Está en la página 1de 16

Sermón

EL DIOS QUE SE HA REVELADO

INTRODUCCIÓN

Es mucho lo que podríamos y hay que decir, pero a la vez tan poco, al
escoger un tema de tal magnitud como el que se presenta a continuación y es
acerca del conocer a Dios. Se torna algo imposible pero a la vez necesario, con
imposible me refiero a lo finito tratando de entender lo infinito, lo temporal
definiendo lo eterno, y esto en cierta manera es imposible ya que sería como solo
sacar un vaso de agua del basto océano. El apóstol Pablo expreso que “…en parte
conocemos y en parte eso proclamamos…” ahora como entender el basto océano con
solo un vaso de agua, es imposible, solo nos referimos a una muy minúscula parte
de él, y así que tenemos una ardua tarea que se nos ve limitada en gran parte por
nuestra condición humana-temporal.

Ahora respecto a que necesario, es porque se hace imprescindible conocer


a Dios. Jesús lo expresó en su oración de Juan 17 el verso 3, diciendo: “…y ésta es
la vida eterna, que te conozcan a Ti el único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has
enviado…” es decir la vida cristiana consiste esencialmente en conocer más y más
a Dios. Para eso vino Cristo para mostrarnos al Padre. Más adelante sigue
diciendo, finalizando el capítulo 17, Jesús hablando en oración delante de sus
discípulos horas antes de ser entregado para ser sacrificado, como estaba escrito,
él dice: “…Padre, les he dado a conocer Tu Nombre, y lo daré a conocer aún más…”,
note la importancia de Cristo al dar a conocer al que lo envió, éste era su
propósito. Por eso lo relevante de la vida cristiana es estar conociendo a Dios.

Por lo tanto trataré de ser breve en el tiempo que tenemos para exponer
esto, pero no queremos descuidar lo vital que es para nosotros y cada uno el
conocer a Dios en las formas en que Él mismo se ha revelado a nosotros, así que
empecemos. Como algún título para éste sermón, coloqué: EL DIOS QUE SE HA
REVELADO.

Salmo 19, leeremos primeramente los versos del 1 al 6.

Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de


sus manos. Un día trasmite el mensaje al otro día, y una noche a la otra noche le
revela sabiduría. No hay un lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz; más por toda
la tierra salió su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras. En ellos puso
una tienda para el sol, y éste, como un esposo que sale de su alcoba, se regocija
como un atleta al correr su carrera, de un extremo de los cielos es su salida y su
curso hasta el otro extremo de ellos; nada hay que se esconda de su calor.

Una niña pintaba con bastante entusiasmo, mientras que su madre la


observaba y notó tal esmero en lo que pintaba su hija que le tuvo que preguntar:

-Hija, ¿qué es lo que tanto pintas?

Su hija le responde:

-Mami, estoy pintando a Dios.

La mamá sorprendida le dice:

-Pero si nadie sabe cómo es Dios.

La niña le responde:

-Pues, ahora lo sabrán.

Nuestro texto es el salmo 19, una composición del género literario poético,
considerado por muchos hombres estudiosos de La Palabra, una joya escogida,
una de las mejores líricas del mundo, “éste salmo refleja, destacando entre otros,
la belleza y esplendor de la poesía hebrea encontrada en El Salterio, según
muchos, entre los cuales destacan Charles Spurgeon, y C.S.Lewis, escritor de Las
Crónicas de Narnia, considerándolo así como el más grande poema del mundo.

Mirando el contexto amplio podemos entender lo que nos está diciendo el


Autor Inspirador del salmo, quien es Dios mismo, mediante la erudición de un
instrumento de él, en sus manos, quien sería el Rey David como escritor inspirado
por la grandeza de Dios desde la creación.

Aquí quiero abrir un paréntesis y hacer un énfasis causal y éste es el hecho


de que La Biblia Tiene Algo Que Decirnos Por Sí Misma, y debemos dejar que ella
misma nos muestre su intencionalidad en cada verso que se lee, tomando cuenta
el contexto, y buenas las herramientas de estudio pertinentes para ello, lo cual es
necesario si queremos extraer todo lo que tiene que decirnos.

Ahora volviendo al poema que estamos exponiendo hoy, quien plasma ésta
peculiar interpretación por inspiración divina, nos da la contundente respuesta a la
pregunta que muchos de nosotros nos hemos hecho en algún momento de
nuestras vidas.

LA PREGUNTA ES ÉSTA: ¿EXISTE DIOS? ¿HAY ALGUIEN AHÍ, EL CUAL


ES RESPONSABLE DE TODO LO CREADO?
Exposición de los versos uno a uno.

V1. Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra


de sus manos.

