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UNIDAD 3:
Poder Constituyente:
El nacimiento y reformar de la constitución jurídica de un Estado:
Decimos que la teoría del poder constituyente analiza el origen o creación de la constitución
de un Estado.
Constitución es la ley suprema, la cúspide de la pirámide jurídica, es decir, el conjunto de
normas de derecho positivo que sirven de validez a las restantes normas jurídicas. Tiene un
momento en el que nace y este primer acto estará desprovisto de toda regulación previa: es
pura creación del sentido común social, solo condicionado por los sentidos subjetivos de los
integrantes de la comunidad.
Doctrina de Sieyes:
Contexto en el que aparece la doctrina del poder constituyente:
Se dio durante los cambios sociales y políticos que se desarrollaron durante 100 años, entre
la revolución inglesa 1688, la revolución americana 1776 y la revolución francesa 1789,
favoreciendo así la extinción de tres características fundamentales del tipo de Estado
anterior al constitucionalismo.
1. Estado de naturaleza: Cuando los individuos aislados quieren reunirse, por ese sólo
hechos forman ya una nación.
2. Voluntad general: Cuando se produce la acción de la voluntad común, es decir,
quieren cumplir el fin por el cual se unieron y convienen entre ellos necesidades
públicas de proveerlas.
3. Cuando ya no actual la voluntad real, sino una voluntad común representativa. Los
asociados son demasiados y están dispersos para ejercitar ellos mismos su voluntad
común, entonces, separan todo lo que es necesario para proveer a las atenciones
públicas y confían el ejercicio de esta porción de voluntad nacional de poder a
algunos de entre ellos.
El gobierno así nacido tiene sus límites: La comunidad no se despoja del derecho del querer;
la comunidad no confía a sus delegados el poder total, sino la porción necesaria para
mantener el orden; y no corresponde a los delegados alterar los límites del poder que se les
ha confiado, ya que no lo ejercen como un derecho propio.
Llegamos así a la Constitución que, para Sieyes aparece mezclada con una multitud de
precauciones políticas ideadas y previstas por el interés que tiene la Nación en que el poder
público delegado no pueda llegar jamás a ser masivos a sus comitentes. Los representantes
son la manera de ser que la Nación ha querido darle a su gobierno delgado; y esa manera de
ser está dada por las formas constitutivas, o sea, la Constitución Política. La Constitución
tiene como principal objetivo servir de garantía de la aptitud del gobierno para el fin por el
cual ha sido establecido y su impotencia para separarse de él.
Características de la Constitución:
La Nación es el origen de todo, su voluntad es siempre legal, antes que ella sólo
existe el derecho natural.
Las leyes constitucionales son llamadas fundamentales porque los cuerpos que
existen y actúan por ella no pueden tocarlas.
En cada parte, la Constitución no es obra del poder constituido sino del poder
constituyente. Ningún poder delegado puede cambiar nada en las condiciones de su
delegación.
Las leyes propiamente dichas que protegen a los ciudadanos y deciden del interés
común, son obra del cuerpo legislativo, formado y moviéndose según sus
condiciones Constitutivas. Sin embargo, son las más importantes, son el fin de que
las leyes constitucionales no son sino los medios.
Concepto:
Si por “poder” entendemos una competencia, capacidad o energía para cumplir un fin, y por
“constituyente” el poder que constituye o da constitución al estado, alcanzamos con
bastante precisión el concepto global: poder constituyente es la competencia, capacidad o
energía para constituir o dar constitución al estado, es decir, para organizarlo, para
establecer su estructura jurídico-política.
El poder constituyente puede ser originario y derivado. Es originario cuando se ejerce en la
etapa fundacional o de primigeneidad del estado, para darle nacimiento y estructura. Es
derivado cuando se ejerce para reformar la constitución. También es poder constituyente
originario el que se ejerce en un Estado ya existente cuando se cambia y sustituye
totalmente una constitución anterior con innovaciones fundamentales en su contenido;
pero una reforma total que no altera la sustancialidad de los contenidos vertebrales no
emana de un poder constituyente originario.
El Poder Constituyente originario tiene como titular al pueblo o la comunidad, porque es la
colectividad toda la que debe proveer a su organización política y jurídica en el momento de
crearse el Estado. De esta manera, se encuentra la legitimidad en el uso del poder
constituyente originario. Esta idea está acuñada en nuestro preámbulo cuando incluye la
formula “nos los representantes del pueblo”. Sin embargo, esa titularidad del poder
constituyente en el pueblo solo debe reconocerse en potencia, en el sentido de que no hay
nadie predeterminado para ejercerlo, ni por Dios ni por la naturaleza, la decisión queda
librada a la totalidad o conjunto de personas que componen la comunidad.
El ejercicio “en acción” de ese poder constituyente se radica o se logra en razón de la
eficacia en quienes dentro del pueblo están en condiciones de determinar con suficiente
consenso social la estructura fundacional del Estado y de adoptar la decisión fundamental
del conjunto.
