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Inicialmente, los hechos se tipificaron bajo el delito de parricidio. Sin embargo a poco
más de dos años del homicidio de la empresaria panadera María Rosa Castillo,
finalmente fue emitida una sentencia condenatoria. Marco Arenas Castillo y su
expareja Fernanda Lora Paz fueron condenados por la Cuarta Sala Penal para Reos
en Cárcel de la Corte de Lima a 20 años de prisión el pasado miércoles 27 de enero.
Tras la lectura, Arenas Castillo expresó su conformidad, mientras que Lora Paz
adelantó que apelaría la decisión.
El cargo por parricidio que en un inicio imputó la Fiscalía contra los acusados en
busca de una condena a 35 años fue cambiado por el de homicidio simple. De modo
que Arenas Castillo fue hallado culpable como autor y Lora Paz como cómplice de
ese último delito. Esto se debió a que la defensa de Marco Arenas pudo acreditar la
falta del vínculo que, hasta el momento de la acusación, se creía oficial: el adoptivo.
Cabe acotar que para el delito de parricidio corresponde, según el Código Penal, una
sanción no menor de 15 años de pena privativa de la libertad, siendo esta aumentada
a 25 años o más cuando la conducta se realiza bajo circunstancias como la alevosía,
el lucro o el uso de fuego, las mismas que - se creía - encajaban con el caso Arenas
Castillo.
Esto es así porque Walter Arenas Navarro, esposo de María Rosa, cometió delito de
falsedad al momento de declararlo como hijo para obtener una partida de nacimiento.
De manera que, pese a que el ilícito penal cometido por Arenas Navarro ya
prescribió, la Sala ordenó el envío de copias del expediente a la Fiscalía, pues
recientemente Arenas Navarro realizó un trámite notarial que declara como heredero
de los bienes conyugales a Marco Arenas (Exp. N° 23374-2013). Fue debido a esta
irregular adopción que el cargo de parricidio perdió piso en la acusación fiscal.
Una vez descartada la figura del parricidio, la acusación fiscal se condujo por la vía
del homicidio calificado. Sin embargo, la Sala también rechazó esta imputación. ¿Las
razones? La fiscalía no pudo comprobar que en la consumación del crimen habían
actuado los agravantes de crueldad o lucro, ferocidad y uso de fuego, situaciones
propias de este delito.
Así, la Sala concluyó que el delito cometido por Arenas Castillo fue el de homicidio
simple. Es preciso señalar que el homicidio simple se configura, como lo indica el
artículo 106 del Código Penal, cuando una persona mata a otra sin que se
reproduzcan otras circunstancias agravantes ni existan vínculos consanguíneos o
adoptivos.