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Queridos niños

Parece que fue ayer cuando los vimos entrar por


primera vez a la escuela, con sus uniformes
nuevecitos y la mochila reluciente, algunos muy
entusiasmados, otros un poco asustados, pero todos
con gran ilusión de jugar y aprender. Fue así como
paso el año escolar y compartimos muchos momentos
alegres y una que otra tristeza, pero sobre todo
mucho amor.
Finalmente culmina esta maravillosa etapa, y solo me
queda darles las gracias:
Por llegar día a día con alegría y contagiarnos sus
sonrisas
Por confiar en nosotras y contarnos uno que otro
secretito
Por hacernos sentir importantes cuando se confundían
y nos llamaban “mama” o a veces “abuelita”
Por cada cartita o dibujito que nos regalaron
Por enseñarnos con el ejemplo como perdonar rápido
y olvidar pronto
Por los incontables besos y abrazos recibidos
Por todas las veces que nos hicieron reír con sus
ocurrencias
Por enseñarnos a vivir en el aquí y ahora y disfrutar
de cada momento
Por ese detallito que nos entregaron con timidez
Por reírse a carcajadas hasta de nuestros chistes más
agrios
Por enseñarnos que hasta lo más sencillo puede
convertirse en una aventura si le ponemos
entusiasmo
y
Por contagiarnos esa gran capacidad que solo ustedes
tienen para soñar
Y a ustedes padres de familia, gracias por confiarnos a
sus hijos y permitirnos tomarlos de la mano para
guiarlos por sus primeros años de educación,
confiamos en que junto a ustedes hemos sentado
bases sólidas que les permitirán enfrentarse con
alegría y seguridad a la nueva etapa que están por
empezar: la educación básica.
Nuestra tarea ha concluido, y nos despedimos con la
certeza de que hemos cumplido con eso que alguna
vez mencionó la famosa pedagoga María Montessori:
"Siembren en los niños ideas buenas, pues aunque no
las comprendan, los años se encargarán de
descifrarlas en su entendimiento y hacerlas florecer en
su corazón".

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