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CONCEPTOS BÁSICOS: EL JESÚS REAL Y EL JESÚS HISTÓRICO

Silvestre Martínez Nolasco

En el capítulo primero el autor lo que pretende es hacer una distinción entre el Jesús real y el Jesús histórico, es
por eso que comienza diciendo que, el “Jesús real”, en el sentido de una relación razonablemente completa de
palabras y hechos públicos, ni es conocido ni se puede conocer. Porque el Jesús histórico no es el Jesús real. El
Jesús real no está a nuestro alcance ni lo estará nunca. Esto es, no porque Jesús no haya existido, sino porque
las fuentes que han subsistido no recogieron ni mucho menos lo intentaron recoger datos exactos y parte de
los dichos y hechos de su ministerio público y, menos aún, del resto de su vida. Todo lo antes mencionado es
porque según John Meier nos dice que: “La realidad total de una persona es en principio incognoscible, a pesar
de que nadie negaría que esa realidad total existió”, es decir que, aunque existan documentos que avalen la
existencia de una persona jamás la llegaremos a conocer en plenitud. Que es lo que precisamente pasa con la
figura de Jesucristo. De ahí que se diga que, “todo conocimiento histórico acerca de los seres humanos es
limitado”.
Meier nos dice, que solo disponiendo de un material (fuente), mucho menos abundante, será como los
historiadores especialmente de la época antigua, o medieval pueden reconstruir a veces un retrato
razonablemente de grandes figuras. Pero, por otro lado, Meier nos dice que actualmente, carecemos de fuentes
suficientes para reconstruir un retrato razonablemente completo de la gran mayoría de los personajes de la
historia antigua entre ellos pertenece Jesús de Nazaret. Por lo tanto, no podemos conocer al Jesús “real”
mediante investigación histórica, pero sí podemos conocer, en cambio, al “Jesús histórico”.
En cuanto al “Jesús de la historia”, Meier dice que es una abstracción y construcción moderna. Que se puede
“recobrar” y examinar utilizando los medios científicos de la moderna investigación histórica. Por lo tanto, la
búsqueda del Jesús histórico es un empeño peculiarmente moderno, esta búsqueda puede reconstruir sólo
fragmentos de un mosaico, que permite muchas interpretaciones. Por lo cual puede resultar muy peligroso y
nos puede llevar a otro Jesús. Pues recordemos que, Jesús no dejó escritos propios u objetos, ni nada que venga
de él sin intermediarios. Sin embargo, el Jesús histórico puede darnos fragmentos de la persona «real», pero
nada más. Por eso los dos términos, “Jesús real” y “Jesús histórico”, son relativamente claros y distintos. Es
importante tener presente que los cuatro Evangelios no retratan al Jesús real y a pesar de que obviamente no
ofrecen una hipotética reconstrucción moderna del Jesús histórico, sí nos presentan al “Jesús terreno. Por lo
tanto, podemos decir que los Evangelios presentan a Jesús en la tierra, no al Jesús histórico de ahí que se tenga
que los Evangelios sirven de principales fuentes para nuestra reconstrucción del Jesús histórico.
Meier hace una distinción de dos términos que nos pueden ayudar a comprender más a fondo este tema, dichos términos
son: Historisch y Geschichtlich, ahora bien, El término Historisch remite al contenido estricto del conocimiento sobre el
pasado, de modo que el historiador renuncia a toda posible relevancia o influjo en el presente y a la búsqueda de un
significado. En cambio, Geschichtlich, en cambio, se refiere al pasado como algo que tiene significado y que supone para
el hombre de hoy un reto, un compromiso, una incitación a pensar. Esta distinción entre Historisch y Geschichtlich se
puede aplicar a Jesús hasta el mismo punto que se le puede tomar como objeto de una investigación científica fríamente
distante, o bien como la fuente suprema y el centro de la vida y el pensamiento cristianos que ha venido siendo a través
de los tiempos, o bien se exalta al Jesús de la historia a fin de destronar a un Cristo de la fe que se considera una mera
creación fraudulenta de la Iglesia. Un tercer problema es que la dicotomía Historisch/Geschichtlich, aunque aplicable a la
mayor parte de los personajes muy conocidos del pasado, no resulta válida para la complejidad del caso de Jesús. Pues a
los ojos del creyente, este nivel es el único y exclusivo ámbito de Jesús; y, a diferencia de los niveles primero y segundo,
no se puede aplicar a otras figuras de la historia antigua. El Jesús de la historia no es el Jesús real, sino sólo una
reconstrucción hipotética y fragmentaria de él con los medios de investigación modernos.
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FUENTES: LOS LIBROS CANÓNICOS DEL NUEVO TESTAMENTO
SILVESTRE MARTÍNEZ NOLASCO

