejar de señalar la coincidencia en los porcentajes de
interpolación entre el Alexandre (53 %) y los tres poemas de Berceo que analizo
(las cifras son 50 % para la VSD, 48 % para la VSM y 40 % para los MNS).
Tampoco resulta falto de interés el dato de que son otra vez los documentos
notariales del oriente peninsular (Navarra y Aragón) los que presentan unos
porcentajes de interpolación más elevados33.

Estos hechos apuntan a la semejanza dialectal entre los poemas de


Berceo y el Alexandre y, dado que los porcentajes de interpolación de Berceo
casan perfectamente con las frecuencias detectadas en la documentación
notarial, no parece descabellado suponer que quien escribió el Libro de
Alexandre era oriundo del oriente peninsular. Por ello, creo conveniente analizar
el fenómeno de la interpolación con mayor profundidad.

31
Los ejemplos encontrados se localizan en documentos de Estella, Olite, Lumbier,
Ansó, Jaca, Huesca, Naval, Barbastro, Alfaro, Tudela, Zaragoza, Munébrega, Albarracín y Uclés.
32
Queda por dilucidar si el hecho de si la anteposición que reflejan los textos literarios
puede interpretarse como un rasgo lingüístico que refleja el prestigio de las variedades orientales,
habida cuenta de que este fenómeno solo se documenta en mi corpus en el oriente peninsular.
33
El 93 % de los ejemplos de interpolación que documento se encuentran al norte del
Duero, dato que creo que permite situar la redacción del Alexandre en este espacio geográfico
norteño, a tenor del elevado porcentaje de interpolación que presenta este texto en relación con
otros textos coetáneos.
_______
137
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

3.5. Interpolación

En la siguiente tabla analizo los porcentajes de interpolación del objeto


directo en los tiempos compuestos en el corpus de textos notariales, ya que este
es el constituyente que con mayor frecuencia se interpola en todos los textos.
Una vez más, no deja de resultar sorprendente la similitud entre los porcentajes
de interpolación de Berceo y el Libro de Alexandre.

OBRA INTERP. INTERP. OD OD OD OD OD


OD % PRONOMINAL PRONOMINAL LÉXICO LÉXICO
% %
PMC 24 71 % 18 75 % 6 25 %
DAC 0 0% 0 0% 0 0%
ARM 3 27 % 3 100 % 0 0%
LR 0 0% 0 0% 0 0%
FAZ 4 50 % 4 100 % 0 0%
RA 1 100 % 1 100 % 0 0%
VSM 21 62 % 5 24 % 16 76 %
VSD 25 67 % 9 36 % 16 64 %
MNS 29 64 % 15 52 % 14 48 %
POR 0 0% 0 0% 0 0%
LBP 1 100 % 1 100 % 0 0%
LAC 2 10 % 1 50 % 1 50 %
ALEX 163 70 % 48 29 % 115 71 %
ALF XI 3 43 % 3 100 % 0 0%

Si establecemos una distinción por el tipo de objeto que se interpola


(objeto léxico frente a objeto pronominal), las semejanzas entre Berceo y el
Libro de Alexandre se revelan todavía más sobresalientes. Los textos más
antiguos (PMC, ARM, FAZ, RA) interpolan preferentemente objetos
pronominales, pero rara vez objetos léxicos. Por el contrario, Berceo y el autor
del Alexandre prefieren la interpolación de objetos léxicos. Este es, sin duda, un
argumento de peso para relacionar dialectalmente ambos textos y vincular,
indirectamente, el poema alejandrino a la misma zona geográfica o a una
adyacente a la patria de Gonzalo de Berceo.

