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LAS ALAS SOÑADAS

Esta novela no fue corregida, sepan disculpar las faltas


de ortografía y las posibles incongruencias en algunas
oraciones.
Cuando se realice la revición se volverá a subir hasta
entonces disfruten la lectura. 

Novela Original: “Tonan no Tsubasa” de Fuyumi Ono

Traducción del japonés al inglés por:


http://cantok.freehostia.com/01translations.html
http://www.eugenewoodbury.com/tonan/index.html
Traducción del inglés al español: Lume

****El título de la novela viene de un proverbio chino que quiere decir “lograr un gran reto”
por lo que no es posible traducirlo literalmente.

PRÓLOGO

En el centro del mundo está el "Mar Amarillo". Una isla, en realidad, rodeada al norte, este, sur
y oeste por cuatro mares interiores conocidos como los Mares Negro, Azul, Rojo y Blanco.

Una mañana temprano, un pequeño punto negro apareció en el cielo por el norte sobre el Mar
Negro, la sombra de un kijuu volaba desde la costa occidental del Reino de Kyou. Bañado por
los rayos de un sol naciente, ahora que se acercaba el equinoccio de primavera, reflejaba de
vez en cuando destellos de plata ya que surcaba el aire directamente hacia el suroeste.
Frente al mar de un color melancolía una gran pared bloqueaba el camino, brillando en la
niebla como un espejismo. La parte superior de un enorme muro trazaba una línea desigual
entre el mar y el cielo, estas eran las imponentes Montañas Kongou que rodeaban el mar
Amarillo.

A medida que el kijuu cruzaba el mar, superaba a los barcos distantes con su rápida velocidad.
Sin embargo, aunque el color de la roca desnuda del Mt. Kongou era cada vez más definido, la
montaña no parecía estar más cerca; y, sin embargo, se acercaba, tal y como los altos picos
dejaban claro al dibujarse cada vez más claramente.

El kijuu cogió velocidad. El sol alcanzó su cenit y las sombras que proyectaba apuntaron hacia
el oeste. Las Montañas Kongou ocupaban completamente el horizonte. Desde el mar, los
acantilados rompían la superficie del mar como hileras de colmillos afilados, formando una
línea casi vertical que continuaba ininterrumpidamente, más y más arriba, hasta converger con
la enorme cordillera que arañaba el cielo.

Un pequeño banco de arena se hizo visible en la base de los acantilados. Una mota de polvo en
comparación con las Montañas Kongou. El kijuu descendió lentamente describiendo un
amplio arco. A medida que el kijuu se acercaba al agua espumosa, se hizo evidente que lejos
de ser un simple banco de arena, era un amplio saliente de la tierra. Más cerca aún y las
costas del Monte Kongou aparecieron a la vista, al norte de la orilla había un puerto, los barcos
flotaban dirigiéndose en fila hacia la boca de éste.

La bestia descendió, se deslizó a través del cielo sobre el puerto y se dirigió directamente hacia
las Montañas Kongou. La pequeña sombra corrió sobre los campos de arroz, el espeso follaje y
copas de los árboles comienzaban a florecer. Pasó rozando por encima de los bosques que
cubrían las montañas como una niebla baja, sobrevoló el cielo de pueblos tranquilos y cruces
de caminos antiguos.

Cada vez que pasaba por una de éstas parcelas de tierra la bestia descendía aún más, al fin
llegó a la parte más alejada de la ciudad que se extendía en la base de las pequeñas crestas
que destacaban a lo largo de toda la Montaña Kongou. Un muro la rodeaba por completo,
hasta llegar a la base la montaña. Un único camino conducía a la puerta, allí como los rayos del
sol poniente ya lanzaban largas sombras, las personas, que parecían ser viajeros, se
apresuraban a llegar a la ciudad. Varios rostros se volvieron y se detuvieron, contemplando la
sombra que descendía del cielo, para luego dispersarse en todas direcciones. El kijuu aterrizó
en el espacio de tierra desnuda.

-¿¡Qué demonios…!?-

-¡Si vas a aterrizar con un kijuu por aquí mejor hazlo en un campo! ¡ No en medio de la maldita
carretera!-
Un hombre de treinta y tantos desmontó del kijuu, ajeno a las voces de protesta que se
alzaban a su alrededor y haciendo caso omiso de los otros viajeros, contempló el letrero que
había sobre la puerta de la ciudad.

"Kenjou”, decía. La ciudad se llama Kenjou, en la prefectura de Ken y dependía


administrativamente del reino de Kyou, un pedazo de tierra que se proyectaba hacia fuera
desde el Monte Kongou como un banco de arena. Tras echar un vistazo al cartel, el hombre
inclinó suavemente la parte superior del cuerpo y estiró sus extremidades, después de tomó
las riendas del kijuu y entró en la ciudad, cruzó la concurrida calle principal y entró en una
posada situada en la parte noroeste de la ciudad.

-¡Bienvenido!-

Un niño que limpiaba junto a la puerta de brillantes colores corrió hacia él cuando atravesó la
entrada de piedra. Miró la cara del niño y sonrió:
-Ah, debes de ser Shoumei.-

-Sí, ¿y?- El muchacho respondió con una cautela comprensible.

Se inclinó y dijo:

-Soy Gankyuu. ¿Me recuerdas? Nos divertimos mucho juntos la última vez -

-¿Tío Gankyuu?-
-Eso es, ¿Ya te has acorado de mí?-

El chico se rió.

-Ha pasado mucho, mucho tiempo.-

Gankyuu le dio unas palmadas en la cabeza con afecto. Se habían visto por última vez dos años
antes, en ese momento Shoumei tenía diez años y realizaba pequeños trabajos en los negocios
de la familia de su padre. Eso no incluía saludar a los huéspedes.

-¿Así que al final te han ascendido a guardia de la puerta?- dijo Gankyuu, bromeando con el
niño al darle las riendas. – Pues bien, este anciano te va a dejar que sigas a lo tuyo, ten cuidado
y dejes que los extraños se le acerquen demasiado.-

-Ya lo sé.- Shoumei tomó las riendas de Gakkyuu con una sonrisa traviesa, mostrando sólo un
poco de miedo, y observó el kijuu.- ¿Es el mismo kijuu que trajiste?-

-Ah, a mi último kijuu lo mató un Youma.-

El muchacho volvió su atención a Gankyuu.

-¿Por un youma? ¿Estás bien?-

-Más o menos, como se puede ver por sí mismo. ¿Cómo está Ken? ¿Ningún youma por aquí?

-Los hay-dijo sin rodeos, ya resignado a su temprana edad a la actual situación.- Aparecen de
vez en cuando.- Hacía veinte y siete años desde que la última emperatriz había muerto y el
país se encontraba en un estado de decadencia. Desde el principio, se habían preparado las
ciudades interiores de Ken para luchar contra los youma; pero siempre y cuando se decía que
uno de ellos parecía allí, era muy probable que también aparecieran en otras prefecturas.
El niño cogió aliento bruscamente como si acabara de recordar algo, cogiendo las riendas dijo.

-¿De qué tipo es?-

El kijuu se parecía a un caballo, a excepción de su afilado e intimidante pico y las gruesas


garras en vez de cascos. Gankyuu puso una moneda en la mano del niño y descolgó las bolsas
de viaje atadas a la espalda del kijuu.

-Es un haku.-

Palmeó el flanco del kijuu, golpeó suavemente la cabeza del niño y cruzó el patio cubierto.
Justo al entrar por la puerta una voz le dio la bienvenida; se trataba de un hombre de espaldas
a Gankyuu.
-¿Se quedará a pasar la noche? –

El hombre levantó la cabeza y se volvió hacia Gankyuu con una amplia sonrisa. Con ese
movimiento Gankyuu fue capaz de ver a una chica un poco sucia de pie delante del hombre.
Pensó que el hombre parecía tener algunos asuntos pendientes con la muchacha, pero en
cualquier caso, le dio la espalda y se volvió hacia Gankyuu cruzando la habitación a grandes
zancadas.

-Gankyuu, ¿verdad? ¿Qué tal? Cuanto tiempo sin verte.-

-No es tanto tiempo. ¿Tienes una habitación? -

-Oh, creo que tenemos una.-

El posadero sonrió ampliamente mientras tomaba bolsas de Gankyuu. Por alguna razón,
estaba más contento de lo habitual por atender esa petición.

-Oye, nada de lujos, recuerda. Todo lo que necesito es un lugar donde pueda dormir bien.-

-Entendido, entendido. Es sólo que ésta es la última.-

-Estoy salvado.-

Esto era lo que ocurría en las ciudades como Ken cuando el equinoccio de primavera caía al
día siguiente.

-He dejado a mi kijuu en los establos. Confío en que estará bien cuidado.-

El posadero asintió.

-No hay problema-

Una voz estridente exigiendo lo interrumpió.

-¡Espera un minuto!- El grito provenía de la niña, de apariencia desaliñada y mirada


fulminante, con el que el posadero había estado hablando antes.- ¡Yo pedí la habitación en
primer lugar! ¿Con qué derecho se la está dando a él?-

Gankyuu estaba mirando a la chica con asombro cuando el posadero gimió y tomó la cabeza
entre las manos.

-Vamos, señorita, acaba ya esta mala broma. ¿Por qué no vas a casa con tu madre? Esta
posada no es un lugar para jugar. Vuelve con ella.-

-Ya te lo he dicho, no estoy bromeando. Quiero pasar la noche. Esto es una posada, ¿no?-
Tenía las blancas mejillas encendidas, probablemente por la ira.

Un interesante giro en los acontecimientos, pensó Gankyuu, cogiendo al dueño de un brazo y


depositando el dinero en la palma de su mano. De ninguna manera iba a perder la última
vacante en la ciudad por esta dificultad.
-Lleva mis cosas, ¿vale? Me voy a por algo para comer.-

-Dije: ¡Espera! - La chica se dirigió a Gankyuu con el ceño fruncido y fue directa a él mirándole
de arriba abajo. - ¿No tiene vergüenza colándose de esa manera?-

Ella no parecía tener más edad que el chico de la puerta. Gankyuu dijo con una leve sonrisa:
-De colarse nada, es para ahorrarte la vergüenza de saber el por qué una joven está sola en
una posada.-

-Esto no es cosa de risa. Ya sea niña o adulta, un cliente es un cliente.-

-Bueno, entonces, encontrarás una posada que te tratará como tal.-

-¡Lo haría si pudiera!-

Gankyuu rió en voz alta. Las posadas de Ken se llenaban sin excepción sobre el equinoccio de
primavera. No era de sorprender que colgaran carteles de "no hay vacantes". Gankyuu no
estaba dispuesto a correr el riesgo de renunciar a la apuesta segura que ya tenía en la mano.

-En primer lugar, ¿por qué no vuelves a la ciudad? Sería lo mejor.-

-No puedo volver ahora. ¡No mientras las puertas de la ciudad están cerradas! ¿Me está
diciendo que acampe en este clima frío? Bien, soy sin duda una niña, y ya que estaba
preocupado por donde iba a pasar la noche ¿por qué no prueba a acampar a un lado del
camino? Si una persona débil como yo tratara de acampar acabaría muriendo de frío.
Considere mi situación, por lo que le pido que sea tan amable de renunciar a su habitación
para mí. ¿No tiene la humanidad para ahorrarme ese destino?-

-Lamentablemente no tengo esa obligación.-

-Ya veo. ¿No son estas las circunstancias en las que uno debe sentir la obligación de ser
compasivo y darse cuenta de que es de sentido común que debe esperar su turno?-

-Eso parece.-

La chica frunció el ceño. Puso una mano en la cadera y sacudió su dedo de la misma forma en
que un padre lo haría ante un niño desobediente.

-¿Qué hace aquí?-

-¿Eh?-

Ken era una ciudad remota. Se distanciaba de la carretera principal y se situaba en el extremo
más lejano de la carretera principal. Después de Ken, sólo existía el Mar Amarillo. La ciudad no
era un lugar para ir a placer, ni tampoco era una parada en el camino a otro lugar. De hecho,
nadie iba a Ken a una excursión de placer o por curiosidad. Pero cada vez que se acercaba
equinoccio vernal, los que llegaban a Ken eran las personas que tenían negocios en el Mar
Amarillo.

-Debería preguntarte lo mismo. ¿Qué hace una niña como tú paseando por una ciudad como
ésta? ¿Tomaste el camino equivocado? ¿Qué hay de tus padres?-
-No estoy ni vagabundeando ni he tomado ningún giro equivocado. Esto es Ken. En cuanto a
mis padres están en Renshou.-

Los ojos de Gankyuu se abrieron sorprendidos.

El dueño, que había estado escuchando todo el tiempo, estaba nervioso por el rumbo que
estaba tomando la situación. Alzó la voz en el asombro.

-¿Tu familia vive en Renshou?-

-Está bien. Vine todo el camino desde Renshou. Después de muchos días y jugándome la vida
en más de una ocasión, he llegado finalmente en Ken y después la última habitación me es
arrebatada, ¿no cree que es un poco cruel?-

-Disparates. No hay manera de hayas podido llegar aquí por ti misma. ¿Quién te trajo?-

-Nadie.- La chica respondió secamente.

Gankyuu no podía creer lo que oía. Renshou era la capital del reino de Kyou. Lllegar en barco y
a pie llevaría casi dos meses y, teniendo en cuenta el paso de un niño, seguramente habría sido
mucho más para ella.

-¿Me estás diciendo que llegaste aquí, desde Renshou, por ti misma?-

-Sí. ¿Está suficientemente impresionado ahora como para darme una habitación? -

Gankyuu estaba impresionado. Sin un adulto para protegerla y mostrarle el camino, la chica
había cruzado una distancia que hacía que Gankyuu se cansara sólo con pensarlo.

-¿Por qué querrías venir aquí?-

La chica le miró con ojos llenos de desprecio.

-No es necesario explicarlo, ¿no? Uno simplemente escoge cualquier ciudad próxima al lugar a
donde quiere llegar. Obviamente voy al Monte Hou.-

Naturalmente, las mandíbulas de Gankyuu y el posadero cayeron.

-Voy en el Shouzan, Kyouki está en el Monte Hou.-

-¡Espera un minuto! Vas en el Shouzan, ¿tú?-

-¿Alguna ley dice que un niño no pueda?-

Gankyuu nunca había oído de ninguna ley así.

-¡Eso es ridículo! ¡Estás hablando sin sentido!-

-¿Por qué? Si alguno de los adultos de este reino fueran dignos, uno de ellos ya estaría sentado
en el trono, seguro. Es por eso que voy. - La chica miró Gankyuu con aún más desprecio. -Sólo
puedo imaginar que está en Ken con la intención de entrar al mar Amarillo también. Casi no
debería ser necesario señalar que el tipo de hombre que quiera robar la última habitación de
la posada a una niña pobre sólo está desperdiciando su tiempo en ir a Mt. Hou.-

-¿Tiene usted alguna idea de lo que el mar Amarillo es en realidad?-

-¿Quién no?- La niña respondió a Gankyuu como si le hubiera pedido que sumara uno y uno.-
No hay aldeas, no hay cruces de caminos, no hay pueblos tampoco. No hay posadas, tabernas
o carreteras.-

-No sólo eso.-

-El lugar está lleno de youma. Lo sé. Pero los youma pueden aparecer en cualquier lugar.-

-No hay comparación. ¿Cómo vas a viajar? ¿Qué puede hacer un niño cuando es atacado por
un youma?-

-¿Y qué vas a hacer tú? ¿Qué tipo de probabilidades te das a ti mismo contra un youma? -

-Yo…-

-Asumamos que sucede, es atacado por youma. No puede hacer nada más que huir por lo que
también podría darme la habitación a mí.-

Gankyuu se llevó las manos a la cabeza y se puso en cuclillas frente a ella.

-Escucha, señorita….-

- Hay una persona aquí de pie, que podría muy pronto convertirse en la próxima emperatriz. Di
lo que tengas que decir con eso en mente y lo escucharé.-

- El Mar Amarillo es un lugar peligroso…-

La chica le devolvió la mirada, sin la más mínima señal de haberle afectado nada.

-No voy a Mt. Hou. Voy al Mar Amarillo con el fin de cazar youjuu que pueden ser entrenados
como kijuu. ¿Sabes cómo nos llaman a hombres como yo?-

-Bien.. ah.-

-Cazadores cadáver. Incluso cuando gente experta se une, son menos propensos a cazar un
youjuu que de regresar del Mar Amarillo con los cadáveres de sus compañeros a sus espaldas.
Ese es el tipo de negocio que es.-

Durante el equinoccio de otoño de hacía dos años, Gankyuu perdió a sus compañeros de caza
y su kijuu en el Mar Amarillo. Un youma devoró los seis kijuu enganchados a un afloramiento
de rocas junto con sus dos socios cercanos. Ocho en total. Si el animal no hubiera estado ya
saciado Gankyuu habría sido el siguiente en el menú.
Se quedó en el Mar Amarillo hasta el solsticio de invierno, logrando cazar al haku para
utilizarlo como kijuu. El entrenamiento de la bestia mantuvo Gankyuu lo suficientemente
como para no haber tenido tiempo de regresar a Ken en el equinoccio de primavera del año
anterior.
-Como resultado mis suministros han tocado fondo. En el camino a Ken este año, no me en
ninguna posada ni navegué en ningún barco. Apenas había terminado el entrenamiento del
haku pero yo lo monté tres días y dos noches para venir directamente aquí, prácticamente
quedándome dormido en la silla de montar. Estoy tan cansado como tú y probablemente más
desesperado. El hecho es que esta persona de mi derecha es un viejo amigo mío, así que
cuento con él para que me eche una mano.-

-Ah.- murmuró la chica, momentáneamente perdida en sus pensamientos. Gankyuu le dio una
palmada amistosa en el hombro para llamar su atención.

-Ese es el tipo de lugar que es el Mar Amarillo. Ahora se una buena chica y vuelve con tu
familia, ¿de acuerdo? En cuanto al alojamiento de esta noche…-

No terminó el resto de la frase. La chica se quitó el sucio kimono acolchado, el abrigo que
llevaba debajo, y le dio la vuelta. Al ver las monedas de plata cosidas de forma cruzada en el
revestimiento, Gankyuu casi se cae de la sorpresa. Una sola moneda de plata valía cinco ryou,
lo que el pequeño burócrata típico ganaba en un mes. Y había más de una moneda de plata.

Ella empujó el abrigo hacia Gankyuu.

-Trece monedas de plata son sesenta y cinco ryou. Escóltame al Mt. Hou.-

Gankyuu observó a la chica con mudo asombro.

-Considérelo un anticipo. Sin embargo, esperaré que usted cubra los gastos a lo largo del
camino.- La muchacha sonrió con dulzura.- Mi nombre es Shushou. Primer punto en el orden
del día: como su jefa, usaré la cama esta noche. Usted puede dormir en el suelo. ¿Tiene algún
problema con eso?-
PARTE UNO

Capítulo Uno

El viento sopló desde un mar oscuro que recordaba a la nada.

Al norte de este mar del vacío, las corrientes frías se acumulaban y se estancaban en una masa
helada sobre el Kyokai del Norte. El agua de mar perdía calor; las zonas templadas se reducían
y pronto el océano adquiría un frío uniforme. Llevado a la superficie por las corrientes lentas y
tocado por las heladas de invierno, el agua se congeló en parches, moteando el océano oscuro
con manchas blancas. El aire se congeló así en un viento helado lleno de partículas congeladas.
Una pequeña placa de hielo flotaba en el agua que se agitaba con la fuerza del viento y las olas
estaban cubiertas con espuma, hasta que finalmente el vendaval arrastró las olas hasta
estrellarlas en la orilla. Era el viento del invierno, el Joufuu.

Desde el noreste del Mar del Vacío el viento azotaba sobre las costas del norte. En la parte
noreste del reino de Ryuu, el viento se topó con la ladera de la montaña, acto seguido depositó
una gran cantidad de nieve y congeló Ryuu desde atrás. Los últimos restos de nieve cayeron
sobre la cordillera limítrofe de Ryuu y comenzaron a desplazarse hacia el reino de Kyou, a salvo
hasta el momento.

En la capital de Kyou, Renshou, Mt. Ryouun se elevó sobre la tierra como el mástil de un barco,
haciendo honor a su nombre como la "Montaña Gigantesca." Como dibujados con un pincel de
caligrafía, numerosos picos superpuestos creaban un arco bajo la ciudad. Algunos de los picos
sobresalían del Mar de Nubes que había encima, creando pequeños islotes en la parte superior
del mundo. El viento seco del invierno silbaba entre los picos y susurraba a través de las
piedras, penetrando como la lluvia en las grietas y fisuras. Los inviernos en Renshou eran
conocidos por que sonaban como algo parecido a la llamada lejana del océano.

Cuando la luz solar disminuía en la calle, el viento soplaba constantemente y las ráfagas que
caían por la cara desnuda de las montañas creaban pequeños torbellinos, uno de los cuales
hacía revolotear el dobladillo del kimono de una niña.

-Por Dios.- La muchacha sostuvo su bolso bajo el brazo mientras se alisaba la ropa con la otra.-
Hace mucho frío.- murmuró.

Detrás de ella una voz llamó.

-Hey, Shushou, ¿no vas a casa o qué?-

Volvió la cabeza y vio a un niño salir de los terrenos del patio desierto de la academia de la
prefectura.
-Por supuesto que sí.- Apoyada en uno de los pilares de la puerta, Shushou evitaba
deliberadamente su mirada.

-Sí, pero has estado ahí parada un buen rato.-

-¿Y me has estado mirando todo el tiempo?-

El muchacho se sonrojó un poco y la miró a su vez.

-No quería decir que he estado observando todo el tiempo, sólo me pareció verte. ¿Por qué lo
preguntas, Shushou? ¿Hay algo malo en eso?-

-Ah, si? ... sólo preguntaba. Está bien.-

El chico frunció el ceño ante la expresión remilgada de Shushou, giró sobre sus talones pero
cuando llegó a los pies de la escalera de piedra delante de la puerta se detuvo y miró hacia
atrás:

-¿Vienes o no?-

-Sí. Vas camino a casa ¿verdad? Si es así, ¿por qué no te das prisa y vas?-

-Lo mismo podría decir, si también estás yendo a casa ¿por qué no te das tú prisa?

Shushou respondió con un pequeño suspiro.

-Mis guardaespaldas no han llegado. No sé dónde estarán perdiendo el tiempo pero no puedo
irme sin ellos. Así que voy a esperar.-

-¡Ja!-Exclamó el muchacho.- Lo que pasa es que tienes miedo de ir sola a casa.-

- ¿Qué tendría que temer? S un paseo directamente desde aquí.-

-Di la verdad. Una pequeña princesa como Shushou tiene miedo de ir a cualquier parte sin que
alguien le acompañe.-

Shushou frunció su boca y miró al chico que se burlaba de ella.

-Es verdad. Me criaron para ser una dama, no sería apropiado que caminara por la calle sin un
sirviente. Si me fuera mis criados serían regañados.-

-Aun así no significa que no seas una cobardica. Envíalos a casa por delante de ti, entonces.-

-¿Es que no entiendes lo que te estoy diciendo?-

En ese preciso momento tres hombres corpulentos llegaron corriendo por la carretera: eran
los joushin contratados por su padre como escoltas. Impaciente, Shushou se enderezó y dijo
levantando la voz ligeramente:

-¿Qué pasó? ¿Eso es sangre? -


Los guardaespaldas se miraron. Su armadura de cuero estaba salpicada de pequeñas manchas
rojas.

-Por favor, disculpe la demora. Oímos un grito de allí.-.

Señaló hacia la calle principal que llegaba directamente hacia el sur desde la puerta principal.
Al acercarse el atardecer, la ancha avenida estaba llena de las habituales aglomeraciones. Pero
las caras eran aprensivas y, donde el guardaespaldas estaba señalando, la gente se daba
mucha prisa.

-¿Qué ha ocurrido?-

-Un enjambre mushi. Nos ocupamos de ellos. Lo siento por hacerle esperar.-
Shushou frunció el ceño. Habían pasado veintisiete años desde la desaparición de la
emperatriz. Incluso ahí en Renshou, la capital, los ataques de youma eran cada vez más
frecuentes. Los mushi eran un tipo de youma pequeños y relativamente benignos pero
también eran un presagio de lo peor estaba por venir. Cuando un enjambre de mushi aparecía
un youma mucho más grande a menudo le seguía poco después.

-Mejor apresurémonos.- Instó el guardia.

Shushou asinti y bajó rápidamente por la escalera de piedra, con el chico cerrando la marcha.

-Hey, Shushou, ¿crees que estarás bien?-

-¿Qué?-

-¿Y si voy con vosotros?-

Shushou lanzó una mirada irritada por encima del hombro.

-¿Qué bien haría eso? No sería horrible para los guardias tene que trerte otra vez después de
tanto Tan pronto como llegáramos a casa los guardias tendrían que traerte de vuelta.-

-Pero…- el muchacho vaciló y luego sonrió.- Esta es la última vez, después de todo. Por lo que
bien podría seguir vigilándote hasta que nos volviéramos a ver aquí.-

-No es necesario.- murmuró Shushou.- Además, ¿no es hora de que se vayas a casa también?
Bien entonces…-

Dejando las palabras en el aire Shushou bajó saltando los escalones de piedra hasta la puerta
principal. El muchacho vio cómo se iba con un suspiro que se llevó el viento.
Capítulo Dos

La casa de Shushou se encontraba en la periferia del norte de Renshou, cerca de la escuela de


la prefectura.
Renshou se asentaba a los pies del Monte Ryou'un, mirando hacia el norte a medida que
ascendía. Subiendo por la calle situada en una zona tranquila llena de templos y santuarios a lo
largo del muro que cerraba la ciudad por la parte norte, una hermosa puerta quedó a la vista.
Era de dos pisos de altura y los edificios a su izquierda y derecha de tres. Más adentro, los
extensos techos del ala principal de la casa se hacían visibles. Las tejas tenían un acabado con
esmalte de color verde brillante, la ornamentación multicolor decoraba las puntas de los
techos y colgaba de los aleros. El camino circular era ligeramente más ancho frente a la puerta
principal. Un gran muro que ofrecía privacidad se levantaba ante la puerta, tallada con
símbolos en bajorrelieve que pedían la protección divina. A izquierda y derecha las partes de
un hermoso cenador, con ventanas finas y traslúcidas, sobresalían del muro interno.

Más allá de la mansión, la ciudad de Renshou terminaba. El dueño de la finca llevaba el


nombre de la familia Sou y como sus jardines se extendían a lo largo de la ladera, la finca era
conocida como Los Jardines Sou.

Shushou había nacido allí, su nombre de pila formal era Sai y el nombre de su padre era Sou
Joshou, aunque también era conocido por "Sou Banko," un nombre que significaba que no
había comercio en donde no estuviera involucrado. Él había resucitado el viejo negocio forestal
en Kyou, haciendo sus propios méritos para ganar una reputación como comerciante con
considerables medios en Renshou. Se decía en Renshou que era imposible superar las riquezas
y honores de Banko, simplemente no existía nada más grande. Eso no se extendía sólo a sus
bienes materiales. Hajou, su esposa, era conocida por su sabiduría. Tenía tres hijos y tres hijas
que poseían cada uno una fuerza de carácter para que coincida con un sentido para los
negocios brillante. Su familia estaba muy unida y sus empleados le veneraban. Ellos decían que
era imposible desear más fortuna. Todas las ventanas y aberturas estaban cubiertas por
delicados enrejados de hierro que encarnaban dicha fortuna.

Pasando por la puerta Shushou sacudió la cabeza y murmuró para sí misma:

-Es estúpido.-

Se podrían construir los edificios más fuertes del mundo y rodearse de los guardaespaldas más
devotos, sólo con que apareciera un youma o hubiera un incendio el lugar quedaría reducido a
cenizas. Cuando se trataba de sequías e inundaciones, olas de frío y tifones, toda la riqueza de
Banko no serviría para combatir el daño causado por los youma y los desastres naturales.

-Hoh, no puedo permitir que me llames tonto sin decir nada.-


Shushou levantó la cabeza ante el comentario inesperado. Al ver la figura de pie en el patio sus
guardaespaldas todos se giraron a la vez. Todo el mundo en Renshou conocía a este hombre
de cara amable y mediana edad: Joshou.

-Mi hija menor tendría que contener la lengua.-

-¿Debería?-

Joshou sonrió y le dio un abrazo.


-He sabido que ha habido un ataque de mushi cerca de la academia de la prefectura y he salido
corriendo en busca de mi hija, pero ¿Qué es lo que me encuentro? Shushou diciendo palabras
muy groseras.-

Shushou se encogió de hombres haciendo sonreír a Joshou de nuevo. Éste se volvió hacia los
guardias y les dio las gracias por sus esfuerzos.

-Parece que se encargaron de los mushi. Buen trabajo.-

Los guardaespaldas inclinaron sus cabezas hacia la tierra helada del patio.

-¿Por qué no haces lo que ye he dicho? Deberías dejar la academia. No es sólo tu bienestar el
que me preocupa sino el de tus guardaespaldas también.-

-Ya no tienes que preocuparte por eso. Han cerrado la escuela.-

Shushou se dirigió a la puerta interior. La espera a sus guardias la había dejado completamente
congelada y el camino del colegio a casa no le había hecho entrar en calor precisamente.

-¿Cerrado?-

-Sí. El director ha muerto.-

En cada prefectura había una escuela también conocida como Shougaku. A las academias de
distrito, o joushou, ascendían a los que destacaban en los shougaku mediante una
recomendación. Shushou había estado a punto de recibir una. Su padre le dijo que no era
necesario que ella asistiera a la escuela de la prefectura, una vez que ella hubo acabado la
preparatoria o jogaku, por lo que acabaron discutiendo ya que no entendía por qué Shushou
deseaba tanto asistir.

Los ojos de Joshou se abrieron por la sorpresa.

-¿Haku Sensei?-

-Su casa fue atacada esta mañana por youma. Dicen que un bafuku se lo comió.-

-Shushou- Joshou corrió y se arrodilló a su lado. -¡Es una noticia terrible!-

-No puedes hacer gran por él. Este es el segundo director, si incluimos a los estudiantes que
han muerto y a todos los familiares se vuelve algo normal.-

-No hables así, Shushou.-


-Es la verdad-Ella se encogió de hombros. –Pero no es sorprendente. La casa del director no
tenía rejas en las ventanas.-

Shushou miraba a través del patio. Todas las ventanas y puertas que daban al patio estaban
protegidas por celosías de hierro muy bien diseñadas. Las capas adicionales de yeso fresco se
añadían diariamente a la ya existente, las puertas habían sido reforzadas con remaches de
hierro, centinelas hacían guardia día y noche.

-El padre de un niño de un pueblo cercano murió. Su padre viajó a larga distancia la toma de
pedidos y la entrega de barriles. Al caer el sol no había regresado. Los vecinos afectados fueron
a buscar para él, sólo para descubrir que la gente hibernar más en una aldea a tres millas de
distancia estaban todos muertos. Encontraron la cabeza allí ".

-Dicen que el padre de un niño de un pueblo vecino también murió. Estaba muy lejos de casa y
se quedaba hasta que entregaba todos los pedidos, por lo que no solía volver antes del
anochecer. He oído que cuando él no regresó todo el mundo se preocupó y le buscaron,
descubrieron que la gente de una aldea de invierno a unos diez ri de allí (tres millas) estaba
toda muerta. Encontraron su cabeza allí.-

-…Shushou.-

-¿Pero qué se le va a hacer? Ese niño no tenía joushin en su casa. En el otoño las langostas
destruyeron toda la cosecha, si su padre no entregaba los barriles se morirían de hambre.
Dicen que llevaba el pago de la mercancía metido en la boca cuando lo atacó el youma,
probablemente estaba preocupado por si se le caía mientras huía.-

Joshou palmeó la espalda de su hija, consolándola, pero Shushou evitó el contacto y se


encaminó hacia el ala principal de la casa.

-Estoy bien. Me he acostumbrado. Además, no importa que muera, no pienso estar asustada.
La abuela murió cuando yo era pequeña, sería estúpido tener miedo después de eso.-

- Basta, Shushou.-

Joshou fue tras ella y pasó sus brazos alrededor de sus hombros. Al llegar a la sala principal se
dejó caer en una silla. Que todos, pero la llevó a la sala y la dejó caer en una amplia silla.

-Son tiempos difíciles.-

-Eso es lo que dice todo el mundo.-

-Entiendo que te duela al ver a la gente que te rodea. Pero no hay que permitir que los
pensamientos negativos se apoderen de tu mente.-

-Estoy casi resignándome.-

-Shushou-

Shushou la vista hacia su padre.


-¿No vas al Shouzan?-

Los ojos de Joshou se abrieron un poco más.

-¿El Shouzan?-

-Estos son tiempos difíciles porque no hay un emperador sentado en el trono. Si tú te


convirtieras en el emperador se resolvería el problema, ¿verdad?-

Acariciando el cabello de su hija, Joshou sacudió la cabeza y dijo con una sonrisa triste:

-Aunque puedo ser afortunado, Shushou, no soy más que un simple comerciante.-
Capítulo Tres

Keika llamó desde el salón:

-Señorita, la cena está servida.-

Shushou dejó el pincel de escribir, miró por encima de las hojas de garabatos sin sentido, los
recogió y los metió en la estantería. Estaba limpiando la piedra de tinta cuando se abrió la
puerta y Keika asomó la cabeza a la habitación.

-Señorita, ¿es cierto que el director murió?-

-Hum, sí.-

-¡Y, sin embargo, sigue estudiando! La escuela ha sido cerrada, ¿no?-

-Cierto.-

Keika era una empleada doméstica un año mayor que Shushou. Era un tipo de sirviente a los
que no se pagaba ningún un salario sino que se los criaba como si fueran miembros de la
familia. A cambio garantizar un mínimo de comida y alojamiento, se les otorgaba una posición ,
baja pero real. Aunque ninguno de los criados de la cada se Shushou cobrara salario alguno la
diferencia de estatus social respecto a otros siervos era considerable.

Keika entró en la casa junto con sus padres y desde que era una niña había estado trabajando
como empleada doméstica. A pesar de su condición social, habían sido criadas juntas desde
pequeñas por lo que su trato era familar y relajado, aún con más razón por tener una edad
aproximada a la Shushou.

-Este tipo de situaciones se están convirtiendo en algo tan frecuente que es inquietante. Pero
no podemos permitir que nos entristezca.-

-No estoy triste.-

-Puede que sea así pero ha dicho que desea tomar la cena en su habitación.-

-Es solo que no quiero mirar a la cara de mi padre en este momento.-

-Ah.-dijo Keika con una expresión dudosa, luego condujo a Shushou a la sala. La comida de la
tarde ya estaba servida en la mesa.
-Tu padre está satisfecho con tus progresos. Y pensar que una vez se opuso firmemente a que
fueras a la academia de la prefectura…-

Shushou se sentó y contempló la disposición de los platos y cubiertos en la mesa.

-Es cierto.-

-¿Realmente importa tanto? S Puede estudiar en casa, ¿verdad? Su padre siempre puede
contratar a un tutor.-

Shushou en vez de recoger sus palillos suspiró.

-Los profesores que contrata mi padre no me enseña más que reglas de etiqueta y de
negocios. Además, sin una recomendación a la academia de distrito, no sirve de nada.-

Las academias de las prefecturas preparaban a los estudiantes para las academias de distrito,
que a su vez, les capacitaban para las universidades provinciales. A los graduados
universitarios se les garantizaba, más o menos, una posición en la administración pública. En
pocas palabras, al ser comerciante, su padre, nunca podría entender por qué Shushou deseaba
convertirse en una funcionaria.-

-¡Es muy frustrante! ¡Estaba tan cerca de convertirme en una joushi!- (los estudiantes
recomendados a una academia de distrito eran conocidos como joushi).

-¡Pero usted ha llegado muy lejos! No sólo su padre, incluso sus hermanos y hermanas estaban
perfectamente satisfechos con la educación de la escuela preparatoria.-

-No creo que estuvieran tan contentos, ya que no tenían cerebro como para obtener una
recomendación.-

Keika miró a Shushou con sorpresa.

-Otra vez con eso. No puedes ignorar el conocimiento y las habilidades que convirtieron esta
casa en lo que es. Además, ¿por qué nadie querría ser funcionario?-

Shushou tomó un sorbo de té y miró por la ventana.

-Si escalas lo suficientemente alto en el gobierno no envejeces jamás.-

-¡Qué razón tan infantil!-

-¿Qué hay de malo en no querer morir? Vivir para siempre, no acabar como tu madre, toda
flácida y arrugada.-

-No seas mala. Deja mi madre en paz, por favor.- Keika frunció el ceño y miró a Sushou.- ¿Vas a
comer?-

-No estoy de humor. He perdido el apetito.-

-¿De qué estás hablando?- Keika cogió los palillos y los puso en la mano de Shushou.- Tal
despilfarro provoca la ira de los dioses. La comida es más cara cada día, la mayoría de hogares
no puede permitirse alimentos por esa razón.-

Shushou miró la gran variedad de platos.

-Eso es una tontería.- dijo, colocando los palillos sobre la mesa.

-Señorita…-

-Ya sé que nuestra casa es más rica en comparación con la de los demás, ninguna familia
normal podría permitirse algo así. Pero coma o no coma no importa.-

-¿simplemente vas dejarla ahí? Hay mucha gente a la que le encantaría comer un banquete y
no puede. Y no sólo eso, hay gente que ni siquiera cenarán esta noche.-

-¿Y?- Shushou alzó la mirada hacia Keika. – Ya lo sé. Como le gusta decir a mi padre, si
permaneces encerrado en la casa y nunca te aventuras fuera, nunca aprenderás nada sobre el
mundo. El ir a la escuela y conocer gente diferente me hizo ser dolorosamente consciente de
que las otras familias no son como la nuestra.-

-Si es así, entonces…-

-Sin embargo, una cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿Si como esto haré rica a toda esa
gente desafortunada? Si el hambre están lamentable ¿por qué no se la llevas a esa gente?-

-Perdóneme por decirlo, señorita, pero incluso esto es mucho más lujoso de lo que yo jamás
comeré.-

Incluso allí, conformarse con la que comida que había era difícil. Keika y el resto de los
servidores que se alojaban en el domicilio habían visto recortes en sus propias comidas. Ella
era una niña que estaba en edad de crecer y las porciones nunca habían sido generosas para
empezar, así que no era inusual que se despertara por la noche con el estómago vacío en estos
días.

Ella miró con enojo a Shushou, que levantó su rostro tranquilo hacia Keika y dijo:

-Es toda tuya, entonces.-

-¡Señorita!- Exclamó Keika con voz aguda, su mirada llena de rabia.

-Mira.-dijo Shushou.-La casa del director no tenía rejas en las ventanas. Fue atacado por un
youma bafuku y devorado. Un niño se alimentó durante tres días con el dinero que arrancó de
la boca de su padre muerto, ganado con la entrega de barriles. Tú duermes segura en tu cama,
comes con regularidad y no mueres de hambre. Espero que aprecies lo afortunada que eres.-

Keika airada replicó:


-¿Qué estás tratando de decir?-

-Si vas a ignorar lo obvio entonces por lo menos ahórrame el discurso trillado. Es humillante.-

Ahora la cara de Keika palideció.


-Señorita, ¡¿qué le pasa?!-

Tan pronto como Keika gritó Shushou agarró el plato de sopa, se puso de pie y se la tiró.

-¡Cállate! ¡Te dije que no lo quería!-

Keika se quedó inmóvil un aturdido silencio. La sopa se había enfriado lo suficiente para que ya
no estuviera hirviendo sin embargo, lo sorprendente era el que se lo hubiera lanzado.

-Qué… ¿por qué has hecho eso?-

Las lágrimas brotaron a causa de la humillación y la vergüenza. Keika se inclinó y se limpió el


caldo de puños y mangas de su kimono acolchado, pero la tela ya estaba empapada. Los
criados que vivían en la casa no cobraran, contaban con alojamiento y comida, pero no con la
ropa. Dos veces al año, el dueño de la casa del daba tela nueva pero a una chica en
crecimiento como Keika pronto le quedaba pequeño el guardarropa. Además de eso, el trabajo
manual realizado por los criados residentes, día tras día, pronto dejaba su ropa raída. Ellos
parcheaban los puntos desgastados, cosían las costuras rotas una y otra vez. Una vez que un
artículo de ropa no tenía arreglo, o bien tenían que esperar a que alguien donara ropa vieja o
esperara a la celebración de Año Nuevo donde el amo regalaba algo de dinero para poder
hacerse ropa nueva.-

-Que cruel..-

Sólo tenía el traje hecho de tela que había recibido en el Año Nuevo. Ahogando los sollozos, se
sacudió las verduras picadas y trozos de carne, Shushou la tomó de la mano.

-¡Lo siento!-Shushou cogió un pañuelo y la ayudó a limpiar el vestido. -Lo siento, Keika. ¿Te has
quemado?-"

-Um, no, no está caliente pero…-

-Lo siento. No pensaba…-

Keika se frotó la cara, como criada no podía permitir que Shushou hiciera eso. Se secó las
lágrimas y parpadeó, enfocando la vista. Arrodillada a sus pies, Shushou lazó una mirada
disculpa a Keika.

-Lo siento mucho. No estoy de muy buen humor.-

-No pasa nada, estoy bien…-

-Es mejor que te quites la ropa. Podrías haberte quemado….-

-Estoy bien. Sólo estaba caliente.-

-No puedes volver así a tu habitación, hace mucho frío fuera, te congelarás.Espera aquí. Te
daré un cambio de ropa.-

Shushou corrió a su cuarto, rebuscó en sus armarios y volvió con un kimono de seda bonita.
Ella se lo tendió a Keika. "Es una cosa vieja pero te servirá, Keika. Acéptalo, es tuyo.-."
-Pero, señorita…- dijo Keika sobresaltada.

-Está bien. Ha sido culpa mía, se lo explicaré todo a tus padres. ¿No te gusta? Puedes elegir
otro.-

-¡No, no, este está muy bien!-

-Perdóname, he perdido los estribos por un momento. Nunca tuve la intención de hacer algo
como esto. ¿Podrás perdonarme?-
Keika asintió. No había duda sobre si debía aceptarlo o no. Además, era un regalo espléndido.

-Um, ¿Está seguro de que esto está bien? ¿Un vestido tan hermoso?- Estaba bastante segura
de que Shushou sólo lo había estado usando desde Año Nuevo.

-Si me perdonas, entonces no me importa en absoluto. Será mejor que te lo pongas antes de
cojas un resfriado.-

-Sí, por supuesto.-

Keika se desnudó allí mismo, con la ayuda de Shushou se envolvió en la cálida seda.

-Me siento como si estuviera soñando.-

-¿De verdad? Te queda perfecto.- Shushou recogió la ropa sucia.-Voy a lavar esto.-

-No necesita llegar a ese extremo.- Keika apresuradamente se la arrebató. No podía permitir
que Shushou se convirtiera también en la sirvienta.

Shushou se negó a dársela.

-Si esa sopa hubiera estado más caliente, podrías haberte quemado. No me quedaría con
buena conciencia si hiciera menos. No te preocupes, no soy buena para estudiar, s hasta un
niño puede lavar la ropa, yo también.-

Shushou sonrió y apartando el kimono de Keika y volvió a su silla.

-Me disculpo. La comida se ve deliciosa.-

Ella acompañó Keika a sus habitaciones y explicó la situación a su madre y su padre. Después
de haber sido debidamente regañada, regresó a su habitación. Se sentó en la silla y se quedó
pensativa. Pasó mucho tiempo. Suspiró y se puso de pie, levantó el kimono acolchado de Keika
y lo examinó.

Con una pequeña mueca, dijo:

-Tendría que haberle tirado mi taza de té.- Miró a través de los barrotes de la ventana:- Ahora
olerá a sopa.-
Capítulo Cuatro

Detrás del ala principal de la casa había un grupo de edificios llamado ryouin, “la zona fría”.
Frente a la cocina había un pozo y una pila de lavar, luego el sótano y el granero. De tejado a
tejado, los edificios rodeaban el huerto, el almacén y un estanque de peces. Además había una
zona de para el procesado de grano, el kahei y el sakubou (molino).

Vestida con un grueso kimono de raso acolchado, Shushou, apareció en el ryouin después de
haber realizado las tareas de la mañana.

-¡Buenos días!- La saludó un anciano llamado Bashi.

-Buenos días, Bashi.-

-He oído que la academia ha cerrado.-

- Si mi padre ha dicho eso no hay necesidad de preguntar. ¿Te importa si doy de comer a
Hakuto?-

-Adelante.-dijo Bashi con una gran sonrisa.

Bashi era uno de los siervos que vivían allí. En el caos que siguió a la muerte de la emperatriz,
perdió todo sus bienes y, sólo con lo puesto y sus hijos en brazos, había ido a buscar allí. Sus
tres hijos se habían repartido por otras fincas y en pequeños comercios, pero todos eran
criados residentes.

-Así que el director murió, ¿eh?-Bashi reflexionó conduciendo a Shushou a los establos. Había
sido el encargado del establo desde que Shushou recordara. -Es realmente una lástima. No hay
nada más que historias sangrientas en Renshou estos días.-

-Ya.-

-Pero gracias a su padre, que puede estar tranquila.-

-Me pregunto cuánto tiempo va a durar.-

-Dios nos libre- dijo Bashi con tristeza mientras entraban los establos.

A Shushou le gustaba el olor del establo, especialmente en el invierno. Los pesebres con paja,
el calor de caballos y burros, creaban un ambiente cálido y confortable. Su madre se quejaba
del olor cuando Shushou volvía a casa cubierta de briznas de paja, pero estaba segura de que
era porque, para empezar, ni siquiera le gustaban los caballos.
-¿Está todo el mundo de buen humor esta mañana?- Dijo a cada animal, mientras caminaba
hacia el interior del establo. Pasando por delante del pesebre repleto de heno se acercó a
Hakuto, su favorito.

-Buenos días, Hakuto.-

La bestia blanca dormida del otro lado de la valla levantó la cabeza. Hakuto era un moukyoku,
una especie de kijuu que se parecía a un leopardo blanco. Inteligente, muy sagaz a la hora de
captar las intenciones humanas, pero que trataba con delicadeza y amabilidad a su amo, la el
cual era Shushou. Estiró el cuello y ronroneó como un gato.

Viendo cómo Shushou llamaba suavemente a la vestia, Bashi entornó los ojos. Había invertido
todo su en esos establos, eran su fuente de orgullo y alegría, los trataba como a sus propios
hijos. Contemplando cómo Shushou actuaba de forma similar, no podía dejar de sentir una
pizca de celos.

Shushou tenía su mano en la puerta superior que se abría por encima del hombro de Bashi.

-¿Está bien si juego con él un rato?-


El moukyoku tenía el temperamento agradable, Shushou y el kijuu estaban muy el uno al otro.
A menudo iba a los establos aunque no hubiera acabado las tareas. Bashi asintió, además del
establo tenía otras tareas que atender.

Shushou vio alejarse a Bashi, abrió la puerta, tan alta como su pecho y entró en el establo. Se
sentó y se acurrucó a Hakuto, tirado en la suave paja seca, se abrazó a su gran cabeza,
enterrando la cara en su cuello y le acarició la sedosa piel de detrás de las orejas. Gracias a la
meticulosidad de Bashi, el pelaje de Hakuto estaba tan limpio como la paja y no olía a
desechos.
Durante unos minutos más, Shushou escuchó Bashi saludar a los otros caballos, pronto su voz
se apagó al salir de los establos. Resonando en sus oídos sus pasos también se pedieron.

-Muy bien.- dijo Shushou.

Ella sonrió a Hakuto, se puso de pie y salió de la cabina. Asegurándose de que nadie estaba
mirando, se fue al pesebre de heno, rebuscó en él y sacó unos fardos escondidos entre el
comedero y la pared. Una bolsa de viaje, que había llevado allí la noche anterior. Agarrándolos
triunfante, travesó de nuevo el montón de heno y corrió al establo. Respondió a la mirada
confundida de Hakuto con una sonrisa y descolgó la silla de montar de la pared; ya había
ensillado a Hakuto muchas veces por lo que al darse cuenta de que iban a salir éste se puso de
pie.

-Espera un minuto allí.- le dijo Shushou. Cogió una hoja de papel del bolsillo de su camisa.
Envolviendo su brazo alrededor de su cuello, ella explicó:
-No quiero que culpen a Bashi por esto.- Shushou colocó la nota en el pesebre. -Y si alguien lo
hiciera nunca volvería.-

Hakuto miró interrogante a Shushou.

-Sí, vamos muy lejos, pero nos haremos compañía. Con tus fuertes piernas ganaremos tiempo.-
Hakuto, por supuesto, no tenía nada que decir en contra y sólo parpadeó con curiosidad los
ojos de un marrón dorado. Shushou le dio unas palmaditas en la cabeza.

-Ya han pasado veintisiete años. ¡La emperatriz murió hace veintisiete años! Ahora los youma
están apareciendo incluso en Renshou, cada vez más personas están muriendo.- Miró hacia
arriba, a través de la claraboya enrejada de los establos. Cuando un reino perdía su
emperador, se sumía en el caos y los youma vagabas a su antojo.- Y, sin embargo, los adultos
enrejan las ventanas y puertas y dicen que duermen bien por la noche, qué locura, mientras no
tengamos ningún emperador el mundo que nos rodea se deteriorará. ¿En qué deben estar
estar pensando?

Hakuto la miraba como un niño que no acaba de comprender. Shushou sonrió y tomó las
riendas.

Cuando la luz solar incidía bajo los aleros, Bashi y sus trabajadores se sentaron juntos y
terminaron varias tareas. Se sorprendieron al ver a un moukyoku galopar a través de los
terrenos de la "zona fría".

-¡Señorita!-

Se pusieron en pie y salieron corriendo, agitando los brazos para detener a la pareja que
escapaba. Con un salto casi perezoso, el moukyoku se elevó por encima de ellos, como si
bailara a la derecha en el sol.

-¡Señorita!- la llamó Bashi. -¡Shushou-sama!-

El moukyoku saltó por encima de los aleros, ascendiendo hasta el techo color verde brillante.
Todo lo que Bashi podía hacer era mirar como la voz brillante de Shushou caía del cielo.

-¡Voy a salir un rato!-

-De ninguna manera… ¡Señorita!-

-¡No se preocupe! ¡Estaré bien!-

Al salir dejó a Bashi y los demás consternados en el patio, el moukyoku corrió hasta el techo
del ala principal, Shushou se volvió en la silla y se despidió. La cola blanca del moukyoku se
dirigió hacia el esmalte brillante. Los guardias apostados en las cuatro esquinas de la finca
miraron hacia arriba y señalaron a la veloz kijuu. Shushou rió y saludó e instó al moukyoku a
apresurarse.

A medida que desaparecía el gran techo del ala principal, el infinito cielo primaveral se
desplegó ante ella. Las nubes blancas arrastraban hilos de seda a través cielo color azul claro
con tintes de violeta pálido. Los tejados de Renshou se extendían por las laderas debajo de
ella, como si fueran olas del mar. Como si el Monte Ryou’un acorralara contra la muralla la
ciudad, las paredes del muro se bañaban de blanco, teñidas por los dorados rayos del sol. Más
allá de de las murllaas la tierra eran valles y colinas negras y verdes. En todas partes se
anunciaba de la llegada de la primavera, bajo los efectos de una tenue luz.

El kijuu blanco dejó atrás las olas de azulejos, dejó atrás la muralla y lanzó una mirada de
soslayo a los asustados centinelas que corrían a lo largo de las almenas. El moukyoku
galopante volvió a mirar a Shushou con una mirada que decía, ¿Estás segura de que esto está
bien?

-Está bien. Está bien. El único moukyoku que hay en Renshou eres tú, Hakuto. Nadie va a
disparale a un kinjuu de Banko.-

Shushou sonrió mientras montaba a Hakuto por el campo bañado por el sol.

-Simplemente no podía seguir sin hacer nada. ¡Si ningún adulto va a asceder, entonces lo haré
yo!-

¿A dónde? Parecía preguntar Hakuto lanzando una segunda mirada hacia atrás.

Shushou dijo, instando al kijuu para alejarlo de Renshou. - ¡Al Mt. Hou! Vamos al Shouzan!-
Capítulo Cinco

En el centro del mundo hay el Mar Amarillo, un lugar seco y de igual tamaño que cualquiera de
los reinos circundantes. Es una tierra que está fuera de la ley y el orden civilizados, donde los
youma corren a voluntad, ni está dominado por humanos ni por dioses. La única excepción
que hay son las cinco montañas que hay justo en el centro, comúnmente conocidas como
Gozan. El Gozán es el jardín de las Shinsen, las sirvientes de la Seioubo, la “Reina Madre del
Oeste”.

Los dioses y los humanos no se mezclan entre sí. La gente sólo puede rezar en los santuarios,
no hay forma de que nadie se acerque a ese lugar. Suponiendo que las cinco montañas
efectivamente son los jardines de los sirvientes y el Mar Amarillo el territorio de los youma,
aún sigue siendo un mundo ajeno al de los humano, el Monte Hou está totalmente distanciado
de las banalidades humanas.

El Monte Hou, también conocido como Tai Shan, era la tierra sagrada donde nacían las
criaturas divinas llamadas “kirin”, seres mágicos de gran poder. Actuaban afectuosa y
compasivamente, guiando al mundo por el Camino, escuchando la voluntad divina del cielo
según dictara la providencia.

El mundo humano se divide en doce reinos, cada uno gobernado por un emperador o
emperatriz. No son elegidos de acuerdo a su ascendencia o por sus logros, sólo la voluntad
divina del Cielo podía colocar a una persona en el trono, eso significaba que Ellos no fueron
elegidos de acuerdo a su línea de sangre o de sus logros meritorios. Sólo la voluntad divina del
Cielo podría colocar a una persona en el trono. Eso significaba que era elegido por el kirin.

Los Kirin nacían en el Monte Hou, criados y protegidos por las hechiceras o nyosen. Viajar
hacia el Monte Hou y cumplir la voluntad divina del cielo por el kirin era conocido como
Shouzan. Por supuesto, ir hacia en el Shouzan hacia el Monte Hou requiere cruzar el Mar
Amarillo. Las montañas son escarpadas y de crestas altísimas, se alzan por encima del Mar de
Nubes por lo que los viajeros que viajan volando tampoco pueden llegar. Después estaban las
Montañas Kongou. La cordillera era empinada e inaccesible, imposible de escalar. Sólo había
cuatro rutas a través de las montañas Kongou, cada una bloqueada por una puerta poderosa.
Estas fueron las cuatro Puertas del Orden, cada una se abría una sola vez al año. Al noroeste, la
Puerta de Reiken linda con la tierra de Ken, en el reino de Kyou. Ésta se abría en el equinoccio
de primavera durante un solo día.

Shushou habían dejado Renshou con el objetivo de que llegar durante el equinoccio de
primavera. El moukyoku no era experto volando, pero tanto por aire como por tierra corría
tres veces más que un caballo. Fue un largo camino a la puerta de Reiken, no era una distancia
que Shushou podría haber cubierto a pie, el moukyoku reducía las dificultades del viaje en gran
medida.
Lo que es más, Shushou había salido de casa con una considerable cantidad de dinero en la
mano, sabía que su padre había guardado un fondo de emergencia para cubrir los gastos
urgentes en caso de que algo sucediese en Renshou y tuvieran que huir apresuradamente para
salvarse.

Probablemente tratarían de seguirle el rastro pero son los efectivos disminuidos por los
ataques de los youma y los desastres, la búsqueda de un único niño perdido era poco probable
que llamara la atención de la guardia. Pocos tenían un rápido kijuu como el dueño de la familia
Sou, por lo que alcanzarla sería casi imposible.
La familia Sou operaba a través de los comercios de Kyou, aunque no en todas las ciudades y
pueblos. Podían enviar palomas mensajeras o seichou (pájaro azul), pero sin tener idea de
hacia dónde se dirigía Shoshou no sabrían a quién hacérsela llegar para esperarla.

No se preocupó por ser descubierta, simplemente paraba en cualquier ciudad a lo largo de la


ruta y seguía avanzando. No tenía la sensación de ser perseguida. La tarde del sexto día
después de abandonar Renshou ya había cubierto dos tercios del camino hacia la Puerta
Reiken.

-Vamos bien.-

Shushou, junto con Hakuto, aterrizando en los campos desiertos que rodeaban una ciudad, ni
muy grande ni muy pequeña. No entró inmediatamente en ella, antes buscó el choudou
(cementerio). Todos los pueblos que conectaban con la carretera por el sur tenían el
cementerio en el norte. Necesitaba ocultarse de miradas ajenas y aplacar sus nervios primero
de todo, después giró hacia el norte. La ciudad era lo bastante pequeña para ver que el techo
dorado del cementerio aparecía en uno de los campos en barbecho. Muchos de estos
cementerios no tenían vallas o muros. Éste no era diferente. Tampoco el trozo de terreno
definido por un conjunto de tumbas nuevas, una escena que se había observado en cada una
de las seis ciudades que había dejado atrás. Los montículos de tierra frescos tenían una rama
de catalpa pintada de blanco clavada en el suelo. Las personas también morían aquí.

Shushou aterrizó al lado de la capilla del cementerio, estos templos por lo general eran
edificios grandes, imponentes y atractivos. A diferencia de los templos que había en el centro
de las ciudades, la capilla del choudou se levantaba sola. Las paredes apenas mantenían fuera
el viento y la lluvia, en una habitación que incluso carecía de puerta había un altar donde se
consagraba a los muertos, los que morían lejos de su casa eran enterrados en una fosa común,
por lo que no tenían un entierro adecuado. Detrás del altar había un pequeño anexo donde los
fallecidos podían ser alojado temporalmente hasta que eran enterrados, aparte de la capilla no
había mucho más.

Shushou fue al pozo junto al santuario, retiró la tapa del pozo y sacó un cubo de agua para
Hakuto. Se puso en cuclillas junto a él y acarició su cuello mientras echaba un vistazo por el
cementerio, se había convertido en algo muy familiar durante el viaje. De hecho, parecía que
con cada nueva ciudad, el número de tumbas sólo se multiplica.

-Eso es lo que nos ocurre cuando morimos.-


Colocado en un ataúd, enterrado en un agujero en el suelo, cubierto con tierra y eso era todo.

Algunos decían que los muertos renacían en Yamato, en el extremo este del Kyokai, y se
convertirían en shinsen, o que sus espíritus salían volando hacia el Monte Kouri, en medio del
Monte Hou. Se hacía un recuento de los pecados cometidos y, de acuerdo a sus buenas y
malas acciones, se les asignaba una posición en el mundo de los dioses. Shushou no era la
única que pensaba que esto no tenía mucho sentido. Si era verdad, entonces el número de
muertos crecería hasta que Gyokkei, el legendario hogar de los dioses, estuviera tan lleno que
parecerían sardinas en lata.
Otros afirmaban que los muertos se reencarnaban, aunque Shushou nunca había oído hablar
de la reencarnación de su abuela fallecida. Si hubiera vuelto a nacer en una apariencia distinta,
sin memoria, y se había olvidado de ella, entonces es como si no hubiera regresado. Eso la
hacía poco más que una extraña.

En cualquier caso- pensó Shushou con la mirada fija en el cementerio- el lugar de descanso
final de una persona era un lugar triste y solitario.
Los campos de los alrededores servían como un cortafuego para preservar a la ciudad de los
incendios forestales. Estaba prohibido edificar casas, graneros o sembrar cultivos. Sólo en el
terreno baldío la tierra era dispuesta en montones. Los brotes de catalpa revoloteaban en el
viento de invierno, desperdigados aquí y allá, sin nadie que los devolviera a sus tumbas.

Los muertos, por lo general, regresaban de nuevo a sus lugares de origen gracias a sus familias.
Si un hijo, nieto, hermano o padre se enteraban de la noticia, no importa lo lejos que vivieran,
vendrían tan rápidamente como fuera posible. Éstos cargarían el cuerpo de vuelta a casa y lo
enterrarían en su propio suelo, construirían un montículo y plantarían los brotes catalpa. Los
ricos construían un santuario, hacían ofrendas y, anualmente en la vigilia del fallecimiento,
quemarían prendas de vestir hechas de papel. Aun suponiendo que los espíritus se hubieran
marchado, los corazones que les añoraban lo menos que podían hacer era preparar una urna
para que fuera el hogar de sus almas para no perder esa conexión con los difuntos.

Este cementerio había sido originalmente una tumba temporal para los que venían a recuperar
a sus muertos. Si una familia no vivía demasiado lejos, el período de duelo se podía extender
durante un corto plazo de tiempo antes del entierro. Y si era invierno, aún con más razón. Al
final del día, se enterraban en la fosa comñun aquellos solitarios fallecidos que no tenían quién
velara por ellos. Sonaba mejor que lo que les ocurría a los viajeros que había muerto durante
sus viajes, pero cualquiera que muriera y su familia no llegara a enterarse, o a la que
simplemente no se le tuviera afecto o no dispusieran de recursos, era tratada igual. De
manera que, cuando vivían lejos, incluso los fumin (expatriados) que eran aceptados y
considerados como si fueran familia, al no tener donde regresar, eran tratados como
extranjeros y enterrados en la fosa común. Y luego estaban las familias enteras que morían al
mismo tiempo. Había vagabundos, por un lado, y los que tenían familias a la que regresar pero
no disponían de ningún lugar para enterrarlos y las dejaban en el campo por necesidad.

Después de siete años, el guardián del choudou desenterraba los huesos sin reclamar, rompía
el ataúd con los huesos dentro, y los enterraba en el mausoleo de la ciudad. Y ese era el final.

En cualquier caso, la tierra propiedad de una persona técnicamente era cedida por el reino,
por lo que cuando el antiguo propietario moría, un nuevo propietario podía tomar posesión de
ella. Normalmente, la gente mantenía las manos alejadas de las catalpas que había en las
lindes de las aldeas, pero si alguien, inadvertidamente, cortaba una y descubría un ataúd
debajo, tenían que desenterrarlas y entregarla al guarda del choudou, quien se desharía de
ellos de la forma habitual.

Y así llegaba el final, inevitablemente, para las personas y todos los demás seres vivos.

-Hay algunas cosas que hay que hacer en primer lugar.- Shushou murmuró para sí misma,
acariciando el cuello de Hakuto. Sonrió a los ojos marrón-dorado de oro y se quitó el kimono
de satén acolchado. Debajo había la chaqueta acolchada de Keika.

-¡Qué frío!-

Una vez que el sol empezó a ponerse, el frío del ambiente se hizo más intenso. Había viajado
una distancia considerable desde el sureste de Renshou pero el tiempo no había mejorado en
absoluto. Había oído que el invierno no visitaba reinos situados mucho más al sur como Sou y
había esperado que el clima fuera más cálido.

Con un suspiro de pesar, Shushou dobló el kimono de satén y lo metió en el paquete de viaje
en la espalda de Hakuto. Ahora tenía que encontrar una posada para pasar la noche.

Le había dado a Keika su kimono acolchado- aunque antes había tenido que idear la forma de
hacerse con el suyo- ya que se había imaginado que emprender aquel viaje con su mejor ropa
sería un objetivo fácil para los ladrones de la carretera.

Sin embargo, todavía estaba el moukyoku, necesitaba una posada que tuviera establos
equipados para cuidar de él. El problema era que Shushou no se veía precisamente como un
experimentado viajero que conociera las posadas del camino, o que fuera lo suficientemente
rico como para poseer un kijuu, así que era probable que despertara sospechas. Ya había
llamado la atención de los guardias una vez y había tenido que escapar rápidamente.