Los cielos declaran la gloria de Dios, al contemplarlos el salmista nos está


diciendo que ellos cuentan cuan poderoso es quien los hizo, todo en el cielo azul
que se puede observar, sus tonalidades, sus amaneceres y atardeceres, sus
noches estrelladas, sus nubes, la inmensidad de ellos están clamando que
glorioso en su creador. Ellos anuncian que fueron obra inteligentemente
coordinada de Dios.

Dios es glorificado por la creación y ésta nos dice que él es grande, al crear
algo de tal magnitud, se ha puesto usted a calcular ¿cuánto mide el universo, más
allá de éste planeta, más allá de ésta galaxia, cada constelación, lo infinitamente
insondable que es el universo? Dios es más grande y majestuoso que el universo.
También nos dice que él es sabio en su ingeniería sincronizada armoniosamente,
la distancia perfecta que hay entre la tierra y el sol, sus movimientos sincronizados
en el espacio, la perfecta inclinación del planeta para que sean posibles las
estaciones, las capas de la atmosfera que nos protegen de ser bombardeados
todo el tiempo por las rocas del espacio, el clima perfecto para cada habitante
según su región, la temperatura precisa de nuestros cuerpos, las partículas que
componen cada ser vivo, es de impresionarse con su diseño. Y sin embargo esa
no es toda su sabiduría. También Dios es glorificado en toda su creación por Su
bondad. Él es bueno al permitirnos contemplar todo lo creado.

V2. Un día transmite el mensaje al otro día. Y una noche a la otra noche le
revela sabiduría.

Esta es una fuerte connotación en el texto hebreo que nos da a entender


que los días cíclicamente van contando que en ellos hay un desborde de
revelación. Como una carrera de relevo constante del día a la noche, de la noche
al día. La sabiduría es observable a más profundidad por el cielo nocturno, ya que
gracias a la noche, podemos entender que hay mucho más fuera del sistema
terrestre, eso lo entendemos nosotros casi que intuitivamente por la ciencia
moderna y la tecnología, pero en el tiempo que el escritor está contemplando la
gloriosa obra de Dios no existía la ciencia moderna. Esto es algo que debemos
considerar.

V3. No hay un lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. V4ª. Mas por toda la
tierra salió su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras…
Este mensaje imperceptible en palabras, es para ser visto y contemplado
por todos. La creación es un testigo silente de la poderosa obra de Dios. Romanos
1 en el verso 20 nos dice que “porque desde la creación del mundo, sus atributos
invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos
por medio de lo creado…” todo el ciclo del día y la noche nos confirman también y
muy claramente de la existencia invariable de Dios, “…Él es el mismo ayer, hoy y
siempre…”.

V4b.En ellos puso una tienda para el sol, 5. Y éste, como un esposo
que sale de su alcoba, se regocija como un atleta al correr su carrera, 6. De un
extremo de los cielos es su salida y su curso hasta el otro extremo de ellos; nada
hay que se esconda de su calor.

Dios ordenó la sincronía del recorrido del sol por el firmamento como sería
un atleta vigoroso que corre su carrera desde la salida hasta la llegada de meta.
Éste atleta vigoroso, el sol, es tipología de Cristo, “el Sol de Justicia”, el cual
cumple su propósito alumbrando con Su gloria hasta los lugares más recónditos
de la tierra, nada hay que escape de su potencia.

Bien, todo esto que acabamos de exponer, del llamado testigo primitivo de
Dios, es decir, la creación, es conocido como “revelación natural” y la misma es un
testigo contra el hombre al hacerlo inexcusable ante el Creador.

Ahora, pudiéramos considerar a Biblia cerrada ésta evidencia, y nadie de


igual forma tendría excusa. Aún la ciencia antigua y moderna confirman esto, ellos
dicen que la nada no puede crear algo porque es sí misma ya no sería nada sino
algo, que paradójico.

El pastor Charles Price en uno de sus sermones dice que pudiéramos muy
bien acotar algunos ideales filosóficos que argumentan al respecto y aun así estos
con sus flaquezas e imperfecciones y puntos vulnerables confirmarían la evidencia
de que hay un causante originario de todo lo creado, es decir la creación revela al
Creador por sí misma.

Un argumento cosmológico, estudio general del origen y evolución del


universo, pues diría que cada efecto tiene una causa y así consecuentemente, el
por qué existimos tiene un originario causante, y la mayoría asumen que es Dios.
Aunque hay algunos que dicen que es el universo el causante de todo.

Otro argumento sería el teológico que es una extensión del cosmológico, y


dice que la causa es porque hay un plan, un diseño predeterminado en lo creado.
Éste argumento es el que confirma lo que la Biblia enseña.
Un tercer argumento diría que el tener la habilidad de poder imaginar a Dios
es un fuerte indicador de que Dios existe, porque solo podemos concebir aquello
que existe. Este sería el argumento ontológico, que es la parte de la metafísica
que estudia el ser en general y sus propiedades. Hay casi un entendimiento
universal de un poder absoluto, de alguien por encima de todos que es poderoso,
de absoluta perfección, y nadie jamás ha visto un referente. Podemos recorrer el
mundo en todas sus variables culturas y etnias y nos une algo que en todo lugar
hay adoración a un Ser Supremo concebido por cada uno internamente. ¿de
dónde aprendimos eso?

