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Relación social y dominación: espacios que confrontan la vida en sociedad

Realizado Por: Tania Gisel Sastoque Martínez

Código: 2131507291

Teorías del poder

Profesor: Leopoldo Munera

Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá

Facultad de Derecho Ciencias Políticas y Sociales

Bogotá, 29 de enero de 2020


Realizar una reflexión rápida sobre la vida en sociedad no es una tarea sencilla, aún más
teniendo en cuenta los procesos históricos sin resolver o aquellos que son sujeto de múltiples
versiones con los que aún convivimos. La convivencia humana debería resultar una tarea
simple de realizar si se piensa en que ya hay patrones de organización establecidos, donde los
excesos de poder están ajustados y ya no serán posibles. Que con el tiempo, el orden se hizo
de maneras similares, en algunos lugares del planeta, adaptados a contextos específicos y en
otros tantos adheridos forzosamente para su funcionamiento y vinculación con aquello que se
encontraba en tendencia mundialmente. Las diferentes realidades con las que se conviven en
el mundo, hablan de lo variable que puede ser enfrentarse a un proceso de reflexión y
comprensión de la vida, son múltiples las versiones que nos hablan de cómo pueden
entenderse estas diferenciaciones, el funcionamiento de la sociedad y porqué tras bambalinas
se esconde la necesidad de mantener el proceso social tal y como se ha establecido con el
tiempo.

Una de las versiones a tratar, es una que actualmente se ha logrado involucrar con nuevos
estilos de vida que acogen el yoga, la meditación, la astrología, entre otros, como parte que
combina y permite llevar a la finalidad que está teoría de la vida postula es la Planificación
Prenatal (PP). Una postura que nos habla del plan del alma, aquel realizado antes de nacer,
aquel que aunque padres planeen para sus hijos antes de nacer una opción, está ya se
encuentra adelantada, su destino se encuentra ya planeado con posibilidades de cambio que el
libre albedrío permita, sus razones finales son el bienestar, la elevación de la conciencia, es,
lograr conseguir el crecimiento almico. Dentro de la academia (planteamientos ya no tan
abstractos para algunos) hay varias versiones que nos hablan también de cómo se supone
funciona la vida en sociedad, qué la hace ser como tal y qué puede identificar y hacer al ser
humano elegir, guiarse y desarrollarse de la manera en que lo realiza. De manera que, nos
encontramos con el funcional estructuralismo de Niklas Luhmann, quien logra desarrollar una
teoría sobre la vida dentro de un sistema social, cuyo fin con pretensión de universalidad, es
que se comprenda el funcionamiento del sistema social, hacerlo más sencillo. No se trata de
lo ontológico, se trata de su funcionamiento, de lo contingente, de reducir lo complejo al
complejizar el sistema.

De otro lado, se encuentran Michel Foucault y Judith Butler que desde una perspectiva más
crítica intentan acercarse a un proceso más de raíz, de intentar dilucidar cuáles son los efectos
para el ser humanos envueltos en relaciones de poder, relaciones que los producen y los
vuelven sujetos. Claro está que cada uno lo presenta desde perspectivas diferentes y con
nociones que terminan por distanciarse ya que Butler se va a una perspectiva macro, aquello
que discursivamente crea un efecto, Foucault por su parte se remite a los espacios micro que
permiten responder qué hace legítimo un poder. La intención con el presente escrito es
intentar hacer un acercamiento a lo que se supone es la realidad social con la que convivimos
a diario, trayendo a colación algunos de las nociones que cada una de estas posturas
presentan. Para hacerlo, en primera medida, se desarrollará un análisis basado en el eje
analítico relación social, dicho apartado se desarrollará sobre éste, con el fin de entender
cuáles son las implicaciones para el ser humano si se apega al funcionamiento que cada una
de las visiones desarrolla. En segunda instancia, se presentará una discusión sobre el eje de la
dominación cuya finalidad se conecta con la anterior, pero también me es relevante dilatar las
ideas que han llevado a que la dominación sea reducida a espacios de violencia manifiesta,
separando el poder de la misma en ocasiones o anexándola como una característica que en
estos tiempos ya no es necesaria de utilizar. Finalmente se harán algunas conclusiones,
esperando haber logrado tejer y vincular las visiones para acercarnos a aquello que puede ser
la vida en sociedad.

