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Georges Duby: mentalidades, odios y amores en la Edad Media1

Windy M. Cosme

Creo que la historia no debe ser consumida solo y principalmente


por los que la producen. Por eso me gusta definirme como contador
de historias y a las gentes, se piense lo que se piense, les sigue
gustando que les cuenten historias2.

En la introducción o carta incluida en el pequeño libro El siglo de los caballeros (1993)3,

dirigida a los jóvenes lectores, Georges Duby les invita a una aventura: la búsqueda de los

caballeros. Convocándolos a explorar les explica que a diferencia de los antropólogos que

investigan tribus existentes, pero desconocidas, el historiador medieval no tiene la oportunidad

de hablar y convivir con su objeto de estudio, pero si puede estudiar los documentos de su

tiempo “pergaminos conservados en los archivos, relatos, historias, verdaderas o inventadas4”.

Gracias a los documentos escritos por un sacerdote llamado Lambert los jóvenes, junto a

Duby ,podrán lanzarse a la aventura de descubrir como vivieron y pensaron los caballeros.

Lambert documenta las hazañas de Arnoul, su amo, y sus antepasados. Duby indica que el relato

de Lambert no es muy extenso y por esto debe buscar testimonios en otros escritos de la época,

como la Historia de Guillermo Mariscal5, para así poder tener una idea mas precisa sobre el

perfil de los caballeros. Antes de adentrase a la aventura le advierte a los jóvenes lo siguiente: “el

1 Ejercicio para el curso Historiografía II impartido por el profesor Marcial Ocasio en el Departamento Graduado de Historia de
la Universidad de Puerto Rico. Julio 2017
2Cita
de Georges Duby incluida en: Yolanda Guerrero Navarrete, “Geroges Duby”. Medievalismo: Boletín de la Sociedad
Española de Estudios Medievales, Nº 7, (1997): 297.

3El texto original fue publicado en francés en 1993. Para este trabajo se utiliza la traducción española publicada en 1995.
Georges Duby, El siglo de los caballeros (Madrid: Alianza Editorial, 1995).
4Duby, El siglo…, 8.

5Duby publicó en la década de los ochenta un libro dedicado a este caballero: Georges Duby, Guillaume le Maréchal (Paris:
Fayard, 1983). En 1984 se publica su tradición al inglés William Marshal: The Flower of Chivalry y en 1985 la traducción
española Guillermo el Mariscal.

1
historiador de las épocas lejanas avanza a ciegas, y algunas de nuestras preguntas permanecerán

siempre sin respuesta 6”.

Con palabras sencillas, adecuadas al público al que se dirige, Geroges Duby le explica a

sus nuevos lectores su metodología de investigación: que preguntas persigue contestar, el uso de

fuentes primarias, su localización en archivos, quienes serán sus testigos y de paso les enseña

que el relato histórico no es absoluto, que no podemos conocerlo todo y que la historia es un

acercamiento e interpretación del pasado. El siglo de los caballeros es el ejemplo perfecto de

esas historia que la gente quiere que le cuenten y Duby, uno de los medievalistas más

importantes del siglo XX, es un contador de historias para académicos, si, pero también para el

resto de la población que son herederos de las vidas narradas en sus textos. En palabras del

medievalista español, nacionalizado francés Martín Aurell, quien considera a Duby el mejor

medievalista del siglo XX:

Los casi 350 títulos de la obra de Georges Duby, iniciada en 1946, han marcado
profundamente la investigación y las concepciones de numerosos historiadores
[…]Después de haber publicado un Corpus documental cisterciense (las pancartas de la
abadía de la Ferté-sur-Grosne), G. Duby empieza lógicamente a hacer obras de síntesis,
que satisfacen tanto al profesional de la historia como al hombre culto de la calle7.

Los textos El Año mil: una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia

(1967)8, La época de las catedrales Arte y Sociedad 980 -1420 (1976)9, El caballero, la mujer y

el cura (1981)10 y El amor en la Edad Media y otros ensayos (1988)11 seleccionados para realizar

6Duby, El siglo…, 8.

7Entrevista realizada a Martín Aurell vista en: Juan José Cortés García (coord.), “Geroges Duby: rigor y renovación sobre los
estudios de edad media europea”. Medievalia. Nº 13, (1996-1997): 68.
8 Se utilizó la edición de Editorial Gedisa, 1989.

9Se utilizó la edición de Cátedra, 1995.


10Se utilizó la edición de Taurus Humanidades, 1992.

11Se utilizó la edición de Alianza Editorial, 1990.

2
este breve análisis de la obra de Georges Duby comparten varias características en común entre

ellas precisamente la posibilidad de ser disfrutados por diversos lectores por el atractivo de sus

temáticas. Los títulos principales y los subtítulos que acompañan cada capítulo captan la atención

inmediata de cualquier lector: nuevo, diferente, amor, caballeros, mujeres, curas, palacios,

catedrales… La mezcla perfecta de emociones, personajes y lugares con los que se narran

aventuras. Duby les propone a los lectores imaginar, pero también analizar historias que no se

cuentan desde la ficción de la literatura, sino que recogen algunas de sus características y se

insertan en la narración histórica. Los textos de Duby nos invitan y acercan a las mentalidades

de los protagonistas del medievo, siendo la pregunta eje ¿Cómo pensaban?