-Me estoy quedando sin opciones.-

Había llegado hasta aquí haciéndose pasar por un criado a quien su amo le había ordenado
que entregara un kijuu, excepto que poner a un niño de doce años a cargo de un kijuu y
enviarlo solo de viaje no era muy creíble.

Para empeorar las cosas, cuanto más al sur iba, cuanto mayor era el malestar social, más
estrictos eran al aceptar clientes. En la última ciudad, cuando no había podido asegurar una
habitación en la posada había acabado durmiendo bajo el suelo de la capilla del chudou.
Esperaba no tener que pasar otra noche en el cementerio, además, quería dar a Hakuto un
buen descanso.

Junto con la ruina, el orden público también empeoraba en el sur también. No era que los
desastres azotaran la tierra caprichosamente, sino que los youma aparecían en su camino
hacia el norte. Quizás sintiendo la presencia de youma, Hakuto se levantaba especialmente
nervioso cuando anochecía. La noche anterior, había gruñido desde el atardecer hasta el
amanecer, ese era probablemente la razón de que estuviera cansado.

Shushou podría haber buscado refugio bajo un yaboku, éste garantizaría su seguridad, pero
simplemente no tenía la constitución para dormir bajo el un frío cielo de invierno como ese.
También podría probar su rutina habitual, poner una expresión llorosa y rogarle al dueño más
amable una habitación. O asaltar furtivamente a un viajero y contar una sarta de mentiras con
el fin de convencerlo para que le dejara pasar con él. Aunque estas estrategias habían
demostrado ser igualmente inútiles en más de una ocasión.

-Qué fastidio.- Se quejó Shushou, cuando Hakuto respondió con un gruñido, como si sintiera su
disgusto, le rascó bajo la barbilla. - Lo siento. No te preocupes por mí.-dijo
tranquilizadoramente. - Por lo menos, encontraré un buen establo para esta noche.-
Pero eso no tranquilizó Hakuto, sin dejar de gruñir volvió su mirada hacia el chudou.

-¿Qué pasa?-

Rodeó con los brazos el cuello de Hakuto. Un débil sonido llegó a sus oídos. Apretó su abrazo.
Era muy similar al gruñido de Hakutido, sonaba coko algo producido por una especie de tigre.
Los tigres no se encontraban habitualmente en Kyou pero los youma que se parecían a los
tigres se veían con más frecuencia.

El gruñido parecía venir de detrás de la capilla del cementerio. Shushou dudó, decidiendo si
huir o tratar de averiguar lo que era. Escapar era la mejor opción pero por alguna razón no
podía irse sin haber comprobado previamente lo que era; en este momento, el
desconocimiento era lo más aterrador. Deseaba hacer ambas cosas y ninguna. Allí congelada
en la indecisión, volvió a oír el gruñido, al mismo tiempo, una cara se asomó por la esquina de
la capilla.

Shushou se tragó el grito que tenía en la garganta, se puso de pie y empezó a correr pero como
seguía con los brazos alrededor de Hakuto, tropezó. Se incorporó y miró hacia el chudou y dejó
escapar un suspiro de alivio.

-¡Oh!-

La cabeza era más grande que la de Hakuto, a pesar de que parecía un tigre pronto se hizo
evidente que no era un tigre. Lo sabía porque había visto una vez en un circo ambulante y
tenían los mismos ojos marrón-dorado que Hakuto. Además, las riendas le dejaron claro que
era un kijuu.

Shushou miró a la criatura.

-¡Me has dado un susto de muerte!- Se puso de pie y se echó un vistazo detrás de la capilla. El
kijuu no hizo ningún intento de huir, sólo observaba cuidadosamente a Shushou

-Pues claro, un suugu.-

La silla de montar quedaba oculta tras la capilla, estaba echado y una cola tan larga como su
cuerpo de extendía tras él. Detrás de la capilla el kijuu tenía la silla de montar que yacía en el
suelo. Levantó la cabeza y miró con curiosidad a Shushou que lo miró de nuevo a los ojos. Miró
de nuevo en los ojos.

-Wow, qué ojos tan bonitos tienes.-

Al igual que un par de perlas negras, pero de un negro aún más intenso, como si el interior
estuviera iluminado con puntos brillantes de luz. No podía siquiera podía permitirse un Banko
suugu: Audaz y decidido, el más rápido de todos los kijuu, no eran el tipo de animales que se
dejaban cazar fácilmente. Había visto que el general de la Guardia Imperial montaba uno.

Shushou se acercó más, inclinando la cabeza como preguntando si podía acariciarlo. Los kijuu
eran animales salvajes en el fondo, sólo permitían que sus amos les tocaran. Este suugu
parecía diferente. También había oído que eran especialmente inteligentes.

-Waw, yo tendría cuidado si fuera tú.-


Cuando escuchó la voz, Shushou literalmente pegó un salto, mirando por encima del hombro.
Un hombre que se protegía la cabeza del viento con un pañuelo estaba allí de pie.

- Un mordisco y probablemente te arrancaría todo el brazo.- En contraste con las palabras, sin
embargo, una sonrisa afable apareció en su rostro.

-Este kijuu es un suugu, ¿verdad?-

El hombre rondaría los veintipocos, aunque parecía aún más joven cuando sonreía. Su vestido
era de buena calidad, u vestido era un corte por encima de la media, acorde con el suugu.
-Estoy impresionado. Sabe lo que es un suugu.-

Un suugu, después de todo, no era el tipo de kijuu que la gente normal veía todos los días.

-Me gustan los kijuu. ¿Los suugu muerden?-

-Depende del temperamento. No muy a menudo, pero yo no diría que nunca. Mejor ser
prudente y mantener las manos alejadas.-

-¿Puedo acariciarlo?-

El hombre sonrió y se arrodilló al lado del suugu, puso el brazo alrededor de su cuello y dijo
con un guiño:

-Adelante. Realmente deben gustarle los kijuu.-

-Sí.-dijo Shushou, acariciando la ancha frente del suugu. El pelo era más áspero de lo que
parecía.

-Ya veo. ¿Así que el moukyoku es suyo?-

Shushou echó un vistazo a la cara alegre del hombre.

-No, él pertenece a mi señor, se llama Hakuto.-

El hombre se rió en voz baja.

-Es una chicha interesante, antes presenta a su kijuu que a sí misma.-

-¿Qué hay de malo en eso? Mi nombre es Shushou.-

-Éste es Seisai.-

Shushou sonrió.

-Ese es un nombre elegante. ¿Y tú?-

-Soy Rikou.-

Mirando a su cara alegre, amable, se le ocurrió un pensamiento.


-¿Eres de por aquí?- Miró las bolsas junto al suugu.-No, probablemente no, teniendo en cuenta
sus mochilas.-

-Soy un viajero.-

-¿Se quedará en esta ciudad?-

-Esa era mi intención.-

-Tengo una petición. Parece un hombre de buen carácter.-

-¿Qué es?- Respondió con una voz a la vez curiosa y divertida.

Ella levantó los ojos para clavarlos en los suyos.

-Mi maestro necesita este kijuu entregado de inmediato, pero la idea de encontrar una posada
a esta hora me deja intranquila. Parecería muy extraño para una pequeña chica como yo que
llevara un kijuu, ayer por la noche, todas las posadas me rechazaron.-

-¡Que horrible! ¿Sin posada en una noche fría de esta manera?-

-Sí, así es. Tuve que dormir en el sótano de la capilla del cementerio. Bastante patético, ¿no le
parece?-"

Los ojos de Rikou se abrieron de la sorpresa.

-¡Eso es una locura! ¿No sabe que los youma están apareciendo por todas partes?-

-Pero no tenía ningún otro lugar para alojarme.-

-Es una mujer joven con agallas. ¿Qué haría si fuerais atacados por un youma?-

-No ha ocurrido hasta ahora. Debo estar haciendo algo bien y no he tenido mala suerte.-

-No creo que ese sea realmente el problema aquí.-

-Perder el tiempo en preocuparse por mí no logrará nada pero si sigo durmiendo en


cementerios todas las noches, mi suerte estará destinada a agotarse.-

-Yo no estaría de acuerdo en eso. ¿Hasta dónde va? -

-Um, a Ken.-

Rikou no pudo ocultar su sorpresa.

-¿Quiere decir que ha hecho todo el camino hasta la puerta de Reiken? ¿Ese Ken?-

-Sí.-

-Realmente está probando su suerte. ¿Está haciendo esto por su cuenta?-

-Es lo que implica el trabajo, por lo que no tengo opción. Se va a quedar en una posada,
¿verdad? Necesitará establo para su suugu, ¿verdad? ¿No podría acompañarle? Pagaré mi
parte, por supuesto.-

-¿Eh?-

-Um, bueno, yo tenía una carta de presentación de mi amo para colocarme como sirvienta en
la casa a la que debo entregar el moukyou, de forma que no fuera sospecho el que lo montara,
pero la perdí.-

-No me diga.-

-En cualquier caso, si tuviera que dar marcha atrás ahora, mi amo me castigaría., es un hombre
realmente aterrador, no sé qué destino horrible tendría, pero sin esa carta de presentación
ninguna de las posadas me va a tomar en serio. Y así me encuentro en un verdadero aprieto.
Por favor, ayúdeme.-

-Eh…-murmuró Rikou mientras observaba con interés a Shushou.

-Si no fuera así, usted simplemente podría no estar de acuerdo, podría conseguir algún lugar
para Hakuto, dormiría en los establos con él y si eso no fuera aceptable, haré lo que sea-

Rikou se echó a reír de repente.

-Entiendo. Una petición bastante simple. ¿Y si digo que eres mi compañero de viaje?-

-¿De verdad? Gracias. Le estoy muy agradecida.-

Rikou sonrió y asintió con la cabeza. Él se detuvo.

-Será mejor que nos apresuremos, pronto cerrarán las puertas de la ciudad.-

-Sí, sí-dijo Shushou, corriendo de vuelto con su moukyoku.

Rikou la llamó desde detrás:

-Señorita, ¿le importaría un pequeño consejo amistoso?-

Shushou se detuvo y se volvió.

-¿Qué?-

-Si va a contar una gran mentira- dijo Rikou, con una gran sonrisa en su rostro.-yo apostaría
por que cuanto más humilde fuera la mentira, mejor.-

Shushou se lo quedó mirando, luego volvió la cara hacia el cielo y suspiró.


Capítulo Seis

Shushou hizo un puchero:

-Esto es lo que la ignorancia de un niño conseguirá.-

Gracias a la ayuda de Rikou estaban en el comedor de la posada. Shushou acunaba una taza de
té con las dos manos, entumecidas de frío. Tomó aire profundamente y lo dejó escapar.
-Aw, yo no has hecho nada mal.- dijo Rikou con una sonrisa.- He visto cosas peores.- Estaba
sentado a la mesa frente a ella, calentándose con un vaso de sake.

-No tiene que sentir pena por mí. Hice esto porque quise. Es tan irritante.-

-Ese moukyoku es una gran parte del problema.-

-No podría llegar a Ken sin Hakuto, pero usar el tipo de trajes que el propietario de un
moukyoku debería usar me convertirían en una presa fácil para los bandidos del camino.-

Tras llevarse el vaso de sake a la boca, Rikou dijo:

-¿Así que realmente vas a Ken?-

-Así es.-

-¿Dónde vives?-

-Renshou. No estaba dispuesta a andar todo el camino desde Renshou a Ken. Además, estoy
en un apuro.

-Supongo que tienes padres, ¿no? Y los dejó contra su voluntad expresa, ¿no es así?-

-Desde luego, ir a Ken no es el tipo de cosas que podrían pasar por alto.- Se detuvo y miró a
Rikou y dijo:-Bueno, ah, no. Eso no es exactamente cierto. Olvídelo.-

Rikou sonrió.

-Demasiado tarde, he oído suficiente. No se preocupe, no estoy a punto de llamar a la guardia.


Si fueras una niña perdida, sin embargo, sería otra historia.-

Shushou suspiro.
-Sé lo suficiente para tener los pies en la tierra, pero al pensar que era una persona de buen
corazón no controlé mi lengua.-

-Me lo tomaré como un cumplido.- Rió Rikou.- ¿Así que supongo que te fuiste sin decir a
nadie?-

-Sí. Me escapé de casa.-

- O - o, ahora las cosas se están poniendo series. ¿Ir a Ken? ¿Qué asuntos tienes allí?-

-La puerta de Reiken está allí, voy a Mt. Hou. Lo que no quiere decir que no conozca a nadie
que viva allí.-

La sonrisa desapareció del rostro de Rikou y parpadeó.

-Señorita, ¿vas en el Shouzan?-

-¿Hay alguna razón por la que no debería hacerlo?-

Durante un largo momento Rikou miró fijamente a la cara de Shushou que sintiéndose
cohibida, apartó la mirada.

-No hay razón.- Rikou asintió. -No hay ninguna razón en absoluto. Sin embargo, sigue siendo
un largo camino de aquí a Ken. He venido desde el sur. Las cosas son aún más caóticas allá de
lo que son aquí. Encontrar un lugar donde dormir por la noche será cada vez más difícil.-

-Oh.- Shushou se mordió el labio. No le gustaba admitir ante sí misma que había sido ingenuo
por su parte pensar que un simple moukyoku le evitaría la mayor parte de las dificultades del
viaje.

-Está bien, necesitas tener algo por escrito: A la niña que lleva esta carta se le ha confiado un
kijuu. Por favor, acójala de la forma que pueda. Algo así. Conseguir sellarla con un sello oficial
y nadie le echará una segunda mirada. Porque no importa cómo te vistas, una joven que viaja
sola con un kijuu es una imagen extraña.-

Los ojos de Shushou se abrieron un poco más.

-¿Me puede ayudar?-

-¿Entiendes qué tipo de viaje tienes por delante antes de llegar al Monte Hou? -

-Lo comprendo, es peligroso, ¿verdad?-"

-Por supuesto. - Rikou asintió y volvió a sonreír. – Si eres consciente de eso, entonces estoy de
acuerdo.-

A la mañana siguiente, Rikou tenía una carta de presentación sellada por el representante local
del Ministerio de Otoño. Shushou no estaba familiarizada con el proceso preciso, el edificio del
gobierno no era el tipo de lugar donde una chica de su edad podría andar paseando, así que se
quedó afuera con Hakuto y con el suugu de Rikou.
-¿Cree que funcionará?-

El contenido de la carta que Rikou le mostró reflejaba la conversación qie habían mantenido la
noche anterior. El nombre del funcionario y el sello lo convirtían en un documento de aspecto
imponente.

-Gracias- dijo, aunque no sin un momento de vacilación.

-¿Hay algo mal?-

-No pasa nada, pero…-

Su padre estaba identificado como el propietario del kijuu y Shushou como el servicio de
mensajería. Había pensado que Rikou constaría como el antiguo propietario, lo que era
arriesgado por si reclamaba a Hakuto, aunque no pensaba que Rikou fuera el tipo de persona
que hiciera tal cosa.
Había temido que si el nombre de su padre estuviera escrito con los caracteres formales de su
nombre completo, Sou Joshou, alguien hubiera podido reconocerlo como parte del imperio de
la familia Sou; pero sólo había el nombre de pila. Una preocupación menos.
En cualquier caso, Shushou todavía no podía imaginar cómo un viajero como Rikou había
logrado obtener un sello oficial.

-¿De dónde eres?- Le preguntó.

-De muy muy lejos.- largo camino de distancia."

-¿Cuánto de lejos?-

-De Sou. ¿Sabes dónde está Sou?-

-Por supuesto. Es un reino del sur bastante famoso, ¿verdad?-

El Reino de Sou era conocido por su dinastía de larga duración y su riqueza. Rikou
definitivamente no provenía de por aquí.

El Ministerio de Otoño no sólo procesaba a transgresores de la ley, también se ocupaba de los


contratos notariales y otros documentos importantes y públicamente certifica que los papeles
oficiales eran auténticos y fueran correctos. Shushou habían aprendido esto en la escuela de la
prefectura. Ahora tenía que preguntarse cómo de fiable era un documento que llevara el sello
del Ministerio de Otoño.

Teniendo en cuenta esto, no podía imaginar que un funcionario sellara cualquier papel que le
presentaran, por lo menos el portador tendría que establecer su buena fe. Debido a que Rikou
era un viajero, eso significaría que tenía pasaporte, además de eso, en el documento ni
siquiera constaba el nombre de Rikou.

-¿Qué?- Preguntó.

-Oh, me estaba preguntando cómo ha llegado el sello del Ministerio de Otoño a esta carta.

-Ah.- Sonrió Rikou. - Eso es porque soy mucho mejor narrador de mentiras que tú, señorita.-
-¿Y me las has estado contando a mí?-

-No- dijo Rikou con una amplia sonrisa, tomó las riendas de la suugu. – Un toque aquí, un
toque allá… Hay una manera de conseguir estas cosas, ya sabes.-

Shushou metió la mano en el bolsillo de su kimono.

-¿Cuánto cuesta?-

-¿Cuánto y qué?- Parpadeó Rikou.

- Es a lo que todo se reduce, ¿verdad? Voy a pagar lo que le costará. ¿Cuánto le ha cobrado el
funcionario?-

-¿Dónde una buena chica como tú aprendería algo por el estilo?-

-Soy la hija de un comerciante, viene con el oficio.-

Rikou rió y le dio unas palmaditas en el brazo Shushou.


-Me temo que no me entiende.-

-Pero...-

Rikou se puso en cuclillas frente a ella.

-Las tiendas abrirán muy pronto, ¿verdad?-

-Sí. Es verdad.-

-Y todos los comerciantes aparecerán con cualquier papeleo que tengan que hacer, a primera
hora de la mañana el Ministerio de Otoño estará desbordado.-

-Oh. Supongo que sí.-

-En medio de la confusión, un hombre llega corriendo con la historia de una desafortunada
muchacha de una ciudad vecina que ha perdido a su padre.-

-¿Te refieres a mí?-

-Eso es. El muerto trabajaba para su hermano, él estaba entregando un kijuu con su hija
cuando, por desgracia, fueron por bandidos en el camino y murió protegiendo a su querida
hija. La chica logró escapar pero tenía un fuerte sentido de la responsabilidad por lo que en
lugar de llorar su muerte, se sintió obligada a completar el trabajo al que se había
comprometido su padre. Ella continuó en el viaje, con tristes lágrimas en sus mejillas
congeladas en este clima de frío invierno, por desgracia, el llevar el kijuu le impide encontrar
alojamiento.-

-Um-dijo Shushou, tirándole de la manga.

Atrapado en su propia historia, Rikou continuó:


-¡Qué valiente joven mujer!, ¿No te parece? Tales son los tiempos en que vivimos.
Independientemente de para quién estuviera trabajando pienso que el hermano del difunto
era un hombre cruel.-

-¿Eso fue lo que dijiste?-

-El empleado sabe cuándo van a abrir las tiendas por lo que querrá hacerse cargo de cualquier
negocio tan pronto como sea posible. Y aquí está este que hombre sigue y sigue, y le molesta
con la triste historia de una chica desafortunada.-

-Y agotando su paciencia.-

Rikou rió de buena gana.

-Hay momentos en que el mejor recurso es decir la mentira más grande que puedas imaginar.-

-Todo esto es muy instructivo.- Shushou se encogió de hombros y levantó la mirada hacia él. -
¿Le molesta que le pregunte por qué está haciendo todo esto por mí?-

Rikou se levantó y de nuevo se apoderó de las riendas del suugu.


-No deberías preguntar eso, si no te importa. Yo no te he preguntado por qué vas en el
Shouzan, ¿verdad?-

-No me importa, me da igual. Es porque ya que no hay nadie digno, iré yo.-

-¿De Verdad? Pues bien, cuídate.-

- Gracias a ti debería estar bien.-

-Llegar a Ken es una cosa, después de eso tendrás que sacar tu verdadero carácter.-

-Oh, um, gracias.-

Rikou sonrió e instó a la suugu a partir, Shushou vio como los dos desaparecían en la distancia.
Capítulo Siete

Gracias al certificado que Rikou había falsificado para ella, Shushou no tuvo ninguna dificultad
para conseguir alojamiento después de eso, gracias a ella se dirigieron, tal y como estaba
previsto, directamente por las carreteras provinciales hasta el Mar Negro.

Shushou nunca había visto antes el mar. Esto no era sorprendente, ya que rara vez se había
alejado de Renshou. Sorprendida por la amplia extensión de agua, por primera vez sintió una
punzada de impotencia en su corazón.

Para Shushou, nacida y criada en Renshou, envuelta en el abrazo de las montañas Ryou'un,
una visión tan profundamente impresionante por su la sensación de estar literalmente al final
del mundo con nadie a quien recurrir.

-Este mundo seguro que tiene todo tipo de lugares parecidos. Bueno, vamos allá, Hakuto.-

Acarició al ansioso Hakuto, que sin duda reflejaba la propia inquietud de Shushou. El kijuu se
sacudió y se elevó como el viento.

Viajaron al sur a lo largo de la carretera de la costa durante varios días hasta la ciudad de
Rinken. Rinken se encuentra en el punto más meridional de Kyou, al otro lado del estrecho
está la Prefectura de Ken y la la ciudad del mismo nombre y, en ella, la Puerta de Reiken.

-Seis días hasta el equinoccio de primavera. Gracias a ti, Hakuto.-

Y Rikou.

Como si simpatizara con Shushou, Hakuto aceleró el paso. Por razones que no entendía,
Hakuto no estaba menos impaciente que ella por seguir adelante. Cuando el viento soplaba del
sur, el kijuu se sacudía la fatiga del viaje y aceleraba el ritmo de nuevo. Cada vez que Shushou
soltaba un poco las riendas el kijuu intentaba sumergirse en esa amplia extensión que había
ante ellos.

-No hay necesidad de ir tan deprisa. Te harás daño en las patas como ocurrió ayer.-

Sin embargo, aunque Shushou tiraba de las riendas, la velocidad de Hakuto no aminoraba
mientras galopaba a lo largo de los caminos sinuosos entre las montañas y los campos,
saltando ágilmente sobre bosques y arboledas. Con cada ciudad quedaba atrás, Sushou bajaba
un dedo: una más y estarían en Rinken.

El sol estaba casi rozando las crestas de las montañas del oeste aunque todavía faltaba para
que el cielo se volviera color ámbar, cuando, de forma fugaz, Hakuto dibujó su sombra en el
suelo. Hasta ahora en su viaje, Shushou había aprendido que cuando llegaba el anochecer, no
sólo el tinte de las montañas se hacía más oscuro, sino también lo hacía el mar.

Hakuto sobrepasó una aldea con un pequeño salto y Rinken apareció a la vista, al mismo
tiempo, por un breve momento, lo vio.

-Hakuto-

Shushou tiró de las riendas y descendió formando un arco. Esto no era, para Hakuto, un
comportamiento habitual. Clavando los ojos en eso, sin apartar los ojos del aire vacío, Sushou
dijo:

-Hakuto, salta.-

Tan pronto como Hakuto se posó en el suelo, saltó hacia el cielo con todas sus fuerzas. El
campo de visión del kijuu se amplió, a horcajadas sobre su espalda, Shushou también
contempló la gran extensión que aparecía ante ellos.
Los signos de la primavera se adivinaban en los campos bajo ellos. La aldea cercana estaba
carbonizada y negra, quemada por el fuego pero, en ese momento, no se percató de las
cicatrices en la tierra, en cambio sus ojos se centraron en el extremo horizontal.
Más allá de la línea de costa delineada por crestas de las olas, más allá del promontorio que se
adentraba en el mar y la ciudad portuaria en su base, más allá de la gran extensión gris del
mar, brillando en el cielo gris.

El pie de la montaña se fundía con el cielo azul, las olas destacaban sólo en un tono
ligeramente diferente de azul, como la sombra azul de un yeso de la pared contra toda la
inmensidad azul. Líneas púrpuras desaparecían alrededor de la enormidad que surgía más allá
el mar, ligeramente recortada por el sol poniente, que se extendía grandes líneas sobre el
agua. Una muesca -que parecía esculpida en granito decorativo- que brillaba intensamente en
sobre las olas, se extendía a izquierda y derecha hasta que finalmente desaparecía en medio.

-Las Montañas Kongou.-

Eran tan grandes.

Shushou sintió que se le ponía la piel de gallina. En ese momento de impresión, soltó las
riendas, se aferró a su pelo, sintiéndolo de punta, como si el viento lo rizara.

Esta era la pared que rodea el Mar Amarillo. Más allá de ese enorme muro había una tierra
hostil a la presencia humana, y en el centro estaba el Gozán, las cinco montañas.

Lo he logrado, pensó. Esas son. Incluso después de haber crecido a los pies del Monte Ryou'un,
la inmensidad de estas montañas estaban más allá de lo imaginado.

Hakuto alcanzó el cenit de su salto y cayó en un arco elegante, disminuyendo la velocidad


progresivamente. Esa pared de un etéreo azul desapareció detrás de las colinas cercanas.

-¡Las montañas Kongou!- Exclamó Shushou, hundió la cara en el pelaje del cuello de Hakuto.-
Vamos, Hakuto. ¡Esas son las Montañas Kongou!-
Hakuto salió disparado, lo que casi provocó que Sushou cayera de su espalda. Subió las colinas,
descendió la suave pendiente de la carretera provincial y corrió hasta más allá de la puerta de
la ciudad Rinken. Shushou no tiró de las riendas.
Hakuto sobrepasó el final del camino, saltando sobre una prominente loma con arbustos y, allí,
alcanzó la cabeza del promontorio. Ante ellos estaba el mar azul y la silueta de las montañas
Kongou se ciernía como un espejismo en el horizonte lejano. Shushou vio como las bandas de
azul-púrpura daban paso al índigo. Las olas brillaron blancas a la luz del sol poniente antes de
disolverse en el crepúsculo dorado. Antes de darse cuenta, había perdido por completo la
noción del tiempo.

Capítulo Ocho

Rinken era una ciudad costera con un puerto, una vez al día partía un barco hacia la Prefectura
de Ken. Hakuto no podía saltar a través de la amplia extensión de mar, incluso los kijuu que
podían volar eran transportados en barcos de vela, sin duda algo mucho más cómodo para el
kijuu.

Cuando la brisa fresca llenaba las desteñidas velas grises, una nave podía cruzar el estrecho
hacia Ken en medio día. Saliendo del puerto por la mañana la nave de vuelta a Rinken pasaba
poco después del mediodía y se regresaba al puerto de la orilla opuesta al caer la noche.

Shushou pasaba el tiempo en la cubierta mirando las montañas. En varias ocasiones vio youma
sobrevolándolos, como barridos por el aire, pero ninguno de ellos atacó al barco y que no tuvo
que retirarse a su camarote.

Aprovechando los restos del joufuu (viento del invierno), el barco surcaba el agua dejando tras
de sí una estela blanca. Las sombras proyectadas sobre la cubierta de mástil y las velas,
primero se acortaron y cuando giraron hacia el este volvieron a alargarse. Más allá de la
silueta de la nave que regresaba a tierra firme las Montañas Kongou llenaban todo el cielo.

Una campana sonó cuando el barco entró en el puerto. El sonido reverberó a través de las olas
antes de ser tragado por su rumor.

-Parece que hemos llegado de una sola pieza.- Declaró Shushou con aire de triunfo mientras
bajaba por la pasarela. De ahí a Ken tardaría tres días a pie y no más de un día a lomos de
Hakuto.

El barco había llegado a la ciudad del norte de Ken, la puerta de entrada la Prefectura de Ken.
Debido a que éste estaba en la frontera, que no era demasiado grande, el encontrar
alojamiento no debería ser demasiado difícil.

Mezclándose con los otros pasajeros que desembarquen, entraron en la ciudad y se


adentraron en la vía principal donde debían estar las posadas.

Shushou sintió un golpecito en el hombro. Se dio la vuelta para encontrar a un hombre de


mediana edad sonriente con una cara redonda mirándola.

-Señorita, es un moukyoku, ¿verdad?-

Shushou habían oído la pregunta muchas veces durante su viaje, era evidente que no era la
única a la que le encantaban los kijuu.
-Está bien.-

El hombre se agachó y acarició la piel blanca con manos suaves e infantiles.

-Un espléndido kijuu y muy bien entrenado. Qué ojos tan agradables, se ve que está bien
cuidado. - El hombre sonrió y rascó a Hakuto detrás de las orejas, luego miró a Shushou y dijo:
-Esta es la primera vez que he visto tan espléndido moukyoku. ¿Es tuyo?-

-No. Este kijuu de mi amo.-

El hombre se fijó en el desgastado kimono de Shushou, sonrió y asintió con la cabeza.

-¿De verdad? Supongo que sí. Eres responsable de su cuidado, o lo sería tu amo.-

- Mi amo lo tiene en gran estima, igual que yo.-

-Por supuesto, por supuesto.- El hombre asintió con la cabeza mientras se ponía de pie. – Debe
ser un gran señor. El que cuida de su kijuu cuida de sus servidores, no podría ser menos.-

-Yo no diría que siempre es así.-Shushou alzó la mirada hacia él. -Necesito encontrar una
posada.-

-¿Qué, estás viajando?-

-Sí. ¿Vive en esta ciudad? Tal vez usted me podría indicar a una posada con buenos establos?-

-No sé sobre lo que hace que sea un buen establos o no lo sea pero estoy familiarizado con
una posada donde a los dueños de kijuu les gusta congregarse. ¿Quieres que te muestre el
camino?-

-No necesita ir a tal extremo, diciéndome la dirección será suficiente.-

-No hay problema, sólo por una vez me gustaría llevar las riendas de un kijuu. A cambio de que
te muestra el camino, ¿te parece bien?-

-Lo siento pero no puedo hacer eso. Mi maestro me regañaría si permitiera que su moukyouku
fuera manejado por cualquiera.-

-Eso es malo.- dijo el hombre en un tono de pesar pero sonrió. – Es una joven prudente, el que
le confió el kijuu, sin embargo, definitivamente no lo es.-

El rostro del hombre se dividió en una amplia sonrisa y agarró por el brazo a Shushou.

-¡Eh!-

¿Qué haces?, estaba a punto de decir, cuando el hombre gritó: -¡Ladrón!-

-¿Qué?-

Shushou lo miró con asombro, la gente que pasaba se detuvo y se fijaron en ellos.

-¡Este es mi kijuu! ¡Devuélvemelo, pequeña niña estúpida! -


Durante un momento, Shushou se quedó mirando perpleja la cara redonda del ho,bre, sin
habla por la transformación repentina.

-¿Qué está pasando?- Preguntó alguien de la creciente multitud.

- ¡Esta golfilla quería robar mi kijuu!- Escupió.-¡Es increíble cómo son los niños de hoy en día!
¡No se puede apartar la vista de ellos ni por un segundo!-

El hombre zarandeó el brazo de Shushou, lo que le provocó un grito de dolor. -¡No!- Se las
arregló para dejar escapar, aunque no podía estar segura de que ella se hubiera hecho oír.

-Espera un minuto- la voz de una mujer de la multitud. –Ese kijuu pertenece a la chica. Los dos
estábamos en el barco venir-

-¡Sí, me lo robó en Rinken! Pensé que había algo sospechoso acerca de la forma en que estaba
rondando alrededor de mi kijuu.-

-Vale.-

-¡Eso no es verdad!- Shushou levantó la voz, pero con su brazo atrapado sintiendo que estaba
a punto de arrancárselo de cuajo, no pudo encontrar las palabras para decir nada más.

-¿El qué no que no es cierto? ¡Mira! Tengo los papeles para demostrarlo! - El hombre sacó los
documentos del bolsillo del pecho y los desplegó la vista de todos. -Este prueba que el kijuu es
mí y éste dice que fue robado. ¡Ambos llevan sellos oficiales!-

La pared de personas que los rodeaban cambiaron el objetivo sus miradas compasivas: de
Shushou al hombre.

-¡Increíble!- dijo el hombre entre dientes, apretando aún más fuerte el brazo de Shushou. -
Seguramente hay alguien malicioso que ha planeado todo esto. No puede ser que una chica
como ella sea la encargada de llevar un kijuu. ¡Es lo más estúpido que he oído. Tiene que haber
algo sospechoso!-

El hombre empujó con fuerza a Shushou.

-¡No seas estúpido!- gritó Shushou. -¡Ese es mi kijuu!- Metió la mano en su bolsillo y sacó el
certificado que Rikou había preparado para ella. - ¡Si quieres papeles, tengo papeles también!-

Las palabras apenas habían salido de su boca cuando el hombre se lo arrancó de las manos y
se lo rompió en pedazos.

-¡Esto no vale nada!-

La descarada prepotencia del hombre la sorprendió. Arrojando el papel triturado a un lado, fue
junto a Hakuto para retirar los bultos colgados de la espalda y los tiró al suelo.

-¡Agradece que no te entregue a las autoridades!- gritó y saltó a la silla. Hakuto lanzó una
breve mirada confundida a Shushou, desconcertado. El hombre clavó sus talones con fuerza en
sus lados haciendo que Hakuto saliera volando de puro pánico.
-¡Espere! ¡Espere! ¡Hakuto!-

La calle congestionada se separó ante Hakuto y luego se tragó a bestia y jinete. Después
rodearon a Shushou y le cerraron el paso, alguien tras ellas la agarró por los hombros:

-¡Suéltame!-

-¿Qué debemos hacer? ¿Llamar a la guardia?-

-Pero el hombre dice que se lo había robado.-

Shushou gritó a los adultos que farfullaban:

-¡Tengo los documentos notariales aquí!¡Él es el verdadero ladrón! -

Con una curiosa mirada a Shushou y luego a la forma desaparecida de Hakuto, uno de sus
compañeros de viaje recuperaron los trozos de papel de la calle y los reconstruyeron. Su boca
se abrió.

-¡Hey, estos son los de verdad!-

-¡Eso es lo que he estado diciendo!¡¿Cómo puede ser que un grupo de adultos sea tan
estúpido?!-

Mientras que la mitad de los espectadores que se habían reunido alrededor de ella se
escabulleron, la otra mitad se asomaba a ver el certificado.

-Sí, tiene un sello auténtico.-

-¿Qué pasa con él?-

-Sólo he podido echar un vistazo. ¿Alguien lo ha visto bien?-

A medida que los adultos que estaban allí charlaban, Shushou se sacudió y corrió en la
dirección que había visto por última vez a Hakuto pero fue imposible distinguir al kijuu en la
concurrida calle. Varios adultos fueron tras ellas y la ayudaron en una búsqueda superficial,
únicamente para llegar a la conclusión de que el ladrón y el moukyoku habían salido por la
puerta principal.

-Lo siento, señorita.-

Un hombre le tendió las bolsas que había recogido para ella. Shushou las tomó. Las dos bolsas
de viaje que habían colgado del lomo de Hakuto ahora casi cubrían a Sushou mientras las
rodeaba con sus brazos. Se le doblaron las rodillas y dejó escapar un largo suspiro.

-Um, señorita, ¿va a informar de esto a la guardia?-

Shushou alzó la vista hacia él.

-¿La oficinas gubernamentales no están cerradas ahora?-

-¿Entonces mañana?-
-Yo aprecio su preocupación. Gracias por conseguir mis maletas y ayudarme a buscar a
Hakuto.-

-Ah, no hay problema.-

Shushou contempló su, cada vez más, desamparado entorno. La oscuridad se había asentado
en la ciudad y Hakuto no estaba por ningún lado.

-No hay nada más que pueda hacer ahora, sino seguir avanzando, y más aún sin Hakuto.-

Miró a la gente que estaba a su alrededor en el altercado. El resto de su itinerario a un adulto


le llevaría tres días a pie, para Shushou, las cosas se pondrían mucho más difíciles pero no
tenía más remedio que luchar y seguir hasta el final.

-¿Alguien puede indicarme una posada tranquila y segura? Supongo que no tiene que tener
establos.-
PARTE DOS

Capítulo uno

La mañana del equinoccio de primavera, el dueño observó a la niña y al hombre al que había
contratado como su guardaespaldas con la preocupación reflejada en su rostro.

Gankyuu llevaba las riendas del haku mientras caminaban por las calles oscuras, arrastrado por
la multitud. Suspiró con fuerza. Había explicado pacientemente durante el desayuno lo alocada
de aquella idea, pero ella no sólo demostró que lo que le decía le entraba por un oído y le salía
sale por el otro, sino que además, Shushou apoyó la cabeza sobre la mesa y tomó una siesta.

No tuvo más remedio que resignarse a la situación.

Gankyuu no era ajeno a la vida en el mar Amarillo. Muchas personas iban en el Shouzan y
muchas de ellas llevaban personal para protegerse y numerosos kijuu.

Escoltar a la chica al Mt. Hou, y viceversa, y no perderse en territorio peligroso en busca de


kijuu era casi imposible. Nunca había trabajado en eso antes pero estaba familiarizado con los
guardaespaldas-conocidos en el mundo laboral como "guardianes" o Goushi -que se ganaban
la vida de esta forma y era amigo de varios de ellos, había escuhado sus historias de mala
suerte pero creyó que podría conseguirlo. Mientras estuviera en el monte Hou podía intentar
cazar algún kijuu, además no era mal trabajo por sesenta y cinco ryu, se recordó una y otra vez
a sí mismo.

-Hey, Gankyuu.-

El puñado de problemas al que se había unido se había encogido de hombros para protegerse
del frío y miraba inocentemente hacia él.

-¿Qué?-

-¿Para qué lleva puesta la capucha?-

En lugar de responder, Gankyuu chasqueó la lengua. La razón por la que tenía la capucha
puerta sobre su cabeza era para intentar no ser reconocido por sus compañeros, no quería que
se supiera que acompañaba a una niña a través del Mar Amarillo o jamás terminarían las
burlas.

-Pequeña bastarda….- se quejó.

Shushou rió.
-No sabe cuándo ceder ante lo inevitable, necesita el dinero, ¿verdad?-

-Podría decirse que sí.- murmuró desviando la mirada hacia ella. Shushou se había quitado el
ruqun de dos piezas y lo había reemplazado por una humilde chaqueta que Gankyuu se había
agenciado la noche anterior y luego puso su kimono acolchado sobre todo ello. Había
protestado al tener que desprenderse del ruqun y aún más por la chaqueta pero, al señalarle
que las mangas largas serían sólo una molestia, finalmente había accedido sin más problemas,
gracias al cielo.

-¿De dónde saca todo ese dinero una chica como tú?-

-No lo robé, si eso es lo que está insinuando. Tomé todo lo que pude encontrar en casa.-

-¿Tú qué?-

-Un kijuu también pero me lo robó un hombre de mal carácter como usted. Un cuento triste y
sórdido y luego casi me quitan el alojamiento ante mis narices. Ustedes, los adultos, son en
realidad un gran inconveniente.-

Gankyuu no pudo evitar pensar cómo se lo habrían arrebatado.

-¿Un kijuu?-

-Se llama Hakuto, es un moukyoku. ¿Conoce la especie?-

Shushou relató cómo le habían robado su moukyoku mientras miraban los puestos de la calle.
Las tiendas abrían tan temprano para los viajeros que había dejado las compras necesarias
para el último minuto. A pesar de que la noche anterior había adquirido suficientes suministros
para dos personas, observaba también los tenderetes.

-Era dócil y de buenos modales, rápido, era tan inteligente que parecía como si comprendiera
lo que estuviera pensando.- Los labios de Shushou dibujaron una mueca de frustración y pesar.

-Ya veo. Esa fue una mala jugada por tu parte, señorita.-

-¿Qué quieres decir?-

Gankyuu escogió unos albaricoques secos y los escondió, por encima de su hombro dijo:
-Los moukyoku son buenos con la gente. No sólo en tuyo, toda la especie. Los moukyoku en el
Mar Amarillo puede ser atraídos con tan solo un poco de cebo, eso ya son las tres cuartas
partes del camino para convertirse en un kijuu, están dispuestos a confiar en cualquiera que
les llame. No se puede entregar las riendas de un moukyoku a nadie, especialmente en una
ciudad ocupada. Tienes que seguir siendo extremadamente cautelosa hasta que estés segura
en un establo con guardias de confianza.-

-¿De verdad?-

-De Verdad. El bajar de la silla de montar fue tu primer error. Tienes que considerarte
afortunada de que no llamara a la guardia.-

-Si lo hubiera hecho me habrían dado la razón. Tengo los papeles para demostrarlo.-
-Apuesto a que también los tienen, tan auténticos como los tuyos.-

Shushou parpadeó.

-¿Auténticos? ¿Cómo podrías ser los suyos auténticos?-

-Hay un montón de cazadores astutos como ellos. Hacen su caza en la provincia de Ken, no en
el mar Amarillo ya que los cazadores que van allí están obligados a tener un kijuu.
Probablemente tenían sus ojos puestos en ti desde Rinken. Escogen un kijuu que acaba de
abordar el barco y envían una paloma mensajera al norte de Ken. Algo como esto: Un
moukyoku se dirige hacia ti. Sus colegas en el norte de Ken, a continuación, buscan los
certificados apropiados como los que tú tienes en la mano para atrapar al moukyoku y hacerse
con él. Dado que manejan una gran cantidad de kijuu, tendrán un certificado para cada uno de
los que deben encontrar.-

Shushou cayó en un malhumorado silencio.

-Seguro que han informado a sus colegas de Rinken del robo. Tienen toda una red dedicada al
robo y venta de kijuu. El tuyo estará, probablemente, en el Reino de Han ahora mismo, yo no
contaría con volverlo a ver otra vez.-

- Recordaré esto.- dijo Shushou en voz baja. Cuando Gankyuu la miró, ella dijo:-Cuando suba al
trono les cogeré a todos. Juro que se van a arrepentir de esto.-

Gankyuu dejó caer los hombros, consternado:

-¿El ir en el Shouzan no es suficiente? ¿Ya estás pensando en convertirte en Emperatriz?-

-¿Para qué más haría uno el Shouzan?-

-¿Y crees que vas a ser la elegida?-

-¿Hay algo que algo malo en que piense eso?-

-No, en absoluto.- murmuró Gankyuu.

Un moukyoku no era un mal kijuu, sin duda, valía el riesgo ya que podía alcanzar un precio
elevado. Una familia que poseía un kijuu era una acomodada. Tras un vistazo más de cerca, la
niña tenía un aire refinado y también parecía acostumbrada a ordenar a la gente de su
alrededor. Esta chica de buena familia, había sido tratada con guantes de seda toda su vida,
ignorante de la realidad del mundo, presuntuosa y con el objetivo de ir en el Shouzan. Nunca
había oído nada parecido antes, era algo sin precedentes pero no imposible.-

-Al menos puedes estar agradecida de que no hicieron nada para quitarte el dinero.-

-Por eso me quito el ruqun cuando viajo. Vestida como un pobre, nadie creería que una niña
como yo llevaba tanto dinero, ¿verdad?-

-Eso es muy inteligente.-

-Es de sentido común.-


-Yo no estaría tan seguro.-

-¿Por qué?- preguntó, inclinando la cabeza hacia él.

Gankyuu dio unas palmaditas en el kijuu.

-¿No podría largarme con todo tu dinero aquí?-

Shushou suspiro.

-Usted no es tan inteligente como piensa. Su nombre es Gankyuu, es un cazador-cadáver, bien


conocido por el posadero. Si te fueras, informaría a las autoridades. ¿Sabe usted qué provincia
que es esta?-

-Provincia de Ei.- La Prefectura de Ken era un territorio administrativo que dependía de la


capital provincial de EI.

-Eso es. No soy ajena a los funcionarios públicos de la Provincia de Ei, o mejor dicho, mi padre
no lo es. En el norte de Ken, yo tenía por llegar, pero si perdiera el equinoccio de primavera
entonces podría perseguirle contando con todas las opciones legales disponibles.-

-Así que esas tenemos…-

Campanas del infierno, Gankyuu maldijo para sí mismo. ¡Qué astuta niña!

-¿Pero y si alguien te cierra la boca para siempre? No pocas personas entran en el Mar
Amarillo para no ser vistas o escuchadas de nuevo. No podía llevar a cabo el cuerpo, señoría, y
tuve que dejarla allí. Aunque quisieras quejarte legalmente no podrías.

Shushou resopló por la nariz.

-Eso no es probable que vaya a suceder.-

-¿Por qué no?-

-Si muero, entonces nadie se convertirá en emperatriz. Es poco probable que los dioses dejen
pasar una injusticia tal sin una respuesta justa.-

Los hombros de Gankyuu se hundieron de nuevo.

-Mira…-

Shushou sonrió y tomó la mano de Gankyuu.

-Cuando me robaron moukyoku, tenía miedo de que no llegaría a tiempo para el equinoccio de
primavera pero hemos llegado justo a tiempo. El cielo debe estar sonriendo sobre nosotros.-

-Parece muy simple de esa manera.-

-Cuando me convierta en emperatriz no haré cosas malas. Es un hombre afortunado.-

Gankyuu respiró hondo y soltó el aire. ¿De dónde diablos ´saca toda esa confianza?
-El Monte Hou está muy lejos.-

-No hay problema. Sabía que tendríamos un kijuu.-

“Pero el tuyo te lo robaron…”, estaba a punto de decir Gankyuu. Shushou un vistazo a su haku
y le dijo:

-Le oí decir que dejó un kijuu en los establos, es por eso que le contraté.-

Era astuta, incluso para su edad ella era demasiado maquinadora. No podía seguir ignorado
aquello, finalmente se resignó, derrotado:

-Estoy impresionado.-

Shushou le dio una palmada en la espalda.

-No se desanime comparándose conmigo, de todas formas en casa también se me conocía por
ser la más brillante.-

Gankyuu no sabría si esto era bueno o malo, sólo pudo dejar caer aún más sus hombros.
Capítulo Dos

Shushou caminaba junto a Gankyuu mientras éste avanzaba silencioso. A diferencia de


Gankyuu, Shushou era ligera de pies. El camino antes del amanecer era frío y estaba cubierto
de escarcha, al paso de un niño el viaje era largo. Lo que era peor, había cubierto el viaje de
tres días desde la ciudad portuaria en la mitad de tiempo y el descanso de una sola noche no
había sido suficiente para aliviar la fatiga pero Shushou no se quejó.

Realmente se había preocupado por llegar a la puerta antes del equinoccio de primavera pero
no sólo había llegado la noche antes sino que además había conseguido un guía. Shushou sabía
que había guías profesionales que acompañaban a la gente en el Shouzan, muy necesarios
cuando te adentrabas en el mar Amarillo. Por desgracia, a pesar de llegar a tiempo, el robo de
Hakuto no la había dejado con tiempo suficiente para contratar a un guía adecuado. La buena
suerte que había tenido al econtrarlo le había llevado a creer que no importara lo que
ocurriera después, todo iría bien.

En este momento, la curiosidad superaba cualquier sentimiento de ansiedad. En la base de la


muralla Gankyuu se dirigió al sur, a pesar de que las avenidas no eran tan grandes como las de
Renshou, no había nada en donde las calles se cruzaban. En las intersecciones de Renshou
simplemente había un cuadrado de tierra desde donde extendían las calles en las cuatro
direcciones. Sin embargo, en esta ciudad, las intersecciones eran dominadas por estructuras
más anchas que las carreteas. Algunos estaban hechas de piedra y protegidas por todos los
lados por puertas de hierro. Las paredes de la muralla y terraplenes sobresalían aquí y allá. Los
almacenes y tiendas que bordean las calles estaban equipados con puertas y rejas resistentes.

Llevados por la marea humana hacia el sureste, Shushou inspeccionó a su alrededor con los
ojos curiosos. Al cabo de un rato llegaron a una única puerta.

-Quién podría imaginar que hubiera una puerta en un lugar como este.- dijo Shushou,
levantando la voz.

El camino de rodeaba la ciudad dentro de las murallas huecas desembocaba en la gran plaza
ante la puerta. Ríos de gente se derramaban en la plaza, y se recogían como en el estanque de
una esclusa. Frente a ellos, las torres de vigilancia de la enorme puerta ahorquillada se
elevaron hacia el cielo.

Shushou la vista hacia Gankyuu.

-¿Esta es la sureste?-

Gankyuu dejó escapar un largo suspiro.

-Así es.-
Él inclinó la cabeza hacia atrás para disfrutar de las cinco pagodas legendarias. En todas las
capitales de prefectura y fortalezas había doce puertas que daban a los doce puntos
cardinales, según la costumbre. La ciudad de Ken no tenía una puerta del dragón en el norte o
una puerta de la serpiente en el sureste. En su lugar, como si la esquina sureste hubiera sido
cercenada limpiamente, había sido colocada una gran puerta que separaba el acceso a las
montañas.

-La puerta de Chi (de la Tierra).-

Las montañas que asomaban parecían inclinarse hacia la puerta. Más allá de los estratos en
capas, los agudos picos resaltaban contra el cielo antes del amanecer, un gran muro negro
bloqueaba el camino. Las cumbres se extendían a izquierda y la derecha como los afilados
dientes de una sierra de leñador, fundiéndose en la distancia diluyéndose en el aire gris de la
mañana. Las Montañas Kongou, con sus picos altísimos y afilados, sólo había un camino para
atravesarlas. Esta era una de las cuatro rutas del mar Amarillo.

Debido a que daba al Mar Amarillo, esta puerta era más alta y más resistente que cualquiera
de las otras puertas de la ciudad. Una vez al año, la Puerta Reiken se abría y se decía que las
bestias mágicas que tenían sus hogares en el Mar Amarillo la desbordaban periódicamente, o
mejor dicho, lo hicieron una vez. Estos eran vestigios de esa época.

Los bordes exteriores del Mar Amarillo y la Puerta de la Tierra habían visto la construcción de
torres altas y robustas, pasaron muchos más siglos antes de que una fortaleza resistente fuera
construida en el Mar Amarillo. Los youma ya no se escaparon y dejaron allí la Puerta en toda
su majestuosidad absurda.

-Una puerta impresionante.-susurró Shushou con asombro.

-Sabes que todavía no es demasiado tarde para reconsiderarlo. Echa un vistazo a las
preparaciones, van hasta estos extremos para abrir la puerta una vez al año por un único día.
Todos los edificios de esta ciudad están hechos de piedra, todos los patios están cubiertos. Eso
es debido a los youma.-

Ni un solo patio estaba a cielo abierto, el tinte azul de los amplios techos venía de las placas de
bronce colocados en las baldosas. Las ventanas eran pequeñas y muchas estaban cubiertas con
rejas. Las puertas no eran mucho más grandes e invariablemente estaban reforzadas con
bandas de hierro. Las vías estaban salpicadas de refugios, al igual que de bastiones en paredes
y murallas, que proporcionaban refugio cuando aparecían youma. Había diez veces más de
torres de vigilancia que en una ciudad normal, equipadas con alarmas para advertir de un
ataque inminente. La protección contra los youma aquí era una parte natural de la vida diaria.

Shushou respondió a la sugerencia de Gankyuu con una sonrisa despreocupada.

-Sí, la vida aquí sería difícil. Pero no estoy preocupada.-

-¿De dónde viene esa confianza que tienes?- Preguntó asombrado Gankyuu.

Shushou contestó sin pensarlo dos veces,:

-Porque tengo la protección divina del Tentei, Señor de los Cielos.-

-Por supuesto que sí.-dijo Gankyuu con cansancio.


Tiró de las riendas del haku. Apelotonados frente a la puerta la multitud se detuvo, como un
ejército esperando a que bajara el puente levadizo, de modo que pudieran pasar a través.
Hogueras ardían brillantes en los puestos de vigilancia, había soldados por todas partes.

La plaza estaba llena de gente a pesar de ello, finalmente el estado de ánimo se impuso y cayó
el silencio. Sólo un ruido bajo y susurrante escuchaba, incluso el frío amanecer parecía tenso,
como anticipándose.

-Hay tanto silencio.-

-Eso es normal. Porque después de esto, sólo hay el Mar Amarillo. Todo el mundo sabe que
una vez que se aventura en, no hay ninguna vuelta atrás hasta el solsticio de verano.-

-Así es.-murmuró Shushou.

Gankyuu la instó a avanzar, abriéndose paso entre la multitud. En el extremo sur de la plaza, al
lado de la puerta, había un santuario, humo púrpura flotaba en el aire gris sombrío, las
personas se agolpaban alrededor. Shushou nunca habían visto un santuario así en Renshou.

La plaza no estaría allí si la puerta no existiera, el templo parecía casi un apéndice de la


muralla, más ancho que alto y lleno de docenas de velas votivas.

Gankyuu se situó frente al santuario, juntó las manos y oró. Shushou no podía dejar de mirarlo
boquiabierta, escudriñándolo. No había ninguno de los grandes dioses consagrados allí, sólo
había una única estatua. No podía distinguirla entre las sombras, sólo podía ver que llevaba
una armadura. Tenía una especie de toga colgada del hombro y le recordaba a la estatua de un
guardián feroz que había visto una vez en un templo. Mientras estaba allí mirándolo, Gankyuu
le obligó a inclinar la cabeza hacia abajo en una reverencia.

-¡Oye!-

-Se cortés y haz tus oraciones. Estamos a punto de entrar en un mundo al que los seres
humanos no pertenecen.-

En el Mar Amarillo, más allá de la Puerta de Tierra, no se aplican las reglas y razones de los
hombres. Lo único que podían hacer era pedir a los dioses como este guardián que velara por
ellos.

Al lado del altar había un cubo lleno de agua en el que haces de ramas de durazno habían sido
puestas en remojo. Gankyuu sacó una y roció agua sobre sí mismo, a Shushou, al haku y a
continuación, la metió en la silla de montar.

La pared de roca al lado del cubo estaba cubierta de pequeños talismanes de madera que
colgaban de las grietas, Gankyuu puso uno alrededor del cuello de Shushou.

-¿Qué es esto?-

-Quizás pienses que no lo necesitas, pero te lo daré por si acaso.-

Shushou recogió la pieza del tamaño de una tarjeta de madera y la examinó.


-¿Un amuleto?-

-Un talismán Kenrou Shinkun. Protege a las personas que viajan por el mar Amarillo.-

Gankyuu seleccionó dos piezas más de la desgastada madera para sí mismo y para el haku. La
tinta negro se había desvanecido y estaba gastada. Los viajeros que regresaban de forma
segura desde el Mar Amarillo expresaban su agradecimiento al dejar el talismán ahí, un viejo
talismán era uno que había protegido a su portador por largo tiempo. Las manos
experimentadas siempre preferían los viejos a los nuevos. .

Shushou miró hacia el santuario que dejaban atrás.

-¿Esa estatua se supone que es Kenrou Shinkun? Nunca escuché de él.-

- No seas grosera. Él es la única persona en quien puedes confiar absolutamente en el Mar


Amarillo.-

-¿Pero no hay muchos otros dioses?-

-El Mar Amarillo es un lugar abandonado incluso por los dioses, la única persona que va a venir
a salvarte es Shinkun.-

-Ya veo.- dijo Shushou.

El silencio se extendió por la plaza seguido por el bajo sonido de un tambor. La puerta de la
Tierra estaba a punto de abrirse.
Capítulo Tres

La base de la Cordillera Kongou que rodeaba el mar Amarillo era mucho más amplia que
cualquiera de las otras montañas cuyas cumbres sobresalían a través del Mar de Nubes. El
ancho camino que atravesaba la pared de roca tenía que cubrir igualmente la larga distancia.

Cuando la Puerta de la Tierra se abrió, el gran cañón discurría debajo de los altísimos picos,
que crecían tan juntos que a veces parecían estar esculpidos de un solo bloque.

Desde la Puerta de Tierra, las paredes del cañón aumentaban gradualmente hasta llegar al
nivel de las escarpadas paredes. Zigzagueaba a lo largo del fondo del profundo barranco,
elevando también el camino, aunque la ilusión que provocaba a la vista era que se hundía en el
olvido. Tenía unos quince metros, podría acomodar una línea de caballería montada yendo y
viniendo.
Con los soldados con destino a la fortaleza de delante, la gente en la plaza corrió hacia el mar
Amarillo.

Jirones de nubes persistían aquí y allá a lo largo del camino y en las paredes de roca desnuda a
cada lado, no había viento y pero tampoco hacía calor.

El sol del equinoccio de primavera fue ensombrecido por las Montañas Kongou ante ellos. La
oscuridad antes del amanecer todavía persistía. Y sin embargo, ¡ las quebradas se hicieron más
profundas cuando el color del cielo sobre ellas empezó a cambar, extendiéndose como si fuera
un río, hasta que por fin la luz del sol brilló débilmente a través. Así como el sol llegó a las
crestas de las montañas, los pequeños grupos de personas que habían estado avanzando hacia
los barrancos se detuvieron y comenzaron a hablar entre sí.

Una enorme puerta bloqueaba el camino, parecía inclinarse hacia el interior, aunque esa
impresión se debía únicamente a su tamaño abrumador.

El portón tenía dos pisos. El primero había sido tallado en una losa uniforme de roca y tenía
incrustadas unas tablas de color rojo lacado que eran decenas de veces mayores que una
persona ordinaria. En lo alto del segundo piso, había unas columnas de color bermellón
cubiertas con baldosas verdes que parecían querer perforar agujeros en el cielo. Había una
puerta más pequeña en el centro pero no tenía cerradura. Por encima de ésta había un letrero
en el que estaba escrito en tinta negro y pan de oro: "Puerta Reiken”.

-Esto es…- Shushou con un hilo de voz.-Hay imágenes de youma…-

La extraña figura de un youma o una bestia mágica similar había sido grabada en las tablas
rojas de la puerta. Tenía el cuerpo de un dragón y un gran par de alas.

-Esa es la bestia sagrada que guarda la Puerta Reiken. Tenhaku.-

No importa lo alto que fuera la puerta Reiken, un humilde haku (Pegaso) podía volar sobre ella.
Luego estaba esa puerta abierta en el segundo piso, y el cielo abierto después, pero Tenhaku
vivía encima de esas columnas, cualquier persona que intentara entrar en el Mar Amarillo,
violando la ley sería herido por un rayo y su alma le sería arrebatada y devorada.

Shushou escuchó la explicación de Gankyuu mientras se dirigía solemnemente hacia delante,


mirando la enorme puerta. El resto de las personas que había frente a la Puerta de Reiken se
hundió en un silencio pesado y se detuvieron delante de la puerta. La tensión era casi
palpable.

Los puestos de vigilancia en terrazas cinceladas en las repisas de los acantilados (kourou) en
frente de las puertas estaban vacíos. Las puertas se abrían al mediodía, todavía había tiempo.
El ambiente tenso llenó el cañón.

Un rugido resonó desde lo alto de las columnas altas, bajas y suaves y sin embargo sacudían las
profundidades del aire. El tipo de sonido que parecía querer reverberar para siempre, menos
un rugido que un gruñido. La gente echaba miradas temerosas a su alrededor. Un murmullo
inquieto atravesó la multitud. Parecían que la madera gruñía pero iba cambiando, como si
coincidiera con el rumor.

-¿Qué es..?-dijo Shushou en un hilo de voz.

-La voz de Tenhaku.-dijo Gankyuu, señalando hacia la puerta en el piso superior. -Está bien.
Mira.-

No había ni un soplo de viento, ni señales de ningún ave posada en el imponente edificio rojo y
verde. Los últimos ecos persistentes del rugido de la multitud y de los crujidos de Tenhaku se
desvanecieron, dejando tras de sí un grave silencio.

En un primer momento, sólo una pequeña sombra negra se podía distinguir de pie sobre uan
roca por encima de la puerta de entrada y luego cayó suavemente a través del aire. La sombra
descendió como si se hundiera en agua clara, cuando llegó a la parte de en medio de la
puerta, se convirtió en la figura reconocible de un anciano. No había nada mínimamente
inusual a su alrededor. Todos los ojos siguieron su descenso al aterrizar en el suelo al pie de la
puerta roja.
Este era Tenhaku en su estado transformado, o eso dijo a todo el mundo. Los grilletes de acero
negros alrededor de sus manos y pies indicaban lo mismo también.

De pie frente a la puerta, se inclinó ante a nadie en particular, giró sobre sus talones y puso las
manos en las enormes puertas. Éstas eran cuarenta veces su altura y doscientas bu de ancho,
el peso era inimaginable y sin embargo, se abrieron sin poner resistencia.

Un viento cálido soplaba, levantando los dobladillos de la ropa y agitando el pelo antes de
perderse por la garganta. Estos eran los vientos del mar Amarillo que el pueblo de Ken temía
más que nada.

Las manos del hombre viejo se separaron. Las puertas se abrieron para revelar otra multitud
de personas con una línea de tropas a la cabeza, una imagen especular de la multitud en el
otro lado, todos conteniendo la respiración. El anciano caminaba hacia adelante, desde el
interior de la puerta hacia el exterior, las puertas que parecían ceder ante la fuerza de sus
manos mientras sus brazos se extendían, hasta que se abrieron de par en par.

El anciano se detuvo. Esta vez se enfrentó a la puerta, se inclinó de nuevo, y desapareció en el


aire. Al mismo tiempo, un gran grito de alegría resonó.

El grito sacudió las paredes del cañón. El viento sopló y aulló. Los soldados, preparados en la
puerta, echaron a correr. La caballería que estaba en el exterior de la puerta instó a sus
monturas hacia adelante, con arcos y lanzas en la mano, cruzaron el cañón. Más allá de la
marea humana, las formaciones de piedra de las paredes de la muralla bloquearon la garganta
como una presa.

Al mismo tiempo, los soldados en el interior de la puerta corrieron junto a ellos. Saludos y
expresiones de afecto se veían por todas partes. Desde hacía un año, en el anterior equinoccio
de primavera, se habían quedad en la fortaleza exterior que albergaba a aquellos que
regresaban a Ken.

Tras un año de servicio, con un gran grito de alivio, salieron disparados por la puerta y,
empuñando sus armas, subieron las repisas de los puestos de vigilancia, cubriendo la retirada
de la retaguardia.

Los kijuu les pasaban rozando, los que tomaban la iniciativa en su paso hacia el Mar Amarillo
eran los cazadores-cadáver. Tenían hasta el día siguiente al mediodía para explorar el Mar
Amarillo y el retorno. Sus leales compañeros les siguieron a un ritmo más pausado, planeando
permanecer allí hasta el solsticio de verano.

Luego estaban los que habían entrado en el solsticio de invierno y habían regresado de forma
segura.

Los que iban en el Shouzan, poco acostumbrados a la vida en el mar Amarillo, vieron con
asombro como la escena se desarrollaba ante ellos. Confundidos por todo el clamor, montaron
en sus monturas y galoparon a través de la puerta, mezclándose con las masas en tropel. Los
de a pie reaccionaron y corrieron tras ellos.

-¡Wow!- dijo Shushou, sus propias exclamaciones arrastradas por el tremendo tumulto.
Apenas oyó la respuesta de Gankyuu.

-Este es el día de Ankou.-dijo con una sonrisa. Su alma estaba llena de los terrores del mar
Amarillo y sin embargo, siempre se sorprendía teniendo ganas de vivir el ritual del Día de
Ankou y el momento en el que una de las cuatro puertas se abrían.

-Realmente es una vista increíble.-

-Esta es tu última oportunidad. Dar marcha atrás y llegar a la puerta de la Tierra antes de que
se cierre.-

Shushou miró por encima del hombro. Su voz se elevó por encima del ruido. "

-No.-

-¿Realmente está convencida?-

-Yo voy. Kyou necesita una emperatriz.-

-En otras palabras, tú.-


-¿No es obvio?-

Gankyuu miró a los ojos inflexibles y suspiró. Tomó las riendas, subió a la silla, y extendió una
mano hacia ella.

