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El cedro se sentía orgulloso de su belleza y altura comparado con los otros árboles. Decidió producir frutos para ser el más hermoso, pero el fruto creció demasiado grande y rompió las ramas del cedro cuando maduró, arruinando su copa. La moraleja es que la ambición excesiva a menudo lleva a la ruina.
El cedro se sentía orgulloso de su belleza y altura comparado con los otros árboles. Decidió producir frutos para ser el más hermoso, pero el fruto creció demasiado grande y rompió las ramas del cedro cuando maduró, arruinando su copa. La moraleja es que la ambición excesiva a menudo lleva a la ruina.
El cedro se sentía orgulloso de su belleza y altura comparado con los otros árboles. Decidió producir frutos para ser el más hermoso, pero el fruto creció demasiado grande y rompió las ramas del cedro cuando maduró, arruinando su copa. La moraleja es que la ambición excesiva a menudo lleva a la ruina.
1. Érase una vez un cedro satisfecho de su hermosura.
2. Plantado a mitad de jardín, superaba en altura a todos los de más ARBOLES tan bellamente estaban dispuestas sus ramas que parecían un gigantesco candil. 3. Si con lo hermoso que soy diera además de fruto, se dijo ningún ARBOL del mundo podría compararse conmigo. 4. Y decidió observar a los otros ARBOLES y hacer lo mismo con ellos. Por fin en lo alto de su erguida copa, apunto un bellísimo fruto. 5. Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo. 6. Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo sostenerlo se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del ARBOL, empezó a tambalearse hasta que se troncho pesadamente. ¡A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambición les arruina!