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El Libro de verídicas fechas históricas

NO HAY duda en nuestra mente tocante a dónde estamos en este instante, y nosotros, por
supuesto, sabemos cómo llegamos aquí. También estamos muy conscientes del tiempo en relación
con los sucesos en que personalmente hemos estado envueltos. Sabemos, por ejemplo, dónde
estuvimos y lo que hicimos hace una hora, hace un día, hace una semana. La mayoría de nosotros
sabemos cuántos años tenemos, y podemos relatar con bastante exactitud algunos de los grandes
acontecimientos de nuestra vida.
2 Pero, ¿qué hay del pasado lejano antes de nuestro tiempo? ¿Qué sabemos acerca de fechas
y sucesos que no forman parte de nuestra experiencia personal? Por ejemplo, ¿sabemos en qué
año nació Jesús o, de más importancia, la fecha de su muerte? Después de todo, él fue el mayor
hombre que jamás ha andado en esta Tierra. ¿Sabemos en qué año destruyeron los babilonios a
Jerusalén? Esa fecha en particular es sumamente importante si hemos de entender por qué ciertos
acontecimientos han sucedido en nuestra vida. ¿Dónde nos hallamos hoy en la corriente del
tiempo? ¿Sabemos que el sexto año a partir de ahora concluirá el año 6.000 desde que Adán fue
creado? Y si vivimos hasta ese año de 1975, ¿qué debemos esperar que suceda?
3Estas ciertamente son preguntas interesantes e importantes, pero, ¿dónde podemos hallar
respuestas verídicas a ellas? Puesto que los sucesos que acontecieron mucho antes de que
naciéramos tienen una gran relación con estos asuntos, ¿cómo podemos conseguir los hechos?
¿En qué registros escritos del pasado podemos confiar como basados en hechos y como
verdaderos?
4 La persona honrada que busca la verdad no debe sentirse obstaculizada en su búsqueda de

respuestas a estas preguntas, pensando que es una empresa desesperanzada. En realidad tiene a
su disposición el libro más antiguo de historia y, de más importancia, un libro en el que puede
confiar y depender como la autoridad suprema, un libro mediante el cual se puede medir y juzgar
todo otro testimonio. Afortunadamente, este documento histórico ahora está traducido al idioma
que puede leer el inquiridor. Este libro es la Santa Biblia, la Palabra inspirada y sagrada de Jehová
Dios. Solo Jehová conoce tanto el fin como el principio.—Isa. 46:10.
5 Los historiadores seglares que se remontan en el tiempo para hablarnos del pasado lejano,
pero que desdeñosamente pasan por alto el registro de la Biblia, están obligados a llenar las
brechas entre uno y otro de sus escasos hallazgos arqueológicos fragmentarios con tradiciones
indignas de confianza, cálculos fantásticos y absoluta conjetura. Por otra parte, los investigadores
honrados, y hay muchos de ellos, reconocen el valor verdaderamente genuino de la Biblia como
testimonio intachable, confirmado por todos los descubrimientos que han sido desenterrados.
Puesta a prueba, la Biblia de veras ha probado su valor como el más completo registro de sucesos
antiguos y como un libro de exactitud genuina. Por lo tanto estamos equipados, con este libro de
verídicas fechas históricas a la mano, para contar hasta la creación de Adán con poca dificultad,
llenando las brechas de la historia seglar con datos confiables. Lo que es más, podemos hacerlo
rápidamente y con poco esfuerzo.
CAMBIOS EN LOS CALENDARIOS
6 Hoy medimos el tiempo con el calendario gregoriano, pero este medio de medir tiene menos
de 400 años de edad. Fue el papa Gregorio XIII, quien, en 1582, suprimió el calendario juliano, que
para aquel año estaba en desacuerdo con el Sol por unos diez días. Para corregir la discrepancia
el papa ordenó que se le quitaran diez días al mes de octubre. De modo que el 5 de octubre fue
hecho el 15 de octubre de 1582. El calendario actual es tan exacto que solo hay aproximadamente
26,3 segundos de diferencia entre él y el verdadero año solar, y esta diferencia aumenta a la muy
pequeña proporción de 0,53 segundos cada siglo. Esa es una diferencia de menos de nueve
minutos cada cien mil años, menos de un día cada dieciséis millones de años.
