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Tipo de documento Capítulo de libro

Titulo El hombre, unidad bio-cultural. Cuando la vida toma conciencia


de sí.
Autor Carlos Beorlegui
Editorial Universidad de Deusto
Ciudad año Bilbao, 1999
Fecha de 10 de febrero de 2020
elaboración
Palabras claves Hombre, biología, cultura, evolución, emergentismo.
Fuentes Charles Darwin
Ayala, Fco.J
Beorlegui, C.
Ellacuría, Ignacio.
Laín Entralgo, P.
Zubiri, Xavier
Resumen:
Carlos Beorlegui en su texto El hombre, unidad bio-cultural. Cuando la vida toma
conciencia de sí, plantea tres enfoques fundamentales al momento de abordar el estudio
sobre el ser y las preguntas por la naturaleza del hombre, a fin de descubrir lo específico
de lo humano. Estos tres enfoques corresponden a la comparación del hombre con los
animales, con los demás humanos y con Dios, revelando la comprensión que se tiene de lo
humano a partir de su relacionarse con las categorías ya mencionadas anteriormente.

Es en el Renacimiento y la Modernidad el momento en que el ser humano comienza a


volcar su mirada sobre sí, y a considerarse autónomo en su relación con lo trascendente y
ajeno de sí mismo, dejando atrás la concepción de hombre judeo-cristiana que impera en
occidente, y abriéndose a teorías novedosas como la de Charles Darwin cuya repercusión
en las ciencias humanas conllevó al cuestionamiento de la centralidad de lo humano en el
universo y por supuesto su singularidad.

“Somos un eslabón más del proceso evolutivo” bajo la anterior premisa se alcanza un
cambio radical en el enfoque del estudio sobre el ser humano, y este ha de ser el paradigma
que asume la antropología, ver al hombre como resultado de un proceso evolutivo
aleatorio, al igual que el resto de las especies animales. A partir del presupuesto
darwiniano, la pregunta por el ser humano y su definición frente a sí mismo y frente al
resto de la realidad, ya no puede estar alejada de su condición biológica y evolutiva.

A pesar de lo que representó la teoría darwiniana en el desplazamiento de la centralidad


del hombre en el cosmos, parece ser que mantener una visión antropocéntrica de la
realidad, debidamente entendida y apoyada en el paradigma emergentista, es la opción
más plausible, de igual manera se debe seguir considerando a los humanos como una
especie singular como consecuencia de su condición biocultural, sustentado todo esto
sobre argumentos científicos y filosóficos.

El proceso evolutivo del hombre puede ser explicado a partir de dos vertientes: la
filogenética y la ontogenética. La primera de ellas revela un proceso largo y progresivo,
conjuntándose factores genéticos, morfológicos y conductuales. Por su parte la segunda
vertiente, la ontogenética, muestra cómo se da el salto entre lo pre-humano y lo humano,
cuyas características lo hacen singular. El ser humano es fruto de la confluencia de dos
herencias, la biológica y la cultura.

Estas dos herencias mencionadas anteriormente se pueden conjugar de cuatro maneras


distintas: la primera de ellas es la postura reduccionista o biologista, que defiende la no
distinción entre lo cultural y lo biológico, ya que lo cultural vendría a ser un aspecto más
de lo biológico. La segunda es la postura denominada biologismo funcionalista o
subordinacionista, que considera la cultura como algo libre, espontaneo, pero que la cultura
ha de aprender de la biología. En tercer lugar, encontramos la postura del culturalismo
dualista, en donde versa sobre la autonomía de la cultura sobre la biología. Finalmente, el
culturalismo estructurista propende por una relación íntima entre la cultura y la biología,
pero cada una con un nivel autónomo.

Esta condición biocultural ubica a la especie humana en un lugar especial dentro del
conjunto de la biósfera, y aunque entre los humanos y el resto de la biósfera se da un
proceso de continuidad, al mismo tiempo aparece una ruptura emergentista, mediante la
cual es posible justificar la singularidad humana. El paradigma emergentista parte de la
concepción unitaria del ser humano, conjugando la continuidad de la especie humana con
el resto de las demás especies vivas emergidas del proceso evolutivo, con su condición de
especie singular, consecuencia de un salto emergentista específico. Este salto específico
posee unas características especiales: novedad, impredecibilidad e irreductibilidad. Zubiri
considera que el proceso de conformación de la especie humana es el resultado de una
elevación, consecuencia de un proceso de hiperformalización.

Conclusiones  El ser humano es una síntesis de continuidad y ruptura en


el proceso evolutivo en relación con el resto de los seres de
la biósfera.
 La singularidad del hombre proviene de su condición de
heredero de la biología y la cultura.
 El ser humano es una estructura esencial nueva, de ahí que
el emergentismo considere al hombre una unidad psico-
somática.
Preguntas  ¿Puede atribuirse a factores genéticos la capacidad del
hombre de hacer el bien o el mal?
 El proceso evolutivo ¿tenía como finalidad el hombre?
 En relación a lo ontológico ¿desde cuándo el ser humano
es ser humano?
Autor RAE Fr. José Ángel VIDAL ESQUIVIA, O.P.
Revisado por David DÍAZ GUZMÁN

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