Escuela de los Anales y la Historia de las mentalidades


Los trabajos de Georges Duby se insertan en la denominada Escuela de los Annales

iniciada por los historiadores Lucien Febvre y March Bloch en 1929 con la creación de la revista

Annales d’histoire economique et sociale. Los argumentos de los artículos publicados iban

dirigidos a la “reivindicación de la historia económica y social frente a la «historia

historiazante», fundamentalmente política y narrativa, surgido del triunfo de la ciencia positiva

en Alemania12”. Febvre no se apartó del método científico pues en su metodología primaba el

planteamiento de problemas y la elaboración de conceptos e hipótesis para construir los hechos.

No obstante, propone que el hecho sea comprendido aislado de la totalidad que lo constituye y

no en el orden cronológico en que se produce13. La Escuela de los Annales persigue la

12 Guerrero, “Georges …”, 293.

13 Ibíd, 294.

3
interdisciplinariedad en el estudio de la historia, las materias que también estudian al ser humano

y sus metodologías deben ser consideradas, pues según el mismo Febvre afirma:

Indudablemente, la Historia se hace con documentos escritos. Pero también puede


hacerse, debe hacerse, sin documentos escritos si éstos no existen [...] Por tanto, con
palabras. Con signos. Con paisajes y con tejas. Con formas de campos y malas hierbas
[...] Con exámenes periciales de piedras realizadas por geólogos y análisis de espadas
de metal realizados por químicos. En una palabra: con todo lo que siendo del hombre
depende del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, significa la presencia, la
actividad, los gustos y las formas de ser del hombre14.

El primer acercamiento de Duby con la Escuela de los Annales se da a los 18 años con la lectura

de la obra de Marc Bloch. La influencia de Bloch sobre Duby queda reflejada en su tesis

doctoral: La societé aux XI et XII siécles dans la région mâconnaise, así como si previa

educación en geografía. Duby asume los objetivos de la primera generación de los Annales:

“hacer historia social- un tanto emancipada de la historia económica que ha ido evolucionando a

métodos econométricos- con la convicción de que la sociedad es un todo articulado y

solidario”15. Duby también se inserta y desarrolla su obra en la segunda generación de los

Annales liderada por Marc Bloch y Fernand Braudel, siendo la antropología social la disciplina

que se integra a la historia. Yolanda Guerrero, en su artículo Georges Duby explica el impacto

de esta fusión: “A juicio de un gran número de historiadores, a esta etapa se debe la creación de

un novedoso paradigma histórico, que permite descubrir como funcionaba una colectividad

global en sus múltiples dimensiones temporales, espaciales, humanas, sociales, económicas,

culturales y episódicas16”. En este periodo publica Duby obras como Economía rural y vida

14Lucien Febvre citado en Enrique Moradiellos, Las caras de Clío: Una introducción a la historia (Madrid: Siglo XXI de España
Editores, 2001), 123. Cita publicada originalmente en : Lucien Febvre, Combates por la historia (Barcelona: Ariel, 1975). 232.
15Guerrero, “Georges …”, 294.

16 Ibíd, 294.

4
campesina en el Occidente Medieval (1962), El año mil (1967), texto que se analizará en este

ensayo y Guerreros y Campesinos: Desarrollo inicial de la economía Europea (1973).

La tercera y última generación de Annales, de la que también participa activamente Duby

se desarrolló entre 1960 y 1980. En 1974 bajo el concepto de “nueva historia ” Pierre Nora y

Jacques Le Goff pusieron en práctica los planteamientos teóricos expuestos por Duby desde 1961

en su artículo Histoire des mentalités donde explica que “la historia de las mentalidades como

objeto de estudio en si mismo permitiría enriquecer sustancialmente la historia social y hacía un

primer acercamiento teórico”17. En este artículo Duby define la historia de las mentalidades,

propone la integración a su estudio de las aportaciones de la psicología social americana,

establece las “duraciones” mentales y enumera las herramientas de trabajo que podían ser

utilizadas en la historia de las mentalidades. La historia de las mentalidades es definida por Duby

como “las respuestas que las distintas sociedades habían dado sucesivamente a la interrogación

permanente del hombre a propósito del universo que les engloba y de su destino 18”. Estas

mentalidades debían ser divididas en tres categorías:

1) […] aquella que pertenecía a un grupo social determinado y que era posible conocer gracias a un
testimonio individual,
2) […]una mentalidad que permeaba a todos los grupos y cuya evolución era menos precipitada y se
encontraba en relación con los cuadros económicos, sociales y políticos,
3) […]los cuadros mentales más resistentes a los cambios que "durante siglos, determinaban,
generación tras generación, las actitudes profundas y las conductas de los individuos19”.

Duby propone tres herramientas de trabajo que nutrirán la historia de las mentalidades: el estudio

del leguaje, el estudio de los mitos y las creencias y la iconografía. Tres formas de expresión con

17MartínRíos Saloma, “De la historia de las mentalidades a la historia cultural. Notas sobre el desarrollo de la historiografía en la
segunda mitad del siglo XX”. Estudios de historia moderna y contemporánea de México. Nº 37, (enero-junio 2009): 100.