7El calendario juliano, que fue reemplazado por el calendario gregoriano, fue instituido por Julio
César en 46 a. de la E.C., que se conoce como “el año de la confusión.” Esto se debió a que en
aquel tiempo los calendarios más viejos estaban adelantados por unos tres meses al horario del
Sol, lo que hizo necesario que el año 46 a. de la E.C. tuviera 445 días para que el Sol pudiera
alcanzar al calendario, por decirlo así.
8Si los sucesos registrados en la Biblia se hubieran fechado según el calendario juliano u otros
calendarios precedentes, sería un asunto bastante sencillo convertir tales fechas al calendario
gregoriano. Pero no sucede así. La Biblia habla de períodos y acontecimientos particulares y a
menudo no relacionados, y éstos están fechados de sus propias maneras especiales,
independientes unos de otros. A veces están fechados según el principio del reinado de cierto rey
(Neh. 2:1; Est. 1:1-3; Dan. 9:1, 2; Luc. 3:1), o por una victoria militar o por la destrucción de una
gran nación (1 Rey. 6:1; Eze. 1:1, 2; 8:1; 20:1; 40:1), o están fechados en relación con un
acontecimiento insólito como el diluvio del día de Noé. (Gén. 9:28, 29) La tarea difícil, entonces, es
determinar cuándo se produjeron estos acontecimientos bíblicos si se miden con nuestro
calendario del día presente.
9 Se pudiera ilustrar el problema con el siguiente relato. Un viajero inglés, que visitaba un lugar
histórico en el continente europeo, salió una mañana de su hotel y lentamente caminó por el
bosque, deteniéndose brevemente en los sitios pintorescos y en los estanques refrescantes a lo
largo del camino. Por la tarde cruzó un arroyo y siguió la senda hasta el otro lado de la montaña.
Hacia el fin del día se le ocurrió la pregunta de cuánto había viajado. Recordó que más temprano
durante el día las distancias entre los lugares donde se detenía estaban marcadas claramente en
metros en los letreros de los postes, pero después de haber cruzado el puente no encontró más
letreros.
10 Para saber la distancia que había viajado, no bastaba con que nuestro viajero regresara y

tradujera de metros a pies las distancias registradas en la parte temprana de su viaje. Primero
tenía que medir hacia atrás desde su posición del momento, al otro lado de la montaña y a través
del puente, hasta el último letrero. Una vez que se determinara esta distancia, el resto sería
comparativamente fácil, si simplemente confiaba en las cifras de los letreros.
11 Así también sucede al determinar dónde está la humanidad en la senda del tiempo; no se

resolverá el problema simplemente traduciendo calendarios antiguos a los sistemas del día actual.
Uno primero tiene que medir el tiempo hacia atrás hasta el otro lado de la brecha que separa al
presente del antiguo registro bíblico del pasado, hasta un punto estacionario de la historia, hasta
una fecha fija del pasado, hasta una fecha absoluta, si así se quiere decir. Tal fecha tiene que ser
una en que los acontecimientos históricos sagrados y seglares coincidan y se enlacen en acuerdo
perfecto con los métodos actuales de medir las distancias del tiempo. Con tal fecha determinada
en relación con el medio de medir gregoriano sabremos cuánto tiempo ha pasado desde ese punto
y dónde estamos en la actualidad. Entonces desde ese punto cardinal también podemos medir
hacia adelante o hacia atrás para fechar otros sucesos de la historia bíblica aunque originalmente
se fechaban según un sistema diferente.