Un cuarto y último argumento sería el moral o antropológico, de la


conciencia que tenemos de lo que es bueno o malo. Podemos verlo en los niños
que a medida que van creciendo van mostrando un saber de lo bueno y lo malo
sin ser enseñados por nadie, intrínsecamente eso está. Lo vemos a diario, en las
películas, los programas de televisión, la satisfacción que nos da el saber que el
bien le gana al mal, que el amor supera y gana por encima del sufrimiento; esa
moralidad no son sino las huella del carácter moral de Dios en su creación. Por lo
tanto este argumento dice que hay un sentido de necesidad del bien en nosotros
porque no somos una simple casualidad sino de una predeterminada causalidad.

Si se dan cuanta todos estos argumentos a Biblia cerrada apuntan a una


validez, ya que son consistentes con lo que La Palabra dice sobre la revelación
natural de Dios. Nada invalida La Verdad Inerrante de Dios, Su Palabra, sino que
es confirmada por todas las cosas.

Algunos escépticos podrían calificar ésta “revelación natural” como algo que
subestimar o incluso tratarían de suprimirla, pero el hecho de la evidencia que se
mantiene consecuentemente testificaría contra ellos mismos.

LA RESPUESTA A LA PREGUNTA ES QUE DIOS SE REVELA A SI


MISMO EN SU CREACIÓN.

Ahora éste revelar de Dios a Sí mismo, va de escala gradual, es decir la


creación en sí nos comunica que Dios es infinitamente poderoso y grande en
majestad, pero en cierto modo está limitada a no expresarnos más allá de eso, de
cómo es Él, no nos dice de Sus atributos como que Él es Bueno, que es Santo,
que es Puro, que es Celoso; por eso Dios mismo no sé ha reservado únicamente
el mostrarnos y veamos de Su Poder como el Creador del universo, sino que Él
mismo ha hablado, se ha revelado a nosotros comunicándonos como y quien es
Él, y aquí entramos en los versos del 7 al 11. A lo que llamamos “la revelación
especial de Dios”.
Si la pregunta ¿existe Dios? fue contestada, mucho más será la
subsiguiente que es:

¿CÓMO ES DIOS?

La Ley del Señor es perfecta, que convierte el alma.

El testimonio del Señor es firme, que hace sabio al simple.

Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón.

El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.

El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre.

Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos.

Son más deseables que el oro, Sí, y que el oro refinado.

Más dulces que la miel, que la que destila del panal.

Bien, al llegar a ésta sección notamos que el autor deja de contemplar la


creación a su alrededor, y es cautivado por lo que Dios ha revelado de Sí mismo a
Su pueblo escogido. Solo la puede contestar Su Palabra. Lo que Dios ha dicho de
sí mismo a nosotros.

Esta revelación especial o auto-revelación, dada en primera instancia a


hombres que Dios escogió de antemano en Su Soberanía y que por medio de las
experiencias, éstos vivenciaron atributos de la naturaleza de Dios, dichas
experiencias fueron plasmadas por dirección divina en consonancia con la historia
predestinada desde antes de la fundación del mundo por el mismo Dios creador
de todas las cosas. Podemos decir que desde entonces Dios no se ha quedado en
el anonimato sino que ha dado a conocer Su Autoría de lo creado y Sus atributos
al ser humano (lo que podemos comprender en nuestra condición de criaturas de
Su persona y carácter en Su Ley, ésta es Su Palabra) Dios nos dio Su Palabra, no
nos dio una serie de especulaciones humanas sobre el razonamiento de quién es
Él, sino que a Sí mismo se ha dado a conocer al hombre por medio de Su Ley, la
cual nos muestra quién es Él.

V7ª.La Ley del Señor es perfecta, que convierte el alma.

Que tremendo descanso podemos tener al comprender fielmente lo que


expresa ésta frase, que magistralmente enfoca nuestra atención ya no en lo
creado de la naturaleza sino en Aquella Voz que habló y fue hecho, y esa voz se
reveló en el Salterio, no sé si usted lo nota, hay algo particular en la descripción
que el salmista hace de Dios y es que ahora lo llama “el Señor”, y venimos en los
versos del inicio observando que se le dice Dios, en el hebreo es “Elohim” o El
Dios Creador, pero al Dios revelarse a Sí mismo en Su Palabra se adjudica la
creación de todas las cosas por ende pasa a ser conocido por nosotros como
“Yahveh” o Jehová que es la traducción hebrea para “El Señor” o “ de quien es
todo” es necesario contemplar la frase de ésta manera, entonces tenemos que:
¡La Ley del Señor ES P E R F E C T A! estoy motivado a decírnoslo una y otra y
otra vez: ¡La Ley del Señor es Perfecta! ¡Es Perfecta! ¡Es Perfecta! Acá “Ley” es
una de las expresiones sinónimas para aludir a “La Palabra de Dios”, es decir lo
que Él ha revelado.