-Sube.-

Capítulo Cuatro

El haku caminó hacia el fuerte.

Los suministros habían sido transportados cada equinoccio de primavera durante años y años
con el fin de construir el fuerte, la primera y última parada de descanso en el Mar Amarillo. Era
un corto vuelo por el aire pero criaturas aladas poco amistosas ya eran visibles en el cielo
sobre las escarpadas paredes del cañón.

Estos eran youma que olfateaban la propagación del caos y la destrucción en Kyou. Tal vez
porque no podían ver en las profundidades de los cañones, pocos viajeros eran víctimas de
ellos aquí. Los rezagados del cuerpo principal tenían poco de qué preocuparse.

Corriendo a través de las amplias puertas que se extendían ante el camino, entraron en un
túnel de piedra. Una débil luz se filtraba por claraboyas. Por encima de la piedra y el mortero
duro del cielo raso había un pequeño techado. Había rejas de hierro que obstruían a los youma
y que a la vez permitían la circulación del aire y dejaban pasar la luz.

Los agujeros cortados en la piedra y el techo estaban cubiertos con mortero y pequeños
tejados se usaban como chimeneas. Rejas de hierro plantado alrededor del perímetro de los
techos evitado antes youma pero en comparación con el tamaño del túnel, sin embargo, la
iluminación y ventilación era apenas suficiente. Por encima de sus cabezas, la tierra retumbaba
con el sonido de pies de los soldados que se colocaban en sus puestos de vigilancia.

En ese día, debían mantener sus posiciones, no ceder una pulgada y no permitir que los youma
cruzaran la puerta Reiken y ni las murallas de Ken. Los largos años de preparación habían
reforzado las líneas defensivas de Ken.

Aun así, manteniendo bajo control la devastación en Ken, la única orilla abierta al Mar Amarillo
los youma seguían entrando poco a poco en Kyou. Nadie sabía de dónde provenían, no podían
volar sobre las Montañas Kongou y no podían cruzar ninguna de las cuatro puertas del Mar
Amarillo, excepto en uno de esos cuatro días.

Sin embargo, cuando la destrucción visitaba un reino, también lo hacían los youma.

Algunos decían que existían túneles secretos a través de las montañas Kongou que conducían a
las Montañas Ryoun de cada reino o que los youma se escondían bajo tierra cuando un nuevo
emperador establecía paz y orden. Allí permanecían hibernando hasta que olían la ruina y la
decadencia y volaban de vuelta como murciélagos al atardecer.

Todas las teorías eran tan posibles como imposibles.

-Ken es una ciudad en una situación difícil.- dijo Shushou, montada en la parte posterior del
haku ya que avanzaban a través del túnel.
-Kyou se parecerá a Ken dentro de poco, sólo que algunas ciudades no estarán tan bien
protegidas.-

-¿Por qué hay youma en primer lugar? Si yo fuera Tentei los eliminaría a todos.-

Gankyuu dijo con una sonrisa irónica:

-¿Así que después del trono imperial viene el Trono del Cielo? ¿Nunca sabes cuándo
detenerte?-

-Nadie está haciendo nada para parar todo esto por lo que depende de mí el encontrar la
solución.-

-Bueno, entonces es mejor asegurarse de que el Mar Amarillo no termine siendo tu


cementerio.-

-Cuento con usted para vigilar a mi alrededor por eso le contraté.-

No tiene remedio, Gankyuu suspiró, mirando hacia el techo.

Una luz apareció delante de ellos, no de antorchas parpadeantes sino la radiante luz solar. El
túnel daba al interior de la fortaleza, parecía un pequeño pueblo, a medio camino entre un
castillo y una ciudad. Alrededor de Gankyuu, los viajeros dejaron escapar suspiros de alivio o
aspiraron con sorpresa y asombro.

-Es sorprendente encontrar una ciudad entera aquí.-

-No es lo suficientemente grande como para llamarlo una ciudad.-

Las calles eran estrechas, apenas lo suficientemente amplias como para permitir pasar un par
de caballos enjaezados, a lado y lado había edificios bajos de piedra. Al igual que en el túnel,
claraboyas se abrían en los techado de piedra por encima de las carreteras. No era oscura,
pero tampoco especialmente brillante.

El aire húmedo estaba estancado, las piedras habían envejecido absorbiendo el particular calor
del Mar Amarillo. El ambiente era apenas cómodo, pero a decir verdad, este era el fin de la
"civilización". Aquí los alojamientos de una noche daban al viajero un techo sobre su cabeza y
un piso de tierra debajo de sus pies, humildes pero alojamientos, al fin y al cabo. Y una comida
completa aunque hecha toscamente.

El fuerte fue construido originalmente para la caballería que protegía a Ken. Sus beneficios se
habían extendido a los viajeros ordinarios también. Gankyuu y Shushou se aprovecharon de
esos "beneficios" y pasaron la noche en un irregular suelo de tierra.

Tal vez debido a que los gritos de los youma reunidos fuera la habían desvelado la noche
anterior, la cara de Shushou en la mañana siguiente estaba un poco pálida. Cuando Gankyuu
sugirió, por último, que visitan un santuario, le siguió por curiosidad. Una multitud que
formaba una larga cola alrededor del templo de la pequeña ciudad también hacía sus
peticiones finales para tener un viaje sin incidentes.

Después de una breve espera, Gankyuu y Shushou se detuvieron frente a la capilla. No muy
lejos del santuario había un espacio al igual que en Ken, con gente esperando a que se
abrieran las puertas de la fortaleza.

Entre ellos, dos de los viajeros les observaban y con miradas de sorpresa les señalaron con el
dedos y gesticularon. Otro hombre se abrió camino entre la multitud para obtener una mejor
visión de la cara de Shushou. Al parecer, ella era ya una presencia conocida en el fuerte.

-¿Qué pasa con la niña?-

-¿Van juntos? Tienes que estar bromeando.-

-Yo no lo creo. Ella volverá a Ken al mediodía, ¿verdad? Sólo estará de visita.-

Shushou lanzó una mirada desdeñosa en dirección a las voces susurrantes, se volvió hacia el
templo similar a una caverna y se inclinó. El rostro amable y el torso blindado de Kenrou
Shinkun, el protector de los que se aventuraban en el mar Amarillo, estaba cubierto por unos
mantos parecidos a bufandas. .

-¿Qué son esos mantos?- Preguntó Shushou en un hilo de voz.

-Las historias dicen que Shinkun llevaba una armadura hecha de la piel de un youma llamado
Ko, y tejía las joyas en las bufandas para poder presentarlos al youma.-

-¿Los youma y los youjuu desean joyas? ¿Y por youjuu, estamos hablando de un kijuu,
verdad?-

-Sería más exacto decir que hay un kijuu dentro de cada youma. Y los kijuu y los youma
interiormente están embriagados por las joyas.-

-¿Embriagados? ¿Como cuando la gente bebe demasiado alcohol? -

-Algo así. Realmente no lo sé. Parece que actúan como los humanos achispados, por lo que se
dice que parece que están ebrios.-

-Qué extraño. No es el tipo de cosas que se aprenden en la escuela.-

-No me sorprende. Podrían escribirse libros sobre lo que no sabemos sobre los youma y los
youjuu. Al igual que la diferencia real entre un youma y un youjuu. Eso es un verdadero
quebradero de cabeza.-

Los ojos Shushou se abrieron por la sorpresa. Miró a Gankyuu y dijo:

-Los youma atacan a la gente youma y los youjuu no lo hacen. ¿Verdad?-

-Bueno, eso es lo que pasa según saber popular pero si tú coges un youjuu sin entrenar te
atacará en cuanto te des la vuelta aunque no cazan activamente a la gente.-

-No me digas…-

-Entre los cazadores cadáver, se dice que los youma y los youjuu son lo mismo, la única
diferencia es la cuestión de si cazan humanos o no, pero incluso entre los youma los hay que
que no salen a buscar y matar seres humanos. También se dice que la diferencia está en que se
puede domesticar a un youjuu pero no a un youma, pero eso no quiere decir que todos los
youjuu puedan convertirse en kijuu. Otros dicen que cuando un reino se hunde en el caos los
que aparecen son los youma, no los youjuu y, sin embargo, también hay de éstos que también
se ven fuera. Realmente lo único que se puede decir con certeza es que youma no puede ser
domesticado. He oído cuentos de cazadores que tratan de capturar y domesticar mushi
inofensivos, pero mueren poco después de ser atrapados. Y cuando mueren, es como que
emitieran una señal y otros más grandes vienen después de ellos.-

-Me pregunto por qué.-

-¿Quién sabe? Los youma que merodean alrededor de los pueblos y ciudades no mueren. Así
que no es como si fueran vulnerables a la civilización humana. Y a pesar de morir cuando son
atrapados, siguen siendo muy difíciles de matar a propósito.-

-Hum..- murmuró Shushou, siguiendo a Gankyuu y dejando atrás la capilla.

-Los youma cazan gente. ¿Seguro que estás bien sabiendo eso?-

-¿No hay yaboku en el Mar Amarillo?-

Cualquier criatura podía encontrar refugio bajo un árbol yaboku, cuyo fruto daba lugar a las
bestias y aves en el campo salvaje, estaba a salvo de cualquier youma o youjuu.

-Nadie ha visto jamás un yaboku en el Mar Amarillo. Por otra parte, tampoco hay animales
normales o aves ahí. Hay cazadores de cadáveres que han buscado los yaboku que dan lugar a
youjuu, pero nadie nunca ha informado de haber encontrado ninguno.-

-Ya veo. Si pudiera encontrar un árbol de youjuu no sería necesario cazarlos.-

-Lo mismo va para youma. Encuentra un yaboku y te ahorrará trabajo.-

-Sí- dijo Shushou.- Podrías colocarte cerca del yaboku y matarlos tan pronto como nacieran.
Pero entonces ella hizo una mueca. El riboku, cuyo fruto daba a luz a los niños, y los yaboku
eran árboles sagrados. Cualquier animal estaba a salvo bajo sus ramas. Ni siquiera un youma
atacaría a nadie allí. Tales maravillas exigían respeto, se dijo, y nadie debía matar nada cerca
de uno de ellos. -Los Youma probablemente no tienen crías. ¿Has oído hablar de una cría de
youma?-

-No existen, o eso dicen.-

-¿De verdad?-

Gankyuu asintió.

-Nunca he visto uno. Y nunca se ha sabido que ninguno haya sido visto.-

-Eso es extraño.-

-Los árboles a partir de los cuales nacen, cuánto tiempo viven en ese primer lugar, por qué son
todo machos, cuán inteligentes son, si entienden el lenguaje humano, de dónde salen cuando
hay desastres, los olores o las señales que les atraen, …. No sabemos nada de ellos. La
ignorancia hace que sea aún más difícil para protegernos a nosotros mismos.-
-Hum…- murmuró Shushou.

En ese momento, una voz resonó alegre.

-Oh Dios. Veo que has llegado bien.-

Shushou se volvió hacia la pared de gente.

-Tú.-

Rikou se movió entre la multitud de espectadores con curiosidad hacia Shushou y Gankyuu.
Shushou corrió hacia él, con los ojos como platos.

-¿Qué estás haciendo en un lugar como este?-

Rikou rió.

-Oh, sólo quería averiguar si habías llegado aquí de una sola pieza. ¿Qué pasó con Hakuto?-

Shushou dejó caer la cabeza.

-Después de todo el esfuerzo que le llevó conseguirme el certificado, finalmente acabaron


robándolo.-

-Oh.-dijo Rikou y le dio una afable palmada en la espalda a Shushou. - Y aun así hiciste todo el
camino a Ken., tendría que haberte acompañado.-

-Está bien. Realmente adoraba a Hakuto y me dolió mucho perderlo pero esto sólo consiguió
enfurecerme más.-

-Claro.- Rikou sonrió ampliamente.

Shushou preguntó:

-¿Qué haces aquí en el Mar Amarillo?-

-No podía dejar de preguntarme qué tipo de problemas podrías estar teniendo.-

Shushou miró la cara sonriente de Rikou.

-¿Estás sugiriendo que quieres venir?-

-Tendrías que tener un guardaespaldas, ¿no? Eres un chica dura pero apenas podrías enarbolar
una espada y mantener a los youma a raya.- Un Rikou sonriente señaló la espada colgada a la
cintura. Shushou le devolvió la sonrisa. Gankyuu palmeó las manos sobre sus hombros.

-¿Quién es éste?-

-Ah, él vino a mi rescate en mi camino a Ken. Su nombre es Rikou. Dice que quiere venir con
nosotros -

-¿Que él qué?-
-Debe ser mi carisma natural. Rikou, este es Gankyuu, lo contraté como mi guardaespaldas.
Aunque supongo que no se puede tener demasiados guardaespaldas.-

-No, supongo que no se puede.-dijo Rikou.

Gankyuu mirando al joven de afable sonrisa.

-¿Usted la ha estado persiguiendo todo el camino hasta aquí?-

-¿No quedaría en la conciencia a cualquier hombre su bienestar? ¿Una niña como Shushou
sola, en el vasto Mar Amarillo?-

-¿Usted sabía que iba a venir aquí?-

-Ella misma me lo dijo.-

Gankyuu ladró en la cara brillante de Rikou:

-¡Entonces debería haber dejado de sonreír y tendría que haberla detenido!-

Rikou se limitó a sonreír.

-¿Y qué hay de ti? ¿Por qué no las parado tú?-

La rápida réplica atrapó a Gankyuu con la guardia baja que se tambaleó por respuesta.

-Yo, ah, traté de detenerla…-Perdiendo las palabras, Gankyuu frunció el ceño ante el
semblante feliz y despreocupado frente a él.

-Gankyuu, no hay nada por qué pelear.-Shushou alzó la vista hacia Gankyuu con una sonrisa
complaciente. -Él es un buen tipo. Un compañero de guardia que puede hacer compañía.-

-¿No tienes ningún deseo de volver? Podríamos regresar hoy mismo a Ken.-

-No importa cuántas veces me lo pregunte, la respuesta siempre será la misma. Le contraté. Es
necesario que lo asimile y que vaya en cabeza.-

Aunque Shushou le pidió que se diera prisa, las puertas de la fortaleza que conducían al Mar
Amarillo aún tardaron en abrirse. Un aura tenue emanaba de las torres de vigilancia por
encima de ellos, voces instaban a la apertura de las puertas procedentes del exterior.
Finalmente los soldados que estaban de guardia descorrieron los cerrojos.

La luz fuerte se derramó, acompañada por el olor fresco de la sangre y la muerte. Shushou
entrecerró los ojos. Los soldados les señalaron hacia adelante. Después de haber izado sus
paquetes de viaje, las personas que esperaban allí cruzaron tímidamente la puerta.

Shushou y Gankyuu se unieron a la fila. Al salir de la puerta, era difícil pasar por alto el fuerte
olor, los cadáveres de animales de aspecto terrible apilados en la esquina de la gran plaza
fuera de la fortaleza.

-Gankyuu..- Shushou dijo y señaló.


Gankyuu asintió.

-¿Quieres volver atrás?-

-Eso no es divertido.-replicó Shushou, pero no pudo resistir a echar una mirada por encima del
hombro buscando a Rikou entre la multitud cuando fue a retirar su kijuu. Pronto lo descubrió
muy pronto, él la vio y le devolvió el saludo. La visión de esa sonrisa indomable hizo que se
sintiera un poco mejor en ese momento.

Los soldados en lo alto de las torres de vigilancia de la fortaleza y en las terrazas de piedra
cercanas escrutaban los cielos. Nada era visible en los cálidos cielos azules de encima.

Shushou suspiró mientras miraba a las personas se congregaban en la plaza. Una pendiente
escarpada, bajaba bruscamente desde la plaza y en la base, hasta donde el ojo podía alcanzar
había una amplia extensión verde: el Mar Amarillo. Aparte de las Montañas Kongou a izquierda
y derecha, no había nada particularmente destacable a la vista.

-El Mar Amarillo me parece muy normal.- dijo Shushou.

Al oírla, Gankyuu pensó para sí mismo “no juzgues tan rápido”. Conocía el Mar Amarillo como
la palma de su mano. Un cazador cadáver que no lo hiciera pronto se convertiría en un
cadáver.

La multitud se separón grupos de dos o tres por la plaza. Estos eran los cazadores cadáver,
comprometidos con la caza en el Mar Amarillo hasta el siguiente Día de Ankou. Atrás
quedaban dudosos, lanzando desconcertadas miradas, la multitud que iba a emprender el
Shouzan. Todo el grupo llegaba a unas quinientas personas.

Muchos de los que van en el Shouzan estaban acompañados de un líder de grupo. No era raro
ver a los viajeros rodeados por una docena de guardaespaldas. La mayoría portaban armas y
no pocos tenían carros tirados por caballos muy cargados de suministros. De estos, tal vez sólo
ochenta iban en realidad en el Shouzan.

Confirmando esto, Gankyuu dio un suspiro de alivio. Hace veinte años, el Kirin había permitido
la ascensión para seleccionar el siguiente emperador o emperatriz, por lo que el Shouzan había
comenzado. No era de extrañar que el número de personas que hacían el intento hubiera
disminuido en esas dos décadas. Incluso teniendo en cuenta que este era el equinoccio donde
se abría la puerta cercana a Kyou, era un buen número de gente.
Y dependiendo de la generosidad de esta gente las dificultades del viaje deberían disminuir
significativamente para ellos.

En cualquier caso, ninguno de ellos eran de los que salvarían su propio pellejo, sus
acompañantes estaban allí por su propio bien y todos los suministros eran de ellos. Incluso si lo
pensaban, no estaría en su naturaleza decirlo, puesto que estaban demostrando su carácter a
los cielos.

Sus guardaespaldas y sus generosos suministros pronto serían necesarios para Gankyuu y su
grupo. Había un límite a la cantidad de comida que un solo haku podía llevar y el camino era
largo; aunque lo racionaran no podrían llevar suficientes raciones como para cubrir toda la
distancia. Si por cualquier incidente imprevisto huyeran dejando todo atrás, tendría que
desaprovechar las espléndidas capacidades del haku para caminar y tendría que cubrir el resto
del camino por aire. Sin embargo, con los youma voladores, sería un blanco mucho más fácil
por lo que volar era más peligroso que viajar por tierra.

-De acuerdo entonces. Será mejor que nos pongamos en marcha.- dijo Gankyuu cuando Rikou
los alcanzó. Echó un vistazo al kijuu de Rikou y su boca se abrió.-Ese es un suugu.-

Rikou sonrió.

-Ah, por lo visto también tiene una afición por los kijuu.-

Shushou tiró de la manga de Rikou.


-Gankyuu es un cazador cadáver.-

-¡¿En serio?!- Dijo Rikou, sonando sorprendido e impresionado.

Gankyuu se arrodilló delante del suugu.

-Este tipo es realmente alguien importante. ¿Cómo lo conseguiste?-

-Nada parecido. Me lo dieron.-

-Se lo dieron…-dijo el aún más sorprendido Gankyuu,miró a Rikou, que había dicho tal cosa sin
inmutarse. Si Gankyuu pudiera capturar un suugu y venderlo, él nunca tendría que adentrarse
en el mar Amarillo de nuevo. -Lo que daría por tener amigos tan generosos como esos.-

-Veo que tiene un haku. Lo cazaste para ti, ¿Gankyuu-san? "

-Gankyuu está muy bien sin el “San”. El tipo que puede capturar y montar un suugu sí merece
un “San”, no alguien como yo.-

Moviendo la cabeza con incredulidad, Gankyuu inspeccionó el suugu. Incluso Gankyuu


raramente había visto un suugu de cerca. Casi había capturado una vez pero fue demasiado
rápido, fuerte e inteligente para caer en la trampa que había puesto. El animal, muy enfadado,
había procedido a mutilar a tres de sus compañeros para después huir. Sólo podían dar gracias
a que nadie muriera.

Los suugu eran generalmente blancos o negros, éste era de los primeros con rayas negras por
encima, la combinación más frecuente. Cualquiera de estas variedades tenía el mismo
torbellino de color en sus ojos y la misma larga cola.

El suugu se volvió a mirar a Gankyuu, no mostró ni recelo ni irritación. Tal vez cierto aire
distante, pero no había ni rastro de la ferocidad de la que una vez había sido testigo. Que tal
bestia pudiera ser tan dócil ya era extraordinario en sí mismo.

Completamente fascinado, Gankyuu se puso de pie mientras Shushou le dijo sin darle
importancia:

-Voy a ir con Rikou. Dice que a Seisai no le importará.-

-Sí Sí. Probablemente es mejor que un haku, señorita. Pero…-

Shushou ladeó la cabeza hacia un lado.

-¿Cuándo te has vuelto estúpido?-

-¿Cómo?-

-¿Quién ha dicho nada de eso? No vamos de excursión, esto es el Mar Amarillo, ya lo sabes.-

Los ojos de Gankyuu parpadearon perplejos, Rikou rio a carcajadas.


-No peso mucho, aun así, un kijuu sentiría el peso. Lo sé, sin embargo, en caso de necesidad
hay que mirar cuál es el kijuu que lo vaya a soportar mejor. A eso es lo que me refería.-

-Oh, lo siento.-

-Como mi peso no afectará a Seisai lo montaré. De todos modos, ¿cuál es el nombre de su


Haku?-

-No tiene nombre.-Gankyuu dijo con aspereza.

-Debería darle uno.-

-Si piensas que debería tener un nombre, adelante, ponle uno. Pero escucha lo que tengo que
decir y no me interrumpas: No debemos prescindir de los kijuu, pero no los montaremos.-

-¿Por qué no?-

-Porque estaremos acompañados por personas a pie. El grupo no será más rápido que el ritmo
de a pie. Hay tareas que sólo pueden hacerse mientras se va a pie, no hay tarea fácil una vez
que entras en el Mar Amarillo.

-Pero…-Shushou empezó a decir.

Gankyuu la cortó.

-Cállate y haz lo que se te dice.-

Shushou fulminó con la Gankyuu, con la cara de alguien acostumbrado a salirse con la suya:

-¿Ha olvidado que le he contratado?-

-No lo he olvidado. Mi trabajo es hacerte llegar de forma segura al Mt. Hou y volver a la
civilización.-

-No es necesario que se preocupe por mi regreso.-

-Si tú lo dices… Me has contratado como tu guardaespaldas, pero no recuerdo haber incluido
mi vida en el negocio, no por una suma tan insignificante.-Como Shushou seguía mirándole en
silencio y con mala cara, Gankyuu dirigió su atención a Rikou.- ¿Alguna vez has estado en el
Mar Amarillo antes?-

-Ni una sola vez, por desgracia.-

-¿Alguna vez te has enfrentado con algún youma?-

-Eso lo he hecho en varias ocasiones.-

Gankyuu dejó escapar un pequeño suspiro, en otras palabras: estaba con dos aficionados. Tal
vez al oír ese suspiro, Rikou añadió en tono de disculpa:

-Voy a hacer lo que nos pide, tengo la intención de aprender todo lo que pueda sobre el Mar
Amarillo.-
-Eso espero…-Suspiró Gankyuu, aunque sin mucha amabilidad.

Los más cercanos a la pendiente empezaron a bajar, la multitud empezaba a dispersarse y


ellos, por fin, comenzaron a moverse.

-Shushou, mantente entre el suugu y el haku. Vámonos.-


Capítulo Cinco

Los soldados que rodeaban la plaza les decían adiós en silencio mientras bajaban la pendiente
rocosa. El camino pasaba a través del bosque que se extendían ante ellos, lo suficientemente
ancho para un solo carro tirado por caballos. Siguiendo el valle que descendía desde la
Montañas Kongou, el camino había sido abierto y limpiado por todos los que habían viajado en
el Shouzan durante los estos últimos años.

A pesar de que todos ellos se dirigían a las cinco montañas, no era una peregrinación
particularmente bien organizada o coordinada pero ir solo era peligroso, por lo que todo el
mundo se mantenía cerca de todos los demás. La gente se pegaba a los demás formando un
único grupo aunque sin más motivo que el simple sentido común.

Dejaron la zona rocosa atrás y entraron en el bosque. Era poco más de mediodía cuando
entraron en un prado que utilizaron como una parada para descansar. Al salir de la fortaleza
por la mañana los viajeros solían llegar a este tipo de lugares al mismo tiempo. Los árboles
jóvenes habían sido talados, repitiendo el proceso durante siglos para formar y preservar
claros de ese tipo.

Tan pronto como llegaron, desde lejos tras ellos, llegó el sonido de la campana y tambores.
Muchos miraron hacia atrás, sorprendidos. Aunque el mar de árboles no permitía verla, tras
ellos quedaba la Puerta Reiken y, ahora que estaban cerrándola, no había posibilidad de vuelta
atrás.

En ese momento, una sensación de desaliento se apoderó de todo el grupo y todos se


detuvieron, como abrumados. Después, poco a poco, fueron sacudiéndose de encima ese
sentimiento y, valientemente, siguieron adelante descendiendo la montaña, a través de las
estribaciones boscosas.

Durante este tiempo, la niña de apenas doce años que iba en el Shouzan ya se había
convertido en un tema conocido. Nadie dejaba de alabar su valentía por haber hecho todo el
camino hasta el Mar Amarillo.

-Kyou no puede ser tan malo si todavía queda gente como Shushou allí.-

-Los adultos podrían aprender una o dos cosas de valor de ese estilo. Si cada niño y adulto
fuera como Shushou, no habría manera de que el reino fuera a la ruina.-

Algunos de los elogios también fueron dirigidos a Gankyuu y Rikou.

-¡Sólo dos de ustedes la protegen durante todo el camino al Monte Hou! Un acto así de
caballeroso es raro de ver en estos días.-

Menos valor que pura imprudencia, pensó Gankyuu, y menos caballeroso que la necesidad
financiera. Sin embargo, aceptó el elogio con agradecimiento.

Durante el mes y medio que tomaría cruzar el Mar Amarillo, los grupos ad hoc que
actualmente se habían formado, por necesidad, organizarse. Incluso los cazadores cadáver,
normalmente un manojo distante, hicieron lo mismo cuando entraron en el mar Amarillo.
Tarde o temprano, un líder surgiría, por lo que enemistarse con alguien desde el principio no
era buena idea.

Cuando el sol se puso, los youma aumentaron, aún más inquietos. Aproximadamente cuando
el sol tocó los picos de las Montañas Kongou, todo el mundo estuvo de acuerdo en que debían
detenerse y acampar. Fue entonces cuando se encontraron con el claro de una pradera
cubierta de hierba pisoteada.

La fila de viajeros se acercó lentamente hasta acabar, nadie dio la orden, simplemente todos
habían sentido la necesidad de parar. Y así, justo en el momento en que la caravana se disolvió
para montar el campamento, el crepúsculo cayó sobre ellos. Mientras que algunas tiendas de
campaña fueron levantadas a toda prisa, los que no disponían de una fueron a buscar leña de
inmediato.

Observando esta actividad por el rabillo del ojo, Gankyuu inspeccionó el bosque y rápidamente
buscó un sitio para acampar un poco retirado al interior del bosque. Luego seleccionó un árbol
y ató su haku.

-Gankyuu, no hay nada malo en acampar en el claro.-

-No es buen lugar. Shushou, apila unas rocas aquí, Rikou, ata tu suugu a aquel árbol de allí.-

Su tono brusco hizo que Shushou echara un vistazo a Rikou, pero Rikou serenamente hizo lo
que se le dijo y ató al árbol indicado a Seisai. Al no tener otra opción en ese momento,
Shushou hizo lo mismo, buscó piedras en los alrededores y los dispuso ante Gankyuu diciendo:

-Apenas acabamos de entrar en el Mar Amarillo pero ya eres prepotente y arrogante.-Se quejó
en voz alta.

Gankyuu la ignoró. Formó el hogar de piedra improvisada con tres lados y una pantalla
formada de ramas y brotes de árboles y encendió un fuego. En el camino hacia el claro,
Gankyuu había dado instrucciones a Shushou y a Rikou para que recogieran las ramas secas
que vieran.

Una vez que hubieron recogido suficientes, las había superpuesto y unido con hilos de hierba
alta, esto se convertiría en una práctica regular. Esperar hasta que la puesta de sol era poco
tiempo, deambular en la oscuridad en busca de leña era una buena manera de invitar a un
ataque de un youma.

Demostró ser una estrategia eficaz y pronto estaban preparando la cena. En el momento en
que el resto de la compañía había plantado sus tiendas de campaña y, a continuación,
quejándose y quejándose, se habían decidido a hacer la cena, Gankyuu, Shushou y Rikou ya
habían recogido los utensilios, apagado el fuego y se había metido bajo sus mantas entre los
dos kijuu.

Shushou preguntó:
-¿Es realmente una buena idea para apagar el fuego?-

Gankyuu asintió.

-Sí. Una vez ya se ha preparado la cena, es hora de dormir.-

Rikou dijo:
-¿Y deberíamos ir a la cama tan pronto?-

-No es un problema. Si nuestra suerte se mantiene, tres días antes de que haya algún riesgo de
ataque.-

-¿Y eso por qué?-

-La proximidad de la fortaleza.-

-Pero los soldados es imposible que puedan alcanzar con sus disparos hasta aquí.-

-No importa si sus flechas pueden llegar a nosotros o no. El olor de la sangre puede.-

-Sangre.-

-Los youma acuden al olor de la sangre. En el ataque de anoche, youma y personas murieron.
El territorio desde donde se ha derramado sangre suele ser seguro hasta tres días de distancia.
Cualquier youma que haya en la zona será atraído por el olor a sangre y acudirá.-

Gankyuu , que tenía el haku, se acostó y se tendió en el suelo junto a él.

-Rikou, puedes usar al suugu como almohada. Yo tengo el haku, y Shushou puede ponerse en
medio.-

-Yo prefiero el suugu.-

-Haz lo que te digo. Si los youma aparecen, van a ir primero hacia los kijuu. La persona que
duerme al lado de ellos tiene que despertarse a la primera señal de movimiento.-

-Me despertaré.-

-No estoy tan seguro.- dijo Gankyuu con una sonrisa burlona.

Shushou frunció el ceño mientras Gankyuu le tomaba el pelo y se ajustó el kimono acolchada
alrededor de sus hombros. El Mar Amarillo era más cálido que la Prefectura de Ken pero,
aunque durante el día no necesitaba la chaqueta, por la noche hacía frío.

-No tiene por qué ser grosero.- dijo con mala cara Shushou.- Me despertaría de inmediato. No
soy un bebé.-

Se acostó y se puso el kimono acolchado sobre su cabeza. La gente todavía iba y venía en el
claro. Los que se reunieron alrededor de la hoguera charlaron en tonos fuertes y vivos, llenos
de valentía jactanciosa y emoción al haberse aventurado en los bosques del Mar Amarillo.

La tierra llena de bultos bajo la hierba era una cama incómoda, le dolían las piernas, hubiera
preferido dormir junto a Seisai, el lugar era estrecho y Gankyuu era un asno. No creía que
fuera a ser capaz de conciliar el sueño per cerró los ojos y, cuando los abrió de nuevo, ya era
por la mañana.
Capítulo Seis

Fueron más allá del área segura de tres días que Gankyuu había prometido, pero el Shouzan
todavía estaba en medio del bosque. El río de montaña que estaban siguiendo se había
convertido en un pequeño riachuelo.

Igual que habían hecho hasta ahora, cuando el sol rozó las Montañas Kongou en el oeste, la
caravana llegó a un amplio claro en el bosque y comenzó a montar el campamento.

Shushou había recogido leña por el camino, como siempre, y colocó las piedras en el lugar que
Gankyuu había elegido. Ese día, Gankyuu había decidido acampar a una corta distancia del
campamento, en una arboleda que había más allá de unos arbustos y maleza. Detrás de un
gran árbol cubierto de hojas puntiagudas había un pequeño prado rodeado de árboles
pequeños. Allí fue donde Shushou construyó la hoguera.

Mientras Gankyuu preparaba la cena, Shushou fue a buscar el agua en el río. Gente que iba y
venía Que van y vienen personas la llamaron:

-Shushou, ¿cómo te sientes? Debes de estar cansada.-

-Oh, estoy bien.-

Sería una mentira decir que no lo estaba pero ya se había mentalizado para este tipo de fatiga
desde el principio. Más bien, era el hecho de estar andando por aquel monótono bosque, y sin
embargo salvaje, lo que la enervaba.

-¿Cómo llevas la vida en el campo, Shushou?-

La pregunta vino de un anciano que se llamaba Shitsu Kiwa, tenía la mayor parte de las
pertenencias y el mayor séquito en la caravana.

-Bastante bien, supongo.-

-¿Por qué no pasas la noche en mi tienda? ¡Pensar que una niña como tú tiene que dormir
cada noche en la hierba! Es un espectáculo tan triste.-

-No puedo decir que no esté tentada.- Suspiró Shushou. La tienda de Kiwa era grande, los
rumores decían que había traído una cama portátil con él, junto con un coche de caballos y un
carro para llevarlo todo. -Pero Gankyuu me regañaría.-

Kiwa frunció el ceño.

-¿Qué clase de persona es ese Gankyuu?-

-Mi guardaespaldas. Lo contraté. ¿No se lo dije?-

-¿Un Goushi?-

-Parece que fue una vez un cazador cadáver (ryoushishi). No hay duda de su conocimiento del
mar Amarillo.-
-Un cazador cadáver, ¿eh? No es de extrañar que sea un tipo tan poco sociable.-

-No voy a decirle que no en eso.-

Los guardaespaldas profesionales que acompañaban a la gente en el Shouzan eran conocidos


como Goushi o "guardianes”, eran cazadores cadáver que rastreaban y atrapaban youjuu en el
Mar Amarillo. Los goushi eran considerados como fiables durante el viaje pero todo el mundo
se preguntaba por qué un cazador cadáver estaba haciendo el Shouzan.

-Un cazador cadáver no es un guardaespaldas profesional, por no hablar de su reputación de


comportamiento escandaloso y grosero. ¿Seguro que estarás a salvo con él? Puedes viajar
conmigo, si lo deseas.-

-Bueno, si se probara que es poco fiable entonces es posible que acepte esa oferta.-

-Serías más que bienvenida. En caso de que algo malo suceda, no dudes en decírmelo.-

-Gracias.-

Kiwa no era el único que hacía ese tipo de ofertas. El que fuera una niña era un gran problema
para todos. Lamentó tener que rechazarlas todas, pero Gankyuu no permitiría que aceptara
ninguna, por lo que no podía hacer otra cosa. No era que buscara escapar de la meticulosidad
de Gankyuu en favor a una tienda cómoda y espaciosa, pero se había gastado todo en dinero
en su contratación y le sería igualmente doloroso ver que la inversión hubiera sido en vano.

Santo cielo, Shushou se quejó para sí misma después de dejar a Kiwa y regresar a su
campamento. Pero al menos parece una persona bastante agradable.

Lejos de ser una persona agradable, Gankyuu protestó por todo, dio órdenes sin ninguna
explicación y, si ella le preguntaba, se quejaba. Tal vez estaba tenso porque estaban en el mar
Amarillo. En cualquier caso, si ella hubiera llegado a Ken antes, hubiera tenido tiempo para
encontrar una escolta adecuada.

Eso no es más que una ingenua suposición, se recordó.

No importa cuánto dinero hubiera ofrecido, era poco probable que hubiera encontrado un
guía que hubiera tomado en serio a una niña de doce años que quería viajar a través del Mar
Amarillo. De hecho, ella estaba aquí gracias a Gankyuu y, mientras él estuviera cerca estaba
segura de que lo lograrían.

En el camino, otros grupos la llamaron. Dándoles las mismas respuestas superficiales, no pudo
dejar de notar que en los últimos dos días más o menos, el estado de ánimo de la caravana
había cambiado.

La mayor parte del Shouzan todavía se reunía alrededor de una gran hoguera en el centro del
claro pero, en algún momento, sin embargo, un número creciente empezó a distanciar más.
Quizás no tanto como Gankyuu pero más o menos con la misma idea. Al anochecer, podían
verse aquí y allá alrededor de la arboleda, no tenían tiendas de campaña, usaban cuerdas
atadas con piedras, ramas derribadas para usarlas como refugios improvisados o como
empalizadas que rodeaban el fuego, dormían cerca de sus kijuu y de los caballos, muchos
dispusieron sus campamentos de la misma manera que lo hacía Gankyuu.
Preguntándose si estos serían los guardianes, Shushou regresó al campamento con su cubo.
Gankyuu estaba llenando un recipiente con gachas de arroz al vapor.

Esto de nuevo. Shushou reprimió un gemido. Gankyuu daba sabor a la papilla con hierbas
silvestres arrancadas de su entorno y virutas de carne seca, pero apenas tenía sabor en
absoluto. No había percibido ninguna señal por su parte para cambiar la receta o el tamaño de
las porciones.

-Voy a quedarme en la piel y los huesos para cuando llegue al Mt. Hou.- Se quejó para sí misma
luego dijo en voz alta:- Fui a buscar el agua.-

Gankyuu levantó los ojos pero no hubo palabras de agradecimiento o elogio, ni siquiera un
brusco “gracias”.

-Buen trabajo.-dijo Rikou, aunque él no era el que le se lo había ordenado, Shushou apreció el
pensamiento de todos modos. La actitud hosca de Gankyuu desde que había entrado en el mar
Amarillo estaba creciendo hasta hacerse opresiva.

-Sabes que Shitsu-san dijo que podíamos compartir su tienda.-

Gankyuu respondió tan llanamente como de costumbre. "No."

Rikou rió. No sabía cómo poner en una cara de mal humor.

-¿Está cansada, Shushou?-

-No estoy necesariamente cansada, no hemos viajado tan lejos.-

-Es verdad.-

-Es agradable no tener frío.-Le dijo a Gankyuu.- Oí que el Mar Amarillo es bastante cálido.-

Gankyuu asintió mientras limpiaba su copa con un puñado de hierba.

-Por ahora.-

-¿Hará más frío?-

-Se pone más caliente. Así que, sí, el Mar Amarillo es bastante cálido.-

-Hum- dijo Shushou.

Gankyuu terminó con el cuenco, añadió un poco de agua de una cantimplora de cuero, lo agitó
y lo vació en el fuego moribundo. Shushou se sorprendió en un primer momento por este
método de limpieza pero armar un escándalo por esa guarrada aquí no conseguiría nada. Esto
era el Mar Amarillo, después de todo.

-Oye, ¿por qué tiene que apagar el fuego?-

-¿Tienes miedo a la oscuridad?-


-De ningún modo.-

-Cuanto menor sea el fuego, mejor. En una noche iluminada por la luna como esta, no hay
necesidad de ninguna otra luz.-Gankyuu echó un vistazo al claro, Shushou y Rikou hicieron lo
mismo. La hoguera ardía con fuerza y la gente charlaba en voz igual de fuerte.

-¿Por qué?-

-Porque son criaturas inteligentes. Saben muy bien que donde hay fuego, hay gente.-

Ellos, Shushou se repitió a sí misma. Youma, debe querer decir.

-En ese caso- Miró por encima del hombro. ¿No deberías avisarles?-

-No metas las narices donde no te llaman. No están interesados en lo que tengo que decir.-

-¿Cómo lo sabes si no lo intentas?-

-Si hay algo que decir, que los guardianes cumplan con su deber y lo digan. Un cazador cadáver
no tiene nada que decirles sobre cómo hacer su trabajo.-

-Pero…-

-Deja de quejarte, termina de comer y limpiar y vete a la cama.-


Capítulo Siete

Un grito despertó a Shushou en medio de la noche.

Al principio, estaba segura de que estaba soñando y que era su padre el que gritaba. Shushou
estaba dentro de su casa, rodeada de las paredes de la celosía, mirando algo en medio de los
arbustos en el jardín cercano. Los gritos de su padre llegaron desde más allá de la arboleda
cuidadosamente mantenida. Y carcajadas. Su padre estaba siendo atacado. Tenía que ir a
rescatarlo, pensó, pero no importa de qué parte de la casa había venido, más paredes de
celosía la rodeaban. Ella no podía encontrar el camino para salir.

Tengo que apresurarme, se preocupó con creciente impaciencia. No había puertas o salidas. A
pesar de que maldijo las paredes de celosía, una parte de ella estaba agradecida. Al ser incapaz
de correr al rescate de su padre significaba que no tendría que verlo morir. Shushou arañó la
celosía, quería gritar o llorar, pero no podía hacer ninguna de las dos cosas.

Y entonces se despertó y supo que era un sueño. No tuvo tiempo para sentir alivio. Un
momento después se dio cuenta de que algo mucho peor que estaba sucediendo. Cuando
abrió los ojos y trató de incorporarse, se encontró con la boca tapada y los brazos atrapados
en un abrazo de oso.

-¿Qué…?-

No tuvo que pensarlo mucho. La respuesta llegó en forma de voces y gritos. Por suerte o no,
estaba aplastada contra el suugu, moviendo los ojos hacia un lado y a otro, lo único que pudo
ver era la cara de Rikou. Él era el que la aferraba.

En la oscuridad, apenas distinguió la expresión tensa en su rostro y la espada desnuda en su


mano derecha. Se quedó mirando fijamente por encima del hombro. No podía entender lo que
estaba pasando, a excepción de los gritos y los chillidos de pánico y enfado de los hombres.

Luchó a ratos para ver más pero Rikou le dijo suavemente al oído:

-Cálmate. ¿Recuerdas lo que Gankyuu te dijo que hicieras?-

Shushou levantó la mirada y asintió.

Permanece en la caravana, le había dicho.

-No importa qué tan tentador que pueda parecer, no te adentres en el bosque. Si una sombra
cae sobre ti, no mires al cielo, escóndete debajo del árbol más cercano. Cuando aparecen los
youma, lo mejor es esconderse debajo de un árbol o en la maleza, permanece quieta y no
hagas ni un solo ruido. Los Youma no ven demasiado bien. Si te aplastas cerca del trono el
youma no podrá diferenciar entre tú y el árbol. Si se trata de un árbol aromático y no haces
ningún movimiento brusco, es poco probable que el youma te descubra, a menos que esté
muy cerca.

Shushou lo recordaba bien, pero el recordarlo no hizo que la náusea del miedo le sacudiera
hasta los huesos.
Los gritos y los caballos relinchando, gritos sobre la caza de algo. Fuera lo que fuera, no sabía
lo que estaba pasando y, era aún más alarmante no ser capaz de averiguarlo. Estaría mejor si
fuera un sueño. Si ella estuviera dormida, podría despertar y todo estaría bien.

Presionando su mejilla contra el suugu, se resistió a la impaciencia y la ansiedad. Seisai era tan
tranquilo que bien podría estar durmiendo, excepto por el rápido ascenso y la caída de su
pecho, Seisai también sabía qué hacer en una situación como esta.

Shushou cerró los ojos y se encogió sobre sí misma. Finalmente gritos de alegría sustituyeron
los gritos y los chillidos. Los brazos de Rikou se relajaron a su alrededor.

Se acabó. ¿Pero qué es lo que ha terminado?

Temblorosa, abrió los ojos y trató de mirar hacia el claro por encima del hombro de Rikou.
Gankyuu les llamó primero.

-¡Vámonos¡Deprisa! ¡Poneos en marcha!-

Gankyuu gritó mientras se acercaba corriendo desde el claro. El olor a sangre era penetrante.
El brillo rojo de la hoguera iluminó el claro pero no era lo bastante intenso como para
distinguir las cosas, la gente deambulaba en medio de la confusión.

-Gankyuu, ¿qué está pasando?-

-¡Te dije que te diras prisa!-Ladró Gankyuu.

Tiró la silla de montar en el haku y ató con correas los pertrechos, siempre empaquetados y
listos para partir, y se colgó las mochilas de cuero sobre los hombros.

Antes de que Rikou pudiera imitarle, Gankyuu había arrancado su capa, enrollándola sobre sus
brazos y, montado sobre el haku. Un segundo más tarde, Rikou y Shushou saltaron sobre el
lomo de Seisai.

-Vamos.-dijo Gankyuu en voz baja y el haku despegó. Seisai no necesitó de ninguna orden de
Rikou para hacer lo propio.

-¡Apartaos!- Gritó Gankyuu.

Las personas que pululaban por el claro se dispersaron por la sorpresa. El miedo apareció en
algunas caras, consternación en otras, la demás estaban aturdidas. Poco más allá de ellas
apareció la silueta de un ave del tamaño de una pequeña montaña. Había caído al suelo y no
se movía.

-Rikou, ¿sucedió algo?- Preguntó Shushou, aferrándose a su espalda.

Rikou la miró, a la luz de la luna pudo distinguir su sonrisa ligeramente agitada y que la hizo
sentir un poco mejor. Era tranquilizador el tener a un hombre de gran corazón alrededor.

-Sí. Algo...-

-¿Un youma?-
-Probablemente.-respondió brevemente y se volvió a Gankyuu, galopando hasta ponerse a su
altura. -¿Está bien si nos movemos?-

Gankyuu asintió. Al mismo tiempo, más allá de una arboleda cercana llegó un grito humano.
Más jinetes montados, con sus pertrechos asegurados de forma similar, irrumpieron en el
claro. Ante la vista de esta súbita estampida - dos kijuu delante y el resto pisándoles los
talones- la caravana se dispersó y corrió por todos partes.

Uno les gritó:

-¡Hey! ¿A dónde vais?-

La respuesta no vino de Gankyuu, sino de uno de los jinetes de la retaguardia.

-Váyanse. Una vez que el olor de la sangre esté en el viento, llegarán más.-

La boca del hombre se abrió, con un chillido de alarma, se tropezó con sus propios pies por
intentar alcanzar sus bolsas de viaje.

Dejando el resto de la caravana a sus espaldas, una compañía de una docena de personas se
formó y continuaron a un ritmo acelerado por el camino. Sólo cuando la luz de la hoguera y el
sonido de voces humanas había desaparecido detrás de ellos aflojaron el paso, pero no
detuvieron el caballo.
-Gankyuu, ¿es verdad? ¿Los youma se abalanzarán desde las sombras? – Aunque Shushou
intentó controlar sus nervios, no pudo reprimir el temblor en la voz.

-Estaremos bien, señorita.- La respuesta no vino de Gankyuu, sino a partir de un jinete que iba
junto al suugu. - Marcan sus territorios y por lo general no más de uno por la zona, todavía
tardarán un poco en llegar.-

-Oh. ¿Es eso así?-

Él asintió, era un hombre grande con una gran espada a la espalda.

-Más importante aún, señorita. ¿Quién es su shushi? ¿Es este hombre?-

-¿Shushi?-

Rikou habló.

-Yo no. El tipo del haku-

-Ya veo- dijo el hombre. Él hizo girar su rokushoku –un kijuu que se asemejaba a un cruce entre
un tigre y un caballo- alrededor del suugu y se acercó a Gankyuu.

-Rikou, ¿qué es un shushi?-

Rikou volvió a mirar a Shushou, luego detuvo a Seisai.

-Creo que estarás mejor delante, ¿verdad?-


Sentada allí clavada a la espalda de Rikou era desalentador e incómodo. Así que bajó de
inmediato de la silla de montar y Rikou tiró de ella hacia arriba situándola ante él. Colocada
entre los brazos de Rikou mientras sostenía las riendas, tenía una visión clara por delante y no
se preocupaba por todo lo que le seguía por detrás.

-Los shushi son cazadores cadáver.-dijo Rikou, frenando a Seisai a ritmo tranquilo. -Los tipos
como Gankyuu son llamados cazadores de cadáveres (ryoushishi) por la gente, ellos y las
personas que se desplazan regularmente por el Mar Amarillo se refieren a sí mismos como
Shushi.-

-Gankyuu se llama a sí mismo un cazador cadáver.-

-Bueno, eso es Gankyuu para ti. Los cazadores que no transportan fuera un trofeo, sino sólo
los restos de sus compañeros, no esperarían que fueran llamados por ese nombre. Es un
término de burla, no la forma en que abordan uno de los suyos.-

-Hum..- Shushou miró a Gankyuu mientras hablaba con el hombre con el que ella misma había
estado hablando.

-Hay shushi, goshi y Shumin.-

-¿Shumin? ¿Son diferentes de los shushi?-

-Seguro que has visto viajar a feriantes, Shushou. ¿Sabes por qué se les llama Shusei? -

-Bueno, hum, he escuchado que es debido a que llevan pasaportes de color rojo.-Rikou asintió
y Shushou prosiguió.- Los feriantes itinerantes y vendedores ambulantes que viajaban a través
de los diferentes reinos y que no tenían lugar fijo de residencia, era conocidos como Shumin a
causa de sus pasaportes rojos.

-Bueno, al menos inicialmente.- dijo Rikou con una sonrisa. -Si se pierden los papeles, se puede
informar a la oficina del gobierno local y recibir un pasaporte temporal, ¿verdad? Un
documento provisional que está marcado con una raya roja. Originalmente, el pasaporte
provisional se llama Shusei, esas personas que iban sin dirección fija de un reino a otro,
también fueron llamados Shusei. Con el tiempo, llegaron a ser conocidos como Shumin
(pueblo rojo)

-Ah.-

-Entre estos itinerantes (shushi) están los cazadores-cadáver (ryoushishi). Se consideran los
líderes de estos Shumin, por eso se llaman shushi (el “-shi” se usa de una forma formal para
representar un estatus superior. Los hombres como Gankyuu que cazan en el Mar Amarillo son
los más respetados de la Shumin.-

-¿De Verdad? ¿Entonces qué pasa con los Goushi? -

-Los guías también son Shumin. Y a pesar de que viajan en el Mar Amarillo, se ganan la vida
gracias a que les contratan como guías personas que no pertenecen a los Shumin. Éstos tienen
más respeto por los shushi que los Goushi, éstos últimos son mano de obra contratada.-

-Así los shushi tienen un rango superior al de los Goushi.-


-Los Shumin son conocidos también como koumin (gente de color amarillo). En general, ellos
se llaman a sí mismos koushu no tami, es decir, la gente del rojo y amarillo. En espíritu, ellos se
consideran hijos del Mar Amarillo. Se dice que hace mucho tiempo sus pasaportes eran de
color amarillo. Puesto que el amarillo es el color de los kirin, la práctica podría haber
terminado por respeto o simplemente fue prohibida.-

-Vaya…- reflexionó Shushou.

Fue entonces cuando las voces de las personas que iban detrás finalmente se encontraron con
ellos.
Capítulo Ocho

Cuando se hizo el recuento de gente esa noche, vieron que habían perdido tres personas. Un
youchou descendió del cielo y mató a tres de los hombres reunidos alrededor de una fogata
en medio del claro.

Al amanecer, el resto de la caravana regresó al campamento con nerviosismo. La mayoría


había dejado caer sus pertenencias y habían escapado sólo con la ropa que llevaban puesta.
No podían continuar el viaje sin comida, agua y medicinas, así que no tenía más remedio que
volver sobre sus pasos.

Allí encontraron los restos de los tres hombres y el youma, sus cadáveres reducidos a trozos de
hueso y carne. El youma que habían matado era un pájaro gigante. También había esparcidos
trozos de youma de varias formas y tamaños, sin duda, las víctimas de la lucha por los
cadáveres.

La escena grotesca les provocó un escalofrío por la columna vertebral, al fin comprendieron la
verdadera naturaleza de donde estaban.

La caravana empezó a avanzar de nuevo, no tenían más opción que seguir adelante. El único
santuario en el mar Amarillo estaba en el monte Hou, cualquiera que decidiera regresar a la
fortaleza tendría que esperar un año para que la Puerta Reiken se abriera en el equinoccio de
primavera, y nadie era tan valiente o temerario como para dejar la caravana y actuar por su
propia cuenta. El ir por tierra en busca de una de las otras puertas estaba igualmente fuera de
cuestión.

No tenían nada que hacer, ordenaron sus pertenencias descorazonados y empezaron a andar,
lanzando miradas cautelosas alrededor de ellos a cada paso y maldiciendo a Gankyuu y a los
demás que les habían abandonado sin pensarlo dos veces. El que llevaba la voz cantante era
Ren Chodai, un próspero hombre que tenía un negocio en el Reino de En.

-Si se hubiera molestado en ayudar a los tres, aún podrían estar vivos. Corriendo sin mirar
hacia atrás, sin molestarse en comprobar su estado, ¿qué clase de hombre es ese? -

Respondió a la pregunta el rokushoku que había hablado brevemente con Shushou la noche
anterior. Creía que se llamaba Kinhaku. La docena de los que habían huido unos pasos por
delante de los otros no eran una compañía organizada sino un grupo que viajaba más o menos
el mismo lugar en la caravana.

Kinhaku dijo:

-Sabíamos lo peligros que nos esperaban si nos quedábamos. Nuestro trabajo es proteger a los
que nos pagan, no a todo el mundo.-

-Entonces, ¿por qué estamos viajando juntos en esta caravana durante todo el camino al Mt.
Hou?-

-Seguramente es porque todos somos unos cobardes.-dijo Kinhaku con una sonrisa irónica.
Chodai frunció el ceño.

-Si estamos hablando de cobardes, abandonar a esas desafortunadas personas y correr por las
colinas es una buena descripción.-

-No me importa cómo se defina la palabra pero supongo que, por tanto, usted se precipitó
rápidamente en su ayuda y resistieron hasta el final…-

La sangre se agolpó en la cara demacrada de Chodai.

-Koubi….-

-¿Qué has dicho?-

Gankyuu caminaba junto Shushou con las riendas del haku en sus manos, al ver a los dos
adultos enfurecidos, alargó la mano y tiró de su capa.

-Hey, ¿cree que deberíamos dejarlos? Parece como si estuvieran a punto de pelearse.-

-Ya son mayorcitos- dijo Gankyuu por encima del hombro.- solucionarán el problema.-

Veintisiete años habían pasado desde la abdicación de la emperatriz. Todos aquellos con los
egos y las aspiraciones de grandeza hacía tiempo que ya habían renunciado al Shouzan,
habiendo ya determinado que nunca se sentarían en el trono. Hoy en día todos los que
intentaban el Shouzan carecían de la aspiración para luchar para ser el primero en llegar a
Monte Hou, pero los que se preocupaban de que un rey no apareciera recomendaban
encarecidamente que lo intentaran. Había menos figuras heroicas que gente decente. Si no
ellos, entonces los de talla aún menor que, al observar cómo regresaban estas buenas
personas con el corazón roto desde el Mar Amarillo, eran repentinamente inspirados para
hacer realidad sus propias aspiraciones mezquinas. Éstas personas, se enmendaban durante
un tiempo y eran capaz de hacerse pasar por gente virtuosa y convencer al resto.

Fura cual fuera el tipo de persona al que Chodai pertenecía, no era la clase de hombre que
abandonaba el sentido común para una pelea sangrienta sin sentido.

Shushou dijo:

-Hey, Gankyuu.-

-Si vas a preguntar qué es un koubi, olvídalo. Cuando se intercambian insultos, hay un montón
de palabras despectivas para referirse a nosotros.-

-Sí, y creo que no hay nada que se pueda hacer sobre esto tampoco.- murmuró Shushou.
Gankyuu le echó una mirada de soslayo y alzó las cejas. Ella prosiguió:- El hecho es que
huimos. Y, para empeorar las cosas, sabías que los incendios eran peligrosos y no les dijiste
nada.-.

Gankyuu rezongó para sí mismo y sacudió la cabeza.

-No hubieran escuchado aunque se lo hubiese dicho.-


-Sí lo harían porque es un experto sobre el Mar Amarillo.-

-Me pregunto, incluso si lo hicieran, eso sería una verdadera molestia.-

-¿Por qué?-

-El fuego es peligroso, pero también es necesario. Puedes estar segura de que incluso si se
acepta que encender un fuego es peligroso, si yo fuera a decir a continuación que es necesario,
la gente entraría en pánico y me atacarían diciendo que no. Entonces, para los novatos que
sólo saben que el fuego es peligroso, entrar en el Mar Amarillo sería absurdo. Es cierto que yo
he sido contratado por usted, pero yo no quiero ser responsable de la imprudencia de todas
los idiotas de por aquí.-

-¿Y si te lo ordeno como tu contratante?-

-Me niego.-

-Cobarde.-

-Ya está bien.- interrumpió Rikou. -Es suficiente.-

-¿Te estás poniendo de parte de este cobarde?- Dijo Shushou con voz apagada.

Rikou respondió en voz baja:

-En lo que se refiere a Gankyuu, somos una pareja de idiotas impetuosos que anda por el Mar
Amarillo sin saber nada al respecto, probablemente esto le cause muchos quebraderos de
cabeza por lo que debemos confiar en la única persona que sabe lo que está hablando.-

Shushou se percató de la expresión molesta de Rikou y suspiró.

-Así que es como los joushin (guardaespaldas).-

-¿joushin?-

-Eso es lo que se trata todo esto al final. Los que tienen los recursos para contratar a un
guardaespaldas sobrevivirán, los que carecen de la sabiduría o los recursos no lo hacen. Su
destino se quedará en la cuneta.-

-Ah, sí.-Dijo Rikou con una sonrisa tensa. – Ese podría ser el caso.-

-En otras palabras, los que entran en el Mar Amarillo, sin contratar a un joushin no pueden
culpar a nadie más que a sí mismos. Son las manzanas podridas.-

-No necesariamente estoy de acuerdo con eso.-

-Pero eso y decir a la gente que los incendios son peligrosos son dos cosas diferentes. Gankyuu
podría haber ayudado a aquellos hombres si hubiera querido pero no lo hizo. En lo que a mí
respecta, la palabra cobarde no está tan lejos de la verdad.-

-Yo no estaría tan seguro.- dijo Rikou con esa misma sonrisa irónica.
-Está bien. Se lo diré a todo el mundo.-

-¡Ya es suficiente!-Gruñó Gankyuu.

Shushou lo fulminó con la mirada.

-¿No dijo usted que no diría nada ya que sólo se le ignorarían? Bueno, no me importa si lo
hacen. Entonces, ¿cuál es el problema?-

-No hacer nada estúpido.-

-¿Qué hay de estúpido?-

Gankyuu miró a Shushou, los ojos un instante duros como el acero frío.

-Esa es la mejor información que reservamos para nosotros mismos.-

Shushou sintió que sus mejillas se ruborizaban.

-¿Quieres decir que, si todo el mundo supiera cómo viajar de forma más segura no valorarían
vuestros servicios tanto? ¿Es así?-

-No me importa lo que pienses que significa. No vayas difundiendo malos consejos.-

-Haré lo que quiera.-

- Si haces grandes avisos y pasa algo, los goushi quizás la pagarían contigo y no podría hacer
nada por evitarlo.-

-¿Es una amenaza?-

Gankyuu frunció el ceño y se encaró con Shushou, cuyo cara era igualmente grave:

-Es una advertencia.-

-Y yo le digo esto: eso es una excusa miserable para un hombre.-

-¿Lo es?-

Gankyuu volvió la vista al frente. Finalmente, con una mirada penetrante, Shushou carrespeó y
desvió la mirada. Miró a Rikou.

-Un verdadero cobarde. No hay vuelta de hoja.-

Pero no encontró apoyo en él ni rastro de ninguna sonrisa. La miró con una expresión grave
que levantó un repentino remordimiento en su corazón.

-¿Qué?- ella comenzó a decir cuando Rikou murmuró:

-Eres joven todavía.-


-¿Qué quiere decir? Ya sé que aún soy una niña.-

Rikou asintió y sonrió.

-Significa que esto es algo que debemos dejar que maneje Gankyuu.-

Shushou infló sus mejillas en un puchero.

-Lo entiendo, un cobarde dando la cara por otro. Probablemente se esté muriendo por
decirme cómo los adultos saben cosas que sólo tienen sentido para otros adultos.-

-¿Eso es así?-

-Por supuesto. Bien, pero hay que tener esto en cuenta: el trono no distingue entre niños y
adultos. Cuando me convierta en emperatriz, no creo que vaya olvidar nada de esto.-
PARTE TRES

Capitulo Uno

Atravesar el bosque les llevó otros cinco días, durante ese tiempo, dos miembros más de la
caravana murieron.

Un río ancho y poco profundo, pasaba por el bosque. Una sola cadena se extendía a través del
río a la orilla opuesta. Aferrándose a la cadena, el fondo del río bajo los pies era resbaladizo,
cruzaba el río y se sumergía de nuevo en el bosque.

Al igual que antes, el rastro pies desgastados corría a lo largo de un tramo del valle. Su único
recurso era subir junto a él también.

Día a día, las montañas Kongou se desvanecieron en la distancia detrás de ellos. Cuando la
caravana entró en un claro para descansar y hacer un campamento, las crestas de las
montañas Kongou eran visibles por encima del dosel del bosque. Pero fueron haciéndose más
y más débiles día a día, hasta que lentamente se hundieron en el mar de árboles. El sendero
finalmente cruzó una montaña, bajando por el otro lado, las montañas Kongou fueron
tragadas por la gran extensión verde.

Más árboles caídos se amontonaban en el suelo del bosque, junto con las hojas muertas y
marchitas. En poco tiempo, lo único que podían ver delante de ellos eran árboles apilados
unos sobre otros como palillos, en descomposición y cubiertos de musgo, los troncos
blanqueados que sobresalían de entre ellos como huesos blanqueados.

Al salir de este bosque muerto, se encontraron en la orilla de un lago de aguas


inquietantemente cristalinas. Dentro del lago había una depresión larga forrada de piedra,
sumergida bajo el agua como el cristal.

Quince días habían pasado desde que habían salido de la fortaleza. El número de víctimas
mortales había alcanzado diez.

Durante ese tiempo, la caravana se había organizado en un sistema de clases. En la cima


estaban los goushi y los koushu como Gankyuu. Le seguían Shitsu Kiwa y otros sin guías que,
junto con su séquito, habían confiado en los koushu. Además estaban los que de manera
similar esperaban sacar provecho de la buena voluntad de los goushi. En conjunto, el grupo
que encabezaba el Shouzan llegaba a casi doscientos.

Los que iban después eran un conjunto de alrededor de ciento cincuenta formado por Ren
Chodai. Muchos de ellos no hicieron ningún esfuerzo por ocultar su desprecio por Kiwa y los
Goushi.

El resto tenía la protección de sus guardias y se habían equipado en consecuencia. No se


aliaron con ninguno de los bandos y viajaban en la caravana a la que mejor se ajustaban.

Una forma aproximada de liderazgo se había formado entre la veintena de koushu, en los
grupos dirigidos por Kiwa y Chodai, y en las bandas más pequeñas, no partidarias de ninguno
de los dos bandos. Kiwa y el séquito de Chodai también incluía parásitos que se unierona éste
o aquel grupo sobre una base puramente práctica, como resultado, las peleas y los murmullos
no tenían fin.

Los koushu eran apenas un modelo de organización pero entendían qué hacer y qué no hacer.
Cuando algo sucedía, unían sus fuerzas sin necesidad de que hubiera nadie gritando órdenes.
En silencio se reunían para despejar árboles caídos fuera del camino, luego se separaban y
continuaban adelante sin más preámbulos. Colocaron la disposición de sus campamentos de
forma parecida. En esos momentos, Kiwa ordenaba a toda prisa a su pueblo a reunirse
alrededor de los koushu, donde se detenían, él plantaba cerca sus tiendas.

Al mismo tiempo, Chodai fingía que ni siquiera estaban allí o incluso llegaron a buscar otros
caminos. Levantaban sus campamentos tan lejos como les era razonablemente posible.

-Es extraño.-murmuró Shushou.