LA FECHA ABSOLUTA DE 539 A. DE LA E.C.
12 Una de esas fechas fijas o absolutas está relacionada con los acontecimientos registrados en
el capítulo cinco de Daniel, versículos uno al treinta y uno. Eso tiene que ver con el tiempo en que
los medos y los persas bajo Ciro el Grande desbarataron el festín notorio de Belsasar, tomaron la
ciudad de Babilonia y derribaron el Tercer Imperio Mundial. Ese año fue 539 a. de la E.C. en el
calendario gregoriano, cuatro años después de haber comenzado la era budista en la India.
13 El fijar 539 a. de la E.C. como el año en que sucedió este acontecimiento histórico se basa en
un documento de piedra que se conoce como la Crónica de Nabonido (Nabunaid). Este importante
hallazgo se descubrió en ruinas cerca de la ciudad de Bagdad en 1879, y ahora se conserva en el
Museo Británico. Sidney Smith publicó una traducción de este hallazgo en Babylonian Historical
Texts Relating to the Capture and Downfall of Babylon, Londres, 1924. El documento dice en parte:
14 “En el mes de Tashritu [Tisri, 7.o mes hebreo], cuando Ciro atacó al ejército de Akkad en Opis
en el Tigris, se sublevaron los habitantes de Akkad, pero él (Nabonido) degolló a los habitantes
confusos. El día 14, Sippar fue capturada sin batalla. Nabonido huyó. El día 16 [11-12 de octubre
de 539 a. de la E.C., calendario juliano, o 5-6 de octubre, calendario gregoriano] Gobryas (Ugbaru),
el gobernador de Gutium. y el ejército de Ciro entraron en Babilonia sin batalla. Después Nabonido
fue arrestado en Babilonia cuando regresó (allí). . . . En el mes de Arahshamnu [Hesván, 8.o mes
hebreo], el día 3 [28-29 de octubre, calendario juliano], Ciro entró en Babilonia, ramitas verdes
fueron extendidas enfrente de él... el estado de ‘Paz’ (Sulmu) se impuso en la ciudad.”—Ancient
Near Eastern Texts Relating to the Old Testament (Princeton; 1955), James B. Pritchard, pág. 306.
15 Sírvase notar que la Crónica de Nabonido proporciona detalles exactos en cuanto al tiempo

en que tuvieron lugar estos acontecimientos. Esto, a su vez, capacita a los doctos modernos, con
su conocimiento de astronomía, a traducir estas fechas en los términos de los calendarios juliano o
gregoriano. Explicando por qué esta Crónica no hace referencia en particular a Belsasar en
relación con la captura de Babilonia por Ciro, y también confirmando la fecha de 539, note lo que
dice el profesor Jack Finegan en Light from the Ancient Past (1959), páginas 227-229:
16 “Nabunaid [Nabonido] compartió la gobernación real con su propio hijo mayor Baltasar

[Belsasar]. Se menciona a Baltasar como el príncipe heredero en las inscripciones babilónicas. . . .


Por lo tanto, puesto que Baltasar realmente ejercía la corregencia en Babilonia y bien pudo haber
continuado haciéndolo hasta el fin, el libro de Daniel (5:30) no está equivocado al representarlo
como el último rey de Babilonia. En el año diecisiete del rey Nabunaid, Babilonia cayó a Ciro el
persa. La crónica de Nabunaid da fechas exactas. En el mes de Tashritu en el día catorce, el 10 de
octubre de 539 a. de J.C., las fuerzas persas tomaron a Sippar; el día dieciséis, el 12 de octubre,
‘el ejército de Ciro entró en Babilonia sin batalla’; y en el mes de Arahshamnu, en el día tres, el 29
de octubre, Ciro mismo entró en la ciudad.”
17 Otros investigadores dicen esto: “La Crónica de Nabunaid . . . dice que Sippar cayó en manos
de las fuerzas persas el 14/VII/17 (10 de oct.e de 539), que Babilonia cayó el 16/VII/17 (12 de
oct.e), y que Ciro entró en Babilonia el 3/VIII/17 (29 de oct.e). Esto fija el fin del reinado de
Nabunaid y el principio del reinado de Ciro. Es bastante interesante que la última tablilla fechada a
Nabunaid procedente de Uruk está fechada el día después que Babilonia cayó ante Ciro. La noticia
de su captura todavía no había llegado a aquella ciudad meridional a unos 200 kilómetros de
distancia.”—Estudios de la Universidad Brown, tomo XIX, Babylonian Chronology 626 B.C.—A.D.
75, Parker y Dubberstein, 1956, pág. 13.
18 Autoridades reconocidas de la actualidad aceptan como indiscutible a 539 a. de la E.C. como
el año en que Babilonia fue derrocada por Ciro el Grande. Además de las citas antedichas a
continuación se proporciona una pequeña muestra de libros de historia que simbolizan una sección
representativa tanto de obras de consulta en general como libros de texto elementales. Estas
breves citas también muestran que ésta no es una fecha que se haya sugerido recientemente, sino
una fecha que se ha investigado a grado cabal y se ha aceptado generalmente durante los
pasados sesenta años.
“Ciro entró en Babilonia en 539 a. de J.C.” (Encyclopaedia, Britannica, 1946, tomo 2,
pág. 852) “Cuando Ciro derrotó al ejército de Nabonido, Babilonia misma se rindió, en
oct.e de 539, al general persa Gobryas.”—Ib., tomo 6, pág. 930.
“En 539 a. de J.C. Babilonia cayó sin luchar al persa aqueménida, Ciro el Grande.”—
The Encyclopedia Americana, 1956, tomo III, pág. 9.
“Babilonia fue capturada por Ciro en 539 a. de J.C.”—Serie Oriental de Yale ·
Investigaciones · Tomo XV, 1929, Nabonidus and Belshazzar, Dougherty, pág. 46.
“Los persas tomaron la ciudad en 539 a. de J.C.” (The World Book Encyclopedia,
1966, tomo 2, pág. 10) “En 539 a. de J.C., los persas conquistaron a Babilonia.” (Ib.,
pág. 13) “Nabonido, el último rey de la Babilonia caldea, que reinó de 555 a 539 a. de
J.C.”—Ib., pág. 193.
“La caída de Lidia preparó el camino para un ataque persa contra Babilonia. La
conquista de aquel país resultó inesperadamente fácil. En 539 a. de J.C. la gran
ciudad de Babilonia abrió sus puertas a las huestes persas.”—Ancient History, Hutton
Webster, 1913, pág. 64.
“En 539 a. de J.C. Babilonia, también, fue capturada por Ciro.”—The Story of the
Ancient Nations, W. L. Westermann, 1912, pág. 73.
“Sin embargo, en 539 a. de J.C., Ciro avanzó a la conquista de Babilonia. . . . Sippar
fue tomada sin un golpe y, dos días después, la vanguardia del ejército de Ciro entró
en Babilonia.”—History of the Hebrews, F. K. Sanders, 1914, pág. 230.
“No es probable que haya habido un largo intervalo entre su muerte [de
Nabucodonosor y la caída del Imperio Caldeo antes del ataque de Ciro en 539.”—The
Biblical Period, W. F. Albright, reimpreso de The Jews; Their History, Culture and
Religion, editado por Louis Finkelstein, 1955, pág. 49.
“Ciro entró en Babilonia el 29 de octubre de 539 a. de J.C. y se presentó en el papel
de libertador del pueblo.”—The Zondervan Pictorial Bible Dictionary, 1965, pág. 193;
vea también las páginas 93, 104, 198, 569.
“Nabucodonosor había rodeado a Babilonia con enormes muros, pero después de la
derrota del ejército de Baltasar la ciudad se rindió con leve resistencia en 539 a. de
J.C.”—World History at a Glance, Reither, 1942, págs. 28, 29.