3.6. Auxiliación de verbos intransitivos con haber

En esta sección voy a analizar el uso auxiliar de haber con verbos


intransitivos. En los textos más antiguos, haber se emplea casi exclusivamente
con verbos transitivos, ya que apenas se encuentran ejemplos en los que auxilie
a verbos intransitivos inergativos (durar, vivir) y menos frecuente aún es que
sirva de auxiliar a los verbos intransitivos inacusativos, que seleccionaban el

_______
138
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

verbo ser (es ido, es nacido) (Romani 2006, Rodríguez Molina 2006). En la
siguiente tabla muestro los porcentajes globales de auxiliación de haber con
todo tipo de verbos intransitivos en el corpus de documentos literarios:

OBRA V. INTR. V. INTR. % Nº TC


PMC 10 6% 176
DAC 0 0% 0
ARM 0 0% 11
LR 3 23 % 13
FAZ 4 9% 44
RA 0 0 4
VSM 3 4% 68
VSD 1 1% 77
MNS 5 4% 112
POR 0 0% 7
LBP 1 5% 18
LAC 7 4% 181
ALEX 38 9% 437
ALF XI 2 5% 39

El Alexandre presenta un mayor empleo de la auxiliación con haber


para verbos intransitivos que Berceo y que cualquier otro texto anterior a
Alfonso X, con exclusión del Liber regum (Rodríguez Molina 2006). Este dato
contrasta notablemente con el testimonio del occidentalizante Poema de Alfonso
XI que, aunque posterior en más de un siglo al poema alejandrino, presenta sin
embargo un porcentaje de auxiliación de verbos intransitivos bastante menor
que el Libro de Alexandre34.

4. Conclusiones

El análisis lingüístico al que he sometido al ms. O del Libro de


Alexandre permite concluir que el sistema y la sintaxis de los tiempos
compuestos de este códice presentan un problema para defender la hipótesis del
carácter leonés o de tipo occidental de la lengua del arquetipo. En efecto, el

34
Y ello en una época, el siglo XIV, en la que otros textos muestran un avance muy
notable del uso de haber como auxiliar de verbos intransitivos. Por ejemplo, este porcentaje
alcanza un 20 % en las Sumas de Historia Troyana, obra de mediados de siglo. Incluso en las
obras alfonsíes, escritas ochenta años antes del Poema de Alfonso XI, los porcentajes son
superiores a los de este último: así en la Estoria de España (6 %) (según el ms. Y-I-2 de la
Biblioteca de El Escorial) o en la cuarta parte de la General estoria (7 %) (según el ms. Urb. Lat.
539 de la Biblioteca vaticana).
_______
139
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

sistema de tiempos compuestos que deja traslucir el occidentalizante manuscrito


O del Alexandre corre en paralelo con el de otros textos redactados en el oriente
peninsular –significativamente el Poema de mio Cid y las obras de Berceo.
Aunque la comparación del sistema de tiempos compuestos de Berceo y el
Libro de Alexandre no abona claramente la atribución del poema alejandrino al
poeta riojano, sí que permite establecer semejanzas sintácticas entre las obras de
Berceo y el Alexandre que, presumiblemente, se deben a que ambos poetas
procedían de una misma zona geográfica: el oriente peninsular.

La distribución dialectal de algunos fenómenos sintácticos relacionados


con los tiempos compuestos en el mapa lingüístico peninsular del siglo XIII
revela un notorio distanciamiento de las soluciones lingüísticas del manuscrito
O del Alexandre respecto al área dialectal occidental. Tampoco la comparación
entre el Alexandre y el Poema de Alfonso XI abona precisamente una
comunidad dialectal entre ambos, sino más bien todo lo contrario. Si a estas
circunstancias unimos la larga lista de objeciones señaladas en la bibliografía a
la hipótesis leonesa u occidental y las evidencias textuales arrojadas por el
propio poema, todo ello apunta a un más que posible origen oriental del Libro
de Alexandre. No obstante, sería deseable analizar una larga serie de fenómenos
lingüísticos de naturaleza morfosintáctica (por su mayor resistencia a la
modificación en el proceso de copia) del Libro de Alexandre conjuntamente con
la distribución dialectal de dichos fenómenos en el mapa lingüístico de la
Península Ibérica del siglo XIII para afianzar la hipótesis aquí propuesta.

