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Intra operatorios.

Shock
Existen muchos tipos de shocks: El shock hipovolémico que se da cuando la
persona pierde mucha sangre o líquidos y causa sangrado interno o externo,
deshidratación, quemaduras y diarrea y vómitos severos. El shock séptico que es
causado por infecciones en el torrente sanguíneo. El shock anafiláctico, causado
por una reacción alérgica grave y puede ser causado, por ejemplo, por una picadura
de insecto en una persona que es alérgica a él. El shock cardiogénico, causado por
la incapacidad del corazón de bombear sangre de manera eficiente y puede causar
un ataque al corazón. El shock neurogénico que es causado por daño al sistema
nervioso.

Los síntomas incluyen


Confusión o falta de lucidez mental
Pérdida de la conciencia
Latidos del corazón rápidos y de forma repentina
Transpiración
Palidez
Pulso débil
Respiración acelerada
Reducción del flujo o detención total de orina
Pies y manos frías

Manifestaciones clínicas
Todas las formas de shock causan signos de insuficiencia de la perfusión y de la
oxigenación tisulares (aumento de la frecuencia cardíaca, anomalías de la presión
arterial, alteración de los pulsos periféricos). La etiología del shock puede alterar la
presentación inicial de estos signos y síntomas.

Shock hipovolémico El shock hipovolémico se diferencia de otras causas de shock


por la anamnesis y la ausencia de signos de insuficiencia cardíaca o sepsis. Además
de los signos de actividad simpático-suprarrenal (taquicardia, vasoconstricción),
entre las manifestaciones clínicas se encuentran signos de deshidratación
(sequedad de las mucosas, oliguria) o pérdida de sangre (palidez). La recuperación
depende del grado de hipovolemia, de la situación previa del paciente y de la rapidez
del diagnóstico y el tratamiento. El pronóstico es bueno, con una mortalidad baja en
los casos no complicados.

Shock distributivo Los pacientes con shock distributivo habitualmente tienen


taquicardia y alteraciones de la perfusión periférica. En estadios precoces, cuando
la liberación de citosinas produce vasodilatación, los pulsos pueden ser saltones y
mantenerse la función de los órganos vitales (paciente alerta, con llenado capilar
rápido y algo de diuresis en el shock caliente). A medida que la enfermedad avanza
sin tratamiento, las extremidades se enfrían y adquieren un aspecto moteado con
un retraso del tiempo de llenado capilar. En esta fase, el paciente tiene hipotensión
y vasoconstricción. Si el shock distributivo se debe a sepsis, el paciente suele tener
fiebre, letargo, petequias o púrpura, y puede presentar un foco de infección
identificable.

Shock cardiogénico El shock cardiogénico se produce cuando el miocardio no es


capaz de proporcionar el gasto cardíaco necesario para mantener la perfusión
tisular y la función orgánica. Como es un ciclo que se perpetúa a sí mismo, la
insuficiencia cardíaca puede llevar rápidamente a la muerte. Los pacientes con
shock cardiogénico tienen taquicardia y taquipnea. El hígado a menudo está
aumentado de tamaño, suele haber ritmo de galope y puede observarse distensión
de la vena yugular. Como existe un flujo sanguíneo renal inadecuado se retienen
agua y sodio, lo que provoca oliguria y edema periférico.

Shock obstructivo La restricción del gasto cardíaco aumenta la frecuencia


cardíaca y altera el volumen sistólico. Existe una reducción de la tensión diferencial
(lo que hace difícil su detección) y un retraso del llenado capilar. Con frecuencia el
hígado está aumentado de tamaño, y puede ser evidente una distensión venosa
yugular.

Shock disociativo La principal anomalía del shock disociativo es la incapacidad


para proporcionar oxígeno a los tejidos. Los síntomas son, entre otros, taquicardia,
taquipnea, alteraciones del estado mental y, por último, colapso cardiovascular.

TRATAMIENTO GENERAL
En primer lugar se asegura la permeabilidad de la vía aérea, con una adecuada
ventilación y oxigenación y se intentará optimizar la circulación, mediante la
administración de fluidos y fármacos vasoactivos

VIA AEREA: intubación endotraqueal, aplicación de 02 medíante mascarilla tipo


Venturi y posteriormente mediante la conexión a ventilación mecánica.

