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Grafo del Deseo

El grafo del deseo Formaliza la dinámica del inconsciente y las pulsiones.

Es el sujeto mismo.

La estructura del sujeto, la posición del sujeto respecto de su propio deseo, estaría dada por la
inscripción en el mismo, del Nombre del Padre.

Ubicación de matemas, ejes y vértices (elementos)

• El grafo está organizado con una seria de preguntas y respuestas (a la derecha y la izquierda
respectivamente) las cuales confluyen siempre en la misma interrogación estructural "Che vuoi?"
[qué me quiere? Que lugar ocupo para el Otro? hacía dónde mira cuando no me mira?].

• En la parte de abajo del grafo encontramos el circuito infernal de la demanda donde el sujeto
queda alienado a una cadena significante otra, que le es completamente ajena y queda
condenado a la aparición en el intervalo (entre dos significantes).

• Este se continúa hacia arriba con al célula elemental del lenguaje donde subvertimos la
dialéctica demanda de a comunicación. Aparece el poder discrecional del oyente, el Otro como
quien sostiene la significación, etc.

• Luego se abre el espacio de la separación. Ante las repetidas frustraciones del Otro (el Otro no
está, no responde a mi demanda) se abre la pregunta por sus deseo, che vuoi? Así, pasamos de la
dimensión del capricho a la de la imposibilidad del Otro para responder, el Otro desea algo que

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Grafo del Deseo

está más allá de nosotros y no podemos colmarlo. Lo único que podemos hacer es responder con
nuestra propia falta y esto ocasiona la caída del objeto a. Una vez que hay extracción del objeto a
se abre el abismo del deseo, aparece lo pulsional y la respuesta fantasmática.

• El grafo del deseo se cumple tal sólo para las neurosis. Los neuróticos se mueven con un
repertorio de respuestas amplio ante el deseo del Otro pues no quieren encontrarse con la
respuesta última, la castración del Otro [ubicada en la esquina superior izquierda del grafo]

De la necesidad a la demanda

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Identificaciones

Síntoma

El Nombre-del-Padre ha realizado esta metáfora que hace surgir al sujeto como significación y, en
tanto creación metafórica, pone esta significación como bajo la dependencia de la cadena
significante representada por S. S vale con relación al A: quiere decir que el otro se especifica
porque «allí falta el significante del deseo, suplido por el falo como encargado del conjunto de las
relaciones del significante con el significado». Se ve por esto que la escritura de la metáfora
paterna tiene el estatuto extremadamente particular de inscribir la estructura misma

La clínica lacaniana recoge los dos rasgos del síntoma al contemplar que, al mismo tiempo que se
despliega la cadena significante hablada, de manera simultánea en ese decir se despliega la
cadena pulsional. Esta conceptualización, lejos de la predominancia simbólica que podemos leer
en el segundo paradigma del goce, da cuenta de la otra vertiente que sostiene el síntoma. A la vez

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Grafo del Deseo

es preciso tener en cuenta que no nos hallamos tan lejos de la acepción freudiana en la que el
síntoma pone en juego lo simbólico y por ello afecta al cuerpo, si concebimos que éste responde a
la acción del significante.
Lacan acentúa en su última enseñanza la existencia de un más allá de la envoltura descifrable del
síntoma, introduce un cambio de perspectiva en la que el sujeto es pensado a partir del objeto a
para indicar que no-todo es significante, pues hay algo que no se metaforiza y que resiste al
sentido.
A partir de este momento conceptualiza el sinthome no ya como síntoma-mensaje, sino como
síntoma-goce. Desde esta nueva óptica el goce no se puede pensar sin referencia al cuerpo.
Implica considerar que el significante no tiene en primer lugar un efecto de mortificación sobre el
cuerpo, subrayando que lo esencial es que es causa de goce y que se trata entonces de pensar la
articulación del significante y del goce, sosteniendo que el significante tiene una incidencia de
goce sobre el cuerpo.
Podemos situar en este punto un cierto límite, pudiendo pensar también el síntoma como soporte
del sin-sentido, para dar paso así a una reflexión sobre aquello que en último término permitiría
hacer lazo. No en vano, se pone de relieve en este paradigma que, frente a un goce que se concibe
cada vez más como autista, es necesario abrir la pregunta por las fórmulas que permiten hacer del
individuo sexuado un ser inserto en lo social.

Tiempos del Edipo

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Metáfora y Metonimia, es lo que le mando la profe a Nico Nicolaide, pero por las dudas que no lo
tengan lo pongo:

Metáfora: Se sustituye un significante por otro, a través del fantasma, que da una respuesta.

Metonimia: El Otro le da un código de sentido.

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Articulación:

El lado derecho corresponde a las preguntas a enigma del Otro (A). Por lo que el lado izquierdo,
supone las respuestas a dicho enigma. En el despliegue del discurso, está el enunciado (lo
consciente), pero también la enunciación (el Inconsciente).

1º: El S es un sujeto sujetado por el lenguaje. Por su inmadurez, no puede realizar la acción
específica para satisfacer la necesidad. Entonces, el niño recurre a Otro (prehistórico, inolvidable),
para que realice la acción. El niño grita y se introduce el lenguaje.

2º: Aparece A, generalmente, la Madre, que no responde de manera completa. El sujeto piensa
que no se lo da porque no quiere. Entonces, como somos tomados por lo simbólico, la necesidad
se transforma en demanda y surge…

3º: El deseo, d, margen entre la necesidad y la demanda. Esto se relaciona con el “fort-da”:
presencia-ausencia. Surge un resto.

4º: Aparece la pulsión (S◊D), la satisfacción parcial. Del juego de la presencia-ausencia, el niño
empieza a preguntarse “Si no soy todo para ella, ¿qué quiere de mí, cómo soy?”.

5º: Che vuoi?

6º: Aparece la castración, S (A). El Otro no puede dármelo, no puede dar lo que no tiene. Se
genera angustia.

7º: (S◊a ): Es la primer respuesta: el fantasma.

8º: s (A): es la segunda respuesta: el significado del Otro. Es el lugar del síntoma, por se sustituto
de otra cosa. La falta se hace propia para no ver al Otro barrado.

9º: m (yo moi): es la 3º respuesta. Conjunto de identificaciones donde no hay orden. Otorga
imaginariamente, una forma que no tiene.

10º: I (A): Es la 4º respuesta, el Ideal del Otro. Tiene que ver con el rasgo unario, el nombre.

Todos estos matemas se dan en un tiempo lógico (no cronológico).

Aclaración:

- en “S”, “(S◊D)” y en “(S◊a)”, las S están barradas.

- En “S(A)”: la A está barrada.

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