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El primer vestigio con el nombre de Austria es de 996, en el que está inscrito como

Ostarrîchi, refiriéndose al territorio de la marca de los Babenberg. El término occidental


«Austria» no es históricamente determinado, aunque, al parecer, es una traducción de
«Marchia orientalis», que solo llegó mucho más tarde.

En la Edad Media, el Imperio carolingio se estableció en la región. Desde el siglo X al XIII


Austria estuvo bajo el dominio de los Babenberg, que fueron sucedidos por la casa de los
Habsburgo, cuya historia a partir de este momento y hasta el final de la Primera Guerra
Mundial se funde con la de Austria.

Los siguientes siglos se caracterizan en primer lugar por la conformación del país. En 1156
el Privilegium Minus Austria eleva al territorio a la categoría de ducado. En 1192, la familia
Babenberg también adquirió el ducado de Estiria.

Con la muerte de Federico II en 1246, la línea Babenberg se extinguió. Otakar II de


Bohemia controló efectivamente la Prusia de Austria, Estiria y Carintia. Su reinado llegó a su
fin al ser derrotado en Dürnkrut por Rodolfo I de Habsburgo en 1278. De allí en adelante,
hasta la Primera Guerra Mundial, Austria fue en gran parte la historia de su dinastía
gobernante, los Habsburgo.

Habsburgo Editar

Escudo de armas de un Emperador Habsburgo


En los siglos XIV y XV, los Habsburgo empezaron a acumular otras provincias en las
proximidades del Ducado de Austria. En 1438, el duque Alberto V de Austria fue elegido
como sucesor de su suegro, el emperador Segismundo. Aunque el propio Alberto solo reinó
durante un año, a partir de entonces todos los emperadores del Sacro Imperio Romano
fueron Habsburgo, con una sola excepción.

Asimismo, los Habsburgo comenzaron a acumular territorios lejos de sus tierras


hereditarias. En 1477, el archiduque Maximiliano, hijo único del emperador Federico III, se
casó con la heredera de Borgoña y, por lo tanto, adquirió la mayor parte de los Países Bajos
para la familia. Su hijo Felipe el Hermoso, casado con Juana la Loca, heredera de la Corona
de Castilla y de Aragón, amplió las posesiones territoriales de los Habsburgo, sobre todo de
los españoles. En 1526, a raíz de la batalla de Mohács, los gobernantes de Austria
ampliaron sus territorios, con lo que la parte de Bohemia y de Hungría no ocupada por los
otomanos quedó bajo su dominio. La expansión otomana en Hungría dio lugar a frecuentes
conflictos entre los dos poderes, particularmente evidente en la llamada Guerra Larga de
1593 a 1606.

Mapa étnico del Imperio Austrohúngaro en 1910


En los siglos XVII y XVIII los Habsburgo ampliaron enormemente sus territorios ante la
descomposición del poder otomano (1699 y 1718), y los repartos de la herencia hispana
(1713-1714) y de Polonia (1772 y 1795). Los reinados de María Teresa I (1740-1780) y de
su hijo José II (1765-1790) fueron un periodo de gran desarrollo social y político en la
monarquía (abolición de la servidumbre, libertad de culto, abolición de la tortura, reformas
administrativa y judicial, centralización administrativa…), dentro del espíritu del Despotismo
Ilustrado.

Las guerras napoleónicas fueron una dura prueba para la supervivencia de la monarquía,
pero la victoria reforzó a los Habsburgo, que con su canciller Metternich se convirtieron en
los garantes de la restauración (1815-1848). El surgimiento de los nacionalismos y las
derrotas exteriores entre 1848 y 1866 llevaron a la reorganización de la monarquía,
naciendo el Imperio austrohúngaro que ocuparía el último periodo de la monarquía de los
Habsburgo (1867-1918). Periodo caracterizado por los problemas políticos entre las
diversas nacionalidades, pero también por un gran desarrollo económico y social, y un
mayor desarrollo aún en el ámbito de la cultura.El nombre del país proviene del latín Austria
(antes de 10 tu02). El alto alemán antiguo Ōstarrīhhi (alemán moderno Österreich)
literalmente = 'Reino del Este', de östar 'del este' (del germánico austra-, del indoeuropeo
aus- 'brillar' (misma etimología que Este, el punto cardinal) + rīhhi 'reino', del germánico
rīkja. El nombre Austria deriva de una errónea latinización de la palabra germánica “Este”
(Öst) en “austrō” o “auster” (metafóricamente significan austral – austrālis- o meridional).[8]
El primer manuscrito que registra esta denominación es el "Ōstarrīhhi document" del año
996 suscrito por el emperador Otón III como nombre popular de la región que se llamaba
entonces oficialmente Ostmark.[9] La finalidad del texto era determinar el territorio
gobernado por el conde de Babenberg Enrique I e, igualmente, someterlo a la jurisdicción
del obispo de Frisia. La zona indicada en el documento corresponde mayormente al actual
estado austríaco (Land) llamado Búrguenland.