En suma, la ubicación geográfica del original del Alexandre, factor


clave para la caracterización precisa de su lengua, exige atender al espacio
variacional de la Península Ibérica en la primera mitad del siglo XIII en toda su
complejidad, pues solo así estaremos en condiciones de desentrañar los enigmas
lingüísticos que encierra esta obra y calibrar con la perspectiva adecuada el
grado de dialectalismo y castellanismo del arquetipo.

_______
140
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

ANEXO I

FOLIOS
FECHA
FECHA TEXTO MANUSCRITO /
MANUSCRITO
VERSOS
Segunda
Principios siglo
mitad 3733
Poema de mio Cid (PMC) Ms. Vitrina 7-17, BNE, ff. 1-74 XIV, arquetipo
siglo versos
de 1207
XII
1145- Disputa del Alma y el 37
Carp. 279, n 22, AHN, Clero, Oña 1201
1172 Cuerpo (DAC) versos
Finales
Auto de los Reyes Magos 147 Copiado h.
siglo Ms. Vitrina 5-9, BNE, ff. 67v-68r
(ARM) versos 1200-1210
XII
Ms. 225, Biblioteca de la
1194- Primer tercio
Liber Regum (LR) Universidad de Zaragoza, ff. 26v- 9 ff.
1196 siglo XIII
35v
Fazienda de Ultramar Ms. 1997, Biblioteca de la Copiado h.
h. 1220 86 ff.
(FAZ) Universidad de Salamanca, 86 ff. 1220-1235
h. 1225- Copiado h.
Razón de Amor (RA) Ms. latino 3576, BNP, f. 124r-126r 2 ff.
1250 1250-1260
Ms. I (ms. 110, Archivo del
1775-79 (Ms. Q
Vida de San Millán de la Monasterio de Silos, 154 ff.), copia 1956
h. 1230 h. 1260; ms. F h.
Cogolla (VSM) de del ms. Q (perdido). Contrastado versos
1330)
con ms. F (ms. 4 y 4b RAE)
Vida de Santo Domingo de Ms. S (ms. 12, Biblioteca del 2639 Finales siglo
h. 1236
Silos (VSD) Archivo de Silos, 176 ff. versos XIII
Ms. I (ms. 110, Archivo del
Monasterio de Silos, 154 ff), copia
1775-79 (Ms. Q
Milagros de Nuestra de del ms. Q (perdido). Contrastado 3536
h. 1246 h. 1260; ms. F h.
Señora (MNS) con ms. F (ms. 4 y 4b RAE) versos
1330)
[Despojo parcial, Coplas 1-142,
146-505 y 530-611]
Poridat de Poridades Ms. M (Ms. L.III.2, Biblioteca del Finales siglo
h. 1250 26 ff.
(POR) Escorial, ff. 1r-26r XIII
Libro de los buenos Ms. L (Ms. L.III.2, Biblioteca del Finales siglo
h. 1250 41 ff.
proverbios (LBP) Escorial, ff. 26v-67v XIII
Libro de los animales que
1250 Ms. Res 270, BNE, 210 ff. 210 ff. 1250-1300
cazan (LAC)
Ms. E (Ms. III.Y.9, Biblioteca del
1348 Poema de Alfonso XI 1348-1400
Escorial, ff. 1-61

