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Yo no quiero estar condenado, lastimosamente y de la manera más atenta, he visto como los

vidrios de la ventana se empañan con la lluvia y de la misma manera, he logrado ver la forma
en que los rayos del sol los sacude. A este paso, no quedara nada más que contar.

"El hecho de que un ser viviente condene la vida no deja de ser, en última instancia, sino un
síntoma de un determinado tipo de vida: no se plantea en modo alguno el problema de si
semejante condena es justa o no. Habría que estar fuera de la vida y, a la vez, conocerla tan
bien como quien la haya vivido, o como muchos o como todos los que hayan vivido, para
poder rozar tan solo el problema del valor de la vida en cuanto tal, lo que basta para
comprender que semejante cuestión está muy por encima de nuestro alcance"
Nietzsche

No hay nada como el arte en cualquier manifestación, para atravesar y descontrolar


desesperadamente nuestra supuesta fundamentada razón. Para transgredir todos los
espacios y tiempos necesarios, ubicados en los lugares donde esta pretensión llamada razón
no alcanza a embobarnos con su destello irritante, donde pierde su claridad, allá donde su
rigurosidad no es más que el reflejo de un mal chiste.

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