En principio, el poder constituyente originario es ilimitado. Eso significa que no tiene límites
de derecho positivo o que no hay ninguna instancia superior que lo condicione, ahora bien,
la ilimitación no descarta:
1. Los limites suprapositivos del valor justicia (o derecho natural).
2. Los limites que pueden derivar colateralmente del derecho internacional público
(tratados).
3. El condicionamiento de la realidad social con todos sus ingredientes que hay que
tomar en cuenta para organizar el Estado.
El poder constituyente derivado es limitado, esto se ve claramente en las constituciones
rígidas. En las flexibles el procedimiento común también tiene carácter limitativo porque,
pese a la flexibilidad, la constitución sólo admite enmienda por el proceso legislativo y no
por otro. A esto hay que sumarle la limitación por tratados internacionales.
Reforma:
Derivado (reformador) es aquel cuyo ejercicio está regulado y limitado por el poder
constituyente originario a través de la constitución: para reformar el texto de la constitución
se debe cumplir con el procedimiento y respetar los límites que ella misma establece.
Si el poder constituyente derivado se sujeta a normas y limitaciones cuando reforma la
constitución lo hará porque le resulte conveniente o porque por razones de oportunidad
política no juzga beneficioso apartarse de ellas, pero no porque la constitución se lo
imponga si fuera así los desvíos del constituyente derivado debería ser declarados
inconstitucionales por otro poder que pasaría a ser automáticamente el poder
constituyente.
En consecuencia, no hay diferencia entre poder constituyente originario y derivado, en el
sentido de que uno sea supremo y otro no. La diferencia sólo existe de hecho: si el poder
constituyente cumple con las disposiciones constitucionales que regulan su acción se lo
denomina derivado procesalmente; si no lo hace se lo denomina originario. Pero el derivado
puede, cumpliendo con las prescripciones de la constitución, modificar en el todo o en
cualquiera de sus partes a la constitución; en tal sentido el poder constituyente derivado
puede hacer una revolución como la puede hacer el originario, siempre dependiendo de su
efectividad.
En suma, el poder constituyente es único e indivisible, porque se ejerza como se ejerza, es el
mismo poder constituyente, no cabe distinguir entre el poder constituyente originario y
derivado.
Límites al poder constituyente. El proceso político condiciona al poder constituyente, sea
que este se ejerza como normatividad o normalidad; en dicha confrontación está el límite
recíproco entre los dos planos que constituyen la constitución total del Estado.
Reforma:
práctica utilizada en los precedentes, los cuales muestran que a las convenciones
constituyentes argentinas las ha elegido al pueblo en forma directa.
Integración de la convención: Se deberá conformar con representantes del pueblo.
En nuestra historia siempre han sido unicamerales, pero no es obligatorio. La
Constitución no ha establecido en qué proporción se determinará esa representación. Es
una cuestión de interpretación política a criterio del Congreso. Los precedentes
muestran que los convencionales han sido elegidos en proporción a la población de cada
provincia, en forma semejante a la elección de los diputados de la nación.
3. Etapa reformadora:
Facultades sustanciales de la convención: Dependen de que el Congreso las haya
fijado o no al establecer el alcance de la reforma. Si lo ha hecho, la convención de todas
formas no está obligada a aprobar todos los temas propuestos por el congreso. Los
precedentes muestran que, en general, no se han apartado de los términos en los que
fueron convocadas.
Facultades formales de la convención:
Dicha función sólo se podría realizar por vía del control difuso de constitucionalidad
(a cargo de cualquier juez) y no originariamente por la Corte Suprema, pues dicha
competencia no está prevista en el artículo 117 CN.
Que esa declaración (aplicación del artículo 116 CN) produciría el desplazamiento del
poder constituyente a favor de la Corte Suprema, haciendo de ese tribunal un poder
constituyente en sesión permanente.
Esa declaración produciría el efecto de modificar el axioma según el cual, en un
mismo nivel normativo, la norma posterior deroga a la anterior; en cambio,
prevalecería el que dispone que la norma posterior debe adecuarse a la anterior.
Entonces, si entendemos al asunto como una cuestión de política constitucional, nuestra
posición sobre cuál es el sistema del control más adecuado, sostendremos que no se
compagina con la soberanía del pueblo poner en manos de jueces, quienes no han sido
designados por aquel, el control de la decisión de los representantes de este, encargados de
ejercer el poder constituyente. El sistema de control más adecuado sería aquél que ponga a
decisión del mismo pueblo a través de un referendum constitucional la cuestión sobre si la
convención reformadora se excedió o no en sus facultades.