“Cuando el Imperio Neobabilonio cayó en manos de los persas, Babilonia abrió sus
puertas a Ciro en 539 a. de J.C. sin oposición.”—The Interpreter’s Dictionary of the
Bible, 1962, pág. 335.
“En el año decimoséptimo de Nabonido (539 a. de J.C.), Ciro capturó a Babilonia.”—
The Popular and Critical Bible Encyclopaedia and Scriptural Dictionary, Fallows, 1913,
tomo 1, pág. 207.
“Ciro el Grande, en 539 a. de J.C., agregó el Imperio Babilónico a los otros imperios
que había adquirido y consolidado con facilidad y celeridad mágicas.”—A New
Standard Bible Dictionary, 1926, pág. 91.
“La ciudad [Babilonia] fue tomada por sorpresa en 539 a. de J.C.”—The Universal
Bible Dictionary, Peloubet, 1912, pág. 69.
“539 a. de J.C. señaló el derrumbe de la hegemonía semítica en el Oriente antiguo, y
la introducción del acaudillamiento ario que continuó por lo menos por mil años. Esta
conquista de Babilonia por Ciro colocó el fundamento para todos los
desenvolvimientos posteriores bajo el régimen griego y romano.”—Darius the Mede,
Whitcomb, 1959, Introducción, pág. 2.
“Fue Ciro, también, quien conquistó a Babilonia en el año 539 a. de J.C. y así llegó a
ser amo de Mesopotamia y Siria.”—Ancient and Medieval History, Hayes y Moon,
1930, pág. 92.
“Nabonido (Nabunaid) . . . fue el último rey de Babilonia (555-539 a. de J.C.).”—The
Catholic Encyclopedia, 1907, tomo 2, pág. 184.
“En 539 cayó el reino de Babilonia en manos de Ciro.”—The New Funk & Wagnalls
Encyclopedia, 1952, tomo 10, pág. 3397.
“El Imperio Caldeo, con su capital en Babilonia (Segundo Imperio Babilónico), duró,
. . . hasta 539 a. de J.C., cuando se derrumbó ante el ataque de Ciro.”—The Outline of
History, H. G. Wells, 1921, pág. 140.
“Ciro conquistó a Babilonia en 539 a. de J.C.”—The International Standard Bible
Encyclopaedia, 1960, tomo 1, pág. 367.
“En el año 539 Ciro conquista la ciudad de Babilonia, Babilonia llega a ser una
provincia del Imperio Persa.”—Traducido del Bibel-Lexikon alemán, editado por
Herbert Haag junto con asociados, impreso en Suiza, en 1951. Vea la página 150 bajo
Babilonia.
“Babilonia, . . . fue tomada por Ciro, quien desvió para ello el cauce del Eufrates (539
a. de J.C.).”—Pequeño Larousse Ilustrado, 1964, pág. 1139, bajo “Babilonia. ”
19 Con la fecha 539 a. de la E.C. tan firmemente establecida y con la cual concuerdan tantos

doctos, tenemos bastante confianza tocante a dónde nos hallamos hoy en relación con la caída de
Babilonia hace veinticinco siglos. El 6 de octubre de 1968, marcó 2.506 años desde la caída de
aquel tercer imperio mundial. Ahora se pueden fechar con bastante exactitud otros acontecimientos
importantes que sucedieron antes de 539. Si uno acepta las fechas anotadas en la Biblia, esto
llega a ser un asunto bastante fácil, y se evitarán algunas de las trampas erróneas en las que han
caído los cronólogos tradicionales de la cristiandad.
JERUSALEN FUE DESTRUIDA EN 607 A. DE LA E.C.
20 Los que creen en el Dios de Daniel, Jehová, saben que la exactitud histórica de la Biblia

no estriba en documentos mundanos no descubiertos, incompletos, imperfectos y no inspirados.