Relación social: función, relaciones de poder y bienestar

Para iniciar este aparte, cabe mencionar que cada una de las “teorías” se postula respecto a lo
que en las mismas se catalogaría como la relación social de acuerdo a lo que conciben como
tal, es decir se percatan de explicar cada componente para así señalar que es lo que circunda
en la relación social. De manera que, por ejemplo, para algunos será el “orden”
(organización social) algo que pueda existir pero que en su desarrollo tiene una finalidad que
cambia, veamos: para Luhmann el orden es funcional, aquel que permite descomplejizar y
acabar con el conflicto; para Foucault este “orden” sujeta, constriñe y objetiviza, te separa de
ti mismo; en la PP el orden confronta, permite el crecimiento y la reflexión del ser; con Butler
el orden te encierra, categoriza, te construye y personifica.

Así las cosas, quedan dudas respecto a los componentes que por ejemplo en Luhmann se
refiere con descomplejizar y acabar con el conflicto, ¿es acaso una de las herramientas de
constreñimiento y objetivación a las que Foucault hace referencia? ¿O simplemente es un
camino que el ser humano halló para alcanzar su crecimiento almico? ¿Es más bien el
resultado de un proceso de construcción del sujeto? Son interrogantes que de manera singular
no tienen relevancia para Luhmann porque al final su propósito se aleja de lo ontológico, su
interés es netamente funcional, (aun sin querer decir que las demás nociones acepten que hay
una versión inicial de lo que es el ser, porque al final, ¿quién sabe qué es el ser?) pero mirar
los otros ámbitos a los que hacen referencia las otras perspectivas va en contradicción de lo
que éste pretende alcanzar. Es así como Luhmann da inicio a una “discusión” que nos lleva a
polos extremos, mirando desde su análisis hasta el de Butler y Foucault, y el de una mirada
que da impresión de ser neutra, sin embargo, al parecer solo espera sacar provecho de cada
postulado.

Por consiguiente, me referiré en primera instancia a la binariedad un término que en cada una
de las perspectivas parece mantener un carácter relevante, y que surge de manera
contradictoria ya que aquello a lo que Luhmann se refiere como el sistema en su interior crea
códigos únicos respecto a los demás, son binarios, cada uno de estos en su definición nos
habla a la vez de su contrario y este a su vez permite con ello alternativas de evitación. El
poder visto en este sistema social se encuentra al interior de la principal operación, la
comunicación, es un mecanismo que permite que la sociedad permanezca. De hecho, es aquel
medio simbólico que “para asegurar que las experiencias que hace Ego con sus propias
selecciones se conviertan para Alter en premisas de sus propias selecciones” (Torres
Nafarrete, 2004, pág. 100). Los códigos son entonces un modo en el que el sistema se
organiza, en cada subsistema es entonces posible hallar codificaciones, entre ellas en el
ámbito de lo jurídico lo ilegal y legal, es allí donde el individuo va a entrar a interactuar y
relacionarse, entendiendo que la relación social, ese primer contacto que nos permite
relacionarnos con el otro es la comunicación, sin esta no hubiera sido posible que el sistema
funcionara.

Dichas presunciones de orden Luhmaniano tan solo constriñen y sujetan al ser humano, en el
entendido que es debido a estos significados que a nivel jurídico han sido, hablando en
nociones desde Butler con la performatividad, desarrolladas históricamente y que a través del
discurso se han establecido y mantenido consecutivamente en el tiempo a través de la
repetición, que produce un régimen dado que intenta regular la experiencia, es el poder visto
como discurso, es el poder que no solo es comunicación, que tampoco es sujeto que actúa, ni
mucho menos ser humano con un poder divino que comprende y acepta la sujeción para un
crecimiento almico como experiencia metafísica y después de la muerte que ni siquiera nos es
comprobable que exista. Esta binariedad en términos foucaultianos se desarrolló como
mecanismo de control desde el ejercicio del poder soberano, para posteriormente pasar al
disciplinamiento. Pero más allá de esto, las lógicos que son concebidas desde la PP nos
reducen a un poder pastoral que el estado moderno a adoptado como una “nueva forma
política” (Foucault, 1991, pág. 63), aquel que reivindica a la divinidad y hace al ser humano
vivir bajo las lógicas del miedo, haciéndolo vivir primero por ellos y en instancias que en su
supuesto crecimiento su energía va a transmutar en la mejoría y bienestar social. Pese a ello
en la PP queda inscrito que

