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Eucaristía y Banquete
Eucaristía y Banquete
EUCARISTÍA Y BANQUETE
Ayer ya dijimos que la Eucaristía es banquete, banquete fraterno. Así es como aparece
en los textos fundacionales de Mc 14,22-25; Mt 26,26-29; Lc 22,15-20; 1 Cor 11,23-25: el
relato de la institución de la Eucaristía.
El texto más antiguo es el de 1 Cor 11,23-25, escrito por Pablo, hacia el 56 d.C., es
decir, poco más de veinte años después de los acontecimientos. No se trata de una invención
de Pablo, sino que él transmite lo que recibió de la tradición que se remonta al Señor (1 Cor
11,23).
Estos textos describen la Última Cena de Jesús, el Jueves Santo, antes de los
acontecimientos de su pasión, muerte y resurrección.
Juan no cuenta la institución de la Eucaristía, pero, al interior del banquete pascual (Jn
13,1-2), relata un gesto simbólico de Jesús: el lavatorio de los pies (Jn 13,1-20). Este relato
tiene dos interpretaciones al interior del mismo: uno salvífico (Jn 13, 4-11), el otro parenético,
es decir, ejemplar (Jn 13,12-20). El primero pone de relieve el carácter purificador del gesto
de Jesús. Es un acto simbólico de tipo profético que anticipa el acto humilde y humillante,
pero purificador y salvífico de su muerte en cruz.
Esta Última Cena de Jesús es la culminación de todas sus comidas con sus discípulos y
con los hombres, en particular con los pecadores (Mc 2,13-17; 6,30-44 y paralelos).
Comiendo el cuerpo de Cristo y bebiendo su sangre nos unimos a Él, nos identificamos con
Él, recibimos su Espíritu que nos vivifica (Jn 6,51-58). Por eso, "la eficacia salvífica del
sacrificio se realiza plenamente cuando se comulga recibiendo el cuerpo y la sangre del Señor.
De por sí, el sacrificio eucarístico se orienta a la íntima unión de nosotros, los fieles, con
Cristo mediante la comunión: le recibimos a Él mismo… Jesús mismo nos asegura que esta
unión, que Él pone en relación con la vida trinitaria, se realiza efectivamente. La Eucaristía es
verdadero banquete, el cual Cristo se ofrece como alimento"1. La Eucaristía es pues un
banquete y banquete de acción de gracias, como indica la misma palabra "Eu-caristía".
Esta comida tiene un carácter sacrificial, pues anticipa, como en el gesto del lavatorio
de los pies, la muerte redentora de Jesucristo. En la celebración del banquete eucarístico, la
Iglesia, por mandato de Cristo (Lc 22,19; 1 Cor 11,24), hace presente el misterio de la pasión,
muerte y resurrección del Señor. En la celebración del banquete eucarístico tenemos acceso
directo a ese acto supremo de amor por que somos reconciliados con Dios: "Bebed todos de
ella, porque ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón
de los pecados (Mt 26,27b-28).
1
JUAN PABLO II, Ecclesia de Eucaristía, nº 16.
2