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La tradición dice que hay que acudir de casa en casa, con una

rama decorada con motivos navideños, para esperar a cambio


dinero o comida.

Las noches decembrinas en los estados del sureste de México,


principalmente Campeche y Veracruz, están armonizadas por un canto
especial, personas que alegremente van de casa en casa a pedir una
aportación, si es fruta o dulces, mejor; a esa tradición, que se realiza
desde principios del siglo XX, se le llama “La Rama”.

Unos días previos a las posadas, se busca una rama idónea en el que
en su largo pueda ser decorada con frutas, esferas, guirnaldas y
demás accesorios tradicionales navideños.

El agradecimiento por recibir la recompensa, también tiene su cántico,


señal de que la rama fue bien recibida en la morada que se eligió para
ser visitada y con ello despedirse de los caseros:

“Ya se va la rama
muy agradecida,
porque en esta casa,
fue bien recibida”.

Pero también, con el mismo ritmo, está un verso dedicado a los


aguafiestas, a aquellos que decidieron ignorar y con ello no dejar
pasar la buena vibra de los portadores de la rama:

“Ya se va la rama
muy desconsolada
porque en esta casa
no le dieron nada”.

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