Como bien sabemos los Evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) son la fuente principal de nuestro
conocimiento acerca del Jesús histórico. Sin embargo, no por el hecho de que sean una fuente directa para
conocer al Jesucristo Histórico no quiera decir que no tenga sus complicaciones, en efecto también son
considerados como mayor problema para conocer al Jesús Histórico y esto es porque los evangelios no son
principalmente obras de historia. Sino más bien, proclaman y fortalecen la fe en Jesús como Hijo de Dios, Señor
y Mesías. Por lo tanto, los Evangelios no intentan o dicen ofrecer nada semejante a un relato completo ni
siquiera un resumen de la vida de Jesús.
En los Evangelios no sabemos prácticamente nada acerca de una verdadera secuencia histórica. Es decir, no hay
un orden como tal de los hechos, por ejemplo: en San Marcos, San Mateo y san Lucas hay colecciones de
tradiciones orales y escritas que hacen que difieran en algunos sucesos de la Vida de Jesús, pero también hay
algunos que coinciden en común: el comienzo del ministerio en Galilea, y localizados en Jerusalén al final del
ministerio. Cosa que en San Juan vemos una diferencia más fuerte en el sentido de que, Juan, centra el ministerio
de Jesús no en Galilea, sino más bien en Judea y Jerusalén. Otra diferencia que se nota es en las palabras de
Jesús, pues, como bien sabemos, Jesús solía repetir de varias maneras sus enseñanzas. Esto da como conclusión,
de que ninguna forma de un dicho se puede considerar como la forma original. Cabe mencionar que la Iglesia
primitiva garantizaba una coincidencia en la sustancia, no en las palabras mismas. Es decir, se centraba más en
el mensaje y no en la forma como se exponía, por ejemplo, el Padre nuestro, las bienaventuranzas y los relatos
de la Institución de la Eucaristía.
Otro aspecto a tomar en cuenta es, la composición literaria de los Evangelios. Como bien sabemos, Marcos, fue
el primero en escribirse de ahí le siguieron, Mateo y Lucas, quienes, mediante una combinación y adaptación
de Marcos, de un repertorio de dichos de Jesús (fuente Q), y de especiales tradiciones propias de Mateo y Lucas.
Sin embargo, hay quienes sostienen que fue al revés, es decir, Mateo fue el primero en escribir, luego lo hizo
Lucas basándose en Mateo, y finalmente Marcos compuso un resumen o combinación de los textos de Mateo
y Lucas (hipótesis de Griesbach). En cambio, hay otros especialistas que admiten la anterioridad de Marcos. Por
otro lado, el Evangelio de Juan ofrece asimismo una fuente independiente de conocimiento acerca de Jesús,
junto con Marcos y Q, esto hizo que En la primera parte del siglo XX se solía aceptar como un hecho que Juan
había conocido y usado los Evangelios sinópticos. Esto dio como resultado Tres fuentes mayores e
independientes: Marcos, Q y Juan. Y Dos fuentes menores y problemáticas, a saber: M y L, Mateo (M) y Lucas
(L). Sin embargo, la cuestión del valor histórico crea aún más problemas con el material del cuarto Evangelio, ya
que, el Evangelio de Juan, no se puede rechazar como fuente para el Jesús histórico.
Otro personaje que atestigua del Jesús Histórico es San Pablo, El único autor neo testamentario que procede,
sin duda alguna, de la primera generación cristiana. en sus predicas Pablo se refiere a la esencia de la enseñanza
de Jesús. Por lo tanto, estos textos paulinos se nos informan de que tales datos sobre Jesús se enseñaban
durante la primera generación cristiana incluso en remotas Iglesias no fundadas por Pablo. Un ejemplo de las
enseñanzas de Pablo que coinciden con Jesús, es en los largos fragmentos de parénesis (exhortación moral) por
ejemplo en la exhortación a amar a los propios enemigos o perseguidores. Por otro lado, se dice que más allá
de Pablo, el resto del NT proporciona una cosecha todavía más mezquina. Por ejemplo, en la epístola de
Santiago, la primera epístola de Pedro, la carta a los Hebreos y el Apocalipsis de Juan nos dan referencia del
Jesús Histórico
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FUENTES: JOSEFO
SILVESTRE MARTÍNEZ NOLASCO

