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LA CREACIÓN DEL PROGRAMA FILOSÓFICO CARTESIANO:

EL DISCURSO DEL MÉTODO

El “Discurso del Método” es un resumen de la filosofía cartesiana en su conjunto. Se trata de un


manifiesto a favor de la razón y en contra del criterio de autoridad como criterio de verdad y del
prejuicio. Frente a la pujanza de la nueva ciencia, la pluralidad de filosofías no le parece una riqueza
sino un mal. Y ante esta situación de incertidumbre, podemos encontrar tres posturas: quedarse de
espaldas al avance de la ciencia (escolásticos); negar la realidad de las circunstancias (escépticos), o
buscar una salida a esta situación. Descartes opta por la tercera y, así, diseña su proyecto filosófico.

El proyecto de la filosofía de Descartes se encuentra, en palabras del propio autor, en su Discurso


del Método: “reformar mis propios pensamientos y edificar sobre un terreno que fuera enteramente
mío”. Si pensamos en los propósitos que hay detrás de estas palabras encontramos:

1. Como primer propósito, reformar la filosofía. Pretende que la filosofía sea, en el orden teórico,
un saber universalmente válido y, en el orden práctico, la rectora de la conducta humana. El
método cartesiano (Parte II del Discurso del Método) va orientado a este propósito.

2. Como segundo propósito, fundamentar el saber sobre unas bases firmes, verdaderas, la
necesidad de partir de una única verdad evidente que pueda ser la base deductiva de otras
verdades. Fundamentar el saber sobre unas bases firmes supone aplicar el método. A este
segundo propósito va orientado el ejercicio de la duda metódica (Parte IV del Discurso del
Método). La duda metódica es el camino que conduce a Descartes a los principios del
conocimiento, verdades necesarias (la existencia y naturaleza del yo pensante, la existencia y
naturaleza de Dios y la existencia y naturaleza del mundo material (Parte IV del Discurso del
Método) que conforman la Metafísica cartesiana.

3. Como tercer propósito, unificar todas las ciencias en una, crear una ciencia universal (mathesis
universalis). Al respecto nos presenta Descartes una imagen orgánica del saber: el conocimiento
humano es como un árbol cuyas raíces son la Metafísica, el tronco la Física, y las ramas la
Mecánica, la Medicina y la Moral.

Este proyecto es factible para Descartes porque, para él, hay una unidad entre razón, saber y
método: la razón es única, es la misma en cada uno y es la misma la que se aplica en cada materia.
Por eso la sabiduría humana es una. La unidad de la razón posibilita la unidad d el saber. Todas las
ciencias son manifestación de la sabiduría, forman una unidad orgánica, el árbol de la ciencia. La
unidad de la razón y del saber posibilitan la unidad del método, un método universal para todas las
ciencias.

Para desarrollar este proyecto, hay que empezar por un análisis del conocimiento. El enfoque
epistemológico es claro: ya no se trata de investigar al modo clásico las esencias de las cosas por sus
causas, de poco sirve una reflexión intensa sobre la realidad, si antes no sabemos cómo es esa realidad
para el ser humano, cómo la realidad se presenta a nuestras facultades cognoscitivas (a nuestro
conocimiento). De modo que, previamente a establecer cualquier ciencia, hay que establecer los
fundamentos del conocimiento (fundamentos epistemológicos), por lo que la pregunta por la realidad
(pregunta ontológica por el ser - ¿qué es la realidad? -) se transforma en la pregunta por la realidad
conocida (pregunta epistemológica por el conocimiento - ¿qué puedo conocer de la realidad? -).
Esta es la “nueva” Metafísica que aparece con Descartes: la Metafísica cartesiana constituye
básicamente una teoría del conocimiento (una epistemología) para fundamentar una Ontología (una
teoría sobre la realidad existente, una teoría sobre la sustancia).

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EL MÉTODO CARTESIANO. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
PARTE II DEL DISCURSO DEL MÉTODO.

Descartes considera que el método es algo importante y necesario. Los resultados que se obtengan
en cualquier ciencia, no se deben tanto al talento individual, sino a la manera de utilizar este talento,
al método. El método concreto que toma Descartes para su filosofía es el método matemático. La
novedad cartesiana radica en hallar un método matemático (por su proceder) al que han de
subordinarse todas las ciencias, incluidas las matemáticas. Desde Aristóteles, se pensaba en la
variedad de ciencias debido a la diversidad de objetos. En Descartes, la unidad de las ciencias se
fundamenta en la unidad del entendimiento o razón, y esto se consigue con un método adecuado.

