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BRAYAN STIVEN SEPULVEDA BETIN – NRC (2277)

ANALISIS NOTICIA: LIDERES SOCIALES

El propósito de estas estrategias es silenciar y callar la voz de hombres y mujeres que


defienden el medio ambiente, el territorio y los derechos de las comunidades indígenas,
afrodescendientes y campesinas. Se reportó que en el año 2017 fueron asesinados 312
activistas de derechos humanos en 27 países. El 80% de los crímenes ocurrieron en Brasil,
Colombia, Filipinas y México.
Diversos diarios, portales periodísticos y organizaciones sociales han informado sobre el
incremento de los asesinatos de líderes y activistas en Colombia. Se sabe que este aumento
se dio principalmente después de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc-
EP, y que los crímenes son evidentemente sistemáticos. Muchos de estos ocurren
simultáneamente y se extienden por todo el territorio nacional, pero no existe información
suficiente acerca de cómo, por qué, y, sobre todo, quién los perpetró. Algunos expertos han
identificado como causa principal de los crímenes la disputa por reapropiación de territorios
anteriormente ocupados por las Farc-EP, en la cual han intervenido bandas criminales,
paramilitares y otras guerrillas. En esto, nuevos despojos, desplazamientos y violencias
contra las comunidades se han generado. Se ha identificado que los líderes, activistas y
defensores de derechos humanos asesinados en el país se encontraban comprometidos con
labores comunitarias en sus respectivos territorios. Muchos de ellos hicieron trabajo
pedagógico por la paz en sus propios colectivos. Ante el recrudecimiento de la violencia
contra los líderes sociales en Colombia, la respuesta estatal ha sido insuficiente. En una
investigación periodística de noviembre de 2017, ¡Pacifista! mostró que gran parte de los
casos estaban en fase de indagación y que muy pocas sentencias condenatorias se habían
emitido hasta ese entonces. Además, aparte de la impunidad dominante, algunos
funcionarios estatales tienden a desestimar la gravedad de los hechos. Por ejemplo, el
Ministro de Defensa Luis Carlos Villegas negó la sistematicidad de los asesinatos y agregó
que estos se debían a temas de “faldas”, peleas, linderos y rentas ilícitas. Hoy el Estado
colombiano no puede negar más la magnitud del exterminio de los líderes sociales, puesto
que el tema está en la mira de la comunidad internacional. Recientemente, el Consejo de
Derechos Humanos de la Onu instó al Estado a tomar medidas efectivas para hacer justicia
frente a los crímenes.
En el periodo electoral actual algunos temas de la agenda pública se posicionan más o
menos que otros. Unos ganan visibilidad a través de la acción de los medios de
comunicación y otros pierden relevancia a medida que se desarrollan las campañas
presidenciales. La atención pública está puesta en los pronunciamientos y las propuestas de
los candidatos, en su retórica y en las contradicciones de sus discursos. En este escenario, la
importancia de asuntos como el asesinato sistemático de líderes sociales en Colombia se
desvanece y los esfuerzos colectivos para hallar justicia pierden fuerza. De ahí que se
necesite reivindicar la importancia que tienen los activistas, líderes y defensores de
derechos humanos en países violentos y extremadamente desiguales como Colombia.

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