No es fácil encontrar fuentes o referencias acerca de Jesús en escritos no canónicos propiamente del siglo I o II
d. c., ya que la mayor parte de los escritos los encontramos en los escritos teológicos. Sin embargo, los judíos y
los paganos de ese período, de algún modo eran conscientes de la aparición de un naciente grupo de los
llamados "cristianos" fundado por un tal Jesús. Ejemplo de ello tenemos nada más y nada menos que a: José
ben Matías, conocido como Flavio Josefo, (judío aristócrata, político, militar, renegado e historiador). Quien
escribió dos grandes obras: “La guerra judía” y la mucho más extensa “Antigüedades judaicas”. Ambas, al menos
en algunas versiones. Contienen pasajes en los que se menciona a Jesús.
Sin embargo, es difícil de Juzgar sobre las dos referencias de Jesús que aparecen en las “Antigüedades judaicas”,
esto en razón de que Josefo solo hace referencia a Cristo de manera indirecta, en sus escritos, por ejemplo: “El
sumo sacerdote Anano, convocó una reunión ["sanedrín"] de Jueces y llevó ante él al hermano de Jesús, que es
llamado Mesías, de nombre Santiago, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entrego
para que fuesen apedreados”. Con este pequeño fragmento, podemos decir, que, la designación que hace Josefo
de Santiago como "el hermano de Jesús" no concuerda con el NT ni con el uso patrístico primitivo, y por tanto
no procede probablemente de la mano de un cristiano, por lo tanto, resulta muy improbable que la versión de
Josefo sea el resultado de un retoque cristiano en las Antigüedades judaicas. Ya que ni los Evangelios y demás
escritos del NT se atreven a llamar de esa forma a Santiago.
Por otro lado, se dice que hay otra obra titulada el: "testimonio de Flavio Josefo". Donde parece hacer más
hincapié en la persona de Jesucristo. Aunque hay algunos autores que afirman, que dicha obra no es del todo
de Josefo, que hubo otros autores que aportaron, en cuanto a la redacción del contenido de dicha obra,
especialmente con tinte cristiano, lo cual hace dudar de que sea de él. Pero también hay otros autores que
sostienen que dicha obra es de Josefo y las razones por las cuales dicen que es de él, es porque Josefo se refiere
a Jesús de una manera distinta a como lo presentan sus seguidores, por ejemplo, en estas líneas se puede
apreciar la mano de un verdadero cristiano (texto atribuido a Josefo):
1. "si verdaderamente se le puede llamar hombre", Josefo llama a Jesús hombre. Es decir, se refiere a el como
cualquier otro ser
2. "Él era el Mesías" Esta expresión es propiamente eclesial.
3. “La afirmación de una aparición después de la muerte”. Esto es algo que el judío Josefo no afirmaría nunca.
es propiamente una profesión de fe cristiana que incluye un "según las escrituras", cosa que Josefo no acepta
por ser judío

Una curiosidad final surge no respecto al Téstimonium en sí mismo, sino a la relación que puede haber entre el
Téstimonium y el relato sobre Juan Bautista en Ant. 18.5.2 §116-19, un texto aceptado como auténtico por casi
todos los especialistas. Pues Meier estaba convencido que, aunque de manera implícita Josefo también dedico
algunas partes de sus escritos a Juan el Bautista, con esto queremos ver cómo, es que, en este judío hay indicios
de este Jesús histórico que, aunque no lo presenta tal cual, pero gracias a sus aproximaciones podemos deducir
que es el. Con estas afirmaciones podemos decir lo mismo que Meier: Josefo tenía un interés más que
incidental por los judíos marginales. (Jesús y Juan el Bautista)
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FUENTES: OTROS ESCRITOS PAGANOS Y JUDÍOS
SILVESTRE MARTÍNEZ NOLASCO