18 Ibíd, 100.

19 Ibíd, 111.

5
la cuáles se puede interpretar el pensamiento de aquellos que habitaron el periodo estudiado. En

el caso del medievo es preciso conocer el Latín, porque es la lengua en la que escriben los

clérigos, pero no podemos olvidar el griego, ni perder de perspectiva que en diversas regiones de

lo que se convertiría en el continente Europeo se hablaban otras lenguas y se iban creando

nuevas producto de las mezclas. La ideología dominante en el medievo será el cristianismo, pero

a su vez conviven, en guerra o en paz con ideologías judías, musulmanas y otros paganismos que

serán considerados en su momento herejía. Y finalmente las artes, los objetos, la expresión visual

tangible de lo que se piensa, se vive y se cree. Estás herramientas ampliarán el espectro a la hora

de buscar los testigos y fueron empleadas por Duby mucho antes del boom de la historia de las

mentalidades de los 70’s y su posterior evolución hacia la historia cultural.

Las fuentes: los testigos de la Edad Media

De los cuatro libros analizados en este ensayo, es en el Año mil: una nueva y diferente

visión de un momento crucial de la historia 20, donde Georges Duby mejor explica el uso de la

fuentes. Al ser este libro anterior al resto sirve de referencia para comprender la selección de

documentos y objetos que son los testigos que lo ayudan a construir su relato. Duby al igual que

Febvre opina que la historia no solo se hace con documentos, el historiador debe nutrirse de otros

elementos, por ejemplo el resultado de investigaciones arqueológicas. El autor reconoce que en

lugares como Polonia, Checoslovaquia, Ungría y Escandinavia ante la casi total ausencia de

textos para el estudio del periodo medieval la arqueología es una herramienta que los ha situado

a la vanguardia de la investigación de la vida cotidiana21 . No obstante en Francia, país en el que

20Edición utilizada: Georges Duby, Año mil: una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia. (Guanajuato:
Editorial Gedisa Mexicana, 1989).

21 12 Duby, El año…, 12.

6
centra sus investigaciones, al momento en que se publica esta edición, se sigue experimentando

con el uso de fuentes alternas y al igual que en otras partes de Europa prima el uso de las fuentes

escritas.

Las fuentes primarias utilizadas por Duby son las cartas, las obras literarias y los escritos

históricos de la época. En repetidas ocasiones el autor hace referencia a que estos textos han sido

escritos por clérigos y la primera mentalidad a la que se tiene acceso es la monástica. Fuera de

los hombres de Iglesia, en esta época nadie sabía leer y por consiguiente escribir. En las cartas,

notificaciones reales y noticias procedentes de las época carolingia hasta el siglo XI Duby

encuentra respuestas a preguntas relacionadas a las condiciones económicas, sociales y jurídicas

que le permiten entrever de que modo se establecía la jerarquía de los estatutos personales,

como se anudaban los lazos de vasallaje, como crecían los patrimonios, y arrojan curiosas luces

sobre la explotación de las grandes fortunas territoriales 22.

Duby utiliza obras literarias mayormente producidas en el renacimiento Carolingio. Los

narradores del año mil se muestran fascinados por los modelos de la antigüedad latina y se

aplican estudiosamente a imitarlos. Casi todas las obras que el autor reúne en este texto son de

ese tipo por ejemplo un poema dedicado a Roberto El Piadoso escrito por el obispo Laón

Adalberón. Las biografías de personajes sagrados reyes y santos se inspiran en la literatura

panegírica antigua23. La producción literaria histórica durante este periodo es sacralizada y

22 Ibid, 13.

23Un panegírico es un discurso de elogio o alabanza, para una persona viva o difunta. También se le da a este nombre a los
cantos de victoria militar y a ciertos responsorios de ceremonias religiosas.Antiguamente un panegírico era un canto u obra
teatral dirigidos al pueblo, elogiando al Dios Apolo, dios griego de la salud y por extensión, a los cantos de elogio que
acompañaban las obras de teatro. En la antigua Roma, el panegírico era el discurso con el que los cónsules y otros funcionarios
imperiales pronunciaban frente al pueblo o frente al senado, agradeciendo el cargo conferido y elogiando las virtudes del
emperador.En la ritualidad cristiana, especialmente en los ritos católicos, coptos y ortodoxos, el panegírico es un discurso
alabando las virtudes de un santo, sus milagros y las bendiciones que proporciona.
Ejemplo de Panegírico. Revista Ejemplode.com. Obtenido 04, 2016, de http://www.ejemplode.com/41-literatura/4312-
ejemplo_de_panegirico.html)

7
producida desde los monasterios integrándose su práctica en los ejercicios religiosos. El año mil

es identificado por el autor como el año de los monjes, todos los historiadores que cita Duby se

han formado en monasterios, la mayoría no salieron nunca de ellos. Estos textos eran

considerados parte de la construcción del reino de Dios sirviendo de guía moral para los

cristianos y dando testimonio de su poder. No les interesaba escribir sobre lo cotidiano y

prestaban mayor atención a lo excepcional o insólito.

En este periodo existían cuatro géneros literarios históricos: 1) los anales, 2) las crónicas,

3) los libros de milagros y 4) las verdaderas historias. En los Anales se anotaba año por año los

principales acontecimientos conocidos. Duby explica que esta forma fue brillantemente

practicada en los monasterios Carolingios, no obstante ya en el año mil se identifican solo restos

de algunos años. Las crónicas son anales retomados y elaborados por un autor quien les da forma

de obra literaria. Para el periodo que trabaja el autor destacan: El Chronicon Novaliciense

compuesto antes del 1050 en la abadía de Novalaise, ocho libros de crónicas escritos por el

obispo Thietmar de Mersebourg y la Crónica de Ademar de Chabannes. Los libros de milagros

eran compuestos en las grades basílicas de peregrinación estos libros cuentan los prodigios

realizados por obra de las reliquias de los santos. Eran textos que recopilaban anécdotas de varios

redactores siendo de carácter heteróclito. Duby destaca la importancia de dos de estas

recopilaciones para el conocimiento de Francia en el año mil: una recopilación de milagros de

San Benito de Nurcia y Liber miraculorum sante Fidis que narra los milagros ocurridos en

Conques por medio de las reliquias de Santa fe. En cuanto a las verdaderas Historias Duby

explica que se conocen solo tres: 1) una Historia sobre los normandos escrita por Dudo, decano

de la colegiata de San Quintín en Vermandois, 2) Cuatro libros de Historias escritos por Richer,

8
monje de San Remigio de Reims y 3) cinco libros de historias escritos Raoul incitado por

Guillermo de Volpiano en Cluny.