Estaban limpiando las hojas secas y la hierba de un hueco en la pila de árboles descompuestos
a orillas del lago. Inclinándose para asegurar un árbol con un trozo largo trozo de cuerda, Rikou
se detuvo y preguntó:

-¿El qué?-

-Shitsu-san y Ren-san. Especialmente Shitsu-san. Es un bicho raro.-

-¿Cómo es eso?- Rikou empujó a un lado un tronco podrido, clavó una estaca en el suelo
limpio y fija el otro extremos de la cuerda en ella.

-Mira dónde plantó su tienda, junto a estos árboles caídos como nosotros. Imita todo lo que
hacemos.-

-Probablemente piensa que es la forma de actuar más segura.-

-Sí, lo entiendo. Pero Shitsu tiene un séquito de al menos cuarenta personas, con un grupo tan
grande, el que nos imite no tiene sentido.-

Shushou veía el campamento de Kiwa bastante animado. Comprendió por qué Gankyuu había
establecido allí el suyo, siempre había buscado lugares protegidos donde podían esconderse
de la vista. Excepto que escondite era inútil si Kiwa y sus seguidores se instalaban alrededor.

-Eso es verdad.-

-¿Por qué no simplemente le preguntan a Gankyuu o a uno de los goushi (guardianes) su


opinión? Algo así como: ¿Cuál sería el mejor lugar para un grupo grande como el nuestro?
Mientras tanto, Shitsu-san sigue imitando lo que nos ve hacer, no pregunta qué sería lo mejor
para él.-

-¿Si fueras tú, les preguntarías?-

-Claro. Las personas que tienen experiencia en hacer las cosas están obligadas a tener las
mejores respuestas. Los koushu se mueven en pequeños grupos pero eso no quiere decir que
no sepan nada acerca de la organización de los grandes.-
De hecho, Shushou reflexionó mientras observaba el atardecer cae sobre el lago, Gankyuu les
dijo que el agua cristalina era venenosa. Un bocado no causaría la muerte inmediata pero
animales y humanos no debían beber de ella. Si Gankyuu no se lo hubiera dicho,
probablemente ella lo hubiera hecho, al igual que Kiwa y su gente si no hubieran estado
escuchando.

-Ren-san es demasiado extraño. Los vi en la orilla debatiendo si debían beber o no el agua.-

Rikou enrolló el exceso de cuerda y se rió entre dientes.

-No me sorprende.-

-Parece que siempre están discutiendo cosas, como si estuvieran haciendo lo contrario a
nosotros por inercia. Puedo entender que estén enfadados con los goushi pero ellos conocen
el mar Amarillo mucho mejor que él. No veo la razón para ser tan obstinado.-

-Para lo que sirve, yo tampoco.-

-Uno es tan cabezota como el otro. ¿O es que es así como se comportan todos los adultos?-

-Probablemente.-

Rikou sujetó la bobina de cuerda para los paquetes de viaje, éstos siempre debían estar listos
para ser colocados a lomos de los kijuu en cualquier momento. Otra de esas cosas en las que
Gankyuu nunca dejaba de insistir..

-Creo que es un error, por parte de Gankyuu y los otros el no decirle a la gente lo que saben. El
uso de la información como si fuera un gran secreto es egoísta e interesado. Estoy totalmente
en contra de ello.-

Rikou se puso de pie y sin responder a esa declaración, preguntó:

-¿A dónde ha ido Gankyuu?-

-Fue a hablar con uno de los goushi.-

-¿Por qué?-

-Gankyuu es un cazador, eso lo lleva lejos de las rutas utilizadas en el Shouzan. Es probable que
no esté familiarizado con la carretera, así que está preguntando. Ellos son los que dijeron que
no debemos beber el agua del lago.-

Rikou sonrió.

-Así que eso es…-

Shushou parpadeó.

-¿El qué?-

-Si le preguntas, te lo dirá. Lo mismo parael Goushi. He visto hombres que se acercan a un
Goushi en nombre de un general provincial de una parte u otra. El mismo tipo de preguntas.
Shitsu-san no pregunta y tampoco lo hace Ren-san.-

-Sí, a eso es a todo lo que se reduce.-

-No creo que a Gankyuu le guste guardar secretos. Es más que no le gusta decirle a la gente
cosas que claramente no quieren saber.-

-¿De modo que no le dirá nada hasta que se lo ruegan? ¿No es darse aires?-

-No creo.-

-Me lo pregunto.-

Kinhaku se puso en cuclillas frente a Gankyuu y trazó un mapa en la tierra.

-Después de tres días más, vamos a descender por el bosque y llegaremos finalmente al punto
más bajo.-

Kinhaku era un hombre robusto que montaba un rokushaku y tenía una larga experiencia
como guía. Debido a su naturaleza robusta, había sido nombrado el líder nominal de la docena
de Goushi.

-¿Entonces será plano?-

-Es zona pantanosa. Debido al suelo fangoso, hay que permanecer en el kijuu. Cruzar el
pantano llevará un día. Volar tanto como sea posible, rozando la superficie. Los pantanos son
el hogar de algunas sanguijuela virulentas.-

-¿Son venenosas?-

-No, pero se alimentan de la sangre humana.-

-¿Cómo es la visibilidad?-

-Pobre. El lugar está lleno de maleza, troncos podridos y hierba alta.-

Gankyuu asintió.

-¿Avanzar durante el día no será un problema?-

-No creo. Sólo el ir rectos será lo problemáticos, sólo hay árboles caídos, no hay buenos
escondites y, para empeorar las cosas, con todos los árboles muertos y piedras bajo los pies, se
puede perder fácilmente el equilibrio. Si un youma volador se abalanzara en ese momento de
la nada, no habría ninguna posibilidad.-

-¿Agua?-

-No es buena. Después de esto, no podemos depender de pozos y fuentes de agua potable.
Vamos a tener que utilizar piedras manou (piedras de cántaro).-
Las piedras de cántaro eran originarias del Mar Amarillo, habían sido popularizadas por los
koushu. Colocadas en un frasco o en una jarra, estas piedras purifican el agua contaminada.

-Así que la parte más difícil es atravesar el pantano. ¿El mejor momento para hacerlo sería de
noche?-

-No necesariamente. En términos de riesgo, da lo mismo hacerlo de día que de noche. La gran
pregunta es cómo reaccionarán nuestros acompañantes, seguramente dirán que viajar de
noche es peligroso. Si se quejan tendrá que ser durante el día.-

-Me lo imaginaba.-

- Tienes kijuus rápidos, podrías llegar al pantano en un momento.-

-¿Y qué pasa contigo?-

-Tenemos tres personas a pie y el señor en un caballo.- La boca de Kinhaku se torció en una
ligera mueca. –Me encantaría que ellos aparecieran esta noche…-

-Eso espero.-

Gankyuu estaba afirmando en voz baja cuando Shushou le llamó.

-Gankyuu, la cena está lista.-

Gankyuu y Kinhaku se rebulleron y miraron por encima de sus hombros a la chica que les
estaba observando desde arriba.

-Ya voy.-dijo Gankyuu, poniéndose de pie.

En cuclillas sobre sus piernas, Kinhaku rió.

-Esa joven de los suyos se mantiene bien.-

-Sí, bueno.-

-La primera vez que la vi realmente me extrañé pero es muy persistente, debe de ser su punto
fuerte.-

-O al menos debería serlo... Piensa que es tan terca como decidida.-

-¿Estás diciendo que ella es un problema?-

Gankyuu la vista hacia Shushou, lo esperaba en la parte superior de la pendiente.

-Esa niña es lista como un zorro. Y eso la convierte en un gran dolor en el culo.-
Capítulo Dos

Loa youma atacaron el campamentos a orillas del lago esa misma noche.

Al sentir a Rikou y Gankyuu moverse, Shushou despertó de un sueño ligero. No lo puedo creer,
pensó, no se había levantado antes de que los gritos llenaran el aire. El puro asombro eclipsó
el escalofrío de miedo.

Al igual que antes, apenas se habían oído gritos y exclamaciones, que ya habían recogido las
bolsas, saltado a los kijuu y no antes tenían los gritos volvieron a exultaciones pero habían
hicieron las maletas, saltaron a la kijuu, y bajaban por la colina.

El resto, estando acostumbrados a la rutina, el número de personas que huían de los


campamentos había crecido con cada ataque. En silencio huyeron, descendieron por la cuesta
y rápidamente pusieron distancia entre ellos y la costa.

Al amanecer, los que viajaban en kijuu desaceleraron el ritmo por lo que e resto de la caravana
les alcanzó. Habiendo escapado a la velocidad de un caballo al galope, la espera les dio un
respiro.

Como siempre, Gankyuu buscó el lugar adecuado para descansar y asegurar su haku. Miró por
encima del hombro. "Vamos a hacer un descanso aquí” iba a decir pero en su lugar encontró a
Shushou allí de pie fulminándole con la mirada.

-Tenemos que hablar.-dijo.

-¿Qué pasa?-

-Vamos a ir a algún sitio donde no haya gente alrededor.-

-No seas tonta.-

-No, quiero que venga. No creo que quiera que nadie oiga lo que tengo que decir.-

Durante un largo momento, Gankyuu miró a los ojos de la joven enfurecida allí de pie a la luz
gris de la mañana.

-Bien.-

Desató el haku-aún cargado con los paquetes de viajes sobre él y se subió. Luego se volvió a
Shushou y extendió su mano y se montó.

-También iré.-se ofreció Rikou.

-Prefiero que no lo haga.-dijo Shushou.

-No me malinterpretéis, no voy a interrumpir. Prometo observar simplemente sin decir una
palabra.-

Sin detenerse para ver si aceptaban o no, Rikouya había montado. Shushou no dijo nada más.
Gankyuu no se opuso e instó al haku a partir, tomó el camino a través del laberinto de árboles
caídos. Un minuto más tarde, llegaron a una pequeña colina con vistas al resto de la caravana,
que se había detenido a mitad de camino de la pendiente.

En la cresta de la loma se levanta un bosque cubierto por árboles todavía verdes, las ramas
viejas amontonándose alrededor de sus troncos. Gankyuu se detuvo detrás de la arboleda.
Rikou llevó al suugu a detenerse a unos metros y se sentó en un árbol caído. La caravana
acampada era visible a través de las ramas de la espesa maleza.

Gankyuu se sentó en el hueco formado por el árbol muerto. Shushou se colocó frente a él. Con
una mirada a Rikou, Shushou respiró hondo y volvió a mirar Gankyuu, sentado en un tronco
cubierto de musgo.

-¿De qué estabais hablando Kinhaku y tú anoche?-

Abriendo la bolsa de cuero que llevaba, Gankyuu respondió a la directa pregunta con una débil
sonrisa.

-¿Me has hecho venir aquí para hablar de eso? Estoy seguro de que escuchaste lo que
estábamos hablando.-

-Usted estaba discutiendo sobre cómo le gustaría que aparecieran youma.-

-De hecho lo hicimos.- dijo Gankyuu quien volcó la bolsa delante del haku. Una parte de un ala
con plumas rodó sobre el suelo con un ruido sordo.

-Espere. ¿Qué es eso?-

-Eso es un trozo de youma.-

-¡¿Qué estás haciendo con eso?!-

Gankyuu le devolvió la mirada, la expresión de su cara le decía que era una pregunta estúpida.
Como si esperara su ración, el haku enterró el hocico en el cadáver.-

-¿El haku lo come? ¿un youma?-

Gankyuu se encogió de hombros.

-Al Kijuu no le importa el sabor.- Cortó un trozo del ala con su espada y la lanzó al aire, trazó un
arco largo y aterrizó frente a Seisai.

Viendo el entusiasmo con que lo comía el kijuu, Shushou se estremeció.

-No les haga comer cosas raras como esa.-

-Incluso un kijuu se consumirá si no es alimentado con regularidad. Los haku son omnívoros.
Los suugu pueden sobrevivir con una dieta vegetal, pero necesitan carne. Sus cuerpos no
funcionarán correctamente sin ella.-

Shushou hizo una mueca. Miró hacia atrás y hacia delante desde el haku al suugu y, con un
solo movimiento de cabeza, volvió su atención a Gankyuu.
-Esperaban que aparecieran más youma y aparecieron. ¿Qué está pasando?-

-Lo que está pasando es que tuvimos suerte.- dijo Gankyuu, limpiando la espada con un
puñado de hierba.

Shushou apretó los puños.

-¿Espera que crea que fue mera casualidad?-

-Bueno, si es así, ¿qué quieres que diga?-

-Estás mintiendo. No creo en las casualidades y ciertamente no cuando se trata de


coincidencias de ese estilo. Ayer por la noche, usted y Kinhaku deseábais un ataque. No hay
otra manera de interpretarlo. Y un ataque sucedió. Un ataque sucedió y la gente murió.-

-No sabes si alguien murió.-

-¡Ese no es el problema!- La voz de Shushou se hizo más fuerte. -¿Por qué estabas deseando
un ataque youma? Usted esperaba que se presentaran y lo hicieron. ¿De qué va todo eso?-

“Oh, santo cielo” dijo el suspiro de Gankyuu. -También dije que eras lo suficientemente
inteligente como para ser un uñado de problemas y un gran dolor en el culo.-

-¡Responde a mi pregunta!-La niña levantó la vista hacia él, pero lista para patearle.

-Sí, yo quería que los youma atacaran. Los próximos tres días por la pendiente de ese lago van
a ser peligrosos.-

-¿Me estás diciendo que quería el olor de la sangre en el aire?-

-Está bien. Los próximos tres días serán bastante malos, esto quita al menos una preocupación
de en medio.-

Shushou fijó sus ojos en él.

-¿Así que los llamó?-

Gankyuu se encogió de hombros.

-¿Quién sabe? Kinhaku esperaba que pudieran aparecer, y yo estaba de acuerdo. Eso es todo
lo que hicimos.-

-Entonces voy a preguntarlo de una manera diferente: ¿hay formas de convocar youma?-

-Existen. Sacrificar una cabra, un caballo o un ave por lo general lo hace. Pero yo no lo llamaría
convocar.-

-¡Usted-usted… bestia!- dejando que su ira la embargara, Shushou sacudió sus brazos con
rabia. Gankyuu los agarró fácilmente.
-Voy a decirte algo: Me contrataste y me dijiste que te llevara al Monte Hou.-

-¿Que se supone que significa eso?-


-Tú eres la que me contrató, y yo fui contratado para protegerte, el resultado final no es
diferente de lo que sería protegerse a sí mismo.-

Shushou se le quedó mirando.

-¡Debe de estar bromeando!-

-¿Por qué? Es lo que es. No estamos aquí por mi cuenta, sino por la tuya. Intenta usar esa
mente imaginativa tuya antes de hablar.-

-Yo no… -Shushou logró soltar un brazo pero no podía liberar la otra muñeca de las garras de
Gankyuu. - Aquí nadie le ha dicho que tenga que hacer esas cosas horribles.-
-Eso es lo que pide medios para pasar con seguridad. Para que un goushi proteja a la persona
que le contrató tiene que hacer el máximo uso de todos los recursos, persona o cosa, a su
disposición. No hay excepciones. Ninguna.-

-Eso no puede ser-

Gankyuun la soltó. De pronto, al verse tirando contra la nada, Shushou cayó sobre su trasero.
Sin embargo, aunque quería ponerse en pie y abalanzarse sobre él, sus piernas ya no tenían
fuerzas para sostenerla.

-No esperaba este tipo de medios despreciables.-

-¿Piensas que es despreciable? Eres ingenua.-

Gankyuu volvió la vista hacia Rikou, sentado en el amplio tronco del árbol caído, con los brazos
cruzados sobre el pecho, en silencio mirando hacia abajo a Gankyuu.

-El Mar Amarillo no es un lugar donde los seres humanos deben estar. Poner un pie aquí era
una locura en el primer lugar. ¿Piensas que acabar con todos los youma sería el final? Debe de
ser broma. Piense así y su guía, refiriéndose a mí, acabaría muerto a sus pies en algún
momento. Pero olvidándote de mí, hay youma por ahí que ni un regimiento armado de dos mil
quinientos hombres podría manejar. Y sin embargo, me dices que ponga mi propia vida
delante y te proteja. ¿Entonces, vas a usarme como escudo mientras corres a ponerte a
cubierto?-

Shushou no encontraba las palabras.

-¿Crees que con un goushi a mano, el youma simplemente te dejará pasar? Ese es el tipo de
pensamiento que hace que un mocoso sea molesto. Esto es territorio de youma. Nosotros
somos los que cruzaron la línea en su propio terreno. Ellos van a venir a por nosotros, no
importa qué hagamos. Hay un mes y medio a Mt. Hou. ¿Pensaste que serías tan afortunada
que ninguno de ellos se encontraría contigo? ¿Cuánto tiempo te llevó llegar desde Kyou? ¿Fue
un camino fácil?-

-Eso es un…-

-No podías llegar desde Kyou sin montar un kijuu robado. ¿Te pareció que ya no había riesgo
para tu vida después de viajar durante un mes y medio en el Mar Amarillo?-

-Solo porque….-

-¿No ve cómo me está usando como un escudo no diferente de usarlos a ellos para los mismos
fines? En el momento en que pusiste tu confianza en los demás y pusiste un pie en el Mar
Amarillo, elegiste sacrificarlos para garantizar la seguridad del viaje para ti misma.-

-¡No! ¡No lo hice!-

-Desafortunadamente, la seguridad y la protección tienen un coste más grande que el simple


dinero. ¿Por qué los que van en el Shouzan van en grupos? Una gran multitud hace que sea
sencillo para youma muertos olfateares, pueden detectarnos a una milla de distancia. Y, sin
embargo, en lugar de estar solos, preferimos ser uno entre muchos. ¿Por qué?-
-Para…-

-Debido a sus mejores probabilidades de huir mientras el tipo de al lado está siendo atacado.-

Shushou se mordió el labio, la verdad era amarga.

-No sólo las personas, sino a todos los seres vivos que son incapaces por sí mismos forman
grupos y manadas. Al dividir el riesgo entre todos ellos, se aseguran la máxima seguridad para
el mayor número de individuos.-

-Esta es una conversación grotesca.-

-¿Grotesco? No seas estúpida. No hay nada de grotesco al respecto, es la orden natural-

El orden natural, Shushou repitió a sí misma.

-Al reunirnos durante el viaje en el Mar Amarillo, los riesgos son sufridos por sólo unos pocos
de la cantidad total. Casi no puedo guiar a quinientos hacia el Mt. Hou. ¿Crees que una docena
Goushi podría hacer el trabajo? Todo lo que puedo hacer es proteger a la persona que me
contrató. Mientras mi patrón se mantiene a salvo, habré hecho mi trabajo. Si algún otro pobre
hombre muere y su sangre lleva a los youma lejos de mí y mi señor, entonces sólo puedo estar
agradecido.-

-Bueno. Ya basta.-

Shushou puso sus brazos alrededor de sus rodillas y bajó la cabeza. Gankyuu suspiro. Miró a
Rikou sentado en el árbol sin decir nada, Rikou tampoco dijo nada a excepción de un
movimiento de cabeza. La luna se alzó flotando misteriosamente desde detrás Rikou ,
ocultando su rostro en la sombra, enmascarando su expresión.

-Shushou.-

-Está bien. Ya sé lo ingenua que soy.-

-¿Por qué viniste a la Mar Amarillo?-

Shushou levantó la cabeza. No podía ver la cara de Rikou, pero por su tono de voz le parecía
que no sonreía.

-¿has olvidado por qué se va a Mt. Hou? -

-No lo he olvidado, es por eso.-

-Con el fin de una dinastía resista, para que asegure la paz y el orden público en todo el reino,
una ley tiene que aceptar el derramamiento de sangre. Incluso si el gobernante no se
desprende que de su propia sangre, cuando sus subordinados lo hagan en su nombre, la
responsabilidad recaerá sobre sus hombros. No importa cómo lo defines, nunca ha existido un
reino sin sangre.-

Shushou le devolvió la mirada.


-Vas a derramar la sangre de los demás por su propio bien. Eso es lo que significa sentarse en
el trono.-

-Yo…- Shushou empezó a decir. Ella le bajó los ojos. -Sí. Sí, eso es probablemente, muy cierto.-
Capítulo Tres

Cuando Shushou regresó al campamento, se acurrucó en el hueco que había en medio del
montón de árboles caídos y tomó una siesta.

Gankyuu la observó silenciosamente, la vaina en una mano. Rikou se mantuvo de manera


similar en la silla de montar sobre el lomo del suugu. El cielo estaba amaneciendo cuando
Shushou se deslizó en un sueño profundo.

Fue entonces cuando Gankyuu le preguntó a Rikou:

-¿Te importa si te hago una pregunta?-

-¿Qué?-

-¿Piensas que va a convertirse en la próxima emperatriz?-

Rikou inclinó la cabeza hacia un lado y luego miró hacia el cielo.

-Me lo pregunto. Para empezar, hay un pequeño detalle para ascender al Mt. Hou: tiene la
mayor cantidad de agallas que cualquier niño que haya conocido, pero no importa cómo se
mire, ella es muy pequeña para cruzar el Mar Amarillo.-

-La forma en que estuviste hablando con ella antes, sonaba como si esperaras que se
convirtiera en la próxima emperatriz.-

Rikou sonrió.

-Sabes, Gankyuu, si lo Shushou llega al Mt. Hou, creo que va a ascender al trono.-

Los ojos de Gankyuu se abrieron más:

-¿Y eso?-

Rikou rió, imperturbable como siempre.

-Lo imaginé desde el momento en que nos encontramos por primera vez.-

Gankyuu suspiró profundamente.

-Qué confianza tenéis tanto Shushou como tú. ¿De dónde viene tanta fe en vosotros mismos?-

-Hmm. Buena pregunta. -La sonrisa desapareció de esta cara. –Llámalos designios de la
Providencia.-
-Designios de la Providencia. Eh…-

-Esa chica estaba en un aprieto, yo estaba en una posición para ayudarla. Otra persona no podí
pero fue el tipo de capricho que encendió mi imaginación.-

-No me sorprende.-
-Shushou nos reunió. Ese es el tipo de cosas de las que estoy hablando.-

-Necesitaba el dinero.-

-Estabais hechos el uno para el otro: un shushi corto de fondos con un conocimiento
enciclopédico del Mar Amarillo, y Shushou necesitada de un guardaespaldas.-

-Le robaron el kijuu.-

-Pero no su vida, ni el dinero para contratarte. Es increíble que hiciera todo el camino hasta el
estrecho Kai en un moukyoku.-

Es posible que tenga razón en eso, pensó Gankyuu. Bromeó en voz alta:

-Ah, así que evaluó a sus talentos y habilidades y vino aquí para proteger a la futura
emperatriz. Muy galante el caballero.-

-Menos galantería que suerte. Quisiera advertirte que no pienses en mí en términos tan
caballerosos.-

-¿Eh?-

-De todos modos, ¿realmente los invocaste?-

Él no les había identificado, pero tenía sus suposiciones.

-No tengo ni idea. La conversación fue tal y como le he dicho a Shushou. El resultado fue el que
yo deseaba. Tal vez Kinhaku y los demás hicieron algo.-

-¿Quizás o probablemente?-

-No lo sabría decir.-

Las circunstancias no habían sido tan acuciantes. Aunque Gankyuu había dado la bienvenida a
un ataque youma, no estaba menos sorprendidos que los demás al verlos llegar.

-Ya veo. Por lo tanto, no era algo de lo que ninguno de los dos os pudierais responsabilizar.-
Rikou dijo en voz alta lo que Gankyuu no había expresado. -En ese caso, ¿por qué no se lo
explicaste a Shushou? Me atrevo a decir que ella ha acabado pensando que tú habían
intervenido.-

-Puede creer lo que quiera.-

-¿No te importa lo que pienses de ti? Una actitud ampliamente compartida entre los koushu,
¿no te parece?-

Gankyuu respondió con una leve sonrisa.

-Vas a estar llamándonos otra vez kyoushishi y koubi en poco tiempo, así que piensa como
quieras. No va a cambiar nada a largo plazo.-
-Supongo que no.-

Rikou no dijo nada más. Gankyuu se puso de pie. Con un además dijo:

-Es toda tuya por ahora.- Luego pasó por encima de las maderas podridas que se deslizaban
bajo él en su camino a través del laberinto de árboles caídos, dio una vuelta alrededor de una
pequeña montaña de madera muerta cubierta de musgo y llegó a la reunión con Kinhaku y los
otros goushi.

-Yo, ahí está el sushi hecho a sí mismo. Un salvador.- Uno de los Goushi levantó el brazo en una
especie de saludo.-Te juro que ese fue un gran momento.-

-¿Cuántos han muerto?-Preguntó Gankyuu.

Kinhaku dijo:

-Una persona, dos caballos. En toda la confusión, se ensañaron en los animales de carga.
Tuvimos suerte.-

-Así que entiendo que no los convocaste, imagino.-

Kinhaku levantó los ojos y dijo graciosamente:

-Lo que no significa que tampoco lo hiciera.-

Gankyuu se sentó. Uno de los Goushi le entregó una caña de bambú que aceptó agradecido,
tomó un sorbo y se la pasó.

-Hemos estado hablando sobre cómo esto era demasiado sangriento como para llamarlo
coincidencia. Por lo que deben haber sido convocados. No es que en el estado actual de las
cosas sean necesarias este tipo de medidas, pero seguro que ayuda, sin duda.-

-Tienes razón.-

-Sí- murmuró un Goushi. - Tenemos uno con nosotros.- Cuando Gankyuu le miró, añadió con
una sonrisa irónica- Esta caravana tiene un fénix.-

Cuando Gankyuu volvió a mirar a Kinhaku, asintió también.

-Treinta víctimas hasta el momento. Eso es bajo, y las víctimas se están espaciando bastante
bien. El río que cruzamos hace un tiempo por lo general es alto y rápido, con peces youma
nadando youma en la corriente. Un paso difícil. Pudiendo perder diez personas en el proceso
fácilmente. En esta ocasión, el agua estaba prácticamente estancada.-

-Eso es verdad- otro intervino. -Este bosque en descomposición es peor lugar cuando llegan las
lluvias. El suelo se convierte en arenas movedizas y los árboles caen como si hubiera un
ejército de leñadores trabajando pero apenas hemos sufrido una llovizna desde que salimos de
la fortaleza.-

Kinhaku asintió de nuevo.

-Estamos montando en las alas del ave fénix sino nada de esto estaría sucediendo.-
El viaje que precedía a la elección del siguiente emperador solía tener muchas menos menos
dificultades de lo normal. "Montar en las alas del Fénix", lo llamaban los Goushi. La persona en
el Shouzan destinada a convertirse en el siguiente emperador era llamada un "Fénix" o un
"Polluelo de Fénix".

-Entonces, ¿quién es ese polluelo?- Preguntó Gankyuu.

Kinhaku sonrió.

-La niña que contrató a un shushi para ser su Goushi, por supuesto. ¿Quién más en esta
caravana tiene las papeletas para ser el próximo gobernante? -

-Yo no he tenido opción para tomar ninguna decisión-

- Llámalo destino, entonces. Ser capaz de trabajar por lograr tu destino es lo que hace o
quiebra a cualquier líder. Las apariencias y la personalidad no significan nada en el Mar
Amarillo. La fuerza de voluntad y la buena suerte unir a totales extraños, unir a un reino
entero, eso es lo que se necesita para estar a cargo de todo.-

-Bueno, mantened esas bobadas para vosotros mismos, si no os importa. Ella ya es lo bastante
cabezota sin que nadie le dé razones para ser aún más insoportable.-

-Llámala la emperatriz provisional, pues. Seguro que ella es como sería uno de verdad.-

-Emperador o emperatriz, nadie ha sido elegido todavía.- Gankyuu miró hacia su mano. Sentía
los músculos profundamente adormecidos, había olvidado lavarse las manos después de cortar
la carne del youma anterior.

Kinhaku sonrió.

-Bueno, es bueno de cualquier manera, con tal de devolver a nuestros empleadores con los
brazos y las piernas intactas. De lo contrario un cincuenta por ciento de nuestro salario se
perdería.-

-Si tú mueres.- alguien bromeó- Sólo déjanos la mitad de salario y que vengan con nosotros.-

Hubo un estallido de risas.

-Vale, para nosotros, personalmente, no nos importa mucho quién es el Fénix pero cuando se
trata de montar en las alas del Fénix y el apacible viaje que todos deseamos, no nos puede
dejar indiferetes.-

Kinhaku echó un vistazo a los rostros de los hombres a su alrededor.


-Sin duda, la niña no es necesariamente la única. Mantengan una estrecha vigilancia sobre los
que van en el Shouzan. No dejen que caiga el Fénix, perder el polluelo y toda esta buena
fortuna nos pasará factura en un instante.-
Capítulo Cuatro

La pendiente descendente, los árboles que se desmoronaban y las piedras sueltas hacían cada
paso precario. Al llegar a la parte inferior, la vegetación arraigada con fuerza crecía más alta.
Las hojas estaban salpicadas con extrañas líneas púrpura, las ramas retorcidas en formas
curiosas. Sin embargo, la suciedad y la hojarasca se volvieron más firmes bajo sus pies.

Los viajeros dieron un suspiro de alivio.

Salieron del bosque, ahora un pantano se abría ante ellos. Gruesos árboles con rugosas hojas y
arbustos frondosos con ramas en forma de aguja salpicaban el paisaje. El camino se desvió
alrededor del pantano al principio, pero luego se volvió hacia la orilla y se hundió bajo el agua
turbia. Volvía a surgir en la orilla opuesta, que ahora parecía bastante lejos.

En el camino sumergido, en algún momento alguien había cincelado unos escalones, el centro
hundido como surcos en la cuneta de un camino. En la zona pantanosa más allá de la orilla
opuesta había una pequeña montaña de rocas y quizás un montón de árboles talados,
vestigios de esfuerzos abandonados para completar la pasarela.

En lugar de leña, ese día los goushi habían reunido piedras en el camino. Ahora las echaron en
la marisma. La mayoría se hundieron en el barro, fuera de la vista. Pero uno logró meter una
de ellas en un lugar por encima de la superficie del agua.

La intención, al parecer, era que si cada persona que va en el Shouzan hacía una contribución
similar, en algún momento surgiría un camino transitable.

Shushou arrojó su colección de piedras. Kinhaku había protegido las patas del caballo de su
emplador y las de los de su séquito con tiras de tela y las afianzó con correas de cuero fino.
Shushou observaba con una mezcla de emociones, no estaba seguro de si Kinhaku y Gankyuu
merecían su odio, ni cuánto.

Kinhaku estaba protegiendo a su contratante. Pero si la protección representaba el llamar a


youma y aceptar las bajas que causaban, ¿no era ir demasiado lejos? Sobre esa base de
medidas que estaban dispuestos a tomar, la seguridad de otros que no fueran sus patrones no
estaba incluida.

Y sin embargo, estaban protegiendo a las personas que van a Mt. Hou.

Si su patrón sabía lo que había hecho su Goushi, seguramente pondría furioso. O tal vez
simplemente el ser adulto significaba simplemente encogerse de hombros, justificando el fin.

“Esto apesta", se dijo Shushou a sí misma. Realmente odiaba sentirse de esta manera. Pero el
hecho innegable era que estaba convencida de que ella había llegado hasta allí gracias a
Goushi y los koushu.

Todavía no había resuelto este dilema moral cuando Gankyuu la llamó. Cruzaron el pantano un
paso por delante de los demás y esperaron en la otra orilla para que el resto les alcanzara.

Kinhaku terminó sus preparativos y se metió en el pantano. Le seguía, por detrás, Shitsu Kiwa y
su séquito, que imitaban los movimientos de Kinhaku. Los seguidores de Kiwa bajaron al
pantano. Subiendo al primer escalón, uno lanzó un grito.
Shushou la vista hacia Gankyuu.

-No puedo creerlo, ¿youma en el pantano?-

Había un toque acusador en la pregunta de Shushou. Gankyuu respondió secamente:

-No.-

De hecho, el hombre que había gritado se sacaba de encima el tronco de un árbol. Aunque era
evidente que le había dolido, su vida no corría peligro. Un momento después el caballo de
detrás se encabritó.

-Hay algo en el agua.-

-Las sanguijuelas, tenían que aparecer.-

Shushou le fulminó con la mirada.

-¿Otra de las cosas que sabía y sobre las que no dijo nada?-

-No había razón.-

-¿Qué clase de persona eres?-

-Un poco tarde para hacer preguntas como esa. Supongo que quieres que diga algo así como:
Hay sanguijuelas en el pantano. Muerden, si no te envuelves las piernas cuando estás
vadeando el agua, te harás daño.-

-Sí.-

-Cómo es usted... Y todas las personas que no llevan consigo el tipo correcto de correas de
cuero, ¿qué pasa con ellos? -

-Ellos, hum…-

-O podría reírse de ellos: Tenemos kijuu, así que no es un problema para nosotros. Mala suerte.
¿Eso te haría sentir mejor? -

Shushou le fulminó con la mirada pero se tragó su ira:

-¿No podrías al menos cruzarles al otro lado con el haku y el suugu?-

-No digas tonterías. Lo último que queremos es que nos pidan ayuda cada vez que las cosas se
complican. Eso es un hábito mucho más difícil de dejar. A la hora de la verdad sólo te cogeré y
huiré rápidamente.-

-Pero…-

-¿Qué pasa?- Dijo Kinhaku, subiendo la orilla del pantano.

-La joven piensa que hay que darse prisa para ayudar a todos.-
-Eso es una locura.-

Shushou dejó escapar un fuerte suspiro.

-Ahora que lo mencionas, la cooperación no es una palabra que se encuentre en su


vocabulario.-

Kinhaku se agarró los costados y se rio.

-¿Qué?-

-La cooperación es la clase de palabra que los incompetentes que te rodean usan cuando
necesitan ayuda. Entiendo el sentimiento, señorita, pero la gente que puede ayudar a las
personas que no pueden por sí mismas, no se califica como cooperación. La palabra que está
buscando en este caso es equipaje.-

Shushou clavó la mirada en Kinhaku.

-Ya veo. Ya me ha dejado muy claro como son los koushu.-

Acamparon esa noche en la subida de una colina en uno de los claros esperados. Los días se
habían hecho más largos durante el viaje, aunque dentro del bosque no se podía percibir tan
bien, después de la cena todavía había luz suficiente para caminar.

Incluso un simple paseo tranquilo hacía que Shushou tuviera que subirse las mangas.

Se dirigió hacia donde Shitsu Kiwa estaba preparando la cena. Estaba la carreta y el carruaje
por el que su séquito había luchado tanto para transporlarlo junto con la tienda montada en la
parte trasera. El fuego era más pequeño y mucho menos notable. Kiwa finalmente había
tomado a pecho el ejemplo dado por los koushu.

-Bueno,¡ ¿no es esta Shushou?!- Kiwa la llamó, estaba sentado junto al fuego. -¿Finalmente
has sucumbido a las tentaciones de la tienda de campaña?-

-Oh no. Parece que algunos de sus asistentes se lesionaron al cruzar el pantano.-

-Sí, esas extrañas sanguijuelas. Los hombres de a pie fueron mordisqueados por todas partes.-
Y añadió con un suspiro- Y los caballos también.-

-Shitsu-san, ¿por qué no le preguntas a los Goushi sobre la mejor manera de cruzar el
pantano?-

Kiwa parpadeó sorprendido por la pregunta.

-Yo sabía que los Goushi envolvían sus piernas con cuero, hemos observado y copiado lo que
hicieron, pero no tienen el mismo tipo de correas que nosotros. Como resultado hemos
terminado con algunas lesiones.- Una sonrisa hizo que su cara se redondeara.- Chodai y su
grupo se fueron en busca de un desvío. No han llegado todavía. Por su propia seguridad,
espero que lo hagan antes de que sea demasiado oscuro.-

-Si hubiera alguien que supiera más sobre el mar Amarillo que Gankyuu, le estaría pidiendo
consejo para saber qué hacer para que el viaje fuera lo más seguro posible.-

-No son propensos a hablar, los goushi.-

-Eso no es necesariamente el caso. Gankyuu les va a pedir consejo todo el tiempo.-

-Gankyuu es un cazador cadáver. Son plumas de la misma ave.-

-No es así, de verdad. Otras personas hacen lo mismo, no sólo Gankyuu. En lugar de
simplemente copiar lo que hacen, preguntarles directamente me parece la manera más rápida
para obtener la información completa. De esta manera, todo el mundo podría viajar con la
mayor seguridad posible.-

Kiwa levantó sus manos adornadas con anillos.

-Shushou, mira, envié a uno de mis siervos para que fueran e hicieran preguntas sutiles. Sin
embargo, las respuestas de los Goushi nunca fueron de utilidad. Puede ser que sea mejor
simplemente contratar a uno, incluso a estas alturas. Pero todos ellos están comprometidos
llevar a sus empleadores el resto del camino y no cobrarán el resto de sus salarios si no lo
hacen. Les he invitado, incluidos a sus jefes, para la cena, me he ofrecido a compartir mi
tienda, pero incluso Gankyuu hace oídos sordos.-

-Eso hace.-

"Entiendo a dónde quieren llegar los Goushi. Si todo el mundo supiera lo que saben, el valor
de sus servicios iría abajo. No sería bueno para los negocios. Odio decirlo, pero si los
aficionados como nosotros no sufren un poco de vez en cuando, los Goushi perderían su
utilidad delante de la cara de sus patrones. Si vas al Mt. Hou y regresar fuera tan fácil, no
estarían tan ansiosos por escupir en el resto de sus honorarios.-

-Eso podría tener algo que ver con ello.-

-Sin embargo, por sórdido que te pueda parecer, Shushou, no es nada personal. Es un
negocio.-

Shushou frunció el ceño, mientras Kiwa continuaba:

-Es por eso que no contraté a un Goushi en primer lugar. Ir al Mar Amarillo por razones
comerciales es algo que pueden soportar para ensuciarse las manos. No hay nada malo con
eso. Como he dicho, es negocio. Salvo que el uso de tales medidas para protegerme a mí
mismo harían que no pudiera mirar a Kyouki a la cara cuando llegara al Mt Hou. Es por eso que
decido confiar en mí mismo tanto como sea posible.-

Kiwa sonrió y preguntó si había algo que le molestaba, si hubiera algo que necesitara.

-No, en absoluto.- respondió Shushou.

Fue entonces cuando llegó la noticia de que Ren Chodai fin había aparecido. Shushou se puso
de pie, le deseó a Kiwa buenas noches y fue a ver por sí misma. En el camino, vio a un grupo de
Goushi forcejeando con uno de los viajeros, pero no les hizo caso y en su lugar buscó Chodai
entre los recién llegados.
-Ren-san.-

Con una expresión de cansancio en su cara, Chodai estaba supervisando cómo sus asistentes
alzaban la tienda de campaña. Se volvió hacia el sonido de su voz, reconociéndola frunció el
ceño.

-¿Qué?- dijo.

-¿Ha encontrado un desvío?-

-Bien…- Mintió, sin embargo, algunos de los suyos se agarraban sus piernas y estaban
gimiendo tan fuerte que era imposible que nadie les hubiera escuchado.

-Los Goushi saben mucho sobre el Mar Amarillo. ¿Por qué no pide su opinión?-

Chodai claramente frunció el ceño.

-Tentei no necesita personas que no pueden tomar un viaje sencillo, sin depender de
extraños.-

-Pero Tentei tampoco necesita personas que han muerto. Podría pedir a los goushi consejos
para su viaje, o al menos observarlos y hacer lo que hacen. ¿No podría evitar el peor de los
peligros de esa manera? Eso es lo que hace Shitsu-san. Ha sufrido menos muertos y heridos
gracias a eso.-

Chodai alzó las cejas:

-¿Estás diciendo que no estoy a la altura de Kiwa?-

-No...Me…. eso no es lo que quería decir.-

-Estoy cruzando el Mar Amarillo por mi propio ingenio y mi lógica razón. Esa es la mejor
manera que tengo para demostrar mi valía para ser emperador.-

-Ya veo- dijo Shushou entre dientes y se volvió para irse. – Aunque puedo entender tanta
obstinación, es una lástima que su séquito tenga que sufrir por ello.-

Shushou quería salir corriendo, sentía que algo en ella se revelaba. Chodai era libre de ser tan
terco como le diera la gana e ir en busca de desvíos durante todo el día, pero sus asistentes
eran los que exploraban el terreno desconocido.-

-El emperador tiene que ser una figura heroica.- La voz de Chodai la persiguió, conteniendo a
duras la ira.

Shushou se detuvo y se volvió hacia él.

-¿No es el más destacado de los ciudadanos de un reino el que se convierte en emperador?


¿Qué hombre que pone la zancadilla a otro podría ser considerado preeminente?-
-Mi profesor de escuela solía decir que el hombre que no puede respetar a los demás jamás
será respetado.-

-¿Así que está diciendo que respeta a Kiwa y a los goushi copiando lo que hacen? Si respeto es
lo que quiere decir, ¿no sería que lo más natural fuera tratar cara a cara con ellos? Los Goushi
tienen un conocimiento detallado del Mar Amarillo porque es su trabajo pero si usted respeta
los Goushi, la respuesta correcta es aprender lo que se necesita para cruzar el Mar Amarillo
como ellos. No ganarse el favor e imitar lo que hacen y rebajarse al nivel de sus siervos.-

Shushou miraba la cara delgada de Chodai.

-Respeto el conocimiento del Goushi del Mar Amarillo. Pero en este momento, donde nos
encontramos, no tienen intención de correr en ayuda de los que están en peligro. Y yo no
tengo ninguna intención de pedir su ayuda. Simplemente porque tengan un conocimiento más
profundo de la mar Amarillo no se les puede obligar a asumir la carga de los menos
informados.-

-Lo sé. Yo lo sé muy bien.-

-El por qué no se puede es comprensible. Su trabajo es proteger a sus empleadores pero es
cierto que los viajeros no acostumbrados al mar Amarillo requieren la asistencia de aquellos
que lo conocen bien, al igual que los Goushi. Si los Goushi no pueden proporcionar ese
conocimiento, entonces yo lo haré. Por desgracia, no sé lo que saben. Así que tengo que
aprender por ensayo y error.-

-¿Preguntarles no sería más rápido que el ensayo y error?-

-Cuando estaba en la escuela, ¿tus profesores te daban todas las respuestas a las preguntas de
los exámenes?-

-Ah, bueno, no.- Suspiró Shushou, con un movimiento de su mano dijo:

-Siento haberle molestado.- y giró sobre sus talones.

Ella no había ido muy lejos antes de que se topara con Rikou.

-Se está haciendo oscuro, señorita. Gankyuu está furioso.-

-Bueno, entonces le podemos pedir disculpas juntos.- bromeó Shushou pero mientras se ponía
al lado de Rikou dejó escapar un largo suspiro.

-¿Qué pasa?-

-Es muy complicado, todo esto.-


Capítulo Cinco

Teniendo en cuenta que el Mar Amarillo no era un lugar hecho para la vida humana, viajar allí
implicaba ciertas dificultades. Esto tenía mucho sentido para Shushou. No hay caminos
adecuados, no hay posadas, no hay tiendas. Los youma vagaban a su antojo. Pasar una sola
noche en el Mar Amarillo era poner la vida del hombre más fuerte en situación de riesgo.

-Eso es lo que he oído.- dijo Shushou, inclinándose hacia delante mientras subía la pendiente
aparentemente interminable.

El hecho era que no había carreteras en el Mar Amarillo, como la que ella estaba caminando
en ese momento.

-¿El qué?- Dijo Rikou.

Shushou se encogió de hombros.

-He oído que no había ninguna carretera en el Mar Amarillo. Así que pensé que había sido
como entrar en tierras inexploradas. Una vez fui a las montañas para recoger castañas. Hemos
tenido que abrirnos paso a través de la maleza, limpiar de ramas el camino, agarrarse a los
troncos de los árboles en el paso hacia arriba y aferrarse a las matas de hierba en el camino
hacia abajo. Pensé que sería algo por el estilo. El mayor problema era que estaba perdiendo su
sentido de la orientación. Había que encontrar a alguien que conociera las montañas como la
palma de su mano y sonsacarle la mejor manera de averiguar dónde estaba uno y a dónde
debía ir.-

-¿Oh, en serio?-

Rikou le sonrió. Shushou le dedicó una sonrisa irónica a su vez y suspiró.

-Pero el mar Amarillo tiene caminos. Al menos hasta este punto, no es que he estado
pensando acerca de cómo las cosas serían mucho mejor si hubiera una carretera real. Mucho
peor es caminar y caminar y nunca llegar a ningún lugar como una ciudad o un pueblo.-

-¿Cómo es eso?-

-Si usted está caminando en una carretera real y se cansa, puede buscar la ciudad más cercana.
Las necesidades pueden cubiertas a lo largo del camino. Si tiene hambre, puede comprar algo
de comer. Si tiene sed, puede parar en un pueblo y tomar prestado del cubo de agua de un
pozo. Pero eso no es lo que estoy hablando. En mi camino a Ken, a menudo dormía en los
espacios de bajo los mausoleos. Pensé que acampar en el Mar Amarillo sería algo por el estilo
pero no tienen nada en común. Al acampar a lo largo de una carretera, siempre hay un pueblo
cercano donde puedes abastecerte de suministros.-

Shushou se inclinó para recoger una pieza prometedora de leña. Kinhaku dijo, medio
sorprendido, medio en broma:

-Un camino no es una banda plana de tierra que sigue y sigue. Un camino es el camino y lo que
lo rodea, donde los viajeros no tienen ningún miedo de morir de hambre o morir de sed,
donde pueden descansar cuando se cansan. Según esta definición, sin duda hay carreteras en
el Mar Amarillo.- Durante los últimos dos días, Kinhaku y sus compañeros habían estado aquí,
allá y en todas partes, y siempre a distancia de un grito. Más que eso, los grupos con guías
koushu habían comenzado claramente a cerrar filas.-Tienes muchas agallas. ¿Así que ese es el
tipo de cosas en las que piensas mientras caminas por el Mar Amarillo? "

-Por supuesto. ¿Cómo se convierte uno en un Goushi o shushi?-

Kinhaku dedicó una mirada de asombro a Shushou.

-Una cosa extraña por la que interesarse, ¿tienes pensando convertirte en uno cuando seas
mayor?-

Shushou dijo, dedicando a Gankyuu una aguda mirada de soslayo:

-Bueno, convertirme en emperatriz tiene prioridad pero bueno, si el ser emperatriz no fuera
posible, ser un shushi no suena nada mal.-

Kinhaku se echó a reír. Caminando al lado de Shushou, Rikou rió también.

-Adelante, reíros. Y entonces me puede decir que los shushi sonn únicos entre los koushu y
que si quiero llegar a ser uno no se hace así.-Siempre que Shushou decía que quería llegar a ser
algo, los adultos a su alrededor sonreían y decían exactamente eso.-Los adultos siempre
piensan primero en sí mismos. Digamos que quieres tener un montón de kijuu y convertirte en
caballerizo mayor, ríen y dicen que es infantil. Afirman que el que quiera algo no lo hace así.
Pero supongamos que desea probar para un puesto de gobierno que requiere simplemente
graduarse en una universidad. Te dicen que convertirte en un funcionario del gobierno no es
algo que deba preocupar a tu pequeña cabeza a tu edad. Realmente es algo que empieza a
poner de los nervios.-

-Eso no es lo que iba a decir y no me reí por eso.- dijo Kinhaku con una sonrisa y un gesto de la
mano. -Es sólo que sopesar sus opciones por el estilo, emperatriz por un lado y por el otro
shushi, me tomó por sorpresa. ¿Te gustan los kijuu, Shushou? "

-Sí. Es por eso que un shushi o jinete sería una buena profesión. La verdad es que el entrenar
kijuu es algo que me gustaría probar pero los adultos no me dirán cómo llegar a ser un jinete.
¿verdad?-

-En primer lugar, los padres tienen que ser itinerantes.-

-¿Quieres decir que se reduce a sus padres?- Shushou un vistazo al incómodo Gankyuu, que
asintió.

Kinhaku solamente se rió entre dientes.

-Sí, eso es a lo que se reduce. Sus padres se convierten en itinerantes o refugiados, para poder
alimentarse venden a su hijo al padre de familia shushi o clan Goushi. Serías aprendiz de niña y
cuando fueras adulta serías un koushu.-

-La compra y venta de gente está en contra de la ley.-

-No es tanto una cuestión de comprar o vender que el hecho de salir para delante ya que
carecen de los recursos para criar a un niño. Si eres un refugiado los orfanatos no te aceptarán
así que hay que encontrar una persona que lo haga. ¿Qué más puedes hacer? Los padres
podrían incluso obtener algo de dinero de consolación, si tienen suerte. Eso es más o menos
como va la historia.-

-¿Es así como Gankyuu y Kinhaku os convertisteis en koushu?-

-Sí.-

-Ya veo. Así que eso es lo que dio dos personalidades tan opuestas. Teniendo en cuenta lo que
les ha llevado a convertirse en koushu, deben estar orgullosos de ello.-

Kinhaku de nuevo respondió con una carcajada.

-Independientemente de cada historia, no creo que nadie se haya convertido en koushu


porque quisiera.-

-La gente hace todo tipo de cosas por todo tipo de razones diferentes. ¿Qué ocurre con los
Goushi cuando ya no hay un Kirin en el monte Hou? Si llego a ser emperatriz, te quedarás sin
trabajo.-

-Cuando las personas dejan de ir al Shouzan, los Goushi no pierden el tiempo haciendo de
shushi de la noche a la mañana. Cuando no hay trabajo, entran en el Mar Amarillo y cazan
kijuu. A pesar de que no todos hacer el trabajo de la misma manera.-

-¿Cómo es eso?-

-Antes de tener mi propio negocio, mi maestro tenía a tres de nosotros de la misma edad que
trabajan para él. No trabajamos como guardianes durante nuestro aprendizaje, fuimos a cazar
kijuu con los viajeros excepto que el camino que nos rodeaba era el usado por el Shouzan. En
eso nos diferenciábamos de los shushi habituales.-

-Ah.-

-Siguiendo el camino de ida y vuelta, mientras que cazábamos kijuu los detalles del viaje se nos
gravaban en la cabeza. Incluso cuando ya no hay Kirin en el monte Hou, siguen haciendo lo
mismo. Mira, incluso si sólo están los goushi, se atendrán a la rutina o las carreteras pronto
desaparecerían.-

-¿El camino desaparecería?-

-Es gracias, en primer lugar, porque la gente limpia los árboles jóvenes, la madera muerta y
corta las malas hierbas. Si nadie entrara aquí, el Mar Amarillo pronto se tragaría toda señal que
siempre hubiera estado allí. Eso dejaría a los Goushi en un verdadero aprieto. Cuando llegara
el momento, tendrían que empezar de nuevo desde cero para forjar una ruta segura.-

Shushou asintió y volvió a mirar por encima del hombro, a la larga columna de gente que iba
en el Shouzan subiendo la pendiente ascendente a través del mar de árboles.

-Así que este camino ha sido explorado por los Goushi.-

-¿Qué opinas, Shushou? Tal vez que vas a crecer hasta convertirte en un goushi.-

-Si convertirse en emperatriz no funciona, eso no sería una mala idea tampoco. Creo que una
vida en la carretera estaría acorde conmigo. Lo que no quiere decir que encuentre el trabajo
atractivo.-

-¿Cómo?-

-La forma que tienen los Goushi de hacer las cosas puede ser la forma en que siempre les han
hecho, pero no siempre están de acuerdo. Quizá hayan sido abandonados por sus familias y
por eso se convirtieron en koushu, pero no estaría de más que los goushi y los shushi se
reunieran para ajustar su forma de pensar acerca de algunas cosas.-

-Que extraña muchacha.- rió Kinhaku.

Gankyuu suspiró.

-Tonterías sin sentido que van y vienen.-

-¿Y si me toman totalmente en serio?-

-Empieza a dejar de pensar en esas bobadas. Trata de caminar sin hacer ruido.-

¿A qué te refieres? Shushou estaba a punto de replicar cuando el Goushi a la cabeza de la fila
se giró a llamarles.

-¡Oye!-

Shushou levantó la cabeza. Un árbol se había caído en la cima de una pendiente empinada y
bloqueaba el camino. El pueblo y los kijuu se moverían hacia fuera del camino. Era una escena
que Shushou solía ver con frecuencia a estas alturas. Sentía la punzada de la irritación
inevitable en este obstáculo para su avance y lamentó la carga que pesaba sobre los kijuu y los
caballos pero, al mismo tiempo, el observar su duro trabajo le levantaba el ánimo.

Gankyuu, junto con Kinhaku y los Goushi, corrieron hacia el árbol. Detrás de ellos, varias
personas se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo y corrieron colina abajo,
probablemente para informar a Shitsu Kiwa. Gankyuu y los otros hicieron un gesto hacia el
árbol y señalaron en el bosque de la izquierda, mientras discutían la situación. Mirando más de
cerca, Shushou pudo distinguir un estrecho y sinuoso camino por el bosque.

-¿Qué estarán hablando?- Shushou se preguntó a sí misma pero Rikou ladeó la cabeza hacia un
lado y respondió:

-Ni idea.-

Gankyuu indicó el bosque de nuevo, entonces fijó la vista en el cielo, con el rostro
ensombrecido por la preocupación. Shushou por reflejo levantó la vista también. El sol estaba
ya bajo en el oeste, la hora del día estaba más cerca del crepúsculo que del mediodía.

El comité reunido finalmente llegó a un acuerdo y Gankyuu regresó.

-¿Cuál es el problema?- Preguntó Shushou.

Gankyuu tomó las riendas del haku y se dirigió hacia ellos.


-Esta noche acamparemos aquí.-

-Pero todavía es…-Shushou señaló el cielo.

-El camino es intransitable. Vamos a tener que desviarnos a través del bosque pero no hay un
camino bien definido. Acamparemos aquí y abriremos un camino a primera hora de la
mañana.-

-¿Por qué? ¿No puedes quitar ese árbol de la misma manera que todos los demás? -

-Hay un youma más adelante. Uno grande.-

-¿Eh?-

"Ese árbol fue dejado allí por un Goushi anterior. Es nuevo. Probablemente de este invierno.
Los árboles fueron talados tanto a izquierda como derecha.- Echando otra mirada, realmente
el camino estaba bloqueado por ambos lado, los troncos no estaban destrozados o
desarraigados, era obra de hachas.

-Esa es la señal de que hay un youma no podemos manejar, el tipo de youma que debe ser
evitado en lugar de enfrentarlo.-
Capítulo Seis

-Así que el camino a seguir es realmente intransitable.-

Una ráfaga de actividad apareció en forma de un buen número de personas, encabezadas por
Shitsu Kiwa, y se precipitaron hacia adelante. El koushu ya había dado un paso fuera de la
carretera y habían instalado el campamento un poco retirado del bosque.

Como de costumbre, fue Kinhaku quien sacudió la cabeza.

-Ni siquiera lo intente. Eso es lo que los árboles dicen, el tipo de cosas que no queremos
encontrarnos.-

-Pero…-

-Entonces, ¿qué se supone que debemos hacer?-Dijo Ren Chodai, entrando en la conversación.

Shushou estaba un poco sorprendida de ver a Chodai pidiendo la opinión de un koushu sobre
algo.

-La señal dada por nuestros colegas es clara. Vamos a dejar la carretera y nos desviaremos a
través del bosque.-

-¿Cuánto tiempo llevará esto? ¿Cómo de seguro es?-

-Más seguro que el que va directamente. Mantenimiento un ritmo acelerado, deberíamos


cruzar esta parte del bosque en un día. Se va a ir campo a través hasta que volvamos a la
carretera. Espero que también hayan dejado una señal que nos diga dónde termina el desvío.-

-¿Hay alguna posibilidad que nos perdamos en este páramo?-

-No puedo decir que no la haya. Así que vamos a hacer todos los preparativos necesarios.-

-Significa que este youma es el tipo de adversario que hace que el riesgo valga la pena.-

-En realidad no sabemos lo que hay, excepto que es una amenaza suficiente para que el
camino esté bloqueado para mantenernos fuera de su territorio.-

-Ya veo.-

-Hay una solicitud adicional que me gustaría hacer.-

Chodai arqueó las cejas.

-¿El qué?-

-Habla a los que viajan con su gente para que se pongan a cubierto en el bosque también. No
enciendan ningún fuego esta noche y sobre todo no cocinen nada de pescado o carne. Desde
luego nada de sacrificar aves u ovejas. Si es posible, que coman arroz rancio y hagan el menor
ruido posible. Espaciaros lo suficiente como para que estén fuera del alcance del oído de los
demás. Incluso con eso, puede no ser suficiente.-
Chodai no parecía feliz con estas condiciones, pero asintió.

-No puedo prometer nada, pero voy a tomarlo en consideración.- Se volvió sobre sus talones,
se dirigió de nuevo a la carretera y bajó la colina.

Al verlo salir, Shitsu Kiwa suspiró antes de enfrentarse a Kinhaku con una sonrisa brillante.

-Goushi, realmente le ayudaste. ¿Ser discretos y mantener las cosas en silencio esta noche
debería evitar un ataque? "

-No hay ninguna garantía.- Kinhaku respondió sin rodeos. -Esos árboles fueron talados,
probablemente este invierno y con prisa. No hay garantía de que el youma en cuestión no se
haya movido en busca de presas o no se encuentre todavía en las proximidades y nos espere
más adelante. Es decir, esta noche usted querrá colocar guardias y permanecer alerta.-

Kiwa reaccionó con una breve pero ansiosa expresión antes de asentir con gravedad.

-El camino abierto a través del bosque no permitirá un carro tirado por caballos.-

Kinhaku negó con la cabeza.

-Se podría transferir todo a carretillas de mano que su gente podría ir empujando y tirando.
Mejor aún, podrían abandonar el carro y el carruaje y repartir los paquetes entre su séquito y
los caballos, entregando lo que no puedan llevar al resto de la compañía.-

-¡¿Có-cómo?, no puede ir en serio!-

-¿De verdad creías que serías capaz de conducir la carreta todo el camino a Mt. Hou? La
marcha pronto se pondrá mucho peor que esto. Incluso si se mantienen en la carretera, pronto
estarían quitando el equipaje.-

-Pero…-

-Querrá empezar tranquilamente haciendo carteras, mochilas, eslingas y similares. Si usted no


tiene el material, rompa las carpas y las cubiertas de los carros. Las cosas más valiosas que va a
llevar son el agua y los alimentos. Y cuando no se puede llevar a todo eso, el agua es más
importante que la comida.-

-¿Cuánta agua?-

Kinhaku murmuró para sí mismo.

-Ojalá lo supiera. También estamos a ciegas. No puedo decir cuánto tiempo nos llevará el
desvío o cuándo vamos a terminar. Pero si se queda sin agua también podría empezar a cavar
su propia tumba.-

-¿Qué pasa con el envío de exploradores?-

-Si cree que me ayudaría, no deje que le detenga. Pero eso no es algo que hacemos.-
Kiwa penosamente se alejó en un aturdido silencio. Kinhaku y los Goushi volvieron con sus
patrones, a ellos se unieron Shushou, Gankyuu y Rikou.

-La situación por delante es como dije que era. No sabemos cómo van a salir las cosas después
de esto. Lo siento pero tendrá que soportar las dificultades en de nuestro camino.-

El empleador de Kinhaku, un hombre viejo y bondadoso, asintió en silencio, la evidencia de su


confianza inquebrantable en él. Otros expresaron sus reservas más verbalmente, pero los
goushi parecían calmar sus miedos y les convencieron.

Claro, pensó Shushou para sí misma. Esa era la diferencia entre Kiwa y ellos, entre el
empleador y el empleado. Un empleador de Goushi empezaba con la creencia de que no podía
cruzar el Mar Amarillo por sí mismo. Así que se buscaba a un hombre en el que podía confiar
su vida a la ida y a la vuelta. De ello se desprendía que cada paso del camino que seguiría
tendría que confiar en la palabra del hombre en el que había puesto su vida.

Shushou dijo en voz baja a Gankyuu,:

-No tiene sentido ponerse en manos de alguien en quien ya no confías, ¿verdad?-

-¿Qué?-

-La razón por la que es tan inmune a las preocupaciones de los demás. Es difícil salir de tu
camino cuando la gente no confía en ti en primer lugar.-

Shushou creía que Kinhaku era esencialmente una buena persona en el fondo. Y aunque había
mucho que no le gustaba de Gankyuu, no lo podía considerar una persona odiosa. La había
llevado tan lejos en el mar Amarillo y había cuidado de ella como un padre sobreprotector. Lo
que simplemente no podía soportar era la necesidad de mantener la frialdad indiferente ante
todos los demás.

Saboreó una pequeña sensación de satisfacción, segura de que había dado con la clave de su
personalidad pero la respuesta de Gankyuu fue cualquier cosa menos cortés.

-¿Qué clase de tonta eres?-

Esta vez, fue el turno de Shushou estar allí con la boca abierta por la sorpresa:

-¿Qué quiere decir con eso?- dijo echando humo.

Dedicándole una única expresión de exasperación, Gankyuu se acercó a Kinhaku para discutir
más a fondo los detalles de esto o aquello.

-Y después de dar con una explicación que le daba el beneficio de la duda.- dijo con mala cara
Shushou.

Rikou le dio un golpecito en el hombro y dijo con esa sonrisa distraída que nunca abandonaba
su rostro.

-Vamos. Siéntate. Ahora no es el momento de estar molestando. Somos un estorbo en un


lugar como este.-
-Pero estoy en lo cierto, ¿verdad?-

Rikou sonrió.

-Si bien son loables tus pensamientos acerca de los Goushi, la respuesta que conllevan no tiene
sentido aquí.-

-¿Por qué dices eso?-

-Eres una chica inteligente, Shushou. Por alguna razón, tienes una alta opinión de Gankyuu.
Por lo tanto deseas creer que sea una buena persona en el fondo. ¿Me equivoco?-

Shushou asintió a regañadientes. Se sentó abatida junto a Seisai y se apoyó en su abrigo sucio.

-Podría ser algo así.-

-Pero estoy bastante seguro de lo que se considera una buena persona y lo que Gankyuu
considera una buena persona no son lo mismo en absoluto. Gankyuu tiene sus propias
expectativas y su lógica. Sin embargo, las conclusiones a las que llegas son por tus expectativas
y tu lógica.-

-No entiendo lo que quieres decir.-

-Te gustan los kijuu, ¿verdad?-

-Sí.-

-Por lo que te gustaría ser un jinete o un shushi convirtiéndose en uno de los koushu no tami.

-Siendo sincera, me gustaría.-

-Eso piensas.- Rikou asintió y sonrió.- ¿Pero comprendes que lo que significa ser un koushu es
todo esto?-

Shushou alzó la vista hacia Rikou.

-¿A qué te refieres con “todo esto”?-

Detrás de ella, Gankyuu suspiró.

-Sobre ese tema, incluso un hombre que compra libremente y negocia con suugu es poco
probable que tenga una opinión que valga la pena escuchar.-

-Eso es cruel.-

-Y acertado. No me puedo imaginar que un hombre que viste de seda mientras monta un
suugu en el Mar Amarillo sepa mucho más sobre los malditos koushu.-

-Yo no digo que estuvieras equivocado.- repuso ella. Shushou vio ironía en la sonrisa de Rikou y
Gankyuu, compuso una expresión hosca y apretó las manos mientras decía. -¿Estás diciendo
que no hay forma de que yo lo entienda?-
Gankyuu inclinó la cabeza como si fuera la cosa más obvia en todo el mundo.