I. Definición y características del método cartesiano

Descartes nos presenta su método como una forma de dirigir bien la razón y hallar nuevas
verdades, fundamentado en el modo de proceder de la razón. La razón o buen sentido es la facultad
de distinguir lo verdadero de lo falso y es aplicable a todos los ámbitos (teóricos, prácticos y
técnicos). Es, además, universal, es decir, igual en todos los individuos. La diferencia entre unos y
otros no se debe tanto a la diferencia de talento, sino a las diferencias en cómo se utiliza este ta lento.
El método es el conjunto de reglas ciertas y fáciles que permiten hacer esa distinción con el menor
esfuerzo mental. Además, hace posible la comprensión de todo lo que pueda ser objeto de
conocimiento racional y la obtención de nuevas verdades.

Este conjunto de reglas (el método cartesiano) tiene unas características concretas:

1- es un método que no es publicado para ser copiado por otros (invita al uso autónomo de la
razón).

2- es un método unificador y sistemático de las ciencias sobre bases firmes, pero desaconsejado
para:

- reformar el Estado. Sólo es un método aplicable a las ideas (representaciones mentales).


- el libre examen de las ideas en asuntos públicos:
▪ a quienes se precipitan en el razonamiento.
▪ a quienes no tienen orden en el pensamiento.

3- es un método que erradica la duda, da un fundamento consistente al conocimiento, descubre


verdades y demuestra la validez de las proposiciones. En este sentido:

- se distancia del escepticismo absoluto, y toma la duda como camino para llegar a la verdad.
- se distancia de la tradición (especialmente de la escolástica), de las costumbres de la
sociedad (sometida a modas) y de la opinión dominante, donde no hay certeza alguna.
- recoge algunas características de otros métodos existentes en la época, y supera sus
deficiencias:

▪ comparte con la lógica tradicional el recto uso de la razón, pero la supera: al ser
demostrativo de verdades y no un mero método de probar lo ya conocido; al permitir
hablar con fundamento (evidencia) de lo que se sabe, no de cosas dudosas o falsas; ya
que sólo contiene reglas correctas y adecuadas, y no las mezcla con otras innecesarias
o falsas.
▪ es semejante al análisis de los geómetras antiguos (como Euclides) para el
descubrimiento de nuevas verdades (deduce a partir de axiomas evidentes los teoremas),
pero sin gastar “energías mentales” (de la imaginación y de la memoria) en las
demostraciones.
▪ es semejante al álgebra de los matemáticos modernos, al establecer reglas claras y
fijas estrictamente aplicadas, pero superando su oscuridad y confusión.

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El método, para que sea eficaz, tiene que partir del dinamismo de la razón, de la intuición y la
deducción (analítica o sintética y la inducción), pues sólo de esta manera podrán descubrirse las
verdades, y tiene que especificarse en una serie de reglas que nos conducirán a aquéllas.

La intuición es una especie de “luz natural” que tiene por objeto las naturalezas simples (los
contenidos mentales simples, como los axiomas de las matemáticas), los principios del conocimiento.
Es una visión intelectual inmediata, indudable y firme de las ideas simples. En este acto plenamente
racional, la mente capta (concibe) lo que es claro y distinto, y además se da cuenta de su propio
procedimiento. Se diferencia claramente de la creencia sensorial y de los juicios de la imaginación.

Todo el conocimiento intelectual se despliega a partir de la intuición de naturalezas simples: entre


unas intuiciones y otras aparecen conexiones que la inteligencia descubre y recorre por medio de la
deducción. La deducción no es más que la sucesión ordenada de evidencias, intuición sucesiva de
las naturalezas simples (como eslabones de una cadena) y de las conexiones entre ellas . Es un
conocimiento de las consecuencias lejanas de lo ya conocido con certeza.

II. Las reglas del método.

Las reglas del método se reducen a cuatro. La primera regla, la evidencia, es la pauta para
alcanzar las primeras verdades. Es la regla primera y fundamental, pues el resto de reglas van
orientadas a construir a partir de lo que nos permita obtener la primera regla. La segunda y la tercera,
análisis y síntesis, podrían entenderse como dos fases de un mismo proceso: la obtención de nuevas
verdades a partir de las ideas claras y distintas ya conseguidas. Son, además, la forma de conducir a
la razón para explicar o enseñar lo descubierto. La cuarta regla, la enumeración, supone un repaso
de la aplicación de la segunda y tercera reglas.

1ª Regla: La evidencia (basada en el ejercicio de la intuición):

” No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar
cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo
que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo
en duda”.