FLUIDOTERAPIA: administración de sangre cuando el hematocrito es inferior al


30% plasma cuando hay coagulopatía concentrados de hematíes cuando la causa
del shock es una hemorragia

FARMACOS VASOACTIVOS: V Catecolaminas: - Dopamina: aumenta la perfusión


renal; Dobutamina: catecolamina sintética. Aumenta el gasto cardiaco sin alterar las
resistencias sistémicas; Noradrenalina: importante capacidad de vasoconstricción;
Adrenalina: A dosis baja aumenta el gasto cardiaco y a dosis alta produce
vasoconstricción.

FUNCIONES DE LAS CATECOLAMINAS inhibidores e la fosfodiesterasa II: dan


lugar a un aumento de la contractilidad y del gasto cardiaco y a una disminución de
las resistencias periféricas. Se usan a veces en sustitución de las catecolaminas.
Vasodilatadores: muy útiles en algunos casos de shock cardiogénico (SC).
Shock hipovolémico

Cuidados de enfermería
Las medidas preventivas incluyen identificación de los pacientes de riesgo y la
valoración constante del equilibrio hídrico.

Los pacientes con shock hipovolémico pueden tener varios diagnósticos de


enfermería, dependiendo de la progresión del proceso, la prioridad de éstos es la
siguiente:

Minimizar la pérdida de líquidos: Limitando el número de muestras de sangre,


controlar las pérdidas de las vías venosas y aplicar presión directa sobre las zonas
de hemorragia.

Contribuir a la sustitución de volumen: Colocar catéteres intravenosos


periféricos cortos y de gran diámetro calibre 14 ó 16, rápida administración de
líquidos prescritos.

Monitorizar al paciente: Con la finalidad de tener todos los parámetros


hemodinámicos disponibles para detectar la aparición de manifestaciones clínicas
de sobrecarga hídrica, previniendo así otros problemas asociados

Shock cardiaco

Manifestaciones clínicas
Presión arterial asistólica menor de 90 mmHg.
Frecuencia cardiaca mayor de 100 pulsaciones por minuto pulso débil y filiforme.
Disminución de los ruidos cardiacos.
Alteraciones sensoriales.
Piel fría, pálida, húmeda.
VU menor de 30 ml/h.
Dolor torácico.
Arritmias.
Taquipnea.
Crepitaciones.
Disminución del GC.
IC menor de 1,81/m/m2.
Aumento de PAPE.
PVD aumentada.
RVS aumentada.

Cuidados de enfermería
Las medidas preventivas incluyen la identificación de los pacientes de riesgo y la
valoración cardiopulmonar continua. Los pacientes con shock cardiogénico
pueden presentar los siguientes diagnósticos de enfermería:
Limitar el consumo de oxígeno miocárdico mediante la administración de
medicamentos analgésicos y sedantes, colocar al paciente en una posición cómoda
y limitar sus actividades, favorecer la disminución de ansiedad, contribuir a un
ambiente tranquilo y silencioso e instruir a los pacientes acerca de su situación.

Incrementar la administración de oxígeno al miocardio, colocar dispositivos para


proporcionar oxígeno suplementario.

Monitorización específicamente del estado respiratorio.

Shock anafiláctico
Manifestaciones clínicas
Cardiovasculares: Hipotensión y taquicardia.
Respiratoria: Nudo faríngeo, disfagia, ronquidos, estridor, sibilancias, estertores.
Cutáneas: Prurito, eritema, urticaria, angioedema.
Neurológicas: Somnolencias, inquietud, miedo, ansiedad, disminución del nivel de
conciencia.
Gastrointestinales: Náuseas, vómitos y diarrea.
Genitourinarias: Incontinencia, metrorragias.

Cuidados de enfermería
Las medidas preventivas incluyen la identificación de pacientes de riesgo y la
cuidadosa valoración de las respuestas de los enfermos a la administración de
fármacos, sangre y productos sanguíneos.