te encuentras aquí en la Tierra no solo para ayudarte a ti mismo, sino para hacer una
contribución a humanidad. (…) El propósito de mi vida fue presentar y transmitir la
energía Crística, que es más grande que yo, a otras personas que, a su vez, la
transmitirán a otras. Mi venida tuvo como objetivo traer las semillas de una nueva
conciencia. (Schwartz, 2013, pág. 147)

Es una manera de ver el cambio menos catastrófica, de relacionar que aunque a la vista de los
ojos humanos parezcan injustas, en la realidad son procesos que son necesarios para acabar
con el control sobre los otros y nosotros mismos, para abrirnos a la homosexualidad como
una decisión de vida y algo natural. Aquello que se refiere hoy a por ejemplo, un ser humano
que nace en la completa desigualdad, no es sinónimo de resistencia, es más bien reconocer,
aceptar y cambiar quien soy para alterar la realidad en la que convivo, no es un proceso
rápido, es un cambio que se da con lentitud pero que tendrá un gran alcance.

Por otro lado, la función, la forma que adquiere la relación social en el sistema social
luhmanniano se reúne a grandes rasgos en que su principal operación es la comunicación
(entre agentes), donde la articulación del sistema responde a necesidades y de ellas surge la
función del mismo. Ahora bien, este es autorreferente, solo tiene en cuenta aquello que se
encuentra al interior del sistema para su operación, es decir, en este sentido está clausurado.
Por otro lado, la función lo hace abierto, en el sentido de que ante las contingencias del
entorno puede transformarse y complejizarse, el conflicto es una aparente forma de evolución
para el sistema en tanto que el mismo se debe lograr suprimir lo más posible. Es relevante
mencionar esta descripción puesto que resuena con las otras versiones, puesto que entender
de manera tan estática la sociedad, confluye con las lógicas que imperan en la sociedad, se
puede hasta evidenciar que aquello que él mismo refiere como evolución es tan solo un
proceso de lectura a las posibles luchas sociales, aquello que es permitido darse pero tan solo
como ayuda para permitir al sistema hallar más códigos dentro del subsistema para moldearlo
y articularlo nuevamente, hacerlo cada vez más cerrado. No permitiría en tanto lograr mover
aquello que históricamente se ha establecido, en referencias de Foucault “más que ser la
forma del decir o del pensar, la imagen pensamiento es la fuerza de un espacio y un tiempo
que relacionan automáticamente una idea y otra idea, un pensamiento y un objeto, un autor y
un lector, etc. (Garavito, 1991, págs. 20-21). Noción que se relaciona con lo dicho
anteriormente desde Butler.

Pero entonces ¿qué es aquello que realmente se tiene en cuenta dentro de la autoreferencia en
Luhmann? Es acaso aquella imagen cerrada que presenta la PP en tanto que reúne la realidad
en espacios que son necesarios para ser, pensémoslo así, admitamos que hay un plan de vida
en que la relación social con los otros se da con el fin principal de cumplir aquello con lo que
planificación almica establece, llegar pues a ese destino. Pero entonces, ¿qué pasa si nada se
altera? ¿Qué pasa si aceptamos categorías y así las perpetuamos? ¿No sería mejor evitar
pensar en la mundo como experimento? Porque si se tiene el poder de establecer la realidad,
deberíamos evitar hacer del ser humano un sujeto que lo separa de sí. Hablar de tal manera,
es aceptar por ejemplo, aquel ejemplo que es mencionado por Butler (2007) sea “quizás el
sujeto y la invocación de un «antes» temporal sean creados por la ley como un fundamento
ficticio de su propia afirmación de legitimidad” (pág. 48). Es por tanto, un mecanismo que
como en Luhmann crea un sujeto pero que una vez establecido, refiere a que en realidad no lo
hay, sin embargo, a donde quiera que vayas ya estas siendo cualificado y estigmatizado como
aquello, que por ejemplo, jurídicamente ya se encuentra contemplado como tal, es un
lenguaje que en vez de permitir un “funcionamiento libre y descomplejizado” crea un campo
de poder que no permite posición fuera del mismo.