Esta regla contiene elementos importantes:

a) el aviso de evitar dos fuentes de errores: la precipitación (aceptar como evidente lo que es
oscuro y confuso, que no ha sido clarificado) y la prevención (la no aceptación de lo que ya
es claro y distinto, por exceso de desconfianza u obcecación).

b) la formulación del criterio de verdad: la evidencia racional. La evidencia (la verdad) sería
la propiedad de aquella idea que aparece ante la mente con claridad y distinción. La
evidencia racional como verdad se opone a la verdad como adecuación o conformidad con la
cosa, el modelo de verdad escolástico, y a la evidencia empírica de los empiristas.

c) las condiciones de la evidencia (y por tanto de la verdad): la claridad, la distinción y la


indubitabilidad:

- por claridad entiende la presencia nítida de una idea. Se opone a la oscuridad de una idea.
- por distinción entiende la separación de una idea de todas las demás, de modo que no
contenga ningún elemento de otras ideas. Se opone a la confusión de una idea.
- La evidencia tiene como propiedad la indubitabilidad. Evidente es indudable. La
evidencia produce certeza, estado subjetivo de seguridad, de firmeza ante una idea clara y
distinta.

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Una de las consecuencias más importantes de esta regla es que la realidad pierde la objetividad.
Ya no hay una realidad fuera del sujeto de la que éste tenga certeza, sino que la realidad queda
convertida en un contenido más del pensamiento, no es ya una adecuación entre pensamiento y
realidad sino un contenido de conciencia.

2ª Regla: Análisis (o resolución).

Como la mayoría de nuestras ideas son complejas, hay que tratar de reducirlas todas a ideas
simples. Este es el objetivo de la segunda regla: reducir las ideas compuestas a ideas simples, ideas
claras y distintas aprehensibles por la intuición. “dividir cada una de las dificultades que examinaba
en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución ”.

Esta segunda regla es un procedimiento que va de lo desconocido (las ideas oscuras y confusas,
por ser complejas) a lo conocido (las ideas claras y distintas), de nociones complejas que no se
comprenden bien, a los principios simples de los cuales dependen y que sí pueden ser comprendidos
con certeza, lo cual redundará en una posterior comprensión de lo complejo.

3ª Regla: Síntesis (o composición).

Consiste en proceder deductivamente mediante una cadena ordenada de evidencias que parte
de las ideas simples hasta alcanzar lo más complejo que no se podía obtener de manera inmediata
por la intuición: “conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más
simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el
conocimiento de los más compuestos”

Esta regla supone:

▪ partir del conocimiento claro y distinto.


▪ seguir un orden lógico de deducción, de inferencia desde lo simple hasta lo complejo.
▪ suponer un orden lógico de lo simple a lo complejo, incluso aunque no aparezca.

4ª Regla: Enumeración.

Se trata de repasar todo el proceso, tanto del análisis como de la síntesis. Consiste en:

▪ una comprobación del análisis, comprobar si se han tenido en cuenta todas las
circunstancias.
▪ una revisión de la síntesis, para estar seguros de no haber omitido nada.

El objetivo de esta regla es la comprobación de todo el proceso para obtener una intuición general
y una evidencia simultánea en su conjunto: “hacer todos unos recuentos tan integrales y unas
revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.”

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Segunda parte del discurso del método (parte metodológica):
Justificación y descripción del método. Aplicación del método a las matemáticas

1. El proyecto cartesiano exige un método. La búsqueda de la verdad exige un método, así


se evitará que la razón caiga en errores.

2. Las influencias del método: El método cartesiano se nutre


fundamentalmente de dos fuentes: la lógica y
a. La lógica las matemáticas.
b. Las matemáticas

3. Las reglas del método: La razón tiene dos modos de conocer: la


intuición y la deducción. Por tanto, las reglas
a. Regla de la evidencia del método tendrán que regular el correcto
b. Regla del análisis funcionamiento de ambos modos.
c. Regla de la síntesis
d. Regla de la enumeración La primera (a) regula la intuición; las otras
tres (b, c y d) regulan la deducción.

4. El método proporciona un conocimiento Optimismo racionalista: la aplicación del


ilimitado método obtendrá un conocimiento cierto e
ilimitado.

5. Primera aplicación del método: las Las matemáticas son las únicas ciencias que
matemáticas: proponen conocimientos ciertos. Por tanto,
estas proporcionan un campo adecuado para
a. Las matemáticas son el mejor comprobar si el método funciona
entrenamiento correctamente.
b. La aplicación de la unidad del método La aplicación del método a las matemáticas
c. El primer éxito: la geometría analítica proporcionó a Descartes su primer éxito: la
unificación de la geometría y el análisis
mediante la geometría analítica.