Los pacientes con shock anafiláctico pueden presentar los


siguientes diagnósticos de enfermería:
Estimular respiración: Colocar a los pacientes en una posición que favorezca la
respiración.

Favorecer la sustitución de volumen: Colocar catéteres periféricos cortos y de


gran calibre 14 ó 16 y administrar rápidamente los líquidos prescritos.
Controlar las molestias: Administración de medicamentos y limpieza de piel.
Monitorizar.

Shock neurogénico
El shock neurogénico es de tipo distributivo, es el resultado de la pérdida o
supresión del tono simpático.

Manifestaciones clínicas
Los pacientes con shock neurogénico suelen presentar inicialmente los siguientes
síntomas:
Hipotensión.
Bradicardia.
Hipotermia.
Piel caliente y seca.

Cuidados de enfermería
Entre las diversas medidas preventivas se incluyen la identificación de los
pacientes de riesgo y la valoración continua del estado neurológico.
Las prioridades del cuidado de enfermería son:
Tratar la hipovolemia.
Mantener la normotermia.
Prevenir la hipoxia.
Vigilar las posibles arritmias.
Monitorizar.

Shock séptico

El shock séptico es una manifestación fisiopatológica de la enfermedad inflamatoria


multisistémica, y que habitualmente se acompaña de falla orgánica múltiple. Esta
situación obedece en la mayoría de los casos a problemas de índole post-quirúrgico
asociada a infección y/o a procesos infecciosos graves y que en la mayoría de los
casos no son agudos. Este tipo de patología representa manejo especializado en
las áreas de terapia intensiva, y de Urgencias, representa el manejo convencional
de cualquier estado de choque, y representa la necesidad de transferencia
inmediata.

Paro cardio respiratorio


El paro cardíaco repentino es la pérdida repentina de la función cardíaca, la
respiración y la consciencia. Este trastorno generalmente es el resultado de una
alteración eléctrica en el corazón que interrumpe la acción de bombeo, deteniendo
así el flujo sanguíneo al cuerpo.

El paro cardíaco repentino es diferente de un ataque cardíaco, que se produce


cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del corazón. Sin embargo, a veces
puede suceder que un ataque cardíaco desencadene una alteración eléctrica que
conduzca a un paro cardíaco repentino.

Si no se trata de inmediato, el paro cardíaco repentino puede llevar a la muerte. Con


una atención médica adecuada y rápida, se puede sobrevivir. Realizar reanimación
cardiopulmonar (RCP), utilizar un desfibrilador o incluso realizar compresiones en
el pecho puede mejorar la probabilidad de sobrevivir hasta que llegue el personal
de emergencias.
Síntomas
Los signos y síntomas del paro cardíaco repentino son inmediatos y drásticos, y son
los siguientes:
Colapso súbito
Ausencia de pulso
Falta de respiración
Pérdida del conocimiento

A veces, pueden presentarse otros signos y síntomas antes de que ocurra el paro
cardíaco repentino. Estos podrían ser:
Molestias en el pecho
Falta de aliento
Debilidad
Palpitaciones

Causas
Un problema de la frecuencia cardíaca (arritmia), el resultado de un problema con
el sistema eléctrico del corazón, es la causa habitual de un paro cardíaco repentino.

El sistema eléctrico del corazón controla la frecuencia y el ritmo de los latidos del
corazón. Si algo sale mal, el corazón puede latir demasiado rápido, demasiado lento
o de forma irregular (arritmia). A menudo, estas arritmias son breves e inofensivas,
pero algunos tipos pueden provocar un paro cardíaco repentino.

La frecuencia cardíaca más común en el momento del paro cardíaco es una arritmia
en la cámara inferior del corazón (ventrículo). Los impulsos eléctricos rápidos y
erráticos hacen que los ventrículos vibren inútilmente en lugar de bombear sangre
(fibrilación del ventrículo).