De modo que el solo hecho de que en las inscripciones cuneiformes paganas descubiertas hasta
ahora no se encuentra el nombre “Darío” no modifica de ninguna manera la veracidad del
testimonio de la Biblia. Los hechos históricos escritos bajo inspiración divina son claros: “En aquella
misma noche Belsasar el rey caldeo fue muerto, y Darío el medo mismo recibió el reino, siendo de
unos sesenta y dos años de edad.” (Dan. 5:30, 31) Algunos investigadores creen, y el argumento a
favor de ello es fuerte, que Darío fue el mismo Gubaru, gobernador de Ciro, que entró en Babilonia
con él y que nombró gobernadores en la ciudad. Sin embargo, Daniel menciona repetidas veces a
Darío el Medo, no como gobernador, sino como rey, y hasta se dirige personalmente a él como
tal.—Dan. 6:1, 6-9, 12-25.
21Durante los pocos meses que Darío estuvo en el trono Daniel hizo un pasmoso
descubrimiento cronológico: “En el primer año de Darío el hijo de Asuero de la descendencia de los
medos, quien había sido hecho rey sobre el reino de los caldeos; en el primer año de reinar él, yo
mismo, Daniel, discerní por los libros el número de los años acerca de los cuales la palabra de
Jehová le había ocurrido a Jeremías el profeta, para cumplir las devastaciones de Jerusalén, a
saber, setenta años.” (Dan. 9:1, 2) Sin duda la pregunta en cuanto a cuándo vencería este límite de
tiempo de setenta años era una que apremiaba la mente de Daniel. Afortunadamente, no tuvo que
esperar la respuesta por mucho tiempo.
22 El reinado de Darío I fue breve; la mención del “primer año” de su reinado infiere que fue rey
por lo menos por un año completo. (Dan. 9:1; 11:1) Ciro lo siguió en el trono a fines de 538 y el
profeta de Jehová, Daniel, continuó en su puesto alto. “En cuanto a este Daniel, prosperó en el
reino de Darío y en el reino de Ciro el persa.” (Dan. 6:2, 28) El hecho de que había una asociación
muy estrecha entre estos dos reyes y sus reinos se indica por la expresión repetida: “la ley de los
medos y los persas.”—Dan. 6:8, 12, 15.
23 Dos siglos antes Jehová había declarado por boca de su profeta Isaías: “[Yo soy] Aquel que
dice de Ciro: ‘Es mi pastor, y todo aquello en que me deleito él lo llevará a cabo por completo’; aun
en mi decir de Jerusalén: ‘Será reedificada,’ y del templo: ‘Te será colocado tu fundamento.’” (Isa.
44:28) Sin más demora estaba por cumplirse esta profecía que tenía doscientos años. Ciro
ascendió al trono y “el año primero” de su reinado, por lo menos antes de la primavera de 537,
“Jehová despertó el espíritu de Ciro.” Proclamó el famoso edicto en que permitía a los judíos
regresar y reedificar el templo de Jehová, copias del cual se escribieron y se hicieron circular por
todo el reino. Esto permitió suficiente tiempo para que los judíos se volvieran a establecer en su
patria, ‘establecieran firmemente el altar sobre su propio sitio,’ y empezaran a ofrecer sacrificios
quemados a Jehová “desde el primer día del mes séptimo.” Esta fecha, el “primer día del mes
séptimo,” según las mejores tablas astronómicas disponibles, se calcula que fue el 5 de octubre
(calendario juliano) o el 29 de septiembre (calendario gregoriano) de 537 a. de la E.C.—Esd. 1:1-4;
3:1-6.
24Aquí, entonces, muy definidamente establecido, está otro poste indicador —el tiempo en que
terminaron los setenta años de desolación de la tierra de Judá— aproximadamente el 1 de octubre
de 537. (Jer. 25:11, 12; 29:10) Ahora es una fórmula sencilla determinar cuándo comenzaron los
setenta años. Uno solo tiene que agregar 70 a 537 para llegar a 607. De modo que
aproximadamente el 1 de octubre de 607 a. de la E.C. se había efectuado a grado cabal la
desolación de la tierra de Judá y quedó vaciada completamente de sus habitantes.