Veamos por ejemplo finalmente que, la relación social se ve envuelta en un alejamiento de lo


que se supone como su propia humanidad, de aquellos agentes, sujetos y seres humanos de
acuerdo a cada visión. Esto es explicado desde la PP en el sentido de que si se mantienen en
el tiempo cuestiones como la desigualdad, es porque nos hemos alejado de aquello que
supondría debería ser la principal norma de conducta del ser humano, la empatía. Ello que
nos permite permanecer cada vez más de cerca con nuestro propio poder para realizar un
cambio, porque no se trata de un proceso desde mí y para mí, es un proceso en mi que
repercute en el otro. Pero entonces ¿es así? O acaso ¿qué es humanidad? Porque fácilmente
puede ser otro significado que permanece en el tiempo y es prolongado, veámoslo así desde
el campo preciso del género con Butler actuamos como si ser hombre o mujer fuera realidad
interna, cuando en realidad es “un fenómeno producido y reproducido todo el tiempo”, nadie
es un género (por eso el género es performativo)”1. Esto que una vez es enunciado conlleva
poder y este poder crea lo que se supone deberíamos ser de acuerdo a esta referencia, nuestro

1
Recuperado de: bigthink.com/judithbutler https://bigthink.com/u/judithbutler
comportamiento en la relación social de acuerdo a las categorías que nos son impuestas. Es
por tanto que, no somos sujetos porque simplemente hay formas que en el ejercicio del poder,
en el disciplinamiento y el control de los cuerpos promueven y crean formas de vida, va más
allá de esta lógica material institucional, porque sin la permanencia del discurso y del
significado del mismo en todos la sujeción no sería tan potente como se ha planteado.

Ahora bien, puedo seguir haciendo el intento de realizar un proceso de análisis que confronte
una postura con la otra pero sin embargo, las debilidades de una y otra tan solo se fundan en
la concepción que para cada una es su columna vertebral. En este sentido, la comunicación
siempre va a ser el principal puente de funcionamiento para el sistema social en Luhmann,
pese que para Foucault sea una espacio último, que puede producir efectos de poder, éste por
tanto, no es encuentra insertado en la comunicación como tal, es un ejercicio que actúa sobre
una acción. Por otro lado para Butler el poder se va a presentar como discurso que permanece
en el tiempo y que es producto de su reproducción, no es entonces un ejercicio desde un
sujeto que produce la acción en otro, haciendo que el otro haga algo que por sí mismo no
haría. Porque en lo performativo se da la sensación de voluntad, de que nace hacerlo porque
es lo que soy, cuando en la realidad solo me muevo en esa dirección porque desde que nací
solo entiendo que eso soy, aunque la autora acepta que si estamos en relaciones de poder tal y
como lo comenta el mismo Foucault, lo cual implicaría que sin importar los procesos que se
hagan críticamente sobre lo que nos vuelve sujetos de una categoría al final siempre
acabaremos prescritos sobre esta lógica.