-Nunca has sido un refugiado o itinerante, ¿verdad?-

-No. Y tendrías que ser tonto para no saber la respuesta a esa pregunta.-

Gankyuu sonrió perezosamente a la chica:

-Yo también sé lo brillante que eres.-

-Es verdad.- Dijo Shushou sin enmascarar su orgullo: -Soy la hija de Banko. No sólo era la
primera en mi clase, era la más inteligente de toda la escuela. No soy yo la que tiene
problemas de comprensión. Eres tú.-

-Nadie que diga algo así entendería jamás la vida de los koushu.-

-Lo que no entiendo es por qué usted nunca ha intentado ser una persona mejor o más
inteligente que la cola de un perro.-

-¿Un qué?- Apoyado contra el tronco de un árbol, Gankyuu se enderezó por reflejo.

Shushou se puso de pie y le observó con frialdad.

-Los sesenta y cinco ryou que le di son suyos para siempre. Gracias por todo lo que ha hecho
hasta ahora y adiós.-
Capítulos Siete

-Hola, señorita.-

Ren Chodai miró por encima del hombro a Shushou. Él y varios de los suyos estaban sentados
en un círculo debajo de un árbol. El estado de ánimo era claramente antipático:

-¿Hay algo que deseaba discutir?-

Shushou dijo:

-He venido a pedirte un favor.-

-¿El qué?-

-Ya he tenido suficiente de shushi. Me preguntaba si me podría contratar, haciendo tareas y lo


que sea.-

Chodai parpadeó varias veces.

-¿Contratarte?-

-Sí. Usted ha visto suficiente de mí para saber que estoy en buena condición física. No hay
nada malo con mis piernas. Puedo trabajar el día entero. ¿Qué me dice? No me importa cómo
de humildes sean las tareas.-

Chodai intercambió miradas con los hombres allí reunidos, luego le hizo un gesto a ella.

-No es nada personal, mira, pero creo que es mejor que regreses de nuevo con el shushi.-

-Yo creo que no. No puedo soportar la forma en que el shushi y los Goushi hacer las cosas.-

-¿La forma de hacer las cosas?-

-Está bien. No voy a entrar en detalles. Francamente, no quiero ni pensar en ello.-

La cara delgada de Chodai se nubló. "

-Señorita Shushou, ¿verdad? Si insistieras no tendría ningún problema en tratarte como a una
invitada. Por desgracia, como tú misma has señalado, soy un novato cuando se trata del Mar
Amarillo.-

-No importa cuánto sabe una persona sobre el Mar Amarillo, en caso de que el conocimiento
esté al servicio de un corazón retorcido, entonces no sirve para nada.-

-Un corazón retorcido.-

Shushou miraba el suelo, con las manos todavía apretadas de rabia.


-Los Koushu son itinerantes. Es una vida dura, lo sé, sin familia o emperador para protegerlos.-
Levantó la mirada.- No es que no tenga ni idea de cómo puede ser la vida de dura pero… es
difícil vivir sin un emperador. Es difícil tener youma que salen de debajo de las piedras. ¿Por
qué sino todas estas personas pondrían sus vidas en fila para viajar al Monte Hou? -

Chodai silencio se volvió a mirarla.

-Sí, itinerantes y refugiados tienen una vida muy dura. Se supone que no es posible que la
gente como tú o yo entiendan lo que es eso, pero, si eso fuera así, nadie volvería a aventurarse
en el mar Amarillo. Son los koushu los que no lo consiguen. Es obvio para cualquiera que se
tome unos instantes para pensarlo que los koushu han tenido mala suerte en la vida. Pero eso
no es excusa para Beweep su estado paria, maldecir su suerte, y envidiar a los mejores que
ellos. Y luego cuando están en un lugar que conocen como la palma de sus manos, regodearse
ante todo el mundo.-

-¿Shushou?-

-No importa qué tan familiarizados pueden estar con el Mar Amarillo, si van a utilizar ese
conocimiento como una especie de castigo, estarían mejor en una situación de ignorancia
como el resto de nosotros. Eso es todo lo que voy a decir. Estoy en deuda con ellos por
traerme hasta aquí.-

-Ya veo.- dijo Chodai con un gesto reflexivo.

-Es sólo que no quiero estar cerca de ellos en este momento. En cualquier caso, Ren-san,
vamos a seguir por la carretera, ¿verdad? -

Chodai negó con la cabeza.

-No. Esta vez probablemente nos volveremos a escuchar el consejo de los Goushi y les
seguiremos.-

-¿Por qué? Hasta ahora….-

-Debido a que este resultó ser el tipo de cosa que los Goushi dijeron que querían que nosotros
sepamos.-

-¿Los Goushi le ha enviado un mensaje?-

Lo que significa que, sorprendentemente, Chodai había hablado con los Goushi por su propia
voluntad.

-Los Goushi vino para informarnos, eso significa que algo realmente peligroso debe estar por
delante. No soy tan imprudente como para querer verlo por mí mismo. No estaba siempre
interesado en la búsqueda de rutas alternativas simplemente para desafiar a los Goushi.-

-Pero…-

-Me desvié alrededor del pantano porque sabía que había algo en él que valía la pena evitar.
Los Goushi evidentemente sabían sobre ello y tomaron medidas que no estaban disponibles
para nosotros. Si los Goushi pueden llegar a tales extremos, debo pensar que no hay que
pasar. ¿No te parece? -
-Eso tiene sentido.-

-Nosotros buscamos una alternativa, una vez más, no porque hayamos querido desafiar a los
Goushi. Así que si los Goushi dicen que el camino está intransitable, vamos a escuchar lo que
tienen que decir. En vista de que se van a tomar la molestia de forjar una nueva ruta, también
deberíamos seguirla.-

-Ya veo.-

-Aunque Kiwa y su grupo parecen haber empujado los árboles a un lado y siguen por la
carretera.-

Shushou empezó a decir, con los ojos como platos:

-¿Shitsu-san hizo qué? ¿De verdad?-

-¿Estás bien con esto?-Preguntó Rikou a Gankyuu.

Gankyuu se puso de pie para seguir a Shushou pero se detuvo en seco, buscando con los ojos
el lugar donde la había visto por última vez.

-Que se haga lo que quiera. Me ha pagado por adelantado de todos modos.-Pero había poca
sensación de triunfo en sus palabras.

-Eh….-

-Por mi vida, no puedo entender cómo piensa esa chica.-

-¿De verdad?-Dijo Rikou.

Gankyuu volvió a mirarlo.

-¿No decías que viniste para acompañar a ese puñado de problemas a su destino? -

-Sí.-

-En este caso, ve.- dijo Gankyuu y se sentó.

Rikou sonrió.

-No seas malo. Poner distancia entre tú mismo y un koushu en el Mar Amarillo es peligroso
para la salud.-

-Quizás.-

Una sonrisa insondable subió a la cara de Rikou.


-Aún tengo amor por mi vida. No es algo que, por desgracia, me gustaría dejar a un lado en
nombre de otra persona.-

-Entonces, ¿por qué has venido todo el camino hasta el mar Amarillo?-

-Creía que mi presencia podría ser necesaria. Aunque sospecho que ya no lo es.-

Gankyuu ladeó la cabeza hacia un lado.

-No lo entiendo en absoluto.-

-Perseguir después a Shushou sería bastante fácil, pero sin ti allí sería un gesto vacío.-

Gankyuu levantó la cabeza. ¿Qué quieres decir? Decía la expresión de su cara.

-Shushou probablemente ha acabado yendo con Chodai o Kiwa. Ella no es tan tonta como
para creer que puede navegar por el mar Amarillo por sí misma. No creo que ella vaya a llegar
al Mt. Hou sin un koushu a su lado.-

-Ya veo- dijo Gankyuu, torciendo la boca en una mueca. -No hay necesidad de proteger a
Shushou si no va a convertirse en emperatriz.-

-Si Shushou no se convierte en emperatriz, no tengo razón para estar aquí.-

Cuando Shushou le dijo a Rikou que iba a Mt. Hou, la sensación de que estaba destinado a
convertirse en emperatriz echó raíces en su interior. No había acabado en esa ciudad
pensando en reunirse con ella o nadie como ella. Por alguna razón era donde había decidido
parar por la noche. Por alguna razón, había rodeado la ciudad para echar un ojo al cementerio.
Y es que, por alguna razón, había dejado solo a Seisai durante unos minutos.

Gankyuu dijo, como si le leyera esos pensamientos:

-Creo que, en general, eso es lo que una persona arriesga todo por otra.-

-Aunque no creo que fuera tan importante que me reuniera con Shushou. Si hubiera sido
alguien que no fuera yo, esa conexión se habría convertido en igualmente importante.-

-Supongo que debe de haber otros alrededor tan caprichosos como tú.-

-Pero si tú no hubieras estado allí, Gankyuu, es difícil imaginar cómo habrían resultado las
cosas.- Gankyuu le devolvió la mirada. Rikou sonrió. -Eres un koushu, muy alejado de mi rango.
Comprendo que estés teniendo problemas para entender que tipos como yo vayan tan lejos.-

Gankyuu rió.

-Eh. ¿De verdad lo crees?-

Rikou volvió a sonreír.

-Esa es la respuesta de una persona que se niega a la posibilidad de comprender. Sin


explicaciones, no hay manera de decir si entiende o no.-
-¿Estás diciendo que soy de mente estrecha?-

-Yo no iría tan lejos. Los Koushu empatizan con los sentimientos de otros koushu. Eso no es
menos cierto para todos los demás. Como regla general, si no te pasa a ti, no vas a entenderlo.
Al mismo tiempo, sin embargo, también existen aquellas palabras que rechazan la
comprensión, mientras ponen en duda a los que no entienden.-

Gankyuu se hundió en el silencio.

-Shushou quiere entender.-

-No creo que nunca lo haga.-

-¿Y no puedes molestarte en ofrecerle una explicación?-

-Eso no es lo que quiero decir.-

-O tal vez no querías que te comprendiera ya desde el principio, o temías no lo entendiera


incluso después de la explicación.-

Gankyuu suspiró.

-No es eso.-

-¿Hmm?-

-Lo que no entiendo es porqué todas estas personas que piensan que un rey es importante
para un reino y quieran uno tan malo que están dispuestos a ir en el Shouzan.-

Rikou asintió y dijo con una sonrisa irónica.

-Ese hecho podría interponerse en el camino de un entendimiento mutuo.-

Gankyuu no tenía más que añadir. Rikou se reservó algunos pensamientos para sí mismo. No
había hogueras ardiendo en los campamentos dispersos. Las personas esparcidas aquí y allá
estaban envueltas en la oscuridad, el silencio a su alrededor era como una colcha pesada,
quedándose en vela durante toda la noche.

Al final de la madrugada, después de que los cielos se hubieran aclarado lo suficiente, los
koushu se levantaron y se prepararon para viajar. De mala gana y en silencio, Gankyuu hizo lo
mismo, colgando los paquetes a la parte posterior de su haku. Fue entonces cuando se le
acercó Kinhaku.

-Gankyuu-

Gankyuu alzó la mirada para ver a Chodai por encima del hombro de Kinhaku.

-Shushou-

-La mocosa no está aquí. Me despidió, ¿no lo sabías?-

-Lo sé.-interrumpió Chodai. -Se fue con Kiwa.-


-Imagina.-

-Ayer por la noche, Kiwa retiró los árboles fuera del camino y continuó a lo largo de la
carretera.-

Gankyuu lanzó a Chodai una mirada de asombro. Chodai asintió. Kinhaku frunció el ceño.

-Parece que el viejo rico no podía soportar la idea de separarse de su carro. Se marchó al
amanecer. Él puede ir a donde le da la gana pero la chica se fue con él. ¿Estás bien con eso?-

-Ella podría tirar su vida por la borda y le diría que siguiera. Ya no soy su empleado. No tiene
nada que ver conmigo.-
PARTE CUATRO

Capítulo Uno

Shushou se quejó en voz alta:

-Para empezar, él seguía insistiendo en que yo no lo entendería. No soporto ser tratado como
una pequeña idiota.-

Kiwa respondió con un gesto exagerado.

-Eso es sin duda una actitud impropia. Eres cualquier cosa menos una niña ordinaria, Shushou.
Los niños normales sin duda no van en el Shouzan.-

-Uh-huh..-

-Bueno, eso son los cazadores cadáver para ti. En una palabra: cínicos. Afirman ser koushu por
derecho de nacimiento, pero algunos de ellos nacieron en Kyou. Nunca se oye hablar de ellos
haciendo el Shouzan. Por lo demás, nunca he oído hablar de que un koushu se haya convertido
en emperador.-

-Los Koushu se crían en el Mar Amarillo desde que son niños, por lo que no entienden cómo
funciona el mundo exterior. Y yo no soy un koushu, por lo que va en ambos sentidos, un
koushu tampoco va a entender lo que significa crecer como hija de un comerciante. Y, sin
embargo siguen pensando que lo saben todo. Son todos “Señorita esto” y “Señorita aquello”,
sin decirlo en serio, puedo oír el desprecio en sus voces. Pero si van a insistir en que sólo un
koushu puede entender a los koushu, entonces voy a insistir en que no me pueden entender a
menos que nacieran en la casa de un rico comerciante.-

-Tienes toda la razón. Son hombres pequeños que no pueden captar las necesidades de los
demás.- Kiwa miró a su alrededor. -¿Cómo podría haber transportado todo esto a pie? ¿No te
parece, Shushou? "

Shushou estuvo de acuerdo y de manera similar examinó su entorno inmediato. El carro era un
montón de equipaje, con Kiwa sentado sólidamente sobre una estera gruesa colgada entre las
cajas. Debido al mal estado de la carretera, el viaje era de todo menos cómodo.

-Sería imposible para su gente para llevar todo esto.- Todo esto se refería un carro tirado por
caballos y tres carros de mano.
Shushou asintió, pero sintió un desasosiego en su corazón. Ella dijo, mirando a Kiwa,

-Está llevando una gran cantidad de suministros. ¿Por qué necesita tanto? -

Kiwa sonrió.

-Soy un hombre que prefiere viajar con sirvientes. Sólo su alimentación lleva una cantidad igual
de generosa de alimentos. Me pregunto, ¿cómo podríamos de otro modo llevar el agua y los
alimentos necesarios para cubrir una distancia desconocida que podría llevar varios días? -

En efecto habría que añadir alimentos para más de cuarenta personas. Pero Shushou ladeó la
cabeza hacia un lado y le preguntó:
-¿No podrían los miembros de su séquito cargar cada uno con sus provisiones?-

Kiwa hizo un gesto con la mano como si no valiera la pena discutir el tema.

-Tal vez si supiéramos cuánto tiempo va a tomar. Para empezar, estamos cargando nuestra
agua en barriles, no es el tipo de cosas que un hombre pueda soportar fácilmente por su
cuenta. Incluso repartiéndolo, no habría manera de llevar raciones individuales.-

-Sí.- murmuró Shushou, mirando por encima del hombro. Las cortinas de la carreta se habían
extraído otra vez, podía ver a sus hombres detrás de la carreta empujar con seriedad y tirar de
los carros de mano, con paquetes atados a sus espaldas.

-¿Cuál es el problema, Shushou? Parece intranquila. ¿Tienes miedo?-

-Bueno, no me siento así.-mintió Shushou. - Es difícil de decir a veces, ¿sabe?-

Había youma alrededor y se dirigían directamente hacia el nido de uno de ellos. Tenía buenas
razones para sentirse incómoda. Si eso era miedo entonces estaba asustada. Después de haber
elegido esta alternativa tras el rechazo a soportar a Gankyuu, no tenía ganas de expresar
dichas quejas.

Lo que pesaba más en su mente en ese momento era viajar en una carreta. Había ido andando
desde su entrada en el Mar Amarillo, recogiendo leña en el camino y llenando la cantimplora
de manantiales. No se sentía bien viajando sentada.

-No hay nada de qué preocuparse, Shushou. Esos árboles que indican la presencia de youma
fueron cortados al comienzo del invierno pasado, ¿no? Los youma tienen que comer. Con la
carretera bloqueada, nadie pasaría por su camino por lo que seguramente se hayan ido a otro
lugar para buscar comida.-

-Bueno, sí, probablemente es así.-

-Por supuesto que es.- declaró Kiwa con orgullo y una sonrisa. - Después de pasar tanto tiempo
en el mar Amarillo, incluso los aficionados pueden aprender una cosa o dos. No soy de los que
menos precian los logros de los demás. Ahí es donde Chodai y yo diferimos. Mira, he estado
viendo lo que hacen los Goushi pero no es posible que abandone mis carros. Contienen
demasiadas cosas de las que un hombre como yo no puede prescindir.-

Como su equipaje, pensó Shushou, mientras asentía con la cabeza estando de acuerdo.
-¿Pero el problema no se reduce a que usted tome una ración de agua completa? ¿Y qué
pasaría si, por el momento, sólo llevara lo que pudiera e hiciera lo mejor posible para que le
durara?-

-¿Sin saber si habrá agua potable para nosotros más adelante?-

-Es verdad, pero Gankyuu y los koushu llevan cada uno una única cantimplora. Si los koushu
pueden hacer que funcione, sin duda usted y sus hombres podrían hacerlo con sus propias
raciones.-

Kiwa agitó la mano.


-Me temo que no puedes incluirme en los koushu. Tienes, esas piedras que purifican el agua
no potable.-

-Ah, sí, lo recuerdo ahora que lo mencionas.-

-No tenía idea de la existencia de tales cosas. Así que, por supuesto, ninguno de los nuestros
tiene ninguna. Es por eso que tenemos que llevar mucha más agua que los koushu. -Como si
esos mismos koushu estuvieran todavía alrededor, Kiwa bajó la voz a un susurro. –
¿Escuchaste lo que pasó allí?"

-¿Allí?-

-En el lago donde no se podía beber el agua.-

Shushou sintió un escalofrío por la espalda.

-Um, bien…-

-El agua de la corriente que fluye desde allí hasta el pantano no puede beberse.-

-Lógico. Fluye desde el lago.-

-Y es por eso que no se puede beber. Pero no todo el mundo viaja con un suministro de agua
como yo.-

-Cierto.-

-Los goushi ponen las rocas en el agua y la hacen potable. El tipo de cosas que cualquiera de
aquí querría, ¿no te parece?-

-Creo que sí.-

-He oído que aquellos con poca agua fueron preguntando por alguna piedra pero sólo
obtuvieron rotundas negativas. ¿Qué podían hacer? Una vez que se quedaron sin agua potable
no tenían más remedio que beber el agua insalubre.-

-¿Y lo hicieron?-

-No, no.- Kiwa negó con la cabeza. -Volvieron a los Goushi y les pidieron algunas piedras. Los
goushi no cedieron ni una pulgada por lo tanto, se encontraban entre la espada y la pared.-
-¿Me está diciendo que trataron de robarlas?-

-Bueno, lo intentaron… fue algo más bien patético. Personalmente, yo no les habría contratado
para hacerlo, pero sin nada para beber iban a morir de sed. En cualquier caso, oí que las iban a
pagar cuando se enteraron.-

-Se convirtió en una pelea. Eso fue después de salir del pantano, ¿verdad?- Estaba segura de
que había pasado por delante de la escena.

-Así es. Los Goushi conspiraron para dar unas cuantas tundas de puñetazos y patadas, pero los
dejaron con la advertencia de que en cualquier otra circunstancia los habrían arrojado a un
nido youma. En vista de que estaban exactamente como al principio compartí algunas de mis
provisiones con ellos.-

-Oh.-

-Una triste historia, ¿no te parece? Cuando te encuentras con personas en circunstancias
extremas es natural echarles una mano, ¿verdad? ¿No hacer nada cuando la gente está
llegando a su límite y resolver la cuestión con violencia? Sentí que era hora de que me
distanciara de los Goushi. Esta era una oportunidad que valía la pena aprovechar.-

-Supongo que sí.-

Kiwa sin dudad tenía razón. Si los koushu no tenían sed, no les importaría cuánto nadie
pudiera querer una bebida. Eso es a todo lo que se reducía.

Pero también sabía de las "piedras de cántaro" Kiwa había mencionado. Gankyuu mantienía un
número de ellas en un pequeño bolso. Las piedras, sin embargo, no duraban para siempre, una
piedra podía ser utilizada sólo una vez. Empezaban siendo blancas, luego se volvían negras o
verde pálido.

-Esos Goushi, son huesos duros de roer.-

Shushou dijo:

-Los Goushi no dispone de un número ilimitado de esas piedras, ¿ya sabes?-Cuando Kiwa se
molestó añadió rápidamente: - No es como si les estuviera defendiendo, ni nada de eso. Pero
es probable que sólo lleven piedras suficientes para ellos mismos. Tienen que calcular cuánto
tiempo se tardará en llegar a Mt. Hou, las distancias, y preparar el número de piedras que
necesitarán a lo largo del camino. Repartirlos los pondría en un aprieto. Gracias a esas piedras,
no traen agua extra con ellos.-

-¿Y cuando un hombre sediento aparece delante tuyo?-

-No voy a negarlo, pero los Goushi no tienen lo suficiente para compartir con todo el mundo.
Gankyuu es siempre consciente de la lluvia, así que tengo que creer que apura mucho. Es fácil
ser generoso con el pueblo justo en frente de usted, pero entonces ¿no empezaría todo el
mundo a pedirle limosna? No hay manera de que todo el mundo pueda tener una. En primer
lugar, sólo funcionan una vez. ¿Qué pasa cuando la gente viene a por más? En cuyo caso,
pronto no habrían piedras para nadie.-

-En otras palabras, anticipándose a su propia necesidad de agua en el futuro, ¿se debe dejar de
lado a los que están en extrema necesidad ahora?-

-Sí, podría ser así. Sin embargo, por más terrible que sea el alejar a los necesitados, ¿sería
realmente diferente sabiendo que vendrían de nuevo a usted en el futuro en las mismas
circunstancias? Los Goushi son responsables de sus vidas y de las de su empleador. Hacer un
espectáculo de tales simpatías ahora, cuando se va a condenar a su empleador a una muerte
espantosa más tarde, sería invertir sus prioridades.-

-Ah. Por lo tanto, siempre y cuando su patrón se mantenga a salvo y recoja sus honorarios, sus
pequeñas cabezas no tienen por qué preocuparse de lo que se ha sacrificado para
conseguirlos.-
-No me refiero a eso. Oh, no lo sé. No puedo explicar lo que quiero decir. -Shushou suspiró y
apartó la mirada.

Kiwa sonrió.

-Entiendo que sientas una obligación hacia los goushi, de ahí tu impulso a racionalizar lo que
hacen.-

-No era mi intención.-

Shushou realmente no estaba tratando de cubrirles. Los Goushi y los koushu no querían o no
necesitaban a nadie para excusarse. Aunque, sería difícil interpretar que no estuviera diciendo
nada pero a la vez exactamente eso.

La blanca luz del sol bañaba el camino por delante. El carro continuó en una tenue nube de
polvo. El sudor brillaba en la frente de los hombres que transportaban los carros de mano,
estaban cargados con una gran cantidad de suministros.

Faltaban tres meses hasta el solsticio de verano, la próxima oportunidad de salir del mar
Amarillo. Si ellos no querían morir de hambre, mientras tanto, necesitarían toda esa comida.
Pensando en ello de esa manera, tenía que ser impensable que alguien como Gankyuu hiciera
el viaje de ida y vuelta en un único kijuu, sólo cargando con lo que pudiera.

-Pero él no es así…- Shushou murmuró para sí misma.

Gankyuu no había ido cargado de arroz. Shushou habría esperado que empacara arroz y
cebada pero no tenía en absoluto. Sólo un saco de lo que parecía harina de la cual se
componía la mayor parte de cada comida principal. Añadida a agua hirviendo en un recipiente
lleno hasta la mitad crecería lo suficiente para obtener tres copas llenas. La papilla se
condimentaba con hierbas que se encontraban a nivel local, virutas de cecina de ternera,
gambas secas, algas o té.

La cantidad equivalente en arroz, trigo o cebada no podía ser embutida en un espacio tan
pequeño. Gankyuu había empaquetado sólo lo necesario para que pudieran salir corriendo en
cualquier momento. Ahora que lo pensaba, Rikou llevaba lo mismo. ¿Cómo sabía que sería tan
necesario?

En cualquier caso, gracias a que viajaban tan ligeros, podían salir corriendo casi de inmediato
cuando llegaban ataques de youma.

Kiwa estaba arrastrando una cantidad muy generosa de suministros, era un hombre de peso
considerable. Literalmente. Sin embargo, ¿era la estrategia más sabia? Especialmente con los
youma listos para saltar sobre ellos en cualquier momento.

-Hey, Shitsu-san, ¿no cree que tal vez sería una buena idea si regresáramos?-Cuando Kiwa la
miró con una expresión agria agregó:- Incluso descartando la mayor parte del equipaje,
probablemente, sería el camino más seguro.-

-Haz eso, Shushou, y tendríamos que caminar el resto del camino.-

-La mayoría todo el mundo ya está caminando, difícilmente es imposible.-


-Pero no es algo que yo pueda hacer. Seguramente lo entiendes bien.-
Capítulo Dos

Incluso cuando Kiwa se detuvo al mediodía, levantó una pequeña tienda de campaña y
extendió de parte a parte una lona en el suelo. Hicieron masa de harina de trigo, la pusieron
sobre la sarten que había sobre el fuego haciendo bizcocho y lo sirvieron con sopa, té y frutas.

Shushou no podía soportar la comida. Este no era el tipo de comida que la gente que viajaba
en el Mar Amarillo debería estar comiendo. Al caer la noche, Kiwa pensó que había que
encender un fuego para cocinar el arroz.

-Tal vez no deberíamos hacer fuego.- dijo Shushou, dejando lo que estaba haciendo.

Pero Kiwa solamente respondió con una expresión de sorpresa.

-Sin una hoguera no podremos comer nada.-

-¿No dicen los Goushi que no hay que encender ningún fuego después de haber cruzado esos
árboles caídos?-

-Hemos viajado mucho más allá de ese punto.-

Ahora Shushou era la desconcertada. Había un youma por este camino, lo suficientemente
peligroso que los Goushi fueran, literalmente, lo más lejos posible para evitarlo. Es por eso que
Kinhaku decía que había que ser discretos, no hacer hogueras y no matar ningún tipo de
ganado. Cualquier youma de las proximidades detectaría la presencia humana, vería los fuegos
y sentiría el olor de la sangre.

Y más aún, ya que podrían haber pasado a un tiro de piedra de la criatura.

-Ellos no quieren decir que sólo las hogueras allí eran peligrosas. Son un riesgo en todas
partes.-

-¿Las hogueras son un riesgo?-

-Es por eso que los Goushi sólo hacen fuegos pequeños y los apagan lo más rápidamente
posible.-

-Y nosotros también lo haremos, tan pronto como sea posible.-

-Pero en un lugar como este…-

Kiwa había detenido el carro debajo de un árbol junto a la carretera. La tienda de campaña que
cubría el carro estaba completamente expuesta a la amplia extensión alrededor de ellos. Nada
arrojaba sombra la luz del fuego, como los goushi, que habían cercado el fuego con una
pantalla de ramas pero claramente no habían entendido por qué.

El cuidado con el que Gankyuu lo había hecho así era obvio y no necesitaba explicación. La
copa de los árboles enmascaraba la presencia de hogueras, humanos y kijuu, sobre todo a los
ojos de los youma voladores. Cuando el toldo que ocultaba era alto, las ramas podían usarse
para formar un saliente a modo de cobertizo.

Del mismo modo, la pantalla alrededor de la fogata ocultaba las llamas tanto como fuera
posible. No importa cuántas ramas rodearan un fuego, no tendrían ningún efecto si se
levantaba al descubierto.

-Shitsu-san, las ramas que rodean la hoguera…-

-Oh, eso- interrumpió Kiwa. – Lo has visto antes, ¿no es así, Shushou? Ese cazador cadáver
hacía lo mismo. Una barrera contra el viento, me imagino. O tal vez un hechizo de protección.
Esos cazadores cadáver hacen cosas extrañas. Me pregunto si en realidad valen para nada.-

Shushou no podía creer lo que oía. Se había arrastrado tras los Goushi durante semanas,
imitando servilmente sus acciones sin comprender por qué lo hacían o lo que estaban tratando
de lograr. Era como si la seguridad se pudiera encontrar en el mero ritual de copiar a la gente
que sabía más que él.

-Shitsu-san, por favor apagar ese fuego.-

-¿Shushou?-

-Los koushu no hacen hogueras cuando es peligroso que haya luz. Donde hay fogatas, los
youma saben que hay hombres. Una hoguera es como una diana para ellos.-

Los ojos de Kiwa se abrieron y su boca boqueó como un pez, luego gritó:

-¡Apagad el fuego!-

Sus asistentes le miraron con caras neutras, él alzó la voz y les ordenó apagar las fogatas. A
medida que las llamas se apagaban, murmullos incómodos llenaron el camping oscuro. Un
número de personas se acercó a Kiwa. No estaban en su séquito, pero habían decidido seguirle
en el Shouzan.

-Shitsu-san, ¿es prudente mantener el campamento en esta oscuridad?-

-No hemos terminado de cocinar.-

-Entiendo sus reparos, pero por favor, aguanten así de momento. Los Youma son conocidos
por atacar la hogueras.-

Tranquilizada por la explicación de Kiwa, Shushou señaló en el bosque.

-Debajo de un árbol grande tendría que estar bien. Uno que tuviera follaje espeso y ramas
bajas.-

-Debe ser una broma.-dijo Kiwa, temblando como si hubiera tenido el susto de su vida.- Los
Youma se sienten atraídos al fuego como polillas a una llama, ¿verdad?-

-Sí. Es por eso que se construye un pequeño fuego debajo de un árbol y lo disponen para que
no pueda ser visto.-

-¿Piensas que unas ramas van a bloquear toda la luz procedente de un fuego?-

-Pero…-
-Se puede ver la luz a través de las ramas de un árbol, ¿verdad? ¿Los youma tienen la visión
nocturna aguda? No, no, ¡los incendios están completamente descartados!

-No ser capaz de ver la zona de su alrededor no es menos peligroso. En una noche sin luna,
como esta noche, se puede mantener un fuego a una distancia segura desde donde se está
durmiendo, ya que está bien oculto y arde bajo.-

-Si puedes ver a tu alrededor, entonces ¿no podría cualquiera verlo?-

-Eso es cierto, pero…-

-¿No sería como invitar a un ataque youma justo ante sus narices?-

-Por eso un fuego a una distancia segura de donde se está durmiendo….-

-No. Ese es un riesgo que simplemente no puedo tolerar.-

Shushou hizo todo lo posible para explicarse pero ahora Kiwa tenía la idea de que los youma
iban a los fuegos clavada en la cabeza y no hubo forma de hacerle cambiar de opinión. Tenía
los oídos para oír y no para escuchar nada.

-Increíble.- Shushou pensó, disgustada, para sí misma. -Igual que hablar con un muñón.- Se
acercó a uno de los asistentes de Kiwa y le pidió prestada una cabra. -No la voy a robar ni
nada. Lo necesito en lugar de una cama.-

Corrió a un árbol de aspecto correcto, se metió debajo de las ramas y ató a la cabra a un
arbusto.

-Señorita…-

Cuando se volvió a ver quién la llamaba, Shushou se encontró con varias de las personas que
acompañaban a Kiwa en el Shouzan allí de pie.

-Viajabas con ese cazador cadáver, seguro que has aprendido la manera más segura de
preparar el lecho para pasar la noche, ¿verdad?-

-No estoy segura de lo que he aprendido..-

-Has estado más cerca de él que el resto de nosotros, al menos comparte con nosotros lo que
ha observado.-

-Bueno, dormir debajo de un árbol, cuanto más frondoso, mejor. Ocultarse a uno mismo con
arbustos como estos, o con rocas o árboles caídos. Incluso en un agujero en la tierra cuando no
queda más remedio.-

-Por supuesto.-

-Las tiendas blancas son fáciles de detectar. En la mayoría de los casos, se debe prescindir de
ellas. Si las ramas son de altas y largas, utilice una cuerda para doblarlas hacia abajo a tu
alrededor. O bien corta unas ramas y cúbrete con ellas como una manta.-

-Eso tiene sentido.-


-Mantente cerca de los árboles que emiten un aroma fuerte y mantener un fuego encendido
no es una mala idea.-

-Pero un fuego…-

-No estoy hablando de una hoguera crepitante. Hay que construir un hogar y encender el
fuego a una buena distancia, pero todavía a la vista. Gankyuu reduce ramas de pino y las
coloca sobre el fuego, aunque no sé cómo hace para que arda lentamente sin que se apague.-

-Así que una hoguera es mejor.-

-Los incendios son siempre peligrosos. Pero en una noche como esta, no hacerlo sería peor.
No se puede ver a ningún youma que se acerque. Cuanto más oscuro está, el fuego debe estar
más alejado. Eso da un margen de seguridad sin dejar de ser visible. Los youma tienen una
buena visión nocturna por lo que hacer el tipo de luz correcta hacer que sea más difícil para
ellos ver los detalles. Duerman con los caballos y los kijuu, los animales tienen sentidos más
agudos que los humanos. Reaccionan en primer lugar si un youma se acerca. Esa será la alarma
que les despierte.-

-Sí, es de imaginar.- Acordó su público.

Shushou sintió una repentina sensación de malestar. Ellos estaban escuchando de cada
palabra. Gankyuu dijo que no lo harían, pero eso no era cierto. La mayoría de gente realmente
valoraba lo que sabían los koushu. Pero, ¿debía de ser ella la que compartiera ese
conocimiento?

Ellos ansiosamente la dejaron hablar, sin embargo, conseguir la atención que quería la hizo
sentir mal. Shushou no habían crecido en el Mar Amarillo como los koushu. Su conocimiento
provenía de la observación de Gankyuu, escuchándolo y leyendo entre líneas. Y allí estaba
parloteando como una sabelotodo.

-Hum…- se apresuró a decir Shushou modificando su discurso.- No es posible que pueda saber
tanto sobre el mar Amarillo como los koushu. No traten todo lo que digo como si fuera una
especie de experta.-

-Esta bien. Gracias.-

-No hay problema.-Shushou respondió con una sonrisa de alivio. Cuando los vio irse, rodeó el
cuello de la cabra con los brazos.-Bueno, esta noche es sólo vamos a ser tú y yo.-

Excepto que la cabra había tomado evidentemente una aversión hacia ella y trató de
sacudirse. Tratando de calmarla, la luz de un fuego apareció creciendo visible a través de los
árboles. Pronto le siguieron el sonido de unos pies corriendo y gritos de ira y hombres
discutiendo, el siseo del agua sobre las brasas y los pies pisando con fuerza las brasas. Observó
atónita cómo la oscuridad llenaba de nuevo el bosque.

-Asombroso. La única persona a la que Shitsu-san va a escuchar es a él mismo.-


Capítulo Tres

Shushou liberó a la irascible cabra, se enterró debajo de los arbustos y trató de dormir. Sería
una mentira decir que no estaba desanimada y molesta. Liberada por la tranquilidad nocturna,
oscura a su alrededor, los pensamientos no deseados burbujeaba en su cabeza y no le dejaban
descansar.

En lugar de abandonar los tres carros de mano y un carro tirado por caballos muy cargados con
suministros, Kiwa había elegido viajar por este camino peligroso sobre el cual le había
advertido que un youma acechaba. Sólo la gran cantidad de equipaje ponía los pelos de punta,
simplemente no era apropiado para viajar en el Mar Amarillo.

Había ido con Kiwa en el calor del momento, ya que no podía soportar mirar a Gankyuu a la
cara por más tiempo, pero la única cosa que sin duda podría decir sobre el conocimiento de
Kiwa del Mar Amarillo era que el que más fuerte hablaba, menos sabía.

No debería haber dado un paso sin obtener un informe completo de los Goushi.

Por otro lado, en cuanto se dio cuenta de que "el fuego es peligroso", se dedicó a sofocar las
fogatas antes de que nadie pudiera decir nada..

La pregunta de Chodai le vino a la cabeza: ¿Tus profesores simplemente te daban las


respuestas?

¿Decir que “el fuego es peligroso" no era como si le diera sólo la respuesta? Ella no tenía
exacatmente claro qué tipo de incendios eran peligrosos y en qué situaciones. A veces tener
un fuego a una distancia segura era necesario. A veces ningún incendio en absoluto era una
mala idea. Hasta ahora, se había dependido de Gankyuu para hacer estas sutiles distinciones.

Saber los "incendios son peligrosos" era como saber la respuesta a una pregunta, pero no a la
pregunta correcta.

Necesito obtener una explicación completa cómo resolver este tipo de cuestiones.

¿Pero era eso posible? Al haber crecido en el Mar Amarillo, los koushu aprendían sus métodos
a través de una larga experiencia. ¿Sin esos profundos “almacenes” de experiencia para
aprovechar el verdadero significado de ese conocimiento se perdería?

Puedo tener mis dudas.

No era posible. Tenía que enfrentarse de lleno este hecho desagradable. Estar con Kiwa no era
donde se suponía que debía estar. Se sentía completamente fuera de lugar.

La actitud de los shushi se me está pegando, pero la rabia y la indiganción hacia Gankyuu
todavía le pesaba en el corazón. Y no es que él fuera a venir a disculparse.

Quería creer que él no se apresuró a detenerla porque el camino por delante no suponía un
gran riesgo. Él tenía su dinero. Por lo menos, podría haberse disculpado, mirar por sus
intereses. O tal vez, sólo tal vez, el camino a seguir no era lo suficientemente peligroso como
para que él se molestara en ir corriendo tras ella.

Eso no es cierto. Yo fui la que lo despidió. ¿Por qué debería maldecirme ahora? Ese es el tipo
de hombre que es.

Todo esto era tan exasperante. Y para empeorar las cosas, Rikou no vendría tampoco. A pesar
de haberla seguido todo el camino hasta el mar Amarillo.

Odio esto. Estoy de mal humor como una niña pequeña. Eso es lo que más le molestaba.

Shushou finalmente se durmió pero no por mucho tiempo. Se despertó en medio de la noche,
momentáneamente confundida en cuanto a por qué se había desvelado.

Estaba aturdida por la somnolencia y su mente estaba confusa. Volvió su atención a la cabra,
tenía que ser capaz de distinguir su pelaje blanco en la oscuridad. No podía verla. Quizás
estaba durmiendo detrás del árbol o en el otro lado del monte. Seguro que no era nada de qué
preocuparse, para alarmarse, alcanzó la cuerda de la cabra.

Shushou reposó su cabeza contra el tronco, usando la espesa mata de raíces como una
almohada, con los pies estirados por debajo de los arbustos. El cabestro estaba atadoalrededor
del árbol justo junto a su cabeza. Le dio un tirón ligero. Como no tuvo respuesta, tiró de nuevo.
La cuerda no ofrecía ninguna resistencia.

Esto no está bien, pensó, entonces se dio cuenta de que la cuerda estaba mojada. ¿Mojada por
qué? Se preguntó. Antes de que pudiera obtener una respuesta sostenía el extremo libre de la
cuerda en la mano.

-La cabra- Se despertó de inmediato. La cuerda que había rodeado su cabeza estaba cortada
en dos.- La cabra no está aquí.- Un escalofrío le recorrió el cuerpo. La mano que tiraba de la
cuerda estaba pegajosa y húmeda.

Apenas logró ahogar el grito que acudió a sus labios. Quería lanzar la cuerda a un lado y
levantarse. Haciendo acopio de toda su fuerza interior, se las arregló para aferrarse. Agarrando
la cuerda en su mano temblorosa, contuvo la respiración y aguzó el oído.

No me puedo mover, se dijo. No puedo hacer ni un sonido. No podía dejar escudriñar la


oscuridad o la respiración entrecortada de crecería en su garganta. Inhalaba y exhala haciendo
el menor ruido posible. El corazón le tronaba tan fuerte en sus oídos que no podía escuchar
nada más. Aunque no estuviera chillando conmocionada sentía que el corazón le saldría por la
boca.

-¿Está cerca? O quizás…-

Agudizó sus sentidos pero no pudo escuchar nada que no fuera el sonido de su respiración y
los latidos de su corazón. Vagamente podía distinguir el contorno del tronco, la alfombra
ondulante de raíces nudosas, los arbustos y matas al alcance de la mano, y allí no había nada.

¿Dónde debe estar..?

El pensamiento apenas había pasado por la cabeza cuando algo húmedo le salpicó la mejilla. Al
igual que una gota de agua. Una, luego dos. Las gotas le golpeaban la mejilla y corrieron por su
rostro, salpicado en su frente y descendiendo hacia sus ojos.

-Debe estar lloviendo, viene de encima…-


En el árbol. Sus ojos se centraron en las raíces. Las ramas que se bifurcaban en el árbol no
llegaban a verse en su campo de visión. Levantando la vista, el dosel del árbol la cubría como
una sombra indistinta.

Las gotas continuaron, trayendo consigo un olor crudo y oxidado. Ya no podía ignorar lo que
debía de estar ocurriendo ante sus ojos. Con el corazón en la garganta, miró hacia arriba. Ella
no movió su cuerpo, sólo contuvo la respiración y echó la cabeza hacia atrás..

Una mancha blanca estaba atrapada en las ramas sobre su cabeza. Junto a ella había en
cuclillas una gran silueta de color negro.

Un chillido como un espasmo le acudió a la boca del estómago. Su pecho se convulsionó. Su


garganta ardió pero su boca no emitió ningún sonido. No porque se hubiera tragado con éxito
el grito sino porque se había quedado momentáneamente sin habla.

Su cuerpo quedó insensible, le dolía el pecho. La mancha blanca se estiraba hasta romperse en
dos, más gotas repiquetearon abajo.
Me va a ver. Si seguía allí acabría fijándose en ella. Tenía que huir mientras acababa con la
cabra. Sólo tenía que bajar la mirada para verla.

Tengo que huir.

Pero, ¿cómo huir sin hacer ruido? Eso era lo último que valiera la pena preocuparse. Los
latidos de su corazón, los dientes rechinando, debería haberlos apartado en primer lugar.

-Excepto…No me puedo mover.- Ni siquiera su dedo meñique. Realmente era una tonta. Los
remordimientos apiñados en sus pensamientos. Gankyuu –sálvame-.

Como en respuesta a sus oraciones, un hombre gritó:

-¡Hey, los caballos!-

La rama crujió, la cosa sobre su cabeza cambió su posición. Más voces gritaban yendo y
viniendo. Con una salpicadura grotesca y un olor pestilente, la mancha blanca cayó al suelo
junto a los pies de Shushou.

La rama crujió de nuevo, se inclinó como un arco, y saltó hacia atrás, seguida por los relinchos
de los caballos y el ajetreo de la gente en movimiento. Shushou fijó sus ojos en las copas de
los árboles, la rama dejó de temblar pero la sombra negra había desaparecido.
Capítulo Cuatro

Uno de los hombres de Kiwa despertó y descubrió que el caballo atado junto a él se había ido.
Preocupado porque se había escapado, miró alrededor y vio el caballo tumbado en la hierba
alta, no muy lejos. Se acercó y descubrió los cuartos traseros del animal. El resto del caballo no
se veía por ninguna parte.

Sus gritos de alarma atrajeron corriendo a los demás. Incapaz de soportar la sofocante
oscuridad, alguien empezó a hacer una hoguera. Aquí y allá, entre la compañía, los caballos y
los hombres desaparecían, dejando atrás al resto.

Se encendieron antorchas, sacaron sus armas y se buscaban supervivientes. Encontraron una


niña y los restos de una cabra debajo de un árbol. Por un momento, pensaron que era otra
víctima. Luego, con un grito de alivio se dio cuenta de que estaba bien.

La búsqueda continuó hasta el amanecer, apareciendo cuatro cadáveres despedazados y


algunas cabezas de ganado descuartizado pero ni rastro de la criatura que había provocado la
matanza.

-Shushou, ¿estás bien?- Kiwa la abrazó.

Se restregó la cara con un trapo húmedo.

-Estoy viva. Estoy bien.-

-Pero…-

-Déjame ir, por favor. Hay sangre por todo mi pelo y mi ropa. Tengo que lavarme.-

Kiwa empezó a objetar de nuevo, pero en vez de eso, tres gruesas mujeres de su séquito la
acompañaron al río.

El sol se levantó sobre el campamento verde. El camino brillaba como una tortuosa cinta
blanca, tan brillante y alegre, como si la tierra estuviera hilando una elaborada mentira acerca
de su verdadera naturaleza.

Acompañada por las tres mujeres, Shushou se deslizó por la cuneta de la carretera a la orilla de
un arroyo estrecho. Se frotó la cara y enjuagó el cabello. Las manos fuertes y ásperas de las
mujeres se inclinaron para ayudarla.

El agua corriente fría le adormecía la cara, se quitó la ropa. Una mujer las lavó, como si se
afligiera por la suciedad en una prenda de vestir tan fina. Las otras limpiaron su cuerpo con
toallas de mano mojadas.

-Debe haber sido muy alarmante. Pobrecita.-

-Estoy bien. Salí de ello con vida. Eso es todo lo que importa.-

-¿Estas bien? Mi…. No hay necesidad hacerse la valiente.-

- De verdad que lo estoy. Aunque me daba miedo.-


Pensandolo bien era aterrador pero ahora sólo se estremeció por el frío. Después de secarse,
se envolvió con un manto seco, empezó a temblar de verdad. Volviendo a la carretera caliente,
sin embargo, sus emociones se quebraron, volviendo a la normalidad.

Estaba viva y la suerte estaba de su lado.

Los restos de los seres humanos y los animales fueron enterrados en una esquina del
campamento. Este no era el primer ataque youma que habían sufrido. Era la primera vez que
un atacante había dejado suficiente de un cuerpo para enterralo después, eso por sí solo era
aterrador.

Shushou observaba la escena, los pelos en la parte posterior de su cuello de punta. Un Kiwa
nervioso se acercó a ella.

-¿Cómo estás, Shushou? ¿Estás más tranquila?-

-Más o menos sí. Siento lo de la cabra. Sé que fue uno de los suyos.-

Kiwa agitó la mano hacia atrás y adelante.

-No necesitas disculparte. Es suficiente recompensa el saber que estás sana y salva.- Él siguió la
dirección de su mirada y con nerviosismo le dio un codazo en la dirección opuesta. – No
querrás mirar tales cosas. ¿Qué tal si conseguimos algo caliente para el estómago? -

La guió a su carro, un pequeño fuego ardía, el agua echaba vapor en una caldera. Shushou
aceptó una taza de té verde y se sentó junto al fuego. Cualquier ansiedad persistente
desapareció. Y una vez que lo hubo hecho, no pasó mucho tiempo para que ella se diera
cuenta de que nadie más se agolpaba en torno al fuego, ya que hacía bastante calor.

-Increíble. Ayer por la noche, después de decir expresamente que no lo hacieran un par de
idiotas comenzaron a encender fuegos. Eso es lo que probablemente llevó a esto. Esas
hogueras deben de haber atraído al youma aquí. Tuve que Tuve que ponerme serio, les hice
saber que nunca hicieran semejantes tonterías o serían libres para regresar por donde
vinieron.-

-¿Qué?-

-No hay tontos que paren lo que hacen otros tontos, excepto cuando se coloca la vida de otros
en peligro. Vamos a estar bien, Shushou. Nada de eso sucederá de nuevo.-

-Un momento…-

-Una vez que hayas recuperado el juicio, sube a la carreta. Nos pondremos en camino tan
pronto como acaben los enterramientos.-

-¡Pero Shitsu-san!-

-¿Qué? ¿Aún asustada? Desde luego, no puedo culparte por eso, pero permanecer aquí por
más tiempo sería peligroso. Tenemos que dejar este lugar atrás lo más rápidamente posible.-

Con eso Kiwa corrió a reunir a su séquito. Shushou lo observó con mudo asombro. “¿Qué está
pasando por su mente? Y yo que pensaba que era uno de los buenos”.

Cada vez era más evidente que Kiwa no tenía ninguna comprensión de la situación. Habían
llegado por un camino en el que nunca deberían haber puesto un pie en, era por eso que el
youma había atacado. Su objetivo principal tendría que ser una retirada rápida y,
definitivamente, no seguir avanzando laboriosamente hacia adelante. Por no hablar de que el
youma había dejado cadáveres devastados por detrás y se había desvanecido en el aire. ¿No
veía Kiwa un significado más profundo en este tipo de comportamiento extraño? Aunque el
olor de la sangre estaba en el aire, ningún otro youma había aparecido. Era por eso que los
restos habían quedado tendidos alrededor, los youma carroñeros más pequeños no se habían
atrevido a invadir este territorio.

Lo que significa que pertenecía a una criatura grande y aterradora.

-No podemos ir más allá.-

Por supuesto, los Goushi habían tomado un desvío. Este youma estaba a un nivel
completamente diferente a cualquiera de los que se habían encontrado hasta el momento.

Shushou se puso de pie. Volvería sobre sus pasos y correría para alcanzar al shushi. Excepto
que no podía hacer que sus pies dieran el primer paso. Kiwa y compañía no fueron disuadidos
en lo más mínimo. Tuvo que preguntarse si tenía razón para abandonarlos sin tratar de
convencerles de otra forma.

Ella explicaría a Kiwa que esta ruta era demasiado peligrosa e intentaría convercerles de dar
marcha atrás. Si se apresuraban, probablemente podrían ponerse al día con los Goushi.

-Ah, pero no podrán. Shitsu-san tiene su carro tirado por caballos.-

Teniendo en cuenta la cantidad de esfuerzo que le tomaría llegar a desprenderse de eso, tuvo
que concluir que salir de allí por su cuenta era su mejor opción. Iría hacia atrás, les alcanzaría y
les explicaría la situación. En un momento como este, los Goushi sabrían cómo era mejor
proceder.

Reflexionando sobre las posibilidades, Shushou envolvió su cabeza con los brazos. "No me
puedo imaginar a los Goushi corriendo al rescate en una situación como esta.”

Habían venido por este camino después de ignorar las advertencias de los Goushi. Casi no
podía estar seguro de su capacidad de distinguir lo que era apenas un sendero y menos el
llegar hasta los koushu. Si ella tuviera un kijuu, tal vez.

-No tengo más remedio que convencerles a todos para que vuelvan. Shitsu-san tiene que
deshacerse de la carreta y repartir los suministros.-

El problema era que una compañía de tanta gente que regresara por el camino podría atraer al
youma y serguirles. Este youma se ocultaba al sonido de voces humanas, prueba de que era
más inteligente que los que había conocido hasta el momento. Iban a involucrar a los otros en
el mismo peligro.

-Soy una maldita imbécil.-

Por más que estuviera furiosa con Gankyuu y Rikou, no podía soportar cómo iban las cosas.
Shushou sabía lo que tenía que hacer.

-¿Pero como hacerlo?-

Kiwa fue hasta la carretera. Por el momento, no pudiendo llegar a una decisión, Shushou
montó en su carro.

Ya habían sido tres las ocasiones en las que la caravana se detuvo ya que la gente que
caminaba a lo largo del arcén, simplemente desaparecía.

El youma había entraba y ellos arrebatado.

Debe estar al acecho en el bosque, a la espera de que aparezca un hueco en la fila o que
alguien se quede atrás. La mayor parte de las víctimas fueron destrozadas en trocitos. Este
youma, al parecer, mataba por deporte.

Alentados por un miedo primitivo, la gente instintivamente apretó el paso. Los exploradores,
presionaban a sus monturas para que se mantuvieran en el medio de la carretera,
empujándose hombro con hombro. Al caer la noche, se amontonaron silenciosos como los
ratones, despiertos y alertas hasta que amaneció.

Y sin embargo, cuando el sol finalmente salió por el este, unos cuantos más habían sido
recogidos aquí y allá.

-Si lo cazamos…-

Tarde o temprano iban a unirse de nuevo con los koushu. A este paso, simplemente estaban
llevando al depredador a más presas. Tenían que parar y matar a la bestia. Sin embargo,
cuando habló con Kiwa, no mostró la menor inclinación a tomar esas medidas.

Pronto se dieron por vencidos en localizar a las víctimas y enterrarlos. La compañía avanzaba
con gravedad, de prisa en una nube de polvo. Nadie durmió demasiado. Después de dos días,
manteniendo un ritmo sin orden ni concierto, que llegaron a una brecha en el bosque.

Un grito de alivio se elevó en el aire. El youma no tenía escondites aquí, una amplia sabana se
abrió ante sus ojos. El sombrío panorama se extendía hasta el horizonte lejano, sembrado de
cantos rodados y poblada solamente por maleza y arbustos de baja altura, como pequeñas
ondulaciones en un mar amplio.

-Ah, un cambio bienvenido. Sin un lugar donde ocultarse, este youma está obligado a
renunciar a la persecución. -Kiwa sonrió e instó a los hombres y caballos hacia adelante. Como
marineros perdidos que finalemente encuentras tierra, se adelantaron con renovada
esperanza.

Era pasado el mediodía, cuando los gritos estallaron en la parte trasera de la larga procesión.
Shushou alcanzó a ver un gran simio. La parte final de la línea se desintegró. La gente se
dispersó hacia una colina cercana que proporcionó una visión completa de los alrededores.

Los caballos de llevaban el carro partieron al galope. Las personas a pie rápidamente cayeron
muy por detrás, luego desaparecieron detrás de la suave subida y bajada del terreno.

-¡Shitsu-san, no se puede! ¡Esa gente!-


-No puedo hacer nada por ellos de todos modos, Shushou. Debemos aprovechar esta
oportunidad para escapar.-

-¡Pero..!-

-Ciertamente lo lamento por aquellos que fueron atacados. ¿Qué podría hacer volviendo
atrás? ¿Salvar mi propia conciencia? ¿No tenemos una misión más importante de lograr?-

-¿Una misión?-

-Está bien. ¿Por qué vamos a la Shouzan? Uno de nosotros tiene que ir al Mt. Hou, convertirse
en emperador y salvar el reino de Kyou, junto con sus tres millones de habitantes. Para
cualquiera de los que son capaces de ascender al trono, la preocupación por el sacrificio de un
puñado de vidas sólo haría que tres millones de ellas estuvieran aún en mayor peligro.-

Shushou fulminó con la mirada a Kiwa.

-¿Usted piensa que los que son incapaces de salvar a un puñado pueden salvar millones?-

-¿Acaso crees que un emperador puede reinar sin matar a una sola persona?-

Shushou apretó la mandíbula y no respondió.

-¿Se sacrifican unos pocos y proteges a la mayoría? O cedes al sentimiento y salvas a los pocos
mientras llevas al reino a la ruina? Los que optan por sentarse en el trono deben estar
preparados para hacer un sinnúmero de decisiones similares, Shushou.-

-Eso…-

-No estoy diciendo que no me arrepienta profundamente por sacrificarlos. Si tuviera el poder
para salvarlos, lo haría sin dudar, pero no lo tengo.La mejor manera que puedo agradecerles su
honorable sacrificio es seguir adelante. Después, la única manera en que pueda recompensar
sus pérdidas es no olvidar nunca mi agradecimiento hacia ellos y hacer el bien a los demás en
la misma proporción.-

-Eso es…-

La misma actitud que los koushu. Cuando la situación lo requería, se salvaron a sí mismos,
mientras que otros fueron cayendo víctimas. Pero, ¿dejaría alguna otra estrategia más
supervivientes atrás?

-Realmente soy una imbécil.- se dijo Shushou a sí misma, sus palabras ahogadas por el sonido
del carruaje y los caballos al galope.

Los fuertes rescataban a los débiles. Ese era su deber. Pero nadie era fuerte en el Mar Amarillo.
La fuerte defensa de los débiles sólo tenía sentido en un mundo donde el fuerte podría
salvarse. En el Mar Amarillo, los Goushi eran cualquier cosa menos fuertes.

Cuando un gran youma se presentaba y no podían defenderse contra él, tomaban el camino
más largo. En circunstancias más favorables, podrían tal vez salvar a dos o tres, además de a sí
mismos. Así, que aunque los Goushi eran contratados como guardaespaldas, en el Mar
Amarillono había de ninguna manera “reyes de la colina”. En el Mar Amarillo, un Goushi podía
defenderse. Gastar la cantidad mínima de energía para hacer eso y tendría que quedar lo
suficiente para proteger a su empleador. Pero agotar esos recursos y no sería capaz de salvar a
nadie, aunque quisiera.

-Esta es la conclusión.-

No importa qué tan en casa estuvieran en el mar Amarillo, incluso los koushu no mandaban. Se
les hacía duro el hacer un viaje cargando a alguien sin preparación en cuerpo y mente, un
extraño para echar a patadas.

Con el fin de garantizar su seguridad en la mayor medida de lo posible, todos los miembros de
la expedición debían de estar dispuesto a aceptar el consejo de los Goushi desde el principio.

Donde el agua potable no estaba disponible, se proporcionarían rocas jarro. Lo que no estaba
lleno de antemano no estaría disponible más adelante. No había tiendas en el Mar Amarillo.
No había carreteras en el Mar Amarillo. Los lugares que eran planos, nivelados y rectos no eran
carreteras. No había lugar para lamentos, no hay manera de cancelar el viaje a mitad de
camino.

El éxito en el Mar Amarillo se determinaba mediante las preparaciones hechas antes incluso de
entrar en él.

Aceptar el consejo de los Goushi, diligencia para prepararse bien antes de tiempo, otorga al
conocimiento de los Goushi el debido respeto, confiar en la intuición de los goushi, la
protección de los más grandes guías del mundo no era digna de menos. El que contrataba a un
Goushi no era el señor del goushi. Toda la autoridad en el viaje debía recaer en el Goushi.

Sólo los koushu definitivamente podrían abordar estos asuntos aparentemente insignificantes
como dónde construir una hoguera y cuando extinguirlo. Podrían mirar el paisaje y el tamaño
de la situación y llegar a las conclusiones correctas, el producto de la sabiduría y la experiencia
que había acumulado después de vivir en el mar Amarillo desde que eran niños.

La persona responsable en un viaje tenía que ser la que tuviera la mayor experiencia en su
haber. Eso es lo que significaba contratar a un Goushi.

-Entregar una gran cantidad de dinero y tener a alguien que te acompañe al Mt. Hou-

La contratación de un guardia era una propuesta algo diferente. Un Goushi era contratado
para ir al Mt. Hou, ellos hacían el viaje. El empleador estaba básicamente a lo largo del paseo.
Era el Goushi que servía de guía a su empleador, el que proporcionaba el liderazgo y la
dirección necesaria. Un Goushi planeaba desde el principio el viaje con las necesidades de la
persona que le pagaba en mente. La seguridad de los demás, o de un Kiwa o de un Chodai,
simplemente no eran un factor en su pensamiento. Si así fuera, serían necesarios muchos más
Goushi.

-Sería mucho más inútil a menos que cada uno tuviera su propio Goushi.-

Uno para cada uno requeriría una gran cantidad de Goushi. Con eso muchos, podrían combinar
sus fuerzas en un apuro y tener de reserva cuando se presentaban peligros.

Muy pocos de los que iban en el Shouzan tenían un Goushi. Kiwa tenía más de cuarenta
asistentes, pero sin saber más que ellos, kiwa estaba en su misma situación. Si hubiera
contratado a un Goushi antes del comienzo del viaje, éste seguramente habría recomendado
reducir el tamaño de su séquito y que complementara la compañía con guardaespaldas
adicionales.

Tenía que haber una manera mejor que la esperanza que daba la seguridad de los números,
ninguno de ellos sabía cómo protegerse a sí mismos en el Mar Amarillo, por lo que, huían
mientras los rezagados caían.

“Es repugnante que te des cuenta de esto ahora”, Shushou se castigó a sí misma mientras el
carro corría por la pradera. "Gankyuu estaría en su derecho para llamarme estampa de
idioteces”.

Hacia el ocaso finalmente aflojaron el paso. Después de haber dejado el youma muy por detrás
con sus víctimas, todos los que habían resistido sonrieron con alivio el de los supervivientes.

Shushou se bajó del carro y miró hacia atrás a través del fino velo de polvo. La compañía era
un tercio del tamaño de lo que había sido. Esa era la cantidad de personas que habían caído en
el olvido.

Afianzó los pies en el suelo debido a que no sentía más firme que un pequeño bote en un mar
agitado, y se acercó donde estaba construyendo Kiwa una hoguera.

-Shitsu-san, tengo que pedirle un favor de ustedes.-

-¿Sí?- Él la miró, su cara suave como la de un bebé.

-Odio tener que decir esto, después de todo lo que has hecho por mí.-

-Oh, ¿qué ocurre, entonces?-

-Me gustaría pedir prestado un poco de comida y agua.-

-¿Shushou?-

-También apreciaría una lanza o una espada, si eso no es pedir demasiado.-

-¡Shushou! ¿No ves lo que está ocurriendo? ¿Para qué necesitarías ese tipo de cosas? -

-Voy a volver a por ellos.-

-¡Shushou!-

-Voy a tratar de unirme con el resto de los viajeros a pie. Si eso es posible. Si el youma
realmente los ha cazado, entonces bueno. Si no es así, tendremos que averiguar la manera de
deshacernos de ese youma.-

Un Kiwa claramente nervioso agarró por el brazo a Shushou.

-¡No digas esas tonterías!-

-Shitsu-san, ¿usted no lo entiende? Nunca deberíamos haber venido por este camino.No es
probable que el Youma renuncie a perseguirnos. Si seguimos adelante, nos encontraremos
inevitablemente con los que han hecho caso de su buen juicio para no ser atacados por ese
youma.-

-Pero…-

-La estupidez de nuestras acciones ya es un hecho, nada de lo que hagamos ahora puede
revertir esas decisiones. Y tal vez el abandono de la mala suerte es la manera natural de
permitir que los tontos como nosotros sosobrevivan, pero llevar a este youma hacia los que no
han tenido parte en esta locura va más allá de los límites.-

-Shushou, cálmate y piénsalo.-

Shushou negó con la cabeza.

-Lo he pensado bien. Me enojé por la forma en que los Goushi hicieron las cosas y nos unieron.
No podía soportar que me dijeran que debido a que no sabía nada sobre el Mar Amarillo, yo
no tenía una opinión que valiera la pena escuchar. Sería como si se tratara de personas que
poseen y crían caballos, por ejemplo, y les enseñaran personas que no tuvieran ni idea.-

-Mira, Shushou…-

-Es lo que es y las desgracias vendrán por hacer mal las cosas. Después de haber perdido los
estribos con los koushu, no puedo repetir los mismos errores aquí. Cuidar emociones así es
estúpido. Así que voy a volver y admitir que estaba en equivocada y pediré perdón, es decir, si
el youma no me sigue.-

-¡Shushou!-

-Estaba furiosa sin comprender nada sobre lo que se necesita para ser un koushu. No hice caso
de sus advertencias y entré en este peligro por mi cuenta. Huyendo y dejando atrás los de a
pie es una cosa, sin embargo, ¿también voy a exponer a los koushu al mismo peligro? No voy a
hacerlo. ¿Podría separarse de algunas de sus provisiones? Sólo lo que yo pueda llevar. De
cualquier manera, no se lo reprocharé.-

-¿Qué razón tendría yo para desprenderme de ningún suministro? Esta charla es ir hacia atrás.-

-Bien, lo comprendo.- Shushou giró sobre sus talones. Viajando de dia podría ser la mejor
estrategia de todas formas.