_______
141
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

BIBLIOGRAFIA

ALARCOS LLORACH, Emilio (1948): Investigaciones sobre el “Libro de


Alexandre”, Madrid, CSIC.
— (1981): “¿Berceo, autor del Alexandre?”, en Claudio García Turza (ed.):
Actas de las III Jornadas de Estudios Berceanos, Logroño, Diputación
Provincial, pp. 11-18.
ARIZALETA, Amaia (1999): La Translation d’Alexandre. Recherches sur les
structures et les significations du Libro de Alexandre, Paris,
Klincksieck.
— (2000): “Alexandre en su Libro”, La Corónica, 28/2, pp. 3-20.
— (2008): “El Libro de Alexandre: el clérigo al servicio del rey”,
Troianalexandrina, 8, pp. 73-114.
BAIST, Gottfried (1897): “Die spanische Literatur”, en Gustav Gröber (ed.):
Grundriss der Romanischen Philologie, II, Band 2, Strassburg, Karl J.
Trübner, pp. 383-466.
BISHOP, Sarah Gilbert (1977): The Leonese Features in the Madrid Manuscript
of the ‘Libro de Alexandre’, Ann Arbor, Michigan, tesis doctoral en
microfilm.
BYBEE, Joan L. y HOPPER, Paul J. (eds.) (2001): Frequency and the emergence
of linguistic structure, Amsterdam/Philadelphia, John Benjamins.
CAÑAS MURILLO, Jesús (ed.) (1988): El Libro de Alexandre, Madrid, Cátedra.
CASAS RIGALL, Juan (ed.) (2007): Libro de Alexandre, Madrid, Castalia.
CASTILLO LLUCH, Mónica (1996): La posición del pronombre átono en la
prosa hispánica medieval, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid,
tesis doctoral inédita.
— (1998): “La interpolación en español antiguo”, en Claudio García Turza,
Fabián González Bachiller y Javier Mangado Martínez (eds.): Actas del
IV Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española (La
Rioja, 1-5 de abril de 1997), Logroño, Universidad de la Rioja, vol. I,
pp. 409-422.
COOPER, Louis F. (ed.) (1960): El ‘Liber regum’. Estudio lingüístico, Zaragoza,
Institución Fernando el Católico.
CHENERY, Winthrop Holt (1905): “Object-pronouns in dependent clauses : A
study in old Spanish word-order”, Publications of the Modern
Language Association of America, 20, págs. 1-151.
DUTTON, Brian (1960): “The Profession of Gonzalo de Berceo and the Paris
Manuscript of the Libro de Alexandre”, Bulletin of Hispanic Studies,
XXXVII/1, pp. 137-145.

_______
142
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

— (1964): “Gonzalo de Berceo, unos datos biográficos”, en Frank Pierce y


Cyril A. Jones (eds.): Actas del I Congreso de la Asociación
Internacional de Hispanistas (celebrado en Oxford del 6 al 11 de
septiembre de 1962), Oxford, The Dolphin Book, tomo I, pp. 249-254.
ECHENIQUE, Mª Teresa (1978): “Relaciones entre Berceo y el Libro de
Alexandre: el empleo de los pronombres átonos de tercera persona”,
Cuadernos de Investigación Filológica, 1-2, pp. 123-159.
— (1981): “El sistema referencial en español antiguo: leísmo, laísmo y loísmo”,
Revista de Filología Española, LXI, pp. 113-157.
FERNÁNDEZ-ORDÓÑEZ, Inés (2001): “Hacia una dialectología histórica.
Reflexiones sobre la historia del leísmo, el laísmo y el loísmo”, Boletín
de la Real Academia Española, LXXXI, Cuaderno CCLXXXIV, pp.
389-464.
— (2002): “Tras la collatio o cómo establecer correctamente el error textual”, La
Corónica, 30/2, pp. 105-180.
FRANCHINI, Enzo (1997): “El IV Concilio de Letrán, la apócope extrema y la
fecha de composición del Libro de Alexandre”, La Coronica, 25/2, pp.
31-74.
GARCÍA LÓPEZ, Jorge y Carlos SÁNCHEZ LANCIS (2005): “Formas occidentales
en el Libro de Alexandre y la lengua de la cuaderna vía”, en Mar
Campos Souto (ed.): Del Libro de Alexandre a la Gramática castellana,
Lugo, Axac, pp. 27-57.
GARCÍA MARTÍN, José María (2001): La formación de los tiempos compuestos
en español medieval y clásico, València, Universitat de València.
GESSNER, Emil (1867): Das Altleonesische, Berlin.
GIRÓN ALCONCHEL, José Luis (2002): Comentario de textos de clerecía:
Alexandre y Apolonio, Madrid, Arco/Libros.
GOROG, Ralph de (1970): “La sinonimia en Berceo y el vocabulario del “Libro
de Alexandre””, Hispanic Review, XXXVIII/4, págs. 353-367.
GREENIA, George D. (1989a): “¿Berceo autor del ‘Alixandre’? Investigaciones
lingüísticas”, en Sebastian Neumeister (ed.): Actas del IX Congreso de
la Asociación Internacional de Hispanistas (18-23 agosto 1986.
Berlín), Frankfurt am Main, Vervuert Verlag, pp. 215-222.
— (1989b): “The Libro de Alexandre and the computerizing editing of texts”,
La Corónica, 17/2, pp. 55-67.
HILTY, Gerold (1997): “Fecha y autor del Libro de Alexandre”, en José Manuel
Lucía Megías (ed.), Actas del VI Congreso de la Asociación Hispánica
de Literatura Medieval, vol. II, Alcalá de Henares, Universidad, pp.
813-820.
LAPESA, Rafael (1980): “Sobre el Cantar de Mio Cid. Crítica de críticas.
Cuestiones lingüísticas ”, Études de Philologie Romane et d’Histoire
_______
143
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

