Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DE LA IZQUIERDA A LA DERECHA
Para la mayoría de la gente el espectro político tiene dos extremos. De un
lado está la derecha, y del otro la izquierda y todo el mundo se ubica en
algún punto de ese eje. Parece bastante simple. Pero, ¿en qué consisten la
derecha y la izquierda? Podemos empezar por la intuición, las percepciones
generales de una persona cualquiera.
Si eres de izquierda seguramente piensas algo como esto: el socialismo
significa igualdad; y el capitalismo significa opresión. La izquierda defiende a
los obreros, los pobres, las mujeres, y las minorías. La derecha es la iglesia,
los banqueros, y los ricos en general. Da un poco igual que los banqueros,
los ricos, y la iglesia no tengan un factor común que los una, los tres son
parte del mismo mal. En líneas generales se puede decir que esto es lo que
opina alguien que se considera de izquierda.
Si eres de derecha opinarás algo así: el capitalismo significa libertad y el
socialismo significa opresión. La derecha defiende al individuo y a la libertad
de elegir independientemente de su clase social. La izquierda es Fidel
Castro, gente que vive de pensiones, y los sindicatos.
Por último hay gente que se autodenomina “de centro” porque piensan que
tanto los de derecha como los de izquierda están equivocados, que sus
sistemas llevan a la injusticia y la desigualdad. Los de centro piensan que
“los extremos se tocan” y por esa razón Hitler y Stalin se parecían. Para los
de centro “lo justo” está en el medio y todo lo que se aleje de él es “lo
injusto”.
Lo interesante del ejercicio comparativo es que todos consideran que
su sistema es el justo, el libre, y el igualitario, y tildan al oponente
de lo contrario. Pero, ¿cómo pueden dos cosas totalmente diferentes
describirse con las mismas palabras? ¿Podemos considerar a la
derecha justa, y a la izquierda justa? ¿Podemos considerar a ambas
libres?, ¿igualitarias? Si son incompatibles y opuestas, es difícil creer
que ambas poseen las mismas cualidades.
La única manera en la que se pueden describir a dos cosas opuestas con las
mismas palabras es que las palabras signifiquen dos cosas completamente
diferentes. Si a ambos lados del espectro político se autodenominan de la
misma manera, es porque partan de conceptos diferentes de lo que es la
justicia, la igualdad, y la libertad. Lo que quiero decir es que la razón por la
que ambas se adjudican los mismos valores es porque no están hablando el
mismo idioma. La libertad, la justicia, y la igualdad significan cosas
completamente diferentes para cada ideología.
Hablar de izquierda y de derecha es difícil porque no es una descripción
exacta. Históricamente “derecha” e “izquierda” se usan para
designar posturas ante el status quo. El que apoya la tradición del
sitio en el que está es de derechas, y quien la reta es de izquierdas.
Por esa razón ser de derechas en Estados Unidos no significa lo mismo que
ser de derechas en Europa, porque parten de tradiciones diferentes.
“Izquierda” y “derecha” designan tantas cosas diferentes y contradictorias
que es difícil hablar de ellas como posturas generales. Una persona que
apoya la monarquía tiene poco en común con un anarco-capitalista, y ambos
son considerados de derechas. Un social-demócrata y un anarco-colectivista
tienen poco que ver, pero se les agrupa bajo el término “izquierda”. Por eso,
para simplificarnos la vida, en este artículo hablaré de socialismo o
colectivismo para referirme a la izquierda; y capitalismo o individualismo
para referirme a la derecha.
LA ÉTICA Y LA MORAL
Una diferencia importante entre ambas maneras de entender el mundo está
en su forma de ver al otro. Para la izquierda, al ser la realidad un
acuerdo arbitrario, es relativa. Lo que acordamos aquí es válido para
nosotros. Lo que pacten otras personas en otro lugar será válido
para ellos. Por esa razón un socialista que rechaza una práctica en su país,
puede (sin carga moral alguna) apoyar esa misma práctica en un país que le
es ajeno. Por dar un ejemplo un poco extremo, la mutilación genital
femenina de niñas no es otra cosa para algunos socialistas que una
expresión cultural de otro pueblo que ha de ser respetada y defendida por
nosotros porque cada pueblo ha de ser autónomo. Da igual lo violenta o
barbárica que sea esa práctica.