-Shushou, espera…-

-Si no tiene el valor para volver por su cuenta, bien, es libre de hacer lo que mejor le parezca.
No puedo decirle qué hacer. Es mejor ir sola, supongo, que en compañía de un cobarde que no
puede pagar la factura de sus propias estupideces pero no espere que yo participe por más
tiempo.-

-¡Shushou!-

Shushou dijo con un gesto final:

-Gracias por todo, Shitsu-san. Cuídese.-


Capítulo Cinco

La nube de polvo que se ciernía sobre la tierra manchaba de amarillo de aire.

El hombre se quedó sin aliento. Mientras corría por el camino, lo único que podía ver delante
de él era una neblina rojiza. La carreta de su señor tenía que estar en algún lugar más allá de la
neblina pero no pudo ver ni un solo retazo.

Subía cada elevación de la carretera pidiendo que en lo alto las vistas más nítidas. O al menos
que les encontrara allí tomando un descanso. O si su suerte realmente se había acabado, que
los exploradores volvieran a buscarles.

Oró en vano.

Se preguntaba si ya era hora de abandonar la esperanza, y sin embargo, con la cabeza alta,
llegó a la cima de otra colina, viendo únicamente la estela de polvo que su señor había dejado
tras de sí, luego bajó la cabeza. Siguiendo por el sendero, su sombra se hizo más larga con
cada zancada.

-Shoutan- jadeó uno de sus compañeros.- ¿crees que tal vez el señor realmente se ha ido?-

En este punto, Shoutan tuvo que enfrentar los hechos.

-Sí. Parece que es así.-

Dejó escapar un largo suspiro. La punzada de dolor en su costado le dijo que, con sus más de
cuarenta años de edad, su cuerpo no podría resistir mucho más aquello.

-El señor tiene que estar descansando con los otros. Si nos mantenemos vamos…-

Shoutan se detuvo y respiró.Tenía dificultades para creer lo que estaba diciendo. Kiwa se había
largado a todo galope. Nadie de los que iban a pie llegaría jamás a alcanzarle. Incluso si se las
arreglaban para acortar la distancia mientras Kiwa descansaba, todo lo que conseguirían era
que el youma les viera y Kiwa se iría en un instante. Estarían comiendo su polvo de nuevo.

El hombre que corría detrás de Shoutan cayó de rodillas.

-Maldito sea.-

-"¡Hey!- Shoutan le llamó.

Pero el hombre negó con la cabeza.

-He tenido suficiente. No puedo correr ni un metro más.-

Shoutan se detuvo también. Otro hombre se sentó donde estaba parado y se tumbó en el
suelo. Y otros siguieron su ejemplo.

Sin duda, si seguían corriendo alcanzarían a Kiwa, sin embargo, cualquier deseo de exhortar a
sus compañeros a seguir adelante murió también. Shoutan se sentó en el medio de la
carretera. Su aliento le ardía enla garganta. Su cuerpo sentía como si una enorme piedra
caliente se hubiera alojado en su costado. Se acostó.
El youma venía. Les había seguido hasta aquí. Otro ataque era inevitable. Kiwa solamente
estaba abriendo la distancia entre ellos pero no podía importar menos.

Nadie dijo nada. Se sentaron y se quedaron allí y tomaron una respiración entrecortada
después de otra. Un grupo que les pisaba los talone, que había ido incluso más atrás que ellos,
se encontró con ellos. Miraron hacia abajo, a Shoutan y los demás. Shoutan y los demás les
miraron a ellos. Nadie dijo una palabra.

Sus caras transformadas por la angutia. Como si una presa se hubiera roto, cayeron en la
carretera con un jadeo colectivo. Todavía no hablaron. Finalmente salió la luna. Más de la
compañía que había abandonado Kiwa llegaron con cuenta gotas, llenando el estanque seco
de la base de la colina.

Su señor les había abandonado. Ellos estaban tirando de los carros de mano cuando estallaron
los gritos y el carro del maestro desaparecó en la distancia. Sabiendo que los castigarían por
ello después, abandonaron los carros y corrieron tras él. No podían dejar atrás a tres equipos
de caballos.

En medio de la sabana, se encontraron con otro grupo de rezagados. Ahora estaban sólo ellos.
Y el youma.

La mayoría que iba en el Shouzan tenía caballos, por lo que la mayoría de los que quedaron
atrás eran sirvientes y subordinados. Entre los criados que habían sido abandonados por sus
señores, como Shoutan, estaban los desgraciados igualmente desafortunados cuyos
empleadores habían muerto, lo que no les dejaba otra opción que seguir al pie del cañón.

En cualquier caso, corrieron tan rápido como sus dos pies les permitían. Luchando por cada
respiración, huyeron del último lugar donde el youma les había asaltado. No se sentían más
seguros. El youma ganaría cualquier carrera a pie. Sin un caballo o kijuu, no había ningún lugar
seguro para correr.

Tales pensamientos les rondaban la mente, sus piernas se volvieron de plomo. Una vez que la
pura inutilidad de sus esfuerzos brotó en su corazón, no podían dar un paso más.

En el momento en que la luna se alzó sobre el horizonte oriental, un centenar de viajeros se


habían reunido en la base de la colina. Se sentaron en silencio, roto por maldiciones
ocasionales lanzadas a los cielos. Sus arrebatos quedaron sin respuesta.

-Vendrá por la noche.- Esta observación de lo obvio flotaba como una nube de humo por
encima del pesado silencio.

-Sí.- respondió Shoutan.

La noche se acercaba. Los peligros se multiplicarían. Mientras todos estaban sentados allí, el
youma estaba cada vez más cerca.

-Como si hubiera alguna diferencia.-alguien escupió.

Shoutan asintió a eso también. Habían sido arrojados a un lado como si fueran basura. Ni uno
solo de ellos estaban en el mar Amarillo porque quisiera, habían seguido a su amo.
Shoutan fue uno de los servidores que vivían en el domicilio de Kiwa. Le ordenó que lo
acompañara, por lo que no pudo rechazarlo. Y así había terminado aquí. Había caminado un
largo camino largo, mientras que su amo montaba en su carro, nunca fuera de su vista. Cuando
su amo se detenía, trabajaba. Y luego Kiwa le empujó para salvar su propio pellejo.

Cuando el youma atacó, Shoutan y los demás huyeron a pie. Los caballos y kijuu de pies ligeros
lograron escapar. Estaban atrapados aquí. Esto era más o menos a lo que se reducía.

-Qué imbécil.- alguien dejó escapar.

Shoutan no pudo evitar estar de acuerdo.

-Sí.-

-Él viaja lleno de lujos gracias a todos nosotros, y luego, cuando las cosas se complican nos usa
como escudos humanos.-

-Sí, se salva y se escapa al monte Hou. Hey, no deje que la gente como nosotros le detengan.-

-Si tiene suerte, él se convierte en emperador y vive la buena vida para siempre.-

-Eh. Un hombre que abandona a sus siervos nunca se convertirá en emperador.-

-Yo no apostaría en contra de ello. Un montón inútiles están haciendo funcionar este mundo.-

-Tienes razón.-

-De cualquier manera, nunca lo vamos a saber.-

-Sí. No es como lográramos ver cómo se cierran en sus narices las puertas del Monte Hou.-

-Diablos, voy a estar feliz de no tener que ver cómo se enorgullece y es aún prepotente de lo
que ya lo es.-

Una oleada de risas burlonas llenó el hueco. Shoutan tuvo que sonreír también. No podía
hacer nada más.

-¡Oye!-

La tensa exclamación hizo que Shoutan automáticamente se colocara en una postura


defensiva. A pesar de no ser una maldición, que sólo podía ser el aviso de un ataque youma, ya
estaba en pie y listo para empezar a correr. No era el único. Estaban vivos, al fin y al cabo.

-Viene algo.-

Se tomaron aire simultáneamente y miraron por la pendiente que marcaba el camino a seguir.
Aquellos que descansaban en la cuneta estiraron el cuello para mirar por encima del borde.

-¿Un youma?-

-No.-
-Es una persona.-

-Está viniendo hacia aquí.-

Todos ellos tragaron saliva, expectantes.

-Una persona.-

-Pero eso es…-

Los hombres se alinearon a lo largo del borde del río seco, manteniendo la boca cerrada,
posados en la pendiente descendiente. Shoutan podía oír los pequeños pasos también. En la
calma total, cada paso resonaba con claridad. Entonces otro sonido cayó sobre ellos como una
lluvia suave, cálida.

-¿Hay alguien ahí?-

Los pasos se aceleraron. Una pequeña figura apareció en lo alto del ribazo del estanque seco.

-¿Estás bien?-

La pregunta rebosba preocupación. La gente en el estanque se había ido reuniendo allí poco a
poco, ahora todos ellos responde instintivamente a la vez. Shoutan no fue una excepción. Esa
chica había vuelto. Seguramente podría hacer algo por ellos pero eso no era lo que importaba
en ese momento, sabían que no era un sirviente: Iba en el Shouzan.

La mezcla confusa de voces se convirtió en un grito de alegría. Sorprendida por esta reacción,
la chica le lanzó confusa mirada a través del estanque.

-No pareces feliz de verme. Siento decir que no tengo armas o ninguna otra disposición. Solo
yo.-

-Eso está bien para nosotros.-respondió alguien.

-¿Oh? Está bien todo el mundo? ¿Hay alguien herido?- La niña respondió a sus propias
preguntas con una sonrisa irónica.- Todo el mundo difícilmente podría ser. Aún así, el que
muchos pudieran escapar es razón suficiente para alegrarse.-

Shoutan la miró lleno de agradecidas expectativas. La cuestión no era si el que alguien que
fuera en el Shouzan haría cualquier cosa por ellos, una persona que viajara en el Shouzan, ante
todo, tenía que preocuparse por sus vidas y por su seguridad.

La chica bajó al estanque, se fijó en la multitud ante ella y le dijo:

-¿Dónde están provisiones?-

Casi como si tomando la cuestión como una amonestación, un hombre admitió que las había
tirado y habían salido corriendo.

-Sí, cuando se está corriendo por tu vida, tales cosas se pondrían en el camino. Pero hay que
volver a buscarlos. No conseguiremos llegar muy lejos sin comida y agua.-
Después de esto, se repitió a sí mismo Shoutan.

La chica se detuvo a unos pies de distancia, se dio la vuelta y dijo:

-Oh, eres uno de los asistentes de Shitsu-san. Es bueno ver que estás bien.-

-Sí, hum..-

-Vamos a volver y recuperar sus paquetes. ¿Hay alguien aquí que no puede caminar? -

-Pero..-

-Si permanecemos aquí igualmenye moriremos de hambre y sed. Necesitamos esos


suministros. Comida y agua. ¿Cuántos aquí tienen suficientes provisiones para sí mismos?-

Unas manos se levantaron aquí y allá.

-Lo que significa que es apenas suficiente para el resto de nosotros. Sí, tenemos que volver.-

-Pero…- ¿Volver atrás y hacer qué? Para empezar, no tenían ningún caballo.

-¿Pero qué? Necesitamos esos suministros, ¿verdad? Sin ellos, también deberíamos cualquier
esperanza para el futuro.- Sonrió Shushou. - Estoy haciendo todo el camino al Mt. Hou.
Después de todo, los youma no están permitidos en el Monte Hou. Venga. Vamos.-

Shushou habló como si estuviera proponiendo ir a dar un paseo. Cruzó el río seco y empezó a
subir al otro lado.

-Pero- Shushou-sama-

-Hemos venido hasta aquí a pie, ¿lo hicimos nosotros no? La distancia que nos queda por
delante es considerablemente menos de lo que hemos cubierto hasta ahora. Quince días,
supongo. Y hemos estado en la carretera durante casi un mes. Este no es el momento ni el
lugar para comenzar expresando quejas.-

-Pero el youma…-

-¿No han estado apareciendo youma a todo lo largo del camino? Fuera del Mar Amarillo
también. El que hayas llegado hasta aquí significa que tienes la suerte de su lado. Y de aquí en
adelante, es casi imposible que todos vamos a morir.-

-¿En serio?-

-Pero sin comida ni agua, ninguno de nosotros va a vivir mucho tiempo.-

-Pero ¡tendremos que hacer el viaje de vuelta desde el monte Hou también! "

-Sí. Los shushi que me acompañaron a lo largo del viaje llevaban suministros para dos,
suficientes para el trayecto de ida y vuelta, y no era más de que lo que un hombre fuerte
podría llevar a la espalda. En cualquier caso, vamos a preocuparnos por llegar al Mt. Hou
primero. Una vez que estemos allí, estoy segura de que podemos resolver algo.-
-¿Cree que será posible?-

-¿No hay un Kirin viviendo en el monte Hou? Si un grupo de este tamaño se perdiera a esta
distancia, en frente de la puerta de su casa, llamaría su atención inmediata. Desde luego, no
van a estar tranquilos mientras sus criados nos detienen. Al final del día, hay que terminar con
lo suficiente para sobrevivir. El Kirin está obligado a ser un tipo mejor que el señor que te
abandonó en el Mar Amarillo. Es una criatura misericordiosa y la compasiva, ¿verdad?-

Shoutan abrió la boca para responder y se rió en su lugar.

-Supongo que sí.-

-Entonces vamos ponernos en camino. Incluso los youma que no van a perder el tiempo
siempre en el mismo lugar. No es como si algo como esto nunca hubiera sucedido antes.
Volveremos, administraremos las provisiones y llevaremos sólo lo que necesitamos para llegar
al Mt. Hou.-

A su alrededor, la gente se puso lentamente en pie.

-¡Está bien! Arriba. Cuando lleguemos al Monte Hou, ¿quién sabe? No es insólito que el Kirin
escoja un hombre común. Sirviente o señor, finalmente acabrás encontrándote con el kirin.
Realmente también van criados en el Shouzan, así que anímaos y poned vuestra mejor cara.-

Alentados por sus palabras, iniciaron el regreso por el camino. Ella puede no poder ser tan
ingenua, Shoutan pensó para sí mismo. Sin embargo, una chispa de esperanza creció en su
corazón. El atisbo del futuro que les dio esa chica hizo que, momentáneamente, centraran su
atención en un vida que hasta hacía apenas unos minutos no les importaba ne lo más mínimo.

-No os retraséis. Manteneos juntos, sed conscientes de vuestro entorno. Si veis algo que
parezca un youma, dad un grito. Si escucháis ese grito, pensad en vosotros primero y corred.-

-Pero el ouma es más rápido.-

Shushou suspiro. "Sí lo es. Pero correr es mejor que estar quieto. Así que huid y esconderos
detrás de un arbusto o una roca.-

Shoutan la miró boquiabierto.

-¿Esconder? ¿Cómo que esconderse?-

-Si no hay arbustos o rocas alrededor, acostaros sobre el suelo. No importa qué tan cerca esté,
no os mováis y no hagáis ni un solo ruido. Los youma tienen dificultades para detectar a los
seres humanos en situaciones como esas. Es aterrador pero es su mejor estrategia. Eso es lo
que hice y que me salvó. ¿Lo recordáis?-

-Ah.- Shoutan asintió.

-Vi que el youma estaba entado en la rama de un árbol justo encima de mi cabeza, no más
lejos de mí que lo que tú estás ahora. Me las arreglé para aguantar el miedo y permanecer
muy quieta. Es por eso que estoy aquí en este momento.-
La historia ya se había extendido alrededor. Las palabras de una chica que había estado tan
cerca de un youma y había vivido para contarlo le daba un peso adicional.

Así, alentando a trompicones, hicieron su camino de regreso por la carretera. Se encontraron


con los suministros abandonados cerca del amanecer. Como antes, el youma había dejado los
cuerpos de los muertos atrás. Apresuradamente recogieron sus pertenencias pero para
cuando había hecho los paquetes para viajar, se habían agotado y no estaban en condiciones
de reanudar la marcha.

-Por supuesto.-dijo la chica, observando el sol asomando sobre el horizonte oriental. -Hay
menos lugares donde esconderse aquí durante el día, por lo que el youma no debe estar tan
activo. Debemos descansar también.-

-Durante el día. El mejor momento para caminar…-

-Es por la noche. La visibilidad es pobre y hay un montón de lugares para esconderse. Sin lugar
a dudas, hace que viajar a pie sea peligroso. No hay forma de saber dónde el youma podría
estar al acecho pero si la visibilidad mejora aunque sea ligeramente, en una noche de luna
llena, por ejemplo, podrás notar cualquier sombra que se acerque.-

-Supongo que sí.-

-Los youma no son más fuertes durante el día. Tienen una buena visión nocturna, la luz les
deslumbra. Las personas que no hacen ruido o que se desplazan cuando están durmiendo.
Dormir bajo un arbusto o detrás de una roca sólo podría hacer fueras más difícil de cazar.-

-Eso tiene sentido.-

-Decidido. Vamos a dormir ahora. Al llegar la noche, reanudaremos nuestro viaje. Mantener
vuestras mochilas a mano. El agua, concretamente, como si estuviera pegada a vuestra
muñeca. En cualquier otro lugar estaría demasiado lejos.-

Después de eso, para asegurarse de que no se separaban otra vez, Shushou eligió un sitio con
una buena vista de la zona circundante. En algún momento, asumió el mando de este grupo
heterogéneo, nadie se opuso ni se ofreció voluntario.Habían crecido para recibir órdenes y se
acobardaban cuando se les daba demasiada libertad para realizar una tarea.

Aunque los ataques youma continuaron, unos se esforzaro por resistir estoicamente mientras
que otros se dispersaron, escondiéndose debajo de arbustos y detrás de las rocas según las
instrucciones Shushou. Cada incidente confirmó aún más la utilidad de la estrategia y la actitud
general también se percató de ello.

Cuando llegaba un ataque, agarraban la mano de su compañero más cercano y huían al


desierto. Permanecer en silencio aún requería una cantidad de valentía considerable pero,
poco a poco, se enteraron de que compartir el terror con otra persona hacía que fuese mucho
más fácil.

Después de que los youma sembraran el caos, regresaban, recogían sus pertenencias, y se
iban. Después de tres días y tres noches de dar un paso atrás por cada dos pasos hacia delante,
había menos gente y menos suministros pero la gran mayoría se mantenía en buenas
condiciones.
El grupo de los refugiados continuó constantemente su progreso hacia adelante.
Capítulo Seis

Kinhaku se puso en cuclillas en la carretera y examinó la tierra apisonada.

-No veo ninguna señal del carro.-

-Kiwa no ha llegado todavía.-

La caravana había seguido por el bosque, yendo a través de los marcadores anteriormente
dejados por los Goushi, y se internaron en el bosque. Después de seguir un estrecho valle,
regresaron a la carretera. Sin ningún youma que los atacara durante ese tiempo y el curso no
fue inusualmente difícil. Pero cuando se unieron de nuevo en la carretera, no había ninguna
señal de Kiwa y los demás.

El día era brillante y claro. Kinhaku se volvió hacia Gankyuu.

-¿Piensas que fue atacada?-

-Puedo contar con ello.- fue la respuesta contundente del shushi.

-¿Qué debemos hacer?-

-¿Qué más podemos hacer? El sol ha salido, haremos el campamento. Si están vivos, deberían
llegar mientras dormimos. No son lo suficientemente inteligentes como para mantenerse
ocultos durante el día y viajar por la noche.-

Kinhaku asintió y volvió su atención a la carretera, podían haber sido atacados por el youma o
en alguna otra parte.

El camino se desvió alrededor de la colina pequeña rocosa. Al explorar los alrededores desde la
loma no pudieron ver ni siquiera una nube de polvo en la distancia. Tragándose su decepción,
se volvió hacia Gankyuu. Los shushi ya habían ido a buscar un sitio para acampar.

Kinhaku negó con la cabeza.

-Un shushi es como actúa un shushi, ¿eh?-

Un Shushi no era un Goushi. Los Goushi conocían lo espantoso que podía resultar el Shouzan
cuando se perdía un fénix. Kinhaku no lo había experimentado por sí mismo, pero en base a lo
que había oído de los veteranos, se lo podía imaginar.

Cuando su compañero Goushi le hizo la misma pregunta que le había preguntado Gankyuu, les
dijo que acamparan.

-¿Y si no aparecen cuando despertemos?-

Su respuesta difería poco de la de Gankyuu.

-¿Qué podemos hacer? Si se encontraron con un youma, tal vez dos o tres con el tiempo.
Todo lo que podemos hacer es cruzar los dedos y esperar.-

-¿No sería mejor enviar un equipo de rescate? Por lo menos tener un mensajero…-
Kinhaku lo interrumpió con una mirada penetrante.

-¡No vayas a especular sobre lo que podría ocurrir! Hablar podría gafar la suerte que Shinkun
nos ha dado hasta ahora.-

Permanecieron allí hasta la puesta del sol. Nadie apareció en el camino. Los Goushi calmaron a
los otros que querían seguir adelante y les convencieron para pasar la noche. Al día siguiente,
cuando avanzaba la tarde, una nube de polvo se levantó en la distancia.

El polvo se levantó de los confines de la carretera, ya que bordeaba un acantilado bajo. Podían
ver caer piedras en el fondo del río seco en la parte inferior del valle.

-¡Alguien viene!-

Una aclamación y tristes excusas surgieron al ver a doce jinetes de caballos y de kijuu bajando
por la carretera. Vieron a la multitud queles esperaba y corrieron el resto del camino, el alivio
pintado en sus rostros.

Kinhaku dio un paso adelante para recibirlos.

-¡No puede ser que seáis los únicos supervivientes!-

Sin aliento el cabecilla de los jinetes dijo:

-No. El resto están atrás.-

-Había un youma.-

Kinhaku asintió.

-Por eso viniste así. ¿Donde están los otros? ¿Cuánto tiempo les queda para que lleguen aquí?-

-La compañía de Kiwa debe venir por detrás pero hay gente a pie.-

Kinhaku le fulminó con la mirada.

-¿Lo que significa que les abandonó y se fue?-

Un encogimiento de hombros y una inclinación de cabeza respondieron a esa pregunta.


Kinhaku le espetó:

-¿Qué pasa con la chica? ¿Está a salvo?-

-No lo sé. Creo que ella estaba con Kiwa.-

-¿Y dónde está Kiwa?-

-Se ha retrasado.-

-No- intervino uno de los jinetes de kijuu.-La vi bajar de la carreta de Kiwa y volver atrás.-
-¿Volver? ¿Quiere decir, para unirse a los sirvientes que iban a pie?-

-Probablemente.-

-¿Y el youma? ¿Está muerto? -

-Ni de lejos.-

-¡Maldición!- Kinhaku corrió de regreso a sus compañeros. -Cinco que se queden atrás. ¡Va a
anochecer, lleven a la caravana de vuelta a la carretera y sigan adelante sin importar qué!-

-¿Cuál es el plan?-

-Ese youma. Esos bastardos escaparon sin cuidar de ella.-

-Lo que significa…-

-Seguirán llegando. Está en la naturaleza de un youma, desarrollan un gusto por las cosas. Se
aprovechan de los seres humanos porque son más fáciles de cazar que otros youma.- Kinhaku
volvió a mirar a Gankyuu. - Entonces, ¿qué piensa el maestro shushi? Parece que la chica sintió
pena por los rezagados y regresó para ayudar.-

-Eso parece.- murmuró Gankyuu. Con una sonrisa irónica añadií:- Tenía la intención separar e ir
de caza pero estoy bien quedándome atrás y turnarme para cuidar del resto.-

-Vale.- Kinhaku respondió con una expresión igual de jocosa.

Rikou estaba de pie junto a Gankyuu, intervino diciendo:


-Gankyuu, iré contigo.-

Gankyuu miró.

-¿Oh?-

Rikou sonrió.

-Vamos a hacer esto juntos.-

-¿No habías perdido el interés por Shushou?-

-No recuerdo haber dicho nada por el estilo.-

Gankyuu suspiro.

-Lo he dicho antes, pero vale la pena repetirlo: la chica simplemente no te necesita más.-

-Cierto. Pero tal vez yo pueda demostrarle mi valía una vez más. No puedo caminar lejos ahora
sin poner esa suposición a prueba.-

-Estamos probable que tengamos a un youma tras nuestro. Pensaba que tenías más aprecio a
tu vida. En cuanto a mí, no tengo interés en ir al rescate.-
-No te estoy preguntando si quieres ir al rescate, te estoy contratando.-

Gankyuu dijo con una sonrisa burlona:

-¿Oh? ¿Cuánto cuesta? Tomo la mitad por adelantado, ya sabes. En efectivo.-

-¿Qué tal esto?- Rikou le arrojó las riendas de Seisai, desató al haku de la roca cercana:- Te
daré la diferencia que hay de valor entre un suugu y un haku. No creo que te opongas a eso.
Vamos.-
Capítulo Siete

Observando a la gente andar a un buen ritmo y escuchando a medias a Shoutan charlando


alegremente a su lado, Shushou cuidó sus pensamientos negativos. Si se mantenían asi por la
carretera, por ferza tendrían que reunirse con Gankyuu y el resto de la caravana.

Y el youma tenía la clara intención de seguir con ellos durante todo el trayecto.

Excepto seguir aquel camino no había nada más que hacer sino seguir poniendo un pie delante
del otro. Cuándo, dónde y cómo iban a cazar al youma estaba muy lejos.

Aunque la mayor parte de su grupo no estaba armado, había un buen número de armas. Los
youmas ordinarios tenían que dejar de comer y ahí era cuando podían ser atacados. En ese
momento podían ser sorprendidos por un ataque en grupo. Este youma, sin embargo, apareció
en un instante, cazaba a uno o a dos y desaparecía con la misma rapidez. Cuando tenía
hambre, no permanecía cerca, sino que arrastraba a su víctima. No dejaba a sus enemigos
ninguna opción.

-¿Qué tienes en mente?- Preguntó Shoutan.

Shushou esbozó una sonrisa.

-Ya que no podemos huir, he estado pensando acerca de cómo cazar a que youma.-

-¿Cazar esa cosa?-

-Vamos a tener que encontrar la manera de conseguir que deje de moverse. No parece haber
forma de que reduzca la velocidad.-

-Sí.-murmuró Shoutan luego dijo en voz más alta: -Shushou-sama, mira.-

Un objeto negro en cuclillas en la carretera por delante de ellos. A pesar del olor de la sangre
en el aire, la luz de la luna era lo suficientemente brillante como para decir que no era un
youma. Un carro tirado por caballos en estado lamentable había sido abandonado allí.

-El carro del señor.-

-De modo que finalmente se rindió y lo dejó atrás.-

La ironía de la situación no se le escapó. Kiwa había ido expresamente de esa forma con el fin
de no perder su precioso vagón. Cuando se acercaron, varias personas salieron de detrás de él,
los corredores cuyas monturas habían muerto y más criados abandonados por Kiwa.

-¿Qué hay de Shitsu-san?-

-Se subió a uno de los caballos y se alejó.-

-Oh. Qué señor tan considerado. Bueno, es bueno ver gente viva.-

-¿Qué debemos hacer?- Preguntó Shoutan.

-Es posible que haya suministros útiles que queden en el vagón. Vamos a ver.-
Tomaron un descanso mientras Shushou buscaba en el lecho del carro.

-La cubierta de los carros y las tiendas de campaña podrían ser útiles como camuflaje. Durante
el día, la tela no debe ser muy diferente de grandes rocas.-

Shoutan asintió.

-Podríamos cortarlos en trozos y repartirlos.-

-Vamos a hacer eso. Comience con los débiles y los heridos.-

-Entendido.- Llamó a los otros. -¡Oye!-

Confirmando que Shoutan había transmitido estas instrucciones a sus compañeros, Shushou
reanudó la búsqueda a través de los materiales de construcción.

-Los barriles de agua están aquí. Unos pocos están todavía intactos. Vamos a repartirlos. ¿Qué
hay en estos barriles más pequeños? -

-Probablemente el sake y el aceite-

-No hay nada mejor que el aceite. Podemos usar el alcohol para tratar lesiones. Necesitamos
recipientes más pequeños, sin embargo. Repártelo entre las personas que tengan algo en qué
llevarlo.- Shushou miró el siguiente bulto y se detuvo por la sorpresa. -Seda.-

Shoutan rió.

-El maestro se lo llevó para presentarlo a la gente en el monte Hou.-

-Asombroso. Necesitaba este carro grande para llevar todo esto. Bueno, eso es la mente de un
comerciante para ti.- Sorteó la deslumbrante variedad de telas exquisitas, jarras y chucherías.
-Ah, hay algunos jarrones aquí. Se ve que son rídiculamente caros pero si cortamos este abrigo
de piel para usarlos como tapones, serán más manejables.-

-Sí-, dijo Shoutan con otra sonrisa sardónica. Su señor era de hecho un tonto, comparando las
buenas intenciones de esta chica no menos curiosa.

-¿Me pregunto qué es esto?-

Una caja hecha de madera maciza de roble. La tapa estaba suelta, usando una de las baratijas
como una palanca, la abrió. Al ver lo que había dentro, Shushou reprimió un jadeo.

-¡Por dios! ¿En qué estaba pensando Kiwa?. Ea un joyero repleto de collares y horquillas
adornadas. "¿Para qué podría ir bien?

Estaba a punto de apartarlas cuando se detuvo bruscamente y miró de nuevo. Forjados finos
de oro y plata. Y joyas.

Shoutan dijo suavemente:


-Si Shushou-sama quiere quedárselos, sin duda, no me opondré.-

Shushou sacudió la cabeza, agarrando por reflejo la parte delantera de la chaqueta de su


kimono.

-Reúnan tantas de éstas como podáis encontrar. No importan el oro y la plata, guarda
cualquier cosa con gemas o joya, no importa lo pequeño que sea. Busca de arriba abajo.-

-¿Todo?-

-Sí. Compruebe esos frascos de aceite y sake también.-

Debajo de la chaqueta sintió los contornos del talismán y pensó en el santuario junto a la
Puerta de Tierra. Un talismán Kenrou Shinkun, para la protección en el Mar Amarillo. Kenrou
Shinkun, con su armadura y su chal cubierto de joyas. Ella no sabía si iba a funionaría en ese
mono rojo, pero no estaría de más probar.

-Después de eso, por favor, reúne a todo el mundo que lleve un arma.-

Shushou se paró frente al grupo reunido. Luz de la luna hacía que cualquier cara pareciera
poco fiable. Con varias decenas de hombres reunidos no era una impresión de la que se
desprendiera fácilmente.

-Tenemos el aceite y el sake que Shitsu-san dejó atrás. Y collares y horquillas.-

Un murmullo se agitaba a través de la multitud.

-Mientras que no cacemos, seremos cazados. Nuestros números seguirán cayendo. Tal vez la
próxima víctima seré yo. Si tienes suerte, no te verá pero hay menos de nosotros, por lo que
nuestras probabilidades se reducirán la próxima vez. ¿Alguien no está de acuerdo? -

Mientras que el ángel de la muerte siguiera vivo Shushou no tenía intención de reincorporarse
a la caravana encabezada por los koushu.

-He oído que hay algo dentro de cada youma que está intoxicado por gemas y joyas. No sé si se
aplica a éste, tal vez no. Pero tenemos sake y aceite. Si las joyas no funcionan, tal vez el alcohol
sí. El aceite podría ser utilizado en flechas ardientes.-

Otro rumor estalló en su audiencia.

-Los palos de la tienda están hechas de bambú. Estos podrían usarse en una de esas grandes
ballestas utilizados para defender castillos.-

-¿Quieres decir una ballesta asedio?-

-Si, eso. Los que no tienen armas puede armarse con lanzas de bambú. Debemos tener en
cuenta cualquier cosa que pueda ser eficaz contra él.-

-Pero…-
-Esta valerosa compañía debería ser más que suficiente para hacer el trabajo.- Shushou forzó
una sonrisa a sus labios. -Si sólo pudiéramos detener sus movimientos, deberíamos ser
capaces de acabar con él.- Los hombres intercambiaron miradas nerviosas mientras Shushou
inspeccionaba sus tropas. - Y tenemos el señuelo perfecto. Yo. Ahora, no os gustaría ver a una
niña frágil tener un mal final, ¿verdad? –
Capítulo Ocho

Los seres humanos llamaban al youma shuen. La parte superior del su cuerpo se parecía a la de
un mondo de pelo rojo, la cara solo era blanca, mientras que sus piernas eran de un tono
llamativo de bermellón. Tenía colmillos afilados, los pies y las garras que se parecían a las de
un ave de presa.

Y una aguda inteligencia para usar esas armas también.

El shuen se había adueñado de esta zona del Mar Amarillo. Por lo general cazaba otros youma
y se burlaba de sus intentos de intimidarle, no importa qué tan feroces pudieran ser. Era
perfectamente capaz de burlar cualquier ataque directo, en realidad disfrutaba de despedazar
a sus víctimas aparte.

Una vez que se hubieron agotado todos los juegos disponibles, cambió el coto de caza,
moviendo periódicamente su territorio alrededor del Mar Amarillo.

De vez en cuando algunas criaturas de dos piernas daban vueltas por su dominio. Eran débiles
y pequeñas y rara vez le proporcionaron una cena satisfactoria, pero disfrutaba rasgando esas
cosas frágiles en fragmentos.

Entonces, un día, por alguna razón, toda una manada se dirigió derecha hacia su nido. La
matanza de todos a la vez casi no presentó un desafío. Además, los cadáveres se
descomponían pronto. Arrebatarlos de uno en uno era más divertido.

Así que los seguía y atacaba el regaño al día siguiente, dando vueltas alrededor por delante
para la siguiente ocasión.

Había cogio una de las criaturas de dos patas, la había arrastrado detrás de una roca,
arrancado unos pocos trozos y tomaba una siesta satisfecho. Se despertó sólo para meter lo
que quedaba en su garganta. No era demasiado abundante pero el sabor no era malo.

Cuando la sensación de hambre otra vez le despertó del sueño, salió de detrás de la roca y
examinó la llanura. Sus ojos fueron atraídos hacia el punto rojo de un incendio. Donde había
fuego, las criaturas de dos piernas no estaban muy lejos.

Con una risa de alegría, una risa casi humana, se deslizó fuera de la roca.

Un Shuen podía cubrir la distancia hasta el punto de luz en apenas tres pasos. Excepto cuando
había luna. Así que se arrastró hacia adelante, sigiloso y lento. Las criaturas de dos piernas
habían mejorado en los últimos tiempos, lo hacía que no le fuera fácil acercarse,
desapareciendo tan como como lo veían. En el momento en que había derribado uno o dos, el
resto estaban fuera de su alcance.

Shuen se arrastró por el suelo hasta que estuvo casi encima de ellos. Aunque la luz del fuego
empañaba su visión, detectó dos o tres de las criaturas de dos piernas sentadas junto al fuego.
Volviendo la mirada hacia la llanura, no detectó inguna otra presa cerca.

Para asegurarse, Shuen alzó ligeramente la cabeza y olfateó el aire. No, estos pocos eran los
únicos, el rto estaban escondidos. Una gran variedad de olores flotaba a su alrededor. Entre
había unos olores no familiares, unos olores extraordinariamente deliciosos.
Su estado de ánimo se enturbió en su interior. Buscando la forma de ganar tiempo, una vez
más se aplastó contra el suelo. Un poco de paciencia siempre hacía la recompensa mucho más
dulce. Y algo muy dulce era lo que le esperaba por delante.

Usando sus patas traseras y la parte delantera, el monstruo rojo se arrastró a través de los
arbustos, silencioso y resbaladizo como una serpiente en la hierba.

Cuando no podía estar más cerca sin que le detectaran, se lanzó. Con un solo salto, cruzó la
distancia restante, rasgó a las criaturas de dos piernas con sus garras una fracción de segundo
después de que sus pies tocaran el suelo junto a sus presas.

Una extraña sensación y el fuerte escozor en sus garras hicieron que se detuviera para
examinar sus objetivos. Maderas unidas con pieles. Habían sido más listos que él. El Shuen
frunció el ceño y miró a su alrededor. Un par de aquellos bichos de dos patas bichos se batían
en rápida retirada, una grande y una pequeña.

Iba a atacar cuando su atención vaciló. Ese delicioso aroma golpeó sus sentidos. No podría
descansar hasta que hubiera encontrado el origen. La más pequeña de las criaturas de dos
piernas arrojó algo a un lado. El contenido se derramó fuera del contenedor, ya que cayó al
suelo, arrojando un destello de luz.

El contenedor anodino no valía la pena. El olor indescriptible venía de la pequeña pila de


objetos derramados en el suelo junto a él. Volvería a ellos después de acabar con los bichos de
dos patas, eso sería lo más divertido, pero el Shuen no pudo resistir el tentador olor.

Habría un montón de posibilidades de cazar más bichos de dos patas pero nunca podría volver
a ver uno de esos objetos otra vez. Jamás había visto uno antes en su vida.

Mirando la figura pequeña que huía, avanzó poco a poco. Algunos tenían un olor encantador,
aromas deliciosos venían de otros. Mezclados con ellos estaban los que no le decían nada en
absoluto. Echó el hocico hacia adelante y lo tocó con la mano de sus patas delanteras.

El olor sólo se hizo más fuerte, tan rico que no pudo soportarlo. Ah, aquí estaba el origen del
olor. Varios de ellos.

Seguramente debían de saber tan bien como olían. La fragancia llenó la boca, mordió. La
fragancia se intensificó, penetró en el centro de su cerebro e hizo que sus pensamientos se
tambalearan. La pequeña figura escapando desapareció de su mente.

Las patas traseras del shuen perdieron el control. No le importaba. Se arrellanó hacia un lado
mientras arañaba el montículo con sus patas delanteras. El siguiente bocado que encontró
estaba cubierto con una sustancia maloliente, viscosa, pero no se preocupó por eso. Se lo
metió en la boca y se sumió en un sueño.

El color brillante de pronto floreció delante de él, el blanco incandescente dañó su campo de
visión. No podía ver nada. No sentía ningún dolor. Los buenos sentimientos persistieron. Su
cerebro entumecido logró llegar a la conclusión de que esto no era normal.

Antes de que pudiera imaginar lo que ocurría, sintió un golpe duro contra su costado. El tipo
de cosas que deberían haber hecho que sus pies respondieran, pero sus patas traseras se
escurrían bajo él, apenas logró ponerse en pie. Todavía no podía ver nada, la cabeza le daba
vueltas.
Su cuerpo recibió otro golpe. Agitando los brazos en un intento inútil de parar, fue golpeado.
No. Apuñalado de nuevo.
Algo le estaba apuñalando, hincando y acuchillando. El dolor sordo, palpitante, se encendió
dentro de él, no sólo en donde había sido golpeado, sino en todo su cuerpo. Una vez que lo
hizo, rápidamente creció a una tortura abrasadora que penetraba en sus piernas, cuello,
espalda, ojos.
El Shuen no entendía lo que estaba pasando, solo que el peligro estaba sobre él. Saltó al azar,
moviendo sus delantes y traseras patas ante sus invisibles atacantes. Si estaba alcanzando a
alguna de ellas, no podía decirlo. No oía nada, no veía más que la luz blanca cegadora. Sus
garras estaban sujetas y fueron arrastradas contra algo pesado. Tratando de liberarse, saltó,
rodó y saltó de nuevo.
Manchas negras salpicaban el velo blanco delante de sus ojos. Las manchas se hicieron más
grandes. El dolor se intensificó, luego retrocedió. En el momento en que dio paso al bendito
alivio, sus ojos finalmente revelaron el mundo negro de la noche.

El youma acortaba la distancia a una velocidad aterradora. Shoutan corrió tras él. Tropezando
con las rocas y arbustos, él le agarró el pie, tropezó, y cayó espatarrado. Miró hacia arriba para
ver la bola de fuego volar en la distancia, hasta que pareció caer en la tierra y desaparecer de
la vista.

-¡Vamos!-

Hombres armados corrieron hacia él. Shoutan se puso de pie, el suelo era incierto bajo sus
pies, le temblaban las rodillas, pero el temblor no era nada en comparación cuando la roja
bestia shuen había aparecido por primera vez.

Con el shuen embelesado por las joyas, el aceite fue especialmente útil. El shuen caído fue un
blanco fácil al no poder mantenerse en posición vertical. Excepto…

-¡Shushou-sama!-

De todas las cosas, en uno de sus golpes salvajes garras del shuen habían enganchado la capa
de Shushou. Shoutan y los hombres que se escondían en las inmediaciones salieron
inmediatamente, prácticamente cayendo unos sobre otros mientras corrían a través de la
madrugada en la dirección donde habían visto por última vez el shuen.

El suelo se hundía y se inclinaba en la distancia, se detuvieron en un apuro. Treinta pies por


debajo de ellos, algo que brillaba en una trayectoria descendente, como una bola rodando por
una colina. El shuen todavía estaba ardiendo.

-Ella tiene que estar por aquí.-

O habían sido expulsada por el camino. Shoutan se arrastró en su busca. El sol finalmente se
levantó, inundando la llanura con la luz. Reanudaron de nuevo la búsqueda pero fue
igualmente infructuosa.

-¿Qué ha pasado con ella?-

Shoutan se sentó. Uno de sus compañeros buscadores, una anciana, estaba inclinada sobre un
estrecho saliente. Se enderezó y llamó. Shoutan se levantó de un salto y corrió. Señaló una
nube de polvo que se dirigía hacia ellos, un grupo de al menos diez kijuu apareció a la vista.
Shoutan se quedó como una estatua. Un día antes, cómo de tranquilizador hubiera sido esto.
Pero unas pocas horas de retraso, unas pocas horas podía ser toda una vida.
PARTE CINCO

Capítulo Uno

Shushou abrió los ojos.

Tomó aire y sintió un fuerte dolor en el pecho pero era capaz de sentarse así que no podía
estar tan malherida. La única iluminación en la cueva sombría provenía de lo alto.

“Por lo menos estoy viva.” Dijo, mirando la rendija de luz que escapaba a a través de la grieta
en las paredes de roca masivas.

A pesar de que habló en apenas un susurro, su voz resonó en la piedra circundante. Debía de
estar en la parte inferior de una fisura del brusco. Podía hablar y ver, le dolía cuando se movía,
pero se podía mover. Sus lesiones eran sólo rasguños y moretones.

-Es sorprendente.-

Cuando el youma, se convirtió en una bola que rabia incendiada de incendio, se enfrentó a ella
y levantó sus patas delanteras, Shushou estaba segura de que era su fin.

A un lado de la caverna, había una gran piedra redonda inclinada hacia abajo desde la pared de
piedra. Frente a ella, dos rocas apiladas una encima de otra para formar una pendiente
escalonada. Por debajo de la fisura inclinada formada por las dos paredes de roca, briznas de
hierba muerta y seca recogidas durante años, formando una gruesa alfombra sobre la tierra
húmeda. El espacio era un poco más ancho que Shushou estirada acostada.

Se puso de pie, colocó su mano sobre la pared inclinada, y miró hacia arriba. La grieta en el
techo era más grande de lo que pensaba en un principio. La roca que sobresalía continuaba sin
interrupción, lo que significaba que emergía por encima del suelo. Una corriente de agua
debajo de la roca había tallado la apertura.

-¡Huh!- exclamó Shushou, y subió la escalera de piedra. Las piedras eran lisas, cubiertas de
musgo y espolvoreadas con hierba seca, pero ella hizo su camino a la cima sin caerse ni una
sola vez.

Asomó la cabeza por el agujero y la cálida luz del sol la bañó. Justo fuera del agujero, la base
de la roca había sido excavaba como un gran hueco, un foso lleno de malas hierbas. Shushou
agarró una gruesa mata de hierba y tiró de ella hacia fuera del agujero.

Tendido en este parche circular de césped salvaje, su ánimo se levantó. Miró hacia el cielo
azul, respiró hondo, y se levantó. Se izó fuera de la depresión y se abrió paso a través de una
maraña de arbustos. La amplia llanura se abrió ante ella.

Era una escena que a la que se había acostumbrado esos últimos días: el terreno ondulado
brillante bajo el sol, remiendos resecos de roca blanca y la tierra interrumpidos por grandes
extensiones de arbustos y pastizales. A lo lejos pudo distinguir el borde de un bosque.

Recorrió su entorno y no reconoció nada. Ningún ser humano. Ningún carro de Kiwa
abandonado.

¿Qué puedo hacer? Shushou pensó mientras trapaba sobre una gran roca. Arriba del todo
formaba una plataforma de roca no muy alta que sobresalía por encima de la llanura. Desde
ahí el carro destrozado no se veía por ninguna parte.

El youma alguna manera la había enganchado con sus garras y se la había llevado quién sabe
dónde. Una manga de la chaqueta de su kimono se había rasgado hasta el hombro, por lo que
el youma debía de haberla cogido por la manga y la había llevado aquel trayecto hasta que se
liberó. Ella debía de haber caído en el pozo y se coló por el hueco entre las rocas y la tierra. Eso
era lo único que tenía sentido.

-Es un golpe de buena suerte de momento, de cualquier forma.-

Ese golpe de suerte sin duda la salvó, excepto que en este momento no tenía idea de dónde
estaba. O dónde estaba del resto del Shouzano, más bien, los criados que habían sido dejados
atrás por los que iban en el Shouzan. Por no hablar de que ella no tenía ningún alimento ni
agua. Más razones para no ser tan optimista acerca de la situación.

Arrancó una tira de tela de la camisa rasgada y la ató a un arbusto. Con la roca pelada
marcada, decidió explorar un poco alrededor.

-No podría haber llegado a ser tan afortunada si el youma todavía estuviera vivo.
Definitivamente debe estar muerto .-

Era, además, una suerte que todos los demás youma hubieran temido tanto al mono demonio
por lo que se lo pensarían dos veces antes de vagar por esa zona.Podría aparcar las
preocupaciones sobre los youma de su mente por ahora.

Su sombra se alargó en el suelo. No sentía que hubiera dormido tanto tiempo, pero la noche
debía de estar acercándose. Después de memorizar la forma de la piedra, se alejó enseguida
de ella. Todavía no podía ver el carro.

Más allá y la roca hundió fuera la vista bajo de un montículo. Siguió su camino hasta que fue
apenas visible y usando esa distancia como radio, trazó un amplio círculo alrededor de él. El
carro estaba fuera de su vista. Trató de llamar a gritos y aguzó las orejas en respuesta, pero no
hubo respuesta, nada como una voz humana.

-Podría estar en más problemas de lo que pensaba.- Debería volver a la carretera, si tenía la
menor idea de dónde estaba la carretera. -Todo el mundo siempre dice que cuando se pierde,
debes quedarte justo donde estás.-

El problema era si alguien la estaba buscando a ella en primer lugar. Se la había llevado el
youma, sería lógico que penaran que estaba muerta, se dieran por vencidos y seguieran
adelante. Eso es lo que habían estado haciendo hasta ahora. Cualquiera que se hubiera ido se
consideraba desaprecido hasta que alguien lo encontrara. El ponerse a esperar a que se
presentaran era la cosa más tonta que podía hacer.

-Creo que la única cosa que puedo hacer es llegar lo más lejos que pueda.-

Examinó el brazo expuesto por la manga desgarrada. A pesar de que le dolía no sangraba por
ningún lugar. La piel no estaba desgarrada, más evidencias de que las garras del youma habían
enganchado sólo el tejido de su kimono. La bestia se la debía de haber llevado por km de esa
forma.Era difícil de creer.
Si pudiera volver al camino otra vez ella podría seguramente podría alcanzar al resto de la
caravana.

-No hay nada más que pueda hacer, pero lo intentaré.-

Asintió para sí misma. Después de hacer su camino de regreso a la gran roca, acumuló unas
cuantas rocas, arrancó una rama de un arbusto cercano y la plantó en las piedras como una
bandera.

-Debería s de ser capaz de mantener esta piedra a la vista.-

Mientras no la perdiera de vista, la caverna estaría cerca. La parte inferior de la cueva era lo
suficientemente húmeda para que si escarbaba debajo de ella, podría dar con agua.

En base a la posición del sol y la forma de la tierra, se ubicó en la dirección que vagamente se
imaginaba como más probable para dar resultado, contando sus pasos al caminar. Con la
piedra lisa todavía a la vista, reunió algunas otras rocas en otro montículo.

Se alejó aún más, reunió más piedras y construyó otro montículo. Al dejar estos marcadores en
el camino, podría hacer su camino de regreso a la roca. Las sombras se hacían más largas. El sol
se ponía. Construyó su cuarto montículo, el quinto y fue tan lejos como pudo mantener el
último a la vista.

Y renunció. Debía de estar caminando en la dirección equivocada.

Caminó de vuelta a la roca. Esta vez, se dirigió a lo largo de una línea exactamente opuesta,
haciendo lo mismo que antes y con los mismos resultados deprimentes.

El sol se había puesto en el momento en que regresó a la roca. El velo gris de la tarde se
derramaba sobre la llanura pero no tenía forma de hacer una hoguera y no tenía nada para
comer o beber.

-Si abandono la esperanza ahora, estoy muerta.- dijo en voz alta, haciendo todo lo posible para
convencerse a sí misma mientras se sentaba en la roca y descansaba. Esperó a que la luna
creciente a subiera y se fue a caminar de nuevo.

La búsqueda de piedras a la luz de la luna supuso un reto desconcertante, por no mencionar la


dificultad en ver el camino a seguir, lo que significaba que tenía que construir los montículos
con más frecuencia.

Era de noche ahora y su sentido de la orientación no le sirviía para nada. Tampoco lo hizo su
siguiente intento. En su tercer intento, había caminado tan lejos como pudo a partir del quinto
montículo, vio los contornos de la carreta de Kiwa en la distancia.

Shushou no vio ninguna fogata y no oyó gente en los alrededores.

-Qué grupo tan despiadado.-Se quejó a sí misma.

Pero sus pasos se aceleraron, se lanzó a través de la llanura, corrió hasta que su respiración se
volvió entrecortada y sus lados le dolieron.

-¿Huh-?-
Lo único que tenía delante era un afloramiento de roca ordinaria, no un carro. Desde donde
estaba de pie, no había nada parecido a un carro a la vista. Se dio la vuelta, pero el último
montículo se había desvanecido en la oscuridad tras de ella.

-Oh maravilloso. Ahora sí que estoy perdida.-


Capítulo Dos

Gankyuu miraba a los hombres silenciosos, hoscos, que se sentaban en el suelo. Eran un grupo
abatido, vencido por las emociones que iban a medias entre la ira y la desesperación. Entre
ellos se encontraba un hombre de mediana edad con el nombre de Shoutan. Un miembro del
séquito de Kiwa, parecía ser el más profundamente desalentado.

Kinhaku observó al grupo con una expresión disgustada en su propio rostro.

-Ya ha pasado un día entero desde que desapareció la niña. Nos hemos pasado todo el día
buscándola y no hemos visto ni rastro.-

Habían pasado el día buscando a lo largo de una línea desde el carro y el lugar al que habían
atraído al shuen a la trampa, en la parte de la pendiente del acantilado donde el shuen había
sido visto huyendo por el fuego por última vez.

Antes de que Gankyuu y los demás llegaran, los restos de la compañía de Kiwa habían ido por
el mismo terreno rastreando escrupulosamente. Incluso uno siguió por el lado del acantilado.
Pronto llegó a un estante plano de roca. No se le había ocurrido que el afloramiento de piedra
pudiera estar vacío por dentro o que un niño podría fácilmente ocultarse detrás de él.

Así que no caminaron alrededor, pero se quedó allí y la llamó. Por supuesto, no podía haberlo
oído si ella estaba inconsciente.

Por lo que su enfoque se volvió hacia el acantilado. Suponiendo que el shuen la había tirado
cuando se desplomó sobre el borde del barranco, cayendo por la ladera montañosa. No era
empinada y estaba llena de arbustos y hierbas altas. Buscaron por la maleza y no encontraron
nada.

-Eso significa..- dijo Kinhaku, su voz se apagaba.

-Por favor, vaya por delante.-dijo Shoutan. -Me quedaré atrás y reanudaré la búsqueda
mañana. Tengo suficiente comida y agua para Shushou-sama y para mí.-

-Pero…-

-Cuando fuimos abandonados en este desierto, Shushou-sama fue la única que regresó a por
nosotros. No puedo abandonarla, el cielo nunca me lo perdonaría.-

-Tiene razón.- Otros que había permanecido en silencio intervinieron.

Kinhaku suspiró y se volvió hacia Gankyuu.

-¿Y pues, qué piensas?-

Gankyuu señaló con la barbilla hacia Rikou.

-Pregúntale a él. Es él el que está cubriendo los gastos.-

Ahora el centro de atención, Rikou, sonrió.


-Vamos a quedarnos. Gankyuu y yo comenzamos este viaje con Shushou, después de todo.
Eramos nosotros tres desde el principio. Nosotros encontraremos a Shushou y la llevaremos al
Mt. Hou. Ese era el plan desde el principio, por lo que todo volverá a la normalidad. -

Cuando Shoutan iba a objetar pero Rikou lo interrumpió.

-Mira, tenemos un haku y un suugu. Tan pronto como la encontremos, os alcanzaremos muy
pronto. Vaya con Kinhaku y sus hombres y arrastre los pies lo mejor que pueda.-

-¿Arrastrar los pies?-

Chodai y los otros están ansiosos por poner la mayor distancia detrás de ellos como sea
posible. Haga que las cosas vayan un poco más lentas y no nos quedarmos muy por detrás.

-Sí, pero..-

-Shushou estará bien. Esa niña no sólo condujo a todas estas personas sin ningún Goushi sino
que para colomo fue a cazar un youma.-

-Es verdad.- dijo con orgullo Shoutan, lo que provocó una sonrisa de Kinhaku. Shoutan ladeó la
cabeza hacia un lado.- A pesar de que daba miedo caminar por la noche, era más seguro.-
Kinhaku rió.

-Cuando te muevas a través de las zonas abiertas, siempre hazlo por la noche. Si Gankyuu no
da con su pista, entonces tiene que haber pensado que estaba sola. Tiene una buena cabeza
sobre sus hombros, no creo que tengamos que preocuparnos demasiado acerca de ella.-
Habló con el resto de hombres sentados.- Hablando de eso, vamos adelantar tanto como
podamos antes del amanecer. Shushou estará a salvo en las capaces manos del señor shushi
pero, con Chodai a la cabeza y un Kiwa desbocado yendo al Mt. Hou detrás de él, nuestra
primera prioridad es unirnos a ellos y frenarlos un poco.-

Shoutan asintió con la cabeza:

-Muy bien.- dijo.

A su alrededor, la gente se estaba reuniendo a sus pies. Kinhaku dedicó a Gankyuu una mirada
de alivio. En respuesta, Gankyuu levantó las manos y murmuró con exasperación.

-Qué absurdo se ha vuelto…-

-Los Shushi suelen cruzar el Mar Amarillo en pequeñas bandas, ¿verdad?- Rikou lo calmó. -Al
igual que en los viejos tiempos, ¿eh?-

-Los viejos tiempos nunca incluyen traer un par de aficionados a lo largo del paseo.-

-Como yo soy el jefe aquí, no tiene sentido discutir sobre ello. ¿Qué hacemos a continuación?-

-Construir un fuego y tomar una siesta. No hay sentido en buscar a alguien si no es a plena luz
del día. Si tenemos suerte, verá la luz del fuego y paseará derecha a nosotros.-

-Yo no apostaría nada en contra que haga precisamente eso.-


Capítulo Tres

Los restantes miembros de la compañía de Kiwa se quedaron con Kinhaku y los Goushi.
Gankyuu y Rikou se quedaron atrás. Dormían descansando apoyado contra su kijuu-que se
habían intercambiado- y se despertaron al amanecer y prepararon el desayuno.

-Shushou no tiene comida ni agua. ¿Hay algún pozo por aquí?-

-Sí, si lo excava.-

Rikou observó el entorno que les rodeaba.

-Teniendo en cuenta el alcance de la búsqueda de ayer, no hay duda, no puede haber nada en
esa pendiente por debajo del acantilado.-

Gankyuu le lanzó una mirada de perplejidad.

-Eres- ¿Cómo debería decirlo?- Un bicho raro.-

-¿Yo?-

-Sí tú. ¿Quién eres exactamente? Nunca he recibido una respuesta satisfactoria a esa
pregunta.-

-Un simple viajero.-

Gankyuu sonrió.

-Lo que pensé que dirías. ¿Y por qué serías un simple viajero con la intención de encontrar a
Shushou? "

-¿Qué? ¿La dejarías atrás?-

-No iría tan lejos.-

-Eres un hombre duro, Gankyuu. Pero a pesar de todo, hasta la actualidad, has estado a la
caravana.-

A pesar de todo, se hizo eco Gankyuu a sí mismo.

-Cuando Shushou te despidió, ¿no ibas a ir por tu cuenta e ir de caza? ¿Por qué sigues
rondando alrededor? A pesar de ser un dolor de cabeza, esa chica te ha llegado dentro.-

-Quizás sea eso.- murmuró Gankyuu. - Tengo mis propias razones. Cuando se trata de la caza,
hay lugares son mejores que otros. Mantenerse cerca por el momento es simplemente más
conveniente.-

-¿Lo es? Bueno, tengo mis propias razones también.-

Gankyuu dijo con un poderoso suspiro:


-Escucha, Rikou..-

Rikou le devolvió la sonrisa.

-Eso es asunto tuyo, Gankyuu, manteniendo tus verdaderas intenciones en tu bolsillo, mientras
que otros pretender que te abras a ellas. Aunque si esa es tu estrategia, es necesario trabajar
en ella.-

-Eso seguro.-dijo Gankyuu con otro suspiro. -No es como que me importen demasiado tus
verdaeras intenciones. Pero…-

-¿Pero…?-

-No te entiendo. Nada de lo que haces tiene una pizca de sentido.-

-Te concederé eso, es probable que no lo tenga.-

-De vez en cuando te vez como un perfecto sinvergüenza.-

-Me parece bien.-


Frente a la cara brillante de Rikou, sonriente, Gankyuu se tomó la cabeza entre las manos
simulando angustia.

-Tú eres es el que vio un “algo” a Shushou y vino todo el camino hasta el mar Amarillo. Y, sin
embargo, cuando se escapó con Shushou Kiwa, simplemente la dejaste ir. Dijiste que valorabas
dmasiado tu vida, lo entiendo, entonces ¿por qué poner en peligro tu vida para ir en su
busca?-

-¿Dónde está el riesgo? Shushou cazó al shuen.-Rió Rikou.- Esa chica es algo más.-

-Con el shuen eliminado, más youma vendrán a llenar el vacío. Si realmente valoraras tu vida,
no estarías vagando por aquí. Te unirías al grupo de Chodai hacia el Mt Hou.pero, en vez de
eso, dejaste la caravana e incluso intercambiaste tu suugu para ir a buscarla. ¿Si vale la pena
buscarla, porqué no fuiste con Kiwa en primer lugar?-

-Eso es un problema diferente.- Sonrió Rikou. Una amable sonrisa, para estar seguro, aunque
Gankyuu estaba empezando a pensar que pertenecía más a la cara de un sinvergüenza.

-Conocí a Shushou en Kyou. Me llamó la atenció y eso hizo que la ayudara. Cuando oí que iba
al Mt. Hou, de alguna manera sabía que si ella lo hacía se convertiría en emperatriz. Tal vez la
más joven de la historia registrada. Como dije, es por eso que vine.-

-¿Para ver a Shushou convertirse en emperatriz?-

-Bueno, esa es la forma aburrida de decirlo. A decir verdad, antes de que Shushou fuera
escogida, tenía curiosidad por ver el mar Amarillo por mí mismo y para saber qué clase de viaje
era el Shouzan.-

-Así que es a eso a todo lo que se reduce.- dijo Gankyuu con una sonrisa sardónica.

Rikou rió en voz alta.


-Lo siento, Gankyuu. Lo que estás pensando en estos momentos seguramente es un error. No
soy un hombre motivado por esos simples intereses propios.-

-Seguro, claro. Tienes razones propias.-

-Eso es correcto. Tengo un montón de motivos ocultos bajo la manga. Como tú mismo has
dicho, soy un hombre que dispone libremente de su suugu. No necesito una audiencia con una
emperatriz para elevar mi estatus o ampliar mi riqueza.-

-Si, seguro.-

-Pero desearía una audiencia con Shushou.-

-¿Y eso por qué?-

-¿No te lo he explicado ya? No fue mi ayuda específica la que era clave en esta ecuación. Fue lo
que concretamente pasó en mi encuentro. Y porque yo era con el que se encontró, en vez de
separarnos, pensé que sería más interesante forjar una amistad fuera de esa circunstancia
fortuita. Eso es a todo lo que todo se reduce.-

-Una explicación tan clara como el barro.-

Rikou se limitó a sonreír.

-Por supuesto. Eso es lo que quiero decir al tener mis propias razones. Pero si Shushou no se
convierte en emperatriz, mis acciones en ese sentido quedarían vacías de contenido. Si debe
continuar con los koshu o unirse a Kiwa parece haberse convertido en un punto de inflexión en
cuanto a si Shushou llevará el cetro.-

-Si no fuera elegida, no habría importado de un modo u otro.-

-Al igual que he estado diciendo, tiene que ser al revés. Si no fuera elegida, entonces no
tendría sentido para mí. Llegué a la mar Amarillo con un conjunto de expectativas con respecto
a Shushou. Su ascenso al trono dará sustancia de esas expectativas. Si no lo hace, las reducirá a
simples fantasías. No estoy a punto de perder la vida por unas meras fantasías.-

-Ahora eso tiene sentido.-

-Pero todavía no creo que lo hagas, estoy hablando de deberes particulares para mí solo. Al
igual que los Goushi encargados de proteger a los que van en el Shouzan. El tipo de cosas que
no pueden ser dejadas de lado por un capricho. Está en la naturaleza de tales cosas que, una
vez que las has aceptado, hay que cargarlas, sin importar qué. ¿No te parece?-

-Probablemente.-

-Así que si Shushou no se convierte en emperatriz, mi propia seguridad tiene prioridad sobre la
de ella. Pero si lo hace, entonces un riesgo ligeramente elevado vale la pena.-

-No, eso no tiene sentido.-

-Supongo que no.- se rió Rikou. - Shushou discutió estúpidamente con usted y se fue con
Kiwa.-
-¿Eso fue tan estúpido?-

-¡Idiota! Si Shushou estuviera destinada a ser emperatriz, lo último que debería hacer sería
discutirse con un shushi. La seguridad del Señor tiene prioridad sobre sus vasallos.-

-¿Te gusta parlotear?-

-La lógica del mundo dice que queremos ser gobernados por un soberano. Es posible que vea
a Kiwa como un hombre frío que abandona a su séquito. Pero si él se convierte en emperador,
entonces medios de este tipo serán necesarios para el fin. Porque la vida de incluso un
centenar de sus vasallos no se puede comparar con la del emperador, no cuando el destino de
tres millones descansan sobre sus hombros.-

-Aunque es cierto, sigue siendo una lógica bastante repugnante.-

-¿Lo es? ¿No caen en el mismo saco los Goushi y sus empleadores? Los Goushi están
dispuestos a sacrificar a otros con el fin de preservar la vida de su señor. Un mundo que exige
tener un señor ara cada reino sigue el mismo razonamiento. Kyou no tiene señor. Si sacrificar a
unos pocos cientos de aquí salva la vida de decenas de miles más adelante, entonces que así
sea.-

-No hace el razonamiento menos rancio.- Gankyuu escupió.

-No estoy diciendo que no lo sea. Ese es el razonamiento de un mundo que necesita un
emperador. Y ese es el razonamiento de una ley que un mundo así debe vencer.-

-¿Eh?-

Rikou dijo con una sonrisa irónica:

-Es el razonamiento de los vasallos que sirven al señor. El que está sentado en el trono no es
un vasallo. El emperador hace el trono, no al revés. El bufón de la corte sigue siendo el bufón
de la corte, no importa dónde se sienta en el palacio. Por lo que se deduce que el emperador
debe trascender la lógica de sus vasallos.-

Gankyuu presionó sus manos contra las sienes.