El término Ostarrîchi, de donde deriva Österreich/Austria, se originó probablemente en la


denominación latina del territorio: Marchia Orientalis. Su traducción es marca oriental o
límite oriental, ya que su situación geográfica la situaba en el límite sudoriental del Sacro
Imperio Romano Germánico. Esto motivó que Ostmark haya sido un nombre alternativo
para dicho territorio.[10] Sin embargo, el historiador austríaco Friedrich Heer, en su libro Der
Kampf um die österreichische Identität (La lucha por la identidad austríaca), sostiene que la
denominación germánica Ostarrîchi no fue una traducción de la denominación latina de
Marchia Orientalis. Su origen se remonta a 2500 años antes de Cristo con la cultura celta de
los Hallstatt, que denominaron a la zona como Norig, en que No- o Nor- significa oriental, y
Rig, que es el origen de la palabra alemana Reich, puede traducirse como dominio o
territorio. La conquista romana habría latinizado el nombre como Noricum, pero sin perder el
significado intrínseco, lo que habría determinado el nombre primitivo de Ostarrîchi y, con
ello, las actuales denominaciones de Österreich y Austria.

Historia Editar

La Venus de Willendorf, la escultura más célebre de toda la Prehistoria, fue encontrada en


Austria.
Artículo principal: Historia de Austria
Historia de Austria
• Babenberg
• Habsburgo
• Sacro Imperio Romano Germánico
• Imperio austríaco
• Imperio Austrohúngaro
• Austria Alemana
• I República
• Austrofascismo
• Anschluss y Ostmark
• Austria ocupada
• II República
Cronologías
• Imperio austrohúngaro

En tiempos prehistóricos, la tierra de Europa central que es ahora Austria fue ocupada antes
de la romanización por diversas tribus celtas. Estuvo habitada inicialmente por ilirios, a los
que más tarde se sumarían celtas procedentes del norte. El reino celta de Noricum fue
reivindicado por el Imperio romano como provincia. A partir del año 15 a. C. pasó a ser una
provincia del Imperio romano.

En la decadencia del Imperio (siglo IV), hunos, godos, lombardos y vándalos cruzaron la
frontera en varias ocasiones. Después de la caída del Imperio romano, la zona fue invadida
por los bávaros, eslavos y ávaros.

Alta Edad Media Editar


Durante el periodo de las grandes migraciones, los eslavos, más específicamente los
actuales eslovenos, emigraron a los Alpes al iniciarse la expansión de los ávaros en el siglo
VII, mezclándose con la población celto-románica, y establecieron el reino de Karantania,
que abarcaba gran parte del territorio austríaco del este y central. Mientras, la tribu
germánica de los bávaros se había hecho fuerte en los siglos V y VI en el oeste del país y
en Baviera, en tanto que el actual Vorarlberg había sido fundado por los alamanes. Estos
grupos se mezclaron con la población retorrománica.

Bajo la presión de los ávaros, Karantania perdió su independencia ante Baviera en 745 y
pasó a ser un margraviato. Durante los siglos siguientes, los asentamientos bávaros
descendieron por el Danubio y ascendieron por los Alpes, un proceso por el cual Austria
pasó a ser el país de habla germana que es hoy en día.

Los bávaros pasaron a estar bajo el control de los Carolingios y, en consecuencia, formaron un
Ducado del Sacro Imperio Romano Germánico. El Duque Tasilón III de Baviera, que quería mantener
la independencia bávara, fue derrotado y el poder pasó a Carlomagno en 788La historia de Japón (日
本の歴史 o 日本史 Nihon no rekishi / Nihonshi?) es la sucesión de hechos acontecidos dentro del
archipiélago japonés. Algunos de estos hechos aparecen aislados e influenciados por la naturaleza
geográfica de Japón como nación insular, en tanto que otra serie de hechos, obedece a influencias
foráneas como en el caso del Imperio chino, el cual definió su lenguaje, su escritura y, también, su
cultura política. Asimismo, otra de las influencias foráneas fue la de origen occidental, lo que
convirtió al país en una nación industrial, ejerciendo con ello una esfera de influencia y una expansión
territorial sobre el área del Pacífico. No obstante, dicho expansionismo se detuvo tras la Segunda
Guerra Mundial y el país se posicionó en un esquema de nación industrial con vínculos a su tradición
cultural.
La aparición de los primeros habitantes humanos en el archipiélago japonés data del
Paleolítico aproximadamente 35 000 años atrás.[1] Entre los años 11 000 y 500 a. C. dichos
habitantes desarrollaron un tipo de cerámica, llamado «Jōmon», considerada la más antigua
del mundo.[2] Posteriormente apareció una cultura conocida como «Yayoi», que utilizaba
herramientas de metal y cultivaba arroz. En ella existían varios cacicazgos, aunque
sobresaldría el de Yamato.[3] En siglos posteriores los gobernantes de Yamato afianzaron
su posición y comenzaron a expandirse por el archipiélago bajo un sistema centralizado,
doblegando a las diversas tribus existentes, alegando su descendencia divina. Al mismo
tiempo, el gobierno central comenzó a asimilar costumbres de Corea y de China. La rápida
imposición de tradiciones foráneas produjo una tensión en la sociedad japonesa y en el año
794 la corte imperial fundó una nueva capital, Heian-kyō (actual Kioto), dando origen a una
cultura propia altamente sofisticada proveniente de la aristocracia. No obstante, en las
provincias el sistema centralizado fue un fracaso y se inició un proceso de privatización de
tierras, dando como consecuencia un colapso de la administración pública y la ruptura del
orden público. La aristocracia comenzó a necesitar la ayuda de guerreros para la protección
de sus propiedades, dando origen a la clase samurái.