Tal declaración de que Su Ley es perfecta, nos ubica en lo que es conocido


como la Soberanía de Dios, indiscutiblemente si no parte de Dios el revelarse a Sí
mismo a nosotros, estaríamos perdidos en nuestros vanos razonamiento y
especulaciones sobre quién es Él, y la verdad fuese algo relativo, lo que para mí
sería verdad, no necesariamente para usted lo sería, y éste es un mal muy grande
en el que vivimos muchos, tratando de hacer valer “nuestros propios puntos de
vista de la verdad de las cosas” y nunca llega nadie a estar de acuerdo con
nosotros, sabe ¿por qué? Porque la verdad no parte de nuestro razonamiento, o
del intelecto ávido del que podamos alardear por conocer tantas cosas
valiéndonos de métodos de estudio científicos aún comprobados; jamás partirá de
nosotros La Verdad, sino que tiene Su origen en quien es El Verdadero, en Dios,
en Él y sólo en Él está La Verdad absoluta de todas las cosas, porque Él es La
Verdad.

Su Ley es perfecta, porque no hay engaño en ella, porque viene de quien


es perfecto. Pero note lo consecuente que nos dice porque es tan perfecta Su Ley,
y aquí está el descanso que mencionamos anteriormente: “que convierte el alma”
ah (suspiro) lo puede ver ¿cierto? Su Palabra es la única capaz de hacernos
volver a Él. ¡Cuán grande es el amor de Dios! Para esto nos hizo saber quién es
Él, para hacernos volver a Él. ¿Puede contemplar ese amor al entender ésta
verdad? Aquí hay que hacer un paréntesis necesariamente, ¿Dónde nos
perdimos? ¿De dónde nos tenemos que volver? Y es donde entra en escena el
pecado original que nos separó de Dios, separó al ser humano hecho a Su imagen
y semejanza de Su gloria, separó a sus criaturas racionales de Su Creador.

Conocemos el relato que nos habla de cómo Adán y Eva desobedecieron a


Dios estando en el Huerto del Edén. Y las consecuencias que hasta ahora
llevamos debido a esa desobediencia. Ese pecado ha recaído sobre nosotros,
sobre todo el género humano y por ende vivimos a espaldas de nuestro Creador y
Dios. Por eso es necesario volver a Él, de eso en esencia nos expresa el verso
que estudiamos. De que únicamente La Ley de Dios es capaz de cambiarnos de
dirección, de vivir a espaldas de Él a estar viviendo delante de Él en obediencia y
sumisión. Por eso Su Ley es perfecta, porque nos vuelve a Él. Su Palabra es
endosada de toda perfección.

V7b. El testimonio del Señor es firme, que hace sabio al simple.

Cada una de éstas expresiones, ley, testimonio, preceptos, mandamientos,


juicios, dan alusión a Lo que Dios ha hablado en revelación, esto es Su Palabra.
Aquí nos dice el salmista: “el testimonio del Señor es firme”, otra palabra para
firmeza es seguridad, es seguro, es decir es todo confiable, no es estafador, es
fiel, digno de fiar, y porque es seguro es que el mismo “hace sabio o entendido al
simple, al inexperto” me trae a conexión con el verso 9 del salmo 119: “con que o
cómo limpiará el joven (inexperto) su camino; guardando tu palabra” el testimonio
del Señor es tan seguro, hay tal confiabilidad en Su testimonio que el mismo al
inexperto, en el sentido de enseñable, lo hace sabio y prudente.

V.8ª. Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón.

Lo que Dios ha ordenado no tiene desviaciones, no es ambiguo, sino bien


definido, correcto y digno de ser seguido, realizables son sus preceptos, y por ser
realizables éstos traen contentamiento dentro de nosotros al ponerlos por práctica.

V8b. El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.

Pureza se desprende de la palabra hebrea “Kadosh” lo cual sugiere algo


consagrado, apartado y separado libre de mezcla. Y como no va ser el
mandamiento dicho por el Señor puro, si quien lo dice es totalmente puro y sin
contaminación. Es puro, es propiamente íntegro, sin mezcla, sin alteración. Y por
eso como resultado esclarece nuestra visión, para enfocarnos en su naturaleza
pura, y buscar ser semejantes a él, al no contaminarnos con las ofertas del
mundo. Nos consagra para su propósito.

V9ª. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre.