-No entiendo nada. Pero…-

-¿Pero?-

-Pero creo que entiendo por qué te gustaría ir en busca de Shushou después de que ella se
largara con Kiea y, al parecer, sobreviviera. Los Goushi ordinarios tomaron el desvío. Cualquier
persona que no lo hizo fue un tonto. Sin embargo, los Goushi que no tomaron el desvío -que
estaban junto a suseñor, mientras que cazaban al youma y garantizaban la seguridad de la ruta
para los demás- ese sería un goushi ejemplar.-

-Ah, qué espléndida hipótesis.-

-Es por eso que no querías detener a Shushou tan pronto se fue. La querías poner a prueba.
Querías ver si era en efecto un recipiente digno.-
Rikou rió.

-Me encanta un buen experimento.-


Capítulo Cuatro

Shushou avanzaba penosamente. Por la noche dormía al amparo de alguna roca, de


madrugada se ponía en camino de nuevo, en busca de los montículos y los marcadores que
había dejado atrás. Aunque, como una broma cruel, al hacerlo, invitaba a la probabilidad de
que sólo se perdería más lejos de la carretera.

-Vaya solución en la que me he metido.- murmuró para sí misma. -¿Qué debería hacer?-

Una sombra cayó sobre su camino.

Reaccionó ante un pensamiento consciente que le cruzó la mente, se metió bajo la roca más
cercana para cubrirse, apretando su cuerpo entre la piedra y el suelo. Sólo después de que se
hubiera agachado se le ocurrió la posibilidad de un ataque.

Oyó un grito extraño por encima de su cabeza y no pudo evitar mirar hacia arriba.

Vio alas recortada contra el cielo. Nadie del Shouzan montaba un kijuu con alas. Ese mono
grande tenía que estar muerto, otros youma acudían a luchar por su territorio.

Rikou señaló hacia la llanura.

-Gankyuu. Mira.-

Gankyuu siguió su mirada y vio una pila de rocas.

-Una señal, ¿de Shushou?-

-¿Quien más sino? ¿Ves como están estratégicamente separados? ¿ Cómo tres de ellos juntos
forman una línea recta?-

Rikou llegó junto a uno y señaló al siguiente. Los tres junto iban hacia una única dirección. Se
puso en cuclillas para verlo mejor y vio que las piedras estaban apiladas una encima de la otra.
No era una formación natural.

-Los marcadores se detienen aquí. Ella vino de esa dirección y volvió atrás. Uno más y habría
llegado sobre la loma y hubiera visto la hoguera.-

Gankyuu miró por encima del hombro. Detrás de ellos estaba la ladera del acantilado.
Subiendo por ella, los restos de la carreta y la fogata estaría a la vista. A raíz de los marcadores
más abajo en la pendiente, se encontraron con el primero en lo alto de una roca, sin duda
decorado con la rama de un arbusto cercano.

-Este debe ser el punto de partida.- Los marcadores estaban colocados en cinco direcciones
desde la roca.

-La chica todavía tiene ingenio.- Gankyuu miró el arbusto cercano. -Rikou.-

Se lanzó alrededor de la espesura. La manga de una chaqueta de kimono estaba atada a una
rama. Gankyuu miró a su alrededor y se deslizó hacia abajo en el hoyo al otro lado de la
espesura. En la parte inferior de la depresión de la roca había una pequeña fisura. Gankyuu se
agachó. Era demasiado apretada para que él pudiera meterse, pero consiguió echarle un buen
vistazo al interior.

-¿Está ahí?-

-No.-Gankyuu se arrastró fuera de la fisura y miró a su alrededor.- Pero ella estaba allí y salió.
Tenía que ser Shushou. Un adulto no podría haberse metido ahí dentro.-

-¿Por dónde se fue?-

-No se puede decir. No hay pozos allí o en las llanuras de hierba, por lo que no se excavan en
busca de agua.-

-¿Cuánto tiempo podría sobrevivir sin agua?-

-Tres días como máximo.-

-Ya han pasado.-

-La zancada de un niño no podría haberla llevado muy lejos, siempre que un youma no la haya
atrapado.-

Shushou dormitaba debajo de una roca. Hacia la tarde, se puso en camino otra vez. Tenía
hambre, estaba cansada y sedienta. Todo esto contribuyó a sentirse fatal.

Estar de pie era mejor que estar acostada, aunque no estaba segura de qué hacer, dónde ir o
incluso si podría encontrar el camino de regreso a la caverna. La llanura no ofrecía señales
prometedoras, sólo amplias franjas de hierba de las praderas y matorrales interrumpidos por
la tierra pálida salpicada de cantos rodados. La falta completa de características únicas sólo se
añadía a su confusión.

Shushou cogió una piedra y e hizo una muesca en la roca que bajo la que se había protegido y
colocó la piedra lo más alto que podía alcanzar, a continuación, rompió las ramas de un
arbusto cercano. Esta combinación de signos al menos le podría indicar si empezaba a dar
vueltas en círculos.

Ella suspiró. –Sólo estoy mirándo las señales que me hagan sentir mejor.-

Cada vez que se detenía a descansar reflexionaba si desea permanecer allí sentada y esperar
contra toda esperanza que alguien pudiera dar con ella, o seguir caminando. Ella siguió
caminando hasta que se fatigó, en ese momento todo lo que había estado andando le pareció
una estúpida pérdida de iempo.

Nunca debería haber salido de la cueva en el primer lugar. Si nadie iba a encontrarla allí,
seguro que no la encontrarían en ninguna parte.

Ella dijo en voz alta: Agua pasada no mueve molino. Al final sólo acabaré odiándome a mí
misma.

En este punto, su única opción viable era hacer el camino de regreso a la carretera. Debido a
que tenía el estómgao vacío y a que había perdido una manga, sus piernas no estaban
dispuestas a ir con ella a ese plan. Las brisas nocturnas eran frías.

Shushou se tambaleado dolorosamente través de la llanura, los ánimos por los suelos a causa
de los remordimientos y la ansiedad. En medio de su deambular sin rumbo, se desplomó en el
suelo, una vez más, oyó una voz humana que la llamaba.

-¡Hey!-

Shushou se puso de pie y examinó la pradera oscura.

-¡Hey!-

Una voz de hombre. Alegre y al borde de las lágrimas porque alguien había venido a buscarla.

El grito vino de nuevo detrás de ella y Shushou respondió a su vez.

-¡Aquí! ¡Estoy por aquí!-

Ella corrió hacia la voz. Tal vez el hombre perdido no podía oírla, porque sólo repetía lo mismo.
Parecía desconcertado y solo. Tal vez había escapado del mono y, como Shushou, había
perdido la pista de la carretera. Eso estaría bien con ella. Tener un compañero de viaje haría el
andar por la llanura mucho más tolerable.

-¿Dónde estás? ¡Estoy aquí!-

-¿Dónde estás?-

Tenía que haberla eschuchado. Shushou miró a su alrededor mientras corría. A pesar de sus
piernas doloridas y de lo agotada que estaba, sentía como si estuviera volando sobre el suelo.

-¡Estoy aquí!- Gritó tan fuerte como pudo.

Muy por delante de ella, vislumbró una silueta humana que se desplomaba contra una roca.
No debía de haberse dado cuenta de que la voz de ella venía desde detrás de la roca.

-¿Dónde estás?-

-¡Estoy aquí!- Respondió Shushou mientras corría.

La cabeza del hombre apareció detrás de la roca.

-¡Estoy aquí!-

No podía distinguir sus rasgos desde esa distancia, no reconoció su voz. Debía de ser una de las
víctimas anteriores del mono, habría huído por su vida y ahora estaba perdido, como ella, en
este vacío desierto.

-¿Estás solo?-

-Solo.-

-También perdí mi camino.-


-Perdí mi camino.-

El hombre levantó la mano por detrás del canto rodado. Los ojos en ese rostro desconocido se
estrecharon. Parecía estar sonriendo.

-¿Está bien? ¿Ninguna herida?-

-Ninguna herida.

Una ráfaga se levantó, como si se alza un fuerte viento en contra, Shushou ralentizó su paso.

-Um… ¿viniste con Shitsu-san?-

-Con Shitsu-san.-

El hombre no se movió de ese lugar, sólo se asomaba por encima de la roca y tenía en alto sus
brazos.

-¿Qué ocurre? ¿Qué estás haciendo?-

-¿Haciendo?-

Shushou aminoró su avance y se detuvo, se restregó los ojos. El hombre mantenía los brazos
en alto como antes.

-¿Cómo te llamas?-

-¿Cómo te llamas?-

-Ya deberías saberlo.-

-ya deberías saberlo.-

El siguiente movimiento de Shushou fue en la dirección opuesta. Poco a poco empezó a


retroceder.

-Hey, usted pertenece a la comitiva del Shitsu-san, ¿verdad?-

-El séquito de Shitsu-san.-

-Así que debería de saber cual es el nombre de Shitsu-san, ¿verdad?-

-¿verdad?-

Shushou se retiró aún más.

-No se habrá olvidado, ¿no?-

-¿no?-

Un escalofrío le recorrió la espalda. Shushou volvió atrás, por donde había venido, retorciendo
su cuerpo para mantener la piedra en su punto de mira. Con los brazos en alto, el hombre
simplmente la observaba.

-¡Oye!-

Algo terrible impregnaba la voz del hombre. Se tambaleó, tropezó con sus propios pies y cayó
al suelo. El hombre sacó la cabeza por encima de la roca y agitó los brazos. Shushou plantó sus
manos temblorosas en el suelo y trató de ponerse de pie.

El hombre movió los brazos. Y entonces él ya no estaba allí. No había desaparecido, se dio
cuenta de Shushou un momento después, había dado un salto en el aire, saltó por encima de
la roca –tan alta como él- de un solo salto y aterrizó justo al lado de ella.-

-¡Hey!- Dijo el rostro humano, un rostro humano sin una mota de emcoión humana.
Era al menos mitad humano, el grueso cuello, los hombros abultados y lo fornidos brazos
largos. Escamas cubrían la mitad inferior de su cuerpo y más abajo tenía un par de patas de
ave con garras. Tras él la cola de la serpiente golpeó contra el suelo.

Shushou gritó. Instintivamente levantó la mano, luego se agachó, acogió un puñado de tierra y
lo arrojó a la cara de la arpía. Después de eso, una piedra. Se deslizó hacia atrás mientras
arrojaba todo lo que se psuiera al alcance de sus manos. Logró ponerse en pie y corrió pero la
harpía la agarró por el pelo. Se retorció desesperadamente, logró liberarse y correr lejos hacia
la derecha de la roca.

Se apartó de ella y esquivó a su alrededor. La arpía dio un saltó limpio sobre Shushou y la roca.
Trató de correr pero la cosa la tenía agarrada por la cabeza y la arrastró hacia atrás,
levantando del suelo.

Una losa grande, vertical, de piedra estaba justo delante de ella.

Al principio, Shushou pensó que el grito era suyo. La piedra avanzaba hacia delante. Sus
pensamientos se congelaron. Sacudió sus manos en el mismo instante en que su cabeza
recibió un fuerte golpe que hizo que se tambaleara. Cayó con fuerza sobre su trasero pero
todo lo que podía sentir en ese momento era un mudo asombro.

Otro grito rasgó el aire. El suelo se sacudió debajo de ella que sintió que caía contra la roca, vio
como algo pálido caía del cielo.

Necesitó un largo instante para darse cuenta de lo que había sucedido.

El objeto pálido era un antebrazo musculoso, separado a nivel del codo. El mismo brazo que la
había estado sujetando por la cabeza. El youma había tratado de golpearla contra la piedra
pero había perdido su brazo antes.

Levantó los ojos. La arpía estaba de espaldas a ella. La criatura se retorcía y se balanceaba, su
cola lanzando latigazos a Shuhou como un látigo.

La arpía chilló de nuevo. Esta vez Shushou sabía que no procedía de ella. Un bramido, un grito
de rabia que bien podría ser tomado como humano. Se agazapó sobre sí misma, agitando el
brazo que le quedaba. La punta de una cuchilla sobresalía de su espalda. La hoja parecía crecer
fuera de la piel.

Al mismo tiempo, alguien se lanzó desde su lado y la puso a salvo. Miró hacia arriba para ver a
Rikou mirándola.

-Ah..-

Apenas había saboreado el alivio cuando la cola se clavó contra la roca al lado de ellos, seguido
por el cuerpo de la arpía chocando contra la superficie de la roca, rebotando y estrellándose
contra el suelo.

-¡Hey!- La silueta que había ante el youma derrotado la llamó:- ¿Estás viva?-

Shushou trató de responder, pero no podía hablar. Ella asintió.

-El cielo me ayude, pero eres la chica más afortunada que he visto jamás.-
Ella estaba de acuerdo y volvió a asentir.

-¿Qué pasa? ¿Va algo más con tus piernas?-

Sacudió la espada, como si fueran gotas de rocío, y la metió en la vaina.

-Realmente soy la chica más estúpida que existe.-

Gankyuu solamente levantó las cejas.

-Estaba tan asustada.-

Las palabras le fallaron, el resto salió como un sollozo. Se abrazó las rodillas y hundió el rostro
en sus brazos. Unos pasos pesados subieron laboriosamente junto a ella. Gankyuu se inclinó,
la agarró por la parte posterior de su cuello y la puso de pie.

-Levántate. Vamos a salir de aquí.-

Muy parecido a un gatito travieso, Shushou no pudo dejar de pensar. Sus ojos se abrieron.

-¡Gankyuu! ¡Tu pierna!-

-Sí.-dijo Gankyuu con una sonrisa de disgusto. -Cometí un error. Esa cosa tomó un pedazo de
mí con una de sus garras.-
Capítulo Cinco

Shushou no pudo evitar que su voz temblar.

-A…. ¿estás bien?-

Gankyuu se apoyó en la roca.

-No se puede decir que tuviera una cara amable.-

Se dejó caer al suelo. Sus pantalones de aspecto fangoso habían sido arrancados por encima
de la rodilla.La mancha oscura y húmeda del tejido no necesitaba ninguna explicación.
Shushou se dio cuenta de que acunaba su pierna derecha cuando se sentó.

Se arrodilló junto a él. Mirando más de cerca, las polainas rasgadas revelaron un corte irregular
en el muslo. Rikou se puso en cuclillas junto a ella.

-Gankyuu-

-Para. Ese tono de voz hace que me deprima.-

Gankyuu pasó la mano por la pierna extendida. La forma en que se detuvo bruscamente
traicionó lo doloroso que la herida debía de ser al tacto.

Rikou se volvió a Shushou.

-Shushou, quita los jirones y corta las polainas.-

Rikou pasó por encima de un afloramiento de rocas próximo. Shushou se inclinó sobre la
pierna de Gankyuuy y quitó los jirones. Eran pesados y húmedos, como empapados por la
lluvia. Trató de enrollar las polainas pero estaban demasiado apretadas alrededor de sus
pantorrillas.Trató de rasgar la costura abierta pero la tela era demasiado dura.

-Aquí, déjame.-dijo Rikou, habiendo regresado rápidamente con el kijuu. Sin vacilar un
momento, sacó la espada e insertó la punta en el bajo de las polainas y, de un solo
movimiento, las cortó hasta la rodilla.

Por un momento Shushou tuvo que darle la espalda. Como un río contenido que llenava un
profundo barranco, una cantidad razonable de la sangre estancada en la profunda herida del
muslo justo por encima de la rodilla.

-¿Puedes mover la pierna?-

-No lo sé. Está insensible. Dame un trozo de cuerda. Y el haku, no, la bolsa de viaje de Seisai. La
pequeña alrededor de su cuello.-

Shushou detuvo Rikou y se dirigió ella misma. Deshizo un lazo de cuerda de uno de los
paquetes de lomo y se lo lanzó a Rikou, a continuación, recuperaró la pequeña bolsa de cuero
cruzada sobre sus hombros.
Rikou cortó un trozo de cuerda y la ató alrededor de la parte superior del muslo de Gankyuu, le
quitó la vaina con la espada todavía insertada, empujó a través del lazo de la cuerda y lo
retorció hacia un lado, tensándola en un torniquete.
-Eres bueno en esto.-

Rikou sonrió.

-Bueno, lo he hecho mucho.-Pero frunció el ceño.

Shushou gritaba y la voz de un hombre respondía, Gankyuu fue el que había reconocido a la
arpía al acecho. Se separaron y se acercaron a Shushou desde su izquierda y derecha. Un paso
por delante de Gankyuu, Rikou había sujetado el brazo de la arpía que la sostenía mientras
Gankyuu le daba el golpe mortal.

Rikou había observado como Gankyuu perdía el equilibrio, no por torpeza, rápidamente se
hizo evidente, sino para proteger a Shushou cuando la arpía la atacó con su cola en su agonía.
He aquí un hombre que viajaba solo al Mar Amarillo, un shushi tan fuerte como era posible.
Pero en el precipitado esfuerzo para salvar a Shushou, había tenido menos espacio de
maniobra de lo que pensaba.

Shushou regresó sosteniendo la bolsa.

-Gankyuu, ¿estás seguro de que estás bien?-

-Si un pequeño rasguño como este puede conmigo, no merezco llamarme koushu.-

-Pero…-

-¿Y tú misma? ¿Cómo estás?-

-Estoy bien. Esta vez incluso me pregunté si mi suerte había terminado. Gracias.-

Gankyuu la miró y le dijo con una leve sonrisa:

-Incluso, eh?-

-La forma en que moviste la espada no se parecía en nada a cortar la rama de un árbol.
Realmente eres un espadachín consumado.-

Gankyuu consiguió una botellita de bambú y una pequeña bolsa de la mochila. Estaba
claramente desconcertado por el cumplido de Shushou.

Shushou se explicó:

-He reconsiderado mi opinión sobre ti.-

-Lo aprecio. Aunque deberías darle las gracias a Rikou. Si él no hubiera amputado el brazo de la
arpía tu linda cara estaría decorando la roca en este momento.-

Gankyuu vació el contenido de la botella de bambú en la herida e hizo una mueca feroz. Por el
olor, tenía que ser alcohol. La pequeña bolsa contenía lo que parecía ceniza, que se aplicó
encima.
-¿Rikou lo hizo? No esperaba que…-

-Parece que aquí nuestro chico malo tiene algunos ases en la manga. Él hizo un buen trabajo
que golpeando la harpía y escondiéndote.-

Rikou sonrió.

-Estaríamos en un mundo estropeado si no tuviera al menos una de esas características


redentoras. Una buena cosa es que ese youma era una arpía. Os hemos escuchado a los dos
hablando. No estábamos tan seguros de si llegaríamos a tiempo cuando gritaste, pero esos
marcadores que pusistes marcaron la diferencia. Nos llevaron derechos a donde estabas. Eso
fue muy inteligente por tu parte.-

-Te dije que era inteligente.- Shushou sonrió, luego ladeó la cabeza hacia un lado. -Nunca lo
diría desde que te vi, Rikou, pero, ¿alguna vez fuiste un soldado?-

-Bueno, hace mucho tiempo viví de eso.-

-Es por eso es que tienes un suugu.-

-Tenía sería mejor palabra. Se lo cambié a Gankyuu por su haku.-

Shushou se le quedó mirando.

-¿Hiciste qué?-

-Tengo otros suugu además de Seisai pero ni un solo haku.-

-Eres raro, Rikou.-

Gankyuu dijo:

-Shushou, tráeme la bolsa de agua.-

Shushou corrió hacia Seisai, que tenía la bolsa de agua, y volvió rápidamente. Gankyuu se la
quitó y le dijo a Rikou:

-¿Qué tipo de provisiones llevas?-

-Un goushi los preparó para mí en Ken, más o menos lo mismo que las tuyas.-

-Bueno. Ir tirando.-

-¡Gankyuu!- No fue Rikou el que alzó la voz en protesta sino Shushou.

-Las pequeñas bestias olera la sangre y vendrán hacia aquí. Me conformo con lo que tengo
aquí. Te devuelvo el suugu.-

-¡Esto no es divertido!-

-Estoy de acuerdo.- Gankyuu respondió sin rodeos. - Definitivamente no lo es.-


Se aplicó una tira de cuero a la pestilente herida y le pasó un paño viejo alrededor. Por encima
de la rodilla de Gankyuu, sin tocar la herida, Rikou ató la sección de cuerda que había cortado
alrededor de la punta de la vaina para mantenerla en su lugar.

-Dime la verdad. ¿Prefieres el suugu o el haku? –preguntó Rikou.

-Te agradecería que dejaras el haku.-

-Entendido.-

-¡Espera un segundo!- Shushou levantó la voz de nuevo. -¿De qué estás hablando? ¿Vas a
dejarlo atrás? ¡No seas ridículo! ¡No lo voy a permitir!-

-No te lo tomes a mal. Si pensara por un segundo que tengo posibilidades, no trataría de
deshacerme de ti. Créeme, los koushu no son el tipo que se sacrifican.- Gankyuu tomó un
trozo de corteza o raíz de árbol de la bolsa y se lo metió en la boca. -Largo de aquí. Prefiero
que me dejéis con mis propios medios.-

-¡No!-

-Manten baja tu voz. Seisai ya está suficientemente nervioso. Vamos a tener compañía muy
pronto. Te lo digo, estoy bien. Una herida así es habitual en un día de trabajo para mí.-

A pesar de la oscuridad de la noche, Shushou podía ver las gotas de sudor que brotaban en su
frente. La suya apenas era el estado de un hombre que estaba bien.

-Rikou, lo recoje. Si Gankyuu no puede montar a Seisai entonces puede hacer que Seisai le
cargue.-

Shushou lo agarró del brazo, él se liberó con fuerza.

-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? Vete. Mis probabilidades son mucho mejor sin ti aquí.
No estoy haciendo un galante sacrificio para ti. Como he dicho, serías libre de quedarte si
pensara lo contrario.-

Gankyuu recompuso sus pantalones rasgados y sujetó de nuevo los jirones. Shushou no se
movió:

-Y como dije, no me voy. O bien me iré contigo o me quedaré como un quedarse aquí como un
buitre dando vueltas alrededor de tu cuello, del que apenas puedas sacudirte. Tú eliges.-

-Me niegoa ambas. Rikou, átala y arrástrarla fuera contigo.-

-¡No! ¡No voy a permitir que me trates de esa manera!-

Sorprendido por su arrebato, Seisai y el haku volvieron la cabeza y luego miraron hacia arriba
en la noche estrellada.

-Ah. Nuestros invitados se toman su tiempo. Pero van a venir.-

Seisai levantó su hocico al cielo y gruñó suavemente.


Rikou preguntó:

-¿Qué quieres que haga, Gankyuu?-

Gankyuu no dudó en lo más mínimo.

-Llévala contigo e iros.-

-¿Y tú, Shushou?-

-No me voy a mover de aquí. Si quieres escapar, adelante.-

-Está bien, entonces.- Sonrió Rikou. -¿Qué té parece si llegamos a un acuerdo?-

Antes de que Shushou pudiera llamarlo de vuelta o las maldiciones de Gankyuu pudieran llegar
a él, Rikou saltó sobre el lomo de Seisai y se elevó en el aire.

-Vosotros dos resistid aquí.- les gritó.-Voy a buscar a los Goushi.-


Capítulo Seis

-¡Ese malnacido!-

Shushou dijo:

-Yo no creo que esto pueda llamarse llegar a un acuerdo como un empate a causa de una
lesión.-

Gankyuu furioso con ella:

-¿Por qué estás tan tranquila?-

-Estoy aquí porque he elegido estar aquí. No voy a ninguna parte. Estoy muy feliz de estar en
una cama que yo misma he hecho.-

-Eso es porque yo….-

-No sabes cuándo debes darte por vencido. Rikou ya se ha ido. Yendo a su máxima velocidad
un suugu a la carrera, debería alcanzar a los Goushi lo suficientemente pronto. Sólo tenemos
que aguantar hasta entonces.-

-¿Crees que podemos aguantar hasta entonces?-

Shushou sonrió.

-Estaremos bien. Estoy segura de que mi buena suerte continuará.-

-Se está acabando más rápido de lo que piensas.- Gankyuu se aferró a la roca y se arrastró a
sus pies. -Tráeme el haku.-

-¡Eso es lo que deberías haber hecho desde el principio!- Shushou gritó a su vez.

Agarró las riendas y llevo al haku hacia la rica. Éste dudó al principio, se quedó mirando al cielo
y sacudió su cabeza. Cuando le entregó las riendas a Gankyuu, montó hacia arriba, no de forma
rápida, pero aún con una buena cantidad de habilidad. Se inclinó hacia ella.

-¿No te duele la pierna?-

-Te lo dije antes. Esto no es gran cosa.-

Como había dicho, aunque su pie derecho no descansara en el estribo y no hubiera tensión en
la rodilla. Los analgésicos que mantenían la mayor parte del tormento a raya habían dejado su
pierna entumecida y no respondía. Subió a Shushou a la silla y golpeó al haku tres veces en el
lado del cuello.

Sigue tus instintos, significaba el gesto.

El haku levantó la cabeza y partió al galope. Siguiendo los instintos innatos de un kijuu, huyó
del peligro. Todavía tenía espacio para huir. Si hubiera un ataque de youma inminente, un
haku se quedaría congelado, en su lugar.
El haku corrió y despegó del suelo, un ligero tirón de las riendas lo trajo de nuevo a la tierra,
donde fue de nuevo, una vez más, dejado a su parecer. A diferencia de un caballo, cualquier
kijuu que se precie, incluso uno del tamaño y la disposición de un burro, tenía un conocimiento
de la Mar Amarillo criado en su cerebro. Esto marcaba la diferencia. Sabían instintivamente la
mejor manera de protegerse de los youma.

Un aleteo de alas detrás ellos hizo Shushou se sobresaltara. Gankyuu le cubrió la boca con la
mano y la tranquilizó. Posado en la silla frente a él, ella giró la cabeza, lo miró y asintió.

El haku siguió el contorno de la tierra que se elevaba sobre las zonas bajas. Este estilo de vuelo
no estaba en su naturaleza y era agotador incluso para un haku. Pero esta era la mejor manera
de ahogar el sonido de sus pasos.

De nuevo les llegó el aleteo de alas, acompañado de gritos amenazantes mezclándose altos y
bajos. Los Youchou estaban luchando entre sí por la presa.

El haku voló a lo largo del camino tomado por Rikou y el suugu, hasta que se lanzó entre un
afloramiento de rocas y tomó un curso difenrente. Cortó campo a través y se zambulló en una
cuenca poblada de arbustos, sumergiéndose en un bosque rocoso.

Esto no es bueno, Gankyuu se dijo a sí mismo.

El haku estaba tratando de encaminarse a la seguridad, al igual que Gankyuu. Es por eso que él
había querido que Rikou y Shushou le dejaran atrás, pero con Shushou con él no podía
conducirla hasta allí.

No tuvo más remedio que tirar de las riendas. Debajo de las copas de los árboles, calmó al
díscolo haku y le obligó a cambiar de dirección. Por supuesto, el haku estaba desconcertado. El
refugio estaba justo por delante y se dirigían fuera de él. Gankyuu hizo todo lo posible para
calmar al youjuu mientras corrían por el bosque.

El haku despegó. Gankyuu presionó a Shushou contra el cuello del haku cuando cruzó el dosel
de árboles hacia el cielo abierto. Por debajo de ellos, había sombras negras perturbadas en las
ramas.

-Hay algo ahí abajo.-

-No pueden volar.-

El cielo púrpura se estaba haciendo más ligero a lo largo del horizonte. Volar era la peor opción
posible en esemomento, pero no podía bajar ahora.

-Descansa.-dijo Gankyuu, pero era demasiado tarde.

Shushou dijo suavemente:

-Gankyuu.. Mira.- Ella levantó el brazo.- Espera. ¡Hay luces allí abajo!-

Ella señaló. Más allá del bosque, las sombras oscuras de la floresta revelan los contornos del
bosque que rodeaban. En el centro de los árboles se levantaba formando una pequeña
montaña de dos picos, las copas de las cuales brillaban bajo la luna, desnuda como la cabeza
de un monje. Una luz brillaba en su base.
No sólo una. Había por lo menos tres.

El haku la ignoró y voló lejos de la arboleda. Shushou agarró las riendas y trató de detener al
haku.

-¡Shushou!-

-¡Espera! ¡Hay edificios! -

Gankyuu dijo secamente:

-Te estás imaginando cosas.-

-No me estoy imaginando cosas. Hay definitivamente…-

El haku navegaba a través de los cielos. Los edificios en el pie de la montaña desaparecieron de
la vista, pero no los puntos de luces.

-Tú no has visto nada.- Cuando Shushou miró por encima del hombro de él, agregó:- No había
nada allí, ¿de acuerdo?-

-¿Por qué?-

-Porque si sigues insistiendo en que sí lo viste te empujaré de inmediato.-

Shushou bajó la mirada a su pesar. Aquí y allí, en el bosque que desaparecía, las copas de los
delgados árboles se movían hacia delante y atrás. Algo les estraba rastreando por tierra.
Incluso si ellos estuvieran seguramente solos, sólo la caída la mataría.-

-Venga, entonces empújame.-

-Shushou.-

-Quedarte mirando cómo te llega la patada después de ser advertido de las consecuencias es
el comportamiento de un animal de corral. Mientras estés tratando a alguien como un animal,
¿qué diferencia hay si le amenazas con empujarle o le tiras a la boca de un youma? -

Apenas había gritado Shushou cuando algo apareció en su campo de visión. El haku relinchó,
una octava más baja que un caballo.

-Que…-

Buscó en el cielo añil, alcanzó a ver unas alas en el aire veloces como un rayo prácticamente al
alcance del brazo.

El haku cayó como una roca, tan rápido que Shushou no tuvo tiempo de gritar. El dosel del
bosque se elevó por debajo de ellos. Al mismo tiempo, un sonido como una bisagra de metal
oxidado chilló por encima de ellos.

Algo parecido a un ave rapaz de dos cabezas se hundió en el haku. Ambas bocas gritaban. El
haku esquivó a un lado. El youchou cortó el aire como una flecha, se abalanzó y sobre ellos,
sólo para encontrase con el filo de la espada de Gankyuu.

El haku relinchó. Otra sombra apareció en el cielo del temprano amanecer. No tenía alas, pero
galopaba a través del aire.

-Maldita sea.-

Gankyuu juró en voz alta. Guió al haku sobre la colina de abajo, sobrevolaron un promontorio
irregular cubierto de rocas y maleza, y aterrizó en medio de un bosque.

Sacó un rollo de cuerda negro en la bolsa de la silla, el haku transportaba paquetes de Rikou,
por lo que encontrarla toda palpando y extraerla le tomó un largo minuto. Un Goushi habría
pegado la cuerda a la bandolera.

-Deshaz las bolsas de hombro. El agua también.-

Tan pronto como tocaron tierra, Gankyuu sentó al haku. Ayudando a su pierna, rodó por su
lomo. Ató la cuerda negra a las riendas, trepó a un árbol cercano y ató el otro extremo
alrededor del tronco.

-¿Gankyuu? He quitado los paquetes.-

Gankyuu saltó de nuevo al haku, cogió los paquetes de ella. Miró por encima del hombro al
haku, acarició su cuello y le dio una amable palmada.

-¿Tienes el agua?-

-Sí.- Shushou asintió.

Gankyuu puso su brazo alrededor de sus hombros, utilizándola como una muleta y arrastrando
su pierna detrás de él, corrieron juntos un trecho, dejando el haku atrás.

-Gankyuu, el haku.-

-No te preocupes por él.-

-¿No te preocupes por él?-

Shushou volvió a mirar donde Gankyuu había atado al haku al árbol.

-Deja de perder el tiempo.-

-¡Pero..!-

Era una cuerda larga y delgada, perola había atado rápido. El haku todavía estaba acostado
como Gankyuu había ordenado que lo hiciera. Ahora siguió a Gankyuu y Shushou con sus ojos,
al ver que llegaban a la parte inferior d ela colina sus ojos se hicieron más grandes.

-Gankyuu, el haku no puede huir. Lo que está detrás de nosotros…. con él atado así…-

-Está bien donde está.-


-No puedes decirlo en serio!-

-¿Recuerdas que dijiste que ibas a darle un nombre?-

Ella lo recordó, de nuevo, cuando entraron por primera vez el mar Amarillo.

Gankyuu dijo:

-Los koushu no dan nombres a sus kijuu. Esta es la razón.-


Capítulo Siete

Gankyuu y Shushou corrieron como pudieron, metiéndose entre las rocas y maleza, siguiendo
los contornos de la colina. Tropezando, corriendo con cautela de una sombra a otra, se las
arreglaron para avanzar constantemente.

Odio esto, pensó Shushou.

Podía oír relinchar al haku muy por detrás de ellos y sacudió la cabeza. Si ella podía apartar los
ojos, ¿no podía también hacerlo con sus oídos? Bien podría intentarlo. Esto era menos ir hacia
delante que huir del haku.

-No llores, niña.-

-Déjame en paz.- refunfuñó Shushou. La visión del haku viéndolos correr lejos la iba a perseguir
el resto de su vida.

-Da a las cosas nombres y comenzarás a desarrollar sentimientos por ellos. Así los koushu no
dan nombres a los kijuu. - Pero su voz era ronca.

-¡No seas ridículo!-

-Sigue así y fíjate en mí para ser frío y despiadado.-

Shushou le fulminó con la mirada.

-Idiota. Nadie dice eso. -Ella cambió su postura para darle al brazo una mejor sujeción
alrededor de sus hombros. - Es inevitable, ¿verdad? Tuvimos que escapar y eso significa
sacrificar al haku. Si el sol sale en el tiempo en que el youma da cuenta de él, ya habrá
amanecido. Seguir con el haku y sentir pena por él podría hacernos sentir mejor, pero
entonces todos acabaríamos muertos.-

-Entonces realmente lo entiendes.-

-No me trates como a una tonta.-

Shushou se secó la frente con la mano libre, cogió el ritmo lo mejor que pudo, cuanto antes
estuvieran lo bastante lejos como para oír los gritos del haku mejor.

-Si alguien es un tonto, son los koushu. No dar un kijuu un nombre es un error, ¿no es así?-
Respondiendo a la expresión en el dudoso rostro de Gankyuu, Shushou alzó la mirada hacia él
y le dijo: -Me refiero, referirse a un haku como “tú” o “él” no es más íntimo que si le das un
nombre.-

Gankyuu miró fijamente a la niña llorosa pero con su mente enfocada en la tarea más
importante de escapar, no respondió.

En cualquier caso, no podía decirle que estaba equivocada. Esta era el noveno kijuu que había
perdido. No podía olvidar el número o el tipo de kijuu, un vistazo a otro similar le evocaba
recuerdos. Había un montón de shushi que insistían en montar la misma especie de kijuu, no
importaba qué. Gankyuu nunca había tenido el mismo kijuu dos veces.
Shushou dijo:

-Lo siento. Todo esto es mi culpa.-

-¿El qué?-

-Había que sacrificar al haku por mí. Si yo no estuviera aquí, los dos habríais ido en línea recta
hacia esos edificios. Es por eso que querías que Rikou y yo dejáramos el haku y siguiéramos sin
ti, ¿verdad? -

Gankyuu quedó sorprendida ante su bastón humano.

-¿Suponías que no me daría cuenta? Sé que no podías ir allí porque mí.-

Gankyuu permaneció en silencio. La verdad era que estaba respirando con dificultad por
ahora y tratar de mantener una conversación era más molesto de lo que valía.

-Si me fuera, ahí es donde quieres ir, ¿verdad? ¿Crees que podrías hacerlo por tu cuenta? -

Gankyuu se detuvo en seco.

-¿Qué estas diciendo?-

-Estoy diciendo que si piensas que puedes conseguirlo, entonces iremos por caminos
separados.-

-Escucha, tú…-

Gankyuu se desplomo en el suelo. Había un hueco debajo de la cornisa de piedra y había caído
en ella.

-¿Puedes hacerlo? Entonces adelante. Provocaré un alboroto para llamar al youma hacia mí
mientras estoy esperando a Rikou. Vale la pena intentarlo.-

Gankyuu miró a la chica de rodillas allí, una sensación extraña que brotó dentro de él.

-¿Qué narices estás pensando?-

-Estoy pensando que debería asumir la responsabilidad de tener que sacrificar al haku. Para
ser claros, tú tienes cierta responsabilidad también. Podrías haber dicho algo, como que tenías
un refugio seguro donde Rikou y yo no éramos bienvenidos. Ciertamente, a una explicación
como esa le habría dado toda la debida consideración.-

Gankyuu no pudo evitar una sonrisa irónica.

-Toda la debida consideración, ¿eh?-

-No fuiste honesto con nosotros. Al mantener tu verdadera intención oculta de ese modod es
difícil ver cuando se está realmente hablando desde el corazón. Todavía podría haber creído
que sólo te hacías el valiente. Aquello serían tus pollos volviendo al gallinero.-
-Ya veo.-

-Pero yo creo que estaba equivocada al insistir en quedarme contigo. El haku ha tenido que ser
sacrificado como resultado. Ambos habéis sufrido por mi culpa, así que para compensar por
ello, voy a ser el señuelo mientras que te sigues tu camino. Bueno, eso es lo que estaba
pensando, aunque en este momento no parece que puedas hacerlo.-

Gankyuu rió.

-¿También te lo parece?-

-¿Qué pasaría si fuera a ese lugar y pidiera ayuda?-

-Detente, es más probable que termines muerta que consigas que alguien te escuche.-

-Entonces voy a ayudarte a llegar lo suficientemente cerca. Prometo no decir nunca una
palabra sobre ello a nadie. ¿Cuál es ese lugar? -

Gankyuu se acostó y observó el cielo iluminarse por encima de la repisa de roca.

-¿Qué has venido a lograr al Mar Amarillo?-

-Llegar a ser la próxima emperatriz.-

-Así que ese es tu camino. Me las arreglaré de alguna manera.-

-Aunque esté cerca ese lugar, todavía necesitas un hombro para apoyarte, incluso mis
pequeños hombros.- Ella inclinó la cabeza hacia un lado. -Si yo fuera un koushu, no habría
ningún problema con nosotros por ir allí juntos, ¿verdad?-

-Si tuvieras alguna idea de lo que significa ser un koushu en primer lugar.-

Shushou suspiró.

-¿Sabes lo insultante que es? Realmente me hace enfadar.-

-¿Eh?-

-Estás diciendo que una niña como yo no tiene ni idea acerca de las dificultades que los koushu
tienen que aguantar.-

-¿Y?-

-Te puedo perdonar por burlarte de mí porque soy una niña, puedo perdonarte por decir que
conozco relativamente poco sobre el mar Amarillo pero no puedo perdonarte por insistir en
que simplemente no entiendo cómo funciona el mundo, ¡es muy grande! -

-¿tú?- Bromeó Gankyuu.

La niña, furiosa, le devolvió la mirada.


-Tengo ojos, ¿no? Y orejas ¿No crees que hay muchas cosas en el mundo que pueden ser
comprendidos sólo mirando de cerca y escuchando con atención?-

-¿Está afirmando tener conocidos entre los koushu?-

-Mi familia son ricos comerciantes, conocidos incluso en Renshou.-

-Creo que eso te convierte en una princesa auténtica, ¿eh? No me sorprende.-

-¡Deja de hablar a mí de esa manera!-

Gankyuu levantó la mano.

-Sigue, por favor.-

-¡Entonces deja de decir cosas insultantes! De todos modos, somos lo suficientemente ricos
como para permitirnos un gran personal de criados que se alojan en la casa.-

Gankyuu miraba la cara enrojecida de Shushou.

-Yo llevaba kimono de seda y asistí a la Academia de la prefectura. Mi sierva Keika llevaba un
kimono de algodón que siempre estaba sucio. No tengo ningún problema imaginando lo que
significa trabajar desde el amanecer hasta la caída del sol. El venir a este viaje me enseñó que
mi imaginación no andaba muy lejos.-
Dos chicas de la misma edad, uno viviendo una vida con vestidos de seda, la otra viviendo una
vida sólo para servirla.
-Los servidores que se alojan en la casa son itinerantes también. Dejaron el lugar donde se
estaban sus registros genealógicos, perdieron sus tierras, sus profesiones y sus hogares. Sin
nadie a quién recurrir o depender, tienen que ser contratados para poder comer. Sus
empleadores se encargan de las necesidades básicas pero no pueden hacer nada sin su
permiso. Mis profesores me enseñaron que es ilegal comprar y vender a la gente, poseer
esclavos. Los sirvientes internos no pueden ser llamados esclavos, pero eso es lo que son.-

La atención de Gankyuu no se inmutó.

-La gente ve a estos refugiados e itinerantes, que ni siquiera pueden poner comida en la mesa
y los contratan porque sienten lástima por ellos. Los servidores a su vez, pagan su bondad
trabajando para ellos el resto de sus días. Esa es la ficción educada que todos nos contamos
pero ambas partes sabes que cuando estén contratados tendrán un estatus poco diferente al
de un esclavo.-

-Ya veo.-

-A cambio de “venderse” a sí mismos, los criados internos renuncian a sus pasaportes. ¿Lo
sabías?-

Gankyuu asintió. Un pasaporte era emitido por la oficina del gobierno en la prefectura donde
una persona legalmente residía y era el único medio de dar fe de su identidad. Si él no
ocupaba su casa y la tierra por un período de siete años, era declarado legalmente muerto y la
tierra era confiscada. Sin embargo, mediante la expedicieón de un pasaporte podía volver a
casa y presentar una reclamación de indemnización. Al menos, se podría recurrir al gobierno
de la prefectura para buscar apoyo.
La mayoría de los refugiados renunciaban a su pasaporte por razones que pasaban por
asegurar un negocio incierto o la tranquilidad, como en el caso del niño vendido a un señor
gremial koushu. Como resultado, los refugiados también se conocían como "indocumentados".

-Renunciar a un pasaporte es esencialmente una promesa de no huir. Cuando un padre se


convierte en un servidor interno, también lo hacen sus hijos. Ellos trabajarán cuando aún sean
jóvenes. No van a asistir a la escuela y, si tienen un pasaporte, les será confiscado. Cuando se
convierten en adultos, no serán registrados en el censo y no recibirán una granja, por lo que es
difícil llegar a tener una vida independiente. No pueden casarse y no pueden tener hijos. Su
única esperanza de una recompensa viene de trabajar para su señor. Y porque el señor no
quiere que ahorren dinero y salgan corriendo, no se les pagará en metálico, sólo en especies, y
cubrirán las necesidades básicas con eso. Cuando envejecen, como no están registrados en el
censo, no pueden retirarse a un rike. Trabajarán hasta el día que mueran y serán enterrados
en una fosa común.

Gankyuu asintió en silencio.

-Keika no será libre hasta que mi padre muera. Incluso cuando se muera, si mi madre todavía
está viva, ella heredará los servidores que se alojan en el domicilio junto con el resto de la
propiedad. Keika seguirá siendo un sirviente interno hasta que mi madre muera y nadie pueda
heredar y la casa sea devuelta al reino.-

-Excepto que este tipo de confiscaciones raramente suceden.-

-Está bien. Bajo la apariencia de una compensación, mi padre va a distribuir los bienes del
hogar y la empresa a mi hermano mayor. Cuando mi padre muera, a los ojos de la ley, él será
un hombre de edad sin dinero viviendo de la caridad de sus hijos. No habrá nada a lo que
renunciar- ni sirvientes ya que serán repartidos entre su descendencia.

Gankyuu asintió de nuevo.

-No puedo decir que tenga a ningún koushu como conocido cercano, pero ser cirado por
criados quiere decir ser criado por refugiados. Siempre pensé que era extraño que me dieran
hermosas sedas mientras que a Keika no. ¿Por qué no podía Keika comer la misma comida en
la misma mesa? Y, ¿cómo es que nuestras comidas, preparadas en la misma cocina, eran tan
diferentes? ¿Por qué no podía Keika vivir en el ala principal de la casa conmigo? A pesar de que
nunca he sido una refugiada o itinerante, nadie me puede decir que no entiendo su suerte en
la vida.-

-Por supuesto.-

-A pesar de que no entiendo a los koushu hasta ese punto, entiendo que en vez de negociar su
libertad ppara entrar en la celda de una cárcel segura y protegida dentro de una familia, los
koushu eligen vivir libres en el Mar Amarillo. Los sirvientes y los koushu comienzan siendo
refugiados. Por un lado, están los que se arrastran ante el dueño de la casa, tratando de
quitarse el estigma de un refugiado y elevándose en la sociedad respetable. Por otro lado,
están los que renunciaron la respetabilidad y asumieron el nombre de koushu no Tami. En
cuanto a mí, me gustaría tener ese pasaporte rojo antes que estar bajo el poder de ningún
señor de la casa.-

-Pero vas al Mt. Hou con el fin de convertirte en emperatriz.-


-Es cierto. Es por eso que estoy aquí pero si no puedo ser emperatriz, ser un koushu es bueno
también. Ya sabes, no hay nada malo en ser un shushi también.-

-Así que emperatriz a un lado de la escala y koushu por el otro.-

-¿Qué problema hay con eso? ¿No sabes? Los emperadores y emperatrices no tienen registros
del censo tampoco.-

Gankyuu sonrió.

-Un Koushu como yo tampoco lo necesita.-

Gankyuu nació en Ryuu. Expulsados del reino por la guerra civil, sus padres fueron eliminados
del registro del censo. Se trasladaron a En, a excepción de que el Reino de En era para el
pueblo de En y los refugiados se limitaban a observar la vida de los benditos súbditos mientras
dormían a un lado de la carretera. ¿Que podían esperar si no tenían tierra ni para sus propios
hijos? Como vagabundos, fueron separados de todos los aspectos de la sociedad.

-El emperador no puede hacer nada por nosotros. Por otro lado, si ya no tenemos la tierra que
teníamos, ya no hay un lugar que llamar nuestro ya no tenemos necesidad de un emperador. Y
si Kyou se va al traste, no hay nada que nos quede por hacer, excepto decir adiós y desearle
buena suerte.-

-Supongo que sí.-

-¿Quién dice que en este mundo realmente se necesite un emperador? Cuando un emperador
se aparta del camino, la calamidad espera. Yo digo que deberían encerrarlos, arresto
domiciliario permanente. Dejar que el gobierno que oprime desaparezca. Claro, las cosas no
pueden mejorar, pero no podrán ir a peor.- Shushou inclinó la cabeza hacia un lado, como si
tratara de librarse de algo del significado de las palabras de Gankyuu. -¿La benevolencia del
Kirin salva alguna vida? Cualquier persona puede sentir pena por alguien. Si eso es todo lo que
el emperador y el Kirin son buenos para hacer, ¿quién los necesita? Todo lo que importa al
final es solucionar cómo vivir tu propia vida y rechazar las limosnas de un reino. Las personas
que desean un emperador es por costumbre. Se subyugan ante el emperador de la misma
manera que los refugiados piden la misericordia del señor de la casa.-

Rechazando la ley del emperador, repudiando la voluntad de Tentei, los koushu eran
huéspedes de los youma y su casa era el Mar Amarillo.

-No se puede desear ser una emperatriz y a la vez ser un koushu, Shushou.-

-No seas tonto- se rió Shushou. – No deseo una emperatriz. Quiero ser emperatriz. No es lo
mismo en absoluto. - Miró hacia el cielo iluminando, amanecía.- Se está haciendo de día. ¿No
deberíamos ponernos en camino? ¿O quieres que me vaya?-

Gankyuu se puso de pie.

-Préstame tu hombro.-dijo.

-¿Estarás bien?-
-Debería ser capaz de aguantar hasta que lleguemos allí.-

-Allí.-

Gankyuu levantó la cara al cielo.

-El pueblo koushu.-


PARTE SEIS

Capítulo Uno

Aquellos que entraban en el mar Amarillo no podían salir hasta el siguiente solsticio o
equinoccio. Dormían bajo las estrellas. Si se habían lesionado o enfermaban, lo único que
podían hacer era encogerse de miedo a la sombra de un árbol.

El pueblo koushu decía que se había creado hacía mucho tiempo. Los Shushi y los Goushi-
todos los diferentes tipos de koushu- partían al mar Amarillo para cazar animales, forrajeaban
las plantas o excavaban para encontrar gemas. Buscaban santuarios en lugares ventajosos y
recogían piedras y ladrillos para refugios subterráneos como defensa contra los youma.

El koushu no tenía un lugar que puedieran llamar suyo. La mayoría no tienían un hogar o una
dirección permanente. Con el tiempo, surgieron los koushu que deseaban establecerse.
Unieron sus fuerzas y comenzaron a construir ciudades en el Mar Amarillo.

-Pero esas no son ciudades reales. No tienen riboku.-dijo Shushou mientras sujetaba a
Gankyuu.

-No al prinicipio.-

-¿Al principio?- Dijo Shushou con una mirada sorprendida.

-¿Sabes cómo se propaga un riboku?-

-No. Nunca he escuchado una explicación.-

-Se supone que todos son injertos. Sólo un corte del riboku del palacio imperial será
suficiente.-

Cada palacio imperial era el hogar del árbol madre de ese reino, no sólo donde los niños del
reino se cultivaban, sino también donde las nuevas frutas aparecían cuando el emperador
solicitaba con éxito nuevas plantas y animales domesticados. La rama que llevaba la fruta
podía ser cortada y replantada, creando así nuevos riboku, aunque sólo en ese reino.-

-Huh.-

-El koushu quería un riboku propio. Si hubiera un riboku en el Mar Amarillo, a continuación,
los niños nacidos a partir de ese realmente serían ciudadanos del Mar Amarillo.-

-¿Me estás diciendo que robaron uno del palacio imperial?-

-¿De qué palacio lo iban a robar? El Mar Amarillo no pertenece a ningún reino.-

-Pero…-

-Las oraciones de los Koushu no Tami fueron escuadas por su dios y les concedió un riboku.-

O lo que las leyendas afirmaban: Kenrou Shinkun, el santo guardián del Mar Amarillo, presentó
una petición al Señor Dios Creador y a los dioses de Gyokkei y recibió doce tallos, que dio a los
koushu no Tami.

- No me lo creo.-

-¿No te lo crees?-

-Mis profesores me dijeron que los dioses no existen, excepto en la imaginación de la gente.
De todos modos, eso es sólo el folklore y los cuentos de hadas, ¿verdad? -

-¿Quien lo dice? Todo el koushu lo cree. Esa parte de la historia no podría tener más de tres o
cuatro siglos de antigüedad.-

-¿Ese riboku echó raíces?-

-Sí. Cuando Shinkun dio a los koushu esos tallos, les dijo que no le dijeran a nadie más sobre
ellos.-

Shinkun solicitó a los dioses y entregó a los koushu las ramas que recibió, pero los dioses no
estaban del todo satisfechos con la disposición. Como consecuencia de ello, la bendición vino
con una maldición. Un riboku ordinario no podía ser matado por un youma o los desastres
naturales o humanos. Pero el riboku del koushu moriría si era tocado por cualquier persona
que no fuera un koushu.-

-Así que por eso no uqerías llevarnos a Rikou o a mí.-

-Esa no es la única razón. Si se hiciera ampliamente conocido que hay ciudades en el Mar
Amarillo, las personas vendrían. No sólo los que van en el Shouzan, cualquiera que viniera al
Mar Amarillo por cualquier razón. Si eso ocurriera, en algún momento alguien mataría al
riboku. Es la naturaleza humana.-

-Probablemente tengas razón.-

-Además de eso, ningún gobernante de ningún reino toma amablemente las ideas de personas
que viven fuera de su control. No aceptamos la protección de ningún gobernante. A cambio,
ningún gobernante grava nuestro trabajo o nuestros salarios. Es fácil para las personas cerrar
los ojos al hecho de que no tomemos nada de ningún reino y que nos desprecien como a un
manojo de holgazanes que no pagan sus impuestos. Les molestaría por doble partida si esos
inútiles tuvieran su propio riboku.-

-Sí. No me sorprendería que algunos de ellos quisieran matar a los riboku por despecho.
Realmente es una lástima.-

-Es por eso que nadie más que el koushu puede entrar en un pueblo koushu. Nos
comprometimos a proteger nuestro pacto con Shinkun, mantener en secreto la existencia de
los pueblos koushu, incluso si eso significa matar a cualquiera que se tope con uno.-

-Así que se suponía que no tenía que ver lo que vi.-

Gankyuu asintió.

El riboku en un pueblo koushu no era un árbol robusto pero producía hijos. La posición social y
el reino de nacimiento eran irrelevantes, si respondía a su petición, una fruta de oro crecería
en el riboku. No importa lo pequeño e ilegítimo que fuera, un pueblo con un riboku era la cuna
de los koushu.

Fuera del Mar Amarillo, no habría fin a la persecución y el prejuicio que les asolarían, pero allí,
era un lugar donde alguien siempre podría volver, un lugar del que estaría orgulloso llamar
hogar. Incluso si tal hombre nunca volvía a pisar el Mar Amarillo y nunca volvía a poner los ojos
en su pueblo, no importa qué tan despreciado y temido que fuera, su ciudad natal siempre
estaría allí en el Mar Amarillo.

-Los Koushu que quieren un niño van al mar Amarillo y lo piden al riboku. El niño vivirá con su
madre en el pueblo hasta que tenga edad suficiente como para confiarle el secreto de su
nacimiento. Durante ese tiempo estudiará con el señor del clan.-

Shushou rió.

-Aquellos de nosotros que vivimos fuera del mar Amarillo nunca han visto un verdadero hijo
koushu. Realmente son koushu no Tami. Al igual que los youma.-

Gankyuu sonrió.

-Supongo que es una forma de verlo.-

Él no era escándalos pero se había vuelto muy hablador. Shushou no tuvo que adivinar por
qué. Se inclinaba cada vez más pesado sobre sus hombros, empezaba a arrastrar los pies, el
color e iba de su cara, sus palabras eran torpes e confusas. Se estaba desvaneciendo poco a
poco, hablar era su forma de aferrarse a la conciencia.

Shushou levantó la cabeza. ¿Cuáles fueron esos grandes árboles altísimos que había aquí y allá
fuera del bosque? hojas grandes, oscuras, como robles brotaban en los extremos de las ramas
retorcidas. Entre las ramas pudo distinguir los contornos nebulosos de la montaña con dos
picos.

No estaba segura de lo que hacían allí por la noche, o si ella podría mantener Gankyuu en
posición vertical todo el tiempo. Cada vez que se detenían a descansar, aflojaba el torniquete
en el muslo y comprobaba el sangrado. Tal vez había ralentizado un poco, aunque no podía
decirlo con certeza.

-¿Duele?-

-No. En comparación con los refugiados, los koushu tenemos mucha suerte. Ellos nunca
morirán en el extranjero. Incluso si el cadáver de un koushu se echa en la fosa común, el
pasaporte rojo garantiza su regreso al Mar Amarillo y su entierro en un pueblo koushu.-

-Para. Ahora no es el momento de gafarnos. Por cierto, ¿qué clase de lugar es Ryuu? -

-Recuerdo que hacía frío.-

-Así es Kyou.-Shushou bromeó. Estaba frío. El brazo de Gankyuu sobre sus hombros estaba frío
al tacto.

Harían falta varios hombres que unieran los brazos para rodear los troncos de los grandes
árboles que los rodeaban. A pesar de su enorme tamaño, las copas de los árboles colgaban
cerca del suelo. Las grandes hojas forman un dosel denso y verde que convirtía la tierra en un
crepúsculo sombrío.

Raíces gruesas empujaban la tierra, como si impulsara los troncos al aire. Delgadas raíces como
cabellos colgaban como pantallas de bambú, las más gruesas se extendían por el suelo de color
marrón pálido y se entrelazaban con las de sus hermanos dispersos. Llenaban todo a su
alrededor, levantadas y torcidas hacia el cielo como hilos arrancados por los dedos gigantes.

Navegando por este laberinto arbóreo, el más mínimo tropiezo podría romper la pierna de un
hombre, más aún cuando ese hombre estaba malherido por una lesión como la de Gankyuu.
El bajo dosel se extendía horizontalmente sobre sus cabezas. Donde las ramas de un mismo
árbol tocaban a otro, entraban estrechas bandas de luz solar del cielo del mediodía, a ravés de
las copas de los árboles inclinados.

Shushou alcanzó a ver el cielo azul del mediodía. Una sombra pasó rozando mientras miraba.

Inmediatamente empujó a Gankyuu al suelo entre la maraña de raíces. Aferrándose a la raíz


por encima de su cabeza, Shushou alzó la vista. No era un pájaro. No era un suugu. No parecía
ser ninguno de los kijuu que los Goushi habían traído con ellos.

-Ese es un San'yo.-llegó un ronco susurro de Gankyuu.

Una serpiente voladora el doble de alta que un hombre. Aleteaba sus cuatro alas lentamente,
deslizando su torso hacia atrás y hacia adelante, parecía que nadaba a través del aire. Su visión
hizo que un escalofrío corriera por la espalda de Shushou.

Ella detuvo el impulso de escabullirse y se agachó entre las raíces. El San'yo nadó a través del
aire y volvió a pasar en círculo. Pasó justo por encima de ella, tan cerca que pudo distinguir las
escamas en su cuerpo y contar sus tres patas. Justo cuando pensaba que iba a seguir adelante,
dio la vuelta.

La cosa no tenía ninguna prisa para salir. Cruzando perezosamente hacia atrás y adelante, su
vientre rozó las copas de los árboles circundantes, levantando un sonido como si grava raspara
cristal..

-Se huele la sangre.- La voz ahogada de Gankyuu era apenas audible. -Me huele. Shushou, sal
de aquí.-

-No.-

-Esto es lo mismo que el haku. No te preocupes por ello.-

-No es en absoluto lo mismo. Si yo fuera un haku, habría escapado contigo y con tu haku. Por
desgracia, soy un ser humano.-

-¿No vas a ser un koushu?-

-Sí pero para hacer eso necesito un señor de clan para que me guíe.-

-Un Koushu no desperdicia su vida sin una buena razón. Siempre escojen los mejores medios
para asegurar la mayor duración. Un sacrificio hecho en esas condiciones no es ningún
sacrificio.-
-Entonces es una lástima que no sea realmente un koushu.-

Tan pronto como hubo hablado un sonido sonó muy cerca. Shushou sintió que perdía la sangre
de la cara.

Venía de la proximidad de un gran montículo, uno de los troncos de los árboles que se
sostenían en alto por la gran maraña de raíces. Una cara sobresalía de entre las raíces colgadas
en la cara del montículo. La cabeza de un lobo cubierto con pelo rojo pero tan grande como
un tigre. Shushou percibió claramente sus ojos negros mirando los suyos.

Gankyuu cogió la vaina unida a su pierna derecha como cabestrillo.

-Pasarla por debajo de esas raíces de allí.-

-Pero...-

Antes de que pudiera terminar ese pensamiento, Gankyuu la agarró por la cabeza y la empujó
hacia abajo. Sacó la espada con gran dificultad. Probablemente era un youma Kasso. Miró
fijamente a Gankyuu, sin moverse ni una pulgada.

Unas ramas se rompieron sobre su cabeza. El San'yo hacía círculos cada vez más bajos.

Su mano alrededor de la empuñadura casi no tenía fuerzas. Podría tene runa oportunidad
para luchar si sólo hubiera tenido que preocuparse del San'yo. Pero el caso apenas estaba
unos brazos de distancia.

-Shushou, quédate ahí y no te muevas. Hazte una bola y no hagas ruido. Cuando esté
tranquilo aquí, corre. Lo siento por esto, le di mi pasaporte rojo a Kinhaku.-

-¡Eso no es divertido!-

Por un lado un hombre mayor herido, por otra parte una joven sana. Ahora mismo, la
muchacha tenía las mejores posibilidades. Esa era la forma en que el koushu veía lascosas. De
acuerdo con esta lógica, tenía la suerte de repartir las cartas al revés, Gankyuu tendría más
probabilidades de sobrevivir, lo que significaba dejar a Sushou en la estacada en vez de él.

Sin embargo, dadas las actuales circunstancias, no había ninguna discusión sobre quién tenía la
más larga vida por delante.

Gankyuu levantó la espada, o apenaslo logró mientras buscaba un punto de apoyo. Dio un
paso hacia delante. En ese momento, oyó de nuevo lo que sonaba muy parecido a una llamada
de aves. No venía del Kasso o del San'yo, sino desde una dirección completamente diferente.

Otro no, pensó Gankyuu, arrodillándose.

Como si hubiera sido desatada por el canto del pájaro, el Kasso saltó de entre las raíces. Más
rápido de lo que Gankyuu podría haber bajado la espada, el Kasso saltó hacia el cielo, salió a
través de las ramas, y se dirigió directamente al San'yo.
Capítulo Dos

Shushou se agachó junto a Gankyuu.

-¿Qué?- Espetó. -¿Por qué?-

¿Había llegado un nuevo depredador lo suficientemente fuerte para hacer que un Kasso
echara el vuelo? Gankyuu echó un vistazo alrededor de este nuevo enemigo. No vio nada, sólo
se escuchaba un gemido como una tormenta repentina. El grito amenazante de un San'yo, tal y
como Gankyuu sabía. El rugido agudo del Kasso siguió poco después.

El Kasso sujetaba entre sus mandíbulas el cuello de la serpiente voladora. El San'yo arremetió a
un lado y otro en vano.

Shushou y un Gankyuu igualmente sin habla observaban cómo se desarrollaba la increíble


escena. Los Youma luchaban por la comida y el territorio todo el tiempo pero no cuando había
sangre en el aire y la presa estaba delante de sus ojos. Después de que el juego hubiera sido
acabado, tal vez. Un youma nunca elegiría luchar en vez de un banquete.

La luz del sol brilló a través de las ramas frondosas. Gotas de lluvia tamborileaban contra las
hojas, una lluvia de color rojo oscuro. Luego llegó el San'yo retorciéndose y el Kasso,
hundiendo sus dientes más profundamente en el cuello de la serpiente que luchaba.

Sus escamas brillaban a la luz solar dispersa. El Kasso pisó sus alas y sacudió la cabeza a un
lado, arrancando la cabeza del San'yo. Al mismo tiempo, el torso de reptil giró hacia atrás y
adelante y de repente se quedó inmóvil. Aparte de algún que otro espasmo de vez en cuando,
estaba bastante muerto.

Devorando la cabeza escamosa, el Kasso echó una breve mirada hacia Gankyuu. Iluminado por
un rayo de sol, las bandas de piel de color marrón rojizo alrededor de su cabeza y sus hombros
se convirtieron en las lenguas translúcidas de una llama.

El Kasso perdió interés el en Gankyuu y volvió su atención a su comida. Bajo sus pies, el San'yo
se contrajo de nuevo, lanzando destellos de luz.

Fue Shushou la que dio un codazo al embobado Gankyuu.

-Vamos a salir de aquí.-

-Ah.- Gankyuu asintió, todavía aturdido. Pero fue un relincho suave quee el que le hizo volver
en sí. Esa llamada de aves y ahora este relincho que sonaba muy parecido a su haku. No podía
dejar de mirar a su alrededor buscando el origen.

-Gankyuu-

Shushou señaló el Kasso, que estaba terminando con la San'yo. Más allá de la columna de la
luz solar, una figura humana apareció en el bosque. Un kijuu que parecía un caballo estaba con
él. No, era sin duda el haku, todavía con su silla de montar y los paquetes.