Minamoto no Yoritomo asumió en 1192 el liderazgo de Japón, instaurando la figura del


shogunato como una institución militar permanente que gobernaría de facto durante casi
700 años. El estallido de la Guerra Ōnin en 1467 provocó una cadena de guerras que se
extendieron por Japón, periodo que culminó en 1573, cuando Oda Nobunaga comenzó a
unificar el país, pero no pudo terminar la tarea debido a que fue traicionado por uno de sus
principales generales. Toyotomi Hideyoshi vengó su muerte y culminó la unificación en
1590. A su muerte, el país volvió a dividirse en dos bandos, los que apoyaban a su hijo
Hideyori y los que apoyaban a uno de los daimyō principales, Tokugawa Ieyasu. Ambos
bandos se enfrentaron durante la batalla de Sekigahara, de la cual Ieyasu salió con la
victoria, siendo nombrado oficialmente shōgun en 1603, instaurando el shogunato
Tokugawa. El período Edo se caracterizó por ser pacífico, y por la decisión de cerrar las
fronteras para evitar el contacto con el exterior. El aislamiento terminó en 1853 cuando el
comodoro Matthew Perry obligó a Japón a abrir sus puertas y firmar una serie de tratados
con las potencias extranjeras (llamados «Tratados Desiguales»), lo que ocasionó malestar
entre algunos samuráis, quienes apoyaron al emperador para que retomara su
protagonismo en la política.

El último shōgun Tokugawa renunció en 1868, dando comienzo a la era Meiji, llamada así
en honor al emperador reinante que asumió el poder político. Se inició la modernización del
país abandonando el sistema feudal y el de los samurái, la capital fue trasladada a Tokio, se
inició un fuerte proceso de occidentalización y Japón emergería como el primer país asiático
industrializado. Surgió un proceso de expansionismo territorial hacia naciones vecinas, lo
que los llevó a enfrentarse militarmente al Imperio ruso y al Imperio Chino. A la muerte del
emperador Meiji, Japón se había convertido en un estado moderno, industrializado, con un
gobierno central y como potencia dentro de Asia, rivalizando con Occidente. Hubo una
explosión social debido al crecimiento económico y poblacional y comenzó a ganar terreno
el extremismo político y hacia la década de 1930 se aceleró la expansión militar,
confrontando con China por segunda vez. Tras el estallido de la guerra en Europa, Japón
aprovechó la situación para la anexión de otras zonas de Asia. Durante el año 1941 las
relaciones diplomáticas entre Japón y Estados Unidos eran tensas, ya que el presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt había bloqueado los suministros petrolíferos a
Japón y había congelado todos los créditos japoneses en los Estados Unidos. El 7 de
diciembre de 1941 Japón atacó Pearl Harbor, con lo que este país entró a la Segunda
Guerra Mundial como parte de las «Potencias del Eje». A pesar de una serie de victorias
iniciales, derrotas frente a los Aliados en batallas como la de Midway cambiaron los papeles
en el escenario del Pacífico. Después de los terribles bombardeos atómicos sobre
Hiroshima y Nagasaki Japón presentó su rendición incondicional, por lo que estuvo ocupado
por fuerzas estadounidenses, las cuales desmantelaron el ejército, liberaron las zonas
ocupadas, el poder político del Emperador fue suprimido y el primer ministro sería elegido
por el parlamento.

● En 1952 Japón recuperó su soberanía tras la firma del Tratado de San Francisco y
creció económicamente con la ayuda de la comunidad internacional. Políticamente,
el Partido Liberal Democrático, de tendencia conservadora, estuvo gobernando de
manera casi ininterrumpida durante la posguerra. Con el inicio de la era Heisei,
Japón sufrió una recesión económica en la década de 1990 y socialmente se
enfrentó a un descenso de la natalidad y al rápido envejecimiento de la población.
En los primeros años del siglo XXI, Japón ha comenzado a reformar las prácticas
que regían desde la posguerra a la sociedad, al gobierno y a la economía.

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