6. El método puede establecer los principios Comprobada su eficacia, el método está listo
del conocimiento para descubrir los principios del
conocimiento.

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LA APLICACIÓN DEL MÉTODO A LA FUNDAMENTACIÓN DEL SABER.
LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO. PARTE IV DEL DISCURSO DEL MÉTODO.

Una vez formulado el método, Descartes comienza a aplicarlo para desarrollar el árbol de la
ciencia. Puesto que la raíz de este árbol es la metafísica (ciencia de los principios del conocimiento),
será este el primer paso que hemos de dar: ver cómo se puede aplicar el método cartesiano a la
concepción de la realidad, partiendo del conocimiento (representaciones mentales) que tiene el sujeto
sobre la realidad. La parte IV del Discurso del Método constituye la Metafísica cartesiana, que
resulta ser la aplicación del método para llegar a verdades indubitables que fundamenten el saber.
Haciendo un resumen de la parte IV del Discurso, encontramos:

1. El ejercicio de la duda metódica para hallar una verdad fundante de todo el edificio del
conocimiento. Se trata de encontrar una verdad que cumpla con los criterios establecidos en
la primera regla del método. En el ejercicio de la duda, Descartes pondrá en práctica la
segunda regla del método (el análisis).

2. Tras concluir los pasos de la duda metódica, se halla de la primera verdad: “Pienso, luego
existo”, que se ajusta a lo expuesto en la primera regla del método (evidencia).

3. A partir de la existencia de la conciencia y de sus pensamientos (yo soy y pienso cosas), hay
una deducción de la naturaleza de ese yo, siguiendo la tercera regla del método (síntesis).

4. Siguiendo con la aplicación del método, y a partir de la primera verdad que encuentra en el
ejercicio de la duda (“Pienso, luego existo”), se analizan las ideas del yo pensante, siguiendo
la segunda regla del método, para poder encontrar nuevas verdades que permitan salir de la
realidad conocida (el yo interior) a la realidad fuera de la mente. Se trata de lo que se ha
llamado “la recuperación del mundo” puesto entre paréntesis con el ejercicio de la duda.

En esta deducción de más verdades encontramos:

a) La demostración de la existencia de Dios como segunda verdad, a partir de la idea de ser


perfecto que hallamos en la conciencia y de la existencia del yo como ser imperfecto. Tras
probar la existencia de Dios, se deduce su naturaleza, de acuerdo con la 3ª regla del método

b) La demostración de la existencia del mundo como tercera verdad, gracias a que la existencia
de Dios nos permite fundamentar el principio de evidencia y deshacernos de las hipótesis de
la duda, especialmente de la hipótesis de la indistinción de sueño y vigilia (hipótesis que
ponía entre paréntesis la certeza del conocimiento sensorial, la existencia del mundo y la
existencia de verdades racionales, como las matemáticas). Del mundo también se puede
deducir su naturaleza, de acuerdo con la 3ª regla del método

I. La búsqueda de la verdad a través de la duda metódica.

Descartes ya cuenta con el método adecuado para conducir bien la razón y hallar verdades que
fundamenten el saber sobre bases seguras. Ahora la pregunta es ¿por dónde comenzar la búsqueda
de esas bases seguras? Para que el método sea eficaz, lo primero que se precisa es partir de algo
firme, seguro e indudable, que resista cualquier ataque de los escépticos. Si se logra encontrarlo y se
aplican correctamente las reglas del método, se podrá deducir todo de manera infalible.

La primera idea fundante, como indicaba la 1ª regla (regla de la evidencia) tiene que ser clara,
que se manifieste y esté presente a la inteligencia que la intuye; distinta, que se diferencie netamente
de las demás; simple, que la inteligencia no pueda dividirla en partes más pequeñas. Es decir, tiene
que ser evidente, indudable. Este punto de partida exige un largo proceso de crítica y eliminación de
todos los conocimientos, ideas, creencias que hasta el momento han sido tomados por verdaderos,
pero de los que no tenemos certeza absoluta. El primer paso es la duda.

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La duda cartesiana es metódica, provisional, hiperbólica, universal y teórica:

▪ metódica, y no escéptica. Es el camino para alcanzar la evidencia, para salir de la duda.