Para dar cierre a este aparte, me quedo aún con ganas de explorar más a profundidad
nociones como la de Butler, en el sentido de que la misma tiene valor esencial en romper con
aquello que se encuentra establecido como verdad absoluta. Me parece que su lectura en la
relación social es una caracterización del proceso que hemos estado viviendo desde hace
aproximadamente cincuenta años con algo más de fuerza, con esa firmeza interna de los seres
humanos por reivindicar lo que en su mente se encuentra de lo que sienten que son en
realidad. En abrirse a lo que muchos llaman rebeldía, a apropiarse de la creación de los
nuevos espacios del ser, sin embargo, pienso que su llamado en la reivindicación desde el
género, que ojo, no sólo se asume hacia ese ámbito, puede conducir a perpetuar nuevamente
un estilo de aceptación de la diversidad, que puede estar negando convicciones que para
muchos van más allá de lo estipulado en el tiempo y que para los mismos sí hacen parte de su
sentir. De otro lado, la planificación prenatal nos invita a comprender la relación desde un
punto de vista más empático, cuál es la consecuencia de concluir la sociedad como sistema
social y que lo aproximemos como verdad única, o qué consecuencias trae abrirnos a
reivindicaciones que terminen por negar otras formas de existencia, y finalmente cómo es útil
hablar de un sujeto constante sin que esto intensifique la sujeción. Pese a ello la PP, no deja
de ser una visión que en el rollo de alejar la dinámica material de la existencia para
derivarnos en estilos de vida cada vez más espirituales, si consigue perpetuar discursos
religiosos que como dice Butler han permanecido en el tiempo y han creado realidades, aun
cuando la PP busque un propósito quizá completamente distinto.
De Luhmann me es valioso rescatar el nivel de clausura al que se refiere en el sistema social,
porque aunque en muchos casos cueste aceptar, somos seres que hacemos parte de una gran
maquinaria a la que él denomina sistema social, en donde fungimos como recursos que le
permiten al sistema existir. Al final lo es así, pero no implica que su visión sea positiva, que
su tarea de universalizar, normalice y nos lleve al extremo de creer ciegamente en que somos
tan solo un instrumento o que es nuestro papel en la sociedad, en el que somos importantes
para que el sistema siga funcionando. Por otro lado, Foucault permite abrir en mayor medida
la perspectiva sobre lo que son las relaciones de poder, la latente zozobra con la que
permanecemos por hacer parte de un proceso que nos lleva a preguntarnos ¿cuáles son mis
espacios reales de decisión, de lo que yo quiero ser, sin tener que terminar finalmente como
un producto que le sea funcional a un sistema que al parecer solo me absorbe? En otra vía,
dentro de la perspectiva de este autor que permite comprender bien cómo funciona el
ejercicio de poder a través de la genealogía que realiza, nunca es abierta una noción sobre la
opción que podemos tener como sujetos para salir de allí, para lograr quitarnos las anteojeras
de la sujeción que parece imposible de desarraigar. Al haber desarrollado un poco el eje de
relación social en las dimensiones aquí relacionadas, es inevitable quedar con la sensación de
que permanecemos sujetos quiérase o no a una dinámica social que en vez de abrirse a
nuevos espacios fuera del encasillamiento, siempre terminaremos por caer nuevamente en
otros al punto de llegar a no ser.

Dominación y no dominación: espacios de fuga, resistencia, subversión y libre albedrío

Al parecer hablar de dominación es un procedimiento que requiere cuidado y que con el


tiempo ha quedado hasta cierto punto relegado de lo que se supone es actualmente la vida en
sociedad. Puesto que la misma se ha suavizado o se ha relegado a términos de una violencia
que confluye como algo que es visible, algo que realmente no tenga la necesidad de ser
mencionado, porque siempre hay posibilidades de elección, lo que por tanto, no nos hace
seres que estemos inmersos en una relación de dominación. Podemos contar que desde que
exista democracia, desde que haya espacios de comunicación habrá entonces decisión propia,
¿será entonces que el final de los Estados autoritarios y dictatoriales dio fin a las relaciones
de dominación? Veamos entonces, cómo cada una de las posturas explica el funcionamiento
de la dominación, en qué consiste y si realmente está se ha logrado apartar, o si está
dimensión se ha vuelto un tanto menos catastrófica que en aquellas anteriores versiones que
en la teoría del poder se lograban observar.