El verdadero socialista observa a las otras sociedades y defiende la
diversidad aún cuando esa diversidad se oponga a lo que todos
entendemos como bueno y malo. A esta contorsión moral lo denominan
“ética” y en las universidades te enseñan que la moral se trata de absolutos,
pero cuando eres un ser más evolucionado, mejor equipado para entender
las sutilidades del contexto, entiendes que la moral es una farsa, hay que
hablar de “ética” que depende del contexto y no se basa en ideas
preconcebidas. La ética de izquierda defiende que si una tribu africana es
caníbal, puede que no guste a los europeos, pero eso es solamente un
prejuicio porque el canibalismo no necesariamente está mal, los males
absolutos no existen, probablemente para ellos, bajo su contexto, el
canibalismo es lo correcto.
Así, la izquierda considera que cualquier práctica es aceptable
siempre y cuando no provenga del cristianismo, el hombre blanco, o
una clase privilegiada.
La derecha funciona con la moral. Si el universo tiene leyes que lo rigen,
y la naturaleza del hombre también, entonces hay valores absolutos,
prácticas que son completamente malas o completamente buenas
independientemente del contexto, y si hay una cultura que practica algo tan
violento como la mutilación genital femenina, o el canibalismo no es porque
esas prácticas sean buenas o neutras, es porque esa cultura determinada no
supo interpretar las Leyes Naturales. Cualquier individuo dentro de esas
culturas llegará a la conclusión de que violar la integridad física del
otro está mal si se detiene a contemplarlo desde la razón.
Un principio básico de la Ley Natural es el de la no-iniciación de la fuerza. Un
hombre no debe forzar a otro hombre a actuar en contra de su voluntad
porque hacerlo implica varias cosas: hacerlo renunciar a su propia capacidad
de elección; doblegar su voluntad a la de alguien más; forzarlo a vivir bajo
ideas externas, bajo la capacidad de razonar de alguien más. Por lo tanto,
para la derecha cualquier acto violento es necesariamente negativo porque
infringe la libertad individual de alguien más. Cuando alguien viola a otro
está mal, independientemente de quién lo haga, con qué propósito, y
en qué país.
Hacia adentro los países socialistas en mayor o menor medida
oprimen a su población. Si ordenar es regular y el objetivo final es la
igualdad de clases, cualquier inclinación individual que vaya en contra del
orden será regulada y suprimida. Por esa razón en muchos países socialistas
estar en desacuerdo con el sistema político está penado por la ley, y todos
los ciudadanos han de actuar a favor del colectivo independientemente de su
voluntad. En los casos más extremos esto incluye tarjetas de racionamiento,
expropiaciones, y gulags; y en los más laxos impuestos elevados para
subsidiar la ayuda de alguien más de modo obligatorio, bajo pena de cárcel
si no se entrega al Estado una parte importante del fruto del trabajo
individual. Hacia afuera, sin embargo, la izquierda lo tolera todo:
mutilaciones, castigos ejemplares, violaciones, masacres, siempre y
cuando estén alineados con su modelo político.
La derecha produce gobiernos permisivos con su ciudadanía.
considera que la libertad es inalienable y no puede ser otorgada ni limitada
por el Estado. Proviene del interior de las personas. El derecho a la vida, la
libertad de conciencia, el derecho a la propiedad privada, el derecho a
expresarse libremente, el derecho elegir y obrar de acuerdo con la propia
voluntad, y también el derecho a la auto-defensa son libertades inherentes
al hombre. Estos derechos son defendidos dentro de un Estado capitalista y
esa es la raíz de las libertades de las que goza la ciudadanía de un país
capitalista.
Sin embargo, hacia afuera, la derecha no tolera expresiones
culturales que atentan en contra de estas libertades. Condenan
prácticas culturales como la mutilación genital femenina, o el canibalismo,
por considerarlas retrógradas y violentas; e incluso son capaces de invadir
otro país para asegurarse de que ese tipo de vejaciones cesan. De ahí sale la
actitud americana de ser “la policía del planeta” o lo que muchos han llegado
a considerar “imperialismo” norteamericano. Según quién observa se puede
considerar que esto es una forma de opresión al otro, o una forma de
liberarlo de sus propios gobiernos opresivos.