Acá hay una variante singular, y es que el salmista sigue elogiando


característicamente La Palabra del Señor, pero en éste verso nos lo expresa de
una forma quizá poco común a nuestro lenguaje, recordemos que el salmista en
su tiempo no escribió en español sino en su propia lengua que era el hebreo
antiguo, entendiendo de igual forma el contexto cultural, y el estilo literario de la
poesía hebrea y que teniendo en cuenta esto, entonces podemos dar una más
correcta interpretación de lo dicho por quién plasmo la idea y ahora en
consonancia con nuestro lenguaje. Con esto no se pretende decir que la
traducción está errada, por el contrario se afirma que está bien traducida la frase,
sólo que debemos tener un conocimiento más contextualizado para ser precisos
en lo que originariamente el salmista dio a entender muy claramente en un
lenguaje fluido y conocido por todos sus contemporáneos.

El temor del Señor, lo podemos entender desde el contexto del capítulo que
estamos estudiando de la siguiente manera: David el salmista empezó admirando
de notar las huellas de la majestuosidad y potencia de Dios en todo lo creado. Y
luego contempla abruptamente de manera específica lo que se conoce como el
segundo tomo de revelación de Dios, el cual sería Su Palabra (alguien dijo: la
creación y la palabra son obras de un mismo Autor, expresadas en 2 tomos)
podemos notar la perplejidad del contemplar al Dios Creador, infinitamente
Poderoso y Eterno, que no se ha quedado en la oscuridad, sino que se ha
revelado a Sí mismo a simples mortales que se encontraban viviendo a espaldas
de Él. ¿Se puede imaginar el cuadro? ¿Qué es lo que produciría en estos mortales
sino temor y espanto? Ante la Pureza y Perfección del Dios Inmortal, debemos
temblar. Y es lo que contemplaba la consciencia del salmista al decir: “el temor del
Señor” en otras palabras, la consciencia de quien realmente es Dios. Traigo a
memoria Proverbios 1:7 “el principio de la sabiduría es el temor del Señor; los
insensatos desprecian la sabiduría y la instrucción” es impresionante como es el
mismo orden de ideas, aquí es lo mismo que nos está diciendo Salomón, hijo de
David quien escribió el salmo que estudiamos. El nos dice que el que tiene en
cuenta e Dios, desde su consciencia, andará sabiamente; no así los que viven sus
vidas a su manera, éstos estas despreciando la sabiduría (son necios) y detestan
la instrucción (La Ley).

Entonces tenemos que esté temor o consciencia de Dios es limpio, es decir


así permanece, no mutará, no se alterará, será por siempre y permanecerá.

V9b. Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos.

V10. Son más deseables que el oro, Sí, y que el oro refinado.

V10b. Más dulces que la miel, que la que destila del panal.

Los juicios o sentencias de Dios, aluden nuevamente a La Palabra, lo que


Dios ha emitido, que ha decretado, las leyes establecidas por el carácter de su
justicia son verídicos. No hay nada injusto o falso o alterado en ellos, todos ellos
son verdad, porque proceden del que conoce todas las cosas. Pero el salmista va
más allá en decir que no sólo son justos y verdaderos, sino que expresa
consecuentemente que éstos “son deseables más que el oro”. Ahora ¿cómo
encaja esto en nuestra cultura? ¿quién puede expresarse así y decir que
deseables son los juicios del Señor?
Podemos entenderlo claramente a la luz del mismo método que venimos
empleando a lo largo del estudio, contextualizando y entendiendo que la palabra
“juicio” para nosotros generalmente puede tener una connotación negativa por su
asociación con la palabra sentencia. Realmente la palabra hebrea usada acá es
“mishpat” que sugiere de acuerdo al contexto juicio, veredicto, sentencia,
dictamen, decisión, justicia, derecho, equidad, conducta, costumbre, ley,
mandamiento, ordenanza, estatuto. Y la misma palabra está correctamente
traducida. Lo importante que debemos destacar y es la clave del estudio bíblico
ésta no en traducir palabra por palabra, por así decirlo, porque sería algo
descuidado y nada esclarecedor de nuestra parte, sino en gran parte el éxito en
lograr una buena y acertada interpretación se centra en tomar en cuenta el
contexto de cada pasaje que se estudia.

Retomando el juicio, (jeje) volvemos a nuestro verso, acá nos está diciendo
que los juicios de Dios, entendiendo el contexto que se está haciendo alusión
característicamente a La Palabra de Dios, podemos correctamente decir que los
mandamientos de Dios, o sus estatutos, o sus leyes, o sus decisiones son
deseables. Y dice que más deseables que el oro, ¿cuantos de nosotros estamos
acostumbrados a ver oro? Digo realmente, podríamos algunos con más
experiencia que otros saber diferenciar entre el oro y algo parecido al oro. Pero
éste no es el caso, aquí quien escribe es “el Rey David”, es un rey, acostumbrado
a ver el oro, acostumbrado a las grandes riquezas que obtuvo y seguía obteniendo
en su reinado, porque Dios le hacía prosperar en ello. Lo estaba diciendo aquel
que no tendría ninguna necesidad material, por decirlo, cualquier orden que
comunicara era ejecutada en el acto. Alguien acostumbrado al brillo, al peso, al
valor del mineral tan preciado para todos. Y notamos que su expresión es tan
dramática al expresarnos esto, que no sé si algunos por no decir muchos de
nosotros, no sé si pudiéramos llegar a expresarnos así, de estar hoy en día en ese
status, rodeados de oro.