▪ provisional: es fruto de la decisión de suspender los conocimientos inciertos o problemáticos,
y considerarlos falsos provisionalmente: todo es falso hasta que se demuestre lo contrario.
▪ hiperbólica, exagerada en algunos de sus supuestos (como el de la imposibilidad de distinguir
el sueño de la vigilia, o la hipótesis del genio maligno)
▪ universal porque se extiende a todo el conocimiento (sensible e intelectual). Invalida todo
juicio que afirme o niegue la correspondencia de la idea con alguna realidad.
▪ teórica. Afecta sólo al conocer, no a la acción.

Los pasos de duda en el Discurso del Método (Parte IV) se reducen a tres:

1. Se duda de la fiabilidad de los sentidos, pues nos han engañado en alguna ocasión, y no
debe confiarse en quienes, aunque sólo sea una vez, nos han engañado.

2. Se duda de la fiabilidad de la razón, ya que, en procedimientos muy simples, incluidos los


matemáticos, cae en errores de razonamiento o paralogismos.

3. Se duda de los sentidos y de la razón, de que el mundo exista o de que existan verdades,
como las matemáticas, pues en sueños nos hemos representado las mismas cosas que estando
despiertos, nos han asaltado los mismos pensamientos (sensaciones, percepciones, recuerdos,
razonamientos…). Es un paso de duda basado en la hipótesis de no poder diferenciar la
vigilia del sueño.

La conclusión de la duda es que podemos dudar de los sentidos y de la razón, podemos dudar de la
existencia de los cuerpos, incluido el propio, de las otras personas y sus mentes, podemos dudar de las
ciencias, incluidas las matemáticas. La aplicación de la duda supone la pérdida de todo lo considerado
realmente existente y verdadero: el cuerpo, el mundo, los otros, las verdades racionales.

II. La 1ª evidencia o verdad y prototipo de toda verdad tras la duda: el Cogito.

De la aplicación de esta duda radical extrae Descartes la primera certeza absoluta, prototipo de
toda verdad posterior: la existencia del sujeto que piensa: cogito, ergo sum, “Pienso, luego existo”.
Descartes va desarrollando así su pensamiento:

1. Todo lo que pienso (razono, imagino...) puede ser falso, puede que a mis ideas no les
corresponda en el mundo ningún correlato real, existente. Estoy convencido de que nada
existe.

2. Pero no puedo pensar que yo (que pienso estas cosas, que dudo de todo) no exista al mismo
tiempo que las pienso (al mismo tiempo que dudo). No puede haber la acción de dudar sin
un sujeto que la realice.

3. Tengo que admitir que estoy dudando, y si dudo es porque pienso que algo no es verdad, y
para pensar es necesario existir. Si pienso, hay un sujeto que piensa y, por tanto, un ser que
existe: “si pienso que todo es falso, es preciso, al menos, que yo, que lo pensaba, fuera alguna
cosa”, es decir, que yo existiera. “Pienso, luego existo”

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III. Deducción de la naturaleza del yo a partir de la 1ª verdad. La res cogitans.

El hallazgo de la primera verdad, de momento, le lleva a una certeza: Ya sé con certeza que soy,
pero aún no sé con claridad qué soy. Se propone entonces examinar qué se puede deducir de manera
cierta del yo pensante que determine su naturaleza, y qué no se puede admitir como algo propio del yo.
Respecto a la naturaleza del yo, Descartes argumenta lo siguiente:
1. Repasando los atributos del cuerpo, descubre que la duda sobre los sentidos y la hipótesis de la
indistinción entre sueño y vigilia no le podían llevar a afirmar que tenía cuerpo, o que ocupaba
un lugar.
2. Puede concebir que exista sin cuerpo, pero no sin pensamiento: No soy mas que una cosa que
piensa (res cogitans), es decir: que duda, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, imagina,
siente.
3. Como res cogitans, Descartes concluye que es una sustancia cuya esencia o naturaleza reside
en pensar, y que para existir no necesita de cosa algún material, que es un alma (entendimiento,
razón o espíritu) totalmente distinta del cuerpo y más fácil de conocer que el cuerpo.

IV. La deducción de otras verdades halladas en el sujeto pensante. El análisis de las


ideas del yo.

Después de hallar una verdad fundamental (la evidencia del cogito como criterio de toda verdad
clara y distinta), y de hallar que existo como cosa pensante, Descartes se quedaría en el solipsismo
(aislamiento) de la conciencia si de su yo no puede deducir nada. Ahora tiene que ver si puede
recuperar la existencia puesta entre paréntesis del mundo, partiendo de las ideas que tiene el
yo pensante.