De manera que, Luhmann describe la dominación como algo que ya no sería posible, puesto
que el poder como dominio no juega un papel en la evolución; por su parte Foucault habla de
la misma como algo que puede o no pasar, es un posible producto del poder, en tanto se
encuentre la resistencia no habría dominación; en la PP la dominación se presenta desde la
perspectiva del dominio propio y de las circunstancias, es algo más interno, en donde es
aceptable tener un relación de dominación, un ámbito que permite aprendizaje pero solo lo es
si me domino a mí mismo y logró salir de allí; finalmente, Butler admite la dominación en
términos del determinismo, de significados que se mantienen en el tiempo, que se naturalizan,
que nos sujetan y nos obligan a creer que somos determinada categoría (pese a que no utilice
demasiado dicha referencia), sin embargo la subversión nos posibilitaría tener nuevas
alternativas. Al parecer las tres últimas visiones concuerdan en que siempre hay una salida,
sus distanciamientos los vamos a encontrar en las referencias a la libertad, porque ¿es acaso
libertad tener posibilidades? ¿Cómo la creencia del destino nos hará libres? ¿Cómo reunir la
libertad en resistencia es realmente esto?

Foucault se refiere a que el poder “no es en sí una renuncia a libertades, es una transferencia
de derechos, la delegación de pocos del poder de cada uno y de todos (...)” (Foucault, 1991,
pág. 83), y se ejerce sobre estructuras permanentes por lo que no es una cuestión de
consentimiento. No es por tanto, una cuestión que se resuelva en tanto tengamos
posibilidades de elección dentro de los diferentes subsistemas, pudiendo desplazarnos de uno
hacia otro. Ser libre no va en sintonía tampoco con lo que se refiera al libre albedrío en la PP,
qué es acaso esto cuanto tan sólo se refiere en una posibilidad de elegir algo diferente a lo que
ya viene estipulado como el destino en mí vida, cuando es cierto que habrá otras formas de
sujetarnos. Es de tener claro que no es posible pensar en que haya relaciones de poder sin
“(…) sublevación y una cierta obstinación esencial sobre la parte de los principios de la
libertad, no hay relación de poder sin los medios de escape o posible fuga” (Foucault, 1991,
pág. 100). De hecho Butler se encontraría en sintonía con Foucault respecto a su
diferenciación con las otras dos perspectivas puesto que “la libertad, la posibilidad y la
capacidad de actuación no son de índole abstracta y no preceden a lo social, sino que siempre
se establecen dentro de una matriz de relaciones de poder” (Butler, 2002, pág. 61).

En consecuencia, la desantropologización que realiza Luhmann sobre el ser humano en el


sistema social ya resta los grados de libertad al que él mismo acude cuando se refiere a que al
estar inmerso en el sistema le da las características de complejidad que el sistema ya posee, es
en el sistema que dado su funcionamiento y posterior estructuración que se logra
descomplejizar y llevar a cabo una “especie” de armonía en la que el sistema como tal
absorbería el conflicto descomplejizando y llevando todo a parámetros manejables. Dicha
cuestión no es tan alejada a aquella que nos estaría proponiendo Foucault con latencia sobre
la violencia, permanencia que reúne la problemática en sociedad a una forma de conflicto que
no altere por decirlo de algún modo aquellas estructuras que permanecen socialmente. Pero
entonces ¿sería la dominación tan sólo algo que no permitiría la evolución del sistema, es real
que no se está siendo dominado? La realidad es que en la influencia social como aquellas
disposiciones comunicativas en la sociedad que buscan cambiar el comportamiento, para no
hacer uso de la violencia física en primer lugar. Esta misma, permite absorber la
incertidumbre lo que refiere a traer toda la información a un formato más manejable. Se da
como resultado aquello a lo que se refiere como sanciones positivas o negativas, lo que lleva
a la obediencia. Entonces si continuamos hablando de lo que Luhmann concibe como
autorreferente estamos consiguiendo atraparnos nuevamente en un callejón sin salida, un
sistema que es cerrado, que quita de las manos al ser humano hasta el mismo proceso de
protagonismo de un sistema al que él mismo le da función en sus necesidades. Esta postura
no se aleja de aquello que es dominación, que no cambia y que permanece estático en el
tiempo, porque pequeños cambios para aquietar a la sociedad no implican que el sistema
social este siendo alterado, que deje atrás una forma de organización y empiece otra, puede
darse la sensación de que si es así pero en la realidad es algo como un efecto placebo.