Littéraire offertes à Jules Horrent, Liège, pp. 213-231 [recogido en


Rafael Lapesa, Estudios de Historia Lingüística Española, Madrid,
Paraninfo, 1985, pp. 11-31, por donde cito].
— (1981): Historia de la lengua española, Madrid, Gredos.
MARCOS MARÍN, Francisco A. (ed.) (1987): Libro de Alexandre. Estudio y
edición, Madrid, Alianza Universidad.
— (ed.) (1997): Poema de mio Cid, Madrid, Biblioteca Nueva.
MARTÍNEZ ÁLVAREZ, Josefina (1988): “Algunas cuestiones léxicas del Libro de
Alexandre”, Lingüística española actual, 10/1, pp. 5-10.
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (1906): El dialecto leonés, Oviedo, Diputación de
Oviedo/Instituto de Estudios Asturianos.
— (1907): “Nota bibliográfica: El Libro de Alexandre, manuscrit esp. 488 de la
Bibliothèque Nationale de Paris, publié par Alfred Morel-Fatio,
Dresden 1906”, Cultura española, 6, pp. 545-552.
— (1957): Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas.
Problemas de historia literaria y cultural. Sexta edición corregida y
aumentada, Madrid, Instituto de Estudios Políticos.
— (1976): Orígenes del español. Estado lingüístico de la Península Ibérica
hasta el siglo XI. Madrid, Espasa Calpe, 8ª ed. (según la tercera muy
corregida y adicionada), Obras de Ramón Menéndez Pidal, Tomo VIII.
— (2005): Historia de la lengua española, Madrid, Fundación Ramón
Menéndez Pidal/RAE.
MONTEJO GARCÍA, Miguel (2005): “Los márgenes de la variación lingüística en
la transmisión textual”, en Mar Campos Souto (eds.): Del Libro de
Alexandre a la Gramática castellana, Lugo, Axac, pp. 199-236.
MONTERO CARTELLE, Emilio (1989): Gonzalo de Berceo y el Libro de
Alexandre. Aproximación al sistema verbal de la época desde los
esquemas condicionales, Santiago de Compostela, Universidade de
Santiago de Compostela (Anexo 30 de Verba).
MOSCOSO MATO, Eduardo (2000): Os tempos compostos no galego medieval,
Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela.
MÜLLER, E. (1910): Sprachliche und Textkritische Untersuchungen zum
altspanischen “Libro de Alexandre”, Strassburg.
NELSON, Dana A. (1972a): “The domain of Old Spanish –er and –ir Verbs: a
Clue to the Provenience of the Alexandre”, Romance Philology,
XXVI/2, pp. 265-303.
— (1972b): “Syncopation in El Libro de Alexandre”, PMLA, 87, pp. 1023-
1038.
— (ed.) (1979): Gonzalo de Berceo, El “Libro de Alixandre”. Reconstrucción
crítica, Madrid, Gredos.

