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Cubagua, por Manuel Narváez

Afirma Fernando Cervigón que la explotación de perlas en Cubagua comenzó en 1499; que la fabulosa
magnitud de la producción hizo posible que el asentamiento de codiciosos aventureros en ese seco y estéril
peñasco, recibiera el título de ciudad, la primera de Venezuela, en 1528; que la efímera existencia de Nueva
Cádiz termina en 1539 cuando, agotados los placeres, el poderoso monarca Carlos V autorizó el traslado de
los cubagüenses hacia la Península de la Guajira.

Esa breve e intensa experiencia en los albores de la nacionalidad venezolana marcó la manera como
concebimos la riqueza; allí están muchas de las claves que explican nuestra mentalidad rentista. Para
nosotros el problema no es generar riqueza, sino apropiarnos de la que ya existe; y hacerlo lo más
rápidamente posible para evitar que otros nos tomen la delantera. “Pónganme donde haiga”, “los ricos
están completos”, son expresiones populares que revelan con nitidez esa manera de pensar la riqueza: una
torta providencial a cuyo reparto hay que llegar temprano y atropellando, si es necesario.

Así como en Cubagua con las perlas, ha sido con el petróleo, con el hierro; así está siendo con el Arco
Minero. Tomamos al crecimiento por desarrollo, a la cantidad por calidad, al consumismo por felicidad, a la
“viveza” por creatividad, a lo instantáneo por lo definitivo, a la vulgaridad por autenticidad. Con esa actitud
vamos de burbuja en burbuja, creyendo impenitentemente que encontraremos el País de Cucaña.

La burbuja más reciente son los bodegones. Tendrán un impacto más restringido y durarán mucho menos que
las perlas porque su origen (el arrebato desordenado de capitalismo salvaje que ha poseído a Maduro y que le
ha hecho liberar precios, permitir la libre convertibilidad y eliminar restricciones a las importaciones) no es
sostenible.

La tarea histórica sigue pendiente. El sesgo hacia la rapacidad depredadora que nos caracteriza, debe
bascular positivamente para transformarse en voluntad creadora. Solo así será posible que una
Venezuela productiva y emprendedora surja de las cenizas de la Venezuela rentista.

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