Jurisprudencia:
Caso Soria de Guerrero c/ Bodega y Viñedos Pulenta Hnos. s/ despido-1963-(F.256:556):
Hechos: la actora participó de una huelga siendo dependiente de la demandada, quien
despidió a la primera, que acciona por despido arbitrario. En su contestación, la demandada
sostiene, en relación al tema que nos interesa, la invalidez del artículo 14 bis CN que
reconoce el derecho de huelga, invocando que la Convención Constituyente de 1957 omitió
aprobar el acta y la versión taquigráfica de la sesión durante la cual fue sancionado, de
acuerdo con lo dispuesto por el artículo 11 del reglamento interno de la Convención. En las
instancias de grado se hace lugar a la demanda y se rechaza el planteo patronal. Esta
interpone recurso extraordinario reiterando su posición.
Sentencia de la Corte: la mayoría (Villegas Basavilbaso-Aráoz de Lamadrid-Aberastury-
Colombres-Imaz-Bidau) desestima la queja pero no se pronuncia sobre el rechazo de la
pretensión de invalidez del artículo 14 bis. Para ello recordó que desde el caso “Cullen
c/Llerena”, en principio, el tribunal no tiene jurisdicción para examinar el procedimiento de
formación y sanción de las leyes con fundamento en la necesidad de preservar la separación
de poderes (c. 1/2), empero a continuación establece la excepción: si se demostrase “la falta
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Teoría y Derechos Constitucionales. Cátedra A.
2. Al revocar la doctrina del caso “Fayt”, la decisión de esta Corte en el presente caso
“Schiffrin” devuelve la validez a la única norma de la Constitución Nacional que fue
declarada nula -en toda la historia constitucional de la Argentina- por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
3. Este fallo de alto interés institucional restableció entonces la potestad del Congreso y del
Presidente de la Nación -como poderes políticos reconocidos por la Constitución- de ejercer
las funciones que el constituyente reformador les otorgó para decidir como representantes
del pueblo si un juez puede continuar ejerciendo su función después de los 75 años.
5. En el fallo, la Corte Suprema declaró por una mayoría de votos compuesta por los
doctores Lorenzetti, Maqueda y Rosatti -con disidencia del Doctor Rosenkrantz- la plena
UNIDAD 4:
Supremacía de la Constitución:
La supremacía de la constitución tiene dos sentidos. En un sentido fáctico, propio de la
constitución material, significa que dicha constitución o derecho constitucional material
es el fundamento y la base de todo el orden jurídico-político de un estado. Pero el
sentido con que el constitucionalismo utiliza la noción de supremacía constitucional es
otro. Apunta a la noción de que la constitución formal, revestida de superlegalidad,
obliga a que las normas y los actos estatales y privados se ajusten a ella. Ello envuelve
una formulación de deber-ser; todo el orden jurídico-político del estado debe ser
congruente o compatible con la constitución formal.
Actualización contemporánea:
Ahora bien, parece verdad que la doctrina clásica de la supremacía de la constitución
necesita traducirse a concepto y vocabulario que sean actualmente compatibles con el
derecho internacional. Por eso, la supremacía significa —ante todo— que la constitución
es la “fuente primaria y fundante” del orden jurídico estatal. Esto, al colocar a la
constitución en el vértice de dicho orden, quiere decir que es ella —desde dicha
cúspide— la que dispone cuál es la gradación jerárquica del mismo orden, porque como
fuente primaria y fundante bien puede ocurrir que la constitución resigne el primer
plano al que estamos acostumbrados, para reconocer en dicho nivel más alto que el de
ella misma al derecho internacional —sea el general, sea el de los derechos humanos—
y/o al derecho de la integración supraestatal y su derivado, el derecho comunitario.
Principio de legalidad
El principio de legalidad o primacía de la ley es un principio fundamental, conforme al
cual todo ejercicio de un poder público debe realizarse acorde a la ley vigente y su
jurisdicción y no a la voluntad de las personas. Si un Estado se atiene a dicho principio
entonces las actuaciones de sus poderes estarían sometidas a la constitución y al estado
actual o al imperio de la ley.
Principio de constitucionalidad
El principio de "constitucionalidad" significa que la Constitución está sobre todas las
demás normas del sistema; que toda ley y todo acto judicial o ejecutivo tienen que
encontrar su fundamento de validez en la norma suprema.
Doctrina del caso Marbury vs Madison:
Hechos:
A sólo una semana de finalizar el mandato del presidente, John Adams, el Congreso
legisló la creación de 42 cargos de Jueces de Paz para Washington DC. El presidente
nombró gente para rellenar esos cargos, y sus nominaciones fueron confirmadas por el
Congreso y selladas sus designaciones, pero en algunos casos no hubo tiempo para que
el secretario de Estado, Marshal mandara las designaciones a sus titulares. La
administración entrante de Thomas Jefferson optó por no reconocer las designaciones
no enviadas por la administración previa.
Marbury fue uno de los jueces nombrados que no recibió su designación y junto con
otros colegas decidieron acudir a la Corte Suprema para exigir que el secretario de
estado nuevo, James Madison expidiera los nombramientos correspondientes.
Desarrollo:
Al iniciarse el conflicto, el nuevo secretario de Estado, James Madison manifestó que la
Corte no debía ordenar ningún mandamiento y que en la caso de que lo hiciesen, no
sería acatado.