Afecciones cardíacas que pueden desencadenar un paro cardíaco repentino

Un paro cardíaco repentino puede producirse en personas que no presentan una


enfermedad cardíaca conocida. Sin embargo, una arritmia potencialmente mortal
generalmente se desarrolla en una persona con una afección cardíaca preexistente,
posiblemente no diagnosticada. Las afecciones incluyen las siguientes:

Enfermedad de las arterias coronarias. La mayoría de los casos de paros


cardíacos repentinos se producen en personas que tienen enfermedad de las
arterias coronarias, en la que las arterias se obstruyen con el colesterol y otros
depósitos, lo que reduce la circulación de sangre al corazón.

Ataque cardíaco. Si se produce un ataque cardíaco, a menudo como resultado de


una enfermedad coronaria grave, puede desencadenar fibrilación ventricular y paro
cardíaco repentino. Además, un ataque cardíaco puede dejar una cicatriz en el
corazón. Los cortocircuitos eléctricos alrededor del tejido cicatrizar pueden provocar
anomalías en la frecuencia cardíaca.
Corazón agrandado (cardiomiopatía). Esto ocurre principalmente cuando se
estiran, se agrandan o se engrosan las paredes musculares del corazón. Entonces,
el músculo del corazón es anormal, una afección que a menudo conduce a arritmias.

Valvulopatía. Las fugas o el estrechamiento de las válvulas cardíacas pueden


provocar un estiramiento o engrosamiento del músculo cardíaco. Cuando las
cámaras se agrandan o se debilitan debido a la exigencia que produce una válvula
apretada o con fugas, existe un mayor riesgo de desarrollar arritmia.

Enfermedad cardíaca congénita: Cuando se produce un paro cardíaco repentino


en niños o adolescentes, puede deberse a una anomalía cardíaca congénita
(enfermedad cardíaca congénita). Los adultos que se han sometido a una cirugía
reparadora de una anomalía cardíaca congénita aún tienen un mayor riesgo de sufrir
un paro cardíaco repentino.

Problemas eléctricos del corazón. En algunas personas, el problema se presenta


en el sistema eléctrico del corazón en lugar de un problema con el músculo cardíaco
o las válvulas. Estas se denominan anomalías primarias de la frecuencia cardíaca
e incluyen trastornos como el síndrome de Brugada y el síndrome del intervalo QT
prolongado.

Diagnóstico
Si sobrevives a un paro cardíaco repentino, el médico tratará de saber qué lo causó
para ayudar a prevenir futuros episodios. Algunas de las pruebas que el médico
puede recomendarte incluyen:

Electrocardiograma (ECG)
Durante un ECG, los sensores (electrodos) que pueden detectar la actividad
eléctrica del corazón se encuentran pegados a tu pecho y, algunas veces, a tus
extremidades. Un ECG puede revelar alteraciones de la frecuencia cardíaca o
detectar patrones eléctricos anormales, tales como el intervalo QT prolongado, que
aumentan el riesgo de sufrir una muerte súbita.

Análisis de sangre.
Se podría analizar una muestra de sangre para verificar los niveles de potasio,
magnesio, hormonas y otros químicos que pueden afectar la capacidad de
funcionamiento del corazón. Otros análisis de sangre pueden detectar lesiones
cardíacas recientes y ataques cardíacos.

Pruebas de diagnóstico por imágenes


Estas pueden incluir lo siguiente:

Radiografía de tórax. Permite al médico ver el tamaño y la forma del corazón, y los
vasos sanguíneos. También puede mostrar la presencia de la insuficiencia cardíaca.
Ecocardiograma. Un ecocardiograma usa ondas sonoras para producir una
imagen del corazón. Puede ayudar a identificar el área del corazón que se dañó a
causa de un ataque cardíaco y que no bombea lo suficiente, o detecta problemas
en las válvulas cardíacas.

Tomografía nuclear.

Cateterismo coronario (angiografía).

ACTUACIÓN DEL EQUIPO DE ENFERMERÍA EN LA PARADA


CARDIORESPIRATORIA

En todas las paradas cardiacas intrahospitalarias hay que:

Reconocer la PCR inmediatamente.


Activar el sistema de alerta hospitalario.
Inicio inmediato del Soporte vital básico o inmediato

Los enfermeros y auxiliares de enfermería, deben estar capacitados para iniciar y


mantener el SVB hasta la llegada del equipo SVA. Esto debe ser un proceso
continuo desde que se detecta la situación hasta la valoración por el equipo de SVA
(NE IV, GR C).