Para adentrase en la temática del matrimonio en la época feudal y el estudio de la figura

de la mujer que se presenta en sus textos El caballero, la mujer y el cura24 y El amor en la Edad

Media y otros ensayos25, Duby utiliza otros tipos de fuentes, ninguna escrita desde la perspectiva

de la mujer, unas enfocadas en reglamentar el acto social del matrimonio y otras que en cierta

medida son representativas de lo que se desea, pero no se puede obtener.

El periodo que nos ocupa no solo ha dejado textos normativos. El matrimonio se tienen
en cuenta en otros textos que empiezan a ser muy abundante a partir del año mil. En
relatos, crónicas, multitud de narraciones, que evidentemente nos dicen pocas cosas,
aunque concretas y no deformadas: y también en toda la literatura de diversión
cortesana, en este caso tan deformada como el discurso eclesiástico y, a su vez,
prisionera de la ideología, aunque de una ideología diferente, rival, que por ello permite
ver desde otra perspectiva y realizar, aquí y allá, correcciones indispensables26.

Con el análisis de estos textos Duby busca y nos invita a adivinar como los autores vieron su

tiempo. En el caso específico del “Año Mil de que modo vivieron ese momento de esperanza y

temor y se prepararon para afrontar lo que para ellos significó una nueva primavera del

mundo27”.


Miedo, orden social y fe en el año mil


La periodización propuesta por Duby para ubicar lo que el denomina el año mil se

extiende desde el 980 hasta el año 1040. Este periodo es presentado como uno de gran tensión

para la población cristiana medieval. El tema principal de sus vidas se centra en la venida del

AntiCristo y el posterior Juicio Final. En el primer capítulo del Año mil, se muestra la confusión

24Edición utilizada: Georges Duby, El caballero, la mujer y el cura (Madrid: Taurus Editorial, 1992)

25 Edición utilizada: Geroges Duby, El amor en la Edad Media y otros ensayos (Madrid: Alianza Editorial, 1990)
26 Duby, El amor…, 16.

27Duby, El año…, 24.

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sobre el año preciso en que según la profecía de Juan, Satanás sería soltado. Hay quienes

situaban la hecatombe mil años después de la Encarnación, momento en que Dios hecho verbo se

hace hombre sin perder su condición divina en el vientre de María e inicia la era cristiana, o mil

años después de la Resurrección. La preocupación, miedo y necesidad de identificar símbolos y

manifestaciones divinas que clarifiquen en que momento llegará el último día quedan plasmados

en los textos redactados por los monjes y clérigos. Por esto la obsesión de documentar lo

extraordinario, aquello que escapaba a la capacidad humana que solo podía venir de Dios o del

Diablo. Ellos serán los responsables directos de difundir el miedo y advertir al resto de la

sociedad feudal que el momento final se acerca.

En el tercer capítulo del texto Lo visible y lo invisible Duby explica la mentalidad de la

época en torno a lo que debía ser el orden social utilizando como fuente el texto Les pocmes

satlrtques d’Adalbéron. Se presentan dos leyes, la divina que rige la Iglesia y la humana que rige

la sociedad. La Iglesia se sitúa entre lo sagrado y lo carnal y Dios entiende que no debe existir en

ella divisiones sociales, no obstante la sociedad civil al estar enraizada en lo material debe estar

organizada en tres órdenes28 .

La sociedad de los fieles forman un único cuerpo; pero el Estado comprende tres. Pues la
otra ley, la ley humana, distingue otras dos clases: nobles y siervos, en efecto, no están
regidos por el mismo estatuto. Dos personajes ocupan el primer rango: uno es el rey, el
otro el emperador, su gobierno asegura la solidez del Estado. El resto de los nobles tiene
el privilegio de no sufrir la coacción de ningún poder, a condición de abstenerse de los
crímenes reprimidos por la justicia real. Son los guerreros protectores de las Iglesias;
son los defensores del pueblo. de los grandes como de los pequeños. de todos en fin y
aseguran al mismo tiempo su propia seguridad. La otra clase es la de los siervos: esta
raza desdichada no posee nada sino el precio de su esfuerzo.
[…] La casa de Dios, que se cree es una, está pues dividida en tres; unos oran,
los otros combaten y los otros trabajan29.

28 Ibíd, 57.

29 Ibid, 57. Duby cita Adalberón. Adalberón.de laon Hücke1, "Les pocmes satlrtques d'Adalbéron", en Biblioteque de
la Faculté des lettres de París, tomo III, Mélanges d'f1istDfre du Moyen Age, (París, 1901): 148-156.