Pero lo cierto es que el corazón del salmista expresaba éstas cosas de su


experiencia por inspiración del Espíritu de Dios. Y entonces expresa con verdad y
no especulando en la ilusión de algún día tener toda una fortuna y pensar: si
tuviera toda la fortuna del mundo, tu Señor creo que seguirías siendo más valioso
que esa fortuna. No, el no especulaba, era realmente un hombre poderosamente
millonario, un rey, y expresaba palabras verdaderas porque en La Ley de Dios
había encontrado la valía más inmensamente costosa de todo y por encima de
todo bienestar material. Su tesoro real estaba donde estaba su corazón, cautivado
por La Ley del Señor. Oh! Que exclamación de integridad tan vívida ésta, al
considerar La Ley del Señor de más alto valor que todo el oro que en ese
entonces poseía. Su corazón no se había corrompido por las riquezas de éste
mundo, por muy refinadas que fueran estas.

Pero ahora el continúa resaltando el valor de La Palabra de Dios, y nos dice


que: “son más dulces que la miel, que la que destila del panal” acá nos presenta la
sensación de deleite que produce el comer miel. La Ley no sólo era tenida en muy
alta estima por encima de los bienes materiales, sino que también superaba
altamente a cualquier experiencia de placer sensorial, por muy placentera que
fuera ésta. Los placeres sensoriales pronto sacian, pero nunca satisfacen. Por
encima de eso está el placer que satisface por excelencia, La Palabra de Dios.

Cada aspecto característico de La Ley del Señor, expuesto por el salmista


en el Salterio, nos ha revelado alguna particularidad de Cómo y Quién es Dios.
Tenemos que hacer notar intencionalmente que el Rey David escribió ésta
inspiración en el espacio de tiempo de 28 generaciones, antes de la llegada del
Mesías Cristo, según los datos del libro biográfico de Jesús según Mateo.
Estamos hablando de alrededor de 1050 años A.C. Es decir que no pudo
presencialmente, debido a su condición humana, conocer el Clímax de la
revelación de Dios al ser humano, y sin embargo sus expresiones fueron de tal
perplejidad como si lo hubiese contemplado en carne propia. Lo podemos
entender claramente en una de las expresiones del salmo 110:1 “dijo El Señor a mi
Señor: siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies” por
revelación divina pudo ver David al Cristo de Dios. Con razón sus expresiones.

V11. Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran


galardón.

Acá a pesar de que la frase es parte del mismo orden de ideas que viene
expresando el salmista, ésta vez hace de ésta frase un conectivo muy significativo
propiamente de su interior, de su consciencia, al mostrarnos que La Ley de Dios le
ha amonestado constantemente, y que por causa de esas amonestaciones puede
evidenciar él, la buena recompensa de hacer caso a los lineamientos de La Ley
del Señor. David puede claramente notar que ha sido preservado de tanto, por la
amonestación de La Palabra de Dios, la cual ha hecho que su corazón esté
dispuesto a guardarlos en todo tiempo. La palabra para guardar acá es como
cubrir, o dar protección, pero según el contexto de lo que se viene exponiendo
podemos entender que es más un defender los mandamientos y directrices de
Dios. Es como una disciplina en hacer eso. Nunca bajar la guardia, eso es
guardar.

Ahora ciertamente hay muchos beneficios resultantes luego de ser


disciplinados en guardar y poner en práctica La Palabra. Pero aquí no es la idea
que trasmite el salmista, sino que nos está diciendo que el grande galardón está
“en guardarlos” note que no dice después que los hayas guardado. Hay un sentido
en el que obedecer a Dios se convierte en nuestra mayor recompensa y es por el
hecho de que estamos viviendo conscientes de que se está agradando de
nosotros porque estamos siendo guiados por Su voluntad.

AHORA SERÍA CONVENIENTE LA PREGUNTA: ¿ES DIOS RELEVANTE?

A la luz de todo lo expresado en el salmo, respondemos un rotundo: ¡SÍ!


Por supuesto que es relevante Dios y de igual forma es relevante conocerle,
porque como decíamos al inicio de este estudio, la vida cristiana consiste
esencialmente en conocer y conocer y conocer a Dios. Es lo que nos diferencia
del mundo, el que es nacido de Dios, su evidencia es que conoce
espontáneamente a Dios, es su naturaleza ahora conocer a Dios, y no es forzado
a hacerlo, porque ha nacido de Dios. Pero el que no ha nacido de Dios,
simplemente su evidencia dirá que no le conoce.