Otra de las fuentes a las que podemos recurrir para conocer más al Jesús Histórico es al historiador romano
Tácito, quien escribió como última gran obra de su vida “los Anales”, es en esta obra donde el intentaba contar
la historia de Roma desde el año 14 d. C. hasta el 68. Desgraciadamente Algunos libros de los Anales se han
perdido, por lo que es muy probable que, el proceso y muerte de Jesús no figure en los manuscritos hoy
disponibles de los Anales.
Sin embargo, hay una parte de los Anales donde se nos da una referencia de Cristo, dicha referencia se
encuentra en el apartado del gran incendio que se produjo en Roma durante el reinado de Nerón donde fueron
culpados los cristianos. Cuyo nombre proviene de Cristo, quien, bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el
procurador Poncio Pilato. Gracias a este dato es como Tácito ofrece datos esenciales sobre Jesús. En primer
lugar, sitúa su muerte durante el reinado del emperador Tiberio y el gobierno de Poncio Pilato. Pues en su escrito
afirma que Jesús murió ejecutado por el gobernador romano de Judea, y aunque no menciona explícitamente
la crucifixión, ésta se hallaría implícita en el mismo hecho de la ejecución de un judío en Judea por un gobernador
romano. Cabe mencionar que, aunque no habla directamente de Jesucristo, hay una referencia, dicha referencia
aparece en anales 15.44 pues, poco después de ser mencionada la ejecución de Cristo, habla de la crucifixión
de seguidores suyos. Por otro lado, según Tácito, la ejecución de ese Cristo sofocó un movimiento religioso de
los cristianos; pero dicho movimiento, se extendió de nuevo, primero en Judea y luego, hasta Roma.
Pero no solamente Tácito hace alusión de Cristo sino también otros grandes personajes como: Suetonio, quien
en su obra “Vida del Emperador Claudio”, habla de una expulsión de judíos de Roma, que estaban causando
disturbios, (dichos judíos eran los cristianos). Otro personaje que hace referencia a Cristo, aunque de manera
implícita es Plinio quien describe para el emperador Trajano su manera de tratar a los cristianos que le son
denunciados. Así mismo le cuenta algunas de las prácticas de los cristianos, por ejemplo, la costumbre de
reunirse regularmente, antes del amanecer, para salmodiar versos "a Cristo como a un dios". por ultimo otro
autor satírico que hace mención de Cristo es: Luciano de Samosata, quien escribió en plan de burla la vida de
un Individuo que primero se convierte al cristianismo y luego apostata. Luciano además escribe una obra
intitulada La muerte de Peregrino. Donde hace referencia a Cristo.
Por otro lado, se dice que hay otras fuentes que pertenecen a los judíos aparte de Josefo esto es gracias a las
recientes Investigaciones sobre Qumrán, los pseudoepígrafos, escritores helenísticos judíos, etc. Pues, se dice
que el descubrimiento de los primeros rollos de Qumrán en 1947 desató una oleada de teorías y especulaciones
sobre la conexión de esta secta judía cuasi-monástica con Jesús y/o el cristianismo primitivo.
Se dice que, entre los pocos textos que Klausner acepta como referentes a Jesús de Nazaret figura uno
perteneciente al Talmud babilónico, que se encuentra en el tratado del Sanedrín en donde se hace mención de
un tal Yeshú (= Jesús), que fue colgado en la víspera de Pascua. El texto describe a Yeshú como un mago que
embaucó y descarrió a Israel. Por lo tanto, podemos decir que hay algunas fuentes judías, que no niegan la
existencia y ejecución de Jesús. En realidad, tampoco niegan sus milagros, sólo que los interpretan como actos
de brujería por lo que, a fin de cuentas, no hay aquí nada que no conociésemos por los Evangelios, y muy
probablemente el texto talmúdico se limita a reaccionar contra la tradición evangélica.
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FUENTES: LOS AGRAPHA Y LOS EVANGELIOS APÓCRIFOS
SILVESTRE MARTÍNEZ NOLASCO