En consecuencia, y como primera acción, solicitan a la Corte Suprema que ordenara a
James Madison a manifestar las causas por las cuales la Corte debería abstenerse de
exigirle la entrega de los nombramientos apoyada en los siguientes hechos: Madison
estaba enterado de esta petición y Adams, ex presidente, elevó al senado las
nominaciones y este aceptó las designaciones; las designaciones formales nombrando
los jueces fueron firmadas por el presidente y el sello de EEUU estaba puesto en debida
forma por el entonces secretario de Estado (John Marshal); los solicitantes habían
pedido a madison que les entregara los nombramiento con resultado negativo y las
designaciones fueron retenidas. Entonces, fue emitida una orden para que el secretario
explique las cusas que motivaron su conducta.
El secretario no contestó y ahora la petición va dirigida a obtener de la Corte un
mandamiento que haga efectiva la entrega de dichos nombramientos. En el análisis del
caso, la Corte ha considerado y contestado las siguientes cuestiones:
1) ¿Tiene el solicitante derecho al nombramiento que demanda?
2) Si lo tiene, y ese derecho fue violado, ¿proveen las leyes del país un remedio de esa
violación?
3) Si lo proveen, ¿es dicho remedio un mandamiento que corresponda a esta Corte
emitir?
3. La elevación del caso efectuada por el juez: que está conociendo de un proceso a un
órgano especializado y único para que resuelva si la norma que debe aplicar es o no
inconstitucional.
Según el sujeto legitimado para provocar el control:
1. El titular de un derecho o un interés legítimo que padece agravio por una norma o
un acto inconstitucionales.
2. Cualquier persona: En cuyo caso la vía es directa y se llama acción popular.
3. El ministerio público.
4. Un tercero que no es titular de un derecho o interes legítimo personalmente
afectados pero que de algún modo debe cumplir la norma presuntamente
inconstitucional, que no lo da a él pero que daña a otros relacionados con él.
5. El propio juez de la causa que la eleva en consulta al órgano encargado del control.
6. El defensor del pueblo.
7. Determinados órganos del poder.
8. Las asociaciones cuyo fin atiende a la defensa de derechos o intereses de personas o
grupos.
Según los efectos del control:
1. Cuando la sentencia declarativa de inconstitucionalidad sólo implica no aplicar la
norma en el caso resuelto, el efecto es ilimitado, restringido o interpartes (entre
partes) dejando subsistente la vigencia normológica de la norma fuera de ese caso.
2. Cuando la sentencia invalida la norma declarada inconstitucional más allá del caso, el
efecto es erga omnes (contra todos). Este efecto puede revestir dos modalidades: a)
que la norma inconstitucional quede automáticamente derogada; b) que la sentencia
irrogue la obligación de derogar la norma inconstitucional por parte del órgano que
la dictó.
En Argentina: En cuanto al órgano que lo ejerce el sistema jurisdiccional difuso. En cuanto a
las vías procesales la vía indirecta es la que se puede utilizar para provocar el control. Como
sujeto legitimado para provocar el control se reconocer al titular actual de un derecho
propio que se pretende ofendido, con la reforma del 94 se habilita la acción de amparo
contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a lo que refiere el medio ambiente,
el usuario y al consumidor, así como los derechos de incidencia colectiva en general. Los
sujetos legitimados para interponer esta acción son el afectado, el defensor del pueblo y la
unidad del ordenamiento jurídico a través del cual se asegura la compatibilidad de todas sus
normas: a nivel vertical (las inferiores deben adecuarse a las superiores) y a nivel horizontal
(las normas de igual nivel no pueden contradecirse, y, en su caso, prima la posterior en el
tiempo). La gradación de diferentes peldaños o niveles del ordenamiento jurídico que va de
mayor a menor especificación normativa a partir del acto de pura creación normativa,
pasando por sucesivos actos de creación-aplicación hasta culminar en los actos de pura
aplicación-ejecución del órgano público que se limita a ejecutar sin crear nuevo derecho
asociaciones que propendan a esos fines. En cuando al efecto, la sentencia declarativa de
cuatro primeros peldaños conforman la jerarquía dentro del derecho federal, el último
constituye la supremacía del derecho federal.
Bloque de constitucionalidad: el primer peldaño se encuentra conformado por un conjunto
de normas de igual jerarquía suprema pero no incluidas en un mismo cuerpo normativo, de
allí la importancia de esta noción de “bloque”. Por un lado, la Constitución Nacional desde el
Preámbulo hasta la última Disposición Transitoria (texto de 1853 con las reformas de 1860,
1866, 1898, 1957 y 1994), a la que se deben sumar, por otro, los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos con rango constitucional a partir de la reforma de
1994 que, como se analiza más adelante, a pesar de esa jerarquía suprema no integran el
texto constitucional y están sometidos a una rigidez un tanto menor que las normas del
texto de la Constitución. Para una cabal comprensión del concepto del acápite en nuestro
derecho remitimos al alcance de la expresión “jerarquía constitucional' introducida por la
reforma de 1994 (el art. 75, inc. 22, párrs. 2o y 3o, CN), donde también se analiza la regla
interpretativa del individuo más favorecido (esencial a nuestro bloque de
constitucionalidad) para armonizar la Constitución con los instrumentos internacionales
sobre derechos humanos constitucionalizados.
