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LA GLOBALIZACIÓN VESTIDA DE AREPAS

¡Arepa! ¡Arepa! Es el amanecer en nuestros oídos a viva voz de las personas que se
encuentran en las calles del Cusco, con faldas algunas y otros con politos por el calor.
La ola de inmigraciones se apodera del Perú, más y más venezolanos llegan cada día,
buscando escapar de la realidad en la que viven, buscando oportunidades dicen algunos,
buscando trabajo dicen otros, para vender arepas los restantes.
“El mercado laboral peruano está siendo ocupado por la mayoría de venezolanos por la
crisis existente en su país, ofreciendo sus servicios como mano de obra barata y muy
rentable para los que los contratan”1, Es por ello que hoy por hoy las pequeñas y medianas
empresas están tomando de cierta manera una ventaja sobre la necesidad de laborar de
muchos venezolanos.
Según el abogado laboralista Jorge Toyama. “A nivel extranjeros, estadísticamente los
venezolanos son la mayoría hoy en día. La mano de obra venezolana es menos cara. Sobre
todo en sectores donde hay mucha rotación como consumo, servicio y comercio”.
La Superintendencia Nacional de Migraciones, anunció que unos 25 mil
ciudadanos venezolanos ya cuentan con el Permiso Temporal de Permanencia (PTP), el
cual les permite trabajar formalmente en nuestro país; existiendo unos 75 mil en calidad
de turistas, que podrían solicitar este documento en los próximos días.

1
es.panampost.com
El mes de febrero pasado, en el Cusco, se registró más de 138 venezolanos que ya cuenta
con el PTP, para realizar actividades económicas legales.2
Pablo Secada afirma que “Este es un país que se hizo mejor por los inmigrantes”. Y es
cierto, puesto que ellos generan y traen la competencia.3
Pero el Perú, es un país que no tolera a los extranjeros, por la idiosincrasia que alberga
desde la colonia, pensamiento que se basa en la pérdida de oportunidades, empleo y a la
larga –o corta- hasta a sus mujeres; el peruano se ha vuelto egoísta y rencoroso, pero es
tiempo de cambiar este pensamiento que tenemos… ¿No creen?
Las personas que llegan al Cusco no solo vienen a vender arepas afuera del Real Plaza,
no solo salen de sus alojamientos cuando aparece el sol, caminan por las calles del Cusco
y regresan cuando se vuelve a ocultar, para ofrecer sus famosas arepas para sobrevivir,
quieren salir adelante, hacerlo con fuerza y quieren competir haciéndolo como hacen
todos los peruanos, con “PERUANADAS”. Ésas, con las que un padre de familia que
gana s/750.00 al mes (si su jefe es su padrino) y su esposa que vende frutas fuera del
mercado esperando día a día que Seguridad Ciudadana no la bote de su sitio que dejó
“ganchadito” el día anterior.
Los venezolanos últimamente representan una entrada considerable de inmigrantes y esto
es inminente (como en todo país que abre la puerta a inversiones extranjeras,
denominándolas, formalmente “globalización”), pero ese será el motor para que los
peruanos demuestren que, uno puede salir de su zona de confort al intentar pelear por su
pequeño espacio dentro del mercado Nacional. Junto al ingreso inminente de la
competencia, la forma del trato que brindan, parece ser parte del problema, puesto que
tanto el peruano promedio, como el inversionista, observa la manta de atracción que
tienen estos Latinos, no solo por bonito dejo o atractiva figura, sino, también por la
realidad de donde escapan (sensibilidad humana, algunos lo llaman). Cierto es, el peor
enemigo de un peruano, es un peruano. Y el trato que ellos reciben, colida con el rencor
que tenemos y el miedo a la competencia y mejora en el mercado.
Imaginemos por un minuto a cualquier vendedor ambulante de alimentos que compiten
con ellos y con las caseritas que siempre les compraban esas tortitas de naranja, las
yuquitas rebosadas, la papita con huevo, la papa rellena, que un poco más y te viene con
un beso de la casera, acompañada de un “caserito calientito para ti”. Ahora, imaginemos
a los mismos vendedores, con un color de piel claro, ojos grandes y atrapantes, un dejo
particular y lo mejor de todo, que te vendan las cosas con amor y ternura. La balanza de
la competencia, también se encuentra echada. Esa competencia, genera rencor, miedo y
odio.
¿Y ahora, por qué no dejar de pensar en el rencor?
Ese que no se nos va desde que los españoles vinieron al Perú, ése que se demuestra en
cada partido de fútbol con los chilenos, cuando silbamos y hacemos alarde de nuestro
lenguaje tan florido; dejemos los enojos, los rencores y vivamos fraternos, al fin y al cabo,
cuando Venezuela salga de esto, tal vez nos vayamos allá por algún contacto bien hecho.

2
rpp.pe
3
publimetro.pe
¿O qué, no recuerdan la crisis peruana en el 90 y cómo muchos hermanos partieron a esa
tierra cálida, de dónde ahora, muchos llegan?

INTEGRANTES: DÁVALOS ARREGUI, Pablo Gabriel.


AUCCA CHOQUE, Amed Adriel.
MASIAS LUCERO, Angela
SALAS PANDO, Yohana Solange

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