Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Electroerosion
Electroerosion
En la pieza las descargas producen cráteres microscópicos, de un tamaño que depende del tipo
de máquina. Tanto la pieza como el electrodo deben ser materiales conductores, para que
pueda establecerse el arco eléctrico para el arranque de metal. Cuando cesa el pulso eléctrico,
se inyecta nuevo líquido dieléctrico en el espacio entre electrodos, y las partículas metálicas de
la pieza, que han sido arrancadas, son expulsadas, pero sólo parcialmente. Esas partículas
pueden cambiar las características dieléctricas del líquido, e incluso producir un cortocircuito.
Es un problema no resuelto. La distancia entre ambos electrodos, el espacio de chispa,
depende de la máquina usada, es un factor lógicamente central en el proceso. Intolerable que
ambos electrodos entren en contacto.
Electrodo de forma
Es comúnmente hecho de grafito, pues éste, por tener una elevada temperatura de
vaporización, es más resistente al desgaste. Puede ser trabajado con una fresadora con el
fin de crear, ya sea un electrodo macho u hembra. Esto significa que el electrodo tendrá
la forma opuesta a la forma deseada en la pieza de trabajo. Es útil disponer de dos
electrodos-forma, uno para erosión en bruto, y el otro para lograr el acabado final
perfecto. El cobre también puede servir como electrodo, aunque su desgaste es más
rápido. El electrodo de cobre es ideal para la perforación de hoyos, o agujeros redondos
y profundos. El diámetro de estos electrodos no pasa de algunos milímetros y longitudes
variadas, y prepara la pieza metálica para la posterior electroerosión por hilo. Se trata de
agujeros que el taladro convencional no puede realizar.
Para la electroerosión la pieza y el electrodo se sitúan muy cercanos entre sí, dejando un
espacio que oscila entre 0,01 y 0,05mm, por el que circula un líquido dieléctrico,
normalmente aceite de baja conductividad, en que está sumergida la pieza. Un
generador de corriente continua y pulsante crea un campo eléctrico intenso entre
electrodo y pieza, que provoca el paulatino aumento de temperatura, hasta que el
dieléctrico se vaporiza. Al desaparecer el aislamiento del dieléctrico salta la chispa, y se
incrementa la temperatura, hasta extremos de 20.000 °C, se vaporiza un pequeño
material de la pieza y del electrodo; se forma una burbuja que actúa de puente. Al cesar
el pulso eléctrico, el puente-burbuja se rompe, y se alejan las partículas-gas del metal
arrancado. Ese gas se solidifica al contacto con el dieléctrico, y es finalmente arrastrado.
Ese ciclo completo se repite miles de veces por segundo, según la máquina. También se
puede cambiar la polaridad electrodo-pieza. La erosión uniforme de la pieza reproduce
las formas del electrodo. A medida que el electrodo se desgasta hay que ir acercándolo
la pieza, para mantener el hueco constante. Los pequeños cráteres de la herramienta
erosionan gradualmente el electrodo.
Hay que contrarrestar ese desgaste de la geometría del electrodo: una posibilidad es ir
remplazándolo durante la operación, algo fácil si usamos la electroerosión por hilo,
empujarlo cuidadosamente hacia abajo. Como es obvio, cuando el desgaste es severo el
electrodo es remplazado. Si es de grafito, se corrige el desgaste con un generador
digital, controlable al milisegundo, que invierte la polaridad mientras actúa la
electroerosión. Es un efecto similar al recubrimiento de la plata, que continuamente
deposita partículas de grafito hacia atrás, hacia el electrodo, hasta lograr el desgaste
cero.
No todo son ventajas, pues tiene más resistencia a la fatiga una pieza acabada por arranque de
viruta (fresadora, torno, planificadora) que una pieza acabada por penetración eléctrica,
electroerosión. La energía consumida es alta.
La lentitud del electrodo de forma ha traído el proceso de electrodo por hilo, nacido en
los años de la década de los setenta, con una capacidad de arranque de metal de unos
350 cm³/hora. La velocidad depende de muchos factores, como el diámetro del hilo, el
voltaje y amperaje aplicados, el grosor y metal de la pieza. El acabado deseado afecta al
tiempo del ciclo de manufactura, pues posteriormente será mejorado con pases
semirepetitivos de corte. El hilo puede ser de latón o de zinc (y molibdeno en máquinas
de hilo recirculante), y puede ser reciclado. Procede de una bobina, y funciona por
control numérico. Una bobina de 8 kg de peso, de un hilo de 0,25 mm de diámetro tiene
una longitud de 19 km. El diámetro puede ser de sólo 20 micras para trabajos de
precisión geométrica de ±1 micra. Existen diámetros de 0,25 y 0,3 mm. El electrodo-
hilo está sumergido en el líquido dieléctrico, el cual suele ser agua desionizada, de
resistividad eléctrica controlada. El agua arrastra el metal arrancado, su caudal es
proporcional al espesor de la chapa que se perfora. Las guías del hilo tienen una
precisión de 0,004 mm. El hilo puede cortar un agujero de un diámetro de 0,12 mm,
aunque el diámetro del hilo electrodo es de 0,1 mm. Cortar un diámetro mayor que el
del hilo se explica, porque saltan chispas laterales del hilo, que causan erosión en la
pieza. El hilo se adquiere en rollos y a peso. La tensión mecánica exacta del hilo es
importante para lograr un corte efectivo. Si nos excedemos, sobretensión del hilo,
acabará en ruptura, algo bastante común, y a veces necesaria. Con un encendedor vulgar
se puede romper el hilo. La posición de una cabeza superior y otra inferior, por las
cuales pasa el hilo, requiere un alineamiento vertical concéntrico.
El hilo tiene sus ventajas, pues, no precisa el mecanizado previo del electrodo, es de alta
precisión para formas complejas, y el resultado es constante. Según la capacidad de la
máquina, el trabajo con alambre puede incluir angularidad variable controlada, o
geometría independiente (4º eje). Se pueden mecanizar placas hasta 30 cm de espesor,
metales previamente templados, y así evitar las deformaciones producidas por un
tratamiento térmico, después de terminada la pieza. El arrastre de partículas de metal
por agua desionizada requiere poca energía.
Sus aplicaciones más importantes las encontramos en la fabricación de moldes, master, para la
estampación de joyas, plata, monedas, etc. Producción rápida, en menos de 10 segundos, de
prototipos de componentes en la industria del automóvil, aeroespacial, electrónica. Las hileras
de agujeros microscópicos en el borde de salida de los álabes de turbinas de aviación, para
inyectar gas en el motor, permiten el funcionamiento a muy alta temperatura. La alta relación
diámetro-longitud del agujero no es posible con la tecnología convencional de perforación.
Erosión electroquímica
El electrolito es agua con sales conductoras, como NaCl, KCl, NO3Na, a una
temperatura de 30-50 °C, con velocidades de flujo de corriente de 15-60 m/s y con
presiones de 15 bares. La pieza es metal de gran dureza, y no sufre alteración de su
estructura cristalina. La pieza queda libre de rababas, por lo que no hace falta ninguna
operación de acabado. La tensión es de corriente continua, de 6 a 35 V. La corriente
muy intensa, entre 10 y 10.000 A. La densidad de corriente es de 2,3-3,1 A/mm². La
velocidad del proceso es de 1,5-2,0 cm³/minuto/1.000 A. La velocidad de penetración es
de 2,5 mm/minuto en aleaciones duras. Se consiguen tolerancias de ±0,025 mm de
precisión dimensional.
Existen variantes: