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Este documento resume el segundo reporte de lectura de Juan Juan Miguel sobre el libro "El hombre de Dios y la predicación expositiva" de John MacArthur. El reporte enfatiza que la vida de un hombre de Dios que predica la palabra de Dios es más importante que lo que predica, y que debe cuidar su propia vida y huir de las cosas pecaminosas para poder dar la palabra a los demás. También señala que vivir como hombre de Dios y proclamar su palabra no es fácil y conlleva sufrimiento, ya que están en una guerra
Este documento resume el segundo reporte de lectura de Juan Juan Miguel sobre el libro "El hombre de Dios y la predicación expositiva" de John MacArthur. El reporte enfatiza que la vida de un hombre de Dios que predica la palabra de Dios es más importante que lo que predica, y que debe cuidar su propia vida y huir de las cosas pecaminosas para poder dar la palabra a los demás. También señala que vivir como hombre de Dios y proclamar su palabra no es fácil y conlleva sufrimiento, ya que están en una guerra
Este documento resume el segundo reporte de lectura de Juan Juan Miguel sobre el libro "El hombre de Dios y la predicación expositiva" de John MacArthur. El reporte enfatiza que la vida de un hombre de Dios que predica la palabra de Dios es más importante que lo que predica, y que debe cuidar su propia vida y huir de las cosas pecaminosas para poder dar la palabra a los demás. También señala que vivir como hombre de Dios y proclamar su palabra no es fácil y conlleva sufrimiento, ya que están en una guerra
Nombre: Juan Juan Miguel 2º Reporte de lectura: La prioridad de la oración
Curso: Predicación Expositiva Fecha: 21 de febrero de 2020 Profesor: Juan Bartolomé
2º reporte del libro de John MacArthur: El hombre de Dios y la predicación
expositiva Algo que define nuestro carácter en el ministerio de representar a Dios al hablar su palabra es “hombre de Dios”. Este nombre suena muy bueno a nuestros oídos, pero Dios a través de nosotros nos ha encomendado un ministerio muy grande. El hombre de Dios que predica la palabra Jamás debe olvidar que su vida es lo que vale, lo que él vive y no tanto lo que él predica. No quiero decir con esto que no importa lo que se predica, no, sino no va servir mucho si somos solo habladores y no vivimos y no reflejamos a Cristo con lo que predicamos. El hombre de Dios debe cuidar su propia vida primeramente y luego así poder dar la palabra a los otros. Todo aquel que está en el ministerio debe huir de las cosas que lleva a la destrucción y seguir lo correcto. El hombre a quien Dios le ha encomendado la proclamación de la palabra debe limpiarse de las cosas pecaminosas, no dejarse ser contaminado por los placeres del mundo. Uno de los peligros del ministro es el amor al dinero; pero tenemos que huir de esto. Después de huir de lo que no es bueno entonces hay que seguir la justicia, la piedad, el amor, la fe, etc. El hombre de Dios está más extenso a sufrir que los otros creyentes. Vivir la vida como hombre de Dios y proclamar su palabra no es fácil. Dios nos ha llamado a pelear la buena batalla. Ningún ministro puede decir que no acepta el sufrimiento. La vida cristiana es una lucha, es una batalla. Nosotros como proclamadores de la palabra de Dios estamos en la guerra espiritual. Y por último Dios quiere que nosotros le seamos fiel. Dios nos encargó el ministerio de la Palabra, pero no solo de predicarla sino de vivirla; así que tenemos una tremenda responsabilidad ante Dios y todo el mundo.