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En el año mil lo invisible se hacía visible a través de los cuerpos, irónicamente, estos

siendo la fuente de pecado por excelencia de los hombres. Es en los cuerpos ungidos y santos

donde se manifiesta la grandeza de Dios. El rey al ser ungido se llena de la fuerza divina de un

poder sobre natural que lo lleva a obrar milagros, como el caso de Rey Roberto de Francia. El

encuentro con las reliquias, esos otros cuerpos reflejos de la divinidad, impulsarán a los fieles a

peregrinar para solicitar su auxilio. La fe se sostiene con las maravillas y milagros de la que son

responsables los santos. No obstante, la prueba de sus existencia debe estar materializada.

[…] existen entonces objetos donde, más aun que en la aparición de los muertos y en los
poderes maravillosos del rey, se ve al otro mundo penetrar en el cotidiano de la vida de
aquí abajo y operarse en el encuentro entre el cristianismo y las creencias profundas del
pueblo. Estos objetos son lo que queda de la existencia terrestre de los santos, su cuerpo,
sus osamentas, su tumba: las reliquias. Sobre el respeto que estos restos inspiran
descansa de hecho todo el orden social; puesto que todos los juramentos que intentan
disciplinar el tumulto feudal se prestan, en efecto, con la mano sobre un relicario30 .

El culto a las reliquias se comercializa la difusión de su existencias se relata en las historias

de milagros, se reconstruyen basílicas para albergarlas y se realizan ceremonias en su honor.

En los capítulos Los prodigios del milenario, Interpretación y Purificación Duby

presenta los símbolos identificados con la proximidad del juicio, las interpretaciones de los

monjes y clérigos y los intentos de la sociedad feudal por alcanzar la santidad con el fin de

ser los elegidos para entrar en el Reino de Dios. Cometas, eclipses, combates de estrellas,

monstruos, epidemias, hambre todos fenómenos inusuales e inexplicables de forma lógica y

científica en la época cobran distinta simbología cuando se está a la espera de que finalice el

mundo. Los fenómenos celestes eran inmediatamente asociados a eventualidades que podrían

tener otra explicación por ejemplo los cometas se asociaban a los fuegos.

30 Ibíd, 61.

11
En cuanto a saber si se trataba de una estrella nueva que Dios enviaba, o de una estrella
cuyo reslandor El había simplemente multiplicado como señal milagrosa, esto solo puede
saberlo Aquel que en su sabiduría gobierna todas la cosas mejor que cuanto pudiéramos
expresarlo. Lo que no obstante no deja dudas es que, cada vez que los hombres ven
producirse en el mundo un prodigio de esta clase, poco después se abate visiblemente
sobre ellos algo asombroso y terrible. En efecto, pronto destruyó un incendio la iglesia
de san Miguel Arcángel que se levanta sobre un peñasco al borde del mar Océano y que
es objeto hasta hoy de la veneración del mundo entero31.
En esa época, un cometa que tenía la forma de una espada, pero más ancho y más la
rayo, apareció en el septentrión durante varias noches del verano; y hubo en Galia y en
Italia muchas ciudades. castillos y monasterios destruidos por el fuego […]32

En lo referente a epidemias y el hambre, fenómenos para Duby normales en este tipo de

poblaciones que padecía completa indigencia, también eran consideradas por los feudales

como calamidades, signos o prodigios, castigos divinos a los que debían responder con

penitencia y oración.

En esa época hacía estragos entre los hombres un flagelo terrible, un fuego oculto que,
cuando arremetía contra un miembro, lo consumía y lo separaba del cuerpo; en el
espacio de una noche, la mayoría eran devorados completamente por esta horrenda
combustión. Se halló entonces en la memoria de numerosos santos el remedio para peste
tan aterradora; las muchedumbres acudieron sobre todo a las iglesias de tres santos
confesores, Martín de 'Iburs, Ulrico de Bayeux y por fin nuestro venerable padre Maieul
(de Cluny): y con su acción bienhechora encontrarán la curación anhelada33.

El alma también necesitaba ser curada, las conductas modificadas y todo mal debía ser

erradicado. La penitencia en sus diversas manifestaciones individuales y colectivas será la

herramienta utilizada para pedir clemencia a Dios. Los pecadores eran identificados y se

exigía su arrepentimiento. La limosnas, mortificaciones, peregrinaciones y la opción de la

vida monástica son los actos de purificación comunes practicados en la época feudal. Duby

31 Ibid, 77.
Nota original: Raoul Glaber, Hist, III, 3.
Raou1 Glaber. Les cinq livres de ses histoires (990-1044) .publiés par Maurice Ptou (Colección de textos para servir al estudio y
la enseñanza de la historia), París, 1886.
32 Ibid, 77-78.
Nota original: Ademar de Chabannes. Chron, III, 58. 

Ademar de Chabannes. Chronique publiée d'apres les manuscrits par Jules Chavanon (Colección de textos para servir al estudio
y la enseñanza de la historia), París, 1897.

Ibid, 81.
33

Nota original: Raoul Glaber, Hist, II. 2, V, I y II, 7.