En otra parte cabe resaltar aquello que mencionaba sobre la neutralidad aparente de la PP,
cuando en realidad lo que está haciendo es entablar una constante conversación con aquella
historia que está condicionando los “usos contemporáneos, y que esta historia, por su parte,
descentraliza la idea presentista del sujeto como origen y como propietario de aquello que
dice” (Butler, 2002, pág. 58). No rompe con estas nociones, si es una postura que trae
consigo algo novedoso, que aunque introduzca ideas fuera de lo consignado desde las
posturas religiosas, no se logra hallar una diferenciación de las mismas, no desarrolla en
primera instancia un diálogo crítico con las mismas, no habla al respecto de que si las mismas
van acorde con lo que en la PP se postula, lo ignora y por tanto es sujeta a cualquier
interpretación. Por otro lado, Butler llega a un punto en que nos habla de la subversión,
salirnos pues de estas características que han sido impuestas, nos dice que

Son normas que configuran, animan y delimitan al sujeto de género y que son también
los recursos a partir de los cuales se forja la resistencia, la subversión y el
desplazamiento. El procedimiento mediante el cual se actualizan las reglas y se
atribuye a un cuerpo un género u otro es un procedimiento obligatorio (Butler, 2002,
pág. 61)

Pero también nos conduce a pensar en el cambio como algo que se construye fuera de lo que
es nuestra particularidad del cuerpo, me refiero, la particularidad de poder con ese eco de una
acción anterior al discurso, de aprovechar la debilidad de la norma para lograr postular una
nueva forma de entender nuestro cuerpo y que no somos por tanto un género, sino que somos
aquello de cómo nos sentimos. Es decir el cuerpo se convierte en un instrumento de la mente,
aquel que de cualquier forma lo absorbemos y manipulamos de acuerdo a lo que nuestras
nuevas convicciones nos están traduciendo. Idea que no se aleja de la PP puesto que allí el
cuerpo es también un instrumento que nos sirve de puente con las dificultades terrenales que
van a dar como resultado un crecimiento y cambio colectivo. Porque aun Butler menciona
también que el cuerpo no se puede concebir como algo individualizado, que es necesario
comprender que la lucha individual también es lucha colectiva, cuyo resultado va a dar en
instituciones que sean de real formación colectiva. Pero de cualquier forma, nuevamente
menciono ¿Qué nos lleva a concluir que aquello que materializamos como lucha colectiva no
nos está conduciendo nuevamente a relegar otras formas de existencia? Todo finalmente lleva
a naturalizar y como la misma Butler comenta siempre se encuentra este riesgo en el que

Estos campos de exclusión ponen de manifiesto las consecuencias coercitivas y


reguladoras de esa construcción, aunque ésta se haya llevado a cabo con objetivos de
emancipación. En realidad, la división en el seno del feminismo y la oposición
paradójica a él por parte de las «mujeres» a quienes dice representar muestran los
límites necesarios de las políticas de identidad (Butler, 2007, pág. 52).

Es conveniente entonces dar una mirada general a las teorías del poder en tanto
diferenciación de la dominación, o entender quizá que la dominación más que un posible
resultado de las relaciones de poder es un constante en tanto asimetría, porque podemos
pensar que entre dos sujetos ni el consentimiento muchas veces es posible, en un colectivo
social esto va a ser difícilmente provisto de contingencias para que sea evitado. Al final
aquello que Luhmann propone sobre la disminución del conflicto, eso que terminaría por
oprimir la diversidad es un campo que termina siendo inevitable. Lo propongo del modo en
que en general en la relación social se convive con un constante hablar de mayorías y
minorías en donde las estructuras que se terminan imponiendo lo que están queriendo evitar
una escandalosa guerra. Es por ello que hablaba de la dominación como algo que en
definitiva se termina por naturalizar, es decir, si no se conduce al ser humano por
determinadas vías todo resultaría peor y como en la biopolítica en Foucault, permitir formas
de vida que a la vista de muchos sería de manipulación, a la vista de otros tantos
luhmannianos sería disminuir el conflicto.