Como ya hemos visto anteriormente, para llegar al Jesús Histórico podemos recurrir a diversas fuentes, tanto
cristianas como no cristianas (judíos y paganos) que con sus aportaciones nos acercan al Jesús que tanto
buscamos. Sin embargo, es necesario tener presente que, dentro de las fuentes no cristianas, aunque no se
habla directamente de Jesús, un ejemplo son las referencias que hacen hacia los cristianos, como aquel grupo
que sigue la enseñanza de un tal Jesús. Otro ejemplo son las referencias que se tienen de Jesús, no como un ser
divino que vino a morir por su pueblo, sino más bien como un hombre común que se la paso haciendo el bien.
O como aquel personaje histórico que inicio una nueva secta, con doctrinas diferentes, y que hasta cierto punto
se le considero peligrosa. Sin embargo, hoy en día, existen otras fuentes que nos acercan a Jesús, y que, aunque
pareciera que son de corte cristiano no son del todo confiables por el simple hecho de no concordar con los
libros canónicos que una vez fueron aceptados por la Iglesia. Esto es porque dichos escritos, aunque hablan de
Jesús y sus obras, su objetivo como tal no eran el de dar a conocer a un verdadero Jesús, sino más bien el de
satisfacer curiosidades que en los libros canónicos no se mencionan, de ahí que se diga que estos escritos están
plagados de eventos fantasiosos y exagerados que en lugar que nos acerquen al verdadero Jesús, nos muestran
una faceta incorrecta de lo que él es.
Un ejemplo de estos libros o fuentes son los famosos “Agrapha”, que son Hechos y dichos no escritos de Jesús.
Que se fueron conservando gracias a las tradiciones orales, cabe mencionar que lo destacable de estos dichos
es que estos datos dispersos no figuran en ninguno de los cuatro evangelios canónicos, es más hasta se duda si
puedan ser o no las verdaderas palabras que salieron de la boca de Jesús, esto porque a veces es imposible que
una persona retenga un mensaje completo o literal por más de treinta años, por lo que se duda de su veracidad.
Por otro lado, en el intento de recuperar material que pueda provenir del mismo Jesús, Jeremías en su obra
“Unknown Sayings of Jesús”, (refranes desconocidos de Jesús) incluye material procedente hasta de escritos
islámicos medievales. Por lo cual no es de fiar para llegar al verdadero Jesús. Por otro lado, también comenzaron
a surgir los famosos “Evangelios Apócrifos” los cuales se consideran como aquellos documentos cristianos de
los primeros tiempos que recogieron las palabras y/o los hechos de Jesús. Sin embargo, la categoría de los
evangelios apócrifos abarca la de los Agrapha, (puesto que los evangelios apócrifos son una de las principales
fuentes de dichos extra canónicos de Jesús.) Pero, dado el alcance y significado de los evangelios apócrifos en
la Iglesia primitiva, así como la gran estima de que gozan entre ciertos especialistas actuales, se impone un
examen por separado, esto es en razón de que muchas cosas que se exponen en ellos no concuerdan con los
datos verídicos que mencionan los escritos canónicos. Ejemplo de los evangelios apócrifos son: “Evangelio de
Pedro”, “Evangelio de Tomas”, “Evangelio de Nicodemo”, “Proto-evangelium de Santiago”, “Evangelio de la
Cruz” etc. También se dice que comenzaron a surgir otro tipo de evangelios y estos son conocidos como los
“Evangelios judeocristianos”, por ejemplo “el Evangelio de los nazarenos”, “el Evangelio de los ebionitas” y el
“Evangelio de los hebreos”. Estos escritos al igual que los apócrifos carecen de veracidad en el sentido que se
contradicen. Por otro lado, se dice que hay otros textos titulados “Los textos cristianos de Nag Hammadi” por
su parte, la tradición sinóptica presupone uno o más evangelios sinópticos en su forma final. En vez de
ayudarnos a ver el desarrollo de la tradición sinóptica antes de la composición de los Evangelios sinópticos, esos
textos atestiguan el desarrollo de la tradición sinóptica después de la redacción de los Evangelios. Por ultimo
podemos decir que Los cuatro Evangelios canónicos son al final los únicos documentos extensos que contienen
bloques de material suficientemente importantes para una búsqueda del Jesús histórico. Y que fuera del NT, el
único testimonio no cristiano e independiente sobre Jesús en el siglo II lo ofrece Josefo.
CAPÍTULO 1
¿DE DÓNDE ERES TÚ? Jn 19, 9