12
define la penitencia como una situación social, pues el pecador debía purgar sus pecados en

público. “El penitente como el monje, abandona el mundo, su mujer, sus armas, sus bienes,

se sustrae a los demás: lleva una vestimenta particular”34. Nadie estaba exento de cumplir

penitencia, ni el mismo rey de Francia, quien cometió adulterio e incesto y realizó varios

actos de penitencia en favor del perdón entre ellos oración pública y limosna. Duby presenta

la actitud penitencial de Roberto el Piadoso con un fragmento de su biografía escrita por

Helgaud de Saint- Benoît-sur-Loire:

Roberto, padre de la patria, a quien no se debe nombrar sino con reverencia, se dirigió
al altar del santísimo Pedro y del bien amado señor Aignan, a la vista de todo el pueblo,
y, quitándose su vestimenta de púrpura, que en lengua vulgar llaman roquete, se puso de
rodillas y dirigió a Dios desde el fondo de su corazón este rezo suplicante: ‘Te doy
gracias. Dios bueno, que hoy, por los méritos de san Aignan, has conducido hasta su
cumplimiento el proyecto que concebí; y me regocijo en mi alma de los cuerpos santos
que en este día triunfan con él. Concede, pues, Señor, por todos los santos que aquí
están, a los vivos el perdón de sus pecados y a todos los difuntos la vida y el descanso
eternos35 .

La vida monástica es presentada por Duby como la más perfecta de las penitencias

individuales practicada no solo por los jóvenes que fueron ofrecidos a Dios por sus padres sino

también por hombres en el ocaso de su vida. Para estos hombres tomar la profesión monástica

implicaba dejar las armas, cortarse el cabello, utilizar el hábito y realizar una importante

donación al monasterio. La peregrinación se identifica como una forma de penitencia colectiva.

Era habitual para los señores feudales visitar lugares sagrados en Roma, Santiago y Jerusalén

junto a sus vasallos y sacerdotes.

34 Ibíd, 109

35 Ibíd, 111.

13
Luego de terminar el año 1033 sin la llegada del Anticristo la sociedad medieval dio por hecho

que Dios les había perdonado y que los actos de purificación individual y colectiva habían

funcionado dando paso a lo que Duby denomina la nueva alianza.

El año milésimo de la Pasión del Señor, sucediendo al hambre desastrosa, las lluvias de
las nubes se aplacaron obedeciendo a la bondad y la misericordia divinas. El cielo
comenzó a reír, a iluminarse, y se animó con vientos favorables. Con su serenidad y su
paz mostraba la magnanimidad del Creador. Toda la superficie de la tierra se cubrió de
un amable verdor y de una abundancia de frutos que expulsó por completo a la escasez...
[…] El entusiasmo era tan ardoroso que los asistentes tendían la manos hacia Dios
gritando al unísono: "¡Paz!¡Paz! ¡Paz! ‘Veían la señal del pacto definitivo, de la
promesa contraída entre ellos y Dios 36.

Ante este nuevo renacer, que para nada implicaba la desaparición del mal, la sociedad medieval

se renueva. Las fuentes de la época no se enfocan el relatar el cambio social, lo humano no es

prioridad en el relato. No obstante, hay otro tipo de fuente que evidencia el cambio de

mentalidad, la fuente arquitectónica. La nueva mentalidad medieval se materializa en la gran

obra artística urbana de la Baja Edad Media: Las catedrales góticas.

Génesis de la catedral gótica


En 1976 se publica la gran obra de Georges Duby La época de las catedrales: Arte y

sociedad, 980-142037 , que agrupa los textos publicados originalmente en la triología ilustrada

Adolescence de la chrétienté occidentale, L'Europe des cathédrales y Fondement d'un nouvel

humanisme entre 1966 y 1967 por Alberto Skira. En la presentación del libro Duby explica que

ha puesto todo su empeño en “explicar necesariamente, las formas artísticas que surgieron dentro

del poder en el estrecho universo de la muy alta cultura”38. Reconociendo que estas formas son

36Ibíd,
127
Nota original: Raoul Glaber, Hist, IV,5.
37Edición utilizada: Georges Duby, La época de las catedrales: Arte y sociedad, 980-1420 (Madrid: Ediciones Cátedra, 1995).

38 Duby, La época…,11.

14
casi las únicas que han durado y que la creación artística siempre ha estado gobernada por las

fuerzas dominantes Duby presenta un texto que responde a su necesidad de hacer la historia

accesible. El libro se compone de tres ensayos: El monasterio 980 - 1130, La catedral 1130

-1280 y El palacio 1280-1420. La unión de los tres ensayos muestra de forma cronológica como

la responsabilidad o mando sobre la producción artística del periodo histórico medieval va

cambiando de manos: de los monjes a los obispos y de los obispos a los príncipes.

El arte como forma de expresión nos permite acceso a descubrir las mentalidades, es

imposible comprender la arquitectura medieval si nos alejamos de la ideología religiosa, Duby

advierte que es precisamente la teología lo que nos ayudará a comprender el arte. En este libro

Duby desmitifica la idea de barbarie asociada al medievo mostrando el genio creativo de la

cristiandad, que reluce una vez superados los miedos del año mil. Duby demostró que era posible

discutir sobre formas de producción, organización social y distribución del poder utilizando el

arte como fuente. Su objeto de estudio en los primeros dos ensayos será la sociedad feudal

francesa mientras que el ensayo final se enfoca en Italia. Para propósito de este trabajo y

siguiendo una conexión con el texto anterior se analizarán fragmentos del segundo capítulo del

libro: La catedral 1130-1280.

Para el año 1130 la verdadera iglesia del rey francés era el monasterio 39. Saint-Denis-en-

France fue el lugar donde fue bautizado, consagrado, donde descansan los restos de sus

antepasados y la corona.