El auxiliar de enfermería realizará todas las actividades delegadas por el enfermero


durante las maniobras de soporte vital.

Reconocer la PCR inmediatamente.


Se debe valorar:

Nivel de consciencia. Comprobar la respuesta de la víctima


Ausencia de respiración o respiración ineficaz.

Activar el sistema de alerta hospitalario


Activar el sistema de alarma establecido en cada hospital (nº teléfono, timbre…),
para movilizar y dirigir al equipo de SVA al lugar de la PCR, transmitiendo el
mensaje: “Parada cardiorrespiratoria y la localización”.

Verificar la correcta recepción del mismo y regresar con el paciente para realizar
maniobras de SVB hasta que llegue ayuda.

Si hay varios profesionales, el más entrenado comienza el SVB mientras el otro


llama al equipo de reanimación y lleva el carro de parada y el desfibrilador (NE IV,
GR C).

Si solo está presente un profesional, dejará al paciente y solicitará ayuda (NE IV,
GR C)
Cuidados de Enfermería en la post resucitación de un paciente que
ha presentado parada cardiorrespiratoria.
El profesional en Enfermería deberá tener conocimientos, habilidades, destrezas,
motivación, responsabilidad, autocontrol, seguridad, liderazgo y principios éticos
que le permitan estar preparado, actuar en forma oportuna y precisa con el fin de
disminuir la mortalidad y establecer la supervivencia.

Los cuidados postparada cardiaca están encaminados a identificar y tratar la causa


precipitante de la parada así como a evaluar y manejar la lesión cerebral, la
disfunción miocárdica y la respuesta sistémica por isquemia/reperfusión
secundarias a la misma. Los cuidados post reanimación cardiopulmonar (RCP) son
el último eslabón de la cadena de supervivencia ya que influyen significativamente
en los resultados globales y particularmente en la calidad de la recuperación
neurológica.

 Vía aérea y respiración


 Mantener SatO2 entre 94-98%.
 Establecer vía aérea avanzada.
 Capnografía con forma de onda.
 Ventilar para conseguir normocapnia.
 Circulación
 ECG de 12 derivaciones
 Obtener acceso intravenoso.
 Objetivo TAS>100 mmHg.
 Restaurar normovolemia.
 Monitorización signos vitales.
 Control de temperatura
 Temperatura entre 32-36ºC
 Sedación, control de tiritona.

Conclusiones
Podemos decir que el proceso enfermero aplicado en la reanimación
cardiopulmonar avanzada y en el actuar diario de la Enfermería aumenta la calidad
de los cuidados porque está centrado en las respuestas humanas, aunado a su
sistematización y organización es menos probable que se produzcan omisiones o
duplicación de la atención, mejorando la continuidad de éstos.
El uso del proceso enfermero y de los planes de cuidados proporcionan la base para
una valoración y evaluación continua, ya que es un proceso dinámico y cambiante
en la medida de que se van modificando la necesidades del paciente. Con este fin
debemos de implementar en nuestro diario actuar con los pacientes el proceso
enfermero.
Trombosis venosa profunda.
La flebotrombosis profunda se produce cuando se forma un coágulo de sangre
(trombo) en una o más venas profundas del cuerpo, generalmente en las piernas.
La flebotrombosis profunda puede causar dolor o hinchazón en las piernas, pero
puede estar presente sin síntoma alguno.

Esta afección puede presentarse si tienes ciertas enfermedades que afectan la


forma en que coagula la sangre. También puede aparecer si no te mueves durante
mucho tiempo, por ejemplo, después de una cirugía o un accidente, o cuando estás
confinado a una cama.

La flebotrombosis profunda es un trastorno grave porque los coágulos sanguíneos


que se producen en las venas pueden soltarse, desplazarse a través del torrente
sanguíneo, alojarse en los pulmones y, de este modo, obstaculizar el flujo de sangre
(embolia pulmonar).

La TVP consiste en la formación de un trombo en las venas profundas .