El hombre sostenía las riendas y se dirigía hacia ellos, su rostro perdido en las sombras verdes.

-¿Un ser humano?- Dijo en voz alta Shushou. Uno de los koushu no Tami. Tenia que serlo. Un
cuerpo demasiado ligero y delgado para ser un hombre, pero también demasiado fuerte para
una mujer, que no mostraba la más mínima señal de miedo o terror ante la escena grotesca
que había ante ellos.

No era Rikou u otro de los Goushi. Llevaba un chal. ¿Cómo lo llamaban? Todos los Goushi los
utilizaban como bufanda y cortaviento. El mantón envuelto alrededor de la cabeza y los
hombros. Entre las capas de tela pudo distinguir líneas duras y afiladas sombras. Armadura,
¿tal vez?

Llevando al haku, pasó junto al Kasso sin la más mínima reacción. Pasó por encima de la larga
cola, blanda del San'yo. Por un momento, la columna de la luz solar reveló un rostro joven y
suave.

Gankyuu y Shushou se quedaron allí en respetuoso silencio. Se acercó a ellos.

-¿Este haku es tuyo?-

Su voz era joven también. Gankyuu asintió. El esbelto hombre- más bien adolescente- tendió
las riendas a Gankyuu. Sus acciones eran tranquilas y moderdas en todo momento. El haku,
por otro lado, sacudía su cabeza con energía. Las riendas se deslizaron entre los dedos de
Gankyuu. El haku, a su vez, bajó la cabeza y apoyó el hocico en el hombro de Gankyuu.

Cuando Gankyuu le entranaba así era como el haku buscaba su aprobación. Gankyuu le dio
una palmada en el cuello.

-Buen chico. Buen chico. Es bueno verte sano y salvo.-

Hubiera entendido o no el haku que había sido abandonado, cariñosamente frotó el hocico
contra el hombro de Gankyuu. Gankyuu acarició la suave curva de su cuello. Bañada por la luz
verde suave, el pelo del haku tenía unbrillo satinado.

-¿Es usted uno de los koushu no Tami?-Le hizo la pregunta con la misma voz suave, sin nota de
reproche.

Gankyuu asintió.

-Muchas gracias. ¿Rescató usted al haku?-

-Estaba atado con una cuerda negro, lo que indicaba que el dueño estaba escapando de un
youma. Veo que está herido.-

-Ah, eso.- Usando la espada como un bastón, Gankyuu dejó de lado el haku y se dejó caer al
suelo. -Como puede ver, también nos ha salvado el pescuezo.-
-Um.- dijo Shushou. Señaló el banquete youma. -¿No es un youma? ¿Debemos quedarnos
hablando aquí? ¿O es que es su kijuu? "

El chico negó con la cabeza.

-No es un kijuu. Llámalo un conocido.-

-¿Un youma es tu conocido?-


-Bueno, más o menos.-

Mientras hablaban, Shushou logró verle más de cerca, no era mucho mayor que ella.

Él le preguntó:

-¿Eres una koushu también?-

Gankyuu dijo:

-“No” es la mejor respuesta a esa pregunta.-

-Supongo que no podría ayudarnos a salir de aquí. Estaríamos muy, muy agradecidos.-

-Claro.- dijo sin evasivas. -Con todo el derramamiento de sangre, deberíamos empezar a
movernos.- Se inclinó hacia Gankyuu. –Esa pierna tuya, deberías montar. Te voy a mostrar a un
lugar seguro.-

Mientras ayudaba a Gankyuu a ponerse en pie, se abrió una brecha en el chal sobre los
hombros, Shushou vislumbró una antigua armadura debajo, pero finamente hecha y en
buenas condiciones. La cadena de joyas que colgaban a través de su hombro derecho hasta el
lado izquierdo brillaba con una luz limpia, clara, destellando un arco iris de colores mientras se
movía. Más extraño aún, esta hermosa joyería no parecía en absoluto ornamental.
Un chal tejido con gemas-

Shushou levantó los ojos y examinó el lado de la cara del chico con los ojos abiertos cuando él
ayudó a subirlo a la silla de montar.

Gankyuu extendió su mano y luego se detuvo, la expresión de su cara era poco diferente de la
de Shushou.
Capítulo Tres

Shushou se planteó la pregunta a sí misma una y otra vez: No puede ser posible. No se atrevía a
decir las palabras en voz alta.

Gankyuu montó en el haku. El chico se acercó a su lado sujetando las riendas. Shushou
extendió la mano y, vacilante, tomó su mano libre. Él sólo la miró por encima de su hombro, no
la retiró sino que estrechó su mano en la suya, un agarre cálido y suave.

Se veía como un joven normal, aunque la forma en que se movía insinuaba un guerrero
dentro. Se movía a través del bosque sin el menor recelo o preocupación. En un primer
momento, Shushou estaba segura de que se dirigiría al asentamiento koushu. En lugar de ello
regresó a la colina donde Gankyuu había abandonado al haku.

Enroscado alrededor de la colina y manando a través de la base de un matorral, se


encontraron con un estrecho arroyo y siguieron río arriba. El sol se ponía cuando entraron en
una zona rocosa y se dirigieron a un manantial que burbujeaba entre las rocas. Un bosquecillo
de pinos retorcidos se pegaba a las rocas adyacentes. El manantial estaba un paso por debajo
de la mesa de piedra. Las ramas de los árboles de pino se cerraban casi completamente al
cielo.

Ató al haku a una estaca encajada en una grieta en la roca y volvió su atención a un hogar
debajo de una pequeña repisa de piedra.

Es un lugar perfecto, pensó Shushou. Tiene que venir aquí a menudo. Se movía con el sentido
natural de la familiaridad. Con la mente bullendo, observó mientras él contruía una hoguera
con las agujas de pino y ramas muertas que habían reunido a lo largo del camino.

Conociendo de esa manera ese refugio seguro indicaba su profundo conocimiento del mar
Amarillo. No sólo saber de ese tipo de luagres, sino que además visitarlos a menudo, no era la
cosa que haría un guardián ordinario.

No lo creo. No es posible que sea…- aún no podía dar voz a la pregunta de antes.

En el bosque oscuro, debajo de los árboles de pino, el crepúsculo llegó rápidamente al


manantial. Las brisas agradables se detuvieron. Shushou al fin se ordenó a sí misma moverse.
Acarició y tranquilizó al haku, le quitó las alforjas de viaje, se lo llevó al mantial para beber, y
luego abrió la bolsa de comida y extendió un poco en el suelo.

-Estoy tan aliviada.- Ella envolvió sus brazos alrededor del cuello del haku, ya que éste se había
inclinado para comer. Realmente estaba agradecida de estar a salvo. Se abrazó al cálido haku y
así lo dijo una y otra vez en su corazón. Ardientes lágrimas le escocían en el rabillo de los ojos.
Frotó la cara contra la piel del haku.

Miró por encima del hombro para ver a Gankyuu sentado, apoyado contra la pared de piedra
inexpresivamente mirándola a ella y al haku. Ella corrió hacia él.

-¿Estás bien? ¿Te duele?-

Él esbozó una sonrisa.


-Pica un poco.-

-No tienes por qué mentir. Eso debe doler como las llamas.- El tono de voz muy humano del
chico confundió aún más a Shushou.- Señorita, la herida necesita ser limpiada. Coge un poco
de agua fresca.-

Shushou inclinó la cabeza, sacó lo que quedaba d ela cantimplora y la llenó del
manantial.Dejándola en el suelo, tomó las manos de Gankyuu y le ayudó a ponerse en pie. Al
estar en una posición estable, miró al joven que estaba atendiendo al fuego.

-Shinkun..-

El chico le miró, esperando a que acabara el resto de la frase.

-Gracias. Por el haku también. Estoy muy agradecido.-

-Dale tus gracias al cielo. Simplemente eres el beneficiario de una muy buena suerte.-

Shushou lo escrutó lo mejor que pudo sin mirarle fijamente. Gankyuu lo llamó Shinkun y él
había respondido.

-Kenrou Shinkun.-dijo en voz alta.

En cuclillas junto al fuego, Shinkun volvió su atención a ella.

-Pero te ves como un ser humano común.-

Se rió con una risa muy humana.

-No recuerdo nunca haber sido todo lo contrario. Aquí, déjame ayudarte.-

Prestó a Gankyuu un hombro. Shushou los siguió hasta la fuente sentano a Gankyuu debajo.
Shushou le quitó las botas y los jirones, deshizo el vendaje alrededor de la herida y se lavó
bien.

-Nunca pensé- Gankyuu reflexionó - que Shinkun fuera una persona real.-

-Bueno, si tú no consideras a los hechiceros personas, entonces es correcto. Soy un simple


Tensen, un asistente del Cielo.-

-Un Tensen.-

-Al igual que un Hisen, un asistente del aire. Viven un poco más que la mayoría, pero son por
nacimiento nada más que humanos.-

-Eh.-dijo Shushou. -¿Sirves a los dioses de Gyokkei?-

-Buena pregunta, esa.-

-¿Entonces no lo haces?-

-Basta ya de interrogarle.-interrumpió Gankyuu.


Shinkun solamente reaccionó con una pequeña sonrisa.

-Los tensen, por regla general, no interactúan con los seres humanos. Así que tal vez
deberíamos centrarnos en el asunto en cuestión y evitar innecesarias desviaciones.-
-Oh. Lo siento.-

Shushou se disculpó y se concentró en la pierna de Gankyuu. Le lavó la sangre seca con un


paño húmedo. Increíble, pensó para sí misma. Si el Shinkun era un ser humano, entonces tal
vez el resto de los dioses también. Y en algún lugar que podría existir un verdadero Gyokkei, un
reino donde todos ellos habitaban.

-Hay más misterios en este mundo de lo que jamás hubiera imaginado- murmuró en voz alta.
Le dijo a Shinkun.- ¿Esta bien? Oh, quiero decir, ¿cree que está todo bien? -

Shinkun dijo con una sonrisa irónica:

-No te preocupes por las formalidades.-

Se inclinó sobre la pierna de Gankyuu. Éste estaba rebuscando algo en una de sus bolsas de
viaje. Shinkun lo detuvo y tomó un pequeño frasco de bambú de la bolsa unida a la armadura
en su cintura.

-¿Tienes un paño limpio ahí?-

Shushou apresuradamente le tendió una toalla limpia. Echó un poco del líquido de la botella
traz sobre el trapo y lo aplicó a la herida, luego tapó el frasco y se lo entregó a Shushou.

-Toma esto. Házle beber un poco si empieza a dolerle demasiado. No es mucho pero debería
poder apoyarla otra vez hasta que la herida se cure.-

-Hum, ¿qué… - “es esto?” iba a preguntar pero él habló primero.

-No pareces ser una koushu.-

-Bueno, no lo soy, voy al Monte Hou.-

Vendando la pierna de Gankyuu, Shinkun miró por encima del hombro.

-¿Tú?-

-Sí, yo. Gankyuu es un shushi. Pero yo, um, le contraté para que viniera conmigo como
Goushi.-

-No seas ridícula.-

La franqueza de la frase no consiguió sino que Shushou se obstinara.

-Soy plenamente consciente de lo ridículo que puede sonar.-

-¿Por qué a una niña como tú se le ocurriría ir en el Shouzan en primer lugar?-


-Porque me creía un recipiente digno.-

-Shushou.- Gankyuu la reprendió en voz baja pero ella no le prestó atención.

-Por cierto, no te falta confianza en ti misma.-

-Mis profesores me enseñaron que no había nada malo en creer en uno mismo.-

-Y la soberbia antes de la caída. ¿Entiendes siquiera lo que implica ser emperatriz? -

Shushou sintió la sangre agolpándose en sus mejillas.

-¿Qué se supone que significa eso?- Los Koushu y los tensen, son los mismos cuando se trata
de este tema. – ¡Te tengo aquí con esa actitud que dice que no puedo comprender algo
porque soy una niña! ¿Crees que habría llegado al Mar Amarillo, en primer lugar, si yo no
supiera lo que significa ser emperatriz? -

-Y con ese conocimiento en la mano, ¿pensaste en que tú misma serías capaz de convertirse en
emperatriz?-

-Sí. Qué, ¿no lo ves? -

-En cualquier caso,- dijo Shinkun, mirándola con frialdad.- vas a tener que hacer tu propio
camino después de esto. Sólo para hacértelo saber, ya hay youmas que vienen hacia aquí. No
van a atacar mientras esté aquí pero tan pronto me vaya, ellos, sin duda, vendrán hasta aquí.-

Shushou le devolvió la mirada.

-No me sorprende. Llegas a ser un hechicero y pierdes tu humanidad.-

-El trono no es el juguete de un niño, no te sientes en muebles que no pueden soportar la


carga que debes llevar. Si realmente comprendes las responsabilidades y obligaciones de un
gobernante, serías la última en reclamarte ti misma como recipiente digno.-

-Lo comprendo. La carga que el emeperador debe soportar es el mismo reino y la vida de cada
uno de sus súbditos. Simplemente con elegir entre dos opciones igualmente atractivas puede
significar que diez mil hombres morirán por un lado y diez mil llorarán por el otro.-

-¿Y estás diciendo que podrías tomar tales decisiones correctamente?-

-¡Por supuesto que no!- Shushou le gritó.

Gankyuu empezó a decir. –Shushou…-

-Soy una niña. No sé nada acerca de las entradas y salidas del gobierno imperial y
administración. Cuando llegué al mar Amarillo no podía dar un solo paso sin depender de la
ayuda de otros. ¡Una persona como yo no podía garantizar la vida de los demás! Lo mejor que
podía hacer por mi cuenta era estudiar, ir a la escuela y convertirme en funcionaria del
gobierno de menor importancia. Eso debería ser obvio a primera vista. Si una persona como yo
realmente tuviera lo que se necesita, el Kirin debería al menos haberse encontrado conmigo a
la mitad de camino en lugar de venir a un sitio como este.-
-Entonces, ¿por qué ir en el Shouzan?-

-¡Debido a que era mi deber!- El largo viaje a través del Mar Amarillo no había hecho nada si
no la convencerla de su propia impotencia. - Soy un objeto de Kyou. Si yo fuera el primer
ministro, me gustaría hacer una ley donde todo el mundo en el reino tuviera que ir en el
Shouzan cuando se izara la bandera del Kirin!-

Su padre no tenía deseos de ir en el Shouzan. Él no haría nada que pudiera poner en peligro la
buena vida que ya disfrutaba.

-El siguiente emperador o emperatriz está en algún lugar entre nosotros. Nadie sabe quién es.
Sin embargo, aunque todos ellos tiemblan de miedo ante el largo viaje por delante y los
peligros del mar Amarillo, la gente está muriendo como moscas.-

Al enterarse de que los youma aparecían por todas partes, sólo se retorcían las manos y se
quejaban de lasmalas condiciones del mundo.

-Si todos los súbditos fueran al Monte Hou, el siguiente gobernante debería de estar entre
ellos. Pero en vez de eso, tratan cada revés de los acontecimientos como si fuera un problema
de otra persona, de algún otro negocio. Se cierran las ventanas y las puertas y se quejan de lo
mal que lo están pasando desde el interior de sus celdas autoimpuestas. ¡Qué estupidez!-

-Shushou..- Gankyuu se acercó a ella.

-Cuando le pregunto por qué no van en el Shouzan, se ríen y siguen hablando sobre que no sé
nada acerca de las graves responsabilidades de gobernar un reino y los peligros del mar
Amarillo. Sólo soy una niña, se ve, y una niña que tiene el privilegio de ser echada a patadas.
Ellos sonríen y me dicen lo ingenua que soy yendo por los caminos del mundo, mientras que
ellos saben todo.-

-Ya veo.-

-En lo que a mí respecta, cuando las personas están muriendo a tu alrededor y les das la
espalda pretendiendo que no te sucederá a ti, eres tú el que está siendo ingenuo. Tú eres el
único que no sabe nada de la muerte y el sufrimiento. ¿Estás en desacuerdo? -

-De ningún modo.-

-El Mar Amarillo es un lugar peligroso, dicen. No seas irrazonable, dicen. ¿Acaso no es
razonable? ¡Hasta he venido aquí con un único objetivo en mente!-

Shushou cayó al suelo. Gankyuu la cogió en sus brazos.

-No tienes nada de qué lamentarte. Lo has hecho bien.-

Shushou se puso de pie y se limpió la cara con la manga.

-Si no tuviera deseos de ir en el Shouzan, bien podría ser como los koushu y decir que nadie
necesita un emperador. Cuando los youma aparecen por todo el lugar, se encogen de
hombros. Aprender a vivir con ellos, cómo protegerse de ellos, cómo evitar ser atacados.-

-Definitivamente.-
-La gente vive en el mar Amarillo, después de todo. Así que la gente debería ser capaz de vivir
en Kyou. Se podrían cazar youjuu en todas partes, aceptando trabajos de guardias para la
gente que viajara a través del reino. Todo el mundo sería un Goushi o un shushi.-

Gankyuu sonrió.

-No hay nada de malo en eso.-

-Gankyuu, en este momento, eres realmente molesto.-

-¿Oh?-

-Lo tienes escrito por toda la cara. No quieres molestar a la niña llorona.-

-Bueno, la verdad es la verdad.-

-Mmm.- Shushou puso mala cara, apartando la mirada.

Detrás de ella Shinkun preguntó suavemente:

-Si fueras emperatriz, ¿qué harías?-

Shushou miró al tensen.

-Eso es un puente que cruzaré cuando llegue a él. Pero si yo llegara a ser emperatriz, eso
significaría que no hay nadie más adecuado para el trabajo en el reino que yo. ¿Qué otra cosa
podría hacer sino resolverlo asumiendo la tarea?-

-Naturalmente.-dijo, con una sonrisa en su voz. - Y serías capaz de disfrutar de todos los lujos
posibles, con un ejército de sirvientes de rodillas a tus pies y atendiendo a todos tus
caprichos.-

-No barbotees sin sentido. Soy la hija bonita e inteligente de una familia rica. He vivido una
vida de lujo, hasta ahora, me han tratado en cada paso del camino con guantes de seda.-

-Y, sin embargo no puedes tolerar la ruina a tu alrededor. ¿Porqué es eso?-

Ella no pudo ocultar la sorpresa en su cara.

-Simplemente porque no sufra no significa que debería dormir bien.-

-¿No?-

-Cuando todo el reino es seguro y próspero, cuando cada persona viste de seda y llena el
estómago con buena comida cada noche, ahí es cuando que es cuando volveré al lujo, vestiré
lo que desee y comeré lo que quiera, sin un pensamiento culpable cruzando mi mente.-

-Ya veo.- dijo con una sonrisa. -Pero debemos conseguir comida para vuestros estómagos en
este momento.-
Capítulo Cuatro

Shushou dejó el bol con una sonrisa de satisfacción.

-¿Sabes?, esa fue la primera verdadera comida que he comido en mucho tiempo.-

Gankyuu no pudo evitar sonreír ante su reacción. El koushu llamaba a la comida principal del
día hyakka, una mezcla de granos comestibles tostados y molidos finamente. No ocupaba
mucho espacio y proporcionaba el sustento suficiente para vivir solo. Por lo tanto, se había
convertido en el alimento básico de la dieta koushu. Para llamarla sosa era una subestimación.
Aunque ahora que lo pensaba, era la única cosa de la cual Shushou nunca había protestado.

-Puede que seas la única persona que jamás se ha quejado de la comida.-

-¿De verdad? Bueno, yo no la llamaría exactamente deliciosa.-

-Seguro que has comido mejores en casa.-

-Supongo.- dijo Shushou con un encogimiento de hombros. -Cada comida era un banquete, la
mesa una pila de platos pero después de escuchar historias en la escuela sobre los estudiantes
que van durante días sin una comida de verdad, era difícil apreciar el sabor.-

Ella suspiró.

-A pesar de ello, lo que no comía simplemente acabría en comida para los cerdos, no era como
si pudiera repartir las sobras en la calle. Y si dijera que no tenía apetito, sólo estaría siendo una
consentida. No había nada más, así que me comía lo que ponían delante de mí pero realmente
no me preocupaba por ello, su sabor o la cocción. El corazón y el alma.-

-Creo que eso es a lo que siempre se reduce la buena comida a al final.-

-Así es. A menos que lo hayas experimentado por tí mismo, no se puede imaginar lo que se
siente al saber que hay personas que pasan hambre en el mundo, mientras que hay baquente
cada día, nos guste o no. Tienen el estómago vacío y tienen todas esas cosas deliciosas justo en
frente de sus ojos. No puedo tragar, se me pega en la garganta. ¿Alguna vez has estado en ese
tipo de situación?-

Gankyuu dijo con una leve sonrisa:

-No puedo decir que nunca.-

-Mientras que pasar hambre es sin duda una cosa terrible, tener sustento y no ser capaz de
comer no es tan diferente. No estoy diciendo que sea algo parecido a morir de hambre, pero a
menudo he pensado que en realidad morir de hambre sería preferible.-

Gankyuu abrió la boca para responder. Shushou frunció el ceño.

-Sé lo que vas a decir, así que no lo hagas o perderé los estribos. Soy una princesa mimada que
en realidad no se sabe lo que se siente al ir fuera. ¿Cierto?- Shushou volvió la cabeza. -
Pensando que desea identificarse con aquellos que no pueden poner comida en su mesa no es
más que caridad. Una niña privilegiada que nunca ha sufrido en su vida no debería dignarse a
ayudar a la gente de su alrededor. Sentir pena por alguien y tratar de hacer algo al respecto
sería simplemente para inflar su propio ego y mostrar su riqueza. Admite que viene de un
origen favorecido, con dinero y siempre se ha ido a la cama con el estómago lleno por lo que
sólo se reirá de ti. Admítelo.-

-Hmm.- dijo Gankyuu.

-De vez en cuando, he querido recortar el menú un poco, excepto que no he logrado nada.
Economizar sólo dejaría más dinero en los bolsillos de mi padre, no hace al pobre más rico o
con menos hambre.-

Shushou tomó un largo aliento.

-No hay duda de ello, he tenido una vida fácil. Cuando se trataba de comida y ropa, no se
reparaba en gastos. Yo vivía en una casa grande y lujosa, las ventanas enrejadas para
garantizar la máxima seguridad, guardaespaldas por todas partes, pero fuera de las paredes,
las personas morían cada día. Sin embargo, aunque era lamentable, lo único que se me
permitía decir en esos momentos era algo como….- Se detuvo y levantó un dedo.- “¿Por qué
no contratas al menos a un guardaespaldas?" –

Acompañada por sonrisas reprimidas, las respuestas se expresaron cerca del haku y junto al
fuego.

Shushou los miró y suspiró.

-Yo había pensado en convertirme en un funcionaria del gobierno. En ese humilde camino,
podría trabajar en beneficio de la gente, tal vez comenzar mitigar esos vagos sentimientos de
culpa. Sin embargo, el director fue matado por un Youma y la academia cerrada. Cuando llegué
era muy ingenua. Estudiar duro y unirse a la administración pública con el fin de mejorar el
gobierno sólo tiene sentido si alguien de un cargo importante hace algo en primer lugar.-

Gankyuu dijo:

-Así que por eso se decidiste que te conviertirías en emperatriz.-

Shushou negó con la cabeza.

-No. Pero quería que alguien lo hicera. No hay manera de que un niño de doce años de edad,
pudiera. Soy la primera que se reiría de la idea. Cuando la persona adecuada con todas las
capacidades adecuadas se convierte en emperador, los youma desaparecerán. Las hambrunas
se acaban. Es por eso que siempre estaba preguntando a la gente por qué no iban en el
Shouzan pero nadie me hizo caso, salvo para decir que los niños son criaturas tan ingenuas.-

Ella inclinó la cabeza hacia un lado. "Creo que si tienes el tiempo para sentarte a quejarte de lo
difícil que es la vida y envidiando la vida de otros, entonces es posible que reúnas a tus
compañeros de lamentos y hagas el Shouzan. Por lo demás era escupir en el viento. Aunque
cuando lo pensé, lo mismo se aplicaba a mí también.-

La expresión del rostro de Gankyuu era una de sincera consideración.

-Estaba enojada de que nadie estuviera tratando de convertirse en emperador. Al mismo


tiempo, me dije que no había manera que yo pudiera y así no había ninguna razón para que
fuera al Mt. Hou. Estaba más o menos poniéndome en la misma caja que ellos. Mis acciones
tenían que hablar más fuerte que mis palabras. Me gustaría ir la mar Amarillo. Cuando volví
me di cuenta de que todo el mundo se conformaba o se callaba para tener la conciencia
tranquila. Me molestarían o me envidiarían, pero yo devolvería tanto como se me hubiera
dado. Y una vez hecho, no habría necesidad de hacer de mí misma un funcionario de gobierno
estrecho de miras. Podría hacer lo que quisiera.-

-¿Lo que te diera la gana?- Dijo una voz suave al lado del fuego.

-Siempre quise ser un maestro de establos de kijuu.- Sonrió Shushou. -Me gustan los kijuu. No
hay nada malo en ser un shushi tampoco. Y no me digas que no puedo entender lo que
significa ser un koushu. He tenido suficiente de eso. Voy a ser un shushi, he dejado Kyou,
pasaré todo el tiempo que quiera con los kijuu. Y si da la casualidad de cruzarme con un viejo
amigo y me llena el oído de cómo de terribles están las en Kyou con un trono vacío, puedo
decirles que dejen de hablar de ello hasta que hayan pasado el Shouzan.-

Ahora, desde al lado del fuego llegó el sonido de una risa sofocada.

-Realmente no puedo decir que la vida sea mejor con un emperador. Eso es lo que todos los
adultos dicen pero no ha habido un emperador desde que nací.-

-Tienes razón.-

-No ha habido un emperador todo ese tiempo. Sin embargo, mi padre fue a trabajar todos los
días, fui a la escuela, el gobierno seguía en sus asuntos y las empresas se dedicaban a los
suyos. Todo el mundo tiene lo mejor que pudieron conseguir. Así que tengo que creer que,
incluso sin un emperador, la gente va a seguir recibiendo el mejor posible.-

Ella inclinó la cabeza hacia otro lado, como si se planteara la pregunta a sí misma. El mismo
fuego pareció responder suavemente a la pregunta de aquella cuestión.

-Yo no estaría tan seguro.-

-¿Las cosas son realmente mucho peor sin un gobernante?-

-El problema no es tanto que sean peores, es que siguen empeorando y nunca mejoran.-

-Ese es un pensamiento preocupante.- dijo Shushou, cruzando los brazos.- Dejar Kyou y vivir
por mic eubta es una cosa pero sería difícil vivir conmigo misma sabiendo que la vida en Kyou
va de mal en peor.-

Gankyuu se apoyó contra el haku y observó a Shushou hacer planes y debatirlos con ella
misma. El dolor desapareció en mayor parte gracias a la medicina y una somnolencia suave se
apoderaba de él. El calor suave del haku presionada contra su espalda, a sus sentidos
adormecidos les pareció que Shushou estaba destinada a llevar una vida como la de un shushi.
Sería una buena idea, pero probablemente no iba a suceder.

Shushou había viajado hacia el sur, a un mar sin agua llamado el Mar Amarillo.
Su espalda como las laderas del monte Tai
Alas que barren como una nube en el cielo
Levantando un torbellino con cada golpe
Alza el vuelo, cortando a través del persistente humo
Trazando un amplio arco en el aire
Teniendo los cielos azules sobre sus hombros
Se vuelve hacia el sur y los mares del sur

Ese pájaro era el fénix y éstas eran las alas de los sueños. La extensión de esas alas significaba
que iba conseguir realizar grandes planes que tenía en mente. El montar en las alas del Fénix
llegó a significar que un Shouzan tenía el emperador o emperatriz futuro.

Kyou sin duda podría tenerlo mucho peor.

Gankyuu sacudió la cabeza y sonrió.

Sospecho que una llamaba más grande que la ser shushi está siendo reservada para ella.
Capítulo Cinco

El hombre, la niña y el haku pasaron la noche acurrucados juntos. Se despertaron de


madrugada y se prepararon para partir. El tensen no parecía haber dormido.

Antes de irse, el tensen le dijo a Shushou que volviera a aplicar el apósito a la herida de
Gankyuu. Deshaciendo los envoltorios y los vendajes, ella y Gankyuu fueron igualmente
sorprendidos por lo que encontraron. La herida ya había comenzado a sanar y formaba tejido
nuevo.

Shushou se asomó a la botella de bambú y luego miró al tensen.

-Esto es algo increíble.-

El tensen sonrió y dio a Gankyuu el mismo tratamiento médico que la noche anterior.

-Um, ¿no dijiste que los Tensen no interactúan con los seres humanos?-

-Yo si.-

-Parece que estás interactuando bastante aquí.-

Se rió entre dientes.

-Así es. Bueno, no hay nada de malo en ello. Yo soy curioso, paso los días vagando por el mar
Amarillo. Gyokkei ha renunciado a tratar de cámbiarme.-

"Gyokkei", Shushou se repitió para sí misma. Entonces atender el “asunto en cuestión” y evitar
las distracciones innecesaras no era una regla tan estricta después de todo.

Él sonrió y se puso de pie.

-Falta poco para llegar al Monte Hoy pero ahora no es el momento de empezar a tomárselo
con calma.-

-Gracias por todo.-

-Te queda una último esfuerzo que hacer, el más duro, más rocoso que ell desierto de la
carretera de Ken. No dejes que tu espíritu decaiga.-

Shushou dejó la silla y levantó la mirada hacia él.

-¿Así que ya no nos verás en lo que queda de camino?-

-¡Hey!- Se oyó la voz de enfado de Gankyuu. Él estaba colocando los paquetes en las alforjas.

-Me temo que no.-dijo el tensen con una pequeña sonrisa y giró sobre sus talones.

-¿Qué pasa con los youma?-

-Bien..-
-"Bien”, dice. ¿Reuniéndose sobre nosotros incluso ahora? Eso es lo que dijiste la noche
anterior. Si supieras tanto, entonces sabrías si aún están allí.-

Sacudió la cabeza.

-Pude haber metido un poco.-

Shushou lo fulminó con la mirada.

-¿Por qué no me sorprende? Eres un canalla de corazón.-

-Si me crees un sinvergüenza ten esto en cuenta: una oración no llega a ningún oído si no es
sincera.-

Por un momento, Shushou le miró directamente a los ojos suaves.

-Tiene que ser desde el corazón, señorita. En caso contrario, el Cielo retirará su protección
divina.-
-Los Tensen sois muy retorcidos.-

Él rió.

-Creo que no soy humano, después de todo.-

-¿Y si no estuvieras mintiendo? ¿l menos nos acompañarías de vuelta al camino del Shouzan?-

-No veo la necesidad.-

-Eres un canalla despiadado. Hay un hombre herido aquí, ya sabes.-

-Sí, hay un hombre herido aquí, pero no estaré, por lo que los youma no vendrán.-
-¿Qué estás tratando de decir?-

-Rara vez me encuentro con otras personas.-

Shushou frunci´po el ceño confusa.

-No tengo la más mínima idea de cómo piensan los hechiceros del cielo.-

Él sonrió.

-En otras palabras, tienes la buena fortuna de tu lado.-

-¿Y estás diciendo nos has utilizado?-

-En lo mas minimo. Pero no estaría de más que permanecieras en la oscuridad un poco más de
tiempo. Estás en tu camino, tienes la protección divina del Señor Dios Creador.-

Shushou giró la cabeza y echó un vistazo a Gankyuu. Sólo asintió con una mirada de
complicidad.

-Hay momentos en que los adultos son simplemente incomprensibles.-

Shinkun sonrió y se dirigió hacia el lecho de la corriente.

-Oh, es cierto. ¡Hey! -Shushou se puso de pie y corrió tras él poco después.. -¿Los hechiceros
del cielo no fueron humanos una vez?-

-Sí.- dijo por encima del hombro.

-¿Entonces tienes un nombre? Shinkun es un apodo o tu título, ¿verdad? -

El asintió. Como si recordara algo, se quitó el chal que tenía sobre los hombros.

-Lo necesitarás para cruzar el desierto.-

Soltó el chal y se lo arrojó a ella, dejando al descubierto la armadura de debajo. La luz del sol
caía oblicua a través de las copas de los árboles y sacaba destellos a la cadena de joyas.

-¿Qué es esto?-
-Has perdido una manga. Te quemarías con el sol.-

-Gracias. ¿Cuál era tu nombre? -

-¿Qué conseguirás sabiéndolo?-

-Cuando la gente se encuentra, sus nombres se convierten en la base de la relación.- Dijo


Shushou con una ligera inclinación de cabeza.- Mi nombre es Shushou. Él se llama Gankyuu. El
haku todavía no tiene un nombre, Gankyuu dijo que podía ponerle uno. Si no te importa, creo
que el tuyo le irá bien.-

Él sonrió. Una brisa le revolvió el pelo negro teñido de azul. Él dijo: -El nombre es Kouya.-
Capitulo Seis

El sol subió alto en los cielos despejados. Gankyuu observó el cielo con una expresión de
desconcierto.

-Casi no ha llovido.-

-¿Es eso tan extraño?-

-No llueve mucho en el Mar Amarillo, para empezar. Pero la falta de lluvia hasta ahora es
bastante extraordinaria. Una buena cosa es que hemos sido capaces de abastecernos de agua
aquí.-

-Hmm.-

A través de las ramas de los árboles de pino Shushou podían ver las crestas nítidas de la
montaña a lo lejos. Que, como siempre, le recordaban su objetivo, excepto …

Shushou tomó las riendas mientras Gankyuu colocaba la silla en el lomo del haku.

-Gankyuu, ¿conoces el camino de vuelta a la carretera?-

Él respondió con un aire de exasperación.

-Si lo supiera, no estaría preocupado por el agua.-

-¿No sabes dónde está el camino?-

-Es el resultado de toda la carrera que hicimos. El pueblo koushu está por allí, así que debería
ser capaz de obtener una relación con nuestra posición con el tiempo. Pero no soy un Goushi.
El camino no es por donde voy habitualmente.-

-Debería haber hecho que Shinkun nos llevara de nuevo a la carretera, incluso si eso significaba
tener que retorcerle el brazo.- Shushou cogió los extremos de las riendas con sus dientes y le
entregó a Gankyuu el manto que Shinkun le había dado.

-Puedes ser una chiquilla perversa.-.

-no tan mala como tú, Gankyuu. ¿Crees que nos encontraremos con Rikou y los Goushi?-

-No sé. Vamos a averiguar algo.- Gankyuu dobló cuidadosamente el manto. Todavía tenían
unas pocas millas por recorrer antes de que llegara a ser necesario.- Al ver que tuvimos la
suerte de encontrarnos con uno de los dioses de la Gyokkei, llegar hasta los Goushi debería de
ser pan comido.-

-Está bien. Soy una persona muy afortunada y esa suerte también te salvó. ¿No te parece,
Gankyuu? - Shushou sonrió mientras sujetaba los paquetes de viaje a la silla de montar.

Gankyuu subió a la silla y se inclinó hacia ella.


-Teniendo en cuenta lo que hemos hecho hasta este punto, te voy a llevar hasta el Mt. Hou sin
importar cuánto me cueste.Vamos a pensar en lo que viene a continuación después de eso.-

-Si el negocio emperatriz no funciona, voy a ser un koushu. ¿Qué tal si me tomas como
aprendiz, Gankyuu? -

Dijo con una sonrisa irónica:

-Tienes padres, ¿verdad, Shushou?-

-Por supuesto que sí.-

-¿No les quieres?- Preguntó Gankyuu a medida que descendían a lo largo de la orilla del
arroyo.

-No es que no lo haga pero realmente no puedo respetarlos. Su forma de afrontar la vida es
poner más rejas en las ventanas y contratar más guardaespaldas. Cuando les pregunto por qué
no van en el Shouzan, se ríen y dicen que son simplemente unos humildes comerciantes.-

-¿No son comerciantes muy ricos?-

-Su negocio comercial por sí solo ya es enorme. Mi padre tiene a cada funcionario del gobierno
en el bolsillo y explota el caos para expandir sus oportunidades comerciales. Recluta a los
refugiados y los convierte en siervos. Usando esa baratísima mano de obra, cae a plomo el
precio del grano en las zonas agrícolas que ya pasan dificultades, se hace con el mercado y
sube los precios en lugares donde las personas están a punto de morir de hambre. No hay
nada que admirar de un hombre así.-

-Oh.-

-He sido un miembro de la familia desde siempre, no tenía sentido quedarme más tiempo. No
es que no me sienta agradecida por haber tenido una mejor vida que la mayoría de las otras
personas pero cuando cumpla dieciocho y reciba mi asignación, me iré de casa. Mis hermanos
vendieron sus parcelas y se unieron a la empresa familiar. Yo no.-

Shushou dio la vuelta y levantó la mirada hacia Gankyuu.

-Si me convirtiera en aprendiz, no tendría que esperar hasta los dieciocho años.-

-Llegar a ser una aprendiz puede estar fuera de tu alcance, incluso ahora. ¿No deberías estar
más preocupada por lo que vas a hacer como emperatriz? -

-Como emperatriz…- Shushou murmuró para sí misma, volviéndose a mirar a Gankyuu nuevo.
-¿Qué tal esto? Si no lo lorgro entonces me aceptarás como tu aprendiz. Si lo consigo,
entonces te conviertes en mi siervo.-

Gankyuu sonrió.

-¿Yo?-

-Sí, tú. La gente está muriendo en Renshou, sufriendo ataques de youma. Una vez que tú has
visto Ken, comprenderás por que. Renshou no está preparado para hacer frente a los youma
en lo más mínimo. Si todo el reino se defendiera como lo hacen en Ken, e incluso la mitad de
los koushu estuvieran disponibles para enseñar a la gente las mejores maneras de lidiar con los
youma, las bajas se reducirían mucho.-

Gankyuu se limitó a sacudir la cabeza.

-Eso no es algo de lo que tengas que preocuparte. Una vez que se ocupa el trono, los youma
desaparecerán.-

-Sí, lo dice todo el mundo. Se dice mucho que nadie estaba preparado para la destrucción.
Cuando hay un emperador y la vida es buena, la gente sólo se preocupa por hacer su camino
en el mundo. No consideran seriamente las cosas hasta que el trono está vacío.-

-Por supuesto.-

-Si llego a ser emperatriz, los Goushi se quedarán sin trabajo. Si todos se convierten en shushi,
producirán un excedente y el mercado de kijuu colapsará. En ese caso, i se unen a la función
pública cobrarás mucho más, ¿no?-

-El trabajo de funcionario no se adapta exactamente a mi temperamento.-

-Entonces te contrataré como Goushi. El reino ha ido cuesta abajo desde hace un tiempo. El
lugar está lleno de arpías mucho más desagradables que los simples youma. Cuando no estés
trabajando como mi guardaespaldas, puedes viajar aquí para el Mar Amarillo y cazar kijuu para
mí. Cazar kijuu será más agradable una vez que te convierta en un asistente. Al menos te irá
mejor la próxima vez que un youma te de un golpe con una de sus garras.-

-Bueno, lo pensaré.-

¿Es esta la niña o la adulta? Gankyuu pensó para sí mismo. Era, sin duda, la niña que, suscitada
por la ruina a su alrededor, impulsivamente decidió ir en el Shouzan. Pero la ejecución exitosa
de un plan tan audaz era un logro extraordinario para cualquier adulto y aún más para una
niña.

-Oh, está bien.- Shushou elevó la voz. – Esos malnacidos que andan por Ken robando los kijuu
de otras personas está en el primer puesto de mi lista.-

Gankyuu rió en voz alta.

En ese momento,

-¡Ahoy!- Gritó una tercera voz. Miraron hacia arriba y vieron un kijuu al galope por la
pendiente de una colina cercana. El kijuu era un suugu.

-¡Guau! Es Seisai. Rikou vino a nosotros.-

-Hizo un buen trabajo de encontrándonos, teniendo en cuenta lo lejos que hemos llegado
desde donde luchamos con aquella harpía.-

-En efecto. Tal vez rastreó nuestro olor.-

Shushou rió y levantó el brazo. El suugu cubrió el resto de la pendiente con un salto de vuelo y
aterrizó a unos metros de distancia del haku.

-Parece que lo habéis hecho bien.-

Shushou infló su pecho un poco.

-Gracias a que estaba allí.Tienes buen aspecto también, Rikou. ¿Encontraste a los Goushi?-

-Sin ti, sin embargo.-

-Pero es bueno también.-

Rikou rió. Desmontó y acarició al suugu en el cuello. Seisai saltó en el aire, aterrizó en la cima
de la colina, se volvió hacia el otro lado y luego de nuevo hacia ellos.

-¿Los goushi? ¿Han llegado hasta aquí? -

-Sí.- dijo Rikou con un movimiento de cabeza.

-Seguro que no tuvieron ningún problema para encontrarnos. Me estaba preguntando cómo
podía ser que siguieran nuestro olor.-

-¿Vuestro olor? Bueno, no es eso. Lo que con toda la conmoción, no fue difícil localizaros.-

Shushou inclinó la cabeza hacia un lado y miró hacia atrás a Gankyuu, éste no parecía menos
confuso que ella. Rikou no dijo nada más, extendió la mano, Shushou, todavía perpleja, tomó
la mano y se bajó de la silla de montar.

Instando Gankyuu a seguirle, preguntó Rikou.

-¿Cómo va esa pierna tuya?-

-Está bien, gracias de nuevo a la buena suerte de Shushou. ¿Que esta pasando?-

Rikou dijo con una sonrisa maliciosa,

-Una gran conmoción.- Dio al haku una palmada agradecida en el cuello. -Encantado de verte
de una sola pieza también.- Miró por encima del hombro. -Creo que para mí mismo es más
adecuado un haku. Esta´re contento si deseas recuperar el suugu.-

-No me importaría pero creo que al haku sí.-

Shushou reprimió una risa.

-Oh, eso no es todo. El haku es especial.-

-No preguntes.-dijo Gankyuu, mientras Rikou los conducía hacia delante.

-Porque tiene el mejor nombre en todo el mundo. Un shushi como Gankyuu nunca puede
dejar que se vaya.-
-Te dije…- Gankyuu empezó a decir pero en la parte superior de la colina, Seisai agitó su
magnífica cola larga.

-Ellos estan aqui.-

Rikou entrecerró los ojos. Una nube de polvo se elevó hasta más allá de la colina. Un
rokushoku apareció sobre la parte superior de la colina, seguido de toda una compañía de
kijuu. Con Seisai a la cabeza, descendieron con agilidad la empinada pendiente.

Shushou miró boquiabierta, igual que Gankyuu. Entre los Goushi iban claramente mujeres
vestidas con kimonos de colores brillantes. Más extraño aún, uno de la treintena de pilotos
kijuu era un hombre que no conocía. Iba a horcajadas en un youma. No era un kijuu, era
claramente un youma. Su cabello dorado brillaba bajo el cielo azul como una ola de cobre
pulido.

Gankyuu y Shushou se habían quedado momentáneamente sin palabras.

-Gankyuu, ese es...-

-Es lo más probable.-

Shushou se volvió a Rikou.

-¿Por qué narices vendría el Kirin aquí?-

-Sólo puedo pensar en una buena razón.-

-¿Una buena razón?-

Gankyuu vió cómo se acercaba la compañía y sonrió.

-Sí, están aquí es para reunirse con nosotros."

-¿Encontrarnos? ¿Para qué?-

-¿Qué crees?-

-¿Pero quién?-

Rikou rió.

-Nací en Sou. Y Gankyuu…-

-Nací en Ryuu. Y estoy bastante seguro de que el haku nació en el Mar Amarillo.-

-Pero...- Shushou farfulló.

Rikou le dio una palmada en el hombro.

-Por desgracia, sólo una persona aquí nació en Kyou.-


-No puedes hablar en serio.- Shushou se aferró Gankyuu. -¿Qué se supone que debo hacer?-

Gankyuu palmeó a la estupefacta chica en la espalda.

-Tú y tu suerte encontraron a un tensen y ahora un Kirin. ¿Qué hay más que decir?-

Una chica con el tipo de buena fortuna que podría sacudir a todo un reino. Sólo había una cosa
que decir: Pero, por supuesto.

-Ve.-

Gankyuu le dio un suave empujón, ella dio dos pasos y volvió a mirar hacia atrás confusa.
Apoyado en el haku, Gankyuu señaló con el dedo. Rikou sonrió e hizo un gesto con la mano
para que ella siguiera adelante.

Ella asintió con la cabeza y siguió caminando, reuniéndose con el grupo en la base de la colina.

Los Goushi estaban allí, Kinhaku entre ellos, junto con un Shoutan ansioso. Las mujeres que no
reconoció debían ser nyosen del Monte Hou.

Shushou se quedó allí paralizada. Todos ellos desmontaron y se arrodillaron en el suelo, tenía
sentido si se inclinaban por el Kirin, pero ¿por qué las nyosen y los Goushi se inclinaban ante
ella?

Sólo el hombre con cara brillante, amable y cabeza con pelo de cobre permaneció en la silla de
montar. Durante un largo minuto, observó a la chica frente a él. Sus ojos se estrecharon. Él
sonrió con alivio y alegría. Desmontó. A pesar de su gran cuerpo, robusto, se movía con una
gracia sin esfuerzo, posándose en el suelo sin hacer ruido.

-Um…- dijo el desconcertada Shushou.

Se acercó a ella y se arrodilló.

-He venido a verte.- dijo con otra sonrisa genuina, las palabras resonando con ecos débiles e
inquietantes.

-Um, ¿yo?-

-Sí, tú.-

La expresión de su rostro le pareció la de un hombre que acababa de tener el más


extraordinario golpe de suerte.

-¿De verdad?-

El asintió.

-Podía sentir su espíritu Imperial durante todo el camino desde el monte Hou.-

Shushou le dedicó un buen vistazo.Había robado el kimono de Keika, huído de casa en un


moukyoku, dejado Renshou en medio del invierno y cruzado Kyou hacia el Mar Amarillo.
Mirando hacia atrás ahora, se dio cuenta de que había cubierto una asombrosa distancia.
En ese momento, un impulso irreprimible surgió de la parte posterior de su cerebro. Shushou
levantó la mano derecha. La compañía observó con asombro e hizo una mueca al unísono
cuando la niña golpeó al hombretó en la parte superior de la cabeza.

-Entonces, ¿por qué no te presentaste condenado idiota?-

El Kirin levantó la vista hacia ella con incredulidad. Las jóvenes mejillas de la chica se pusieron
de rojo brillante. Sus hombros cayeron y dejó escapar un largo suspiro, una sonrisa se dibujó
en los labios.

El Kirin sonrió también, desde el fondo de su corazón, e inclinó la cabeza hasta posarla cerca
del suelo.
PRÓLOGO

Un pequeño punto negro apareció alto en el cielo sobre el mar Amarillo.

Se dirigió hacia el sur, deslizándose sobre el Mar de Nubes, cruzó las montañas Kongou, y
surgió en el cielo sobre el Mar Rojo en el extremo sur del Mar Amarillo.

El punto negro continuaba en su camino hacia el sur a través de las aguas azules brillantes. Un
día y una noche más tarde llegó a las fronteras de Sou, el más meridional de los ocho reinos.
Mantuvo la misma dirección hasta que finalmente desapareció en el horizonte en Ryuukou, la
capital imperial.

El Palacio Seikan serpenteaba a lo largo de los picos del Monte Ryuukou, la capital de Sou. Esta
era la residencia imperial del reconocido emperador de Sou.

La montaña sobresalía del mar de nubes, los palacios de alabastro que destacaban sobre el
agua, pagodas de varios pisos, jardines y puentes de piedra blanca, pasillos de comunicación
que se unían para formar una sola estructura de palacio.

Colindante con el palacio interior, en la parte trasera, estaba el Enshin, el compuesto que
constituía las viviendas imperiales. Un gran patio bordeado de un estanque de aguas tranquilas
en el que se reflejaba el arco brillante de la Vía Láctea.

Una dama de la corte apareció silenciosamente en el pórtico que rodeaba el patio. Se arrodilló
y se inclinó ante la mujer que estaba allí.

-Ah, Taiho, ahí estás.-

La Taiho se volvió y sonrió suavemente, su cabello dorado estaba salpicado de plata. La dama
de la corte hizo una reverencia.

-Su Excelencia ha regresado.-

-¿Oh?- Dijo la Taiho con su voz cristalina, dio las gracias a la dama de la corte y se dirigió a
Jinjuu Manor.

El pilar viviente de esta larga dinastía era conocida oficialmente como Sourin. Había colocado
al actual emperador de Sou en el trono.

Había una buena distancia desde Jinjuu Manor a la sala principal del Rokuchou. Sourin declinó
la oferta para usar un barco y en su lugar cruzó Jinjuu Manor hacia el Rokuchou por la parte
trasera del palacio interior. Ella se inclinó y entró en la habitación.

Flanqueado por varios asistentes, el emperador estaba cambiando sus ropas de viaje por las
ceremoniales.

-Bienvenido de nuevo, Alteza.-

Miró por encima del hombro.

-Oh, Shoushou.-dijo con una amplia sonrisa.


Era un hombre de unos cincuenta años, un hombre grande en buen estado físico bien. El raro
emperador de Sou había otorgado a Sourin el nombre de Shoushou o precisamente por ello
era un hombre poco común.

-¿Cómo está la Provincia de Kou?- Preguntó con un gesto de bienvenida.

-El puerto se extiende espléndidamente.- respondió con una sonrisa alegre.

Una vez puesto su traje formal, se dirigió a la parte más profunda del edificio. Ella lo siguió. La
costumbre de que el Rokuchou fuese asignado al emperador como principal residencia y el
Jinjuu Manor fuera para el Kirin no fue seguida por Sou. El emperador y el Kirin residían en
Tenshou Manor, en el centro de la próspera Koukyuu, también conocido como "el palacio de
la parte posterior."

A los ministros y burócratas se les prohibía la entrada a Koukyuu. Sólo un selecto número de
asistentes y parientes más cercanos del emperador vivía allí.

-Justo lo que se esperaba de los ingenieros del Reino de En. Deberías de ver el caladero que
construyeron, Shoushou.-

-Debe ser realmente impresionante.-

-Sí- dijo, con un fuerte indicio de orgullo.

Su nombre era Ro Senshin. Shoushou lo encontró en la provincia de Kou, en la que gestionaba


una gran posada portuaria. Su visita le aterrorizó, pero eso también era una historia de hacía
mucho tiempo.

El mensaje ya había sido enviado, por lo que cuando los dos llegaron a Tenshou Manor, sus
guardaespaldas les estaban esperando. (Como les pagaban de sus propios fondos,
"guardaespaldas" era probablemente la mejor palabra.) Abrieron las puertas con amables
reverencias..

Caminando por Tenjin Manor hacia el Seiden, Senshin habló con Shoushou acerca de los
cambios que tenían lugar en su querida ciudad portuaria. Dentro del Seiden, había tres
personas sentadas alrededor de una gran mesa. Se levantaron tan pronto como entraron en el
Senshin y se inclinaron.

Sus títulos oficiales eran Reina Sou, Príncipe Eisei y princesa Bun (a menudo abreviado como
"Bunki").

-Bienvenido a casa.- los tres dijero en voces correctas y dignas.

A pesar de que su inclinación era un poco más respetuosa que la del resto, Bunki fue la
primera en levantar la cabeza y preguntar:

-Su Majestad, ¿cómo fue la provincia de Kou?-

Senshin asintió y se sentó.

-Kou lo está haciendo espléndidamente. Ahora, vamos a ver: uno, dos, tres, y Shoushou hace
cuatro. Nos falta el quinto. ¿Dónde está ese hijo pródigo de nuestro?-
Miró a la reina. Suspiró profundamente.

-No sólo no ha vuelto a casa, sino que además no tienen la más mínima idea de lo que ha sido
de él hasta ahora.-

Senshin suspiró haciéndose eco del de su esposa.

-Él ya lleva fuera un total de seis meses seguidos.-

-Y sin embargo, a sabiendas de que disfrutas concediéndole sus caprichos le dejas volar libre
como un pájaro.-

-Después de darle a mi hermano un kijuu así, qué esperabais, ¿Qué apareciera pronto en
cualquier momento?-

Atacado por su hijo a su izquierda y su hija a su derecha, Senshin se dejó caer en la silla y se
quejó.

-Basta, vosotros dos.- regañó Shoushou. -Te lo dije antes, vuestro pobre padre no puede
defenderse a sí mismo cuando conspiráis contra él de esa manera.-

-¿Tú ahora?- Senshin preguntó en voz alta, haciendo volviendo los ojos hacia el techo.

Bunki extendió la mano.

-Más importante aún, padre, ¿dónde están nuestros regalos?-

-Ah.- Senshin buscó en sus bolsillos y sacó los paquetes. Shoushou miraba, sonriendo, ya que
los regalos no etaban envueltos.

El emperador del Reino de Sou había construido una dinastía que había durado quinientos
años. Sólo el emperador del Reino de En se acercaba a la duración de su reinado y el
reconocimiento que le era otorgado por los doce reinos.

Aunque pocos sabían que el emperador no era, de hecho, una sola persona.

Para estar segura, Shoushou, Kirin de Sou, había elegido a un único hombre, Senshin, como
emperador pero un solo hombre no construyó la dinastía que dirigía.

Cuando al principio Shoushou buscó a Senshin en su búsqueda de un emperador, el era el


dueño de una posada en un puerto de una ciudad en decadencia. La fama de la posada alcanzó
más allá de las fronteras de la ciudad gracias a la gestión de Senshin y su esposa, Meiki, y sus
tres hijos.

Senshin era un pilar de su comunidad y el cabeza de su familia, un hombre de gran corazón, la


mente clara y no dado al comportamiento impulsivo. Consultaba con su esposa e hijos sobre
todo y respetaban sus opiniones. La mitad del éxito de la posada se la atribuía a ellos y trató de
mantenerlos involucrados en cada paso a lo largo del camino.

Él llevó ese sistema con él cuando ascendió al trono, el único cambio sustancial es que ahora
Shoushou también particpiaba en las consultas.
Meiki y sus hijos no tienen no tenían ningún poder ministerial real, aparte de ser oficialmente
nombrados reina, príncipe y princesa, no participaban en los asuntos de la corte imperial, y
generalmente se pensaba quepasaban el tiempo en silencio en el Koukyuu.

En realidad, los cuatro ejercían una autoridad imperial igual a la del emperador.

Bueno, para ser más precisos, tres y medio de ellos, pensó Shoushou, y sonrió para sí misma.

Desde que estaba trabajando en la posada, el menor de los dos hijos tenía el sueño de
contratar una tripulación y salir a navegar más allá. Sus caminos errantes continuaron después
de convertirse en un príncipe del reino pero un buen resultado fue que Sou siempre estaba al
tanto de lo que ocurría en los otros once reinos.

En ese momento, la ventana del balcón se abrió. Al ver la cara de persona que apareció,
Shoushou no pudo evitar reírse.

-Eh, bueno, ya están todos aquí.-Fue el saludo sin preocupaciones de Rikou. Su nombre oficial
era el de príncipe Takuro.

Meiki saludó la llegada de su hijo con otro suspiro.

-Hay estas cosas llamadas puertas, ¿sabes?-

-Sí, pero esto es más conveniente.-

-Al menos podrás recibir a tu padre en casa. Acaba de regresar de la Provincia de Kou.-

-Oh, así que has estado de excursión por tu cuenta, ¿eh?-

-Durante los últimos dos meses. Y tu te fuiste dos meses antes de eso. Y aún has vuelto dos
meses después de él.-

-Bien bien bien. Bienvenido a casa, padre.-

-¡Por Dios, ¿que te ha llevado cuatro meses para pensar de nuevo en casa? ¿Dónde narices te
has…?-

-Al Monte. Hou, ya que preguntas.-

-¡No es justo!- Se lamentó Bunki. -¡Y no me llevaste! ¡No he estado en el Mt. Hou nunca!-

-Para ser precisos, no fui con la intención de acabar en el monte Hou.-

Su madre le dedicó una mirada genuinamente sorprendida.

-¿AlMonte Hou? ¿Sin una invitación de la Señora del Monte Hou?-

-Ahí está. Me anuncié a mí mismo en la puerta principal y ella estaba al parecer de buen
humor. Se permitió que me fuera por la puerta de atrás en mi camino de regreso.-

-¿La entrada trasera?- Preguntó su madre.


Rikou señaló la ventana.

-Por encima del Mar de Nubes. Vine aquí directamente desde el Monte Hou. Un buen trecho,
dos días completos. Es muy difícil al no tener ninguna tierra debajo de ti.-

Su hermana intervino:

-¿Te anunciaste a ti mismo en la puerta principal? ¡Eso es por debajo del mar de nubes! Lo que
significa que cruzaste el Mar Amarillo para llegar al Mt. Hou!-

Rikou sonrió.

-Está bien. Acompañé a una caravana en el Shouzan y fue testigo de la ascensión. - Ahora se
inclinó formalmente a su padre. - Ella esperó en el monte Hou a un día propicio para celebrar
la Investidura. El fénix debería anunciar su entronamiento en breve. Me pareció importante
que su Alteza escuchara primero las noticias, así que me despedí de Mt. Hou temprano.-

Senshin miró a su hijo.

-¿Qué clase de persona es?-

Rikou dijo con un guiño a su hermana:

-Una chica joven con la que creo que Bunki encontraría un alma gemela.-

-Una emperatriz, entonces.-

-De doce años.-

Les llevó un minuto de sorpresa para asimilar ese poco de información.

-Eso no me lo esperaba.-

-La ascensión imperial es una tarea difícil en cualquier caso. ¿Cómo una chica tan joven pondrá
en orden en la corte imperial? -

-Parece demasiado lejos.-

-Es por eso que creo que deberías escribirle a ella personalmente, Padre, y enviar un
mensajero para felicitarla con motivo de su entronización.-

"Ah, así que tienes intención de volver con la muchacha.-

-Creo que Shushou tendrá un tiempo mucho más difícil por delante sin tu apoyo.-

-Shushou. Entonces, ¿una niña de doce años de edad fue en el Shouzan?-

-Ella lo hizo.- Rikou se sentó a la mesa.- Una verdaderamente sorprendente señorita, si se me


permite decirlo. Su temperamento es perfectamente adecuado para el papel. Si ella puede
superar la crisis inevitable que todos los tribunales novatos pasan, creo que llegará a ser una
emperatriz digna.-
Meiki puso una taza de té frente a su hijo.

-¿No me digas que fuiste tú el que le pusiste la idea en la cabeza?-

-¡No, en lo más mínimo!- Dijo Rikou con una ruidosa carcajada. -La gente como yo no podría
instigar una chica para hacer nada de lo que ya tuviera en mente. Nos encontramos en Kyou.
Ya había comenzado el Shouzan. Ella es la hija de la famosa familia de los comerciantes Banko
Sou. Al enterarse de que se había escapado de casa para ir al Shouzan, decidí acompañarla.-

-Dejando tus propios motivos, eres la última persona que sabes dónde vas a terminar cuando
te vas a algún lado.-

-Llámalo las obras de la Providencia. Una niña de doce años de edad, se pone en marcha con el
monte Hou en su punto de mira. Esa chica se encuentra con el joven hijo despilfarrador del
clan Ro. Uno pensaría que al menos pretendo planificar el día en que pudiera llegar a ser el
poder detrás del trono. Pero no fue así. Más bien, yo fui el que quedó atrapado en la
extraordinaria ola de suerte que llevó a la futura emperatriz a lo largo de su viaje.-

-Eso es extraordinario.-se maravilló Bunki. -Cruzando el Mar Amarillo a la edad de doce años.
¡Tengo dieciocho años y no puedo imagen hacer tal cosa! -

Rikou sonrió.

-Creo que te estás olvidando los otros quinientos años.-

Bunki le sacó la lengua y su atención a su padre al otro lado de la mesa.

-Padre, nómbrame embajadora en su coronación. Por favor. Yo quiero ir.-

Esta vez el suspiro vino del Prince Eisei (también conocido como Ritatsu).

-Por lo tanto, Rikou, ¿has llegado a decirle quién eres realmente?-

-Oh, eso es sin duda será un principio.-

-Lo que no sucederá si no le enviamos.-

-Exactamente. Es por eso que tienes que enviarme como representante de felicitación.-

-¡No es justo!- Bunki volvió a protestar.

Ritatsu la hizo callar.

-¿Qué más podemos hacer? Rikou servirá como embajador interino de Kyou. Tenemos que
conseguir un regalo apropiado. Padre, ¿acaso no cumple con tu aprobación?-

Fue Meiki la que asintió.

-Pero Ritatsu será jefe de la misión. Pon a Rikou a cargo y quién sabe qué desgracias caerán
sobre nuestro cuerpo diplomático.-
-Entendido.-

-Teniendo en cuenta la importancia de dar una buena primera impresión, enviar a Shoushou
sería la mejor opción pero no justo después de una coronación, por que Shoushou tiene un
físico muy frágil.-

-Madre, por que Shoushou es Kirin, querrás decir. Dime, ¿Podemos incluir a Seisai entre los
regalos?-

-¡Ritatsu!- Exclamó Rikou.

Meiki asintió.

-Estoy de acuerdo. Nada bueno saldrá de dejar que la criatura esté al cuidado de Rikou.-

-Y después de haber llegado a estar tan apegado a él.- hizo un puchero Rikou.

Su hermano mayor no le mostró ninguna simpatía.

-Si no te gusta, echa la culpa a tu propio pie, vagabundo. ¿Y si algo le hubiera sucedido en el
Mar Amarillo? -

-Tomé todas las medidas adecuadas y necesarias.-

-Como si tus medidas adecuadas y necesarias fueran siempre apropiadas o necesarias. En


cualquier caso, ¿qué podríamos regalarle a la emperatriz?-

-Un Kijuu. Debo admitir que estaría satisfecha con Seisai.-

-Eso lo resuelve, entonces.-

-Sí, sí.- dijo Rikou con mirada triste.

Su padre le llamó la atención.

-Por lo que parece mi regalo se convirtió en una especie de elefante blanco. (*algo extraño y
valioso)-

Rikou sonrió.

-Está bien. Shushou tratará a Seisai como un miembro de la familia. Mejor, sospecho. Pero era
un buen kijuu.-

-¿No será una estrategia para poner tus manos en otro?-

-Si tú sólo dieras el recado…-

-El recado es, en primer lugar, vamos a ver qué tipo de esfuerzo pones en tu próxima misión.-

-¿Así a eso es a lo que has venido?-


Rikou sacudió la cabeza con desconcertada resignación y se volvió a mirar por las ventanas del
norte. En una voz casi demasiado suave para ser escuchada dijo:

- Hice algunos amigos en el Mar Amarillo.-

Y ahora que sabía que su camino estaba cerca del lugar bien podría imaginar cazar uno por su
cuenta.

Cinco días más tarde, el Phoenix cantó en el Reino de Sou. La noticia llegó desde el Reino de
Kyou: La emperatriz de Kyou ha ascendido al trono.
LAS CRÓNICAS DE KYOU

En el undécimo año de Fuhaku, Su Alteza Imperial falleció en el Enshin. En ese mismo año, un
Kyouka apareció en el monte Hou.

En el año duodécimo, el Kyouka dio a luz a Kyouki.

A los dieciocho años, Kouki apareció sobre el Rishi.

En la primavera del año treinta y ocho, Saishou entró en el Mar Amarillo de Ken. El Taiho salió
a su encuentro y selló el nuevo Pacto.

El nombre de Saishou entró en el Registro de los dioses y tomó el lugar que le correspondía en
el trono imperial.

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