En el monasterio se oraba por sus victorias y se escribía el relato de sus hazañas[…]


Colmado de beneficios reales, el monasterio rezumaba opulencia […]A comienzos del
siglo XII su riqueza no dejaba de crecer gracias a la expansión de los cultivos y sus

39 Ibid. 103.

15
prestigio aumentaba con el de los reyes de Paris. Hacia Saint-Denis se dirigen
naturalmente las fuerzas dominantes de la cristiandad […] 40

Duby presenta la figura del monje Benedictino Suger de Saint-Denis, máximo responsable del

monasterio por orden del rey, como responsable del cambio de mentalidad sobre lo que debe

reflejar el monasterio y no se refería a los votos de pobreza. En sus tratados De su

administración y De la consagración manifiesta que su monasterio por ser real estuviera por

encima de los demás. Para Suger los objetos preciosos deben formar parte del servicio religioso y

contra los defensores de la pobreza se propuso reconstruir la iglesia de la abadía. Como bien

sabemos y tal cual argumenta Duby la catedral es la iglesia del obispo41, pero la génesis de los

elementos que constituirán el arte gótico se da en las ideas propuestas desde el monasterio.

Verticalidad y luminosidad son los elementos principales de la catedral. La altura que nos

lleva a alcanzar la grandeza divina y la luz de Dios. Duby entiende que Suger se inspiró en un

tratado que se le atribuye a Dionisio: De la jerarquía celeste - De la jerarquía eclesiástica donde

se indica que Dios es luz y que todas las criaturas participan de esa luz. Integrar la luz al culto es

la gran aportación de Suger al arte urbano medieval.

Luz absoluta, Dios está mas o menos oculto en cada criatura, según esta sea más o
menos sea refractaria a su iluminación; pero cada criatura lo descubre a su manera
puesto que libera, ante quien la observe con amor, la parte de luz que contiene en si. En
esta concepción está la clave del nuevo arte, del arte de Francia, cuyo modelo fue la
abadía de Suger. Arte de claridad y de irradiación progresivas42.

La luz se inserta a la ceremonia religiosa abriendo los muros, creando nuevas bóvedas, pilares y

abriendo ventanas decoradas con vidrieras. Las piedras preciosas también formarían parte de la

estética y teología de la luz propuesta por Suger, esta mentalidad será replicada en las denominas

40Ibíd. 103.
41 Ibíd. 99.

42 Ibíd. 106.

16
iglesias de la ciudad. Chartes, Bourges, Angers, Noyon, Loan, Paris, Soissons y Senlis

continuarán el ejemplo del que será conocido como el Arte de Francia. Super consideraba a los

obispos pilares de la monarquía, acorde a Duby esta mentalidad coincide “con los cambios

sociales provocados por el empuje urbano en la Galia del Norte” y el desarrollo del comercio por

mercaderes, que aunque errantes mantenían sus depósitos en las ciudades43. Duby afirma que el

arte de las catedrales significó en Europa el renacimiento de las ciudades en los siglos XII y

XIII44.

Financiadas por la limosna del rey, los señores y mercaderes, las catedrales pasa a convertirse en

el espacio más importante de su respectiva ciudad. Su usos fueron diversos y no se restringía

solo al culto:

A la catedral no se entraba solamente a orar; allí se reunían las asociaciones de


los oficios y toda la comuna para sus reuniones civiles. Por otra parte, el hecho
de ser “hombre” de la iglesia procuraba privilegios y exenciones aduaneras cuyo
precio conocían los grandes comerciantes. Los hombres de negocios
consideraban pues este monumento como propio, pretendían que fuera espléndido
y por eso lo adornaron. Una nueva emulación. Los traficantes de Amiens que
vendían las pastas para teñir las telas tenían conciencia de que su poder se
manifestaba en las bellezas de su catedral 45.

Al igual que en su libro Año mil, Duby identifica cuáles son los roles de los hombres en la

sociedad en proceso de transformación. Sus diferencias se ven plasmadas en las etapas de

edificación de las catedrales: un orden dicta la estética, un orden la financia y el otro la

construye. El campesino aunque no es residente de la ciudad jugará en papel crucial en este

legado, pues la catedral crece gracias al trabajo campesino: desbrozadores, plantadores de cepas,

43 Ibíd. 113.
44 Ibíd. 99.

45 Ibíd. 115-116.

17
cavadores de fosos y de diques formarán parte de la mano de obra. El paso del tiempo permitió la

evolución de las técnicas de construcción y el paso de batón sobre quien dirigía el arte medieval.

Mientras los obispos se convirtieron en los nuevos príncipes de una sociedad que fue regida por

la contradicción y la prohibición, donde mientras se propicia el culto a María como madre

rindiéndole honor con los rosetones en las fachas de las catedrales, se ve al resto de las mujeres

como fuente de pecado. Esta creencia compartida por obispos, anacoretas y curas se difunde al

resto de la sociedad desde sus hermosos nuevos templos

La mujer y la sexualidad reprimida


Uno de los temas principales que llamó mi atención y comparten los texto El caballero,

la mujer y el cura 46 y El amor en la Edad Media y otros ensayos47 es el control sobre la mujer, su

cuerpo y su placer. La mujer debe ser vigilada porque es fuente de pecado. Consciente de la

virilidad de la Edad Media y la dificultad de encontrar testimonios que muestren la realidad

femenina narrada desde sus mentalidades, Duby se interesa por descubrir la parte oculta de la

mujer. En su intento debe adentrarse en la institución que acoge, rapta y encarcela a muchas de

ellas: el matrimonio. Identificando el matrimonio como el acto social más importante de todos48

Duby se pregunta: ¿Cómo se casaban, hace ocho o nueve siglos, en la Europa cristianizada?49

¿Cómo puedo entender el feudalismo sino conozco claramente las normas que seguía un

caballero para conseguir esposa? 50

46Edición utilizada: Georges Duby, El caballero, la mujer y el cura (Madrid: Taurus Editorial, 1992)
47 Edición utilizada: Geroges Duby, El amor en la Edad Media y otros ensayos (Madrid: Alianza Editorial, 1990)

48 Duby, El amor…, 16.


49 Duby, El caballero…, 19.

50 Ibíd. 20.

18
El matrimonio en la Edad Media tenía una finalidad secular y religiosa ambas dominadas

por mentalidades masculinas.