Continuando con el salmo, ya estamos en los últimos versos, y el salmista


sigue internalizando, meditando así como el sol llegando a cada rincón y nada hay
que escape de sus rayos, en lo más recóndito de su vida mortal y tan pequeña,
David un hombre común viene a descubrirnos la obra interna de Dios en él.

V12. ¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que
me son ocultos.

Note lo que ahora David contempla, luego de mirar las evidencias del poder
y la majestad de Dios en la creación y en Su Ley, éste queda sin defensas al
saber la condición de su vida mortal ante la Inmortalidad de Dios, y sus faltas se
hacen muy evidentes ante sus ojos, así como los cielos evidencian la gloria de la
perfección divina. Y es donde reconoce su grave situación, y se humilla en
arrepentimiento ante el Único que le puede absolver de todos sus errores, y a tal
punto está implorando eso que pide por aquellos errores de los que no ha estado
consciente. Esto, es esto mismo lo que produce el contemplar a Dios es toda su
majestad y su santidad, al igual que el profeta Isaías, en el capítulo 6 donde se le
es revelada la gloria de Dios en Su santidad, y lo que pudo exclamar el profeta en
medio de todo ese espectáculo abrumador de relámpagos y seres vivientes y
temblor y humo, no pudo decir más que: ¡Ay de mí, que soy impuro! No existe
nadie, ninguna persona que haya sido expuesto a la Gloria de Dios de esa manera
el cual luego y casi que por reacción involuntaria no haya visto su condición
deplorable y no hay temblado de terror ante tal santidad que demandaría sin
mediar palabras la muerte rotunda e inminente del vil pecador, antes que pudiera
éste arrepentirse de sus faltas.
Nadie ha quedado o ha seguido siendo la misma persona al experimentar
un cuadro de tal magnitud. Sino que cada uno de los que tuvieron esas
experiencias, propiciadas por voluntad divina, cada uno de ellos fue mudado a ser
otra persona. Su gloria los cambió. Su gloria busca santificarte por completo.

V13. Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia, que no se


enseñoreen de mí; entonces seré íntegro y seré absuelto de gran transgresión.

El salmista sabía que nada de él se podía mantener limpio, por eso


encomendaba su causa “al que justifica al impío”. La soberbia es la arrogancia y el
orgullo de creer que podemos ser independientes de Dios, viviendo así a espaldas
de Su Ley, haciendo lo que me plazca y esto sucede de manera voluntaria y
consciente. David ruega por que sea Dios quien le preserve de no caer en la
soberbia, y que mucho menos ésta lo empodere haciéndole su esclavo. Pide que
sea limpiado y guardado íntegro para Dios. La soberbia te lleva a su vez, a
cometer un sinfín de pecados y esto lo sabía el salmista.

Parece importante incluir ésta breve reseña del pastor David Guzik, la cual
explica la progresión decreciente que tiene el pecado en nosotros y es la
siguiente:

“Va de una tentación pasajera hacia un pensamiento escogido. (errores)

De un pensamiento escogido a una meditación objetiva.

De la meditación objetiva hacia un cumplimiento deseado.

De un cumplimiento deseado hacia un plan de acción. (son ocultos)

De un plan de acción hacia la búsqueda de oportunidad.

De la búsqueda de oportunidad hacia un acto realizado.

Del acto realizado hacia una acción repetida.

De una acción repetida a un deleite. (soberbias)

Del deleite hacia nuevas y variadas maneras.

De nuevas y variadas maneras al hábito.

Del hábito hacia la idolatría, demandando ser servidas.

De la idolatría al sacrificio.

Del sacrificio a la esclavitud.”


¿Era necesaria ésta petición del hombre conforme al corazón de Dios? Por
supuesto que sí hasta el más bien intencionado de los seres humanos debemos
clamar arrepentidos ante la grandeza y santidad de Dios.

V14ª. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón


delante de ti.

El cierre de éste glorioso salmo es como toda su estructura, magistral, y el


salmista termina rendido a la benevolencia de Su señor. David entiende que más
allá de las acciones que pueden resultar de contemplar a Dios y Su Ley, sabe que
debe haber una conexión inquebrantable entre lo que se hace, con lo que se dice
y lo que se piensa. Esta era la más humilde petición, para que fuera realizada por
el poder transformador de Dios. David deseaba corresponder a Su Señor de la
manera en que a Él le agrada.

V14b. Oh Señor, Roca mía y Redentor mío.

No habría otras dos palabras más pertinentes y exactas para cerrar ésta
poesía emblemática. Roca es seguridad, firmeza, estabilidad. Su sustento era “La
Roca de los siglos” el seguía viendo a Cristo, de quien se podía sostener, en quien
estaría seguro y de pié.