UN NUEVO EJE
Hace poco se me acercó una pareja gay a pedirme que firmara una petición
para legalizar el matrimonio homosexual en Estados Unidos. Les dije que no.
Ellos me miraron con desprecio, creyendo que mi negativa se debía a que
tenía una creencia cristiana en el matrimonio convencional, que odiaba la
idea de que dos personas del mismo sexo pudieran casarse y vivir como
pareja. Normalmente no doy explicaciones, pero quería ver si podía hacerles
cambiar de opinión.
Les pregunté por qué querían casarse por civil. Dijeron que querían tener la
posibilidad de hacerlo, como el resto de la gente. Les dije que si lo que
querían era casarse, declararse amor mutuo, y vivir juntos, ya podían hacer
eso sin necesidad de que el Estado les diera permiso. Respondieron que
aunque pueden casarse sin permiso del gobierno lo que quieren es disfrutar
de los mismos derechos que las parejas tradicionales. Quieren pagar menos
impuestos, tener la posibilidad de heredar los bienes del otro si uno de ellos
muere, horarios de visita familiar en la clínica, etc.
Les expliqué que la razón por la que no podía firmar su petición es porque
no considero que el gobierno deba legislar sobre las uniones civiles. ¿Por qué
el gobierno le recorta los impuestos a las parejas casadas y no a quienes
viven solos? ¿Por qué una persona soltera no puede elegir a quién dejarle su
herencia sin que el gobierno se quede con una porción grande de sus
bienes? En lugar de crear nuevas leyes que permitan a los gays casarse, el
gobierno debería dejar de legislar sobre un asunto que ha de ser privado.
Quiero que el gobierno quite todas las leyes sobre matrimonios, y que
además recorte los impuestos a todos los ciudadanos por igual. Da igual que
seas homosexual o heterosexual. ¿Por qué has de tener privilegios por estar
casado sobre el resto de la gente? Les dije que cuando escribieran una
petición pidiendo abolir todas las leyes sobre matrimonios con gusto firmaría
su petición.
La política para mí ya no es un tema de derechas y de izquierdas.
Dividir el eje de derecha a izquierda es un espejismo. En realidad, es
un tema de autoritarismo y libertad. No debemos poner a Stalin, Mao,
Fidel de un lado y a Franco, Hitler, Pinochet, del otro. En realidad, Stalin,
Hitler, Mao, Franco, Fidel, Pinochet, pertencen al mismo lado del eje. Al eje
en el que se viola la libertad individual. Al eje de la opresión. No son iguales
porque “los extremos se tocan” son iguales porque son lo mismo, porque
oprimieron a unos ciudadanos para beneficiar a otros. Del otro lado del eje
está la libertad.
Cuando comento esto muchos dicen que mi posición es una utopía, que
nunca ha existido una sociedad verdaderamente libre. Puede que sea cierto,
pero el hecho de que algo no haya sido puesto en práctica antes no
implica que es imposible. Las cosas no existen hasta que existen y
después existen, así que no veo el problema. Antes de la declaración de
independencia americana era imposible imaginar un país en el que la religión
y el Estado estuvieran separados. Nunca antes había ocurrido. Todos los
gobiernos de la historia de la humanidad desde la prehistoria hasta 1776
habían sido religiosos. Pero una vez que se emprendió el proyecto americano
dejó de ser algo “utópico” y se volvió una realidad. Hoy en día ningún
gobierno occidental es religioso, y nos parece inconcebible que hasta hace
menos de 300 años el mundo no había conocido un gobierno secular. Los
gobiernos religiosos nos parecen arcaicos y barbáricos, injustos, un atraso.
De la misma manera llegará el momento, en un futuro no muy lejano, en el
que la humanidad estará preparada para dar el siguiente paso en la
civilización: separar el gobierno de la economía. La economía será libre,
como hoy es libre el culto. Ningún gobierno occidental legislará sobre las
propiedades de la gente, sobre el fruto de su trabajo, sobre los intercambios
voluntarios, a todo esto se le considerará un atraso, y nos costará trabajo
imaginar un mundo en el que esto no fue así, nos costará imaginar que hace
no mucho tiempo el socialismo fue una realidad.