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La voluntad de diálogo del presidente es un discurso vacío, como la voluntad de perdón de la

policía por la muerte de Dilán Cruz. Mientras se posterga la protesta el presidente sigue haciendo
caso omiso, por mera estrategia política básica, a los reclamos legítimos de la gente. No amigos,
este gobierno no dialoga, no tiende puentes, ni le interesa el bienestar de una ciudadanía que
sufre la realidad social del olvido y el abandono del estado. Hoy se hicieron dos cosas que
posiblemente condicionarán las protestas venideras: Aprobación en primer debate de la Ley
Andrés Felipe Arias (que busca la libertad del autor del desfalco de agro ingreso seguro) y la
reforma tributaria, que ha sido un punto fundamental para salir a las calles. Duque a sabiendas de
los reclamos no reparó en activar la maquinaría de mermelada y lograr la aprobación de esa
supuesta ley de financiamiento. No, salir a machar o parar no es ser un vago, es buscar las
condiciones para una vida digna y una democracia participativa real, no de papel. Donde se nos
escuche y no nos condicionen al olvido.

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