Se da con mayor frecuencia en la pierna, bien por encima (proximal) o por debajo
(distal) de la rodilla, y menos frecuentemente en las extremidades superiores.
Puede producirse de forma espontánea sin causa subyacente conocida (no
provocada/idiopática) tras acontecimientos tales como un traumatismo, cirugía o
enfermedad aguda (provocada).

A corto plazo puede causar una EP potencialmente mortal.

Entre las complicaciones a largo plazo podemos encontrar enfermedades crónicas


como el síndrome postrombótico (SPT).

Diagnóstico.
Para diagnosticar la trombosis venosa profunda, el médico te preguntará sobre tus
síntomas. También te hará una exploración física para comprobar si hay zonas de
hinchazón, sensibilidad o cambios de color en la piel. Según cuáles sean tus
probabilidades de tener un coágulo sanguíneo, el médico podría sugerir que te
hagas pruebas, como las siguientes:

Ecografía. Un dispositivo con forma de varilla (transductor) colocado sobre la parte


del cuerpo donde hay un coágulo envía ondas sonoras a esa zona. A medida que
las ondas sonoras atraviesan el tejido y rebotan, una computadora transforma las
ondas en una imagen en movimiento en una pantalla de video. Un coágulo puede
ser visible en la imagen.
A veces, se realiza una serie de ecografías durante varios días para determinar si
el coágulo sanguíneo crece o para controlar si se formó uno nuevo.

Análisis de sangre. Casi todas las personas que padecen trombosis venosa
profunda grave tienen un nivel sanguíneo elevado de una sustancia denominada
«dímero D».
Flebografía. Se inyecta un tinte en una vena grande del pie o del tobillo. Un
procedimiento de rayos X crea una imagen de las venas de las piernas y los pies
para buscar coágulos. Sin embargo, por lo general, el diagnóstico se puede
confirmar mediante métodos menos invasivos de diagnóstico, tales como la
ecografía.

Tomografía computarizada o imágenes por resonancia magnética. Ambas


exploraciones pueden proporcionar imágenes visuales de las venas y podrían
mostrar si tienes un coágulo. A veces, estas exploraciones se realizan por otras
razones y revelan un coágulo.

Causas.
Los coágulos de sangre de la trombosis venosa profunda se pueden producir como
consecuencia de cualquier cosa que impida que la sangre circule o se coagule
normalmente, como una lesión en una vena, una cirugía, ciertos medicamentos y la
limitación del movimiento.

Signos y síntomas.
Los síntomas frecuentes de la TVP son2:
Dolor de pierna y dolor a la palpación
Enrojecimiento
Edema (hinchazón)

Tratamiento.
Medias de compresión
El tratamiento de la trombosis venosa profunda tiene por objetivo evitar que el
coágulo aumente de tamaño y evitar que este se libere y provoque una embolia
pulmonar. Luego, el objetivo es reducir las probabilidades de que vuelvas a sufrir
una trombosis venosa profunda.

Las opciones de tratamiento contra la trombosis venosa profunda


comprenden las siguientes:
Anticoagulantes. Por lo general, la trombosis venosa profunda se trata con
medicamentos conocidos como «anticoagulantes». Estos medicamentos, que se
pueden inyectar o tomar en píldoras, disminuyen la capacidad que tiene la sangre
de formar coágulos. No disuelven los coágulos sanguíneos existentes, pero pueden
evitar que los coágulos aumenten de tamaño o pueden reducir el riesgo de que se
produzcan coágulos nuevos.

Destructores de coágulos. Si tienes un tipo más grave de trombosis venosa


profunda o de embolia pulmonar, o si no te están haciendo efecto otros
medicamentos, el médico puede recetarte medicamentos que disuelven los
coágulos rápidamente, conocidos como «destructores de coágulos» o
«trombolíticos».

Estos medicamentos se administran a través de una vía intravenosa para disolver


los coágulos o a través de un catéter que se coloca directamente en el coágulo.
Estos medicamentos pueden provocar sangrados intensos, por eso se los suele
reservar para los casos graves de coágulos sanguíneos.