1. Análisis de las ideas que tiene el yo y demostración de la existencia de Dios (2ª verdad).

Lo único existente, de momento, soy yo. Yo consisto en ser una cosa que piensa (consciente y
con ideas). Sólo contamos con dos elementos: el pensamiento como actividad de un sujeto, y las
ideas que piensa el yo, que constituyen el objeto del pensamiento (el pensamiento piensa siempre
ideas, no directamente las cosas). ¿Existen más verdades, más ideas claras y distintas en el sujeto
pensante, a partir de las cuales se pueda demostrar la existencia de la realidad? Para responder a
ello, Descartes analiza el tipo de ideas que tenemos.

En cuanto actos del pensamiento, todas las ideas son iguales. Pero en cuanto al contenido que
me presenta cada una (la realidad objetiva), las ideas del yo se pueden clasificar en:

a) ideas adventicias, aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa (“parecen
provenir” porque todavía no se ha demostrado la existencia de una realidad exterior).
b) ideas facticias, aquellas que construye la mente a partir de otras ideas adventicias (idea de
centauro).

Ninguna de estas ideas son punto de partida para encontrar más verdades y demostrar la existencia
de la realidad extramental: las adventicias por provenir del exterior, justo aquello de lo que se quiere
demostrar su existencia, las facticias, porque al ser construidas a partir de las adventicias, también
son cuestionables.

c) ideas ni adventicias ni facticias. Su origen está en el entendimiento, son innatas. Son las
ideas que brotan en el entendimiento de manera espontánea. Ideas innatas, por ejemplo, son
las ideas de pensamiento, y la de existencia, que me las encuentro en la percepción misma del
“pienso, luego existo”.

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Entre las ideas innatas, Descartes descubre la idea de un ser perfecto, pero ¿de dónde procede
esta idea? No puede provenir de la experiencia, pues no percibimos nada perfecto. Tampoco es
posible que haya sido construida por una naturaleza imperfecta, como la del ser humano. Por tanto,
tiene que ser una idea innata, y ha tenido que ser puesta en el ser humano por un ser perfecto, que
sería Dios o la sustancia infinita. La existencia de Dios como segunda verdad es demostrada a partir
de la idea de un ser perfecto que halla en el yo, y a partir de la propia existencia del yo que, aun
siendo imperfecto (porque duda), encuentra en sí la idea de perfección. Si nos detenemos en el modo
de argumentar Descartes para demostrar la existencia de Dios encontramos tres tipos de prueba:

▪ Prueba gnoseológica, a partir de la pregunta sobre el origen y contenido de la idea de ser


perfecto (es una prueba causal)

Esta prueba parte de la idea innata de ser perfecto que hay en la mente, de la cual se busca su
origen, su causa. Se trata de una prueba causal, pues en ella se establece que Dios es la causa de
mi idea de ser perfecto. La idea innata de un ser perfecto que tengo (yo soy una sustancia pensante
que duda, y por eso soy imperfecto), debe ser causada por un ser tan perfecto al menos como la idea
de perfección, pues no proviene de la experiencia (no es una idea adventicia), ni proviene de mí (no
es una idea facticia), que soy un ser imperfecto. Ese ser perfecto me ha in ducido esa idea, y ese ser
perfecto no puede ser sino Dios. Luego, Dios existe.

▪ Prueba de la causalidad (prueba de la causa) del yo como res pensante imperfecta.

Esta prueba parte de la sustancia pensante, del yo, que se reconoce como imperfecto, y que
tiene de forma innata la idea de perfección. Se trata de una prueba causal: Dios, como ser perfecto,
es la causa de mi existencia como ser imperfecto. Siendo yo un ser imperfecto que tiene de forma
innata la idea de perfección, no puedo ser la causa de mí mismo. No puedo porque soy imperfecto
(dudo), y si fuera perfecto me habría dado todas las perfecciones que conozco (como la eternidad, la
omnisciencia, la inmutabilidad…), y evidentemente, no las poseo, de modo que debe existir un ser
más perfecto del cual dependo y del que haya obtenido todo lo que tengo. Yo debo haber sido causado
por un ser perfecto, Dios. Luego, Dios existe.

▪ Prueba ontológica

Se trata de una prueba basada en el análisis del contenido objetivo de la idea de ser perfecto.
Es una prueba inspirada en el argumento ontológico de San Anselmo (siglo XI). La idea de ser
perfecto conduce necesariamente a su existencia porque entre las perfecciones está la existencia,
igual que la idea de triángulo conduce necesariamente a que sus ángulos sumen dos rectos. Es decir,
no puedo pensar sin contradicción en un ser perfecto que no tenga la perfección de la existencia.