2. Todo Estado parte puede declarar que reconocer la competencia de la Comisión para
recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado parte alegue que otro
Estado parte ha incurrido en violaciones de los derechos humanos establecidos en
esta Convención. (Art 45).
Requisito:
1. Que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna conforme a
los principios del derecho internacional generalmente reconocidos. (Art 46, inc. A).
Procedimiento:
1. Si la comisión reconoce la admisibilidad de la petición, solicitará informaciones al
gobierno del Estado señalado como responsable de la violación. Si existe o subsiste
los motivos de la petición la Comisión realizará un examen y una investigación del
asunto planteado. Podrá pedir a los Estados cualquier información pertinente. De no
llegarse a una solución, la comisión redactará un informe en el que expondrá los
hechos y sus conclusiones, al transmitirlo puede formular las proposiciones y
recomendaciones que juzgue adecuada (Arts 48 y 50).
Tratados de Integración
El proceso integracionista en materia económica admite diversos grados, de menor a mayor
integración: zona de libre comercio, unión aduanera, mercado común, para alcanzar como
meta final una integración política. Es mucho más que un mero acuerdo para crear
obligaciones mutuas entre los Estados contratantes como tradicionalmente se conoció en el
derecho internacional. En la integración, los Estados transfieren parte de sus competencias
a nuevos órganos o entes regionales denominados “supranacionales” o “supraestatales”, en
el sentido de que ellos pueden imponer sus decisiones sin previo consentimiento y aun
contra la voluntad de cada Estado miembro. Este poder normativo sobre los Estados partes
coexiste con las autoridades internas de cada uno de ellos.
Caso Sojo
En el caso “Sojo” de 1887 (F. 32:120) se plantea por primera vez la presunta
inconstitucionalidad de una ley, en el caso por ampliar aparentemente la competencia
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originaria de la Corte (contradicción entre el derogado art. 20, Ley 48 y el ex art. 101, CN).
Por ello, en cierto modo es el equivalente del caso “Marbury” de los EE. UU. En “Sojo” se
reafirma la facultad de control aunque la mayoría de la Corte desestima la acción al
entender que no tenía competencia originaria en esa causa y que la norma invocada no la
ampliaba: expresamente no se pronuncia sobre la presunta incompatibilidad de la Ley 48
con el ex artículo 101 (actual 117, CN), pero sí dijo que si aquélla hubiera otorgado a la Corte
esa facultad habría sido inconstitucional.
Es una acción judicial (no un recurso): pone en movimiento el aparato judicial con el
fin de restablecer el ejercicio de un derecho o garantía y no se interpone para revisar
una resolución de un órgano inferior.
Es sumarísima: su trámite es de desarrollo rápido a efectos de otorgar protección
eficaz al derecho vulnerado.
Es de contralor de constitucionalidad: tiene por objeto -mediata o inmediatamente-
efectivizar la supremacía de la Constitución, pero de modo diferente a la excepción
de inconstitucionalidad porque se dirige a remover el obstáculo que -ilegal o
arbitrariamente- impide el ejercicio de un derecho por su titular a los efectos de que
dicho derecho pueda ser ejercido. Sin embargo, por medio del amparo -en
cualquiera de sus especies- también es posible plantear la inconstitucionalidad de la
norma en que se funda el acto u omisión lesiva.
Pone en movimiento el respectivo juicio: que siempre es contradictorio (son partes
en el mismo el demandante y el autor de la restricción) y sujeto al trámite
sumarísimo.
Remueve el obstáculo que impide el ejercicio de un derecho o garantía: funciona
como mandamiento judicial al autor de la medida restrictiva. De este modo, el
amparo participa, en cuanto a sus efectos, de la naturaleza de los mandamientos
judiciales del derecho anglosajón (writs). En tal sentido, el amparo se puede dar con
las siguientes modalidades: como mandamiento de ejecución (writ o f man damus),
para que quien restringió deje de hacerlo o para que se realice el acto debido que se
omitió; como mandamiento de prohibición (writ o f injunction), para que quien está
por cometer en forma inminente la restricción ilegítima se abstenga de hacerlo, y
como mandamiento de certeza, para despejar la incertidumbre originada por una
norma que se considera inconstitucional que amenaza con producir un perjuicio.
Acción de amparo:
Nació en 1957 por reconocimiento pretoriano de la Corte Suprema a partir del caso “Siri” (F.