25 La importancia del año 607 a. de la E.C. en esta cronología bíblica se hará más patente en el

siguiente artículo, a medida que buscamos la respuesta a la pregunta provocativa: ¿Cuándo fue
creado Adán?
[Notas]
“14/VII/17”: Día 14 del 7.o mes hebreo Tisri, año 17.o del reinado de Nabonido.
Calendario juliano.
El 8.o mes hebreo Hesván.
El extender la lista sería asunto fácil, pero solo serviría para confirmar más una fecha de la cual
no se duda.
Al sumar 539 y 1968 reste 1 porque no hay año cero entre a. de la E.C. y la E.C.
Vea Darius the Mede (edición norteamericana de 1959), J. C. Whitcomb, hijo, cap. 7; y Babylonian
Problems (edición de 1923), W. H. Lane, pág. 201.
Estudios de la Universidad Brown, tomo XIX, Babylonian Chronology 626 B.C.—A.D. 75, (1956)
Parker y Dubberstein, pág. 29.
[Preguntas del estudio]
1. ¿Con qué sucesos de la historia estamos personalmente familiarizados?
2, 3. ¿Cuáles son algunas preguntas importantes acerca de los sucesos históricos del pasado?
4. ¿Qué estimulo tenemos para ayudarnos a encontrar las respuestas a nuestras preguntas?
5. ¿De qué valor es la Biblia como libro de historia?
6. ¿Cuándo se adoptó nuestro calendario actual, y cuán exacto es?
7. ¿Cuándo se empezó a usar el calendario juliano, y qué discrepancia corrigió?
8. ¿Cómo se fechaban los sucesos de que trata la Biblia, y qué problema presenta esto en
relación con nuestro calendario del día presente?
9, 10. (a) ¿Cómo se puede ilustrar el problema? (b) ¿Qué es lo primero que debe hacer nuestro
viajero para resolver su problema?
11. (a) ¿Qué, entonces, es lo primero que ha de hacerse para saber dónde nos hallamos en la
senda del tiempo? (b) ¿Qué se da a entender por una “fecha absoluta,” y de qué valor es tal
fecha?
12. ¿Qué fecha absoluta tenemos en relación con el derribo de Babilonia por Ciro?
13, 14. ¿Qué hallazgo importante sirve de base para fijar 539 a. de la E.C. como el año de la caída
de Babilonia?
15, 16. ¿Cómo se explica el hecho de que la Crónica de Nabonido no menciona a Belsasar en
relación con la caída de Babilonia?
17. ¿Qué otras autoridades confirman el día, el mes y el año de la caída de Babilonia?
18. (a) ¿Sobre qué fecha concuerdan unos veinte historiadores y comentaristas? (b) ¿Se ha
alcanzado solo recientemente este acuerdo?
19. Por eso, entonces, ¿cuánto tiempo ha pasado desde la caída de Babilonia a los persas?
20. (a) ¿Aparece el nombre “Darío” en las inscripciones cuneiformes? (b) Pero, ¿de qué estamos
seguros?
21. ¿Qué descubrimiento emocionante hizo Daniel en el primer año del reinado de Darío?
22. ¿Cuánto tiempo reinó Darío I, y quién le sucedió como rey de Babilonia?
23. (a) ¿Qué magnífica profecía estaba por cumplirse? (b) ¿Para qué fecha se hallaban de nuevo
los judíos en su patria? ¿Debido a qué desenvolvimientos rápidos?
24. De modo que, ¿cuándo comenzaron los setenta años de desolación, y cuándo terminaron?
25. ¿La respuesta a qué pregunta está relacionada con el año 607 a. de la E.C.?

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