[…] un modelo laico, encargado, en esta sociedad ruralizada en la que cada


célula tiene sus raíces en un patrimonio territorial, de preservar, a lo largo de las
generaciones, la permanencia de un modelo de producción; por otra parte un modelo
eclesiástico cuyo objetivo, intemporal, consiste en refrenar los impulsos de la carne, es
decir expulsar el mal, encausando dentro de estrictos límites los excesos de la
sexualidad 51.
Los “límites estrictos” a la sexualidad es el tema con el que me interesa terminar este

escrito. Ese matrimonio entre hombres donde la mujer terminaba en el medio sin voz, ni voto, ni

sexo. A nivel secular el matrimonio era una forma de adquirir y perpetuar bienes para el hombre,

era importante que los primogénitos alcanzaran un buen matrimonio y el resto de los hijos

llegaba a ese acuerdo si era conveniente y beneficioso para la salvaguardia del patrimonio

familiar, enfocado en la preservación de la tierra y los modos de producción. Los hombres, en

mayor medida los primogénitos eran los responsables del destino familiar que pasaba de

generación por herencia de primera línea. A la cabeza de la familia está el padre, anciano, que

tiene como derecho y deber casar a los jóvenes. Los acuerdos matrimoniales no eran otra cosa

que acuerdos económicos estratégicos donde ninguno de los contrayentes tendría opinión, y

quienes llegan al acuerdo son los padres de las respectivas familias.

La joven mujer medieval aporta dos aspectos importantes al matrimonio que son vitales a

la hora de cerrar el trato: los bienes que hereda de su familia y son presentados como dote y una

vagina intacta con un vientre listo para engendrar un heredero y preservar el linaje. Bajo la

mentalidad medieval la mujer debe ser constantemente vigilada, siempre bajo sospecha por su

naturaleza lujuriosa. El marido y los hombres de la casa deben evitar que esta vuelque sus

pasiones sus pasiones en otro y sea este el que disemine su semilla. El amor dentro del

51 Duby, El amor…16.

19
matrimonio es la mujer, es el hombre que la desea, pero irónicamente ese deseo no puede

manifestarse y es regulado por aquellos que supuestamente juraron votos de castidad.

El matrimonio no siempre fue bien visto por la Iglesia, y acorde a Duby es admitido

como un mal necesario, supuestamente adoptado por Jesús en las bodas de Caná, le sirve a la

Iglesia para disciplinar la sexualidad y luchar contra la fornicación. El placer y la pasión los

grandes enemigos de la cristiandad, son hoy para muchos la razón de ser de la humanidad, pero

mucho tiempo tuvo que pasar para que llegara esta segunda conclusión. San Agustín y toda la

vertiente de pensamiento que lo sigue y antecede entiende que el mal procede del cuerpo, por

tanto de la mujer, que es inferior y carnal. Duby plantea que San Agustín ve el matrimonio como

una forma menos imperfecta de copulación; “es bueno sobre todo porque es el medio de refrenar

la sensualidad, es decir, la mujer52”.

La mujer es primero del padre, luego del marido y en caso de viudez del hijo, es

únicamente reconocida y santificada por su rol de madre y se le niega todo tipo de placer carnal,

no obstante aunque se “exige la castidad” para el hombre sus deslices son perdonados, mientras

que la infidelidad femenina se castiga con la muerte. La historia no se repite, pero hay quienes

insisten en arrastrar las mentalidades del pasado, obstaculizando la posibilidad de romper

paradigmas. Las historias que cuentan Duby apelan al lector actual porque de cierta forma se

sienten identificados, desde el joven que quiere lanzarse en busca de aventuras hasta la mujer que

buscas respuestas a la perpetuación del patriarcado. Los seres humanos como seres pensantes nos

definimos precisamente por eso, la forma en la que nuestra mentalidades cambian o se perpetúan

acorde al contexto histórico que nos tocó vivir.

52 Duby, El caballero, 29.

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Referencias

Cortés García, Juan José (coord.). “Geroges Duby: rigor y renovación sobre los estudios de edad
media europea”. Medievalia. Nº 13, (1996-1997): 68.

Duby, Georges. Año mil: una nueva y diferente visión de un momento crucial de la
historia.Guanajuato: Editorial Gedisa Mexicana, 1989.

_____. El amor en la Edad Media y otros ensayos. Madrid: Alianza Editorial, 1990.

_____. El caballero, la mujer y el cura. Madrid: Taurus Editorial, 1992.

_____. La época de las catedrales: Arte y sociedad, 980-1420. Madrid: Ediciones Cátedra, 1995.

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Ríos Saloma, Martín. “De la historia de las mentalidades a la historia cultural. Notas sobre el
desarrollo de la historiografía en la segunda mitad del siglo XX”. Estudios de historia
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