239:459) contra actos de autoridad pública, y en 1958 con el caso “Kot SRL” (F. 241:291)
contra actos de particulares (ambos fallos se analizan al final del amparo individual). A partir
de allí una nutrida jurisprudencia fue fijando las limitaciones y alcance de la protección
hasta que en 1966 se dictó la ley de facto 16.986 que reglamentó el amparo sólo frente a la
autoridad nacional. Al siguiente año se completa la regulación legal para lesiones
provenientes de particulares (art. 321, CPCCN). Respecto a la primera reglamentación
nacional, vale considerarla como una ley de desamparo, de cara a las múltiples restricciones
contenidas en su texto, verdadera “involución de su perfil natal”.
Incorporado el amparo al texto constitucional en 1994 (art. 43, párrs. 1ro y 2do),
Garantías: Son el mecanismo por el que se limita y se pone un freno a la arbitrariedad y al carácter
unilateral de las acciones del Estado.
Las garantías constitucionales están también relacionadas con las garantías procesales, que
son las instituciones y los procedimientos de seguridad creados a favor de las personas,
precisamente para que dispongan de los medios para hacer efectivo el goce de sus derechos.
“Reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley”: Ahora se ha ampliado el alcance
de la protección a los derechos y garantías reconocidos también por los tratados y por las
leyes. Se trata de una protección amplia.
Hechos: Ángel Siri -director propietario del diario Mercedes, de la ciudad homónima de la
Provincia de Buenos A ires- interpuso en sede penal provincial un recurso que fue caratulado
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como de hábeas corpus; sostuvo que desde el 21 de enero de 1956 su diario se encontraba
clausurado con custodia policial, lo cual vulneraba la libertad de imprenta y de trabajo (arts.
14, 17 y 18, CN). El juez interviniente pidió informes sobre los motivos de la medida: al
comisario de Mercedes (quien contestó que la misma se tomó por orden de la Dirección de
Seguridad de la Policía provincial, pero no especificó motivos) y luego al jefe de Policía
provincial, a la Comisión Investigadora Nacional y al Ministerio de Gobierno de la Provincia
(todos respondieron ignorar las causas de la clausura y la autoridad que la dispuso). El juez
penal interviniente no hizo lugar al hábeas corpus debido a que este recurso sólo protege la
libertad física o corporal de las personas, y en el caso dicha libertad no sufría restricción. La
Cámara Penal de Mercedes confirma el fallo. Sentencia de la Corte', luego de requerir nuevo
informe sobre si continuaba la clausura del diario, lo cual fue ratificado por la policía, la
mayoría de la Corte revoca la decisión apelada y ordena hacer cesar la restricción al diario
clausurado; a tal fin utilizó los siguientes argumentos: a) Siri no interpuso un recurso de
hábeas corpus pues solicitó protección para la libertad de imprenta y de trabajo, la que se
hallaba evidentemente restringida sin orden de autoridad competente y sin expresión de
causa que justificara dicha restricción; b) que no es necesario que el legislador haya
reglamentado la protección de los derechos (es decir, que haya dictado la ley sobre amparo)
para que los jueces restablezcan la garantía invocada; “las garantías individuales existen y
protegen a los individuos por el solo hecho de estar consagradas por la Constitución e
independientemente de las leyes reglamentarias, las cuales sólo son requeridas para
establecer en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y
ocupación” como dice el artículo 18 CN; c) con cita textual del Manual de la Constitución
argentina de Joaquín V. González, la Corte dijo: “No son, como puede creerse, las
declaraciones, derechos y garantías simples fórmulas teóricas: cada uno de los artículos y
cláusulas que las contienen poseen fuerza obligatoria para los individuos, para las
autoridades y para toda la Nación. Los jueces deben aplicarla en la plenitud de su sentido,
sin alterar con vagas interpretaciones o ambigüedades la expresa significación de su texto”.
que Kot no había interpuesto hábeas corpus (argumento de la Cámara), sino un amparo,
garantía distinta que procura una protección expeditiva y rápida para los demás derechos
con base en el caso “Siri”; b) destacó que sólo en caso de legítima defensa o de estado de
necesidad pueden los particulares satisfacer una pretensión por mano propia (acción
directa) y que ningún precepto legal confería dicha facultad a los obreros; c) por ende, dijo la
Corte, la ocupación del establecimiento es manifiesta e indudablemente ilegal, y nada
autoriza a diferir los procedimientos ordinarios para la solución del conflicto gremial, pues
aun en el caso de que los obreros tuvieran toda la razón, sería siempre verdad que la
ocupación de la fábrica por ellos es ilegítima como vía de hecho no autorizada por nuestras
leyes; d) señaló el Alto Tribunal que no era óbice a la procedencia del amparo la
circunstancia de que la restricción a los derechos (de trabajar y propiedad) proviniese de
particulares y no de autoridad pública (como en el caso “Siri”) porque la garantía implícita
del artículo 33 CN no excluye de protección a dichas restricciones, lo mismo que el artículo
8o D. U. D. H. que expresamente invoca; e) en tal sentido, agregó la Corte que si bien los
constituyentes de 1853 tuvieron como inmediata finalidad la protección de los derechos
individuales contra excesos de la autoridad pública, ello fue porque en ese tiempo aquéllos
no tenían otra amenaza que la del Estado, pero considerando las condiciones en que se
desenvuelve la vida social de los últimos años se observa que hay una nueva categoría de
sujetos, con otra personalidad jurídica (los consorcios, los sindicatos, las asociaciones
profesionales, las grandes empresas), que acumulan un enorme poder material o
económico, a menudo opuesto al del Estado, y que representan, junto con el progreso
material de la sociedad, una fuente de amenazas para el individuo y sus derechos; f) en
consecuencia, siempre que aparezca, de modo claro y manifiesto, la ilegitimidad de una
restricción cualquiera a alguno de los derechos esenciales, así como el daño grave e
irreparable que se causaría remitiendo el examen de la cuestión a los procedimientos
ordinarios, corresponde que los jueces restablezcan de inmediato el derecho restringido por
la rápida vía del amparo.