SILVESTRE MARTÍNEZ NOLASCO

El capítulo 1 comienza haciendo la siguiente pregunta: «¿De dónde eres tú?» pregunta que se enfoca en saber el origen
de Jesús, es decir, sobre su ser y misión. Como bien sabemos esta pregunta figura en el juicio de Jesús (Jn 19,9) ¿Cuál era
la intención sobre la pregunta formulada por Pilato? La respuesta más sensata sería: para entender quién es él realmente,
y qué es lo que quiere. Es por eso que, la pregunta por el origen de Jesús, aparece también en otros pasajes del Evangelio
de Juan, y desempeña igualmente un papel importante en los Evangelios Sinópticos. Pues a menudo aparecen algunos
textos haciéndose la misma interrogante, por otro lado, podríamos decir fácilmente que en modo alguno viene del cielo,
del «Padre». pero también si nos unimos a las respuestas que daban sus contemporáneos podríamos responder es un ser
igual a nosotros, conocemos su familia, su casa etc. Gracias a los Santos Evangelios, podemos ver como Jesús va dando la
respuesta de una manera sencilla, por ejemplo, el episodio en la Sinagoga, cuando lee el texto del profeta Isaías, Jesús, no
había interpretado las palabras de la Sagrada Escritura más bien se las había referido a sí mismo y a su misión. Obviamente
esta respuesta les resultaba escandaloso pues, en efecto, sabían muy bien quién es Jesús y de dónde viene: Es uno como
nosotros. Su pretensión no podía ser más que una presunción. Pues su proveniencia lo muestra como uno igual a todos
los demás. Por otro lado, en otro lugar del Evangelio narra cómo sus mismos contemporáneos desconocen su
procedencia, aun sabiendo quizá su origen familiar: «Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése [Jesús] no
sabemos de dónde viene». Con esto podemos decir que el origen de Jesús es al mismo tiempo notorio y desconocido, es
aparentemente fácil y, sin embargo, no lo es, pero gracias a que tenemos los Santos Evangelios podemos sacar una
respuesta veraz, pues como bien sabemos Lo que pretenden los cuatro Evangelios es contestar a esta pregunta. Pues para
eso han sido escritos precisamente para dar una respuesta.

Un ejemplo de ello es San Mateo, quien, con la genealogía de Jesús, quiere dar respuesta. Para Mateo, hay dos nombres
decisivos para entender el «de dónde» de Jesús: Abraham y David. Donde hay tres grupos de catorce generaciones:
primero, ascendiendo desde Abraham hasta David; descendiendo después desde Salomón hasta el exilio en Babilonia,
para ir subiendo de nuevo hasta Jesús, donde la promesa llega a su cumplimiento final. Es interesante ver cómo es que,
en la genealogía de Mateo, se menciona a cuatro mujeres: Tamar, Rahab, Rut y «la mujer de Urías»., su mención implicaría
una indicación de que Jesús habría tomado sobre sí los pecados y, con ellos, el pecado del mundo, y que su misión habría
sido la justificación de los pecadores. Pero, sobre todo, la genealogía concluye con una mujer, María, que es realmente un
nuevo comienzo y relativiza la genealogía entera. No obstante, la genealogía sigue siendo importante: José es el padre
legal de Jesús. Por él pertenece según la Ley, «legalmente», a la estirpe de David.

Por otro lado, San Lucas, a su vez, ha colocado la genealogía de Jesús al comienzo de su vida pública, casi como una
presentación pública de Jesús, para responder a la misma pregunta, por lo tanto, podemos decir que, la genealogía se
introduce en la vida pública de Jesús y, por decirlo así, lo autentifica en su misión pública. Una característica de la
genealogía de Lucas es que a diferencia de Mateo que asciende, Lucas desciende de la «cima», que es Jesús, y llega hasta
las raíces, que no está en las profundidades, sino más bien en Dios quien está en el origen del ser humano. Por lo tanto,
podemos decir que, con Jesús, se ha llegado «la plenitud de los tiempos».

En cambio, el evangelista Juan, no ha antepuesto en su Evangelio una genealogía, pero en el Prólogo con el que comienza
ha presentado de manera explícita y grandiosa la respuesta a la pregunta sobre el «de dónde» y al mismo tiempo, ha
ampliado la respuesta a la pregunta sobre el origen de Jesús, haciendo de ella una definición de la existencia cristiana; a
partir del «de dónde» de Jesús ha definido la identidad de los suyos. Por lo tanto, el origen de Jesús, su «de dónde», es el
de Dios.

Por ultimo San Juan termina diciendo que: por Cristo, mediante la fe en él, ahora han sido generados por Dios. es decir
que por Cristo pasamos a ser hijos de Dios, al final, las genealogías se interrumpen, puesto que Jesús no fue generado por
José, sino que nació de modo totalmente real de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, así esto vale también ahora
para nosotros: nuestra verdadera «genealogía» es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer «de
Dios».

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