2. Deducción de la naturaleza de Dios

De la prueba de la existencia de Dios como ser perfecto se puede deducir:

a) Es un ser que tiene todas las perfecciones que pueden comprenderse en la idea de ser
perfecto (como aparece en la segunda prueba): infinitud, eternidad, inmutabilidad,
omnisciencia, omnipotencia.

b) Es un ser que no tiene ninguna de las imperfecciones que encuentra el sujeto en sí (como
aparece en la segunda prueba): duda, inconstancia, tristeza, composición.

c) Es un ser del cual todo depende (es el único ser subsistente), gracias al cual todo existe
(esto también aparece con la segunda prueba de la existencia de Dios).

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d) Dios es un ser sumamente perfecto, bueno y veraz, por el cual todas nuestras nociones
claras y distintas no pueden ser falsas, sino verdaderas. Se trata de un ser que no puede
permitir que yo viva en el engaño permanentemente. Esto resulta imprescindible para
demostrar la tercera verdad: el mundo existe.

3. Demostración de la existencia del mundo como tercera verdad y deducción de su


naturaleza.

Deducidas las existencias del yo como sustancia pensante y de Dios como sustancia infinita,
Descartes se plantea dos preguntas: ¿Existe el mundo, puesto entre paréntesis en la duda?
(demostración de la existencia del mundo). Y, si existe, ¿las cosas son como las percibimos?
(deducción de la naturaleza de la materia).

Respecto a la primera pregunta, recuperar la existencia del mundo supone poder eliminar las
hipótesis de duda que habían convertido al mundo una mera ilusión. ¿Cómo? Descartes acude a Dios,
como ser perfecto, bueno y veraz, que no puede permitir que siempre me equivoque cuando veo
racionalmente que algo es claro y distinto. Dios funciona, así como un puente entre el yo y el mundo:
podemos estar seguros de la existencia del mundo, pues la causa de que tenga ideas claras y distintas
sobre la materia debe ser la existencia real de la materia (Dios no permitiría que me engañase respecto
a lo que veo con claridad y distinción)

En cuanto a la segunda pregunta, Descartes nos dirá, utilizando la regla de la evidencia, que
tengo que admitir como cualidades objetivas (realmente existentes) de los cuerpos su extensión
(movimiento, figura, situación, duración, número), pero no otras. Así, el mundo no es tal como se
manifiesta a los sentidos, sino tal como puede ser visto con evidencia por la razón.

Dios desempeña tres funciones esenciales para demostrar la existen cia del mundo y deducir su
naturaleza:

1. Garantía última del conocimiento verdadero. Las evidencias lo son porque Dios existe. Dios
no ha podido crear al hombre para que éste viva permanentemente en el engaño y la falsedad, y si
podemos llegar a conocer con certeza su existencia, eso debe servirnos como garantía última del
resto de evidencias. En último término, todo conocimiento evidente es verdadero porque la existencia
de un Dios bueno y veraz (no cabría un Dios malo y engañador ya que es un ser perfecto) se nos
presenta con evidencia. En mi mente existe la evidencia de la existencia de la materia, luego el mundo
existente debe ser la causa de esta idea que hallo en mi mente.

2. Dios es el que conserva en la existencia al mundo y al propio sujeto . Dios está creando
permanentemente y se encarga de mantener en la existencia todo lo creado.

3. Origen del movimiento. Dios impulsa el mundo y luego conserva constante su cantidad de
movimiento y reposo.

▪ Demostración de la existencia del mundo en el Discurso del Método.

En el Discurso del Método, la demostración de la existencia del mundo aparece fundamentada


en la existencia de Dios, un ser sumamente perfecto y veraz como garante del criterio de verdad que
impide que sea falso lo que se ve con claridad y distinción. Garantizado que todo lo que se perciba
con claridad y distinción es verdadero, Descartes repasa lo que se había tomado por falso o dudoso
en las hipótesis de duda:

- Si Dios es el fundamento de la verdad (el fundamento del criterio de evidencia), el que


soñemos no debe hacernos dudar de la verdad de los pensamientos que tenemos estando
despiertos, si estos pensamientos son claros y distintos.
-

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- Si Dios es el fundamento de la verdad, es el fundamento del conocimiento matemático, y ya
esté dormido o despierto, una idea clara y distinta al respecto es verdadera.
- Lo mismo respecto a la existencia del mundo: la evidencia de la razón me permite concluir
que determinadas cosas de lo que percibo son ciertas. Por eso, lo que la razón dictamine
acerca de lo procedente de los sentidos, cuando la razón lo conciba de manera clara y
distinta, será verdadero.
- Los razonamientos más evidentes se dan en la vigilia, no en el sueño, así que lo que existe de
verdad debe encontrarse más en los razonamientos que tenemos estando despiertos que
dormidos.

