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Bloque 4 Civil El Negocio Juridico
Bloque 4 Civil El Negocio Juridico
Dos objeciones:
1. La libertad de la persona no puede quedar constreñida (limitada) hasta el
extremo de limitarse a decidir si lleva a cabo (o no) el supuesto de hecho
contemplado en las normas jurídicas. Al menos en las relaciones entre
particulares, resulta necesario reconocer a las personas ámbitos de libertad
superiores, que les permitan no sólo decidir si realizan o no un determinado
acto, sino también determinar las consecuencias del mismo, conforme al
propio designio del acuerdo o pacto conseguido por cualquier otra persona o
conforme a la propia decisión voluntaria del actuante.
Art 1.091 CC “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley
entre las partes contratantes y deben cumplirse al tenor de los mismos”
3. EL NEGOCIO JURÍDICO
Por contraposición son negocios inter vivos los que regulan las relaciones
jurídicas de una persona (o normalmente, dos o varias), durante su vida
(todos los contratos).
Los negocios atípicos son los que, siendo lícitos y admisibles con carácter
general, como derivación de la autonomía privada, carecen de una
regulación institucional, por no haber sido contemplados expresamente por
el legislador (uniones de hecho, contrato de garaje, etc).
Serían contratos unilaterales los que generan obligaciones para una sola de las
partes contratantes. Por ejemplo, cuando presto a un amigo 100 € es
evidente que solo él queda obligado por mor del contrato de préstamo.
2. LA NULIDAD
Se trata del supuesto más grave de ineficacia del negocio jurídico. Por ello
suele ser adjetivada como nulidad absoluta o nulidad de pleno derecho. Los
negocios jurídicos nulos no merecen para el Derecho más que rechazo; no
puede reconocer el Ordenamiento jurídico ningún efecto del negocio jurídico
nulo, ni siquiera su admisibilidad como negocio.
3. LA ANULABILIDAD
Un negocio jurídico anulable será aquel que pueda ser impugnado o, por el
contrario, seguir produciendo efectos en caso de que su efectiva anulación
no tenga lugar.
En definitiva, las causas de anulabilidad son disponibles para las partes y, por
tanto, sanables. Las causas de nulidad, por el contrario, son de derecho
Para que la confirmación sea válida, se requiere que quien la lleve a cabo sea
consciente de la transcendencia de la misma. Por ello requiere el Código que
el confirmante tenga conocimiento de la causa de anulabilidad y que el vicio
no le siga afectando (habiendo ésta cesado). Se puede realizar de forma
expresa o tácita
5. LA RESCISIÓN
La rescisión es una forma particular de ineficacia del contrato que procede de
un momento posterior a la celebración del mismo, el cual nace plenamente
válido, pero posteriormente puede ser declarado ineficaz por sus efectos
lesivos o perjudiciales para una de las partes o de un tercero.
1. “Los contratos que pudieran celebrar los tutores sin autorización judicial,
siempre que las personas a quienes representan hayan sufrido lesión en más
de la cuarta parte del valor de las cosas que hubiesen sido objeto de
aquéllos”.(EJ: el tutor compra un coche por doble de su valor).
Los contratos que celebre el menor por sí solo serán anulables y no
rescindibles. También serán rescindibles los contratos que celebre el tutor
con autorización judicial; respecto de los cuales podrá el menor, para
recuperar los perjuicios que le causen, exigir la responsabilidad en que haya
podido incurrir el Juez al conceder autorización al tutor. Aquellos contratos
que, necesitando autorización del judicial, celebre el tutor por sí solo, son
directamente nulos.
2. “Los celebrados en representación de los ausentes, siempre que éstos
hayan sufrido la lesión a que se refiere el número anterior” (en más de la
cuarta parte del valor de la cosa).
3. La partición de la herencia, siempre que la lesión sea en más de la cuarta
parte, atendiendo al valor de las cosas cuando fueron adjudicadas.
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1. IDEAS GENERALES
Por lo general, las personas se desenvuelven en el tráfico jurídico por sí
mismas, realizando aquellos actos o negocios que estiman de su interés de
forma directa y personal. Sin embargo, resulta frecuente que la actuación
personal sea imposible o desaconsejable (lejanía, gran pérdida de tiempo,
razones de salud, ausencia, etc.) y sea necesario buscar una tercera persona
que despliegue la actividad de que se trate en lugar del directamente
interesado, sustituyéndolo.
De otra parte, el hecho de que toda persona, incapaces incluidos, sea o pueda
ser titular de derechos y obligaciones hace necesario que la ley atiende a la
gestión de tales derechos y obligaciones imponiendo a ciertas personas el
desempeño de los mismos en nombre del incapaz.
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Tanto el representante legal cuanto el voluntario han de actuar “en nombre del
representado”, de forma tal que los terceros sepan desde el primer
momento que su intervención formal no conlleva, sin embargo, que queden
vinculados personalmente con el representante, sino que éste se limita a
actuar por otra persona: el representado.
Categorías gestorías:
1. La actuación gestoría puramente auxiliar: terceras personas intervienen
en cualquier acto o negocio jurídico sin capacidad decisoria alguna, sino
desempeñando un papel puramente material, asesorando o auxiliando al
interesado: abogado, intérprete, agente de la propiedad inmobiliaria, etc.
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Siendo ello así, parece natural que la actuación del mandatario no pueda
vincular directa e inmediatamente al representado y al tercero, ya que este
ni siquiera sabe por cuenta de quién ha actuado el mandatario.
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8. LA REPRESENTACIÓN LEGAL:
No son extrañas las propuestas doctrinales acerca de la exclusión de la
representación legal del ámbito de la representación. Nuestro Código Civil no
utiliza casi nunca el vocablo representación para referirse a la actuación
representativa directa; mientras que su utilización (y la de representante) es
continua y reiterada en relación con los supuestos de representación legal.
9. REPRESENTACIÓN ORGÁNICA
La denominada representación orgánica no es un aislado supuesto de
representación, pues las personas jurídicas acuden con frecuencia al
esquema representativo de forma voluntaria, otorgando poderes especiales
o generales a terceras personas (gerente, director general…). En tales casos,
los órganos de las personas jurídicas legitimadas para ello, designan
representantes, directos o indirectos, de la misma manera que las personas
propiamente dichas. Tales representantes, son en principio, personas ajenas
a la organización interna de la persona jurídica, que actúan en nombre y
cuenta de ella y no de la persona natural o física que las apodera.
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