La Corte en 1992 en el caso “Ekmekdjian c/Sofovich” (F. 315:1492) hizo nacer el amparo
colectivo sin necesidad siquiera de norma constitucional expresa e independientemente de
las leyes reglamentarias.
Acción de data
El hábeas data tiene por finalidad impedir que en bancos o en registros de datos se
recopile y/o disponga de los denominados datos “sensibles”: información relativa a
aspectos propios de la personalidad estrechamente vinculados con la intimidad y
privacidad de las personas (conductas o hábitos de vida personal o familiar, filiación
política, creencias religiosas, militancia gremial, desempeño en el ámbito laboral o
académico, entre otros).
La mera lectura del artículo 43, párrafo 3o CN muestra que la finalidad del hábeas
data (en cualquiera de sus modalidades: individual, colectiva o pública) no es única,
sino que puede ser múltiple y variada: “tomar conocimiento de los datos” y “de su
finalidad’, o exigir su “supresión”, o su “rectificación”, o su “confidencialidad", o su
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Hábeas corpus clásico: Esta especie se identifica con el tradicional objeto de esta
acción: la “libertad física”, como dice la Constitución, o la “libertad ambulatoria”
como lo hace la Ley 23.098. el arresto debe ser dispuesto por autoridad sin
competencia para ello de una forma ilegal (sin fundamento legal) o arbitrariamente
defensa enjuicio y el debido proceso (art. 18, CN), exigiendo que las
sentencias sean fundadas y constituyan, como ha dicho la Corte, una
derivación razonada del derecho vigente con aplicación a circunstancias
comprobadas de la causa.
2. Que la sentencia apelada por recurso extraordinario sea definitiva: Este requisito
propio surge del artículo 14, párrafo I", Ley 48. En principio, se entiende por
sentencia definitiva a aquellas resoluciones judiciales que dirimen la controversia
poniendo fin al pleito o haciendo imposible su continuación. Entonces, si bien la
sentencia final que decide el fondo del pleito se corresponde con este requisito
propio, éste es más amplio ya que puede alcanzar a otras decisiones judiciales
previas al final propiamente dicho, como serían las que resuelven una cuestión
incidental con el efecto señalado, primeramente.
3. Que la sentencia apelada por recurso extraordinario sea del tribunal superior de la
causa: Se refiere al tribunal que debe decidir en última instancia, dentro de la
respectiva organización procesal (en el ámbito federal o provincial), la cuestión
federal en disputa, o sea, sin recurso alguno ante otro tribunal, fuera de la Corte
Suprema. En suma, este recaudo se refiere al más alto tribunal de donde se pueda
obtener una sentencia. Su propósito es que se agoten todas las instancias posibles
dentro de la jurisdicción respectiva a fin de hacer efectivo el sistema judicial difuso
de constitucionalidad.
o En el orden judicial federal: por regla, en materias no penales son superiores
tribunales las Cámaras de Apelaciones ubicadas en todo el territorio del país.
o En el orden judicial provincial: es superior tribunal de la causa el Superior
Tribunal o Suprema Corte provincial. Ello es así, exista o no un recurso
previsto en el derecho local
Requisitos formales
1. Que la cuestión federal sea oportunamente introducida en el juicio: vale decir, en la
primera oportunidad procesal que permita a los tribunales pronunciarse sobre la
misma. No es lo mismo plantear la cuestión federal durante el proceso y en tiempo
oportuno (antes de consentirla) que interponer el recurso extraordinario luego de la
sentencia definitiva
2. Que la cuestión federal sea correctamente introducida en el juicio: la introducción del
caso federal debe ser planteada inequívocamente. Sobre este punto la Corte ha
dicho que: a) para introducir la cuestión federal no se necesitan términos
sacramentales, pero no basta hacer referencias generales, pues se requieren citas
concretas que determinen con precisión el derecho federal cuestionado; b) el
planteamiento de la cuestión federal no puede ser tácito: se requiere una invocación
expresa y categórica; c) es a la Corte a quien le corresponde decidir si la cuestión
federal fue correctamente planteada.
3. Presentarlo ante el superior tribunal de la causa: si bien este recurso es para acceder
a la Corte Suprema, se debe interponer ante el tribunal del cual emana la sentencia
definitiva que se pretende impugnar a través de él.
4. Autosuficiencia: Por escrito y fundado intelegiblemente, , quedando limitada ella a
considerar los agravios formulados en dicho recurso. No es suficiente la interposición
escueta del recurso. Dicho escrito debe contener: la relación de los hechos de la
causa; la afirmación del carácter definitivo de la sentencia y que ha sido dictada por
Lezcano Saavedra, Rafael.
López Echazarreta, Candela. 36
Teoría y Derechos Constitucionales. Cátedra A.
2. Sentencia arbitraria (misma cosa que hace adquirir a un fallo el status de cuestión
federal)
Per saltum:
Permite al justiciable acceder a la Corte Suprema sin cumplir el requisito propio del tribunal
superior de la causa. No es un recurso federal extraordinario.
UNIDAD 5:
Estabilidad del orden jurídico
La continuidad constitucional consiste en la persistencia temporal de las instituciones
políticas, no obstante los cambios, siempre que estos se realicen dentro y no en contra ni
al margen de las “instituciones norma” vigentes.
La estabilidad, o sea, la permanencia en el tiempo es característica de todas las
instituciones.
La estabilidad institucional implica la continuidad jurídica. La subsistencia de la institución-
cuerpo y de las instituciones-organo, solo cobra sentido a través de la continuidad de las
instituciones-norma. La continuidad jurídica es la vigencia persistente de las instituciones
norma.
La continuidad constitucional, es la vigencia y continuidad jurídica en el nivel de las normas
supremas y fundamentales (de la Constitución).
La continuidad constitucional no excluye el cambio siempre que se realice dentro y no
contra de las instituciones norma vigentes. O sea, cuando la validez de las normas nuevas se
funda en normas anteriores.
A través del estado de derecho el orden constitucional se presenta como integral y
continuo. La exigencia de un orden jurídico integral, sin brechas ni lagunas, exige que sea
continuo. Esto significa que la total actividad de gobernantes y gobernados tiene que estar
regulada efectivamente por el derecho, y tiene que estarlo permanentemente, no obstante,
los cambios que se produzcan en dicho derecho dentro de sus propios procedimientos.
Discontinuidad constitucional:
Se produce cuando además de que se violen las “instituciones normas”, no sé cumplen o se
cambien -en contra o al margen- de las instituciones normas vigentes, no se encuentre
remedio o reparación en la aplicación de las instituciones-normas vigentes. Cuando la
violación de algunas normas encuentra remedios en alguna institución-norma vigente,
entonces, no hay discontinuidad.
Existen dos tipos de discontinuidad constitucional
1. Si las instituciones normas pierden vigencia, siendo o no sustituidas por otras, como
consecuencia directa de la acción deliberada de ocupantes o usurpadores de los
cargos de gobierno.
2. Si ocurre lo mismo pero como consecuencia indirecta de que producidas ciertas
situaciones no encuentran remedio o reparación jurídica porque los encargados de
aplicar esas normas no lo hacen o porque no las hay.
Revolución:
Kelsen ha señalado que jurídicamente hay revolución cuando se produce el cambio de la
norma fundamental; cuando se produce la ruptura de la continuidad normativa de tal modo
que el orden jurídico no varía con arreglo a su ley inmanente, sino que es sustituido por un
orden distinto, que no puede derivar del anteriormente existente. El dato definitorio de la
revolución lo constituye la caducidad o destrucción de un orden constitucional por actos no
normados en el mismo.
Golpe de Estado:
Hay golpe de estado cuando como consecuencia de actos no encuadrados en las
instituciones normas existentes son depuestos los ocupantes de los cargos de gobierno que
habían sido designados de conformidad con aquellas, sin que ello importe la caducidad o
destrucción del orden constitucional anterior, sino, solamente la suspensión temporaria de
la plena vigencia de la Constitución en lo que se refiere a su aplicación a la organización y
funcionamiento de las instituciones-órganos.
Gobierno de facto:
La doctrina de facto:
Es una elaboración teórica desarrollada por los autores y por los tribunales con el objeto de
acordar, dentro de determinadas condiciones, validez jurídica a “instituciones-órgano” y a
“instituciones-normas” que no la tienen originariamente, por provenir de actos no
encuadrados en el derecho positivo vigente.
Art. 29.- “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas
provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del
poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las
fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta
naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen,
consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria”. Este
artículo surge como necesidad de limitar las facultades de los poderes ejecutivos, nacional y
provinciales, luego de que a Rosas se le otorgara la suma del poder público, violando la
división de poderes.
Art. 119.- “La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra
ella, o en unirse a sus enemigos prestándoles ayuda y socorro. El Congreso fijará por una ley
especial la pena de este delito; pero ella no pasará de la persona del delincuente, ni la
infamia del reo se transmitirá a sus parientes de cualquier grado”.