Filtros. Si no puedes tomar medicamentos para anticoagular la sangre, es posible


que te coloquen un filtro en una vena grande del abdomen (vena cava). Un filtro en
la vena cava evita que los coágulos que se liberan se alojen en los pulmones.
Medias de compresión. Para tratar de prevenir la hinchazón asociada con la
trombosis venosa profunda, estas medias se usan desde los pies hasta
aproximadamente la altura de las rodillas.

Anticoagulantes y anti plaquetarios


Colocación y remoción de filtro en la vena cava inferior
Trombólisis con asistencia por catéter

CUIDADOS DE ENFERMERIA AL PACIENTE CON TVP. La eficacia de los


cuidados enfermeros van a venir determinados por la disminución de los signos y
síntomas, el alivio del dolor, la disminución de la tumefacción y la ausencia de
efectos secundarios del tratamiento anticoagulante. Con el objeto de unificar
criterios en los cuidados enfermeros en la TVP hemos realizado un plan de cuidados
estandarizados, eligiendo la taxonomía Nanda para definir los diagnósticos de
enfermería, la clasificación de intervenciones y objetivos de la NIC y de la NOC. Que
deberá individualizarse mediante una valoración orientada a las necesidades de
cada paciente ya que cada paciente es un individuo único e independiente, dicho
plan de cuidados está recogido en el anexo.

PREVENCIÓN.
Se pueden prescribir anticoagulantes como medida preventiva para las personas de
alto riesgo o personas que se someten a procedimientos quirúrgicos así como
aquellas en que existen inmovilizaciones de extremidades por largo tiempo, a
continuación vamos a detallar los métodos de la profilaxis de la TVP basados en
métodos físicos:

Aplicación de un vendaje elástico de compresión gradual en las


extremidades inferiores.
Con este método se ha comprobado un aumento de la velocidad de la sangre en el
sistema venoso profundo, así como un incremento de la cantidad de sangre
proveniente del sistema venoso superficial al profundo. Estos fenómenos se
producen siempre que el vendaje que se aplique produzca una presión depresiva,
más elevada a nivel del tobillo, menor en la pierna y muy baja en la raíz del muslo
La compresión regresiva produce un efecto favorable a nivel de las válvulas
venosas. Recomendable en pacientes que van a ser intervenidos quirúrgicamente.
La técnica y el material utilizado en el vendaje son primordiales en la realización de
una compresión regresiva correcta.

Movilización del paciente.


La medida más idónea para combatir la TVP es la movilización precoz del paciente,
pero siempre que se realice de manera que el paciente ande de forma correcta (ver
Tabla IV v Tabla V). Elevación de las extremidades inferiores Con esta medida se
actúa disminuvendo la capacidad de reservorio de las venas, tanto la existente en
las piernas como en los muslos en las piernas, su valor es aditivo a todos los otros
métodos fisicos propuestos.

Hemorragia.
El sangrado o hemorragia es la pérdida de sangre. Puede ocurrir afuera o dentro
del cuerpo. Usted puede sangrar tras sufrir un corte u otra herida. El sangrado
puede ocurrir también por una lesión a un órgano interno.

A veces el sangrado puede causar otros problemas. Un moretón o hematoma es un


sangrado debajo de la piel. Algunos ataques cerebrales son causados
por hemorragias en el cerebro. Otros sangrados como la
hemorragia gastrointestinal, toser sangre o sangrado vaginal pueden ser síntomas
de una enfermedad.

Complicaciones.
Si no se detienen a tiempo o si evolucionan mal, las hemorragias pueden derivar en
ciertas situaciones más graves:

Shock hipovolémico: se produce por la pérdida de gran cantidad de sangre y


puede hasta llegar a dañar los órganos. En una hemorragia interna, la sangre puede
acumularse y crear hematomas o generar presión en los órganos, causando su mal
funcionamiento e incluso provocando un paro cardíaco.
Síncope: sus síntomas son mareo, sudoración, debilidad, náuseas, respiración
rápida (taquipnea) e hipotensión. Puede producirse en caso de hemorragia
abundante.