▪ Deducción de la naturaleza del mundo

Dios solo garantiza la existencia del mundo, pero no garantiza que todo lo que percibo
sensorialmente del mundo se corresponda con lo que el mundo es. El mundo existente a la evidencia
racional es el mundo que puede ser cuantificado, tratado matemáticamente, es decir, la razón nos
presenta el mundo como res extensa.

Según la regla de la evidencia, son cualidades propias de los objetos la extensión, el


movimiento, la figura, la situación, la duración y el número. Estas son las llamadas cualidades
primarias, objetivas de la realidad. Aparte de estas cualidades, el sujeto, a través de los sentidos capta
cualidades que no son percibidas por la razón con claridad y distinción (el color, el sonido, la
suavidad), son cualidades subjetivas, resultado del sujeto, no pueden ser objeto de la ciencia, pues
no son objeto de una percepción clara y distinta.

¿Qué función asigna, entonces, a las cualidades secundarias o sensaciones subjetivas? ¿Qué
utilidad tienen nuestros sentidos? Para el filósofo poseen una función estrictamente utilitaria para la
vida, pero no tienen nada que ver con la búsqueda de la verdad. Las sensaciones nos enseñan lo que
nos conviene y lo que nos perjudica (el fuego quema, el agua calma la sed), pero no nos enseñan
nada sobre la verdad de las cosas, ya que este cometido es exclusivo de la razón y no tiene nada que
ver con los sentidos.

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Cuarta parte:
Aplicación del método al descubrimiento de los primeros principios del conocimiento.

7. Finalidad de esta parte. Se persigue establecer con certeza los principios del
conocimiento. Mientras tanto es necesario vivir según
una ‘moral provisional’.
8. La duda se aplica solo a lo teórico.

9. El proceso de la duda metódica: La primera regla exige rechazar como falso todo lo
a. Primer nivel: los sentidos a veces nos engañan. dudable. Ahora bien, lo sensible es dudable por dos
b. Segundo nivel: los paralogismos de la razón. razones: porque los sentidos nos engañan y porque no
c. Tercer nivel: sueño y vigilia son puedo distinguir el sueño de la vigilia. En segundo lugar,
indistinguibles. lo racional también es dudable porque puedo cometer
errores.

10. La primera certeza: el yo. A pesar de la existencia de la duda, es indudable que, si


pienso, soy. Por tanto, la existencia del yo es el primer
principio cierto. El yo es una sustancia pensante.
11. Análisis de la naturaleza del yo.

12. El criterio de verdad. Todo lo que perciba con la misma claridad que ‘pienso
luego soy’ será una verdad indubitable.

13. Análisis de la naturaleza de Dios. A partir del yo, Descartes busca si existe otro principio,
que será Dios.

a. 1er argumento causal: Dios causa mi idea de ser El yo es imperfecto, pues duda. Pero tiene la idea de ser
perfecto. perfecto, una idea que no puede provenir de él. Por tanto,
existe el ser causante de esa idea, Dios.

b. 2º argumento causal: Dios causa el yo. Puesto que el yo tiene la idea de ser perfecto, y es
imperfecto, no se ha creado a sí mismo. Su causa tiene
que ser un ser perfecto. Por tanto, Dios existe.

c. Consecuencias de los argumentos: la naturaleza Dios reúne todas las perfecciones de las que yo tengo
de Dios. idea.

d. 3er argumento: el ontológico. La idea de ‘ser perfecto’ exige la existencia de ese ser
perfecto, Dios.

14. Dios y el alma son lo mejor y más fácil de conocer. Dios y el alma se conocen mejor y con mayor certeza
que lo sensible: los sentidos nos engañan, no la razón.

15. Solo Dios garantiza la certeza de lo sensible. Lo que yo conciba con claridad y distinción será
verdadero solo bajo la condición de que Dios exista. Su
veracidad y bondad impiden que yo me engañe cuando
16. Dios garantiza el criterio de verdad. conciba algo de ese modo.

17. Dios garantiza las matemáticas. Garantizada la validez y el criterio de verdad gracias a
Dios, quedan recuperadas las matemáticas y el mundo:
lo que conciba con claridad y distinción será verdadero.
18. Dios garantiza el mundo.

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