_______
144
La extraña sintaxis verbal del Libro de Alexandre

— (1980): “Versificación, dialecto y paternidad del Libro de Alixandre:


evitando el círculo vicioso”, en Alan M. Gordon y Evelyn Rugg (eds.):
Actas del Sexto Congreso Internacional de Hispanistas (celebrado en
Toronto del 22 al 26 de agosto de 1977), Toronto, University of
Toronto, pp. 510-513.
— (1993): “Oraciones condicionales en Gonzalo de Berceo y el Alixandre”,
Romance Philology, XLVI/3, pp. 251-274.
— (1999): “El Libro de Alixandre y Gonzalo de Berceo: un problema
filológico”, La Coronica, 28/1, pp. 93-136.
— (2001): “El Libro de Alixandre: notas al margen de tres ediciones”, Boletín
de la Real Academia Española, LXXXI, pp. 321-377.
RAMSDEN, Herbert (1963): Weak-Pronoun Position in the Early Romance
Languages, Manchester, Manchester University Press
RICO, Francisco (1985): “La clerecía del mester”, Hispanic Review, 53, pp. 1-23
y pp. 127-50.
RODRÍGUEZ MOLINA, Javier (2004): “Difusión léxica, cambio semántico y
gramaticalización: el caso de haber + participio en español antiguo”,
Revista de Filología Española, LXXXIV, pp. 169-209.
— (2006): “Tradición manuscrita y gramática histórica: los tiempos compuestos
en los textos medievales”, en Lola Pons Rodríguez (ed.): Historia de la
lengua y crítica textual, Madrid / Frankfurt, Iberoamericana Vervuert
Verlag, pp. 19-67.
— (en preparación): Para una historia del verbo español. Los tiempos
compuestos desde los orígenes al siglo XV. Ensayo de reconstrucción
histórica, tesis doctoral, Universidad Autónoma de Madrid.
ROMANI, Patrizia (2006): “Tiempos de formación romance I. Los tiempos
compuestos”, en Concepción Company (coord.): Sintaxis histórica de la
lengua española. Primera parte: La frase verbal, México, FCE/UNAM,
vol. 1, pp. 241-346.
SÁNCHEZ-PRIETO BORJA, Pedro (1998): Cómo editar los textos medievales.
Criterios para su presentación gráfica, Madrid, Arco/Libros.
— (2003): “¿Rimas anómalas en el Auto de los Reyes Magos?”, Revista de
Literatura Medieval, XVI/1, pp. 149-219.
— (2004): “La normalización del castellano escrito en el siglo XIII. Los
caracteres de la lengua: grafías y fonemas”, en Rafael Cano Aguilar
(coord.): Historia de la lengua española, Barcelona, Ariel, pp. 423-448.
— (2006): “La lengua como problema en la edición de textos medievales”, en
Ramón Santiago, Ana Valenciano y Silvia Iglesias (eds.): Tradiciones
discursivas. Edición de textos orales y escritos, Madrid, Editorial
Complutense, pp. 117-162.

_______
145
JAVIER RODRÍGUEZ MOLINA

TORRENS ÁLVAREZ, Mª Jesús (2002): Edición y estudio lingüístico del Fuero de


Alcalá (Fuero viejo), Alcalá, Fundación Colegio del Rey
URÍA MAQUA, Isabel (2000): Panorama crítico del mester de clerecía, Madrid,
Castalia.
WILLIS, Raymond S. (1934): The Relationship of the Spanish Libro de
Alexandre to the Alexandreis of Gautier of Châtillon, Princeton,
University Press.
— (1983): “In Search of the Lost “Libro de Alexandre” and Its Author
(Review-Article)”, Hispanic Review, 51/1, pp. 63-88.
WRIGHT, Roger (2000): El Tratado de Cabreros (1206) : estudio
sociofilológico de una reforma ortográfica, London, University of
London, Queen Mary and Westfield College.

_______
146

También podría gustarte