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Hay una lógica totalmente ajena al ciclo electoral.
Es una red de intereses en la que hay un reducido
conjunto de personas que se van intercambiando
favores. Tiene un ritmo propio totalmente ajeno a
la democracia y toma al Estado con una función
completamente diferente, pues debería ser un
problema para estas empresas, pero no, es la
solución al aprovisionamiento económico de estas
grandes élites empresariales.
P. Su investigación me recuerda a la de Juan
Pedro Velázquez-Gaztelu, 'Capitalismo a la
española' (La esfera de los libros, 2015), que
hablaba de que la particularidad española es lo
que los ingleses llaman "crony capitalism", un
entramado de intereses conjuntos del poder
político y del económico, el caldo de cultivo
perfecto para la corrupción. Las empresas más
grandes operan en mercados altamente
regulados, por eso recurren a estos
personajes, más por su agenda que por su
valía profesional. Mientras tanto, empresas de
otro perfil, como Inditex o Mango, están al
margen del poder político.
R. Me gustó mucho ese libro y también Ibex 35:
Una historia herética del poder de Rubén Juste. No
obstante, no estoy del todo de acuerdo. A este
fenómeno ni siquiera escapan Amancio Ortega, el
'self-made man', ni Ramón Areces, de El Corte
Inglés, que empezó con un tallercito, o la gente del
FNAC, que era una cooperativa anarquista de
revelado de fotografías. El presidente actual de
Inditex es Pablo Isla y no es un empresario hecho
a sí mismo, es abogado del estado, funcionario.
Fue nombrado por Aznar en el 96 jefe de
Patrimonio del Estado en un momento clave en el
que se iban a hacer numerosas privatizaciones.
Después pasó por Altadis, la Tabacalera
privatizada, y llegó a Inditex.
"Boada estuvo en el
franquismo, en la
Transición estuvo en
el INI y luego a lo que
sería Repsol, y su hijo
ha sido presidente de
Lehman Brothers
España"
Las expectativas que defrauda el PSOE se deben
a que quien en realidad manejaba las políticas
económicas que afectaban a la vida de los
ciudadanos no era tanto el partido como una serie
de técnicos. Boada estuvo en el franquismo, en la
Transición estuvo en el INI y luego pasó a lo que
sería después Repsol, y su hijo ha sido presidente
de Lehman Brothers España y de Blackstone.
Esos técnicos, lo que llama Galbraith la
tecnoestructura, tienen vida propia y, además, se
reproducen a sí mismos.
P. Aparece muchas veces mencionado
Intermoney.
R. El primer gobierno de Zapatero destacó por los
follones, 11-M, matrimonio LGTBI, etc... pero si
quitas ese manto había unos intereses
económicos bestiales. Uno de ellos era
Intermoney. Gente que estuvo en ese bróker me
ha dicho, y es verdad, que tuvo ese papel porque
los socialistas no tenían grandes contactos con el
mundo de la gran empresa en ese momento y
tiraron de Intermoney, que tejió una auténtica red
de tecnócratas que condicionaron las políticas
económicas de Zapatero, quien en cuestión de
Economía ya sabemos cómo estaba.
Miguel Sebastián estuvo en Intermoney y tuvo
posiciones claves. Carlos Arenillas era un gestor
de SICAV y de 'hedge funds' y le pusieron de
número dos en la CNMV. David Vegara acabó de
número dos de Pedro Solbes. La red es tan densa
que cuando llega Mercedes Cabrera de Ministra de
Educación, que es esposa de Carlos Arenillas, su
jefa de gabinete, Carmen Balsa, es la esposa de
Vegara. Hay redes endogámicas. Las élites no son
ni de izquierdas ni de derechas, son tendencias a
crear clanes endogámicos que inevitablemente
acaban convirtiendo los medios en fines.
"La alternativa es la
de Podemos, pero se
limita a proponer
acabar con ese déficit
más lentamente"
P. Critica en el libro que Podemos ha caído en
una ley política que pronunció Robert Michels:
"Cualquier organización, por altruista, radical o
revolucionario que fuera su objetivo, termina
por adquirir un tamaño que obliga a sus
dirigentes a centrarse en la conservación de
sus puestos políticos y de prerrogativas; de
esta forma llega un momento en que los
medios se convierten en fines y la organización
acaba siendo el centro de sí misma".
R. Michels era un socialista que luego acabó en
las filas de Mussolini, pero creo que las teorías si
son útiles, no tenemos que discriminar las posturas
que hayan tomado después sus autores. En este
caso, su máxima se ha cumplido en parte.
Conozco la política municipal madrileña y he visto
auténticas aberraciones, escisiones en tres, gente
que ha ido a por el sillón... Las divisiones no han
reflejado diferencias ideológicas, sino una pelea
por el poder, que ya se ha convertido en un fin en
sí mismo. Lo que pasa es que, para ser justos, hay
que reconocer que a Podemos se le ha sometido a
una presión desde su nacimiento enorme, hasta
extremos esperpénticos como lo de Villarejo. Con
tanta presión han acabado siendo verdugos, pero
también víctimas. Se ha cumplido la ley de
Michell con matices.
P. ¿Qué valoración hace de La Oficina de
Conflictos de Intereses creada en 2006?
R. Todo avance es positivo. Se han saltado
muchos procedimientos, pero al menos tenemos
una institución para luchar contra este fenómeno.
De todos modos, no creo que prohibir las puertas
giratorias sea la solución porque se crearán otros
mecanismos para que la elite se siga
cohesionando. No se me ocurre una alternativa
legislativa para acabar con el problema, si acaso
cierto control y transparencia, que servirá para que
al menos nos concienciemos más.