La otra palabra es Redentor, del hebreo “goel”, un redentor era algún


familiar que pagaba un precio de rescate por tu esclavitud y te rescataba cuando
estabas en banca rota, y en pérdida total. Así se consideraba David ante la
inmensidad de Dios, y solamente esperaba en Su goel, que le rescatara de su
condición perdida. David seguía viendo al Redentor de Israel, a Cristo el Mesías.

Por supuesto que es relevante Dios ante tal condición nefasta y


perdidamente esclavizada. Lo impresionante en toda ésta secuencia de revelación
gradual, intencionalmente originaria por el beneplácito de Dios en la eternidad
antes de la fundación del mundo, es que en ella hay un único propósito magistral y
altamente definido por la misma Sabiduría divina, nos lo expresa el apóstol Pablo
como “el misterio escondido desde los siglos en Dios”. Esto nos dice sin que
quepa la menor duda que la historia simplemente a seguido Su curso, el curso
trazado por Dios y el Clímax de ésta iniciativa bondadosa por darse a conocer es
Su revelación corporal, Su encarnación. Cristo Jesús (Dios con nosotros).

Leemos Hebreos 1:1-3. “Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en


muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos
días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por
medio de quien hizo también el universo. Él (Cristo) es el resplandor de su gloria y la
expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder.
Colosenses 1:15-17. “Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito
de toda creación. Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como
en la tierra, visibles e invisibles, ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades, todo
ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas
las cosas también permanecen”.

Dios puede ser conocido generalmente en Su creación, puede ser conocido


específicamente y vivenciarlo en Su Palabra, pero únicamente es conocido
personalmente por medio de Cristo, de su salvación otorgada al más vil pecador
de todos, sólo por la obra efectuada por Su Hijo en la cruz, Su muerte sustitutiva,
en nuestro lugar, y por su resurrección de entre los muertos.

Dios nos dio Su ley para hacernos sin excusa de. igual forma que al
contemplar la creación estamos sin excusa ante Él, porque: “no hay justo, ni aun
uno” y también: “por cuanto todos pecaron, están destituidos de La Gloria de Dios”. Dios
en su inescrutable sabiduría encerró todo esto de esa forma, con ese estilo, para
que todos estuviéramos necesitados de Un Salvador, Un Redentor como el
salmista David lo menciona en el último verso.

Puedes saber que Dios creó el universo, puedes conocer hoy que habló en
Su Palabra las cosas que debemos seguir, incluso muchos hacen las cosas de La
Ley, La Palabra, sin haber abierto jamás una biblia. Puedes hacer todo el esfuerzo
por ser mejor cada día, por dar lo mejor de ti, y esto lo debes de hacer sin duda
alguna, pero hasta que Él, Dios no haya hecho algo con tu pecado no le has
conocido íntima y personalmente.

Hay un problema, y es que no nos vemos lo suficientemente malos para ser


salvados. Pues el pecado solo se ve pecado cuando es expuesto ante La Luz de
La santidad de Dios. Solo te sabrás pecador y lo reconocerás así cuando en tu
consciencia sepas que eres el pecador más vil en las manos del Dios Santo el
cual está airado contigo si hoy te encuentras viviendo arrogante a espaldas de Él.
Su ira está sobre ti esperando ser ejecutada sin demora. El que crea será salvado
pero el que no crea ya ha sido condenado.

No hay sino un único camino en ésta hora, y ese camino es Cristo, quien
pagó el precio para rescatarnos de nuestra condición de pecadores detestables, y
nos adjudicó Su justicia vivida en ésta tierra. Él es la propiciación para ser salvos
de la ira de Dios y ya no estar bajo su juicio constante sobre el ser humano que ha
vivido arrogante.

Te has preguntado esto antes: ¿Por qué Dios no ha acabado con mi


existencia? ¿por qué Él ha sido tan tolerante conmigo y con todos? La respuesta
está en Su Palabra que nos dice que “fue tal la magnitud con que Dios nos amó, que
nos entregó a su único Hijo, Cristo Jesús, (su más exacta expresión de quien es Él a
nosotros) con el propósito de que todo el que pone su confianza en Él, no se pierda sino
que tenga vida eterna”. Es Dios salvándonos de Sí mismo. Cristo tomó nuestro lugar
y hemos sido juzgados en Su cruz, el cargó nuestros pecados y murió para que
ahora tengamos paz para con Dios, hemos sido reconciliados, para poder vivir
ahora delante de Dios, en obediencia a Su Ley. Se recuerda la consistencia de
vivir verdaderamente es conociendo a Dios, ésta es la vida eterna y está
disponible para todo el que va a creer, y para aquel que no cree este Cristo es su
propio testigo en su contra. Quiera Dios que seamos tu y yo de los que creen y no
de los que se pierden en la condenación.

Debemos venir a Cristo, en humildad y reconocerle como nuestro Redentor


y ser afirmados en Él como nuestra Roca. Oremos a Dios.

De una simple pluma

que usa el Más Grande Autor de cualquier obra.

También podría gustarte