Conclusiones

Si tomamos como verdad empírica aquello que cada visión nos presenta como estructura en
la que se desarrolla la relación social, podemos percatarnos de un proceso de regulación
constante y de constreñimiento en el cual la vida se desarrolla en un constante proceso de
relación que nos arrincona a permitir conducirnos o a vernos arrinconados a vivir en
resistencia, en la forma de hallar espacios que nos den como resultado relaciones con otros
individuos que se identifican con cada una de las posturas aquí mencionadas. No se puede
juzgar que en este proceso haya "sujetos" que no problematicen cómo funciona el proceso
social que Luhmann propone, y no debe decirse que este mal porque Foucault y Butler tengan
una posición crítica que aunque convincente puede negar y normalizar culturas tradicionales.

Aunque los autores no niegan la idea de la dominación en el campo de las relaciones de


poder, o la permiten en cuanto la misma permite crear mayor convivencia en tanto se
entiende al ser como empático y con posturas que acepten la situación. Al entenderse en la
misma y posteriormente en su interior comprendan porque debían habitar allí, una vez pasa
esto deberían comprender cómo es posible cambiar esta realidad. La idea de la subversión es
un tanto similar como ya había mencionado estas dos perspectivas (la PP y Butler) nos
remiten a conectar las necesidades y la relación social no como algo impuesto sino como algo
colectivo que es necesario para transformar, como mencioné anteriormente en individuo pero
también en conjunto.

Por otro lado tenemos que la idea de Foucault en dominación sigue sin serme convincente, el
mismo no logra ejemplificar como algo deja de ser estático e inamovible, es decir, como en
Luhmann la evolución no es real, ¿o qué es evolución para Luhmann? Pensar en dominación
como violencia es entonces que solo se estaría obligando mediante la fuerza, los autores
argumentan que en tanto sistema social, en relaciones de poder, en sociedad, lo que se
encuentra establecido te brinda opción de elegir y de resistir. Sin embargo, qué es esa
elección cuando en influencia social te estas encontrando constreñido con aquello que se
encuentra normalizado, al final te estas derivando a ese algo que no va a afectar tu
convivencia. ¿Qué pasa si la resistencia es un espacio ya dado y confirmado por las
estructuras de poder que se encuentran establecidas? Es posible preguntarse, ¿por qué razón
es y ha sido tan difícil desestructurar el sistema en el que nos relacionamos? Será por la
repetición discursiva a la que se refiere Butler, la categorización nos va a mantener en un
cumulo de experiencias que ya se encuentran de tal modo predichas. ¿Es acaso esto entonces
la muestra de que aún está imperando el poder pastoral de la que habla Foucault y
evidentemente el marco jurídico en normas es la biblia? Es de tal modo en que las sanciones
positivas y negativas son tan solo respuestas a cometer o no pecados. Podemos decir que cada
supuesto cambio en “nombre” es tan solo eso, y que terminamos por vernos envueltos en un
círculo de aparente cambio que solo nos va a llevar a un mismo punto de partida.

A veces me encuentro con que la manera en que se restringe el campo académico de espacios
menos “sofisticados” reduce la posibilidad de comprender la manera infinita en que las
personas realmente se están considerando dentro de la sociedad. Porque por ejemplo, Butler
comenta que la tarea del feminismo es hacer la vida más vivible ¿solo el feminismo lo hace?
No digo que ella lo prescriba como que solo esta opción lo hace, pero la misma autora cae en
aquello que intenta criticar, categorías, sigue volviéndonos y envolviéndonos en categorías,
porque entonces seguir hablando desde el feminismo, porque no trabajar sobre la persona,
sobre el uno obviando lo que ya es claro que es el carácter biológico, que ya ni eso nos
sujetaría. Al final solo cabe resaltar que es posible vincular algunos de los presupuestos de los
autores para lograr concebir de manera diferente lo que está inscrito como la realidad de la
relación social, pese a esto aún son las teorías las mismas que nos están construyendo en
sociedad, al final es una tarea casi que imposible lograr concretar un nivel de explicación que
se absolutice.
Bibliografía

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Torres Nafarrete, J. (2004). Luhmann: la política como sistema. México: Fondo de


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