Anemia: se manifiesta con fatiga, palidez y puede darse tras una pérdida de sangre
prolongada.

Tratamiento de una hemorragia.


La visión de la sangre, en ciertas personas, puede generar una importante ansiedad
y en ocasiones mareo, por lo tanto es necesario tranquilizar a la víctima y sentarla
o tumbarla si se considera necesario.
En el caso de una hemorragia externa pueden aplicarse diversos
procedimientos hasta detener la salida de sangre:
En primer lugar colocar unas gasas o un paño limpio sobre la herida y presionar
durante al menos 10 minutos. Si la gasa se empapa de sangre, sin retirarla, colocar
otra encima y continuar presionando otros 10 minutos. Se recomienda no colocar
algodón en el punto de sangrado.

Si el sangrado no cesa, y este procede de una extremidad, eleve dicha extremidad


sin retirar la compresión.

Si el sangrado es muy abundante o no cesa con las medidas anteriores o aparecen


otros síntomas solicite ayuda al Servicio de Emergencias Sanitarias a través del
teléfono 112.

Cuando la hemorragia se detenga y la herida no sea importante, cubra la zona con


un vendaje y si lo considera necesario acuda al Centro de Salud o Punto de Atención
Continuada más próximo.

La colocación del torniquete está reservada para el personal entrenado en su uso


ya que una aplicación inadecuada puede generar más perjuicio que beneficio.

Las hemorragias internas deben tratarse en un hospital ya que es posible que se


necesite tratamiento médico-quirúrgico.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA.

Cuidados inmediatos.
Realizar una valoración inicial rápida o Nivel de conciencia.

Aparición de signos indicativos de shock hipovolémico: palidez, frialdad, sudoración,


taquicardia, taquipnea e hipotensión.

Identificar si la hemorragia es debida a una herida externa o es de causa interna.


Revisar drenajes, sondas, heridas quirúrgicas…

Si la hemorragia es externa comprimir el punto de sangrado con apósitos o gasas


estériles.

Siempre que sea posible, tranquilizar al paciente e informarle acerca de los cuidados
a realizar.

Colocar al paciente en función de la etiología de la hemorragia:


Si presenta signos o síntomas de shock, en decúbito supino elevando las piernas,
siempre que sea posible.
Si presenta hematemesis o hemoptisis lateralizar la cabeza y colocar en posición
ligeramente incorporada (semi-Fowler) si es posible.

Asegurar la permeabilidad de la vía aérea y administrar oxígeno.

Monitorizar los signos vitales (PA, FC y saturación de oxígeno) hasta que el paciente
se estabilice.

Asegurar dos accesos venosos de calibre grueso, si es posible.

Extraer sangre para analítica (hemograma, coagulación, bioquímica y pruebas


cruzadas) aprovechando la punción.

Procurar una tramitación rápida de las pruebas cruzadas para acelerar la transfusión
en caso de necesidad.

Reponer volemia según prescripción médica.

Tener disponible el carro de parada.

Cuidados posteriores.
Monitorizar los signos vitales (PA, FC, temperatura y saturación de oxígeno) según
la situación hemodinámica del paciente, como mínimo una vez por turno, al menos
en las 24 horas siguientes.

Valorar el volumen de las pérdidas: drenajes, sondas, apósitos, vendajes,


hematomas, hematemesis…

Rotular los bordes de hematomas o apósitos para valorar el aumento de sangrado.

Realizar sondaje vesical y/o nasogástrico según prescripción.

Valorar al paciente en busca de signos de sobrecarga de líquidos: crepitantes,


taquipnea, disnea, distensión de las venas del cuello…

Realizar el aseo del paciente, si lo precisa, cambiando apósitos y/o vendajes.

Acomodar al paciente y cubrirle con mantas hasta recuperar la temperatura


corporal.

Facilitar la accesibilidad al timbre y pedir al paciente que avise en caso de que


aparezca nueva sintomatología.

Dejar al paciente en dieta absoluta por si precisa técnicas invasivas (cirugía, rayos
de vascular, escáner, endoscopia…)
https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/deep-vein-thrombosis/diagnosis-
treatment/drc-20352563

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